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LUX M U N D I DIONISIO BOROBIO (Director)

58 P. TENA - J. ALDAZABAL - E. ALIAGA


I. OÑATIBIA - J. LLOPIS

LA CELEBRACIÓN
EN LA IGLESIA
II
SACRAMENTOS

EDICIONES SIGÚEME
SALAMANCA
1988
530 La celebración en la Iglesia. Sacramentos Matrimonio 531

trega total, aceptación de sus expectativas de duración y fecundidad...), a) Relación interpersonal a nuevo nivel
siempre se presenta al hombre como cargado de ambigüedad y misterio.
La sexualidad y el cuerpo, como todo símbolo, es desveladora y veladora
El ser-con-el-otro del matrimonio es una forma original del ser con
a la vez, es transparente y opaca. Esta ambigüedad de que hablamos se los demás del hombre, ya que supone el grado máximo de concentra-
manifiesta, desde un punto de vista fisiológico, en lo que de femenino, ción y realización integral de tal relación. «El matrimonio está unido
tiene el hombre, y lo que de masculino tiene la mujer; desde un punto indisolublemente a la relacionalidad según una doble correspondencia.
de vista psicológico, en los complejos «de castración» o «de Edipo» por Por una parte, toda forma de relación encuentra su inicio y su modelo
los que muestra su temor a la pérdida sexual y su voluntad competente en aquella "prima naturalis humanae societatis copula", que es la
de posesión; desde un punto de vista antropológico, se manifiesta en la unión entre "vir et uxor", como afirma san Agustín {De bono coniu-
posibilidad de ser ausencia y máscara, engaño o hipocresía, o bien en la gali, 1). Por otra parte, el matrimonio está en el orden de una relación
posibilidad de objetivar, disociar, instrumentalizar al otro; e incluso desde que no se reduce a la pura individualidad egocéntrica, sino que se
un punto de vista erótico puede señalarse la ambigüedad y el misterio extiende a la universalidad alterocéntrica»51.
que se manifiesta en el sueño y la transitoriedad del placer, en la búsqueda El matrimonio supone, pues, tanto el culmen de una relacionalidad
de posesión y plenitud y la realidad de la limitación y el vacío: el placer, instaurada con la vida del hombre, cuanto el inicio y la fuente de una
que quisiéramos durara para siempre, en un intento de eternizar lo que relacionalidad nueva y paradigmática, instaurada a partir del compro-
creemos nos hace felices, es limitado, trágicamente pasajero, incapaz de miso en el amor y del comienzo de la vida matrimonial. Así como
colmar nuestras ansias más hondas de felicidad50. toda relación interpersonal anterior al matrimonio encuentra su ilu-
La sexualidad, como otros aspectos de la vida humana, del hombre, minación y como cumplimiento en la relación integral matrimonial en
nos descubre la «grandeza y miseria» del mismo hombre y del matri- el amor; de igual modo toda relación posterior al mismo queda como
monio. El matrimonio es una relación interpersonal en y por un cuerpo coloreada, matizada y hasta condicionada por aquella. En adelante
sexualmente diferenciado. La sexualidad matrimonial es la expresión más ningún «tú» puede ser contemplado o abordado, sin que se tenga de
integral del amor verdadero, pero es también su riesgo. Siendo poderoso algún modo en cuenta el «tú» más inmediato del esposo o la esposa,
estímulo que nos impulsa a los demás, es también poder que nos amenaza que es también parte de mi yo.
con convertir a los otros en objeto de posesión. Es fuente de vida, pero
es también lugar de muerte, de destrucción.
b) Amor que abarca al hombre total
3. Conclusión: elementos antropológicos constitutivos
El centro del matrimonio está constituido por el amor interpersonal.
del matrimonio
El amor no es absolutamente todo en el matrimonio. Pero sin amor
no hay verdadero matrimonio. El matrimonio supone el amor, y es al
Tratamos ahora de sacar las consecuencias más importantes que mismo tiempo expresión encarnada y lugar de realización del mismo.
se derivan de esta verdad antropológica respecto al matrimonio. Al Antes que institución o necesidad, antes que costumbre o procreación,
hablar de «elementos antropológicos constitutivos» queremos resaltar el matrimonio es amor. Ninguna ley podrá jamás paliar la falta de
lo que constituye la esencia humana de todo matrimonio, y por lo amor en el matrimonio.
tanto del sacramento del matrimonio. El matrimonio, antes de ser Pero este amor que constituye el matrimonio no es ni sólo senti-
sacramento, es realidad antropológica, acontecimiento humano. Por miento, ni sólo institución, ni reducción metafísica ni abstracción
eso, para comprender los elementos cristianos específicos del sacra- idealista, es un amor que abarca al hombre total, que incluye todos
mento, es preciso haber entendido cuáles son los elementos antropo- los aspectos constitutivos de la realidad creatural: sentimiento y vo-
lógicos constitutivos del matrimonio. luntad, cuerpo y espíritu, sexo, eros y ágape. Cualquier limitación a
uno de estos sectores es una amenaza destructora del amor.
50. Cf. E. Fromm, El arte de amar, 47; E. López Azpitarte, Sexualidad y matrimonio,
53; P. Laín Entralgo, Sobre la amistad, Madrid 1972. 51. A. Heigl-Evers-F. Heigl, Lieben und geliebt werden in derEhe, Stuttgart 1969.
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Más aún, este amor abarca también al hombre total, no sólo porque para el bien de los hijos. Sólo en la fidelidad se mantiene y renueva
implica todo su ser, sino también porque lo compromete en un amor constantemente la experiencia del amor, y el con-vivir recibe toda su
que rompe las barreras del «yo-tú», para encarnarse en un «nosotros consistencia.
social», desde un «nosotros familiar». El amor sólo abarca al hombre La fidelidad nace de la exigencia de duración y de perpetuidad del
total, cuando se abre a los otros (hijos, sociedad), cuando es abierto, amor. El amor se nutre de la duración, y su fuerza radica en el com-
comunicativo, universal. promiso de perpetuidad. La a-temporalidad y la a-espacialidad del
Por tanto, la condición más importante para el matrimonio, aquella amor son elementos constitutivos del mismo. Justamente de estas ca-
que en la medida de lo posible debe ser exigida y pedida por el mismo racterísticas del amor nace la fidelidad, que implica tres aspectos
derecho, es el amor, un amor maduro que permita la realización ma- fundamentales: la radicalización existencial del amor, la promesa en
trimonial. la libertad, la esperanza en su cumplimiento.
En primer lugar, «radicalización existencial del amor», porque éste
se concretiza en una decisión fundamental de los esposos quienes, por
c) Mutua e incondicional aceptación encima de situaciones conflictivas y cambios posibles, se comprometen
a mantenerse unidos en el amor para siempre. En segundo lugar, es
Siempre se ha considerado que un elemento esencial del matri- «promesa en la libertad», porque supone una apuesta libre por el otro,
monio es el «consentimiento», expresado de una u otra manera. El más allá de lo que inmediatamente se ve y se vive. La promesa es el
consentimiento, en su significado antropológico, es algo más que una acto de suprema libertad, por el que uno se supera a sí mismo y la
fórmula jurídica o litúrgica; es algo más que un «contrato» o «mutuo inmediatez, se trasciende el momento presente, y se acepta el riesgo
acuerdo». El consentimiento es la explicitación del amor, en lo que del futuro, al que se quiere fecundar con la fidelidad del presente,
tiene de aceptación mutua e incondicional. Es la radicalización de ese pero al que no se puede arrancar su imprevisibilidad. En tercer lugar,
amor, en lo que supone de reconocimiento total del otro. Un reco- la fidelidad supone la «esperanza» y la confianza en el futuro. La
nocimiento que no se detiene en las cualidades positivas, sino que esperanza ayuda a superar las crisis y sitúa el matrimonio en el camino
abarca también sus defectos y limitaciones, cualquiera sea su mani- hacia la plenitud; impide que el «todavía-no» del matrimonio se con-
festación a lo largo de la vida. Que no queda en suspenso hasta ver vierta en el «ya nunca más»; es la respuesta del corazón a una posi-
cómo evoluciona el amor, sino que se compromete, desde ahora para bilidad siempre abierta de perfeccionamiento. Esta esperanza hace que
siempre, en la reciprocidad y correspondencia. la promesa de fidelidad, lejos de convertir el amor en algo inmóvil y
Esta mutua e incondicional aceptación del consentimiento supone estático, lo tonifique y vivifique, lo llene de dinamismo y apertura.
también una aceptación del otro en toda la extensión de su vida: lo El amor matrimonial es cada día una aventura y una tarea. Desde esta
que ha sido el pasado, lo que es en el presente, lo que será en el perspectiva se comprende mejor la indisolubilidad del matrimonio, a
futuro. No se acepta un momento de la persona del otro, se acepta su partir de su misma instancia antropológica52.
historia. Y se la acepta con una cierta exclusividad, porque sólo en
esta exclusividad es posible la entrega total. Un amor parcializado o
bajo condiciones no puede ser un amor radical y verdadero, como e) Creatividad y procreación
requiere el consentimiento.
La procreación es un elemento esencial del matrimonio, consi-
derada desde diversos puntos de vista: el amor, la relación interper-
d) Unión permanente y fidelidad en la esperanza sonal, la sexualidad, incluso la unión permanente o duración. La pro-
creación es fruto del amor conyugal, porque el amor es donación
La fidelidad es la forma en que se concreta la incondicional acep- abierta, y esta donación no puede excluir el fruto del amor: la función
tación del otro, en su figura de «duración». La incondicional aceptación procreadora es una exigencia del amor. De modo semejante, puede
del otro se hace verdad existencial en la fidelidad. A través de la decirse que la procreación es una consecuencia lógica de la peculiar
fidelidad el amor es capaz de superar las veleidades del sentimiento.
En la fidelidad el amor se hace duradero. La fidelidad es la garantía 52. Cf. E. Schilebeeckx, Die christliche Ehe und áie menschliche Realitat, 52-53.
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relación interpersonal que se establece en el matrimonio: la relación mensiones. La institución pertenece a la misma estructura de la re-
interpersonal abierta se expresa de modo cualificado en la procreación, ciprocidad amante, a la esencia de un amor que no teme manifestarse
y se fundamenta y realiza en ella. y ser reconocido públicamente.
Por otro lado, el mismo sentido humano de la sexualidad implica El matrimonio, lo mismo que la familia, son de algún modo un
la fecundidad, no sólo en cuanto que a ella se encuentra predispuesta compromiso con la sociedad, la cual se ve afectada, interesada y
la estructura biológica y fisiológica del hombre y la mujer, sino también comprometida en su presente y su futuro. Por eso, la sociedad tiene
en cuanto que reviste un carácter interpersonal, de comunicación y derecho y deber a intervenir en el matrimonio. Por eso el matrimonio
reconocimiento de la propia singularidad y diferenciación sexual pe- cae dentro del Derecho y reclama una institución jurídica. Si el amor
culiares: la procreación es la expresión del reconocimiento amante del matrimonial necesita del reconocimiento social, la sociedad necesita
otro en su diferencia, en su capacidad, en su singularidad en cuanto y tiene derecho a intervenir en el compromiso de amor matrimonial.
masculino o femenino. La única función de la sexualidad no es la La institución del matrimonio es la forma como se visibiliza social-
procreación. Pero si se excluye la procreación, se niega una de sus mente el amor matrimonial.
funciones más importantes. Sexualidad y procreación están unidas, Ahora bien, esta institución no puede ser ni cobertura artificial ni
aunque no se identifiquen. sustitutivo del amor; ni apariencia ni legalismo; ni esclavitud ni des-
Finalmente, puede decirse también que la misma permanencia y conocimiento de la vida. Su finalidad es ayudar a la realización del
duración que implica el amor matrimonial, se expresa en la prolon- amor y del matrimonio en todas sus dimensiones; liberar la promesa
gación natural de los hijos a la que se tiende: la procreación responde de fidelidad de posibles arbitrariedades y caprichos; interesar a todos
también a la inclinación natural a prolongarse y afirmarse más allá del por algo que a todos concierne; insertar el compromiso «yo-tú» en el
espacio y el tiempo. compromiso53 del «nosotros» social en vistas al mutuo perfecciona-
Es verdad que todos estos aspectos explicativos de la constituti- miento y realización.
vidad matrimonial de la procreación, deben entenderse dentro de la
dimensión de creatividad, como elemento integrante y horizonte global
del mismo matrimonio: se procrea creando hombres creadores, no
simplemente haciendo nacer nuevos seres humanos. También es cierto III. SIMBOLISMO: EL MATRIMONIO ES UN SACRAMENTO
que la procreación integrante es siempre la procreación no excluyente,
aunque no siempre sea la procreación necesaria. Pero todo ello no
Para el creyente, el matrimonio es un acontecimiento profun-
debe llevar a eliminar sino a integrar adecuadamente el aspecto pro-
damente humano, pero no se reduce a ser un acontecimiento sim-
creador del matrimonio.
plemente natural. El matrimonio no lo han «inventado» los cristia-
nos, pero los cristianos viven de forma nueva el matrimonio. Lo
viven desde la referencia y el amor de Dios en Cristo. Lo viven en
f) Publicidad e institución relación con una comunidad concreta: la Iglesia. Lo viven desde
una actitud y unos compromisos especiales: los de la fe. Lo viven
Desde un punto de vista antropológico, también puede afirmarse como «sacramento». La sacramentalidad del matrimonio plantea
que el amor matrimonial, al implicar una dimensión social, al afectar diversas cuestiones que debemos aclarar: ¿Necesita el matrimonio
y comprometer a la misma sociedad (humana-cristiana), reclama una ser sacramento para tener sentido? ¿Qué añade el sacramento al
publicidad y exige una institución. El matrimonio, como lo demuestran matrimonio, que no lo tenga éste ya por sí mismo? ¿Dónde está lo
las diversas culturas, pueblos y tradiciones a lo largo de la historia, específico del matrimonio como sacramento? ¿Qué condiciones se
no puede quedar reducido a un asunto privado o a una relación «clan- requieren en los sujetos para que de verdad pueda decirse que han
destina». Necesita un apoyo, una manifestación y un reconocimiento celebrado el sacramento del matrimonio?
público, ante el grupo social en el que sucede, para que adquiera todo
su valor, consistencia y puesto que le corresponde. El reconocimiento
53. Por ejemplo, Ch. Duquoc, El matrimonio, amor e institución: Sel T 32 (1969)
público, con todos los derechos y deberes que implica, da solidez y 285s; M. Ernst, Le mariage comme institution et sa mise en cause actuelle, Chambray-
permite la realización plena del amor matrimonial en todas sus di- les-Tours 1978.

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