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LA ALIMENTACIÓN BOVINA
APRENDIZ:
WILLIAM ANDRÉS SÁNCHEZ PARALES
INSTRUCTOR:
ANDRES RIVELINO AHUMADA CORTES
Henificación
Es el proceso que permite conservar el forraje en épocas de abundancia para épocas de baja
productividad, conservándose por largos períodos de tiempo. La mayoría de las especies forrajeras
se pueden henificar.
Heno es el producto resultante de la deshidratación del forraje a un nivel de humedad generalmente
inferior al 15%, con lo cual se pretende impedir el enmohecimiento y la fermentación.
Etapas de la henificación:
1.- Corta: debe efectuarse cuando la planta forrajera presenta la mayor producción de materia seca
por área, con el mayor valor nutritivo posible; esto es entre un 10 y un 40% de floración. La corta
debe ser efectuarse en la mañana, en días soleados, con baja humedad relativa y baja humedad del
suelo.
2.- Secado: puede realizarse en el en campo si las condiciones climatológicas lo permiten o
artificialmente, mediante un secador solar (ver figura Nº 1) lo cual permite disminuir la humedad del
material entre un 15% y un 18%. Esto favorece la conservación de las cualidades nutritivas y evita la
fermentación.
Figura 1. Vista interna de un secador de pasto con forraje listo para henificar, Santa Cruz, Turrialba, 2010.
3.- Almacenaje: se puede hacer en rollos o pacas rectangulares y colocar en sitios alejados de la
humedad (figura 2).
Figura 2. Pacas de heno de estrella africana producida en Santa Cruz, Turrialba, 2010.
ENSILADO
El ensilaje es una técnica de conservación de forraje en fresco. El método más simple y tradicional
de hacer silos, es el de empacar directamente el forraje cortado, en Silos de trincheras, torres, en
bolsas plásticas y estañones plásticos o metálicos. El material ensilado se fermenta en ausencia de
aire donde se da el primer estado, que es la muerte de los tejidos de las plantas y un rápido
agotamiento del poco oxígeno remanente por la respiración del tejido de las hojas del forraje, luego
inicia la fermentación con un incremento del ácido láctico. Cuando el pH es muy bajo por la
producción de ácido láctico se reduce la fermentación hasta detenerse. La fermentación depende de
la composición del forraje. Una buena conservación por fermentación depende de la producción de
ácido láctico y de que tan bajo llegue el pH. Valores con pH de 3,5 a 4,2 son los ideales. Esta
fermentación depende de la cantidad de azúcares adicionadas para producir suficiente fermentación
ácida.
Preparación de silos
Una vez cosechado el forraje, éste se deja de acuerdo con la suculencia de uno a tres días pre-
marchitando, para que pierda el exceso de humedad y luego se pica. Para la preparación de silos,
se utilizan bolsas plásticas para silos de 100 y 500 Kg., además de estañones metálicos o plásticos,
donde se introduce el forraje picado. Se agregan capas a cada 20 cm de altura y entre capa y capa
se agrega aproximadamente 1 Kg. de melaza como aditivo fermentable, 1 Kg. de afrecho, 1 Kg. de
harina de coquito o de algodón, posteriormente se aplica vacío o se compacta y así se continúa
sucesivamente. Cuando se observa que la bolsa se adhiere al pasto, se dejó de colocar vacío o
compactar, luego se cierra herméticamente con un nudo y se identifica con la fecha y el tipo de
material. El proceso de fermentación se produce a los 10 días, luego de esto, se puede abrir o
mantener almacenado hasta por más de 12 meses. Cuando se abre el silo es necesario observar el
color y el olor. El color debe ser verde amarillento y el olor es agradable picante, a fermento. Una vez
abierto el ensilaje, se debe utilizar lo que se ocupa y luego volver a taparlo con el mínimo de aire
posible hasta consumirlo todo.
Todas las prácticas recomendables a la hora de hacer un ensilado de forrajes tienen por objetivo el
reducir en el tiempo la fase aeróbica y favorecer la fermentación láctica en la fase anaeróbica
descrita.
Las siguientes recomendaciones están enfocadas hacia los factores que podemos controlar y/o
monitorear, algunos de estos factores son:
Estado de madurez de la planta en el momento de la corta
Contenido de humedad
Tamaño de partícula
Transporte y llenado del silo
Apisonado de la masa a ensilar
Evitar contaminaciones del silo
Uso de aditivos
Tipo de silo
Sellado del silo
Manejo del silo
Estado de la planta en el momento de cosecha
El objetivo a conseguir es que el conjunto de la masa a ensilar alcance un contenido en materia seca
del 30 – 35%. En esos momentos la mazorca y la tusa presenta un contenido en materia seca
cercano al 50% y aportan un 55% a la producción final de materia seca. El resto de planta tiene un
contenido en materia seca cercano al 25% aportando el 45% de la producción final de materia seca.
Si se cosecha con un contenido total de materia seca inferior al 30%, las pérdidas de hidratos de
carbono (energía) por la emisión de efluentes pueden llegar a ser importantes. Así mismo, la planta
recolectada en esas condiciones todavía es capaz, en pie, de incrementar su producción y calidad
por incremento del contenido de almidón en el grano.
Recolectar con materias secas superiores al 35% supone un mayor cuidado en el picado del maíz
para facilitar el apisonado, menor calidad (digestibilidad, contenido en fibra) de la fracción de planta
sin mazorca, mayor velocidad de avance del frente de ataque del silo al des ensilar y lograr romper
todos los granos de maíz para facilitar su absorción en el tracto digestivo de los animales.
En el caso del maíz, el corte se realiza cuando el elote está en estado lechoso, que por lo general es
a los 60 días, y el sorgo a los 50 días.
Uso de aditivos
La razón para usar aditivos es la de mejorar la preservación del ensilaje al asegurar un predominio
de las bacterias lácticas durante la fase de fermentación. Los aditivos se dividen en tres categorías:
1) estimulantes de la fermentación, como los inoculantes bacterianos y las enzimas; 2) inhibidores
de la fermentación, como los ácidos propiónico, fórmico y sulfúrico; y 3) aportes de substrato o
fuentes nutritivas, como grano de maíz, melaza, urea o amoníaco anhidro.
Los inoculantes bacterianos tienen varias ventajas sobre otros aditivos: bajo costo, seguridad en el
uso, baja dosis de aplicación y ausencia de residuos y de daños ambientales. No obstante, los
resultados de su aplicación son variables, lo cual probablemente se deba a diferencias en las
condiciones del ensilaje durante la aplicación. Se ha observado que cuando se les aplica en
combinación con enzimas que degradan la pared celular y el almidón dando así más carbohidratos
para la fermentación láctica, aparentemente mejora la fermentación y el valor nutritivo del ensilaje de
gramíneas y leguminosas tropicales.
La melaza es la fuente de carbohidrato más frecuentemente usada como aditivo. Es útil para
suplementar forrajes con bajo contenido en carbohidratos solubles, como leguminosas y gramíneas
tropicales. Se han obtenidos buenos ensilajes al agregar melaza en dosis de 3 - 5%.
Es importante la adición de Urea (NNP) en 0,5% del volumen del forraje verde a ensilar, para
aumentar el nivel de proteína microbiana ruminal y disminuir su deterioro aeróbico.
Sellado y manejo del silo
El silo debe quedar bien sellado con el fin de evitar el intercambio gaseoso (entrada de aire) lo que
provocaría una pérdida en la calidad el ensilaje. Para ello puede usarse plástico grueso y oscuro con
un buen sello a los lados en el caso del silo de trinchera o bien, un plástico usado como tapa sobre
el estañón, sujetado alrededor con una liga o banda de hule de neumático. En el caso de silos en
bolsas plásticas se debe verificar que no contenga huecos o en su defecto, se deben sellar con cinta
adhesiva. El silo de bolsa es conveniente amarrar el moño con una liga de neumático y luego voltear
el moño hacia abajo y forma de U invertida (Ω) para evitar que ingrese algún líquido (ver figura 4).
Todo silo debe quedar cercado o protegido de los animales, para evitar la ruptura de los plásticos.
En el caso del ensilaje de maíz, se recomienda usar estañones para evitar daños por roedores.
Figura 4. Silo sellado o amarrado con liga de hule y con fecha de preparación.
Figura 5. Color amarillo – verdoso que debe tener un buen ensilaje (foto de Mangado, U).
Ensilaje de Maíz
Para obtener un buen ensilaje de maíz se deben tener en consideración los siguientes aspectos:
El maíz (Zea mays) es el cultivo más empleado como fuente de forraje en los sistemas de
producción bovina mediante su conservación (ensilaje), debido a un alto rendimiento de
biomasa/área, de 35 - 95 TM/Ha, alto contenido de carbohidratos, los cuales favorecen el proceso
fermentativo; sin embargo, el aporte proteico al sistema ruminal es restringido.
El momento óptimo de corte del maíz para su ensilaje, se sitúa entre el 30 y el 35% de contenido en
materia seca, tanto desde el punto de vista productivo como de la calidad del forraje. En el primer
caso, un contenido más elevado en materia seca conlleva una planta cada vez más seca, donde el
incremento en el peso de la mazorca y el grano se contrarresta con la senescencia de las partes
vegetativas de la planta, por lo que la producción se estabiliza para luego empezar a disminuir. En
cuanto a la calidad, es indudable que con la madurez disminuye la digestibilidad de la materia seca
(MS) de la fracción vegetativa y de la propia pared celular, pero esta disminución se ve compensada
por el incremento en almidón de la fracción de la mazorca y por lo tanto, merece la pena esperar
hasta ese momento.
La aptitud del ensilaje de maíz, es buena debido a que no le faltan carbohidratos para ser
transformados en ácido láctico, presenta un bajo poder tampón que permite que el pH baje
rápidamente y porque al ensilar el contenido en materia seca es elevado. Los ensilados de maíz
deben poseer un pH bajo, cercano o por debajo de 4 y los contenidos en nitrógeno amoniacal y en
nitrógeno soluble deben ser inferiores al 10% y al 50% del nitrógeno total, respectivamente.
Desde el punto de vista nutritivo, el ensilado de maíz es un alimento de un elevado valor energético,
bajo valor proteico y bajo contenido en minerales. El contenido en almidón es elevado, no siendo un
forraje que aporte un alto contenido en carbohidratos estructurales. En la actualidad se ha
comprobado que el 70% del valor nutritivo del ensilaje de maíz está dado por el grano que contiene.
El maíz posee amplio poder de almacenar carbohidratos o azúcares (en especial sacarosa, glucosa
y fructosa). Estos azúcares al fermentar mediante la liberación de los contenidos de la planta por
picado, compactación y acción de bacterias naturalmente presentes en el forraje, producen en último
término, energía que es su principal característica.
Dado el bajo contenido proteico del ensilaje de maíz y que no ha sido posible aumentarlo vía
mejoramiento genético, éste es factible de aumentarse mediante la agregación de Nitrógeno No
Proteico (NNP). La forma más corriente de esta fuente es la Urea, disuelta en una cantidad reducida
de agua para facilitar su aplicación, lo cual se puede hacer en mezcla con melaza. Se emplea en
cantidad de 0,5% del material verde que se ensila (siempre que el contenido de M.S. del forraje sea
cercano al 30%). Con ello se ha logrado buenos resultados en alimentación de bovinos de leche y de
carne. Su agregación al momento de ensilar tiene ventajas: mejor distribución; reducción de la
proteólisis (rompimiento de las proteínas del material a ensilar); aumento del contenido de proteína
microbiana (el NNP alimenta a la flora microbiana del rumen); mejora la estabilidad aeróbica del
ensilaje una vez que éste se abre y reduce la acidez del material ensilado.
Esta condición de acidez alimentaria suele afectar la salud y el equilibrio animal por varias vías:
1) Un rumen más ácido reduce el cociente acetato/propionato, el cual a su vez suele manifestarse
como una reducción en el tenor graso de la leche.
2) En un rumen acidótico, la digestibilidad de la fracción fibra (pared celular, FDN) del alimento se
reduce.
3) El rumen acidótico puede conducir a una reducción en el apetito, bajar y/o anular la motilidad
natural del rumen y precipitar un episodio de acidosis clínica.
El silo se puede suplir en cantidades de 4 a 10 Kg. por animal por día. Cuando se incrementa el
consumo a más de la mitad de la dieta diaria (el equivalente al 5% del peso del animal) es necesario
regular la acidez del rumen con algún estabilizador de pH.
La Acidosis Ruminal es un problema frecuente en la ganadería bovina, siendo su principal causa un
inadecuado manejo de la alimentación. Por ejemplo, raciones con alto contenido de granos
(concentrado) si bien permiten alcanzar mayores producciones de leche, ofrecidas de manera
prolongada pueden producir también alteraciones en los niveles del pH ruminal, los que generan
desequilibrios en la población microbiana, trayendo como consecuencias mermas en consumo,
producción y composición de leche.
Para neutralizar los niveles de acidez ruminal, el animal dispone de formas naturales como la
producción de iones fosfato y bicarbonato (agentes tamponantes principales) secretados en la saliva
que representa la mayor proporción de la capacidad tamponante del rumen.
También existen productos comerciales modificadores de fermentación ruminal que pueden ayudar a
neutralizar la acidez. Entre los principales de naturaleza mineral, con comprobada eficacia, se
encuentran:
a.- Buffers: Bicarbonato de sodio y Sesquicarbonato de sodio.
b.- Alcalinizantes: Oxido de magnesio.
Buffers
Este sistema tiene un pH que varía de 5,5 – 7,0; pero que es adecuado para la producción de leche
entre 6 – 6,8. Los buffers controlan la acidificación, pero no causan subidas de pH superiores a
determinado valor. Los más usados son el Bicarbonato de Sodio y el Sesquicarbonato de Sodio con
diferencias físicas y químicas (cuadro 2) reportándose en algunos casos una mejor respuesta en
control de acidez ruminal con respecto al segundo, a dosis similares según el gráfico 1 citada por
Jordán y Aguilar (1985). Esto significa que se obtiene un efecto semejante con una dosis menor por
animal de Sesquicarbonato de Sodio en comparación con Bicarbonato de Sodio.
Cuadro 2. Características de Bicarbonato y Sesquicarbonato de Sodio
Nombre Común Sesquicarbonato de Sodio Bicarbonato de Sodio
Gráfica 1: Evaluación Comparativa del uso de Bicarbonato de Sodio y Sesquicarbonato de Sodio, (Aguilar, 1985).
El Sesquicarbonato de Sodio, como se observa en el gráfico 1, puede provocar una menor variación
en los rangos de pH ruminal que el Bicarbonato de Sodio, lo que se traduce en condiciones
ruminales más estables, evitando las caídas de pH dentro de las primeras 5 horas post consumo de
alimento que son las más críticas.
Básicamente los buffers son compuestos químicos que resisten la acidificación del medio. Los
buffers resisten la acidez proveniente de los alimentos, de la fermentación microbiana del rumen, de
la digestión o la acidez que es producto de las secreciones digestivas normales.
El término buffer es normalmente utilizado con baja precisión. Los verdaderos buffers controlan la
acidificación (baja del pH), pero no causan subidas de pH superiores a determinado valor. Así el
Bicarbonato de Sodio, el Sesquicarbonato de Sodio, el Carbonato de Calcio (CaCO3) y la Bentonita
(Alumino Silicato) son buffers verdaderos.
Alcalinizadores
Por otra parte, los alcalinizadores también neutralizan la acidez, pero pueden causar importantes
aumentos de pH. El Óxido de Magnesio (MgO) es un alcalinizador, no un buffer verdadero. De todos
modos, en lechería son altamente poco frecuentes los problemas por alto pH, por lo que por una
razón de practicidad buffers verdaderos y alcalinizadores se agruparán genéricamente como
“buffers”. Sin embargo, los distintos productos ofrecidos genéricamente como buffers tienen distinto
modo de acción en el tracto digestivo.
El Óxido de Magnesio, el Bicarbonato y el Sesquicarbonato son los mejores buffers ruminales.
Mejoran el cociente acetato/propionato (Rel. A/P), al prevenir la caída de pH en rumen y así mejoran
la digestión de la fracción fibra. El Bicarbonato y el Sesquicarbonato son químicamente similares y
tienen efectos similares en todo sentido, por lo que la elección de uno u otros se hará en base a
consideraciones de calidad y precio de cada presentación.
El Carbonato de Calcio no reacciona bien y no es activo a pH superiores a 5,5; extremo poco
frecuente en el rumen. Sin embargo, el Carbonato de Calcio y el Óxido de Magnesio mejoran la
digestión del almidón a nivel intestinal, particularmente en dietas con elevados aportes de
concentrados. Si bien este efecto no es demasiado relevante en la mayoría de las dietas lecheras,
ambos buffers actúan elevando el pH en el intestino delgado, mejorando el medio en el que trabajan
las amilasas intestinales. Además, es una muy buena fuente de calcio en dietas altas en granos o en
ensilaje de maíz, todas dietas limitantes en contenido del macro mineral.
En rumiantes, la fibra de la dieta promueve la rumia y la producción de saliva, la que contiene entre
sus componentes naturales, Bicarbonato de Sodio y de Potasio, que ayudan a estabilizar el pH
ruminal. En condiciones normales con una adecuada provisión de fibra de 2,5 cm de largo, en
promedio de partícula o más (promotora de rumia) el pH ruminal fluctúa entre 6,0 y 6,5 aún con una
abundante producción de ácidos grasos volátiles (principalmente ácidos acético, propiónico y
butírico), producto de la digestión microbiana que ocurre en el rumen. Estos valores son
considerados normales y capaces de producir un adecuado cociente Acético/Propiónico (relación
A/P) precursor de la grasa presente en la leche.
El adecuado balance de la dieta teniendo en cuenta el contenido de FDA, la reducción de la
participación de los concentrados en dieta, la inclusión de una mayor proporción de heno con
tamaños mayores de partícula, mejoraron el tenor graso de la leche y reducen la respuesta al uso de
buffers.
Luego del parto es frecuente que la alimentación de las vacas sea cambiada de dietas con altos
tenores de fibra y media a baja densidad energética, a dietas limitadas en fibra con proporciones
medias a altas de concentrados para aumentar la densidad energética de las dietas y apoyar la alta
propensión a producción que muestran los animales en esta etapa. Estos cambios a dietas con
menor contenido de fibra suelen hacerse en forma bastante rápida, dando a los microbios de rumen
pocas posibilidades de adaptación, por lo que episodios de acidosis, de vacas indigestadas sin
consumir alimentos y hasta casos de torsión de abomaso son frecuentes. En este sentido es que la
utilización de buffers puede ayudar a disminuir estos desarreglos nutricionales (cuadro 3) y por esta
misma razón su utilización suele ser más efectiva en vacas en lactancia temprana que en otras
etapas del ciclo productivo.
Cuadro 3. Recomendaciones de uso de sustancias buffer en dietas de vacas lecheras.
Buffer En el En dieta total Total
concentrado (mezcla) (%)
(%) Kg./día
Los buffers tienen mejor efecto en promover el consumo total de materia seca, cuando son utilizados
en la mezcla total de alimento. Cuando el concentrado se suministre en la sala de ordeño, utilice los
valores más reducidos del rango, para promover bajo rechazo por palatabilidad y una mayor tasa de
consumo. Cuando el Bicarbonato se aplique en cobertura, no excederse de los 100 a 110g/vaca/día,
en al menos dos comidas, para disminuir los episodios de rechazo por problemas de palatabilidad.
Las vacas absorben el Sodio, Potasio, Magnesio y Calcio contenido en los buffers, por lo que es
conveniente chequear valores totales de suministro de los mismos para asegurarse de que no se
cometen excesos no recomendables en el consumo total de los mismos.
El buen manejo de los recursos de alimentación suele ser de la mayor ayuda en la prevención de
desarreglos nutricionales graves. La cosecha de cultivos para ensilar en su estado de mayor oferta
energética suele disminuir la necesidad de concentrado adicional posteriormente, igualmente
cambios en la política de suministro del concentrado suelen tener mayor efecto que los propios
buffers. Por ejemplo, cuando se deban suministrar altas dosis de concentrados, superiores al 45 a
50% de la dieta total el fraccionar esta oferta en un mayor número de comidas al día, de menor
volumen cada una, suele tener un apreciable efecto sobre el consumo total y sobre el tenor graso de
la leche. El uso de concentrados con mayor aporte de fibra y menor de almidón, como el afrecho de
arroz, trigo y aún la semilla entera de algodón (con fibra) ayudan a disminuir la carga ácida del
rumen. El mantenimiento de la estabilidad en la oferta de nutrientes, minimizando la necesidad de la
microflora ruminal de adaptarse y readaptarse constantemente, también colabora a disminuir las
oportunidades de desarreglos de origen nutricional. Para que las distintas fuentes forrajeras cumplan
funciones como promotoras de la rumia, se recomienda que los ensilajes tengan tamaños medios de
partícula de 0,8 a 1,0 cm y un 15% de las partículas (base seca) con al menos 3,80 cm.
Resulta claro que los buffers no pueden sustituir el buen manejo de la alimentación de las vacas
lecheras, pero también es claro que el manejo cuidadoso de la alimentación se puede beneficiar de
modo muy importante, de la correcta utilización de esta herramienta técnica.
Consideraciones finales
El uso de sustancias buffer será probablemente de más ayuda, cuando:
1) El uso de concentrados sea el 50% o más de la dieta total
2) No se utilice heno
3) Se utilice mucho ensilaje con picado de precisión
4) Se haga generoso uso de concentrados ricos en almidón
5) El ensilaje de maíz sea más del 50% de la dieta total (base seca)
6) La dieta total sea limitante en fibra total (inferior a 17 – 20% de FDA)
7) Se estén haciendo cambios muy rápidos de dieta
Cuadro 4. Carbohidratos hidrosolubles en forrajes ensilados (valores medios seguidos del rango
entre paréntesis).
Cultivo CHS - promedio (Rango) (g/kg MS) Referencia
Raigrás 79 (5 - 220) Thomas y Thomas, 1985
Maíz 350 (280 - 510) McDonald et al., 1991
Sorgo granífero 75 (56 - 132) Havilah y Kaiser, 1992
Sorgo forrajero dulce 220 (180 - 250) Mhere et al., 1999
Pasto Kikuyo 31 (23 - 41) de Figueiredo y Marais, 1994
Alfalfa 15 (4 - 20) Waldo y Jorgensen, 1981
El ensilaje de maíz tiene un papel importante como forraje en muchos países. Las razones que
explican la popularidad alcanzada por el ensilaje de maíz son su elevado rendimiento en una sola
cosecha, la facilidad para ensilarlo y el alto contenido de energía de su forraje. Su mayor deficiencia
es el bajo contenido en proteína bruta, comúnmente entre 70 a 80 g/Kg de materia seca.
Bibliografía:
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