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LOS GÉNEROS LITERARIOS

1. ¿Qué son los géneros literarios?

Los géneros literarios son una "forma determinada de escribir, regulada por
normas de uso común en una época o región, correspondiente a la intención del autor"
Según esta definición descriptiva, el género literario es un modo determinado de
expresar los pensamientos. Es un modo variable, dependiente de la época, de la raza, de
la mentalidad, de la región, etc., a través del cual se expresan asuntos con determinados
fines. Por tal motivo, para comprender cualquier escrito humano es necesario conocer el
género literario en que ha sido redactado. Esta afirmación es un principio firme en la
interpretación de cualquier trozo literario.

Hoy en día todos sabemos que los géneros literarios utilizados por autores
modernos son completamente distintos de los utilizados por autores griegos o romanos.

El modo de escribir historia en nuestros días es muy diferente del de los tiempos
de Herodoto, Tito Livio, Tucídides, o Polibio. Hoy en día nadie podría clasificar el género
literario histórico dentro de la poesía, tal como lo hacía Cicerón al decir que la historia
era una "poesía en forma libre" ("Carmen sol utum", en Quintilianus, Inst. X, 1,31).

En Herodoto leemos, por ejemplo, que Jerjes, el rey persa, hizo azotar el mar
porque sus olas le destruyeron el puente levantado sobre el Helesponto. Jamás
tomaremos un relato de este tipo como un suceso verdaderamente histórico. Trataremos
de entenderlo más bien como la forma por medio de la cual Herodoto describe el ánimo
irritado del "rey de los reyes" cuando las olas del mar ocasionaron la pérdida del puente.

De este modo vemos que ya en la comprensión de la historia profana, escrita por


Herodoto en el siglo VI a. C., hemos de recurrir a los géneros literarios si no queremos

1
incurrir en errores históricos. Cuánto más hemos de hacerlo con los antiguos libros de la
Biblia, cuyos textos son anteriores a los escritos de Herodoto. Han sido escritos, en su
inmensa mayoría, por hombres imbuidos de la cultura semítica, muy diferente de la
cultura griega y romana, más familiar a nosotros. Se hace, pues, necesario conocer los
distintos géneros literarios de la Biblia.

2. ¿Qué géneros literarios conoce la Biblia?

Leemos en la encíclica de Pío XII: "Los antiguos orientales no empleaban siempre


las mismas formas y maneras de decir que nosotros hoy, sino más bien aquéllas que
estaban recibidas en el uso corriente de los hombres de sus tiempos y países. Cuáles
fuesen éstas, no lo puede el exegeta establecer como de antemano, sino con la
escrupulosa indagación de la antigua literatura del Oriente1.

Según estas palabras, el intérprete católico debe conocer los géneros literarios
utilizados en la literatura extrabíblica para que pueda establecer y determinar los
géneros literarios en la literatura bíblica.

Evidentemente, este método es óptimo; pero no puede ser exclusivo. Porque la


Biblia puede tener también otros géneros literarios propios que no encuentran paralelo
en la literatura del Oriente Antiguo: Así, por ejemplo, el género del "rîb", debate forense
entre Dios y su pueblo, o el "midrásh" y la "parábola rabínica", que no vamos a encontrar
en otras literaturas orientales sino solamente en la literatura judía extracanónica. Antes
de pasar a la enumeración de los géneros literarios conocidos en la Biblia, conviene
hacer algunas aclaraciones.

Hoy día hablamos con suma facilidad de géneros literarios. Tenemos por tales
ciertas formas o técnicas de decir, de expresarse, de presentar un pensamiento.

Si por género literario entendemos la "forma determinada de escribir, regulada por


normas de uso común en una época o región, correspondiente a la intención del autor"
es importante anotar que no podemos llamar "género literario" a formas breves de decir,
estereotipadas, ni a ciertas formas o técnicas de expresar un pensamiento. El género
literario se refiere a la obra escrita por un autor determinado en su totalidad, en la que el
autor ha empleado los elementos enumerados con cierta finalidad. Por tal razón hemos
de distinguir en una obra literaria:

● Formas literarias: son formas breves de decir, o sea, idiotismos lexicográficos


que se dan en toda lengua. Así decimos en castellano, por ejemplo, "quemar el
último cartucho" (= hacer el máximo esfuerzo); o en alemán "er hat nichtmal
den blauen dunst davon" (= no tener ninguna noción); o en inglés "take it easy"
(= no se preocupe). Lo mismo sucede en hebreo al decir "bené Israel" (hijos de
Israel = israelitas), "hijo de maldad" (= malvado), etc. Igualmente hemos de
juzgar los idiotismos bíblicos, tales como "el pueblo de la tierra", "los pobres de
Yavé", "amé a Jacob y odié a Esaú" (= tuve predilección por el padre de los 12
patriarcas), etc.

● Motivos literarios: son formas de presentar un pensamiento que deja mayor


libertad a la imaginación del autor. Así por ejemplo, el cambio del nombre para
indicar una nueva situación o la investidura de una nueva misión. Esto sucede
1
HOYOS, F., Colección completa de encíclicas pontificias t..II Guadalupe, Bs. Aires, 1958, p. 1642
2
en los casos de Abram-Abraham; Jacob-Israel; Simón-Pedro; Saulo-Pablo; etc.
Clásicos son los motivos de anuncio previo del nacimiento: Isaac, Ismael,
Gedeón, Samuel, Emmanuel, Juan Bautista, Jesús; el motivo de la santificación
desde el seno materno: Jeremías, Juan Bautista; el motivo de la vocación: Isaías,
Jeremías, Ezequiel, Pablo.

● Procedimientos literarios: son técnicas especiales para presentar un


pensamiento, como las que hallamos en la manera de proceder de los profetas
cuando utilizan formas de oráculos o acciones simbólicas, cuando describen
visiones o hacen anuncios catastróficos, etc. A este tipo de procedimientos
pertenece el uso simbólico de números, la escenificación dialogada, la
colocación arbitraria de discursos en boca de un personaje a quien se hace
hablar en un convite o con ocasión de una despedida, el juego de palabras, el
uso de la pseudonimia, la imitación de esquemas ya utilizados anteriormente
en la Biblia (calcar escenas nuevas sobre esquemas antiguos). Por ejemplo, la
narración de la infancia de Jesús que aparece en Lucas está calcada sobre la
infancia de Samuel; mientras que la escrita por Mateo hace referencia a la
infancia de Moisés.

● Géneros literarios: son formas literarias empleadas por el autor de una obra en
función de la finalidad que se propone. Constan de dos elementos esenciales: el
elemento intencional, que es el fin propuesto, y el elemento formal, que
comprende las formas, los motivos y los procedimientos literarios utilizados
para conseguir la finalidad propuesta.

Los géneros literarios generalmente se dividen en tres: la lírica, la épica y la


dramática. A ellos se añade en el caso de la Biblia la didáctica, que pretende incluir la
oratoria y la historia. Sin embargo, esta división no contempla la definición del género
literario que acabamos de dar. Además, se refiere exclusivamente al aspecto formal del
género literario, no abarca el elemento intencional. Por eso esta división resulta
insuficiente para el caso de la Biblia.

Teniendo en cuenta que el elemento intencional es el que determina las formas, los
motivos y los procedimientos literarios que se van a utilizar en una obra, podemos
dividir los géneros literarios de la Biblia en conformidad con este elemento intencional.
Aceptamos, además, la división general de los géneros literarios en: géneros didáctico,
parenético y poético. Pero insistimos en su insuficiencia para la Biblia. En ella hemos de
buscar siempre la intención del autor y la finalidad con que escribe su obra y busca los
elementos formales: la forma, los motivos y los procedimientos literarios.

Se suele dividir en dos grandes grupos los géneros literarios de la Biblia: mayores y
menores.

Estos últimos son considerados como subgéneros de los primeros, que forman
categoría aparte. En total hasta hoy existen siete géneros literarios mayores: histórico,
jurídico, profético, poético, sapiencial, evangélico, epistolar. La mayoría de ellos poseen
varios subgéneros.

2.1 Géneros históricos

La manera de escribir historia en nuestros días es muy diferente del modo de

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escribir historia en la antigüedad. Como decíamos antes, a nadie se le ocurriría hoy
clasificar el género literario histórico entre la poesía, tal como lo había hecho Cicerón en
su época.

Por tales motivos, es necesario determinar a qué clase de género histórico


pertenecen los relatos históricos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Pues
nadie puede negar que la religión, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
esencialmente, se basa en la historia de la relación de Dios con el pueblo escogido. Es
evidente que la descripción de esta historia no responde a ninguna de nuestras
categorías clásicas. Tal como lo había dicho ya la Pontificia Comisión Bíblica en su carta
al cardenal Suhard de París el 16 de enero de 1948, al contestarle sobre las formas
literarias de los primeros once capítulos del Génesis: "Tales formas literarias no
responden a ninguna de nuestras categorías clásicas y no se pueden juzgar a la luz de los
géneros literarios grecolatinos o modernos"2

Esto no significa, sin embargo, que ellos no sean una verdadera historia, aunque
esté presentada en un género literario para nosotros poco conocido o desconocido. Es
necesario estudiar cada uno de los géneros históricos de la Biblia a la luz de los
descubrimientos de la literatura antiguo-oriental y de todo lo que nos ofrezca la historia,
la arqueología, la etnología, la filología oriental.

Estos géneros no los podemos inventar. Tenemos que determinarlos por medio del
estudio.

Los principales subgéneros históricos hasta ahora escudriñados son los siguientes:
historia, épica, midrásh haggádico, historia patética, narraciones libres, relatos
etiológicos y anuncios.

2.1.1 Epopeya o historia épica

Es una hipérbole histórica, o sea, una exageración histórica hecha en torno a un


núcleo histórico con la intención de hacer resaltar la obra divina llevada a cabo en el
pueblo de Israel. Este género es muy conocido en otras literaturas antiguas. Se lo emplea
con la finalidad de que sean admiradas las hazañas de los grandes héroes.

En la Biblia encontramos también epopeyas, o sea, historias épicas, que pretenden


resaltar algunos hechos claves o algunas personas que tenían importancia decisiva en la
historia de Israel.

Se le atribuye así a Moisés toda la legislación existente en Israel, aunque muchas de


las prescripciones legales tengan origen posterior a la época de Moisés. A David se le
atribuye en el libro de las Crónicas la organización del culto tal como funcionaba en los
tiempos posteriores a él. Salomón se considera el autor de toda la literatura sapiencial de
Israel, aunque sea de origen tardío (Proverbios, Cantar, Eclesiastés, Sabiduría).

En el libro de Josué aparece el mismo Josué como factor único de la conquista de la


Tierra Prometida. Sabemos sin embargo que tal "conquista" fue obra de varios siglos y
que sus episodios centrales -tales como el paso del Jordán, la conquista de Jericó y Hai, la
batalla de Gabaón- son descripciones sacadas de la reactualización litúrgica de los
hechos señalados.
2
ENCHIRIDION BIBLICUM, D'Auria, Nápoles-Roma, 2a. ed., 1954.
4
En el libro de los Jueces se pretende mostrar con mayor plasticidad la intervención de
Yavé en la historia de Israel por medio de personas poseídas por la Rúaj (Espíritu) de
Yavé.

En el libro de Judit, mediante un episodio inventado y artificioso, se hace resaltar la


idea teológica sobre la lucha eterna contra Israel por parte de sus enemigos que siempre
son derrotados porque Yavé ayuda a su pueblo cuando éste lo invoca humildemente.

2.1.2 Midrásh haggádico

Es otro de los subgéneros históricos. La palabra "midrásh" viene del verbo hebreo
"darásh": buscar o interrogar.

De esta suerte la expresión "midrásh" significa una búsqueda, o sea, una investigación
del sentido para el momento presente de la escritura redactada en tiempos anteriores.
Distinguimos tres formas específicas de midrásh en relación a la materia de que se trate.
Cuando la materia es histórica, tenemos "midrásh haggádico". Cuando es jurídica,
"midrásh halákico". Y cuando es profética, "midrásh profético", o sea, "pesher". Se trata
siempre de una interpretación del texto bíblico para el tiempo en que vive el autor
midráshico.

La práctica del midrásh en Israel es muy antigua. Israel jamás consideró su historia como
un hecho acabado para siempre. La consideraba como un elemento que debía
reactualizar para las necesidades de los tiempos en que se encontraba. Tal práctica cobró
mayor auge en la época del exilio babilónico, cuando los cautivos meditaban sobre la
historia anterior y sobre la catástrofe nacional que les tocó sufrir. En tales meditaciones,
el punto de partida era siempre la revelación anterior consignada en la Biblia con la
finalidad de sacar una enseñanza religiosa edificante para los miembros del pueblo de
Israel. A este procedimiento en el campo de la historia de Israel lo llamamos "midrásh
haggádico".

Un caso típico se nos ofrece en el libro de Daniel, compuesto en la época de los


Macabeos. Se habla de tres jóvenes hebreos en la corte babilónica, y se dan detalles como
el de la abstención de alimentos impuros. Evidentemente, los tres jóvenes pueden servir
de ejemplo a los judíos sometidos a la persecución de Antíoco Epífanes IV. Es cierto que
Nabucodonosor, el rey de Babilonia que deportó a los judíos de Jerusalén, jamás los
obligó a que comieran alimentos impuros. Pero al autor del libro le interesaba relatar
ejemplos edificantes a sus contemporáneos, perseguidos por la observación de las
prescripciones religiosas de su fe. Podríamos afirmar que el autor del libro de Daniel es
un falsario. Pero olvidamos entonces la intención del autor, que no pretende enseñar
historia a sus contemporáneos, sino dejarles una enseñanza religiosa válida para todos
los tiempos: la providencia que Dios tuvo con los cautivos en Babilonia es garantía de la
que Dios tendrá con los perseguidos por Antíoco IV Epífanes.

Podemos encontrar el género de "midrásh haggádico" en los siguientes libros de la


Biblia: en Crónicas, que reelabora la historia de Samuel y de los reyes juntamente con la
historia presentada por el escritor sacerdotal del Pentateuco y las interpreta en favor de
la clase sacerdotal; en Sabiduría (cap 10-19) que reelabora la historia del Exodo, sobre
todo el relato de las plagas; en el Salmo 132 donde se reactualiza la profecía de Natán en
la época posterior al exilio babilónico; en Eclesiástico (cap 44, 1-50, 24), Tobías, Judit,

5
Ester, Baruc y Jonás.

Encontramos también "midrásh histórico" en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, en las


lecciones que imparte Pablo en sus cartas sobre la historia de Israel: 1 Co 10,1-13 (los
acontecimientos del Exodo); Hb 11 (la fe de los Padres); Ga 3 y Ro 4 (la justificación de
Abraham); Ga 4 (las dos mujeres de Abraham, Sara y Agar); 2 Co 3,7-18 (el velo de
Moisés al bajar del monte Sinaí). Pablo incluye tradiciones midráshicas incluso en sus
cartas: 1Co 10,4: la roca que seguía a los israelitas por el desierto; Ga 3,19: los ángeles
intermediarios en la promulgación de la ley en el Sinaí; Judas 9: la lucha entre Satán y el
arcángel San Miguel por el cuerpo de Moisés. Los cristianos cultivaban este género
literario. Continuamente reinterpretaban la historia de Israel a la luz de la fe en la
persona de Jesucristo (1Co 14,26. Tal actitud influyó decisivamente en la formación de
los Evangelios. Por eso el conocimiento del "midrásh haggádico" es de suma importancia
para la comprensión no sólo de muchos libros veterotestamentarios, sino también de los
Evangelios mismos.

2.1.3 Historia patética:

Es un género literario cultivado por los historiadores judíos en la época helenística.


Introducían en la descripción de los hechos continuas intervenciones sobrenaturales de
Dios, con la intención de fomentar la confianza en él. Muy probablemente en este género
literario ha sido resumida la obra de Jasón, en el segundo libro de los Macabeos.

2.1.4 Narración libre o novelada:

Es una derivación del midrásh haggádico; Con la diferencia de que la narración libre no
es una exégesis (interpretación) de pasajes históricos para la actualidad, sino una
especie de construcción didáctica, inventada total o parcialmente para que de ellos se
deduzca una enseñanza religiosa. Esto lo encontramos en Tobías, Judit, Ester, Jonás, la
parte narrativa de Job. Cabe señalar, sin embargo, que es discutible si los hechos
narrados en los libros aludidos son historias inventadas, con fines didácticos, o si tienen
algún fundamento o núcleo histórico. En todo caso, hemos de subrayar que la cuestión
de la historicidad para los redactores de los libros aludidos no era un asunto primario,
sino completamente secundario.

2.1.5 Narraciones etiológicas:

Son narraciones que tratan de explicar una situación presente mediante un hecho del
pasado. "Etiología" viene del griego aitía = causa y logos = tratado y significa el estudio
sobre la causa de algún fenómeno. De esta suerte se entiende por "narración etiológica
un relato que nos quiere aclarar el origen de algo, una costumbre, un rito, etc. basándose
en un hecho sucedido en el pasado. Las narraciones etiológicas pueden ser: etimológicas,
cuando explican el nombre de una persona, lugar o cosa (Gn 21,31; 26,33; 11,9);
geológicas, cuando pretenden explicar el origen de una formación geológica, tales como
el origen del mar Muerto, las figuras humanas salitrosas que se forman en sus riberas,
etc. (Gn 16): cultuales cuando narran el origen de un culto que se rinde en un
determinado lugar, o de un rito, o de un objeto (Jos 4, 6, Ex 12,11-27); naturalísticas,
cuando explican el origen de un fenómeno natural como el arco iris o el arrastrarse de la
serpiente (Gn 3,14s; 9,12-17); etc. Este género literario es muy abundante en los
denominados libros históricos del Antiguo Testamento. Cabe subrayar, sin embargo, que
no se pueden considerar a priori todas las narraciones etiológicas como inventadas por

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el autor bíblico. Cada caso hay que estudiarlo aparte, aunque no tanto para descubrir la
historicidad del relato cuanto para descubrir la intención concreta del autor sagrado.

2.1.6 Anuncios:

En las páginas del Antiguo Testamento encontramos varios casos en que se anuncia el
nacimiento o la misión de diversas personas: el nacimiento de Isaac (Gn 17-18), de
Sansón (Jue 13), la misión de Moisés (Ex 3-4), de Gedeón (Jue 6). En el Nuevo
Testamento también encontramos anunciadores: a Zacarías (Lc 1,5-20), a María (Lc
1,26-38). En todos los casos enumerados hallamos las siguientes constantes (esquema):
a) aparición de un personaje sobrenatural; b) turbación del que recibe la aparición; c)
palabras tranquilizadoras; d) objeción del protagonista; e) confirmación del anuncio por
parte del mensajero mediante una señal.

2.2 Géneros jurídicos

La relación entre Yavé y su pueblo es considerada la mayoría de las veces en la Biblia a la


luz del pacto, de la alianza que Dios había pactado con Israel. De ahí que la economía de
la salvación (el plan de Dios para la salvación) sea designado con el nombre de "ley
antigua" para el Antiguo Testamento y "ley nueva" para el Nuevo Testamento. No es,
pues, extraño que la Biblia contenga en sus páginas también géneros literarios que
pertenecen a los géneros jurídicos. Ya el Pentateuco distingue hasta seis códigos legales:
el decálogo cultual (Ex 20, 2-17; Dt 5,6-18), el código de la alianza (Ex 20,22-23,10), el
decálogo cultual (Ex 34,11-24), el código deuteronómico (Dt 12-20), el código de
santidad (Lv 17-26), el código sacerdotal (que se halla a lo largo del Pentateuco).
Basándose en esta consideración fundamental de la relación de Yavé con Israel, podemos
descubrir por consiguiente tres géneros jurídicos principales.

2.2.1 El pacto o alianza:

Yavé estableció con Israel un pacto en el Sinaí, que fue redactado a la luz de los contratos
internacionales existentes en el Antiguo Oriente durante el segundo milenio a. C. En
ellos, el rey absolutista hace pacto con el rey vasallo, manifestándole los beneficios
anteriormente prestados, las cláusulas que el vasallo debe observar, la asistencia al pacto
de las diversas divinidades del panteón del rey absolutista y las sanciones que le esperan
al vasallo si no observa las cláusulas. Las copias del pacto se depositan en los respectivos
santuarios reales.

2.2.2 El "midrásh halákico":

Consiste en la reactualización de las leyes bíblicas anteriores y su acomodación a las


circunstancias presentes.

2.2.3 El rîb o debate forense:

Este género es exclusivamente bíblico. No lo encontramos en los pueblos vecinos a


Israel. En él se trata de la situación producida entre Yavé y su pueblo. Se simula un
debate forense en el cual Yavé acusa a Israel por no haber observado las cláusulas del
pacto. Comienza con la presentación del cuerpo del delito; sigue el discurso de Dios, la
confesión de la culpa y la exaltación de la misericordia divina (Is 5,1-7; 57,1-21; 58,1;
64,12; Jr 3,11-44; Sal 50;etc.).

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3.2.3 Géneros proféticos

En el párrafo presente nos limitaremos a las formas oratorias y literarias


empleadas por los profetas en su predicación, tal como se reflejan en los libros que nos
han conservado su actuación.

Sabemos que los profetas fundamentalmente eran oradores y que los escritos que
encontramos en los libros que llevan su nombre en su mayoría no proceden
directamente de ellos, sino de sus discípulos o de los redactores posteriores. Por tal
motivo haremos sólo un esbozo de la actuación y de la literatura exclusivas de ellos:
visiones, oráculos, acciones simbólicas, "confesiones", pésher o "midrásh profético",
apocalipsis.

3.2.3.1 Visiones

Son las formas más frecuentes empleadas por los profetas para describir sus
experiencias íntimas sobre los designios de Dios. Las encontramos por ejemplo en Amós
(7,1s; 7,4; 7,7ss; 8,1s; 9,1), Isaías (6,1-13), Jeremías (1,11-13), Zacarías (1,8ss; 1,18ss;
2,1ss; 4,1ss; 5,155; 6,155), Ezequiel (1,4ss; 2,9; 3,155; 8,155; 10,155; 37,155), Daniel
(cap. 7; 8; 9; 10-12).

Estas visiones a veces son descritas como algo externo: Ex 3,155 (la zarza
ardiendo); Dn 5,1-28 (la mano que escribe); etc. Otras veces las tiene el profeta en
sueños, que son otro medio de comunicación con la divinidad: 1 S 28,6.15; Jr 14,14;
23,25-27; 27,9; Is 56,10; Dn 7; 2; 4.

En resumidas cuentas, podemos decir que los profetas expresaban sus


experiencias místicas bajo la imagen de visiones y sueños para hacer ver que ellos
estaban seguros del respaldo de Dios a lo que afirmaban, pues hablaban en su nombre.

3.2.3.2 Oráculos

Son declaraciones solemnes, atribuidas a Yavé, con las que se enuncia un suceso por
venir, que puede ser fausto o desgraciado. Suelen tener una fórmula introductoria (tal
como "Así habla Yavé") y muchas veces una cláusula final fija (tal como "Esto dice el
Señor"). Dichas fórmulas no son originales de los profetas en Israel, sino que aparecen
también en los oráculos paganos orientales. Cabe señalar que el poner en boca de Dios
las palabras indicadas es un procedimiento muy probablemente literario, mediante el
cual los profetas pretendían expresar su convicción profunda de que Dios mismo
hablaba por boca de ellos.

3.2.3.3 Acciones simbólicas:

Constituyen un tópico muy importante en la expresión profética. Por medio de ellas los
profetas proponían sus enseñanzas. Así hacían por ejemplo los profetas llamados
oradores: 1S 15,27ss (el caso de Saúl y Samuel); 1R 11,29s (el caso de Ahías de Silo y
Jeroboam); 2R 13,14s (el caso de Eliseo y del rey Joás). De un modo análogo procedían
los profetas escritores: Oseas (en los caps. 1-3: su matrimonio); Isaías 7,3; 8,3 (nombres
simbólicos de sus hijos); Jeremías 13,1-12 (cinturón escondido); Jr 18,2-10 (vasija rota y
rehecha); Jr 27,2-13; 10-15 (el yugo al cuello); Jr 32,6-15 (compra del campo en .Anatot);

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Ezequiel 3,24s (las ligaduras); Ez 5,155 (los cabellos divididos); 24,15-25 (la esposa
muerta y no llorada); etc.

Todas estas acciones sirvieron a los profetas como medios pedagógicos para expresar su
mensaje. Podemos decir que no siempre han sido reales (por ejemplo, en el caso del
cinturón que tuvo que esconder Jeremías junto al Eufrates y luego recogerlo, cap.
13,1-12), sobre todo cuando se trata de una imposibilidad física o moral. Sin embargo,
habría que estudiar cada caso por aparte. No se pueden dar reglas generales.

3.2.3.4 Las "confesiones"

Así se denominan ciertos pasajes de Jeremías donde el profeta conversa con Dios y se
queja amargamente de los sufrimientos causados por su vocación profética (Jr 11,18-12,
6;15,10-12; 17,12-18; 18,18-13; 20,7-18). Esta forma literaria se caracteriza por un
patetismo hiperbólico que limita con la desesperación y la blasfemia, debido a los
sufrimientos de su vocación. Hemos de juzgarla a la luz de la intención pedagógica que le
quiso imprimir el profeta.

3.2.3.5 Pésher o "midrásh profético":

Es una reflexión sobre los escritos de los profetas (redactados varios siglos antes) hecha
con la intención de aprovecharlos para el momento presente. Recordemos el "midrásh
haggádico" y el "halákico", vistos anteriormente, que versaban sobre la historia y las
leyes, respectivamente.

La palabra "pésher" (comentario, interpretación, sentido) se reserva generalmente para


designar los comentarios descubiertos en Qumrán, que son los siguientes: Habacuc,
Miqueas, Sofonías, Isaías, Nahum, Malaquías, los Salmos 37 y 68. En estos comentarios se
parafraseaba el texto original del libro profético, sustituyendo los nombres que allí
aparecían por otros actuales, de modo que el lector contemporáneo trasladaba sin
esfuerzo el mensaje antiguo a los tiempos en que vivía.

Con este procedimiento se quería subrayar la constante actuación providencial de Dios


que se puede esperar en la coyuntura actual semejante a la que provocó el oráculo
profético anterior.

Encontramos así bastantes profecías presentadas como nuevas, que no son, sin embargo,
más que una reactualización de las profecías antiguas. Por ejemplo, la profecía de
Emmanuel (Is 7,14) calcada sobre una reactualización de la profecía de Natán sobre la
permanencia de la dinastía davídica (2 5 7,12s); la visión de Daniel en el cap. 9 en
comparación con la profecía de Jr 25,11ss.

En el Nuevo Testamento encontramos gran cantidad de profecías cumplidas en la


persona de Jesucristo. De suyo no tendríamos que hablar de un estricto cumplimiento de
las profecías referidas, sino más bien de aplicaciones de las antiguas profecías a la
persona de Jesucristo, su reactualización en la persona de Cristo.

2.3.6 Género apocalíptico

Es la forma más evolucionada del procedimiento midráshico. En ella no se deducen


directamente en forma didáctica las enseñanzas que encierra para el presente la

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actuación de Dios en la historia. El autor apocalíptico busca más bien un personaje al
cual le atribuye una revelación profética que le habría sido manifestada en el pasado,
pero con el expreso encargo de mantenerla oculta hasta los últimos tiempos, en los que
vive el autor del libro.

Este género literario nace en la época de las persecuciones, en el siglo II a. C.


(recordemos las luchas macabeas) y permanece en boga hasta el siglo II d.C. Es una
literatura consolatoria para momentos de lucha en que el pueblo creyente se halla
sometido a persecuciones violentas. Por tal motivo, los autores apocalípticos tienden a
inculcar en sus lectores una confianza firme en la providencia de Dios mediante la
actuación del mismo en la historia. Se desarrolla principalmente en la literatura apócrifa
judía y cristiana durante los siglos indicados. Como elementos más importantes del
género apocalíptico tenemos: 1. la pseudonimia del autor (se toma un personaje bíblico
venerable por su antigüedad); 2. el carácter secreto de las revelaciones (el autor que las
recibió, debe guardarlas secretas hasta su debido tiempo en que las pueda revelar); 3. la
frecuente intervención de los ángeles (que desempeñan el papel de causas segundas
manejadas por Dios para el gobierno del mundo); 4. el triunfo definitivo de Dios como
una revancha contra sus enemigos; 5. el empleo de imágenes y personificaciones
extrañas en gran cantidad.

En la literatura canónica profética abundan ya los pasajes de sabor apocalíptico: en


Ezequiel, Joel, Malaquías, Zacarías (9-14), Isaías (11,11-16; 24-27; 34-35). Ahora bien
estrictamente apocalípticos serían el libro de Daniel en el Antiguo Testamento y el
Apocalipsis de San Juan en el Nuevo.

3.2.4 Géneros poéticos

3.2.4.1 Los géneros 1íricos:

Aparecen profundamente representados en el Antiguo Testamento. Además de los


Salmos, el Cantar de los Cantares, gran parte de Job, Eclesiástico, Sabiduría, Eclesiastés y
Proverbios, la mayor parte de los escritos proféticos esta también en forma poética.
Encontramos pasajes poéticos aun en los libros llamados históricos Por ejemplo en Gn
4,23s (canto de la espada de Lamec), Gn 27,27s (las bendiciones de Isaac), Gn 49,155
(las bendiciones de Jacob), Ex 15,1ss, Dt 32,1ss (cántico de Moisés), etc.

En el Antiguo Testamento hay una variadísima serie de canciones profanas y religiosas;


canciones de trabajo, de siega, de amor, de bodas, de guerra, de victoria, de duelo, de
burla, de brindis, cánticos a la realeza, salmos de entronización, etc.

Sin embargo, en el Nuevo Testamento apenas encontramos dos grupos: los cánticos del
evangelio de la infancia en Lc 1-2 y los himnos a Cristo en las epístolas de San Pablo y en
el Apocalipsis.

3.2.4.2 Los cánticos del evangelio de la infancia (Lc 1-2):

El Magníficat (Lc 1,46-55), el Benedictus (Lc 1,68-79) y el Nunc dimittis (Lc 2,29-32). Se
cree que el origen de los dos primeros (el Magníficat y el Benedictus) debe buscarse en
salmos macabeicos que celebraban la victoria de que habla 1Mac 4,24 y expresaban las
oraciones antes de la batalla de lo cual habla 1Mac 4,29-33. El Magníficat sería una
expresión de acción de gracias después de la batalla pronunciada por la madre que ve

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regresar a sus hijos ilesos del campo de batalla. El Benedictus, empero, sería un salmo de
súplica a Dios antes de comenzar la batalla. Y el Nunc dimittis sería un midrásh sobre
diferentes textos de Isaías.

3.2.4.3 Himnos a Cristo:

Se hallan en las cartas paulinas (Fil 2,6-11; Col 1,15-20; 1Tm 3,16), en Hb 1,2-4 y en el
Apocalipsis (4,8-11; 5,12-14; 15,3-4).

3.2.5 Géneros sapienciales

La literatura sapiencial veterotestamentaria (a la que pertenecen: Proverbios, Salmos,


Job, Eclesiastés, Eclesiástico, Cantar de los Cantares y Sabiduría), es la que mayores
contactos tiene con la literatura sapiencial del antiguo Medio Oriente. Concretamente
son tres los principales géneros sapienciales que han sido descubiertos en la Biblia: el
mashal, la diatriba y la fábula.

3.2.5.1 El mashal (proverbio):

Es una ilustración de alguna verdad moral sobre la base de una comparación


tomada de la naturaleza. Si la comparación es tomada de la vida diaria con intención de
enseñar alguna verdad religiosa se denomina parábola. Pero si es tomada de la
naturaleza, o incluso de la vida concreta, con la intención de que todos sus elementos
correspondan a la realidad significada, recibe el nombre de alegoría: por ejemplo las
parábolas del Señor en Mt 13 y sus alegorías en Jn 10 y 15.

3.2.5.2 La diatriba:

Es un diálogo transformado en discurso. Lo utilizaban los predicadores ambulantes


de las escuelas filosóficas cínica y estoica. El orador se presentaba a sí mismo las
posibles objeciones de parte de los oyentes y trataba de resolverlas en un diálogo
espontáneo. Así lo hallamos, por ejemplo, en el libro de Qohélet (Eclesiastés) y en las
cartas paulinas (Rm 2,ls; 4,1ss; 7,7ss; 11,19).

3.2.5.3 La fábula

Es la ilustración de una enseñanza religiosa sobre la base de una comparación


sacada de la vida no real (irreal). La encontramos, por ejemplo, en Jue 9,8-15 (los árboles
se eligen un rey) y en 2R 14,9 (el cardo del Líbano).

3.2.6 Géneros evangélicos

Trataremos aquí de los diferentes géneros literarios utilizados en los Evangelios y no de


la cuestión del género literario en que deberíamos catalogar los Evangelios. En los
párrafos anteriores ya aludimos a algunos géneros literarios que empleaban los
Evangelios: los midrashim, la parábola, etc. Sin embargo, conviene recordar lo que dice el
Concilio Vaticano II acerca de la formación de los Evangelios. Distingue tres períodos: el
periodo en que Jesús enseñaba "mientras vivió entre los hombres"; el periodo en que los
apóstoles, después de la ascensión del Señor, "transmitieron a sus oyentes lo que El
había dicho y hecho", y el periodo en que "los autores sagrados redactaron los cuatro
Evangelios". Por eso podemos distinguir tres géneros literarios en los Evangelios: los que

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se pueden atribuir a Cristo, los que se pueden atribuir a la primitiva catequesis y,
finalmente, los que se pueden atribuir a la obra redaccional de los evangelistas.

3.2.6.1 Géneros atribuibles al mismo Jesucristo

Jesucristo como predicador seguramente utilizó todos los recursos oratorios conocidos
como en su época: 1. procedimientos nemotécnicos (enseñando rítmicamente sus
sentencias, o bien con refranes, con agrupaciones numéricas o con palabras claves); 2.
discursos apologéticos; 3. invectivas; 4. controversias; 5. discursos de exposición
doctrinal; 6. predicciones escatológicas; 7. prescripciones legislativas; 8. enseñanzas
parabólicas, etc.

3.2.6.2 Géneros atribuibles a la primitiva catequesis oral:

Sabemos bien que la catequesis apostólica, llevada a cabo oralmente, hacía hincapié en el
hecho de que Jesús "pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él" (Hch 10,38). Pero no sabemos con certeza qué géneros
literarios les podríamos atribuir a los apóstoles o a los misioneros de la primitiva
comunidad cristiana, porque no vemos claramente el límite o frontera entre la
catequesis oral y la obra redaccional definitiva llevada a cabo por los autores de los
Evangelios. Podemos presuponer que ya desde el principio debieron existir colecciones
de los dichos (sentencias) y hechos (milagros) de Jesús, preparadas para los
predicadores como una especie de manuales cristianos. Pero no tenemos certeza de la
existencia de bloques literarios que les podríamos atribuir a estos predicadores.

3.2.6.3 Géneros atribuibles a los propios evangelistas

Consecuencia de la dificultad anteriormente apuntada es el hecho de que ni siquiera a


los evangelistas les podemos atribuir con certeza géneros literarios propios,
exceptuando la historia de la infancia de Jesús, relatada por Mateo y Lucas y los prólogos
de Lucas y de Juan.

3.2.7 Género epistolar

A este género literario pertenecen, en el Nuevo Testamento, las cartas de San Pablo
y las cartas llamadas católicas. En el Antiguo Testamento hay una gran cantidad de
cartas, pertenecientes a diferentes épocas. A veces, el texto de la carta está reproducido
íntegramente: por ejemplo, en Esd 4,11-16 (los colonos palestinos escriben a la corte
persa), 4,17-22 (la corte contesta), 5,6-17 (el gobernador de Palestina consulta a la
corte), 6,1-12 (el rey contesta) 7,11-26 (Artajerjes renueva a Esdras la autorización
real); en los libros de los Macabeos: 1Mac 12,6-18 (Jonatás escribe a los espartanos),
14,20-25 (los espartanos escriben a Simón), 2Mac 1,1-9 (los judíos de Jerusalén escriben
a los judíos de Egipto), 1,10-2,19 (Aristóbulo a los judíos de Egipto); en Hechos 15,23-29
(el concilio de Jerusalén escribe a las iglesias de Asia menor); Hch 23,26-30 (el tribuno
Claudio Lisias escribe al procurador Félix). Bajo el punto de vista literario mencionamos
las dos cartas atribuidas a Jeremías (Jr 29,1-32 y Bar 6), que son de la época posterior al
exilio.

Al material epistolar tan abundante de la Biblia corresponde un material aún más


abundante de textos epistolares que nos ha legado la antigüedad. De los descubrimientos
arqueológicos de numerosas cartas pertenecientes a las antiguas culturas orientales,

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mencionamos solamente aquellas cartas que tienen algún parecido con las referidas por
autores bíblicos, tales como las cartas de Elefantina y las cartas de la época
grecorromana.

En los textos epistolares podemos decir que generalmente se trata de un género


literario espontáneo, que sólo se degenera por la aceptación de formas sujetas a la moda
literaria. Pero existe un género literario epistolar formado por la "epístola didáctica",
dirigida a destinatarios colectivos con la intención de ofrecer una enseñanza de carácter
universal en materia filosófica, política o religiosa. A este género pertenecen las cartas de
Aristóteles y de Séneca, lo mismo que la carta de Jeremías (en el cap. 6 de Baruc) y las
cartas católicas, exceptuando la segunda y tercera de San Juan.

Las cartas paulinas, conforme a la expresión de Lagrange, tendríamos que considerarlas


de carácter mixto. Es decir, cartas que tratan un tema importante para todo el mundo
cristiano y no solamente para algunas iglesias. Se denominan "epístolas" por su forma
solemne y su importancia universal. Excluimos de esta serie tan sólo las cartas
pastorales (dirigidas a personas concretas: Tito y Timoteo y la carta a Filemón (carta de
recomendación, semejante a las que escribió Plinio el Joven a Sabiniano). Los primeros
cristianos solían escribir cartas de recomendación a los integrantes de la comunidad
cuando iban de una comunidad cristiana a otra (Hch 18,27: 2 Co 3, 1-3).

Para finalizar el presente capítulo, queremos justificar el habernos extendido tanto


en el tema de los géneros literarios. Simplemente recordemos las palabras del Concilio
Vaticano II, que en su constitución sobre la divina revelación (DV 12) nos dice a
propósito de los géneros literarios utilizados en la Biblia:
"Ahora bien, como quiera que en la Sagrada Escritura habló Dios por medio de
hombres a manera humana, el intérprete de la Sagrada Escritura, si quiere ver con
claridad qué quiso Dios mismo comunicarnos, debe inquirir atentamente qué quisieron
realmente significar y qué plugo a Dios manifestar por las palabras de ellos".

Para averiguar la mente de los hagiógrafos (escritores sagrados) hay que tener en
cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios.

Efectivamente la verdad se propone y se expresa en el texto sagrado de varios


modos históricos, o proféticos, o poéticos, o en otros géneros literarios. Es menester, por
tanto, que el intérprete busque el sentido que el hagiógrafo, en determinadas
circunstancias, dada la condición de su tiempo y de su cultura, quiso expresar y expresó
con ayuda de los géneros literarios de uso en aquella época. Y es así como, para entender
rectamente lo que el autor sagrado afirma por escrito, hay que entender debidamente
tanto los modos nativos y corrientes de sentir, decir y narrar que prevalecían en tiempos
del hagiógrafo como los que en aquellas épocas se solían emplear en el trato mutuo de
los hombres".
Bibliografía

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Herder, Barcelona, 1955, No. 2294. ENCHIRIDION BIBLICUM, M. D'Auria, Nápoles-Roma,
1954, Nos. 558ss, p. 217ss.

Recomendamos la lectura de: GRABNER-HAIDER, A., La Biblia y nuestro lenguaje, Herder,


Barcelona, 1975, PP. 36-55. SCHOEKEL, Luis Alonso, La palabra inspirada, Herder,

13
Barcelona, 1966, pp. 13-131.

COATTO, J. S., Alianza y experiencia salvífica en la Biblia, Paulinas. Florida, Buenos


Aires, 1964.

GARCIA DE LA FUENTE, Olegario, "Los contratos en el Antiguo Testamento, comparados


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Los descubrimientos del mar Muerto, Ediciones Cató]icas 8. A., Barcelona, 1971.

DANIELOU, Jean, Los manuscritos del mar Muerto y los orígenes del cristianismo, Criterio
8. R. L., Buenos Aires, 1959. WILSON, E., Los rollos del mar Muerto, Breviarios del Fondo
de Cultura Económica, No. 124, México, 1966.

4. Hacer, desde su punto de vista, una crítica o valoración global de las páginas
leídas. Es decir: ¿Le ha parecido asequible a lectores de cultura media? ¿Ha
clarificado sus conocimientos sobre el tema? ¿Los ha vuelto más confusos? ¿Ha
recibido una impresión de agrado o de hastío? ¿Le ha creado perplejidades o
sobresaltos, o más bien ha con­tribuido a su enriquecimiento?

El texto sobre los géneros literarios da las luces necesarias para comprender los

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diferentes estilos redaccionales que están presentes en la Biblia. Esto es importante para
poder identificar que cada texto bíblico corresponde a una época y contexto
determinados, que no fueron escritos al azar, sino que poseen un fundamento de peso
que es respaldado por la historia y la teología de la comunidades judías y cristianas.

De igual modo, los géneros literarios también ayudan a la interpretación teológica del
texto, y algunos de ellos permiten realizar una exégesis diacrónica, es decir, que se puede
adaptar a las diferentes épocas y contextos de la historia y de la humanidad; dejando así
una enseñanza útil a las diversas comunidades.

Así mismo, el poder identificar los géneros literarios en un texto bíblico, permite conocer
los mensajes, contenidos e intenciones que el texto presenta. No se trata solo de una
lectura asidua, sino de una lectura que se hace con el reconocimiento y contexto del
autor. No se limita solo a ver qué dice, sino quién lo dice, cómo lo dice y por qué lo dice;
ampliando el rango de lectura y de interpretación, así como la práctica de la
interdisciplinariedad para poder abstraer una idea o enseñanza de la Escritura.

Por otro lado, es importante saber que hay géneros literarios que son únicos del mundo
bíblico como los midrahicos que son solo de interpretación hebrea, ya sea de la ley o de
la escritura profética; así como un género que se desarrolla de manera diacrónica.

Para concluir, los géneros literarios corresponden a los modos de escritura que se fueron
desarrollando en las diferentes comunidades y que se enfocan en dejar una enseñanza;
se pueden referir a enseñanzas, leyes, profecías, apocalíptica, entre otros, pero todos
enfocados a un contexto determinado y a un modo de pensar y ver el mundo dentro de
una realidad histórica determinada.

5. Escoja tres géneros o formas literarias y de una fundamentación bíblica de cada


uno de ellos.

● Fábula

Jueces 9, 8-15

2 Reyes 14, 9

1 Reyes 21

En el primer texto bíblico Jotam narra un supuesto concurso entre los árboles para
elegir rey sobre sí. En el segundo texto bíblico señalado y narrado por el rey Joás en

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cuanto a una conversación entre el cardo que está en el Líbano … [y] el cedro que está
en el Líbano y finalmente en el tercer texto bíblico que reseña la viña de Nabot se
evidencia una “enseñanza religiosa sobre la base de una comparación sacada de la vida
no real (irreal).”

● Género apocalíptico

Isaías 34-35

Ezequiel (38-39)

Isaías 24-27

Los anteriores textos bíblicos reflejan por una parte la continua lucha a partir del juicio
de Dios sobre Edom, y también a través del regreso de los desterrados y el anuncio de los
tiempos del Mesías, un continuo conflicto o contraposición entre el poder de las tinieblas
y el de la luz. En el texto de Ezequiel se denotan escenas del triunfo divino sobre la
derrota de su enemigo. Textos enmarcados por el profetismo bíblico y que se traducen
como “revelación profética que le habría sido manifestada en el pasado, pero con el
expreso encargo de mantenerla oculta hasta los últimos tiempos, en los que vive el autor
del libro”.

● Género lírico

Salmo 92

Salmo 137

Jonás 2:2-9

El salmo 92 representa el entusiasmo de aquella persona cuya vida se ha construido en


la fidelidad, el salmo 137 por su parte es la máxima expresión de lamento y súplica de
una persona representada en el salmista que clama a Dios. Ya en Jonás, encontramos que
el personaje se dirige a Dios por medio de una oración, con la cual, a su vez, expresa sus
sentimientos y emociones, todos elementos religiosos producto de la experiencia de la
Fe.

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