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Integrantes:
Bikauskas, Iván Nicolás D.N.I: 37.302.301
Chaile Martínez, Melisa D.N.I: 40.387.835
Costamagna, Daiana D.N.I: 32.893.422
Olivarez Zamar, María de Fátima D.N.I: 38.034.740
Vasquez, Karina Rosalía D.N.I: 40.150.291
2019
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Marco epistemológico
El Amor
La naturaleza humana es apertura e intencionalidad, en fenomenología, la
intencionalidad era una propiedad básica que alude a un principio: «Toda conciencia es
conciencia de algo», es decir, lo que está en nuestra conciencia es siempre la
manifestación de la relación que tenemos con alguna cosa fuera de nosotros mismos.
Partiremos diciendo que para Víktor Frankl, reducir el amor a un fenómeno psicosocial o
biológico es un reduccionismo y puede producir equívocos de alto coste personal y social.
«El reduccionismo puede definirse como un subhumanismo. Los fenómenos
específicamente humanos se convierten en meros fenómenos, detrás del amor no queda
más que los llamados instintos reprimidos...» (Frankl V., 1991).
El amor es una realidad primordial de expresión biológica y psicosocial y acontece,
ante todo, en la dimensión de lo espiritual, una dimensión que habla de nuestra libertad, de
nuestra responsabilidad.
Según Frankl: «Se puede definir el amor como poder llamar tú a alguien y además
poder aceptarle positivamente; en otras palabras: comprender a una persona en su
esencia, tal como es, en su singularidad y peculiaridad...» (Frankl V., 1990).
El amor actúa como un sostén, como nexo de unión, desde la libertad de elegir con
quien compartir la vida en la búsqueda de la mutua felicidad, y acontece en la dimensión
noética.
«La relación directa con lo espiritual... constituye, por tanto, la más alta forma posible de
emparejamiento... El amor es, por tanto, la orientación directa hacia la persona espiritual
del ser amado, en cuanto algo único e irrepetible (rasgos que hace de ella una persona
espiritual» (Frankl, 1978).
Entonces, comprender a una persona en su esencia implica una alta permeabilidad
al otro, un salto de riesgo inevitable a la entrega, y esta última es la clave de la
autotrascendencia, es decir, de nuestra capacidad de salir de nosotros mismos e ir a por
ese «tú» al que amamos.
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La entrega para la logoterapia es un salto sobre el abismo del aquí y del allí
(Ceballos, 2016.) sobre el futuro desconocido y el riesgo inminente de sufrir o gozar, y
acontece en la dimensión noética o espiritual.
Por otro lado, Frank sostiene que el amor es un acto existencial es donación,
gratuidad, complacencia, pero también es pasión, emocionalidad, pensamiento, reflexión y
deseo.
El amor como la persona es un misterio, pero un misterio que aterriza en lo
fenomenológico.
“Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia de otro ser humano si no le ama”
(Frankl V., 2001). Es decir, en el primer momento del amor, cada parte en la pareja suele
delimitar su territorio, intenta controlar la situación por el miedo a perder o provocar
desamor, pero cuando el tiempo transcurre, el territorio ya no puede ser demarcado,
porque los años permiten desenmascarar un yo auténtico que se deja mirar por el «tú», es
entonces el acontecer en el vínculo el que va configurando a la pareja
Una vez que nos entregamos, la vida se enriquece, se amplía y se reinventa. Esto
incluye tanto a esos momentos cumbre de éxtasis como a esos difíciles en los que se vive
sufrimiento, decepción y dolor.
Eliana Ceballos plantea la existencia de tres principios a la hora de hablar de pareja:
1.- La pareja es el encuentro de dos seres multidimensionales.
2.- El encuentro existencial de la pareja humana es un altero acontecer.
3.- El encuentro amoroso es una didáctica de las más significativas en nuestra vida y un
camino al sentido.
La logoterapia basa todo su trabajo en el paradigma de que somos seres
multidimensionales en unidad indisoluble. Frankl sostiene que, si bien se abordan las
dimensiones de manera diversificada, en el hombre se encuentran unidas, “(…) se trata de
una unidad a pesar de la diversidad (…)” (Frankl V., 2003).
A partir de esto cabe señalar entonces, que, para pasar al Dos en la pareja, cada
integrante de la misma debe sentirse Uno ante el otro y viceversa.
Así, si hablamos de unicidad, esto implica totalidad, por lo tanto, es imposible
pensar en la existencia de la media naranja, porque el hombre y la mujer no son seres a
medias, sino que encarnan una naturaleza humana completa, aunque exista un estilo o
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c) La llegada del primer hijo: remite a llevar a cabo los ajustes necesarios para
aprender a ser padres, los deseos de un hijo, la renovación de los acuerdos
matrimoniales. También hay que considerar cuando se dan situaciones
especiales: cuando el hijo no llega, cuando no es buscado, cuando llega y
no es esperado.
d) La crianza del primer hijo: el sentido del sacrificio por amor, objetivos en
común, proyectos, la responsabilidad compartida en decisiones y acciones
concretas ya que los hijos son de los dos.
e) Crisis de la mitad de la vida: refiere a la juventud de los hijos, cuando estos
se van de casa, el cambio en la dinámica familiar y la transformación del
dolor de la pérdida para resignificarla positivamente, nuevos proyectos
personales y comunes del matrimonio, vivir un segundo noviazgo.
Para Frankl, el amor se expresa en tres planos, los cuales se corresponden a las
dimensiones del ser humano:
-Dimensión corporal: en la misma se expresa el amor como sexualidad en
términos de genitalidad, constituye el impulso sexual que se despierta en los
miembros de una pareja
-Dimensión psíquica: en esta dimensión se expresa el amor como enamoramiento
en términos de personalidad, del carácter que atrae a dos personas a iniciar este
proceso de enamoramiento
-Dimensión espiritual: se expresa en el amor auténtico y verdadero por una
persona en su esencia, así como en la unión de la múltiple unidad de cuerpo, alma
y espíritu.
En las dos últimas dimensiones hay una predominancia de la voluntad de
placer y voluntad de poder; mientras que la integración solo se logra cuando el
amor se manifiesta desde la dimensión espiritual caracterizada por la
intencionalidad y la voluntad de sentido. El amor de pareja puede iniciar por
cualquiera de las dimensiones, pero la realización del amor propiamente dicho, no
tiene lugar si sólo se permanece en el plano corporal y/o psíquico.
Para Frankl, el deseo de placer y el deseo de poder solo surgen cuando se
ha frustrado el deseo de sentido y representan, en el caso del placer, una
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implica empezar a hacer cosas en conjunto de una manera diferente y crear una
realidad propia.
En el compromiso dos personas unidas por la sexualidad, el amor, por el
reconocimiento como igualmente adultos y válidos, por la decisión de
compartir su intimidad, consolidan su camino común, fruto de haber tomado
su pasado tal y como fue, y logran que la energía de la relación fluya hacia
el futuro. Sueltan sus lealtades y ataduras con los anteriores. (Garriga,
2013, p.40).
Una fuerza superior al compromiso, es la entrega, es un amor trascendente
que es generoso, en él se ama la vida y los hechos tal como son, despojándolo de
pasiones egoístas, es un amor que está en sintonía con el movimiento de la vida,
es la pareja como proyecto y vivencia espiritual.
Salud
La salud es la capacidad de luchar en la vida, de responder y crear en el
seno de una comunidad compleja y móvil. El hombre es sano porque el eje
frankleano de la persona va más allá de la enfermedad. La neurosis y psicosis son
auténticas formas de “estar en el mundo” que pueden condicionar, pero no
determinar al hombre que las porta.
En síntesis, los indicadores básicos de esta capacidad de lucha tienen total
relación con lo que definimos como pareja funcional: cohesión flexible,
comunicación flexible entre los miembros, búsqueda y reafirmación de un sistema
de creencias en común y la calidad de resolver los problemas para el
enriquecimiento de la pareja y de cada uno.
Neurosis Noógenas en la pareja
Como consecuencia de las neurosis noógenas, se deteriora la voluntad de
seguir buscando, de seguir explorando la vida. Se desorienta, se pierde en la
angustia del vacío. La vida carece de sentido, los valores a los que antes se sentía
atraída se desvanecen.
Por ejemplo, «neurosis del domingo», es decir, la sensación de vacío que
se manifiesta cuando cesa la actividad y la persona advierte, en la inactividad, un
sentimiento sobre el absurdo de su vida. En pareja, esta sensación de vacío se
evidencia, por ejemplo, en el llamado «nido vacío» o en las «vacaciones sombra».
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La primera, alude a parejas que advierten distancia y apatía cuando sus hijos
salen de casa y respecto a la segunda, refiere a parejas que al compartir
vacaciones se dan cuenta de que no tienen puntos de encuentro.
Son eventos como estos en los que muchas veces las personas viven la
vacuidad, la ausencia de sentido, la carencia de motivación e interés. Muchas
parejas lo viven con perplejidad pues se sorprenden de la distancia que se ha
generado entre ellos, casi sin signos evidentes de advertencia.
Por otro lado, Frankl alude a las neurosis enmascaradas.
Para ello, pone un ejemplo: «Pensemos simplemente en la enfermedad de
los "ejecutivos", que se lanzan a una actividad laboral en la que la voluntad de
poder -por no hablar de su más primitiva y trivial expresión, la "voluntad de hacer
dinero"- reprime y desplaza la voluntad de sentido». (Frankl V., 1992).
Como un añadido a las neurosis noógenas, Frankl incluye a las neurosis
colectivas, estas serían por decirlo de otra manera, la enfermedad de la sociedad.
Señala cuatro síntomas de estas neurosis colectivas: la actitud provisional
ante la existencia; una postura fatalista ante la vida; un pensamiento colectivista y
el fanatismo.
La actitud provisional ante la existencia y el fatalismo neurótico constituyen
huidas ante la responsabilidad. Una especie de fuga hacia la masa propiciando el
colectivismo y el fanatismo, es decir, la pérdida de sentido y el conformismo de
vivir como espectadores y perdidos en un rostro grupal anónimo.
Eliana Ceballos sostiene que la logoterapia como terapia específica dirige
su esfuerzo a la tríada neurótica de masas: depresión, agresión y adicción;
entonces propone integrar esta tríada trágica con la pérdida de la didáctica del
amor en pareja.
Propone que la mayoría de las crisis relacionadas con la didáctica del amor en
pareja, cuyas manifestaciones pueden surgir en infidelidad, dilema moral, pérdida
de alteridad, conflictos espirituales, etc., son claras manifestaciones de neurosis
noógenas. Además de las sensaciones de falta de sentido en el nido vacío y en
las «vacaciones sombra» existen muchas otras de no menor trascendencia. Por
ejemplo, la identificación con el «rol» social de «ser pareja de...» que borra
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trataron de solucionar con anterioridad pero que no resultó y es por esto que
llegan a la consulta con un profesional.
La logoterapia y la resiliencia tienen en común el reconocimiento de los
factores protectores y la transformación de los comportamientos negativos en
nuevas posibilidades. La resiliencia requiere un “marco de valores” que la
logoterapia promueve, así, una pareja funcional tiene mayores posibilidades de
enfrentar situaciones difíciles y de madurar con ellas, sosteniéndose mutuamente
en las mismas.
Según Martínez (2005) cuando se presenta el conflicto en la pareja hay dos
posibles alternativas a seguir, la resignificación del conflicto y de la pareja o la
separación de la misma.
En la resignificación del conflicto y de la pareja la modalidad de abordaje
del logoterapeuta, va a ser a través del acompañamiento y este proceso va a estar
conformado por tres fases:
1. Fase de evaluación: en los primeros encuentros se busca evaluar la relación
en sí misma y sus miembros, para así poder elegir la mejor estrategia de trabajo.
En primer lugar, se deben realizar encuentros individuales que facilitan, por un
lado, las evaluaciones posteriores, a la vez que permiten comprobar si uno o
ambos tiene algún trastorno psíquico y por otro, permite a la persona sentirse
aliviada de sus preocupaciones y verter al otro su infortunio.
Esta fase se tiene como objetivo:
a) Evaluar la motivación para el proceso de cambio, el sentido de la
relación, los para qué del cambio y las posibles huellas de sentido que se pueden
actualizar
b) Encuadrar y fijar las expectativas del proceso
c) Evaluar los recursos noéticos de autodistanciamiento y de
autotrascendencia para determinar, si es preciso tener en primer lugar un abordaje
individual, antes que el de pareja
d) Evaluar los niveles de amor y cómo funcionan
e) Evaluar la visión del mundo y la mitología de cada quien
f) Evaluar la historia de la relación y su vínculo con el punto anterior.
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procurando que la pareja comprenda que hay que partir del amor y no del
conflicto.
El reconocimiento del amor y su presencia en la pareja, debe ser el primer
eslabón, aun si este amor parece oculto, desvanecido o vulnerable. En terapia es
lógico que las parejas duden sobre el amor porque están en pleno conflicto, los
terapeutas de propiciar, provocar y facilitar que esta premisa esté presente. La
duda, la ansiedad ante la pérdida, el deseo de defensa, la distancia, etc., son parte
de la dinámica pendular de la vida en pareja y coexisten con las certezas y los
buenos tiempos. Integrarlas como partes de la vida y como tensiones propias del
vínculo no tiene por qué ser atemorizante y menos ser una señal de que el amor
no está presente.
Es imprescindible partir del amor antes que del conflicto y del encuentro
entre dos personas ante las circunstancias. Los terapeutas pueden y deben
integrarlo. Sin duda, muchos aprenderán que la técnica debe silenciarse allí donde
el amor se hace presente. Desde su experiencia considera que el amor por sí
mismo posee la fórmula misteriosa de sanar sin necesidad de intervención alguna.
El vínculo se enriquece cuando se lo comprende como fuente y confluencia del
amor, como espacio fértil para aprender recíprocamente y sin necesidad de excluir
o temer a los dilemas propios de la vida.
Técnicas en Logoterapia de pareja:
Martínez Ortíz (2005, p. 68) menciona como técnicas en el tratamiento de pareja
desde la logoterapia a las siguientes:
La Actualización de Huellas de Sentido:
Se trata de actualizar las huellas de sentido que hubo en la historia de la
pareja, es decir, marcas del pasado que permiten resignificar la relación actual, el
para qué de la relación que atraviesa una colisión. Permite la función de la
autotrascendencia.
El Diálogo Socrático:
Se parte de cuestionamientos para buscar el sentido de vida y de pareja en
los consultantes.
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BIBLIOGRAFÍA