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Las dos caras del estrés

El estrés forma parte de la rutina de la mayoría de los seres humanos. Protagonistas de este sistema son las
hormonas adrenalina, noradrenalina y cortisol, las cuales desarrollan en el cuerpo efectos dirigidos,al
responder ante situaciones agudas y difíciles. Algunos efectos son la activación del sistema cardiocirculatorio
o la aceleración de la respiración. La influencia del estrés también afecta al aprendizaje y la memoria. El
estrés afecta de forma negativa la memoria cuando, de forma simultánea, se activa la amígdala, una
estructura cerebral importante para el procesamiento de las emociones.

¿Provoca el estrés que una persona se vuelva olvidadiza? No. La presión psíquica, en determinadas
circunstancias, incluso puede mejorar la recuperación de los recuerdos. De hecho, las experiencias
emocionales, sean positivas o negativas, permanecen adheridas a la memoria de forma extraordinariamente
efectiva.

Larry Cahill y sus colaboradores, investigaron si aumentaba la capacidad memorística con la aplicación de
una situación de estrés tras desarrollar una tarea de aprendizaje. Se mostró que el estrés resulta eficaz sólo
en relación con los estímulos emocionales.

Las experiencias que ocasionan un trastorno de estrés postraumático tienen consecuencias especialmente
notables para la memoria. Este cuadro clínico se caracteriza por los recuerdos de la experiencia desagradable
los cuales se introducen en la mente del sujeto una y otra vez. Los investigadores suponen que tales
recuerdos se hallan adheridos fuertemente a la memoria debido a que las hormonas del estrés segregadas
fuerzan su consolidación.

¿Cómo pueden explicarse los efectos en apariencia contradictorios del estrés sobre la memoria
y la consolidación de los recuerdos? El grupo de trabajo en torno a Marian Joëls, propuso un modelo según el
cual debemos diferenciar 2 fases: en un inicio, las hormonas y los neurotransmisores segregados como
reacción ante la presión psíquica fuerzan la atención, lo cual favorece el proceso de aprendizaje. Sin
embargo, transcurrido un cierto tiempo, la hormona cortisol dificulta el procesamiento de informaciones que no
dependen del suceso generador de estrés. Este «blindaje», al desconectar todo tipo de distracción, podría
reforzar la consolidación de los recuerdos relevantes.

Examen en modo «blindaje».


Los efectos del estrés que potencian el aprendizaje también explicarían la relación entre el aprendizaje y la
presión que se deriva de él. Durante un examen, la capacidad de recuerdo se dificulta porque el sistema de
estrés lleva varias horas activado por la ansiedad de espera, por lo que se encuentra en modo «blindaje».

El estrés influye no solo en cuánta información mantenemos en la cabeza, sino también en qué contenido
conservamos. Nuestra memoria se divide en subsistemas que se diferencian entre sí, sea por su función, sea
por las estructuras cerebrales que los componen.

Recuerdos resistentes al estrés.


La memoria episódica, pone a nuestra disposición recuerdos autobiográficos, resulta muy sensible al estrés.
La memoria de procedimiento (para las capacidades prácticas), apenas sufren su influencia. Los distintos
sistemas de memoria trabajan de forma paralela; incluso pueden entrar en competencia entre sí. El estrés
determina el sistema que recibe preeminencia.

Flexibilidad reducida.
Los cambios del sistema de memoria condicionados por el estrés reducen la flexibilidad del conocimiento
adquirido; se dificulta así el paso a una nueva situación.
¿Qué procesos se esconden en la base de estas estrategias de aprendizaje? Las técnicas de neuroimagen,
como la tomografía por resonancia magnética funcional, posibilitan la asignación de áreas cerebrales a
procesos cognitivos, aunque no permiten todavía responder a la pregunta sobre qué procesos moleculares
intervienen.

¿Puede investigarse realmente en animales las situaciones complejas relacionadas con la memoria humana?
La respuesta es sí. Los animales, al igual que los seres humanos, se ven forzados a memorizar lugares y
sucesos. Un recuerdo fidedigno en momentos emocionalmente estresantes resulta imprescindible para la
supervivencia de los organismos que viven en libertad.

Múridos en el laberinto.
El estrés no relacionado y no acoplado en el tiempo con la situación de aprendizaje, disminuye la eficacia de
la memoria, según constataron David Diamond. El estrés incontrolable, el que no origina la situación de
aprendizaje, puede influir de forma negativa en la eficacia de la memoria. A menudo, este efecto alcanza tal
extremo que las experiencias estresantes duraderas o intensas llegan a empeorar las capacidades cognitivas.

La memoria se basa en enlaces estructurales entre células nerviosas: las sinapsis. Un determinado estímulo
desencadena una cascada de señales que lleva a la activación de lo aprendido. Las hormonas del estrés
intervienen en la modificación de las sinapsis, de manera que influyen en el rendimiento de la memoria.

Por regla general se entiende que, al aprender, se refuerzan circuitos neuronales concretos. Ello permite que
las señales eléctricas de una neurona perteneciente a este circuito se transmitan de modo más rápido a la
célula vecina gracias a la potenciación a largo plazo. Dicho fenómeno constituye la base de la plasticidad
sináptica, supone la posibilidad del cerebro de reforzar o debilitar circuitos nerviosos dependientes de la
actividad. Si las hormonas del estrés actúan en el espacio temporal correcto sobre las células nerviosas, se
estimula entonces el LTP y, con ello, el recuerdo de un suceso o de un lugar. Pero si las hormonas no
aparecen en concordancia temporal con lo aprendido, se debilitan las uniones entre las neuronas, por lo que
la capacidad memorística disminuye.

El hipocampo de las ratas actúa como «la estación central» para la formación y la consolidación de los
contenidos espaciales de la memoria. Los receptores de las hormonas del estrés, que modulan la eficacia de
la memoria, se encuentran allí en alta concentración.

Las moléculas de adhesión celular podrían ser una pieza clave en los procesos celulares de aprendizaje.
Tales proteínas estabilizan las sinapsis, de manera que posibilitan la transmisión de señales entre neuronas.
No obstante, las moléculas no solo sirven como elementos estáticos de construcción: también colaboran en la
regeneración de conexiones entre las neuronas, de forma que favorecen la plasticidad de las sinapsis. El
estrés puede determinar la lectura de los genes para dichas moléculas y, con ello, influir directamente en el
proceso de aprendizaje. El estrés activa las moléculas de adhesión celular neuronal en el hipocampo,
estimulando la formación de la memoria de largo plazo.

Dos en uno.
El estrés tiene 2 caras: por un lado, aumenta la capacidad de recuerdo de sucesos emocionales e importantes
mientras que los no relevantes quedan relegados; por otro, si el estrés sobreviene crónico o de forma intensa,
esos mecanismos de adaptación pueden resultar perjudiciales.

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