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Tema: Apocalipsis (El Apocalipsis de Juan) – Síntesis bíblica del libro del

Apocalipsis

Introducción

Dentro del imaginario colectivo se tiene al libro del Apocalipsis como aquel que porta
el mensaje de la destrucción. Nos ha llegado a nosotros como aquel que condensa
dentro de sí la catástrofe y el final de los tiempos. Y quizás estas interpretaciones se
dan a partir de los distintos elementos y figuras que dentro de él se encuentran tales
como bestias, las visiones, profecías, sellos, trompetas, etc.

El objetivo es trascender lo que colectivamente se piensa sobre el libro y


brindar un aporte sintético sobre el sentido en sí del mismo, ya que contrario a lo
descrito párrafo anterior el mensaje del libro del Apocalipsis es más positivo que
negativo, es un mensaje de revelación, descubrimiento y anuncio del Reino de Dios.

El último libro del canon bíblico podemos tomarlo como el libro de la


resistencia o en su defecto, un manual para resistentes, ya que en él los creyentes se
adiestran en la tenacidad y encuentran ánimo para enfrentar las diversas adversidades
que se puedan encontrar en su camino de fe. Adiestramiento necesario porque el
creyente es cristiano pero también es ciudadano, es voz pública. “Sí, el creyente está
llamado a la revolución, a ser promotor de cambio, gestor de oposición, de denuncia,
de voz en medio de las injusticias y las atrocidades que los grandes poderes e imperios
pueden imponer en sus sistemas de dominio en el campo político, económico y
socio-cultural” (Gaitán y Jaillier. 2014).

El Apocalipsis en una expresión del cristianismo y de la vida del cristiano, a la


vez, a través de sus imágenes, símbolos, signos, se convierte –bajo una buena
interpretación- en una voz de aliento, un mensaje de esperanza. Es el libro de las
revelaciones positivas. De la persecución se llega a la calma, de los ultrajes al gozo, de
la humillación a la fortaleza. Estos antónimos y contraposiciones se encuentran dentro
del relato como hechos acontecidos para fortalecer la fe y la vida a la luz del evangelio
y el testimonio.
Contexto

El apocalipsis es un género literario con mentalidad escatológica, se entiende a raíz de


un contexto. El autor se identifica con la comunidad joánica, en un ambiente de
persecución del imperio Romano que se asocia simbólicamente con la gran Babilonia
de la época exílica, “el autor quiere hablar del Imperio romano que persigue a la
comunidad, lo hará denominándolo la gran Babilonia, la madre de todas las prostitutas
y de las abominaciones de la tierra” (Tuñi, 1995, pag. 219).

En lo referente a su construcción vemos que lejos de ser un texto atemorizante


como se ha conocido ingenuamente el Apocalipsis transmite o se funde desde la
serenidad y la confianza acompañadas de la parte litúrgica, himnos que hacen dirigir
la mirada al señorío de Dios, del Cordero. El famoso “porque el Tiempo está cerca”
(1,3) es la frase constitutiva de la obra, allí se enmarca la soberanía y majestad de Dios
como dueño del espacio y del tiempo, un Dios que desde el Principio hasta el final es
un Dios-con-nosotros.

Más allá de su organización (la del Apocalipsis) hay que hallar su comprensión,
bien sabemos que en torno al Reino de Dios y por ende a su reinado se gestaron a lo
largo de la historia muchas opiniones o si se quiere herejías. El famoso milenarismo
que sostenía que habrían tres edades o eras, una la del Padre, otra la del Hijo y la
última sería la del Espíritu Santo en la que todo sería armonía y se giraría con la
Escritura como único eje. De aquí que se afirme que es importante la comprensión de
la obra.

Según Tuñi la obra se encuentra compuesta desde septenarios: “siete sellos


(5,2-8,1), siete trompetas (8,2-11,15ª) y siete copas (15,5-16,21). También las cartas
son siete, dirigidas a siete Iglesias (2-3). La estructura es concéntrica y refiere al juicio
como a la salvación y es Cristo mismo quien implícitamente es el jinete blanco, el Dios
que se revela, se dona.
Dimensión Literaria

Dos autores que son Tuñí y Alegre (1995) identifican en el apocalipsis el uso de
símbolos. Uno de ellos está en relación a la potencia aliada de satanás en la tierra, que
intenta oprimir a la Iglesia; esta potencia es representada por dos bestias: i) la bestia
del mar, que simboliza el predominio político de Roma sobre el imperio (concurriendo
en orgullo e idolatría), que oprime y martiriza a los cristianos que se oponen al
sacrilegio. ii) la bestia de la tierra o falso profeta, que es el simbolismo de la
propaganda religiosa que está a favor del Imperio, que se aprovecha del poder para el
engaño y la marginación a los que no se prestan para adorar a la bestia del mar. Otro
símbolo es la figura de la mujer que simboliza al pueblo de Dios, a la Iglesia que da el
nacimiento al Prometido, Luz del mundo que regirá sobre las naciones.

Por su parte, Jean-Pierre Prévost (1994) enfatiza en la aparición de: la mujer


vestida de sol, el dragón rojo, el niño varón, Miguel y sus ángeles, la gran águila, y otros
descendientes de la Mujer. En un primer momento presenta a la mujer, figura del A,T,
para designar el conjunto del pueblo de Dios: “las «doce estrellas» que coronan su
cabeza (12,1) hacen referencia al pueblo de Dios, basado antes en las doce tribus de
Israel y ahora en los doce apóstoles” (Prévost, 1994, p.107), al igual que los dolores de
parto también son figura del pueblo de Dios. En un segundo momento describe que el
Dragón de color rojo simboliza la Bestia (dotada de inteligencia) y, por último, el niño
varón es una señal de esperanza y de victoria, relativo al combate que el Dragón se
dispone a librar contra la mujer y su descendencia.

Asimismo, Mesters (2012) manifiesta numerosas similitudes en las


interpretaciones con los dos textos anteriores. Masters enfatiza en tres personajes en
escena: la mujer, el dragón y el niño. El niño hace referencia directa a Cristo, designado
por la aplicación del salmo. El dragón o la serpiente se identifican con el diablo, cuya
función esencial es oprimir y dividir. En cuanto a la mujer, la identifica con María,
quien dio a luz a Jesús; pero no resalta el parto doloroso ni la intervención de satanás
(en la persecución). Además, evita la experiencia de la cruz, así del nacimiento salta
directamente a la ascensión. Sin embargo, Masters hace mención en uno de sus
comentarios al dolor de parto del nacimiento de un hombre nuevo: Jesús y su Iglesia.
Una nueva humanidad nacida en la Cruz, que abre el camino a la ascensión y triunfo de
Cristo.

Dimensión teológica

En el apocalipsis a Jesús se le aplica el nombre de Cristo, el Ungido, no solo como


nombre propio sino también para designar la estrecha relación existente entre Él, que
es el Hijo, y Dios, a quien se entiende como Padre suyo. Tuñí (1995) afirma que “el
libro pretende llevar el ánimo del lector cristiano, entonces perseguidos a causa de su
fe, a una convicción fundamental: la divinidad de Cristo” (p. 261). Así, Jesús es visto
como el principio de las criaturas de Dios, superior sobre toda la creación y por quien
vino la salvación y plenitud. Esto por el misterio pascual: la muerte y
resurrección-exaltación de Jesús (Cordero degollado) es quien permite el paso
decisivo hacia el tiempo de la salvación. Y retomando la visión del texto como la
narración de la persecución de los cristianos a causa de su fe, se identifica que “Jesús
no solo no abandona la comunidad, sino que lucha con ella, ayudándole a vencer las
fuerzas del mal que quieren aniquilarla y aniquilar el proyecto de Dios” (Tuñí, 1995, p.
262). El señorío y poder de Cristo está en relación con Dios, pues Dios, su Padre, es
uno con Él.

De igual forma, Muñóz (2000) expresa que “la figura de Cristo llena el libro” (p.
25) del apocalipsis. Desde el saludo, las profecías, las cartas y hasta el epílogo se le
otorgan numerosos títulos a Jesús: Testigo fiel, primogénito de entre los muertos,
Príncipe de los reyes de la tierra, Redentor, Hijo del hombre, Sacerdote, Rey, Señor de
la Iglesia, Señor de la gloria, Señor de la vida y de la muerte, Primero y Último, Juez
escatológico, Lucero del alba, el Santo y Veraz, el Esposo, el Vencedor sentado junto al
Padre, el Cordero, el Mesías, el Verbo de Dios, Rey de Reyes y ¡Maran-atha! En el libro
del apocalipsis, entonces, se evidencia una fuerte acentuación de las características
divinas del Hijo, que se muestra triunfante y sustenta a su esposa la Iglesia.
Por último, para Alegre (2013), la cristología en el apocalipsis se encuentra plasmada
por “la íntima unión de Jesucristo con Dios y su carácter, en principio, divino” (p. 17).
Por esta razón, afirma que el Hijo merece el poder, honor, fuerza, alabanza y gloria
igual como el Padre que está en el trono, quien es el principio del poder en el sentido
de que es propio de Dios. Por consiguiente, es Él, el Señor y Dios nuestro quien ha
creado el universo (Ap 4, 11). Así, se identifica la centralidad de Cristo en el
Apocalipsis.

Conclusiones

● El apocalipsis es un libro de una enorme carga simbólica, aquí solo se ha hecho


mención al punto o escena donde se sintetiza el relato mismo: el nacimiento del
salvador, la batalla librada en persecución por la bestia y el triunfo final de la
Iglesia por la cruz, victoria última de Dios en imagen de la luz del mundo.
● El libro del Apocalipsis condensa un mensaje salvífico más que de hecatombe.
Acercarse a él requiere un arduo trabajo o por lo menos nociones básicas
hermenéutico-teológicas para reconocer su simbología y verdadero mensaje
que en él reposa.

Por: Farud Ignacio Bríñez Villanueva

Bibliografía
Tuñí, Josep & Alegre, Xavier (1995). Escritos joánicos y cartas católicas. Pamplona:
Editorial Verbo Divino.

Gaitán, T. Jaillier, C (2014). Apocalipsis: Fe y Resistencia. Cuestiones Teológicas.


Medellín-Colombia. Pp. 97-131.
http://www.scielo.org.co/pdf/cteo/v41n95/v41n95a06.pdf

Mesters, Carlos (2012). Cielo nuevo y Tierra nueva: el Apocalipsis de San Juan.
Editorial Verbo Divino: Colección Palabra y Vida (ebook).

Prévost, Jean-Pierre (1994). El Apocalipsis. Pamplona: Editorial Verbo Divino.

Alegre, Xavier (2013). La figura de Jesús en el Apocalipsis. Facultad de Teología de


Cataluña, Barcelona. Centro de reflexión Teológica San Salvador. Tomado de:
http://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/2297/1/RLT%2088%20A.pdf

Muñoz León, D. (2007). Apocalipsis. Bilbao: Editorial Desclée De Brouwer.

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