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Los géneros literarios son una "forma determinada de escribir, regulada por
normas de uso común en una época o región, correspondiente a la intención del autor"
Según esta definición descriptiva, el género literario es un modo determinado de
expresar los pensamientos. Es un modo variable, dependiente de la época, de la raza, de
la mentalidad, de la región, etc., a través del cual se expresan asuntos con determinados
fines. Por tal motivo, para comprender cualquier escrito humano es necesario conocer el
género literario en que ha sido redactado. Esta afirmación es un principio firme en la
interpretación de cualquier trozo literario.
Hoy en día todos sabemos que los géneros literarios utilizados por autores
modernos son completamente distintos de los utilizados por autores griegos o romanos.
El modo de escribir historia en nuestros días es muy diferente del de los tiempos
de Herodoto, Tito Livio, Tucídides, o Polibio. Hoy en día nadie podría clasificar el género
literario histórico dentro de la poesía, tal como lo hacía Cicerón al decir que la historia
era una "poesía en forma libre" ("Carmen sol utum", en Quintilianus, Inst. X, 1,31).
En Herodoto leemos, por ejemplo, que Jerjes, el rey persa, hizo azotar el mar
porque sus olas le destruyeron el puente levantado sobre el Helesponto. Jamás
tomaremos un relato de este tipo como un suceso verdaderamente histórico. Trataremos
de entenderlo más bien como la forma por medio de la cual Herodoto describe el ánimo
irritado del "rey de los reyes" cuando las olas del mar ocasionaron la pérdida del puente.
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incurrir en errores históricos. Cuánto más hemos de hacerlo con los antiguos libros de la
Biblia, cuyos textos son anteriores a los escritos de Herodoto. Han sido escritos, en su
inmensa mayoría, por hombres imbuidos de la cultura semítica, muy diferente de la
cultura griega y romana, más familiar a nosotros. Se hace, pues, necesario conocer los
distintos géneros literarios de la Biblia.
Según estas palabras, el intérprete católico debe conocer los géneros literarios
utilizados en la literatura extrabíblica para que pueda establecer y determinar los
géneros literarios en la literatura bíblica.
Hoy día hablamos con suma facilidad de géneros literarios. Tenemos por tales
ciertas formas o técnicas de decir, de expresarse, de presentar un pensamiento.
● Géneros literarios: son formas literarias empleadas por el autor de una obra en
función de la finalidad que se propone. Constan de dos elementos esenciales: el
elemento intencional, que es el fin propuesto, y el elemento formal, que
comprende las formas, los motivos y los procedimientos literarios utilizados
para conseguir la finalidad propuesta.
Teniendo en cuenta que el elemento intencional es el que determina las formas, los
motivos y los procedimientos literarios que se van a utilizar en una obra, podemos
dividir los géneros literarios de la Biblia en conformidad con este elemento intencional.
Aceptamos, además, la división general de los géneros literarios en: géneros didáctico,
parenético y poético. Pero insistimos en su insuficiencia para la Biblia. En ella hemos de
buscar siempre la intención del autor y la finalidad con que escribe su obra y busca los
elementos formales: la forma, los motivos y los procedimientos literarios.
Se suele dividir en dos grandes grupos los géneros literarios de la Biblia: mayores y
menores.
Estos últimos son considerados como subgéneros de los primeros, que forman
categoría aparte. En total hasta hoy existen siete géneros literarios mayores: histórico,
jurídico, profético, poético, sapiencial, evangélico, epistolar. La mayoría de ellos poseen
varios subgéneros.
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escribir historia en la antigüedad. Como decíamos antes, a nadie se le ocurriría hoy
clasificar el género literario histórico entre la poesía, tal como lo había hecho Cicerón en
su época.
Esto no significa, sin embargo, que ellos no sean una verdadera historia, aunque
esté presentada en un género literario para nosotros poco conocido o desconocido. Es
necesario estudiar cada uno de los géneros históricos de la Biblia a la luz de los
descubrimientos de la literatura antiguo-oriental y de todo lo que nos ofrezca la historia,
la arqueología, la etnología, la filología oriental.
Estos géneros no los podemos inventar. Tenemos que determinarlos por medio del
estudio.
Los principales subgéneros históricos hasta ahora escudriñados son los siguientes:
historia, épica, midrásh haggádico, historia patética, narraciones libres, relatos
etiológicos y anuncios.
Es otro de los subgéneros históricos. La palabra "midrásh" viene del verbo hebreo
"darásh": buscar o interrogar.
De esta suerte la expresión "midrásh" significa una búsqueda, o sea, una investigación
del sentido para el momento presente de la escritura redactada en tiempos anteriores.
Distinguimos tres formas específicas de midrásh en relación a la materia de que se trate.
Cuando la materia es histórica, tenemos "midrásh haggádico". Cuando es jurídica,
"midrásh halákico". Y cuando es profética, "midrásh profético", o sea, "pesher". Se trata
siempre de una interpretación del texto bíblico para el tiempo en que vive el autor
midráshico.
La práctica del midrásh en Israel es muy antigua. Israel jamás consideró su historia como
un hecho acabado para siempre. La consideraba como un elemento que debía
reactualizar para las necesidades de los tiempos en que se encontraba. Tal práctica cobró
mayor auge en la época del exilio babilónico, cuando los cautivos meditaban sobre la
historia anterior y sobre la catástrofe nacional que les tocó sufrir. En tales meditaciones,
el punto de partida era siempre la revelación anterior consignada en la Biblia con la
finalidad de sacar una enseñanza religiosa edificante para los miembros del pueblo de
Israel. A este procedimiento en el campo de la historia de Israel lo llamamos "midrásh
haggádico".
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Ester, Baruc y Jonás.
Es una derivación del midrásh haggádico; Con la diferencia de que la narración libre no
es una exégesis (interpretación) de pasajes históricos para la actualidad, sino una
especie de construcción didáctica, inventada total o parcialmente para que de ellos se
deduzca una enseñanza religiosa. Esto lo encontramos en Tobías, Judit, Ester, Jonás, la
parte narrativa de Job. Cabe señalar, sin embargo, que es discutible si los hechos
narrados en los libros aludidos son historias inventadas, con fines didácticos, o si tienen
algún fundamento o núcleo histórico. En todo caso, hemos de subrayar que la cuestión
de la historicidad para los redactores de los libros aludidos no era un asunto primario,
sino completamente secundario.
Son narraciones que tratan de explicar una situación presente mediante un hecho del
pasado. "Etiología" viene del griego aitía = causa y logos = tratado y significa el estudio
sobre la causa de algún fenómeno. De esta suerte se entiende por "narración etiológica
un relato que nos quiere aclarar el origen de algo, una costumbre, un rito, etc. basándose
en un hecho sucedido en el pasado. Las narraciones etiológicas pueden ser: etimológicas,
cuando explican el nombre de una persona, lugar o cosa (Gn 21,31; 26,33; 11,9);
geológicas, cuando pretenden explicar el origen de una formación geológica, tales como
el origen del mar Muerto, las figuras humanas salitrosas que se forman en sus riberas,
etc. (Gn 16): cultuales cuando narran el origen de un culto que se rinde en un
determinado lugar, o de un rito, o de un objeto (Jos 4, 6, Ex 12,11-27); naturalísticas,
cuando explican el origen de un fenómeno natural como el arco iris o el arrastrarse de la
serpiente (Gn 3,14s; 9,12-17); etc. Este género literario es muy abundante en los
denominados libros históricos del Antiguo Testamento. Cabe subrayar, sin embargo, que
no se pueden considerar a priori todas las narraciones etiológicas como inventadas por
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el autor bíblico. Cada caso hay que estudiarlo aparte, aunque no tanto para descubrir la
historicidad del relato cuanto para descubrir la intención concreta del autor sagrado.
2.1.6 Anuncios:
En las páginas del Antiguo Testamento encontramos varios casos en que se anuncia el
nacimiento o la misión de diversas personas: el nacimiento de Isaac (Gn 17-18), de
Sansón (Jue 13), la misión de Moisés (Ex 3-4), de Gedeón (Jue 6). En el Nuevo
Testamento también encontramos anunciadores: a Zacarías (Lc 1,5-20), a María (Lc
1,26-38). En todos los casos enumerados hallamos las siguientes constantes (esquema):
a) aparición de un personaje sobrenatural; b) turbación del que recibe la aparición; c)
palabras tranquilizadoras; d) objeción del protagonista; e) confirmación del anuncio por
parte del mensajero mediante una señal.
Yavé estableció con Israel un pacto en el Sinaí, que fue redactado a la luz de los contratos
internacionales existentes en el Antiguo Oriente durante el segundo milenio a. C. En
ellos, el rey absolutista hace pacto con el rey vasallo, manifestándole los beneficios
anteriormente prestados, las cláusulas que el vasallo debe observar, la asistencia al pacto
de las diversas divinidades del panteón del rey absolutista y las sanciones que le esperan
al vasallo si no observa las cláusulas. Las copias del pacto se depositan en los respectivos
santuarios reales.
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3.2.3 Géneros proféticos
Sabemos que los profetas fundamentalmente eran oradores y que los escritos que
encontramos en los libros que llevan su nombre en su mayoría no proceden
directamente de ellos, sino de sus discípulos o de los redactores posteriores. Por tal
motivo haremos sólo un esbozo de la actuación y de la literatura exclusivas de ellos:
visiones, oráculos, acciones simbólicas, "confesiones", pésher o "midrásh profético",
apocalipsis.
3.2.3.1 Visiones
Son las formas más frecuentes empleadas por los profetas para describir sus
experiencias íntimas sobre los designios de Dios. Las encontramos por ejemplo en Amós
(7,1s; 7,4; 7,7ss; 8,1s; 9,1), Isaías (6,1-13), Jeremías (1,11-13), Zacarías (1,8ss; 1,18ss;
2,1ss; 4,1ss; 5,155; 6,155), Ezequiel (1,4ss; 2,9; 3,155; 8,155; 10,155; 37,155), Daniel
(cap. 7; 8; 9; 10-12).
Estas visiones a veces son descritas como algo externo: Ex 3,155 (la zarza
ardiendo); Dn 5,1-28 (la mano que escribe); etc. Otras veces las tiene el profeta en
sueños, que son otro medio de comunicación con la divinidad: 1 S 28,6.15; Jr 14,14;
23,25-27; 27,9; Is 56,10; Dn 7; 2; 4.
3.2.3.2 Oráculos
Son declaraciones solemnes, atribuidas a Yavé, con las que se enuncia un suceso por
venir, que puede ser fausto o desgraciado. Suelen tener una fórmula introductoria (tal
como "Así habla Yavé") y muchas veces una cláusula final fija (tal como "Esto dice el
Señor"). Dichas fórmulas no son originales de los profetas en Israel, sino que aparecen
también en los oráculos paganos orientales. Cabe señalar que el poner en boca de Dios
las palabras indicadas es un procedimiento muy probablemente literario, mediante el
cual los profetas pretendían expresar su convicción profunda de que Dios mismo
hablaba por boca de ellos.
Constituyen un tópico muy importante en la expresión profética. Por medio de ellas los
profetas proponían sus enseñanzas. Así hacían por ejemplo los profetas llamados
oradores: 1S 15,27ss (el caso de Saúl y Samuel); 1R 11,29s (el caso de Ahías de Silo y
Jeroboam); 2R 13,14s (el caso de Eliseo y del rey Joás). De un modo análogo procedían
los profetas escritores: Oseas (en los caps. 1-3: su matrimonio); Isaías 7,3; 8,3 (nombres
simbólicos de sus hijos); Jeremías 13,1-12 (cinturón escondido); Jr 18,2-10 (vasija rota y
rehecha); Jr 27,2-13; 10-15 (el yugo al cuello); Jr 32,6-15 (compra del campo en .Anatot);
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Ezequiel 3,24s (las ligaduras); Ez 5,155 (los cabellos divididos); 24,15-25 (la esposa
muerta y no llorada); etc.
Todas estas acciones sirvieron a los profetas como medios pedagógicos para expresar su
mensaje. Podemos decir que no siempre han sido reales (por ejemplo, en el caso del
cinturón que tuvo que esconder Jeremías junto al Eufrates y luego recogerlo, cap.
13,1-12), sobre todo cuando se trata de una imposibilidad física o moral. Sin embargo,
habría que estudiar cada caso por aparte. No se pueden dar reglas generales.
Así se denominan ciertos pasajes de Jeremías donde el profeta conversa con Dios y se
queja amargamente de los sufrimientos causados por su vocación profética (Jr 11,18-12,
6;15,10-12; 17,12-18; 18,18-13; 20,7-18). Esta forma literaria se caracteriza por un
patetismo hiperbólico que limita con la desesperación y la blasfemia, debido a los
sufrimientos de su vocación. Hemos de juzgarla a la luz de la intención pedagógica que le
quiso imprimir el profeta.
Es una reflexión sobre los escritos de los profetas (redactados varios siglos antes) hecha
con la intención de aprovecharlos para el momento presente. Recordemos el "midrásh
haggádico" y el "halákico", vistos anteriormente, que versaban sobre la historia y las
leyes, respectivamente.
Encontramos así bastantes profecías presentadas como nuevas, que no son, sin embargo,
más que una reactualización de las profecías antiguas. Por ejemplo, la profecía de
Emmanuel (Is 7,14) calcada sobre una reactualización de la profecía de Natán sobre la
permanencia de la dinastía davídica (2 5 7,12s); la visión de Daniel en el cap. 9 en
comparación con la profecía de Jr 25,11ss.
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actuación de Dios en la historia. El autor apocalíptico busca más bien un personaje al
cual le atribuye una revelación profética que le habría sido manifestada en el pasado,
pero con el expreso encargo de mantenerla oculta hasta los últimos tiempos, en los que
vive el autor del libro.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento apenas encontramos dos grupos: los cánticos del
evangelio de la infancia en Lc 1-2 y los himnos a Cristo en las epístolas de San Pablo y en
el Apocalipsis.
El Magníficat (Lc 1,46-55), el Benedictus (Lc 1,68-79) y el Nunc dimittis (Lc 2,29-32). Se
cree que el origen de los dos primeros (el Magníficat y el Benedictus) debe buscarse en
salmos macabeicos que celebraban la victoria de que habla 1Mac 4,24 y expresaban las
oraciones antes de la batalla de lo cual habla 1Mac 4,29-33. El Magníficat sería una
expresión de acción de gracias después de la batalla pronunciada por la madre que ve
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regresar a sus hijos ilesos del campo de batalla. El Benedictus, empero, sería un salmo de
súplica a Dios antes de comenzar la batalla. Y el Nunc dimittis sería un midrásh sobre
diferentes textos de Isaías.
Se hallan en las cartas paulinas (Fil 2,6-11; Col 1,15-20; 1Tm 3,16), en Hb 1,2-4 y en el
Apocalipsis (4,8-11; 5,12-14; 15,3-4).
3.2.5.2 La diatriba:
3.2.5.3 La fábula
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se pueden atribuir a Cristo, los que se pueden atribuir a la primitiva catequesis y,
finalmente, los que se pueden atribuir a la obra redaccional de los evangelistas.
Jesucristo como predicador seguramente utilizó todos los recursos oratorios conocidos
como en su época: 1. procedimientos nemotécnicos (enseñando rítmicamente sus
sentencias, o bien con refranes, con agrupaciones numéricas o con palabras claves); 2.
discursos apologéticos; 3. invectivas; 4. controversias; 5. discursos de exposición
doctrinal; 6. predicciones escatológicas; 7. prescripciones legislativas; 8. enseñanzas
parabólicas, etc.
Sabemos bien que la catequesis apostólica, llevada a cabo oralmente, hacía hincapié en el
hecho de que Jesús "pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él" (Hch 10,38). Pero no sabemos con certeza qué géneros
literarios les podríamos atribuir a los apóstoles o a los misioneros de la primitiva
comunidad cristiana, porque no vemos claramente el límite o frontera entre la
catequesis oral y la obra redaccional definitiva llevada a cabo por los autores de los
Evangelios. Podemos presuponer que ya desde el principio debieron existir colecciones
de los dichos (sentencias) y hechos (milagros) de Jesús, preparadas para los
predicadores como una especie de manuales cristianos. Pero no tenemos certeza de la
existencia de bloques literarios que les podríamos atribuir a estos predicadores.
A este género literario pertenecen, en el Nuevo Testamento, las cartas de San Pablo
y las cartas llamadas católicas. En el Antiguo Testamento hay una gran cantidad de
cartas, pertenecientes a diferentes épocas. A veces, el texto de la carta está reproducido
íntegramente: por ejemplo, en Esd 4,11-16 (los colonos palestinos escriben a la corte
persa), 4,17-22 (la corte contesta), 5,6-17 (el gobernador de Palestina consulta a la
corte), 6,1-12 (el rey contesta) 7,11-26 (Artajerjes renueva a Esdras la autorización
real); en los libros de los Macabeos: 1Mac 12,6-18 (Jonatás escribe a los espartanos),
14,20-25 (los espartanos escriben a Simón), 2Mac 1,1-9 (los judíos de Jerusalén escriben
a los judíos de Egipto), 1,10-2,19 (Aristóbulo a los judíos de Egipto); en Hechos 15,23-29
(el concilio de Jerusalén escribe a las iglesias de Asia menor); Hch 23,26-30 (el tribuno
Claudio Lisias escribe al procurador Félix). Bajo el punto de vista literario mencionamos
las dos cartas atribuidas a Jeremías (Jr 29,1-32 y Bar 6), que son de la época posterior al
exilio.
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mencionamos solamente aquellas cartas que tienen algún parecido con las referidas por
autores bíblicos, tales como las cartas de Elefantina y las cartas de la época
grecorromana.
Para averiguar la mente de los hagiógrafos (escritores sagrados) hay que tener en
cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios.
CONCILIO VATICANO II, op. cit., p. 134ss. DENZINGER, E., El magisterio de la Iglesia,
Herder, Barcelona, 1955, No. 2294. ENCHIRIDION BIBLICUM, M. D'Auria, Nápoles-Roma,
1954, Nos. 558ss, p. 217ss.
13
Barcelona, 1966, pp. 13-131.
ARVEY, J., Le plaidoyer prophétique con tre Israe7 ap res la rup íure de 'Al'
llance,
Desclée de Brouwer, Biuges París-Montreal, 1967.
McCARTHY, Dennis J., Treaty and Covenant, Insti'u¡;o Pontificia Bíbijea, Rorní, 1963.
LAKATOS, E., Historia de la revelación bíblica. La C'd'5 a. yiadriu', 197' PP. 53-65.
DANIELOU, Jean, Los manuscritos del mar Muerto y los orígenes del cristianismo, Criterio
8. R. L., Buenos Aires, 1959. WILSON, E., Los rollos del mar Muerto, Breviarios del Fondo
de Cultura Económica, No. 124, México, 1966.
4. Hacer, desde su punto de vista, una crítica o valoración global de las páginas
leídas. Es decir: ¿Le ha parecido asequible a lectores de cultura media? ¿Ha
clarificado sus conocimientos sobre el tema? ¿Los ha vuelto más confusos? ¿Ha
recibido una impresión de agrado o de hastío? ¿Le ha creado perplejidades o
sobresaltos, o más bien ha contribuido a su enriquecimiento?
El texto sobre los géneros literarios da las luces necesarias para comprender los
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diferentes estilos redaccionales que están presentes en la Biblia. Esto es importante para
poder identificar que cada texto bíblico corresponde a una época y contexto
determinados, que no fueron escritos al azar, sino que poseen un fundamento de peso
que es respaldado por la historia y la teología de la comunidades judías y cristianas.
De igual modo, los géneros literarios también ayudan a la interpretación teológica del
texto, y algunos de ellos permiten realizar una exégesis diacrónica, es decir, que se puede
adaptar a las diferentes épocas y contextos de la historia y de la humanidad; dejando así
una enseñanza útil a las diversas comunidades.
Así mismo, el poder identificar los géneros literarios en un texto bíblico, permite conocer
los mensajes, contenidos e intenciones que el texto presenta. No se trata solo de una
lectura asidua, sino de una lectura que se hace con el reconocimiento y contexto del
autor. No se limita solo a ver qué dice, sino quién lo dice, cómo lo dice y por qué lo dice;
ampliando el rango de lectura y de interpretación, así como la práctica de la
interdisciplinariedad para poder abstraer una idea o enseñanza de la Escritura.
Por otro lado, es importante saber que hay géneros literarios que son únicos del mundo
bíblico como los midrahicos que son solo de interpretación hebrea, ya sea de la ley o de
la escritura profética; así como un género que se desarrolla de manera diacrónica.
Para concluir, los géneros literarios corresponden a los modos de escritura que se fueron
desarrollando en las diferentes comunidades y que se enfocan en dejar una enseñanza;
se pueden referir a enseñanzas, leyes, profecías, apocalíptica, entre otros, pero todos
enfocados a un contexto determinado y a un modo de pensar y ver el mundo dentro de
una realidad histórica determinada.
● Fábula
Jueces 9, 8-15
2 Reyes 14, 9
1 Reyes 21
En el primer texto bíblico Jotam narra un supuesto concurso entre los árboles para
elegir rey sobre sí. En el segundo texto bíblico señalado y narrado por el rey Joás en
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cuanto a una conversación entre el cardo que está en el Líbano … [y] el cedro que está
en el Líbano y finalmente en el tercer texto bíblico que reseña la viña de Nabot se
evidencia una “enseñanza religiosa sobre la base de una comparación sacada de la vida
no real (irreal).”
● Género apocalíptico
Isaías 34-35
Ezequiel (38-39)
Isaías 24-27
Los anteriores textos bíblicos reflejan por una parte la continua lucha a partir del juicio
de Dios sobre Edom, y también a través del regreso de los desterrados y el anuncio de los
tiempos del Mesías, un continuo conflicto o contraposición entre el poder de las tinieblas
y el de la luz. En el texto de Ezequiel se denotan escenas del triunfo divino sobre la
derrota de su enemigo. Textos enmarcados por el profetismo bíblico y que se traducen
como “revelación profética que le habría sido manifestada en el pasado, pero con el
expreso encargo de mantenerla oculta hasta los últimos tiempos, en los que vive el autor
del libro”.
● Género lírico
Salmo 92
Salmo 137
Jonás 2:2-9
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