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Curso: Quinto
CLASE 6
Introducción
Clase 1: Aquí te propusimos conocer cómo se trabaja en algunas de las áreas de la Psicología:
Clínica, Educacional, Laboral, Sanitaria, Social y Jurídica: qué temáticas abordan, en qué lugares
trabajan, qué temas les interesan, etc.
Clase 2: Profundizamos el conocimiento sobre la Psicología Sanitaria, analizando los aportes que
se hacen desde aquí para el cuidado y la promoción de la salud mental, especialmente en tiempos
de pandemia y aislamiento social.
Clase 3: Nos aproximamos a un concepto de salud mental desde dos modelos de abordaje
diferentes: psiquiatría y psicoanálisis. A partir de su consideración pudimos ver cómo cada uno de
ellos hace foco en algún aspecto de lo humano y qué consecuencias trae ello para las personas y
las sociedades.
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Clase 4: Profundizamos el tema de salud mental para adentrarnos en el terreno de la
psicopatología: enfermedades mentales (desde el modelo médico de la psiquiatría) o
padecimientos/sufrimientos humanos (desde el modelo del psicoanálisis).
En esta clase les proponemos reflexionar acerca de cómo construimos nuestra identidad a partir
de los vínculos que establecemos con quienes nos rodean, especialmente en la adolescencia: la
promoción de factores protectores de la salud vinculados a los grupos de pares y el
establecimiento de redes de contención social. En este caso, trataremos el tema desde la
Psicología Social.
Desarrollo:
Para empezar a responder tenemos que hacer algunas aclaraciones previamente. En primer
lugar, conocer de qué hablamos cuando decimos “identidad” y, en segundo término, analizar qué
significan los grupos para los adolescentes.
Las personas nos caracterizamos por una particular tendencia a buscar relacionarnos, ponernos
en contacto con otros. Desde que nacemos transitamos por instituciones, que nos van
constituyendo, y a partir de las cuales nos hacemos parte de una sociedad. A continuación,
abordaremos diversos temas que, desde la mirada de la psicología social, nos van a brindar
elementos para comprender la creación social del “yo soy”.
Desde que nacemos transitamos un proceso para poder efectivamente ser miembro de una
sociedad. Este proceso es conocido como socialización y es un tema central para comprender la
creación social del “yo soy”.
Es decir, nuestra subjetividad, esa definición de “yo soy” es el resultado de las redes sociales
(entendidas como tramas vinculares, como grupos de personas con los que nos relacionamos) en
las cuales soy parte, y a la vez nos permite participar en el mundo social, nos da las
“herramientas”, las conductas, los códigos, etc., para poder relacionarnos, comunicarnos.
¿Y qué es la identidad? La palabra identidad deriva del latín idem, que significa “lo mismo”. Así,
decimos que la identidad es una construcción particular, que permite asociarnos, “ser parte de” -
un lugar, de una cultura, un grupo, o una persona- a partir de un conjunto de atributos (gustos,
rasgos, ideas, etc.) que le son propios, los distinguen, los hacen singulares. La identidad es una
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construcción, y como toda construcción, “se va haciendo”, no es algo dado o que se adquiere de
una vez y para siempre.
La psicología sostiene que el proceso por el cual asimilamos un aspecto, atributo del otro y lo
hacemos propio, se llama identificación. A través de este mecanismo nos vamos transformando
–en mayor o en menor grado- sobre el modelo que estos vínculos más cercanos nos ofrecen. Las
relaciones, las comunicaciones, los diálogos que se producen con una fuerte carga de afecto son
los que hacen posible que tome de modelo a estas figuras de mi entorno, a partir de las cuales
voy construyendo mi identidad.
La identidad implica búsquedas, toma de decisiones, y las mismas no son estáticas ni inmutables,
ni libres de conflicto. Requiere que estemos activos frente a estas preguntas que nos estamos
haciendo constantemente. Entonces decimos que la construcción de la Identidad es un
proceso y como tal, es dinámico.
También es un proceso social en tanto es una construcción en donde participa el vínculo con los
otros: familia, amigos, compañeros. El otro es el espejo en el que nos vemos reflejados; así como
nosotros somos el espejo en el que se miran los demás.
Para recordar…
En las prácticas de socialización que se dan a lo largo de nuestra vida, participan diversos grupos
e instituciones: familiares, laborales, comunitarios, escolares, que van imprimiendo determinadas
características, mecanismos, según sus lógicas y características. Así, se incorpora un orden,
pautas, valores, hábitos, conocimientos, etc. Pero a la vez, ante la posibilidad de producir nuevos
sentidos sobre lo que existe por parte de todas las personas, aparece en el horizonte la posibilidad
de reflexionar y transformar aquellos que nos han trasmitido.
En los vínculos más cercanos (en los familiares, sobre todo) comienzan nuestras primeras
prácticas de socialización (socialización primaria), en ellas nuestras primeras identificaciones y
luego en el transcurso de nuestras vidas, según los lugares que vayamos transitando y ocupando
en la sociedad, asumimos nuevos roles, actuamos en el medio social, intervenimos en las
instituciones (Estado, escuela, medios de comunicación, organizaciones laborales, asociaciones
civiles, etc.) es lo que conocemos como socialización secundaria.
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Así, es posible entender a la subjetividad como una “construcción”, asumiendo que no viene
dada al nacer, sino que es el resultado de experiencias, de numerosas y sucesivas vivencias de
las personas con su entorno, con su contexto socio-cultural desde temprana edad.
La identidad se va construyendo en interacción y diálogo con otros. A partir del contacto con
otros grupos (en el barrio, en el trabajo, en la escuela, en diferentes actividades) nos empezamos
a sentir protagonistas de la sociedad en la que vivimos, asumiendo diferentes niveles de
pertenencia y participación. Esa primera salida al mundo se da desde que somos niños y se
afianza durante la adolescencia con nuestros primeros grupos de pares; con la práctica del algún
deporte, con el grupo de la parroquia, o la banda de música que formamos.
Enrique Pichon-Rivière elaboró una reconocida definición de los grupos, entendiendo que son un
conjunto restringido de personas que comparten un tiempo y un espacio, unidas también por
la imagen que cada uno construye del otro (Pedro es alguien confidente y confiable, es a quien se
debe delegar las principales responsabilidades, Leo es simpático y creativo, pero siempre se
olvida los encargos, etc…). Algo de suma importancia es que todo grupo se propone una tarea,
aunque no se explicite. Dentro de los grupos hay una compleja asunción y adjudicación de roles
(Pedro es quien toma las decisiones, el líder, Leo el carismático, Luna la que nos organiza).
En definitiva, puede decirse que, principalmente en los grupos, hay dos planos: una que hace a la
relación del grupo con la tarea que se propone, y otra referida a las relaciones vinculares
entre los miembros del grupo (se juegan emociones, sentimientos propios de las vivencias que
suceden en los grupos como de mis aprendizajes en experiencias previas con otros grupos).
Desde que somos pequeños, interaccionamos con otros. Esto se incrementa durante la
adolescencia donde se expanden las relaciones a otras dimensiones de la vida social. De este
modo, los adolescentes comienzan a crear espacios propios de interacción, de mayor
independencia y autonomía del núcleo familiar; pero a la vez va construyendo una identidad que la
comparte con otros pares.
Cada grupo se puede caracterizar por compartir gustos musicales, formas de vestirse, consumos
culturales, códigos, modos de hablar, y esto brinda a los adolescentes espacios de expresión y
contención afectiva. Es lo que conocemos como identidad grupal.
Muchos autores también llaman a estos grupos, “tribus urbanas” para referirse a este conjunto
de adolescentes que comparten una identidad común. Estas tribus eligen lugares, espacios donde
reunirse, sus propios símbolos, formas de vestirse, música que escuchan, etc.
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Comenzamos esta clase con algunas preguntas, ahora para ir cerrando podríamos retomarlas y
ensayar algunas respuestas. Para ello te proponemos que respondas las dos consignas que se
presentan a continuación:
1. Elabora un texto en el que respondas los interrogantes que nos planteamos al comienzo:
¿Cómo influye el contexto de la pandemia en los modos de vincularse en los grupos
adolescentes? ¿Cómo afecta a la construcción de la identidad? Escribe tus
reflexiones, lo que pensás al respecto, cómo te parece que afecta la pandemia a los
adolescentes, a su manera de relacionarse, a su identidad, a su proyecto de futuro. Podés
incluir, en este texto, relaciones con los temas que vimos en las clases anteriores.
2. Elige un meme que muestre cómo definirías lo que significa ser adolescente en tiempos de
pandemia. Explica brevemente por qué lo elegiste.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN
● Argumentación de ideas.
Observación: