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Los esquemas están formados por conceptos (palabras como ‘política’, ‘educación’ o ‘vergüenza’)
que son ideas o símbolos que representan un conjunto de ideas relacionadas en nuestro sistema
de procesamiento mental de la información. A través de nuestro aprendizaje vamos formando los
diferentes conceptos, agrupando los objetos que comparten similares características. Y poco a
poco vamos organizando e integrando conceptos de una palabra en conceptos de varias palabras
que forman frases, y después en conceptos cada vez más amplios que forman párrafos,
argumentos, planteamientos… Diferentes planteamientos se integran en modelos mentales que
van conformando nuestros esquemas, las unidades básicas para entender e interpretar el mundo
en nuestro lenguaje mental. El esquema es la representación organizada de nuestra experiencia
basada en la repetición de acontecimientos similares, que finalmente establece los patrones que
organizan la personalidad humana. Los esquemas son las unidades fundamentales de la
personalidad; la forma en que afrontamos las diferentes situaciones vitales basadas en nuestros
esquemas mentales determina en gran medida nuestra personalidad.
Dentro de las estructuras mentales del ser humano se encuentran 3 áreas de conciencia, en su
primera tópica, las cuales están denominadas:
La educación: estas van a ser de buena medida, la consecuencia de como se muestra la realidad,
es decir, dependen de los criterios de los esquemas conceptuales desde que se enseña y donde se
aprende, por ello, es cierto que cuando un maestro se pone delante de un alumno al que le va a
enseñar, aunque no lo haya programado o se haya hecho explicito, siempre les está diciendo ‘’el
mundo es asi’’
La biología: el mundo exterior solo produce perturbaciones a nuestro sistema nervioso ya que la
percepción de las personas se determina por la propia estructura de nosotros mismos. Si dos
personas con diferentes capacidades biologías observan lo mismo quizá haya diferencias en lo que
están viendo, no porque el mundo exterior sea diferente, sino que esta diferencia depende de que
en cada persona las biologías son distintas.
Los factores son todos aquellos que activen los sentidos de la persona durante su búsqueda del
conocimiento sobre su entorno. Y es por esto que se puede deducir que todos los medios u
entornos en los que nos hemos desarrollado tienen relación con lo que podamos, pensar o
interpretar
Para interactuar con nuestro entorno necesitamos elaborar patrones o ideas de él. Esas
representaciones de nuestra realidad pueden aludir tanto a grandes temas, como el mundo físico,
biológico o social, como a cuestiones más banales como el funcionamiento de una puerta, la
organización de un evento deportivo o la conducta más apropiada para los diferentes contextos
sociales. Estas representaciones o modelos particulares del mundo albergan tanto las
dependencias que tenemos con el ambiente, como también los impedimentos que la realidad nos
pone para utilizar nuestros esquemas, nuestras habilidades sociales; todo nuestro saber y
experiencia está instalado y dispuesto en estos esquemas mentales, que nos permiten
comprender la realidad e intervenir sobre ella. Pero los diferentes esquemas o modelos mentales
no cubren uniformemente la realidad, de hecho pueden ser parcialmente contradictorios entre sí,
y se van modificando conforme ampliamos nuestra experiencia, sustituyendo unos esquemas por
otros con mejor poder explicativo. A menudo las personas interpretamos un mismo hecho de
forma contradictoria dependiendo de nuestra edad, religión, sexo o nacionalidad, sin llegar a
activar un esquema racional que facilite una explicación lógica entre el hecho y su contexto.
Esquemas diferentes provocan que los lectores de un mismo libro lo entiendan de manera
diferente.
Lo verdaderamente relevante son las estructuras mentales que configuran los conocimientos y las
experiencias a lo largo de un aprendizaje. El aprendizaje precisamente consiste en la construcción
de un cuerpo organizado de estructuras mentales, guías o patrones desde los cuales se tiende a
comprender y a interpretar la realidad. Una estructura mental actúa como filtro o como matriz por
la que van pasando los datos de los nuevos conocimientos o experiencias. En cierta manera,
operan como presupuestos desde los que se mira, se lee, se asimila la realidad y desde los que se
posiciona ante ella.
Cuando nos encontramos con personas que tienden a hacer lecturas materialistas de la realidad, o
lecturas cientificistas, o lecturas políticas, o lecturas economicistas, etc., sencillamente nos
encontramos ante conocimientos y experiencias que se han ordenado configurando una
estructura mental materialista, cientificista, política, economicista, etc. Y se ha integrado tomando
su forma. El problema es que cualquier otra representación de la realidad que no encuentre
encaje en esas matrices tenderá a rechazarse como extraña.
HEMISFERIOS CEREBRALES
El cerebro está constituido por dos mitades, la mitad derecha llamada hemisferio derecho y la
mitad izquierda llamada hemisferio izquierdo
Cada hemisferio está especializado en funciones diferentes, de ahí que uno de los aspectos
fundamentales en la organización del cerebro lo constituyan las diferencias funcionales que
existen entre los dos hemisferios, ya que se ha descubierto que cada uno de ellos está
especializado en conductas distintas.
Conviene saber también, que existe una relación invertida entre los dos hemisferios y nuestro
cuerpo. Por consiguiente, el hemisferio derecho se encarga de coordinar el movimiento de la parte
izquierda de nuestro cuerpo, y el hemisferio izquierdo coordina la parte derecha.
Parece ser que esta mitad es la más compleja, está relacionada con la parte verbal.
En el se encuentran dos estructuras que están muy relacionadas con la capacidad lingüística del
hombre, el "Area de Broca" y "Area de Wernicke"(áreas especializadas en el lenguaje y exclusivas
del ser humano).
La función especifica del "Area de Broca" es la expresión oral, es el área que produce el habla.
Por consiguiente, un daño en esta zona produce afasia, es decir, imposibilita al sujeto para hablar y
escribir.
El "Area de Wernicke" tiene como función específica la comprensión del lenguaje, ya que es el
área receptiva del habla.
Si esta zona se daña se produce una dificultad para expresar y comprender el lenguaje.
Además de la función verbal, el hemisferio izquierdo tiene otras funciones como capacidad de
análisis, capacidad de hacer razonamientos lógicos, abstracciones, resolver problemas numéricos,
aprender información teórica, hacer deducciones...