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en el vídeo El célebre empresario Warren Buffet les explicaba a sus estudiantes de la maestría en dirección que la comunicación es la habilidad que le hubiera gustado estudiar en la universidad, ya que de ella depende el valor que aportamos a la organización. Hola, soy Brenda Bailey-Hughes. En otro video conocerás a mi compañera Tatiana Kolovou. Juntas enseñamos comunicación en una escuela de negocios estadounidense muy reconocida, y nuestro video de comunicación de LinkedIn Learning tiene más de dos millones de visitas. También tenemos una empresa de asesoramiento y formación especializada en las habilidades de comunicación para profesionales como tú. Estamos encantadas de hablar contigo sobre nuestro tema favorito, que no solo nos gusta a nosotras. La comunicación es una habilidad decisiva para tu éxito profesional. En una encuesta reciente de seleccionadores de personal, la mencionaban como factor fundamental para los puestos de dirección. Si quieres progresar en tu carrera, estás viendo el curso más indicado para ti.
Cómo aprovechar al máximo el curso
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en el vídeo Para aprovechar este curso al máximo, empieza conociendo los cuatro componentes de la comunicación, que necesitarás cada día. A continuación, en el segundo capítulo del curso, veremos las estrategias que te conviene incorporar a las situaciones cotidianas. Es en estas situaciones y gracias a nuestra excelente habilidad comunicativa, donde demostramos a los demás nuestra credibilidad. Hemos encuestado a nuestros estudiantes sobre los contextos de comunicación más frecuentes, y nos reconocieron que les gustaría saber lidiar con situaciones profesionales sociales pero incómodas, como las comidas o las conversaciones triviales. En las estrategias del curso, incluimos consejos para dirigir reuniones productivas y enviar emails, dos tareas que sin duda realizas cada día. Quizás también necesitas explicar, enseñar o demostrar algo a un empleado, una situación que puede ser difícil en cualquier circunstancia, pero sobre todo con empleados mayores que tú o con más antigüedad en la empresa. El encanto de la formación online es que puedes ver el curso completo todo seguido, o bien elegir entre las cinco situaciones típicas de comunicación aquellas que sean más relevantes para ti. En el capítulo tres nos centramos en cinco situaciones problemáticas de comunicación. Conócelas todas. Nos vamos a centrar en las que te quitan el sueño. Es probable que atravieses estas situaciones con menos frecuencia que las del capítulo dos, pero son siempre situaciones profesionales de riesgo. Descubre qué hacer cuando tienes que influir en los demás y cómo pedir un favor importante. Brenda y yo te ayudaremos a saber qué decir cuando estás en el punto de mira, y cuando alguien critica tu trabajo o se opone a tus ideas. Por último, veremos algo que aterroriza a nuestros alumnos, presentar un tema ante ejecutivos. A estas 10 situaciones frecuentes y estresantes les dedicamos un video formativo y un video con un recurso para aplicar. No te saltes estos últimos. En ellos, podrás poner en práctica la teoría, mediante ejercicios y actividades diseñados para aplicar lo aprendido. Empecemos.
1.- Los cuatros componentes de la comunicación
Los cuatro componentes de la comunicación, las personas
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en el vídeo La buena comunicación consta de cuatro componentes: las personas, el mensaje, el contexto y la escucha activa. Estos cuatro elementos intervienen en cualquier evento comunicativo: al hacer una presentación delante de 1000 personas, y también cuando charlas con un compañero. Cuando asesoro a mis clientes, siempre les pido que me den ejemplos personales de una comunicación satisfactoria, y me suelen responder que no se acuerdan, que no piensan demasiado en ello y que la comunicación ocurre sin más. Sin embargo, los estudios demuestran que la comunicación es el pilar de los negocios prósperos, las relaciones sanas y el éxito profesional. No la dejes en manos del azar. antes de comunicar, ten en cuenta cada uno de los componentes. De camino a tu próxima reunión piensa en los asistentes. ¿Qué debes saber sobre ellos? ¿Qué tipo de oyente debes ser? antes de enviar un email, pregúntate ¿es el momento más oportuno para mandarlo? ¿Es apropiado? ¿O es mejor hablar en persona? Tomamos decisiones comunicativas continuamente. Sé consciente de ellas. Empecemos hablando del componente de las personas. Tanto si eres el emisor como el receptor del mensaje, es importante que consideres la perspectiva del otro. Por ejemplo, Tatiana y yo tenemos que revisar un documento. Entonces le envío un mensaje: «Ocúpate de los capítulos impares y yo haré los pares, para finales de la semana que viene». Sencillo, ¿no? ¿Qué podría ir mal? Si no tengo en cuenta su percepción, todo el proyecto y nuestra relación podría irse por la borda. Yo pretendía ayudar a Tatiana y tomar la iniciativa, pero quizás mi mensaje sonó autoritario. ¿Quién soy yo para decirle qué capítulos tiene que corregir? Mi intención quizás era buena, pero ¿qué le pareció a ella? Al decidir qué y cómo comunicarle algo a alguien, aplica el modelo Pensar, Sentir y Actuar. ¿Qué quiero que piense Tatiana? Que tenemos que empezar ya. ¿Qué quiero que sienta? Que la respeto y la trato de manera justa. ¿Qué quiero que haga? Que empiece. Ahora que sé cómo quiero que se sienta, debo ajustar mis palabras. En lugar de «Haz estos capítulos y yo estos», debería ser más moderada: «Para empezar cuanto antes, te propongo que edites los capítulos impares, mientras yo me encargo de los pares; pero si tenías pensada otra cosa, avísame enseguida». La comunicación puede ser compleja, debido a nuestros filtros mentales, los niveles de conocimiento, preocupaciones personales y nociones preconcebidas que afectan cómo interpretamos los mensajes. Si mañana me voy de viaje de negocios, al decirle a Tatiana «avísame enseguida» quiero decir «ya», pero quizás ella acaba de irse de vacaciones o sus hijos no tienen escuela y para ella significa en unas horas o incluso días. Los filtros mentales dictan cómo desciframos o interpretamos un mensaje. Piensa en una conversación inminente. ¿Qué puede dar por supuesto tu interlocutor sobre el tema del que hablarán? ¿Qué quieres que piense, sienta o haga? Adapta tus palabras, el tono y el lenguaje corporal que emplees durante la conversación según las respuestas que des. Si quieres ser un gran comunicador, empieza por el componente de las personas y trata de entender el mensaje desde la perspectiva del otro.
Los cuatro componentes de la comunicación, el mensaje
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en el vídeo El mensaje es lo que el emisor transmite al receptor, idealmente con buenas intenciones. En una conversación, el mensaje es mucho más que las palabras habladas o escritas. También se incluyen en él las señales no verbales y el tono de voz. Si al final de una presentación para la que te esforzaste al máximo me acerco a ti y te digo «buen trabajo», las palabras quedarán invalidadas por mi entonación carente de entusiasmo. Si eres el emisor de un mensaje, ten en cuenta no solo cómo te expresas al hablar o al escribir, sino el canal mediante el que emites el mensaje. El canal puede ser el papel, el email, el teléfono, la conversación cara a cara, un informe, una charla o un mensaje de voz. Si quiero captar la atención de mi jefa, podría enviarle un mensaje rápido y preguntarle si puedo llamarla y hablar con ella. Como sé que siempre recibe muchos emails y tengo que tomar una decisión rápida, este es el canal más productivo para las dos. Hablando de emails, cuando vi las conclusiones de un estudio del Radicati Group, me asusté, aunque no me sorprendí. En 2015, esta empresa de investigación de mercado publicaba un informe que determinaba que, en el mundo, el número de emails enviados y recibidos superaba los 205 000 millones al día. Esta cifra aumenta un tres por ciento cada año. Y estimaron que en 2019 enviaríamos 246 000 millones de emails diarios. Antes mencionaba varios canales, pero este informe revela que el email suele ser el método preferido en la oficina y en el mundo. Sea cual sea el canal que utilices, también debes tener en cuenta el modelo de la empresa. ¿El objetivo del mensaje es informar? En ese caso, céntrate en la necesidad del receptor de entender y elabora un mensaje simple y conciso que se adapte al receptor. ¿El objetivo del mensaje es persuadir? Si esa es tu intención, aplica la misma estrategia que al informar, pero, para además persuadir, debes preparar una defensa con tus alegaciones principales, las pruebas y el razonamiento de tu idea. Si intentas convencer, enmarca el mensaje presentando el problema seguido de la solución. Si el receptor debe elegir entre dos opciones, puedes organizar el mensaje contrastando las dos. Independientemente de la naturaleza de los modelos, el mensaje es más eficaz si agrupas la información primaria y la secundaria. No te limites a transmitir información, acompáñala de algún tipo de prueba de apoyo que la vuelva memorable o, al menos, comprensible. Si anuncio un plan de ascensos que la empresa empezará a aplicar el mes próximo, debería comunicarle a la plantilla por qué tomamos esta decisión o qué ventajas de rentabilidad vimos la última vez que probamos algo similar. Si consideras un mensaje que va del emisor al receptor siguiendo un modelo cíclico, para comprobar la eficacia del mensaje debes recibir comentarios del receptor. Como emisor, déjale tiempo al receptor para que absorba la información y haga preguntas o pida una explicación. Si te saltas esta fase crucial en la que confirmas que se ha entendido el mensaje, correrás el riesgo de que haya malinterpretaciones, y darás a entender que no valoras la participación del receptor en el proceso comunicativo. El producto del ciclo de comunicación es el mensaje. Reflexiona antes de aplicar estrategias, emitir el mensaje y evaluarlo, y serás un comunicador eficaz en todas tus interacciones.
Los cuatro componentes de la comunicación, el contexto
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en el vídeo La comunicación nunca se produce en el vacío. El lugar, el momento y las relaciones forman parte del tercer componente de la comunicación, el contexto. En el sector inmobiliario, se repite el lema «ubicación, ubicación y ubicación». Lo mismo es válido para la comunicación. Seguro que has percibido la diferencia en la dinámica que se produce cuando el equipo debate en la sala de conferencias comparada con alguna salida fuera de la empresa. Una de nuestras clientas, Julia, tenía que dar una mala noticia a varias unidades de negocio. Tenía que comunicar ciertos recortes de beneficios. En cuanto al lugar de la comunicación, tomó la decisión correcta: dar la noticia en persona, aunque implicara viajar. Se aseguró de que todas las reuniones tuvieran lugar en una sala tranquila, para evitar distracciones. Lo que no tuvo en cuenta fueron el momento y las relaciones. Cuando llegó al cuarto encuentro, la noticia ya se había divulgado, y los receptores ya iban un paso por delante. El jefe de equipo tenía muy buena relación con el personal directivo. Confiaba en que la decisión había sido por el bien de la empresa y ya había puesto a su equipo al tanto de los cambios. Todos habían aceptado el nuevo plan de beneficios. Julia apareció dando por sentado que ese grupo se opondría al cambio, como todos los demás. No percibió las emociones que había en la sala, y empezó con su presentación ensayada. Al final de la charla, había conseguido que el público, que aceptaba el cambio, se mostrara reticente a la idea. El jefe de equipo se mostró muy disconforme. Piensa en alguien que te haya comunicado algo en el momento o el lugar inadecuado. Odio cuando me llama mi madre y estoy en medio de un embotellamiento de camino a una reunión. Si el momento o el lugar son inoportunos, no te van a escuchar. Adáptate al contexto: el momento, el lugar y la relación, y serás más eficaz al comunicar.
Los cuatro componentes de la comunicación, la escucha
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en el vídeo Las personas, el mensaje y el contexto parecen simples cuando los aplicamos en la vida cotidiana, pero para una comunicación excelente existe un último componente que tener en cuenta. Es la escucha, una actividad que abarca hasta el 55 por ciento de nuestra jornada laboral, según el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. Todos los días interactuamos en el trabajo y en casa, recibimos información por la radio, la televisión…; escuchamos más de lo que hablamos. Sin embargo, empezamos a trabajar sin haber recibido formación sobre la escucha. Las escuelas nos preparan para redactar, leer y presentar, pero muy pocos reciben formación en escucha, si tenemos en cuenta que es la habilidad que distingue a los excelentes comunicadores. Brenda y yo queremos que seas un comunicador excelente, así que aquí tienes algunos consejos para saber escuchar. Cuando emites un mensaje y el receptor te hace un comentario, tienes que escucharlo con el oído, la vista y el corazón. ¿Qué significa esto? Volvamos al ejemplo que ponía Brenda en el video dedicado al componente de las personas, en el que estábamos decidiendo quién revisaría cada capítulo de un documento que redactamos. Cuando me pide que empiece ya a corregir, Brenda tiene que prestar atención con el oído a mis palabras, mi tono de voz o incluso el ritmo con el que respondo. ¿Le hago preguntas aclaratorias? ¿Parezco enfadada con el plazo? ¿Respondo con más opciones? ¿Repito una frase más que las demás? Para ser un buen oyente, demuestra mediante señales no verbales que estás escuchando. Puedes resumir lo que oyes, o simplemente pronunciar interjecciones que muestren acuerdo: «ajá», «claro». Estas indican que estás siguiendo al orador. Si la situación comunicativa en la que acordamos el plazo tiene lugar cara a cara, Brenda podrá escuchar con la vista y prestar atención al contacto visual o las expresiones faciales. A su vez, ella intentará moderar las suyas para coincidir conmigo. Escuchar con la vista te permite estar en sintonía con la comunicación no verbal. Incluso al comunicarte mediante símbolos, tienes que estar atento a muchos factores. Sí, los signos de exclamación, las mayúsculas y nuestros queridos emoticonos. Por último, escuchar significa conectar con la otra persona desde el corazón. Este es un nivel de escucha alto y supera el nivel conversacional. La escucha empática consiste en ponerte en el lugar del otro, en ver el mundo desde su perspectiva. Escuchar con el corazón requiere más tiempo y atención, y solo se utiliza en situaciones concretas. Por ejemplo, cuando Brenda habla del plazo de entrega en el email, imaginemos que le menciono otras fechas de entrega que podrían solaparse. Como Brenda es buena comunicadora, recomendará que hablemos por teléfono para solucionar el conflicto. Entonces me preguntará qué más tengo que hacer, y parafraseará lo que escuche. Podría hacerme preguntas aclaratorias para entender mi punto de vista. Escuchar con el corazón toma más tiempo, pero a largo plazo, hará que la comunicación sea más eficaz y hará crecer la confianza dentro de nuestra relación. La escucha intencional ocurre a muchos niveles y es una parte fundamental del rompecabezas de la comunicación. Ahora que conoces los cuatro componentes de un buen proceso de comunicación, vamos a ponerlos en práctica en situaciones reales.
2.-La comunicación en situaciones cotidianas
Cuando socializas en entornos profesionales
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en el vídeo Muchos de nuestros alumnos nos cuentan que socializar en entornos profesionales les deja una sensación extraña o incómoda, pero la pausa de la comida, los momentos previos a una reunión y las charlas al esperar el café son ocasiones para forjar relaciones y ganarse la confianza. Un artículo de la Harvard Business Review que valoraba la simpatía frente a la fortaleza de los líderes expresaba «Antes de que alguien se forme una opinión sobre tu mensaje, ya sabe lo que piensa de ti». Vamos a ver algunos consejos que te ayudarán a rebosar confianza. Uno, sonríe de manera auténtica. Con una sonrisa sincera mueves más músculos faciales que con una mueca de cortesía. Dos, quédate de pie o siéntate recto. Una postura firme y la mirada fija transmiten que eres competente. Tres, reduce los movimientos nerviosos. Estar quieto transmite tranquilidad. Practica no gesticular demasiado ni con el rostro. Debes ser expresivo, pero sin exagerar. Cuatro, busca conexiones. Cuando no conozcas a la persona con la que intentas conectar, habla del entorno, del tiempo, un evento actual o un detalle común en el que coincidan, por ejemplo hablar en el aeropuerto de la falta de calefacción o aire acondicionado. Si conoces mejor a esa persona, inicia una conversación con un comentario más personal. Cinco, sea cual sea el tema, haz comentarios positivos. A veces es tentador quejarse de una decisión de los directivos o de otro compañero. Es fácil compadecerse en situaciones negativas, pero nunca es buena idea empezar una relación así. Seis, aleja la conversación de temas superficiales haciendo alguna pregunta abierta y para que la persona hable de sí misma. Hola, Jake. ¿Cómo anduvo ayer el partido? ¡Hoy apenas puedo caminar!, pero fue todo bien. ¿Compiten el fin de semana? Aún no lo sabemos, estamos esperando el anuncio de hoy. Han hecho una temporada muy buena. Estoy segura de que ganarán. Gracias. A ver qué pasa. Muy bien. Amanda supo establecer una conexión. Ahora, en el vídeo práctico veremos algunos ejercicios que podrás aplicar para pulir tu capacidad de socialización.
Recursos. En los entornos sociales
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en el vídeo Empecemos con las técnicas para contextos neutros. La próxima vez que estés en un aeropuerto, dirígete hacia alguien que esté sentado cerca y con el que tengas algo en común: el mismo bolso, el mismo escudo deportivo o el mismo reloj. Si es apropiado, establece contacto visual y salúdalo. Hazle un comentario sobre el artículo que tienen en común. El objetivo es partir de ahí para establecer una conexión. Si esa persona responde de manera positiva, continúa la conversación sobre el objeto, y luego pasa a hacer una pregunta abierta. Intenta mantener la conversación durante dos o tres minutos. Practica esta técnica cada vez que viajes o cuando estés en un entorno social. Pasemos a las técnicas para contextos laborales. Asiste a la próxima reunión con la intención de ignorar el celular, la tableta o cualquier dispositivo, y en su lugar, conectar con la gente. Hazle una pregunta abierta a la persona que tengas a la derecha. Aplica esta técnica en tres reuniones consecutivas. Mantén activa la conversación. Haz preguntas abiertas y anímala a hablar. Practica los gestos, el contacto visual y las señales no verbales. Practica las interjecciones de la escucha, los «ajá» y los «sí», y demuestra atención. Por último, nos centraremos en las técnicas que puedes aplicar en otros contextos profesionales. En la próxima conferencia o charla a la que asistas, busca tres personas que no conozcas e intenta conectar con ellas. Haz un comentario sobre el entorno, quizás sobre un conferenciante o una noticia del sector. Pregúntale a esa persona por su trabajo. Repite su nombre varias veces o pregúntale algo sobre su nombre. Piensa en un recordatorio visual o verbal que te ayude a memorizarlo. después de la conversación, haz una nota en la agenda, para poder seguir en contacto. Si estás viendo esto y naciste después de mediados de los 90, seguramente sepas comunicarte menor de manera electrónica que cara a cara, pero sentirse cómodo en entornos sociales conlleva práctica. Con estas técnicas, adquirirás hábitos de comunicación que te ayudarán profesionalmente.
Cuando diriges reuniones
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en el vídeo ¿Has calculado cuánto cuesta una reunión? Según una calculadora de Harvard y teniendo en cuenta el salario promedio, una reunión de una hora con cuatro profesionales de TIC tiene un costo de 300 dólares, por lo que deberíamos aprovechar hasta el último segundo del encuentro. Vamos a ver una reunión de Amanda y su equipo. Durante la escena, piensa en qué se podría cambiar para hacerla más productiva. ¿Hola? / Lydia, ¿estás ahí? Sí, hola, Amanda. Ahora que tenemos a Lydia conectada, podemos empezar. Tenemos que revisar el proyecto del centro cívico y definir cómo actualizar nuestro trabajo para el vicepresidente. En cuanto al centro cívico, cumplimos todos los plazos internos y externos, y ya tenemos la evaluación del cliente, que está dentro del rango que buscábamos. Pero ¿qué pasa con el vicepresidente? Creo que eso es todo. Podemos seguir. Veamos mejor la evaluación del centro cívico. ¿Falta mucho? Tengo una llamada en cinco minutos. Bueno… Podemos acabar la semana que viene. Nos vemos. / Pues… Adiós a todos. ¡Ah! Gracias, Lydia. / Adiós. ¿Qué has percibido? Amanda empezó con un orden del día muy claro. Enumeró todo lo que había que hacer, pero podía haber enviado el orden del día con antelación, para que los demás pensaran antes de comparar ideas. Un buen orden del día especifica cómo nos podemos preparar para la reunión. Por ejemplo, en lugar de «evaluación de medidas» podrías poner «debatir tres aspectos que salieron bien y tres que se podrían mejorar. 10 minutos». Incluir el tiempo estimado para cada asunto hace que los asistentes se preparen. La teleoanticipación es un proceso biológico para establecer nuestro ritmo. Las aves migratorias lo aplican para administrar su energía de camino a lugares cálidos, y lo mismo hacen los atletas para llegar a la meta. Los empleados lo necesitan para determinar la atención y energía que gastarán en una reunión. Pero nada nos prepara para que una reunión de dos horas sea productiva. No tengas reuniones de más de 60 o 90 minutos. Incluye solo los puntos que requieran un debate. La información básica se puede comunicar mediante otro canal, como el email o un resumen semanal. Amanda se podía haber preparado mejor, pero seguro que también te fijaste en que era la única que hablaba. Cuando diriges una reunión, debes estimular el debate. Estos son algunos consejos. Prepárate escribiendo las preguntas que harás, en lugar del contenido que quieres exponer. Si haces una buena pregunta, deja espacio para que los demás piensen. Dos, supervisa la participación para que todos tengan la oportunidad de hablar. No te olvides de los asistentes en remoto, como hizo Amanda. Dirígete a ellos de vez en cuando. Tres, demuestra que escuchas, parafrasea el contenido y la emoción que expresan los demás. Por último, genera un buen debate prestando atención a las señales no verbales. ¿Alguien parece confundido o frustrado, o parece que quiere decir algo? Responde a las señales no verbales para propiciar una participación amplia. Veamos a Amanda aplicando algunas de estas habilidades de facilitación. Cambiemos de tema. ¿Qué podríamos haber hecho mejor? Jake, ¿alguna idea? Bueno, en el último plan tuvimos un hueco de dos semanas. El ritmo era bueno y de repente volvimos al principio. Gracias, Jake. Entonces te frustraron los plazos, ¿no? Sí. Sé que los plazos los establecimos nosotros, pero estaría bien seguir sin esas pausas. Gracias. Lydia, no quiero ponerte en un apuro, pero quiero darte la oportunidad de añadir algo, si quieres. Gracias, Amanda. Sí, tengo algunas ideas. Amanda está haciendo un trabajo mucho mejor, facilitando la reunión, en lugar de controlarla como experta en la materia. En el video de recursos, crearás un plan de acción para mejorar las reuniones que dirijas.
Recursos. En las reuniones
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en el vídeo Es hora de que evalúes tus habilidades como facilitador de reuniones. ¿Cuál de las siguientes medidas sueles tomar? Esos serán tus puntos fuertes. Mantenlos. Además, identifica tres nuevos hábitos que te ayudarán a dirigir reuniones más productivas. Puedes tomar estas medidas antes de la próxima reunión. Por ejemplo, podrías enviar un orden del día para que los asistentes se preparen, con un margen de tiempo para cada tema, o podrías planear las preguntas que harás para suscitar el debate. Si tienes asistentes en remoto, programa un horario adaptado a ellos o al menos cambia el horario, para que a nadie le toque siempre levantarse de noche. Durante la reunión, haz que todos participen. La medida podría ser que formules una buena pregunta y luego esperes a que todos compartan sus ideas, o hacer que respeten los turnos en lugar de interrumpir. Por ejemplo, «John, ¿tienes alguna idea?» Y luego espera en silencio. Si alguien interrumpe, intervén: «Un momento, me gustaría saber qué piensa John». Tu medida puede ser prestar atención a las señales no verbales y adaptarte. Por ejemplo, «John, ¿quieres decir algo?» «Carlos, parece que no estás de acuerdo. Me gustaría saber qué opinas». Demuestra que escuchas resumiendo todo con tus propias palabras. Otra técnica podría ser dejar los últimos cinco minutos de la reunión para evaluar las medidas tomadas. Pídele al equipo que valore lo que fue bien en la reunión y qué mejoraría la próxima vez. Resume las decisiones que se tomaron y quién se encargará de qué. Y gestiona el tiempo para acabar según lo previsto. después de la reunión, ¿envías un breve recordatorio de quién dijo que haría qué y para cuándo? Si no, ese puede ser uno de tus nuevos hábitos. Deberías aplicar tres tácticas nuevas. Apúntalas en la agenda y busca tus próximas cinco reuniones. Añade una nota en ellas para no olvidarte de aplicar las tres nuevas técnicas que hayas decidido. Dirige las reuniones como un profesional, y verás que la productividad y la satisfacción del equipo se disparan.
Cuando envías emails
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en el vídeo Annabel Acton decía que los emails deberían ser como las citas en el dentista, breves, directos y solo en caso necesario. Creo que es una buena forma de abordar el email, sobre todo porque los empleados reciben un promedio de 200 emails o les dedican dos horas y media por día. ¿Alguna vez te han mandado un email- monstruo? Hablo de un email con 15 puntos, 20 personas en copia, muchas que no saben por qué lo reciben, sin medidas concretas, y enlaces que no funcionan. Vamos a ver algunas técnicas para redactar emails que inciten a actuar. Al darle forma al correo, piensa en lo que quieres que haga el receptor y déjalo claro en la primera o segunda frase. Si no tiene que hacer nada, piensa bien por qué tienes que mandar ese email. Amanda, jefa de proyecto, escribió este email al equipo. «El informe de actividades lo empezó a utilizar en los 90 nuestro presidente Renee Momper, con el objetivo de recopilar y coordinar las actividades de varias unidades de negocio. Se lo ha revisado para incluir las actualizaciones de las actividades de departamento. Los jefes utilizan estos informes durante…». Bla, bla, bla… Como lector, ¿cuánto tardaste en dejar de prestar atención? No mucho, ¿verdad? Amanda debería empezar con una frase corta que resumiera el aspecto más importante de este correo electrónico. Algo como «La entrega de tu informe de actividades es obligatoria y está programada para el miércoles». Este es el mensaje principal para el lector. Luego, en la siguiente frase, podría hacer su petición. Amanda quiere que el equipo complete el informe, y este es el momento que tiene para hacérselo fácil al receptor. En lugar de obligarlo a buscar el tesoro entre la gran cantidad de emails que le llegan reenviados, debería escribir «Descarga el informe en esta dirección: activityreport.net. Complétalo y envíamelo antes del miércoles al mediodía». Ahora lo que hay que hacer es claro y accesible. Deja los demás detalles para después de haber pedido lo que necesitas. Y selecciona bien cuáles incluir. ¿Crees que al empleado de Amanda le importa saber que los informes se empezaron a utilizar en los 90? Lo dudo. Amanda revisa el email y lo deja así. «Los jefes utilizan estos informes en las evaluaciones de rendimiento». Hemos reducido el email monstruo a un mensaje de 40 palabras. Viva la concisión. Pero Amanda aún no está lista para presionar «Enviar». Debe editar el tono y la precisión. Entonces decide suavizar el mensaje sin sacrificar la precisión y la claridad. Y cambia un pronombre, «tu» por «nuestro». Y añade un «por favor» al imperativo «descarga». Listo. Ahora el tono es directo, pero cortés. «La entrega de nuestros informes de actividades es obligatoria y está programada para el miércoles». «La entrega de nuestros informes es el miércoles». «Por favor, descarga el informe». Y no te olvides de revisarlo. Al revisarlo tardarás más, pero vale la pena, para proteger tu credibilidad. Para ser un buen corrector de textos, acostúmbrate buscar los errores con lupa. Cuando estamos ansiosos por enviar el email, solemos pasar por alto los fallos. Conviértelo en un juego. No enviarás el email hasta que encuentres un error. Revisa el borrador varias veces, buscando algo distinto cada vez. En la primera lectura podrías fijarte en la gramática. En la siguiente, la concordancia. En la tercera, la ortografía de los nombres. Utiliza correctores ortográficos y gramaticales, pero no dependas de ellos. Más de uno escribió en inglés en lugar de «Príncipe de Wales», (de Gales), «Príncipe de Whales», con H intercalada (ballenas). Los correctores ayudan, pero no identifican este tipo de cosas.
Recursos. En los emails
Si seleccionas líneas de la transcripción en esta sección, irás a la marca de tiempo en el vídeo Veamos cómo practicar las habilidades de redacción de emails. Ve a tu carpeta de Enviados e imprime los últimos cinco correos. Revísalos y pon etiquetas con las palabras «mensaje», «medida» y «detalles» a medida que los vayas encontrando. Luego, evalúa los correos con la ayuda de esta tabla. Pon un más si el email cumple el criterio, un visto si no lo hiciste mal y un menos si necesitas mejorar esta área. ¿Dejaste claro lo que necesitabas del receptor en la primera o segunda frase del email? Luego, imagina que eres el lector. ¿Sabrías exactamente qué hacer después? ¿Es una medida fácil de llevar a cabo? ¿Las palabras del correo eran necesarias, o podrías ser más conciso? Vamos a pensar en los cuatro elementos de la comunicación. ¿Qué quieres que el lector piense, sienta y haga? ¿Tus palabras se corresponden con el tono que buscabas con el mensaje? ¿Has considerado el nivel de conocimiento del lector y has adaptado a él tus explicaciones? ¿El email era el canal de comunicación más apropiado para este mensaje? ¿Fue el mejor momento para mandar el correo? Por último, lee los mensajes y busca errores. De gramática, de puntuación, de ortografía… ¿Encontraste algo? Cuando hayas completado la tabla, fíjate si surgen tendencias. La próxima vez, céntrate en esas áreas antes de hacer clic en el botón de Enviar.
Cuando explicas algo
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en el vídeo Las lavadoras son sencillas, ¿verdad? Eliges el tamaño de la carga, la temperatura del agua y metes el jabón en el compartimento correspondiente. El poder de la simplicidad… Entonces, ¿por qué mis hijos adolescentes siempre se saltan pasos, meten ropa de más o acaban con calcetines blancos teñidos de rojo? Creo que la responsabilidad es mía. Los dos han cometido errores porque mi explicación no era completa o no se adaptaba a su nivel de conocimiento. En el siguiente clip, a Amanda le cuesta explicarle a Jake cómo integrar un video en una presentación de PowerPoint. Quiero enseñarte a incrustar archivos de video en las presentaciones para los clientes. Yo uso el sitio web. / Es mejor de esta forma. Primero eliges la diapositiva en la que quieres el video, vas a la barra de herramientas y clicas el icono de video. No veo ese icono. Está ahí. Espera. Vale. Estás en la barra que no es. Desde aquí buscas los archivos de la presentación y seleccionas el video que quieres añadir. La única dificultad es la extensión del video, pero puede ser MP4, AVI y la mayoría de los formatos. No es difícil. ¿Entendiste? Supongo. Muy bien. Avísame si necesitas algo. No sé si Jake llegará a integrar un archivo de video. Cuando expliques una tarea a alguien, pon en práctica estas técnicas. Uno, determina si es un proceso o un producto. ¿Es importante cómo se hace la tarea? ¿O bien que se obtenga el producto que necesitas? Decídelo y explícale al empleado qué es lo más importante. Dos, enumera los pasos. El cerebro funciona bien cuando piensa y recibe la información distribuida en pautas. Philippe Bacou, que se encargó de cartografiar el cerebro, publicó un gráfico que mostraba que la mayoría de los títulos, colores de banderas y eslóganes de empresa existen en grupos de tres. El tres es un número mágico para la memoria. Cuando expliques la tarea, considera clasificar los pasos en tres grupos. Amanda podría haber ayudado a Jake con las categorías Antes, Durante y Después. Qué tenía que hacer antes de configurar el vídeo, los pasos del proceso para hacerlo (durante) y por último los pasos para comprobarlo (después). Agrupar las acciones facilita el seguimiento. Tres, adáptate a las necesidades del alumno. ¿Suele tener una buena visión de conjunto? ¿O es detallista, y sigue los pasos? Dependiendo de la actividad, quizás te conviene enseñar el producto final. Por ejemplo, a Jake le podría venir bien ver un vídeo ya integrado en una presentación. Otra persona preferiría tener las instrucciones por escrito, o saber qué hacer antes, durante y después del proceso. En otros casos, el alumno puede entenderlo todo mejor con un pequeño videotutorial. Conoce al alumno. Cuatro, sigue la lógica del qué, por qué y cómo. Muchos necesitan entender el por qué antes de probar el proceso del cómo. Invertir en el porqué traerá la aceptación del cómo. En el caso de Jake, Amanda no explicó por qué convenía aprender a incluir videos. Quizás impiden que el cliente se adelante o se distraiga, o evitan los fallos técnicos durante las presentaciones. Amanda no explicó el motivo. Solo le dijo a Jake lo que tenía que hacer y pasó al cómo. Detente en el proceso y explica al alumno por qué esa tarea es importante. Cinco, deja que el alumno muestre y diga lo que sabe. después de demostrarle el proceso, pídele que te lo repita. Evita la tentación de tomar el control o interrumpir mientras esté explicándote algo. Los alumnos necesitan practicar en un entorno seguro que creas tú. No hagas que se salten esa experiencia. Si necesitas ayuda con estas habilidades, mira el siguiente video, donde veremos tres actividades distintas diseñadas para que domines el arte de enseñar una tarea a los demás.
Recursos. En las explicaciones
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vídeo Veamos tres actividades que te ayudarán a la hora de dar instrucciones. Para saber más sobre los estilos de aprendizaje, vamos a hacer un ejercicio. Explica a tres o cuatro compañeros cómo preparar tu comida favorita. Primero, descubre cómo procesaron la información. Pregúntales si necesitan ver una foto del producto final, si prefieren una receta paso a paso o si primero quieren tener la lista de ingredientes. Con esta información, diferencia a las personas con una visión general de las que van paso a paso. ¿Cómo enseñarás la receta a cada grupo? Haz una lista con las instrucciones. Compártela con ellos y escucha sus comentarios. En la segunda actividad, trabajarás cómo desglosar un proceso. Piensa en un proceso que tu equipo haga a menudo. Enumera todos los pasos desde el principio hasta el final. Desglosa la lista en puntos independientes. ¿Hay un Antes, Durante y Después? ¿Hay pasos que se dan en la oficina, desde casa o presenciales? Considera añadir elementos visuales a las instrucciones. Por ejemplo, «si se ha hecho correctamente, quedará así». ¿Sería de ayuda hacer un videotutorial? Muéstrale las listas a un compañero que no esté familiarizado con el proceso, y observa cómo sigue las instrucciones sin explicarle nada verbalmente. Toma notas si crees que deberías aplicar algún cambio para facilitar la comprensión. Por último, el ejercicio del qué, por qué y cómo. Piensa en algo que tengas que explicarle a alguien las próximas semanas. Escribe el qué en una frase clara. Intenta incluir la perspectiva general. Ahora, haz una lista con tres motivos de por qué es buena idea y por qué es importante. Luego, explica el cómo, los puntos y los pasos relacionados. antes de mostrarla en una reunión, practica con un amigo. Dile que parafrasee lo que ha oído. ¿Tienes que hacer algún cambio al proceso antes de explicarlo? Cuando des instrucciones, adáptate al nivel de la persona, descubre cómo aprende mejor, enumera los pasos, ofrece material de apoyo y explica el motivo del proceso. La aceptación y la comprensión serán mayores.
Cuando explicas algo a un empleado sénior
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en el vídeo Tienes veintimuchos años o treintaipocos y llevas un año en la empresa. Hoy tienes que explicarle un proceso técnico a un empleado de casi 50 y con 20 años de antigüedad. Esta situación puede ser delicada, sobre todo en una cultura que respeta a sus mayores. Veamos cómo Amanda comete algunos errores. Un cliente dejó un comentario sugiriendo que hagamos más demostraciones en video. Ya lo estamos haciendo, ¿no? Yo no… Suelo dejar que los clientes vean el sistema y les voy explicando los pasos. Ajá. Me parece más personal, y además no sé cómo incrustar un video en una diapositiva. No es tan difícil. Yo te enseño. Pero, en realidad, estamos obteniendo mejores resultados sin parecer demasiado automatizados. Bueno, los clientes lo piden. No sé qué más decirte. Explicártelo no llevará tanto tiempo. Bueno… Uf. Pobre Jake. Amanda ha conseguido distanciar a un compañero con experiencia. Veamos qué pasos puedes dar en estos casos. Uno, acepta que eres joven. Cuando te unas a la organización, serás el novato. Con el tiempo, ya podrás demostrar que eres un experto de confianza, pero, por ahora, quédate en tus áreas de experiencia. Es improbable que alguien con más antigüedad te pida consejo y confíe en tu criterio para tratar cuestiones más amplias. Dos, encuentra la manera de conectar con los compañeros más grandes. Quizás son aficionados al mismo equipo, les gusta el mismo restaurante o vienen de la misma zona. Cuando estés charlando con compañeros jóvenes, no te quedes callado en cuanto se acerca un compañero sénior. Tres, genera credibilidad. Demuéstrales a tus compañeros que comprendes sus necesidades y perspectivas. Amanda no entendía del todo la oposición de Jake a utilizar videos. Encuentra la forma de introducir tus logros en medio de las conversaciones. Evita las expresiones populares que te pueden hacer parecer aún más joven de lo que eres. Cuatro, considera también la vestimenta que llevas con la perspectiva de tus compañeros mayores. Por último, demuestra siempre respeto. Cuando Amanda comentó que incrustar un video en una presentación no era tan difícil, pretendía tranquilizar a Jake, pero imagino cómo lo interpretó Jake: «Es muy fácil, ¿cómo es que no sabes hacerlo?» Cuando surja un problema, pídeles opinión a tus compañeros con más experiencia. Si la solución funciona, fantástico. Si no crees que sea así, prueba esta respuesta táctica de Larry y Megan Johnson sobre cómo gestionar a los empleados sénior del organigrama. «Soy el que menos experiencia tiene y quizás me equivoque, pero tengo una idea. ¿Qué les parece esto?» Este matiz es una manera muy amable de mostrar desacuerdo. Veamos la situación de Amanda y Jake si Amanda aplica estos consejos. En los comentarios, un cliente escribió que deberíamos mostrar ejemplos con video, pero ya lo estamos haciendo, ¿no? En realidad, no. Lo que hago es dejar que los clientes vean el sistema y les voy explicando los pasos. Sí, te he visto hacerlo en alguna reunión. ¿Qué te parece en comparación con los videos? Creo que es más personalizado, y además no soy capaz de añadir un video a una presentación. Claro, puede ser complicado. Cuando lo aprendí, escribí todos los pasos, para no olvidarme de nada. Puedo enseñarte después, si crees que te servirá. Me gustaría aprenderlo, pero no para los clientes. A la hora de trabajar con ellos, quiero mostrarme más estructurado. Entiendo. Yo tengo una idea de cómo utilizar videos sin perder flexibilidad, pero es tu decisión. ¿Quieres intentarlo? De acuerdo. Amanda y Jake se entienden mucho mejor con estos retoques en la comunicación de Amanda. Con estos consejos, encuentra el equilibrio entre credibilidad y humildad al comunicarte con los empleados sénior.
Recursos. En una explicación a un sénior
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en el vídeo ¿Tienes algún compañero de trabajo más experimentado o mucho más grande que tú? Escribe su nombre e identifica dos cosas que tengan en común. Busca pistas en su perfil de LinkedIn, en la decoración de su oficina, o algo que hayas oído sobre él. Encuentra algo que dé pie a una conversación amistosa e informal. Luego, piensa en algo que te haya pasado con lo que podrías ganar credibilidad con esa persona si se enterara. Imagina formas de mencionar ese hecho en una conversación sin parecer arrogante. Por último, imagina que alguien empezó a trabajar contigo ayer, llega a tu oficina e intenta decirte cómo debes hacer tu trabajo. Haz una lista de frases que te molestaría oír de esa persona novata, como «sé hacer esto mejor que tú» o «así no funciona. Debes hacerlo así». Reescribe esas frases de manera respetuosa y modesta para que tu interlocutor se muestre receptivo. No es fácil, pero puedes aplicar tus herramientas de comunicación para enseñar, aconsejar o corregir a un compañero más grande que tú.
3.- La comunicación en situaciones problemáticas
Cuando presentas ideas
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en el vídeo Aunque tu puesto no sea de ventas, es posible que tengas que presentar una idea y conseguir la aprobación de los demás. Los componentes de la comunicación nos pueden guiar en esta situación. Uno, identifica a la persona cuya aprobación necesitas y averigua qué le aporta tu idea. Si no se te ocurre ningún beneficio, quizás tengas que reformular tu plan. En cualquier presentación, lo primero son las personas. Dos, ten presente el estilo que tiene tu oyente para tomar decisiones. ¿Es analítico y toma decisiones después de haber analizado los datos y los resultados? ¿O es emocional y toma las decisiones según cómo afecten a la gente? ¿Se guía por la razón o el corazón? El primero necesita pruebas, hechos, comparaciones e hitos. Si se guía por el corazón, necesita saber que los suyos obtendrán beneficios, que se respetan los valores y se mantendrá la armonía. Tres, valora el mensaje. Al presentar una idea, puedes guiarte por el modelo qué, por qué y cómo, que dejará claro cuál es tu sugerencia. Luego, da dos o tres motivos de por qué tu idea es buena. Acompáñalos de pruebas sólidas, estadísticas, la voz del cliente, casos prácticos y ejemplos específicos. Asegúrate de que esos motivos se relacionen con los valores y las prioridades de quien toma la decisión. Por último, explícale cómo se pondrá en práctica la idea. Demuestra que es factible. Qué, por qué y cómo. Veamos cómo conseguir que alguien incorpore a un nuevo representante, asumiendo que sabes que esa persona se guía por el corazón. Lo primero es empezar con la sugerencia. Podrías decir algo así. «Necesito a un representante más para que ejecute la campaña conmigo». después de presentar la idea, explica por qué es adecuada y refuérzala con pruebas. Por ejemplo, así. «Hemos calculado que únicamente el componente social exigirá de 200 a 250 horas de trabajo, que son demasiadas para una persona». Ahora es el momento de hablar al corazón. Cuenta lo que supondrá para el cliente. «Al cliente le encanta el trabajo que hemos hecho hasta ahora, y quiero proteger nuestra reputación y su fidelidad». Por último, explica cómo funcionará la idea. Puedes seguir: «Soy consciente de que supone un costo adicional significativo, pero he buscado cómo ajustar el presupuesto. ¿Puedo explicarte las ideas que tengo?» Así se aplica el modelo por qué, por qué y cómo. Al influir en alguien, también debemos tener en cuenta el contexto. Piensa en el momento y el lugar en el que hablarás con esa persona, y en tu historial con ella. Uno de mis clientes quería compartir grandes noticias con su jefe, pero este reaccionó con apatía. Cuando le pregunté por qué, dijo que eligió un mal momento. «Mi jefe estaba dando instrucciones en la reunión y creo que no quería desconcentrarse». Si buscas influir en alguien, el momento es muy importante. Y no se trata solo de un mensaje aislado, sino de una campaña. Habla con la persona varias veces, variando sutilmente el mensaje cada vez. Puedes empezar plantando la semilla, trabajando en una sugerencia y luego completar el pedido con medidas o recursos. La influencia es una campaña. Por último, presta atención al componente de la escucha. Haz preguntas, habla menos y escucha de manera activa para comprender las necesidades de aquel al que intentas convencer. Los mejores discursos no solo buscan vender, sino que aspiran de manera sincera a mejorar la vida de otra persona.
Recursos. Cuando presentas ideas
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en el vídeo Veamos tres actividades para que apliques tus habilidades de convicción. Sobre todo, nada ocurre en el vacío. para que aprueben tus ideas y se completen tus proyectos, dependes de personas de distintos círculos, de tu vida personal y profesional. Un exalumno mío, ahora ejecutivo de la industria musical, lo denomina «la lista de poderes». Empecemos con una lista de poderes de 20 personas. Enumera cuatro redes profesionales que utilices. Ten en cuenta las redes a las que recurres para pedir información o consejo. Dentro de cada una de ellas, piensa en cinco personas esenciales. No deben ser necesariamente personas con las que tengas una conexión íntima, sino que las conozcas y quieras estar en contacto con ellas. Luego, sigue una norma. Haz un esfuerzo y contacta con todas las personas de la lista una vez al mes. Cualquier forma de contacto vale: texto, llamada o email. Crea un sistema de seguimiento, que te ayude a organizarte. Con solo un vistazo, sabrás cómo va tu red profesional. Otro ejercicio. Mira en el celular los últimos 10 números que marcaste. Piensa en temas que harían que influyeras en esas 10 personas. Mi madre está en esa lista, y quiero convencerla de que utilice el abono que le compré para ir a la piscina. Escribe los 10 nombres, tu objetivo y qué ganarían ellos (su incentivo). ¿Qué ganaría mi madre? Estar sana. A continuación, escribe si toman decisiones basándose en la razón o el corazón y comprueba si eso cambia el incentivo. Por ejemplo, como sé que mi madre se guía por el corazón, quizás cambie la propuesta de valor, porque en la piscina verá a sus amigos. Por último, ten en cuenta el momento. ¿Cuándo vas a hablar con esa persona? ¿Cuáles son los pasos de tu campaña? ¿Cuándo sacarás el tema? La última actividad es una manera divertida de practicar las habilidades de presentación. Imagina que tienes que venderle una tetera a una azafata. Lo sé, no tiene sentido, pero practica tu qué, por qué y cómo e incluye los incentivos por los que la azafata la compraría. Ahora imagina que se la vendes a un luchador de sumo. ¿Cómo cambiarías el qué, por qué y cómo? ¿Qué ganaría el luchador con la tetera? Busca objetos aleatorios que veas a tu alrededor. Cualquier cosa. Ahora convence a un amigo para que los compre. Practica el discurso con el formato qué, por qué y cómo. Ten motivos de reserva y pruebas, y adapta la presentación a ese amigo específico. Cuando lo hayas hecho, intenta vender el mismo objeto a otra persona y fíjate en cómo cambia el enfoque. Pídeles opinión. ¿Qué deberías haber hecho de otra forma? El objetivo del ejercicio es que te sientas cómodo con el formato qué, por qué y cómo. Entonces estarás preparado para presentar como un profesional.
Cuando pides algo
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en el vídeo ¿Quieres asistir a una conferencia? Tendrás que pedirlo. También si necesitas cambiar de computadora. En la vida laboral tenemos muchas ocasiones de pedir lo que nos hace falta, y aun así, a muchos les cuesta abogar por ellos mismos. A las mujeres, pedir algo les resulta aún más difícil que a los hombres. En su libro «Las mujeres no se atreven a pedir», Linda Babcock incluye varios estudios sobre esto. Uno de ellos es muy interesante. A un grupo de estudiantes con los mismos estudios y cualificaciones se les enseñaron las mismas estrategias de negociación. Una vez en el mercado laboral, el 57 por ciento de los hombres negociaron su salario, y solo el siete por ciento de las mujeres lo hicieron. ¿Cómo podemos mejorar (hombres y mujeres) al hacer pedidos? Primero, aplica las habilidades del video que hemos visto sobre presentar ideas para defender que tu pedido es buena opción. Luego, cuando tengas que pedir lo que necesitas, sé directo. No des rodeos ni seas demasiado escueto. Imagina que le pides recursos adicionales a tu jefe diciendo «Bueno, queremos que este proyecto sea satisfactorio y capte la atención, ¿te parece?» Aquí no has pedido nada. Uno, debes asegurarte de explicitar la medida de manera clara y directa. Dos, dale un carácter de urgencia al pedido, para que la persona que toma la decisión no lo retrase. Tres, haz que los siguientes pasos sean obvios y fáciles para el que toma la decisión. Me encanta cuando los estudiantes que me piden una carta de recomendación ya han hecho una plantilla de cómo podría ser. Así me facilitan el trabajo y me ayudan a responder que sí. Veamos cómo puedes pedir más recursos para un proyecto. Para mencionar la medida deseada, podrías empezar «Me gustaría tener un ayudante más para que trabaje conmigo en esta campaña». Para facilitar el siguiente paso, continúa «Espero que puedas identificar en el equipo a alguien con mucha experiencia en medios digitales, y así podré programar una reunión para empezar». Por último, para generar la sensación de urgencia, sigue «Ahora mismo estamos trabajando con mucha energía, así que lo mejor sería incorporar a alguien esta semana. ¿Te parece bien?» Ahora que conoces los tres aspectos que tener en cuenta al pedir algo, recuerda estos consejos en tu vida cotidiana. Sé directo con lo que quieres, crea un carácter de urgencia o un motivo para actuar rápido y facilita los pasos a la persona que va a tomar la decisión. ¿Quieres saber cómo practicar? Consulta el video de los recursos.
Recursos. Cuando pides algo
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en el vídeo Si vamos a pedir algo que queremos y necesitamos, tenemos que perder la inhibición al preguntar. Debemos enfrentarnos al hecho de que quizás nos digan que no, pero aprender a pedirlo igual. Por una negativa no se acaba el mundo. Quiero que hagas un ejercicio. Los próximos 30 días haz pedidos de poca importancia. Uno cada día. El lunes puedes encargar algo que no está en el menú, el martes, pregúntale a un amigo si te lleva al trabajo. Pide algo descabellado a lo que probablemente te respondan que no, solo para acostumbrarte al rechazo. Solicita un descuento en la gasolinera. Se van a reír de ti, ¿y qué? Estás capacitando al cerebro para hacer pedidos. Sube de nivel y coméntaselo a un amigo. Cuéntale lo que pides cada día. Así te ayudará a ser constante cuando no te atrevas a seguir. después de un mes de práctica, pide algo que te importe más. Cuando estés listo, ten en cuenta estos hechos. A muchos nos resulta más fácil pedir algo para otra persona. Entonces, primero, imagina que lo que pides no es para ti, sino para alguien a quien aprecias. Imagina cómo lo harías en su nombre, y cuando lo hagas para ti, exprésate de la misma manera. Segundo, si no te atreves a pedir algo, nunca sabrás qué hubiera pasado. Búscanos en LinkedIn y déjanos un comentario. Nos gustaría conocer tus historias.
Cuando te toman por sorpresa
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en el vídeo ¿Alguna vez te sorprendieron tanto que no sabías qué responder? Los profesionales a los que encuestamos al preparar este curso coincidían en que esta es una situación de comunicación problemática. Cuando Jake le pide a Amanda recursos adicionales para el proyecto, la toma por sorpresa y ella no está preparada para reaccionar. Veámoslo. Hola, quiero hablarte de algo importante. Claro. Me gustaría contar con un nuevo representante, así que esperaba que pudieras identificar a alguien con mucha experiencia en medios digitales y programar una cita para reunirnos con esa persona y ponerla al día. ¿Qué te parece? ¿Por qué? ¿Crees que nosotros no seremos capaces? Eso se sale de presupuesto. Es difícil saber qué responder cuando estamos desprevenidos. El pedido de Jake obliga a Amanda a reorganizar el presupuesto y a su equipo. Para gestionar los pedidos poco agradables y formular una respuesta más deliberada, sigue estos tres pasos. Uno, gana tiempo y reconoce la situación. Responde algo como «Ahora mismo no sé qué responderte. Dame hasta el final del día para valorarlo». O puedes ganar tiempo haciendo preguntas. «Cuéntame más sobre tu idea, así la entenderé mejor». Dos, tranquilízate. Respira hondo. Puedes mirar a otro lado para volver a concentrarte. Exhala profundamente. Estas técnicas te ayudarán a disminuir la frecuencia cardiaca y centrarte. Tres, utiliza una fórmula de respuesta. Si tienes que responder de inmediato, redirige tu pensamiento con esta pauta: qué sé, qué no sé y cómo lo descubro. Ahora, Amanda responderá aplicando estos consejos. Hola, quiero hablarte de algo importante. Claro. Me gustaría contar con alguien más para trabajar con el vicepresidente. ¿Qué opinas? Bueno sé que la campaña es importante y que estamos más presentes en las redes sociales, pero necesito conocer mejor tus expectativas con esta incorporación. ¿Qué responsabilidades tendría esa persona? Necesitaríamos a alguien para que lleve las redes sociales, y así yo podré centrarme en la estrategia general y la marca. Ahora mismo no sabría cuántas horas de trabajo se le ofrecerían. Puedo hablar con Carlos para que calcule el tiempo requerido. Te respondo mañana. Claro. Gracias. Como Amanda, cuando te tomen por sorpresa, dale la vuelta a la situación tranquilizándote, ganando tiempo y utilizando una fórmula de respuesta que transmita transparencia y credibilidad.
Recursos. Cuando te toman por sorpresa
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en el vídeo Vamos a ver cómo prepararte para cuando te tomen por sorpresa en el trabajo. ¿Cómo puedes ganar tiempo? Aprovecha estas situaciones cotidianas para practicar. Cuando alguien pase por tu mesa e interrumpa tu trabajo, responde que lo llamarás más tarde. Si alguien entra en tu oficina pidiendo algo, responde que necesitas pensarlo. Luego, después de pensarlo, ponte en contacto con él. Cuando un camarero vaya a tomar nota de tu pedido, gana algo de tiempo y dile si puede volver en un par de minutos. Estas son oportunidades que te ayudarán a practicar cómo ganar tiempo. Para practicar cómo tranquilizarte, el camino al trabajo es un buen momento. Si te sientes impaciente, date tiempo y concéntrate en la respiración. Fíjate en una señal visual y respira hondo cinco veces. Así reducirás la frecuencia cardiaca y evitarás que el cerebro preste atención a 100 temas distintos. Cuanto mejor se te dé esto, más fácil te resultará calmarte cuando te agarren desprevenido. Trabaja con la fórmula qué sé, qué no sé y cómo lo descubro. Este modelo te indica que cuando te tomen por sorpresa, te hagas tres preguntas. ¿Qué es lo que sé? ¿Qué información me falta? ¿Qué podría hacer para descubrir más? Practica la fórmula antes de una situación real. Por ejemplo, en una reunión, cuando le hagan preguntas a otra persona, imagina que eres tú quien responde. Empieza por identificar lo que sabes del tema, pasa a lo que no sabes de la pregunta y luego determina cómo podrías descubrir las respuestas. Otro ejemplo, imagina que tu jefe irrumpe en tu oficina cuestionando tu último gasto. Piensa en lo que recuerdas de ese costo, aquello de lo que no estás seguro, el tipo de pago, el proveedor exacto, otros detalles del pedido, y responde lo que puedes hacer para comprobar más detalles. Cuando te tomen por sorpresa, gana tiempo, tranquilízate y responde con lo que sabes, lo que no sabes y qué podrías hacer para descubrirlo.
Cuando te critican
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en el vídeo Has dedicado semanas a trabajar en una propuesta y el cliente la rechaza. Tu jefe no está satisfecho con tu rendimiento y te lo hace saber. En este video, veremos cómo reaccionar cuando la gente rechaza nuestras ideas o critica nuestro trabajo. Nos centraremos en cómo justificarnos sin sonar a la defensiva. Uno, revisa tus prejuicios al escuchar. Analiza si tus filtros mentales o las suposiciones que has hecho te hacen sentir atacado. Un ejemplo, voy con mi marido en auto, yo manejo. Estamos en un embotellamiento. Él comenta «Sabía que teníamos que tomar el atajo». Puedo responder «¿Y cómo iba a saberlo? ¿Comprobaste tú la app de tráfico antes de salir?» Esta respuesta muestra que he malinterpretado su intención. Él solo pretendía demostrar su empatía conmigo por esta situación. Y yo interpreté su frase como una acusación por elegir la ruta incorrecta. Despersonaliza las situaciones y asume una perspectiva positiva. Dos, date tiempo para responder a la crítica. Un estudiante me comentó que una tarea que había puesto era una pérdida de tiempo. No fue agradable escuchar eso, pero sé que él estaba frustrado, no veía la perspectiva completa o quizás tenía razón. Yo tenía que reflexionar. En lugar de defenderme o aceptarlo como la verdad, le agradecí el comentario. A veces, lo único que debes hacer es dar las gracias. Luego, reflexiona sobre ese comentario para decidir si vale la pena una discusión. ¿En qué quieres emplear tu capital político? Tres, si crees que no es suficiente con dar las gracias, muestra empatía. A ese estudiante le podía haber respondido que parecía muy frustrado con la tarea. También puedes hacer preguntas. Además de identificar el desencanto del estudiante, podría añadir, «Dime qué esperabas aprender y por qué la tarea no cumple lo que esperabas». Me encanta la sugerencia que da Mark Goldstein en un artículo de la Harvard Business Review: ignora los dos primeros pensamientos que tengas. El primero probablemente sea ponerte a la defensiva, y el segundo, acusar. Quédate con lo tercero que se te ocurra, porque ahí ya estarás centrándote en la resolución del problema. ¿Recuerdas mi respuesta en el embotellamiento? «¿Y cómo iba a saberlo?» Fue defensiva. La segunda respuesta, «¿comprobaste tú la app de tráfico antes de salir?», fue acusadora, tratando de echar la culpa. El tercer pensamiento, en el que me debería centrar, trata de resolver el problema, algo como «¿hay alguna ruta alternativa?» Las preguntas son una gran forma de hacer partícipe al que hizo la crítica, pero percibe la diferencia entre las dos preguntas que le formulé a mi marido. Una, «¿comprobaste tú la app de tráfico antes de salir?», acusaba. La otra, «¿hay alguna ruta alternativa?», busca una solución. Por último, intenta responder «Sí, y…» en las conversaciones donde te sientas atacado. «Sí, y…» es un truco de la comedia de improvisación que permite que la conversación continúe. Imagina que Jake critica la asignación de recursos de Amanda para un proyecto. Piensa que en su equipo debería haber al menos un representante más. Amanda aguanta la reacción de tomárselo de modo personal, que podría ser «¿Se cree que no podemos hacerlo nosotros?», y la ignora. El segundo pensamiento podría ser «Está siendo perezoso y debe trabajar más». De nuevo, olvida este juicio acusatorio. En lugar de eso, inicia una conversación productiva como esta. Tu estimación del tiempo empleado en el proyecto no es ajustada, y no podemos cumplir la expectativa del cliente sin ayuda. Gracias por avisar, Jake. ¿Puedes explicarme más tu justificación? Claro. Hemos agregado más canales a la campaña y creo que estaría mucho más seguro si tuviéramos más ayuda. Te preocupa que, con la nueva publicidad en redes, necesitemos más gente para cubrir las bases. Exacto. Lo entiendes, ¿no? Sí, y quiero asegurarme de que nos quedemos dentro de presupuesto. Responde con «Sí, y…» para continuar hacia la solución. Ahora cuentas con algunos consejos para justificarte sin ponerte a la defensiva. Pongámoslos a prueba con los recursos.
Recursos. Cuando te critican en el trabajo
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en el vídeo Para evitar las respuestas defensivas cuando nos hagan una crítica, vamos a practicar y escribir respuestas tanto defensivas como satisfactorias. Contrastar los dos tipos nos ayudará a dar con la respuesta correcta. Eres seleccionador de personal y en la reunión del consejo, un miembro te comenta «Este trimestre solo has cubierto el 85 por ciento de los puestos vacantes». ¿Qué tipo de respuesta defensiva podrías dar? Pausa el video y piensa en una respuesta equivocada. ¿Fue algo como «¡Hago lo mejor que puedo! He intentado esto y esto otro»? o «Bueno, si aprobaras mejores salarios, recibiría más candidatos». Estos son ejemplos de respuestas defensivas y acusadoras. ¿Cómo sería la respuesta si tu comunicación fuera excelente? Intenta agradecer el comentario. Ten empatía. Responde con «Sí, y…». Pausa el video e idea la mejor respuesta. ¿Qué tal? El miembro del consejo dice «Este trimestre solo has cubierto el 85 por ciento de los puestos vacantes», y respondes «Sí, y sé lo frustrante que es para todos. Me gustaría volver a la propuesta de que los salarios sean competitivos». Para redondear los recursos, piensa en las tres últimas veces que te hicieron una crítica. Escribe una respuesta defensiva, que espero que no hayas dado, y una respuesta que integre estas técnicas. Asume que la intención es positiva, da las gracias por la crítica, empatiza y responde con «Sí, y…» para ir hacia la solución. Responder a una crítica es delicado. Practica las respuestas en alto con un amigo de confianza para dar con las palabras y el tono correctos. Buena suerte. Cuando haces una presentación
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en el vídeo Cuando asesoramos a clientes que van a presentar ante ejecutivos, sabemos que se juegan mucho. Este tipo de público tiene unas expectativas especiales. En el siguiente ejemplo, Jake hace una presentación ante el comité ejecutivo. Piensa en qué consejos le darías para ayudarlo. Hola a todos. Gracias por su tiempo. Me gustaría hablar del cliente Vibe. Vibe es una nueva marca que se ha hecho con el 20 por ciento del mercado, una cifra increíble dada la competitividad de este sector. Eh… Cuando empezamos a representar a Vibe, los datos no nos daban la información necesaria, pero los últimos cuatro años… nuestras campañas les permitieron… ¿Jake? Ya tenemos los informes. ¿Para qué nos convocaste? Sé que ya saben esto, pero quería mostrar la perspectiva general sobre el punto del que partimos y dónde estamos ahora. Ajá. Como ven, están creciendo y quieren que les gestionemos las redes sociales. ¿Quieren nuevas prestaciones? ¿Quién lleva a este cliente? Sí, y necesitaríamos a un representante nuevo. Quería su aprobación. Analicemos el trabajo de Jake. Estaba preparado, pero cuando presentas a cargos más altos, debes adaptar la comunicación considerando estos aspectos. Uno, conoce a tu público. Los ejecutivos escuchan mucha información y toman decisiones difíciles con rapidez. Para planificar la presentación, responde a estas preguntas. ¿Qué desconocen sobre el tema? ¿Cuánto saben sobre el tema? ¿Cuáles son sus valores primordiales? ¿Hay antecedentes con este tema? Jake subestimó el nivel de conocimiento de los ejecutivos y los frustró explicando datos que ya sabían. Dos, empieza con la conclusión. Cuando presentes ante ejecutivos, deberías mencionar la idea clave en los primeros 60 o 90 segundos de la presentación. Si preparas una charla como la de Jake, con muchos datos antes de revelar las conclusiones y tu recomendación, los asistentes dejarán de escuchar y te costará ganar su aprobación. Ve al grano. Tres, sigue el Principio de la Pirámide Minto. La exconsultora de McKinsey Barbara Minto desarrolló un principio que enuncia que deberías empezar la presentación respetando la siguiente secuencia. ¿Cuál es la situación actual? ¿Qué complicación ha creado el problema o la oportunidad? ¿Cuál es la pregunta clave que hay que abordar? ¿Y cuál es la respuesta a esa pregunta? Esa respuesta es tu propuesta. Si sigues esta secuencia de elementos, tu presentación será breve y los oyentes conocerán tu intención desde el principio. Con esta técnica, la presentación de Jake sería algo así. Gracias por su tiempo. Como saben, representamos a Vibe en sus campañas desde hace varios años. Ahora se han introducido las redes sociales, y aunque es algo muy interesante, también requiere mucho trabajo. Lo que pretendo es identificar cómo continuar ofreciéndoles la mejor gestión manteniendo nuestros costos. Les quería proponer contar con un representante más. Esta vez, Jake parece mucho más determinado, ¿verdad? Como él, debes empezar por la conclusión y seguir el Principio de la Pirámide Minto. Cuatro, entra en el bosque. Cuando presentas a los directivos, céntrate en el panorama general. A esto lo llamamos el bosque, en lugar de quedarnos con los detalles, los árboles, que no es lo que más les interesa a los ejecutivos. Pero debes conocer los pormenores, por si se te hacen preguntas. Siempre aconsejo presentar una idea con pocas diapositivas, y tener más desarrolladas en un anexo. Por último, cuenta con que te interrogarán. Los directivos aman las preguntas difíciles. No van a esperar con paciencia hasta el final de la presentación para acribillarte a preguntas. Te van a interrumpir a menudo. Prepárate, responde de manera concisa y sigue con el hilo principal. Recuerdo a una directora financiera que iba a hablar a los medios y sus jefes sobre un tema controvertido. En la presentación, introducimos todos sus gráficos, con vínculos a las preguntas que anticipamos que le harían. Esas preguntas fueron surgiendo una por una, mientras ella, tranquilamente, iba haciendo clic en la pantalla y mostraba la hoja de cálculo con las cifras que el público estaba esperando. Si preparas la presentación al 100 por cien, prepárate al 200 por cien para las preguntas. Con ejecutivos, empieza por la conclusión, sigue el Principio de la Pirámide, muestra el panorama general y prepárate para un interrogatorio.
Recursos. Cuando haces una presentación
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en el vídeo En este video de recursos veremos algunos ejercicios que te ayudarán a empezar con buen pie tus presentaciones ante ejecutivos, y que te prepararán para esta situación delicada. En primer lugar, debes crear una introducción estructurada para convencerlos de tu idea. ¿Cuál es la situación actual? ¿Qué complicación ha surgido? ¿Cuál es la pregunta clave que responderás en la presentación? ¿Y cuál es esa respuesta o recomendación? Prepara con un compañero posibles preguntas difíciles. Revisa los puntos principales. Identifica tres preguntas complejas que es posible que te hagan. Repítelas tres veces con otros compañeros. Prepara una diapositiva para cada una de ellas. Puedes añadir un vínculo que te lleve a otra con más información, o bien puedes entregarles a los asistentes un documento si surge esa pregunta. Ten presente que puedes sufrir reveses. antes de la próxima presentación que tengas, imagina contratiempos posibles y prepárate para ellos. Estás en el elevador con uno de los asistentes de la reunión, que es una de las personas que tomará la decisión. Entonces te dice «No podré ir a la reunión, ¿me puedes resumir la idea general?» Sintetiza toda la presentación en dos o tres frases. O quizás un ejecutivo comenta «Me han cambiado el vuelo. ¿Me puedes llevar al aeropuerto y me lo cuentas por el camino?» ¿Qué harías en ese caso? No tendrás elementos visuales ni material que entregar. La presentación se convierte en una conversación. Prepara algunos puntos por si sucede esto. ¿O qué pasa si al empezar la presentación se apaga el proyector? No hay luz, no hay corriente… No pasa nada. ¿Qué puedes hacer? Toma notas y haz cambios para prepararte para esta situación. ¿Y si empiezas la presentación, pero el ejecutivo más relevante está presente de forma remota? ¿Qué harías? ¿Estás preparado para aquellos asistentes que no pueden ver los elementos visuales y no tienen notas? Practica explicando la presentación en una frase en caso de que tengas que exponer «Estoy mostrando al grupo…». Y no te rías, te cuento esto porque todas son situaciones que les ocurrieron a nuestros clientes. Si te preparas bien, tus presentaciones ante los directivos serán productivas.
Próximos pasos para comunicarte de manera profesional
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en el vídeo Como comentaba el «oráculo de Omaha» Warren Buffett a un grupo de estudiantes, «la comunicación mejora el valor que aportas a la empresa y a tu marca personal». Hemos creado este curso para que puedas aplicarlo en tus situaciones de comunicación profesionales, las cotidianas y las problemáticas. Esperamos que contactes con nosotras en LinkedIn para que nos cuentes algunos ejemplos en los que te haya servido. Tatiana y yo hemos disfrutado mucho diseñando este curso para ti. Espero que te sea útil y te convierta en un comunicador excelente.
Comunicación Altamente Efectiva: 2 Libros en 1 - Comunicación Interpersonal, Cómo Leer el Lenguaje Corporal de las Personas. La Guía #1 para la Buena Comunicación
Lee a las personas como un libro: Cómo analizar, entender y predecir las emociones, los pensamientos, las intenciones y los comportamientos de las personas
Pensamiento Crítico: Utiliza modelos mentales para desarrollar tomas de decisiones efectivas y habilidades de resolución de problemas. Supera los obstáculos cognitivos y las falacias en los sistemas para pensar con claridad en tu vida cotidiana.