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Eje 3: Actividad 1: FASES O ESTANCIAS DEL AMOR CONYUGAL

Presentado por:

ROSA ELVIRA MCLEAN CHAVES

UNIVERSIDAD DE LA SABANA
INSTITUTO DE LA FAMILIA
MAESTRIA EN ASESORIA FAMILIAR Y GESTION DE PROGRAMAS PARA
LA FAMILIA
PROVIDENCIA ISLA
2021
INTRODUCCIÓN
Al realizar el análisis y estudio del amor del ser humano y, en específico el amor
conyugal merece tener ciertos calificativos desde un principio. Para alcanzar un
grado de conocimiento del matrimonio y de la familia, el saber sobre el amor y sus
faces resultaría necesario, imprescindible, ya que el mismo matrimonio y la familia
son realidades humanas y esencialmente conexas con el amor.

El estudio referente a las fases o estancias del amor conyugal es realmente


apasionante lo cual nos invita a dar lo mejor de uno de manera mutua, el amor es
una dinámica profunda cubierta de ética de lo que se debe hacer y lo que no se
debe hacer en su máxima expresión dicho de otro modo cuando se ama de
verdad, la persona se realiza a su verdadera naturaleza.

El amor siempre supera lo que logramos saber de él. El amor no es un


movimiento de la persona a solas con si misma, no es una orientación y un obrar
que tiene origen a su propio sujeto, iniciándose y acabándose en él y con él. El
amor es una misteriosa forma de ´construir entre dos, que nos entrelaza en una
extraordinaria forma de coexistir.

Las etapas de madurar en el amor se dan asi mismo como se da la de los seres
humanos que pasamos por la infancia, niñez, adolescencia, adultez. En el amor
hay que vivir las etapas para alcanzar el sabor del verdadero amor, existen una
fase de crecimiento posible en el amor las cuales no son de cumplimiento
obligatorio.

LAS TRES FASES O ESTANCIAS DEL AMOR COYUGAGAL ENCUENTRO, EL


NOVIIAZGO Y LA COMUNIDAD

Cuando hablamos de amor conyugal, hablamos de la unión entre un hombre y una


mujer, y que a lo largo de este proceso de unidad van engendrando crecientes
estancias cualitativas de su unión. El ser unión es la conformación en comunión
intima de su naturaleza como hombre y mujer las cuales solo se pueden ir
edificando mediante acciones personales y conjuntadas. Esta unión de naturaleza
sexual es capaz de trascender en la intima comunión de dos personas es un
encuentro por aquella vía especifica de cointimación que abre la acogida a sus
cuerpos tanto femenino como masculino.

Fase encuentro en esta lo más frecuente es el amor a primera vista el cual


avanza hacia a el enamoramiento, Según Ortega, este primer encuentro torpese la
concentración y atención la cual es trasladada aquella persona que lo flecho
convirtiéndose en un estado afectivo permanente, este junto con el vuelo de la
imaginación con el ideal del hombre o mujer que nos gustaría encontrar. Según
Conen, no solo es estar junto sino también estar en comunión. Esta frase nos lleva
a reflexionar sobre el matrimonio, que noes lo mismo ser pareja, hay
trascendencia a la dualidad de lo que es ser con otra persona. El matrimonio es la
sostenibilidad de una relación, al contrario que los amantes simplemente se
quieren en determinado momento, pero los casados son los que deciden querer
quererse y se comprometen con eso. Este compromiso esta lleno de acciones de
amor. Con mucha inteligencia y voluntad y sobre todo con el amor de Dios. Que
finalmente garantice la armonía, el cuidarse mutuamente y restaurar cualquier tipo
de situación que se presente en esa unión.

El enamoramiento en su fase inicial. (el flechazo o amor a primera vista), en


muchas ocasiones no requiere esfuerzos al avanzar al noviazgo en el momento
inicial del amor y la idealización de lo que queremos que sea la mujer o el hombre
con su maduración y se conozcan realmente, de esta manera superar lo
imaginario, nos ubica en que no basta enamorarse de una persona solo con verla
hay vivir ese noviazgo a plenitud, sentimientos, ideales, dialogo, sueños, vocación,
conversación, el trato, como encara el trabajo, como respeta nuestra identidad
entre otros y así poder ir evaluando la posibilidad de hacer un proyecto de vida
con esa persona.

LA PRIMERA ESTANCIA DEL AMOR CONYUGAL: LA COINCIDENCIA


AFECTIVA DEL VARÓN Y LA MUJER EN LAS DINÁMICAS SENSIBLES QUE
LES SUSCITA SU NATURALEZA CORPÓREA
Amamos según somos, en conformidad con nuestra naturaleza. Hemos
dicho hace un instante que el adentramiento unitivo recorre los territorios de
nuestra naturaleza de varón y mujer y se toma en ello el tiempo oportuno.
Reiteramos esto porque muchas veces la intensidad del enamoramiento es
propensa a olvidar que se trata de un primer adentramiento y en un primer
territorio del varón o mujer. La primera estancia del amor se origina en nuestra
carne y, desde ahí y como naturaleza, comparece conmovida ante nuestra
persona. El amor de conyugación, en su primera estancia, nos une en la
manifestación más primaria de la sexualidad de nuestra persona encarnada, que
es su cuerpo masculino o femenino según se ofrece al conocimiento, aprecio y
comunicación que nos aportan nuestros sentidos.

Éste es el fondo antropológico y psicológico de la clásica expresión


inclinatio naturalis. Nos referimos, en dichos sentidos técnicos, a la actividad de
nuestra naturaleza y a la pasividad de nuestra persona. Es el atractivo de un
amado el que conmueve nuestras entrañas y causa en nosotros tal revolución, sin
que ese movimiento y sus dinámicas las haya originado por sí nuestro sujeto
personal, mediante su poder de autodeterminación racional y libre. Uno no se
enamora cuando y como quiere con un acto de libre voluntad. A uno lo enamoran
y, de pronto, sin premeditada programación se siente conmovido de un modo que
no inventó, se encuentra en-amor-dado.

En este sentido se dice que la persona padece los movimientos de su


carne o naturaleza, aludiendo a la pasividad del principio personal, que no ha
originado por sí la revolución de su naturaleza, sino que se la encuentra en plena
«ebullición» —en sí— dentro de su propio cuerpo de varón o mujer. Podríamos
decir, siguiendo una expresión tan común cuan incierta, que el corazón le ganó la
partida a la cabeza, que la razón está felizmente rendida y ha puesto todos sus
recursos al servicio de los sentimientos del corazón.
LA SEGUNDA GRAN ESTANCIA DEL AMOR CONYUGAL. LA
TRANSFORMACIÓN DEL PRINCIPIO UNITIVO INICIAL: DE LAS DINÁMICAS
UNITIVAS, SEGÚN LA CARNE, AL VÍNCULO ENTRE LAS PERSONAS,
SEGÚN EL ESPÍRITU
Somos personas encarnadas, cuerpo cuya humanidad masculina y
femenina está animada por un principio espiritual de orden personal. En la
primera estancia del amor, que surge y conmueve nuestro territorio humano
primario, la carne aporta sus dinámicas unitivas. Conocemos las aportaciones y
limitaciones de esa estancia amorosa y de estas dinámicas unitivas. Sabemos
que la comparecencia ante la persona es también una convocatoria a que se
implique y comprometa, en cuanto persona, en lo que le pasa a su encarnadura o
naturaleza de varón y mujer en-amor-dados. Esta convocatio o llamada del amor
humano es connatural a nuestra carne conmovida. Somos personas encarnadas
y, por lo tanto, queremos, al amar, comunicar también íntimamente con la
persona de nuestro amado en su cuerpo masculino o femenino. La carne —
nuestra naturaleza, también en su corporeidad— está preparada, capacitada y
anhelante de manifestar su persona y comunicarla en su intimidad espiritual de
tal.
Sin ella, la carne y sus dinámicas unitivas se muestran cíclicas, efímeras y,
al fin, decepcionante y destructivamente vacías. La llamada a la persona, para
que implique su presencia en el amor primario, es una convocatoria a que lo haga
como tal persona, es decir, según su naturaleza de espíritu personal, de ser este
irrepetible y único sujeto espiritual que hay en cada amador, capaz de trascender
la experiencia de lo efímero y su angustia.
De este modo, el amor humano puede ser completo e integral en su unión,
abarcando a toda la persona encarnada en varón o mujer, su espíritu y su cuerpo.
Nuestra carne enamorada, además, solicita esta activa implicación de la persona,
pues por connaturalidad consigo misma intuye que el espíritu y los bienes que es
capaz de concebir y vivir le abren al amor una inédita y más profunda realidad
unitiva, que permanece entre lo cíclico, que puede crecer sin decaer. Nuestra
carne de varón y de mujer —pasional y cíclica— le exige a la propia persona que
implique en el aunarse del amor su específico principio de vida, el propio del
espíritu, y que con él, con sus luces y sus bienes, los amantes puedan adentrarse
en una estancia mucho más profunda —humanamente más integral— de su
unión.

LA TERCERA GRAN ESTANCIA CONYUGAL: LA UNIÓN DE UNIONES


La vinculación, según hemos expuesto, no es sólo una conformación del
varón y la mujer en ser su unión sino que, precisamente por eso mismo, consiste
en una manera de vivirse unidos que posibilita una nueva e inédita dinámica de
adentrarse más y más en la unión de amor que el vínculo les ha engendrado.
La unión conyugada —la vinculación según justicia— abre su propio
horizonte hacia una nueva dimensión unitiva. Un horizonte cuya novedad no
puede abrir la primera estancia unitiva, pues una cosa es inclinarse hacia la unión
y otra, bien distinta, es ser la unión y deberse su ser y su obrar como proyecto
cobiográfico. En este sentido, hemos afirmado que los caracteres esenciales de la
vinculación son la hoja de ruta que adentra recto en ciertas razones de bondad —
tan inéditas como reales— de la cointimidad conyugal en las que ésta, por la vía
singular de cada conyugio, manifiesta la unidad del ser humanidad. Se trata ahora
de examinar tres ámbitos de esta realización particular del ser la humanidad. En
su consecución la unión conyugal se juega el acceso a la tercera gran estancia
unitiva: el ser unión de uniones.
En esta tercera gran estancia, la unión conyugal se adentra, por un lado, en
aquella cohesión de la cointimidad capaz de vencer la decadencia de los ciclos
vitales y que constituye la plenitud de la compenetración de la cobiografía íntima;
y, por otro lado, se configura como una unión referencial para su genealogía
familiar, una unión que irradia unión al resto de uniones conyugales del ámbito
familiar extenso, una unión de uniones.
De este modo, la unión conyugal avanza hacia su culminación esponsal en
la muerte de uno de sus consortes, que es, en el culmen de la insólita paradoja, el
encuentro con el destino nupcial de cada uno de los que fueron cónyuges en su
vida mortal, cuestión escatológica de la que hoy debemos renunciar a tratar.

CONCLUSIÓN.
Hemos visto en este escrito sobre las relaciones entre los elementos
unitivos cíclicos y los permanentes. En definitiva, nos plantearemos la cuestión del
amor que no se pasa entre los que nos pasan y se desvanece. No queremos decir
con esta nota que el “terminar” sea de suyo lo propio del amor. Nos referimos, muy
al contrario, en que el amor refleja la manera como el ser humano es en el tiempo
y con el tiempo. De la misma forma que nuestra vida se organiza discurriendo de
edad en edad, también el amar es un proceso en el tiempo y con el tiempo, y así
el amor ocurre realmente mediante fases o edades de un proceso cobiográfico. En
síntesis, vamos a estudiar, bajo el ángulo de su historicidad, las tres primeras
edades o fases del amor conyugal.

El amor, para Viladrich, no es lo mismo que nuestra naturaleza biológica,


psicológica y sociocultural, aunque se nutre de ella. Hay un además, un principio
de vida "que no se pasa entre lo que nos pasa y se pasa". En la conyugación del
varón y la mujer, cristalizada en matrimonio, hay que distinguir por un lado su in
fieri, es decir, el pacto, y por otro, el vínculo, el in facto esse. El consentimiento
real, en efecto, es causa eficiente del matrimonio. Practicar el sexo no resulta
motivo de unión conyugal, ni tampoco prueba de amor. Non concubitus sed
consensus matrimonium facit. Pero el pacto que legaliza la unión no es por sí solo
matrimonio. Sin el amor profundo que vincula se desvirtúa la esencia matrimonial.
Definir el matrimonio sólo como un contrato significa la deglución del in facto esse
por un caníbal in fieri. Afirmar que ese contrato es indisoluble terminará por
colisionar con la realidad. "Acabará, imponiéndose -afirma Viladrich- la lógica de
éste in fieri glotón y sustantivado: si el matrimonio es el contrato, entonces es tan
indisoluble como cualquier contrato, pues lo que el consentimiento funda, el mismo
consentimiento puede cancelarlo".
Una primera cuestión que se resuelve es la de la causa eficiente del
matrimonio, que aparece única: el consentimiento, esto es, un acto de «libre y
racional voluntad», tal que si faltase «todos los hechos, comportamientos,
situaciones o convivencias de cualquier índole, incluso sexual, que hubiera habido
y siguiera habiendo entre un varón y una mujer no se consideraban matrimonio,
sino situaciones de hecho». En consecuencia la "práctica del sexo" ni era
matrimonio, ni prueba de amor alguno. Se requería [y se requiere] para que haya
auténtico consentimiento -hacedor, causa, de matrimonio-, un acto de naturaleza
radicalmente personal, en el que se implique la persona entera, la persona en
cuanto tal, y, por supuesto, en conjunción con la otra persona en idénticas
condiciones. «Fijar la causa del matrimonio en un acto tan específico del ser y
obrar como persona, cual es el consentimiento o conjunta voluntad racional y libre,
fue un gran avance civilizador que permitió diferenciar el matrimonio de otras
muchas relaciones y formas de cohabitar, aquéllas en las que faltaba en una o
ambas partes la verdadera voluntad de ser unión conyugal, o esa voluntad era
muy deficiente, anómala o disfuncional»

FASES O ESTANCIAS DEL AMOR CONYUGAL 1, Encuentro


Cuando hablamos de las fases del desarrollo del amor
Observe las escenas indicadas de las películas:

 “PD te amo” (disponible en internet)


 “A walk to remember”   Disponible en internet.
Ahora, identifique y distinga en la escena en la que los protagonistas de "PD te
amo" se encuentran y caminan juntos en el parque nacional, el momento en que
se produce la emoción del flechazo (o amor a primera vista)  y el momento en que
se produce el sentimiento de enamoramiento en él y en ella. Identifique las
invitaciones o dinámicas psicológicas que dicho sentimiento les propone a los
protagonistas. Su análisis y las conclusiones deben entregarse en un documento
de Word con tamaño de página A4 y  espacio simple.
Luego, identifique en la película “A walk to remember”   las fases del amor
conyugal que se desarrollan entre los protagonistas.  Su análisis y las conclusiones
deben entregarse en un mapa mental o conceptual; utilice para esto la
herramienta que sea de su agrado  y apóyese en el siguiente material 1 y 2.

Referencias bibliográficas:
Cristian Conen (2014) “Diagnóstico de la relación hombre/mujer hoy” Amor Liquido

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