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Las cosas son actualmente muy diferentes. Pero aunque rafavez, no obstante'
nos veamos en situaciones, como el ataque de un animal, por ejemplo, que pon-
gan en peligro nuestra vida, no por ello los factores estresantes han desaparecido.
y como nuestro cuerpo no siempre establece claramente la diferencia, podemos
reaccionar con una respuesta de lucha, huida o parálisis a un atasco de tráfico, a
una sobrecarga de trabajo, o cuando nos Yemos desbordados por los problemas
de salud o las preocupaciones económicas. Nuestra respuesta no tiene tanto, pues,
que ver con el evento real como con el significado que le atribuimos (Siegel' 2001).
Convendrá ahora, para entender el modo en que el estrés afecta a nuestro cuerpo'
que nos familiaricemos con el sistema nervioso autónomo, la parte del sistema
nervioso que no sólo se ocupa de controlar de manera involuntaria determina-
das funciones corporales vitales del cerebro, el corazón y la respiración, sino mu-
chas otras ligadas a los órganos y glándulas internas. El sistema nervioso au-
tónomo está compuesto por dos sistemas, el simpático y el parasimpático, que
tienen funciones opuestas y complementarias y se equilibran mutuamente y a los
que bien podríamos considerar, respectivamente, como una especie de acelera-
dor y de freno.
El cerebro parece estar evaluando de continuo la seguridad de las situaciones a
las que nos enfrentamos. Y, cuando detecta un posible peligro, determina la más
adecuada de las tres respuestas alternativas con las que cuenta (luchar, huir o que-
darse quieto). Así es como, cuando concluye la posibilidad de llevar a cabo alguna
acción contra laamenaza (independientemente de que sea la lucha o la huida), ac-
tiva de inmediato el sistema nervioso simpático a fin de que ponga en marcha los
cambios fisiológicos necesarios para intensificar la actividad, como el aumento
del ritmo del latido cardíaco y de la presión sanguínea, la respiración más superfi.-
cial y la liberación de endorfinas que cumplen con la función de entumecer cual-
quier posible dolor. Simultáneamente, otros sistemas, en ese momento secunda-
rios, como el inmunológico, el digestivo y el reproductivo, ralentizan y hasta llegan
incluso, en ocasiones, a detener provisionalmente su actividad. Esta respuesta ex-
plica que un bombero pueda baiar a un hombre de más de cien kilos veinte tra-
mos de escalera o correr mucho más y mucho más deprisa de lo habitual. Si, por
el contrario, el cerebro concluye que la situación es tan desesperada que ninguna
actividad puede servir y opta, en consecuencia, por la respuesta de parálisis, ac-
tiva el sistema nervioso parasimpático, llue reduce la presión de la sangre y la tasa
cardiaca,lo que puede contribuir a inmovilizar el cuerpo y almacenar la energía
hasta desembocar, en situaciones extremas, en el desmayo.
Mindfuld Brain,me dijo: <La clave del enfrentamiento atento al estrés pasa por la
activación de un sistema de compromiso con uno mismo que probablemente
im-
plique conectar con el yo y establecer una sensación interna de amor, despojada
de miedo, que puede constituir el núcleo del estado de relajación>.
La neurociencia considera que las emociones y los pensamientos están liga-
dos a productos químicos e impulsos eléctricos que afectan a muchos sistemas
fi-
siológicos, entre los que cabe destacar el inmunológico, el músculo-esquelético,
el digestivo, el circulatorio y el respiratorio. No es de extrañar, por tanto' que
las
Actualmentehayenmarcha,enloscentrosmédicosdelosEstadosUnidos,unos
del estrés basados en el mindful-
doscientos cincuenta programas de reducción
nessymuchosotrorqot""estánllevandoacaboentodoelmundo'Losenfo-
quesbasadosenelmi.'dfulnesshandemostradosermuyeficacesenlareducciÓn
(Miller' Fletcher y Kabat-Zinn, 1995), el trastorno
de los síntomas de la ansiedad
obsesivo-compulsivo(Baxteretr,l.,|g92)yeldolorcrónico(Kabat-Zinn,Cha-
pmanySalmon,lgsT).Tambiénhandemostradosermuyútilesparaeltrata- de
et aI', |998), el desarrollo
miento de los efectos de la psoriasis (Kabat-Zinn
El mindfulness y el cerebro
Son muchos los estudios que han demostrado los cambios provocados en el ce-
rebro por la práctica del mindfulness, aportando evidencia anecdótica de la ex-
periencia de la vida real de miles de personas que, gracias a haber trabajado
con ella, han acabado disfrutando de una mayor concentración, tranquilidad y
bienestar.
En el año 2003, por ejemplo, el doctor Richard Davidson, director del Labo-
ratory for Affective Neuroscience de la Universidad de Wisconsin-Madison, Jon
Kabat-Zinn y otros colegas publicaron los resultados de una investigación desti-
nada a determinar los efectos de un programa de MBSR de ocho semanas sobre
la salud física y mental de un grupo de empleados de una empresa de biotecnolo-
gía. El grupo de control que llevó a cabo el programa MBSR estaba compuesto por
veinticinco de los cuarenta y un participantes en el estudio, cuya actividad eléctrica
cerebral se vio medida antes e inmediatamente después del programa y durante
una sesión de seguimiento que se realizó cuatro meses más tarde. La investigación
puso de relieve, en el grupo de meditadores, un aumento significativo de Ia activi-
dad del área frontal izquierda del cerebro, una región asociada al afecto positivo y
la regulación de la emoción, que no se advirtió en el grupo de control. La investiga-
ción dirigida por Davidson puso de relieve, entre quienes presentaban una mayor
activación en esta región, una recuperación más rápida ante un evento estresante.
Esta investigación también concluyó la existencia de interesantes vínculos con el
funcionamiento del sistema inmunitario. Al finalizar el programa de ocho sema-
nas, todos los participantes fueron vacunados de gripe, y los sujetos del grupo de
meditadores mostraron, comparados con los pertenecientes al grupo de control,
un aumento significativo de anticuerpos, sugiriendo así que la meditación podía
estimular la respuesta del sistema inmunitario.
En el año 2005,|a doctora SaraLazar, profesora de la Facultad de Medicina de
Harvard, publicó los resultados de una investigación que puso de relieve la exis-
tencia de diferencias mensurables entre el cerebro de las personas que habitual-
mente no meditaban y aquellas que sí lo hacían. La investigación realizada por la
doctora Lazar descubrió, utilizando un escáner cerebral MRI [resonancia magné-
tica nuclear], un engrosamiento, en quienes practicaban regularmente el mindful-
ness, en determinadas regiones de la corteza frontal (un área responsable del ra-
zonamiento y de la toma de decisiones). También descubrió un engrosamiento de
la ínsula, una región implicada en la percepción de las sensaciones internas que
Veamos ahora, para hacernos una idea del efecto que, sobre el bienestar, puede
tener el mindfulness, la frecuencia con la que situaciones estresantes menores afec-
tan a nuestros pensamientos y emociones !lue, a su vez' influyen también sobre
nllestro cuerpo. Uno puede sentirse estresado mientras hace cola en un banco o en
una ofi.cina de correos, conduciendo en medio del tráfico o por una carretera des-
conocida, cuando se acerca la fecha de entrega de un trabajo' o mientras mantiene
una conversación desagradable. También podemos experimentar una reacción de
estrés anticipando o recordando ese tipo de situaciones. Pero, por más pequeñas
que parezcan, todas las situaciones estresantes provocan una amplia variedad de
síntomas que van desde la tensión muscular hasta el dolor de cabeza, el insomnio,
los trastornos gastrointestinales y las enfermedades de la piel. Y el estrés, consi-
derado a largo plazo, puede ser un factor determinante de enfermedades graves'
como el cáncer, las afecciones cardíacas y la demencia' especialmente cuando, para
enfrentarnos a ellas, apelamos a estrategias inadecuadas como el tabaquismo, el
abuso de sustancias, la sobrealimentación o el exceso de trabajo'
El mindfulness nos enseña, entre otras muchas cosas' a decidir el modo en que
vamos a responder a situaciones estresantes. Esto es algo que el psiquiatra Viktor
Frankl, superviviente del Holocausto, describe muy elocuentemente con las si-
guientes palabras: <Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espa-
cio descansa nuestra capacidad de elegir la respuesta. Y, en esa respuesta, se asien-
tan nuestra libertad y nuestro crecimiento> (Pattakos, 2008, viii)' Y es que, aun
en una situación tan terrible, Frankl encontró el modo de ayudar a quienes
le ro-
deaban. Por ello subrayaba que la conciencia nos proporciona la libertad
de ele-
FAq
¿Qué diferencia existe entre la meditación
y la telajación?
Aunque la meditación pueda ir acompañada de una sensación de relajaciÓn, tal cosa no
siempre ocurre. La diferencia entre ambas reside en la intención.5on muchas las activi-
dades a las que puede apelar cuando quiera relajarse, desde ver la televisión hasta leer un
libro, tumbarse en una hamaca, darse un baño de espuma, hacer ejercicios de respiración...
la lista es intención del mindfuiness, porel contrario, consiste simplemente
interminable. La
en prestar una atención imparcial alobjeto elegido. Por eso, si practica el mindfulness co-
miéndose un grano de uva, por ejemplo, no dirige hacia éltodos sus sentidos para relajarse,
sino para experimentar profunda y verdaderamente el momento presente. La práctica de Ia
meditación que únicamente aspira a relajarse puede acabar convirtiéndose en una trampa
porque, si uno medita y no se siente relajado, la mente puede empezar a pensar en lo que
funciona y acabar provocando, en tal caso, sentimientos de frustración, ansiedad y desen-
canto que nos hagan caer en una especie de espiral descendente de depresión y ansiedad
creciente.
Tómese el tiempo que precise para reflexionar sobre las siguientes pregun-
tas, dándose cuenta de los pensamientos, sentimientos y sensaciones que,
en cada caso, afloren. Anote luego por escrito lo que haya advertido. No se
preocupe si su respuesta a algunas Preguntas es desproporcionadamente
mavor. Eso es muy normal.
Son muchas las ocasiones que la vida nos ofrece, desde el momento en que
nos despertamos hasta aquel en que, al frnalizar el día, apoyamos la ca-
beza en la almohada, para ejercitar el mindfulness. Pero lo más habitual,
sin embargo, es que, apenas despertemos, nuestra mente se ponga rápi-
damente en marcha elaborando listas de cosas por hacer y pensando en
¡Hágalo!
piensa y el modo
Tómese ahora un momento para advertir la relación que existe entre lo que
sus pensamientOs'
en q ue se siente física y emocionalmente. Observe durante unos instantes
que existe entre unas y
sus emociones y sus sensaciones físicas y pregúntese por la relación
Lleve luego esta práctica a su vida cotidiana. Advierta, por ejemplo, su
reacción inicial
otras.
cuando se vea atrapado en un atascoy las oportunidades que le brinda la
práctica del mind-
Práctica formal
! Chequeo atento
Ahora cuenta ya con un par de prácticas informales que puede integrar en su vida
cotidiana.
Prácticas informales
n Ejercitar el mindfulness a lo largo de todo el día
I Comer atentamente