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La relación sexual humana.

Una revisión conceptual


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juan carlos romi

I. Conceptos generales

1. Introducción

El ser humano llega a una relación sexual a partir de un impulso instintivo que lo lleva a
desear un objeto sexual adecuado a sus pulsiones (hambre sexual).

La relación sexual con respecto al objeto que la motiva puede estar influenciada por
situaciones:

positivos que favorecen la actividad y


negativas que la inhiben o bloquean

Así se debe valorar entre otros factores:

Principios éticos morales (conductas reprimidas o disimuladas)


Ignorancia del medio y fin de la sexualidad
Miedos que inspiran las prohibiciones sociales (escándalo, desprestigio, sanciones
legales, etc.)
Prohibiciones del “fuero íntimo” (conscientes-inconscientes)

Además no se debe confundir “relación sexual” con “acto sexual” y con “coito”.

La relación sexual es una comunicación biopsicosocial, es un encuentro interpersonal


entre dos personas. La culminación de tal encuentro puede ser una actividad o acto
sexual coital o eventualmente copular.

La actividad sexual es un intercambio físico busca de placer individual o mutuo que


puede manifestarse por juegos sexuales, contactos corporales génito-genitales (coito),
oro-genitales, quiro-genitales, génito-anal, etc.

Se reserva el término coito (del latín “coitus” = ir juntos o reunión, o también “coire”
combinación de 'co' = simultáneamente e 'ire'= ir) a la unión de los órganos sexuales del
varón y la mujer es decir el pene y la vagina.

El “hacer el amor” y las frases que de ésta se derivan traen a la mente de todos la
introducción del pene en la vagina. o sea la actividad sexual génito-genital a través de
cualquiera de las posturas coitales posibles.

La cópula sexual es toda la penetración del pene dentro de una cavidad natural, por lo
tanto incluye al coito,(cópula vaginal) pero trasciende a éste,ya que comprende además
la utilización de la boca (cópula oral) y el ano (cópula anal) .

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El acto sexual en general, practicado en buenas condiciones es un acto social que
descarga a través de los genitales la tensión libidinosa o flujo energético orgásmico.

El orgasmo es una sensación subjetiva de satisfacción erótica máxima obtenida a través


de una actividad sexual por lo cual se descarga la tensión energética libidinal con
relajación y sensación de plenitud psicofísica.

El acto sexual, por lo tanto, cumplido en las mejores condiciones libera al sujeto de
cualquier tensión y angustia transformándolo en un ser humano optimista, satisfecho y
relajado.

Las variaciones de la actividad sexual y sus diferencias entre los sexos y entre los
individuos siempre ha sido material de polémica. Así por ejemplo siempre se pregunta
quien es más hipersexuado el inagotable Don Juan o el prolifero padre de familia
numerosa. Surgen entonces dos criterios aparentemente controvertido el del psiquismo
exacerbado o el excelente funcionamiento biológico-hormonal.

A nivel hormonal se establecen toda una tipología de la psicosexualidad tanto en el varón


como en la mujer

Así en el varón según se predomine:

la hipofisis (Gargantúa) el amante de la buena vida;


la suprarrenal (Hércules) el amante de la actividad física,
el testículo (Paris) el amante de la belleza.

En la mujer también se establecen tipologías femeninas; por ej: el predominio del:

ovario (Helena), o
la suprarrenal (Corina)

Es posible encontrar hombres que presentan de alguna manera los grupos descriptos en
forma pura o mixta.

De manera que debe tenerse en cuenta como factores de variación sexual en el varón y
la mujer: la edad, la latitud, la geografía (clima) y factores emocionales y endócrinos.

En función de lo descripto, observamos que cada persona aporta lo individual, cuando


intenta una relación sexual la que se puede realizar con diversos significados, objetivos y
logros.

Así desde el mero placer físico en búsqueda de la descarga fisiológica, la reafirmación


de la identidad, intereses económicos, atracción sexual recreativa sin compromiso
afectivo hasta la relación sexo-afectiva en un encuentro amoroso mutuo estable.

Por lo expresado, creemos conveniente antes de describir los mecanismos de la relación


sexual hacer algunos comentarios sobre temas controvertidos como el amor, la intimidad,
la recreación sexual y la estimulación sexual al explorar el cuerpo.

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1.1. La problemática del amor

La humanidad siempre se ha sentido amenazada por el temor a la soledad. La forma


más productiva que ha logrado para evitar este sentimiento es el establecimiento de
relaciones íntimas con los demás. Pero esta solución está atestada de inconvenientes:
desconfianza, introversión, etc., que atentan contra la calidad del entendimiento con los
semejantes y que hacen que el ser humano se sienta a veces solo en medio de una
multitud. No obstante necesita en forma imperiosa de una relación íntima aunque a
veces sustituya su esencia con máscaras o actuaciones que tornan superficiales a las
mismas.

Si en la relación entre una pareja puede surgir el amor y de la intimidad de dicho amor
una relación sexual, esta no es posible. si la pareja no está involucrada entre sí. La
intimidad es la espina dorsal del amor, es un todo en una relación amorosa, por lo tanto,
las mejores potencialidades de gratificación sexual dependerán de ello.

Por lo tanto, podemos comprender el término amor cuando se refiere a una “sensación
amorosa” o sea una movilización afectiva básica de un individuo hacia un semejante.

Se expresa como un afecto, inclinación o sentimiento que conmociona la conciencia de


un individuo dirigida o profesada a otro.

La sensación amorosa no se explica con palabras, se vivencia. Es un hecho subjetivo


personal referido a un”objeto amoroso” que conmociona o moviliza el campo de la
conciencia.

El objeto “elegido” corresponde a una imagen idealizada o real que el sujeto tiene del
“otro”, hecho que moviliza su afectividad.

La percepción objetal estimula el psiquismo del sujeto constituyendo una representación


objetal idealizada que realimenta la sensación amorosa.

La sensación amorosa puede establecerse unidireccionalmente desde un sujeto a un


objeto, sin correspondencia necesaria de éste (amor directivo). Ej.: estar enamorado
de…, pero también se puede establecer la reciprocidad de sensaciones amorosas entre
sujeto y objeto (amor interactivo)

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De manera que el amor visto desde esta perspectiva es un componente afectivo de la
pulsión sexual (no necesariamente biológico) es una elevación espiritual de la
voluptuosidad erótica.

Se puede diferenciar la atracción sexual (deseo) sin amor como ocurre con los actos
sexuales sin compromiso afectivo y el amor sin atracción sexual como es el caso del
platonismo.

1.2. Algunos aspectos de la intimidad

La intimidad no es solo ”estar juntos”, se puede estar con otra persona en el sentido de
cercanía corporal, no obstante vivir emocional y mentalmente muy alejados. Muchos
consideran la intimidad mucho más realista que el amor en las relaciones significativas
entre los humanos.

La intimidad requiere dos elementos básicos: tiempo y privacidad para el desarrollo de


sus componentes primarios: selectividad, reciprocidad, mutualidad, confiabilidad y placer.

La selectividad se establece cuando dos personas se gustan se acercan, se eligen e


intercambian confidencias.

La mutualidad requiere que la selección sea de ambos para que se logre una verdadera
intimidad.

La reciprocidad surge del intercambio afectivo mutuo e igualitario.

La confiabilidad crece a medida que del conocimiento mutuo y recíproco surge la


aceptación incondicional del semejante tal cual es.

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El placer aparece como consecuencia de la seguridad de que todo lo anterior genera un
goce que reafirma la selectividad.

Los pilares de la intimidad son dos: el compartimiento y la revelación del yo.

Tanto uno como el otro no deben darse como un hecho de una vez, es un hábito de toda
la vida en común en un intento de entenderse mejor y entender mejor al otro. Si cesa el
compartir y la auto-revelación aunque la relación sea de larga duración la intimidad se
inhibe y debilita.

Por otra parte, es imposible desarrollar la intimidad con todo el mundo, hay personas que
no vibran en la misma longitud de onda, otros son hostiles y rencorosos, curiosos o
incomprensivos, arrogantes o incapaces, etc.

Constituye también un error el suponer que el abrirse en forma franca ante personas
alejadas y no comunicativas, estimulará a éstas a que revelen más sobre ellas mismas.
Tales personas permanecerán indiferentes o superficiales, sin verdadera empatía, ni
espíritu de cooperación. Al no hacer ni decir nada, pueden estar expresando una forma
sutil de hostilidad.

La sociedad, por otra parte, es proclive a condicionar a los individuos a que controlen sus
sentimientos apareciendo como serenos, fríos y calculadores. Otras formas de expresión
que quitan honestidad a la pareja es el disfraz de “pegar antes que nos peguen” por
temor al rechazo, a la humillación, la debilidad o la minusvalía por lo que se trata de
impresionar al otro en vez de relacionarse con él.

Muchas parejas piensan que han logrado la intimidad porque se hallan juntos
constantemente y todo lo que han logrado es un alivio temporal a los sentimientos de
soledad y de depresión. El coito casual no acerca más a la pareja excepto en lo físico.

En síntesis, la intimidad es la comunicación y el compartir sentimientos verdaderos que


provienen de haber aprendido a confiar recíprocamente teniendo capacidad para olvidar
y reírse de sus propias imperfecciones y sin ridiculizar las ajenas.

1.3. Algunos aspectos del amor.

La definición precisa de la palabra amor continua siendo tan elusiva en la actualidad


como al principio de la historia.

La diferencia entre amor y cariño o afecto solo difiere aparentemente en cuanto a la


intensidad ya que ambas expresiones afectivas constituyen atracciones positivas aunque
expresadas en forma distinta.

Lo que sucede es que la palabra amor es vivida por muchas personas como un
compromiso o una amenaza por lo que prefieren eufemísticamente usar la palabra afecto
o cariño que le trae menos zozobra social.

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Algunos emplean la palabra amor con tanta libertad que la misma pierde significación. o
minimiza su efecto. Otros la viven con tanta responsabilidad que nunca pueden llegar a
decir con honestidad al otro: “te amo”.

El amor es un sentimiento positivo para otra persona acompañado de gran intensidad


afectiva que le permite llegar al éxtasis.

El amor promueve la atracción de estar con el otro, el deseo de compartir cosas,


provocando ansiedad su ausencia. Además implica capacidad para estar solo sin
sentirse solo, ya que el necesitar al otro por su compañía significa dependencia y no
amor, y el necesitar al otro para llenar vacíos propios, es colocarlo en un nexo
esclavizante.

El amor es compartir con libertad. El amor maduro y duradero requiere el compromiso


total frente al placer y al dolor. El éxito o el fracaso total de la relación depende de si hay
más placer que dolor en el compromiso ya que ciertamente habrá ambos.

Otro aspecto a tener en cuenta es el fenómeno del llamado enamoramiento.

El enamoramiento es un impacto emocional más o menos brusco que puede afianzarse


o diluirse en la medida que crece o no, el grado de intensidad afectiva que se logre con
el otro a través del tiempo.

Cuando en una pareja se observa que tienen necesidades emocionales reciprocas se


dice “están enamorados”. Este impacto emocional que moviliza necesidades afectivas
mutuas despertando la pasión se conoce socialmente como “romance”. Este hecho solo
se afirma en el tiempo cuando se cumple los conceptos de intimidad antes descriptos,
hecho que no es fácil de conseguir.

Por lo común, cuando desaparece en una pareja el romance, la pasión y la magia


(fantasías) surge lo que significativamente se expresa como “lo quiero pero no lo amo”,
es decir ha desaparecido ese fugaz sentimiento de “estar enamorado”.

En el amor se suele describir cinco niveles:

1. egocéntrico o posesivo: centrado sobre las propias necesidades del yo, por lo tanto
muy exigente y explotador del otro
2. explorativo: el cariño surge a través del conocimiento creciente del otro y no solo
por necesidades personales.
3. coparticipado: producto del cariño reciproco a través del cumplimiento de
necesidades mutuas
4. dedicativo: el amante resulta significativo que se siente la necesidad imperiosa de
brindarle permanente bienestar.
5. compromiso: implica intimidad, libertad y responsabilidad, es decir, integración total.

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Nos queda para el final la descripción del amor romántico o pasional, clásicamente se lo
asocia a términos como agonía y éxtasis.

Está asociado a sentimientos de placer físico inmediato y por lo tanto, de difícil


estabilidad en el tiempo. Se lo describe como una respuesta condicionada. Cuando una
pareja establece un vínculo estable aparecen un conjunto de responsabilidades “poco
románticas” que hacen imposible la “exclusividad” de proporcionar al coparticipe solo
sentimientos placenteros inmediatos, por lo que se pierde el refuerzo y la recompensa
tendiendo a debilitarse el amor-pasión, es decir, “se ha perdido el encanto”.

De manera que, solo la relación puede continuar si el compromiso está basado en algo
más que la pasión intensa y fugaz. Así, cuando una pareja entra en monotonía por la
rutina de la vida cotidiana, surge la necesidad en la misma de realizar o fantasear una
serie de hechos nuevos que intensifiquen o reanimen los deseos almacenados en la
memoria (fantasías de excitación y placer reflejamente condicionados). Si esto se logra,
florece nuevamente el amor pasional, caso contrario el amor romántico o pasional es
remplazado o por cariño, gratitud, compañía afectiva, o por indiferencia u hostilidad.

El mejor sexo no constituye simplemente una buena respuesta coital, sino una afirmación
madura de la personalidad total, la falta de la influencia amorosa puede llevar a la
monotonía al aburrimiento o a la carencia de estímulo.

El coito puede emplearse como una experiencia estrictamente física una forma
momentánea de comunicación o de autoafirmación, o en un nivel más elevado como un
compromiso libre de intimidad sexual donde se fusionan la empatía y la sensibilidad
hacia el compañero.

1.4. La recreación sexual

Claramente se puede observar que no toda relación sexual implica o necesita el factor
amor, así como no todo amor implica sexo. Dado el énfasis en el supuesto único objetivo
reproductivo de la sexualidad, muchas culturas censuran el sexo recreativo por si solo.

Apoyados en el ciclo juego sexual-coito-orgasmo masculino-fin, el modelo patriarcal


reproductivo mira prejuiciosamente al sexo recreativo o de comunicación física
interpersonal.

De las falacias enseñadas culturalmente persisten aún aquellas que dan importancia al
comportamiento machista en general, entre ellas la valoración cuantitativa del número de
eyaculaciones en el menor tiempo posible, el grado de erección con el mayor tamaño del
pene para el mejor goce sexual, despreciando el juego sensorial mutuo; el creer que el
deseo sexual masculino es incontrolable, urgente y muy fuerte, la glorificación del coito
como la fuente máxima y única del placer sexual y que la mujer que no logra orgasmo
vaginal es frígida, etc.

El guion sexual cultural suele incluir modelos o paradigmas de comportamiento que no


necesariamente cuadran en la mismidad y diversidad de los individuos. Cada uno tiene
capacidades, necesidades y estilos diferentes. El hecho de haber aprendido e

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interiorizado el guion sexual cultural hace que se presenten resistencias a nuevas ideas
al explorar el cuerpo. Lo importante es aprender a despertar la capacidad sensorial del
cuerpo con ejercicios que liberen el psiquismo del individuo de ataduras culturales.
Debemos recordar, que todo juego sexual que no haga daño es aceptable en tanto
y en
cuanto esté de acuerdo el copartícipe

1.5. Las distintas técnicas en la estimulación sexual

Se sabe que el deseo o apetencia sexual de las mujeres es tan poderoso o más que el
de los varones, lo que sucede es que éstas han sido condicionadas durante
generaciones a nivel cultural a que inhiban su sexualidad o que la nieguen sofocando su
respuesta ante los distintos estímulos sexuales. Por otra parte hasta que los varones no
puedan superar las actitudes culturales machistas seguirán “controlando la relación” lo
que no garantiza una comunicación franca de confianza e igualdad.

Los varones tienen con frecuencia gran urgencia de obtener placer (solo desean actos
sexuales) lo que es muy diferente a “hacer el amor” como pretenden las mujeres. Estas a
su vez se quejan que aquellos no tienen imaginación, sus técnicas amatorias son
demasiado mecánicas y ritualistas y están tan inhibidos en su expresión sexual que su
respuesta no es libre ni espontanea.

Por desgracia, muchas parejas después del matrimonio suspenden los esfuerzos
mínimos para mantener conductas sexuales imaginativas ante los ojos de su
compañero/a, por lo que la vida sexual se paraliza o se empieza a buscar en otras
personas el esplendor que él o ella reclaman y que se está perdiendo en la convivencia
marital.

La actividad sexual requiere variación, cuando una pareja se adhiere a una postura o
técnica sexual rígidamente por lo general surge prontamente el hastío o el aburrimiento
sensorial. De manera que si una pareja quiere mantener el interés sexual por largo
período debe tener en cuenta el efecto negativo que aparece en el juego amatorio
cuando se realiza en forma rápida, corta, monótona y rígida.

Se debe recordar, el valor de la fantasía en la estimulación sexual. La aceptación para


experimentar la estimulación sexual asociada a imaginación genera una investigación
creativa frente a la inevitable dosis de monotonía que surge en toda pareja estable.

Las zonas erógenas son las partes del cuerpo que poseen una gran concentración de
terminaciones nerviosas (denominados “nervios sexuales”) que cuando son estimulados
provocan excitación sexual. Esta tiene lugar cuando los mensajes de los estímulos son
enviados por terminaciones nerviosas hacia el encéfalo, el cual a su vez los trasmite a
los centros de la médula espinal lumbosacra. Por lo tanto, un bloqueo psicológico o físico
en algún punto puede frenar o evitar la excitación sexual. Por ej.: mensajes de rechazo,
de desafío, de miedo, dolor o lesión pueden ya a menudo retrasar u obstruir las
conducción de los estímulos de los centros sexuales, evitando en esta forma la
excitación o terminando con ella.

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Los estímulos sensoriales placenteros pueden producir pensamientos eróticos, los
cuales pueden a su vez provocar erección del pene o lubricación de la vagina.

La sensibilidad sexual (o la falta de la misma) es aprendida, sobre la base de la


maduración biológica básica. Las conductas extremas de aburrimiento y placer hacia la
sexualidad son aprendidas a través de experiencias y experimentaciones.

El juego sexual, es la principal técnica de estimulación sensorial. Puede ser gradual y


constituir una experiencia lenta pero incrementante sobre todo en la mujer. Se ha
sugerido que el beso y la estimulación manual de las zonas erógenas debe prolongarse
cuando menos 15 minutos antes del coito, aunque algunas parejas prefieren dedicar
mayor o menor tiempo en su período de excitación sexual. Así por ejemplo
investigaciones sobre el orgasmo femenino expresan que todas las mujeres llegan al
orgasmo cuando el juego es mayor de 15 minutos y la penetración dura por lo menos
otro tanto.

Otra técnica importante de estimulación sexual es el vibrador. Este puede ser de utilidad
para aumentar el placer en la interacción sexual de una pareja.

Algunas mujeres aparentemente no pueden lograr el orgasmo sin penetración peneana,


ni lo pueden conseguir con ninguna de las técnicas de excitación ya descriptas, pero
mediante la estimulación clitorídea y vulvar con el vibrador hecha por su compañero rara
vez fracasa en producir el orgasmo.

Otra forma de actividad sexual popular es la estimulación buco genital, aunque haya
gente que la rechace por considerarla a la región genital “sucia”, en realidad esto no
constituye una objeción válida si se toman los recaudos de prevención y delicadeza
(cuando se inicia el contacto intimo) que requiere la buena higiene íntima de los genitales
al igual que cualquier otra parte del cuerpo.

En resumen: las relaciones sexuales fructíferas son relaciones amorosas en las cuales
cada compañero está sensible a los deseos del otro. Este cuidado indudablemente
puede continuar más allá de las experiencias de la estimulación, excitación y liberación
sexuales ya que las relaciones no deben o no deberían terminar con el orgasmo.

Por otra parte cualquier conducta sexual entre adultos que han otorgado su
consentimiento válido es o debería ser permisible mientras se cumpla ciertos criterios:

1. ambos coparticipes capacitados par asumir la responsabilidad de su conducta y


sus consecuencias.
2. la conducta sexual no debe dañar a nadie y ser privada (fuera de la vista y el oído
de terceros)
3. que la conducta sexual involucrada sea placentera para ambos.

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