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URGENCIAS GASTROINTESTINALES DEL RECIEN NACIDO

Abraham Chams Anturi, Director Unidad Funcional Materno Infantil de San Vicente
Fundación. Jefe de la Sección de Cirugía y Urología Pediátrica, Universidad de Antioquia.

El 7% de todos los recién nacidos vivos presentan una alteración parcial o total en su
desarrollo, y de estos el 3% serán malformaciones congénitas mayores.
Aproximadamente el 30% de las muertes perinatales suceden como resultado de una
alteración estructural, durante la infancia estas malformaciones son las responsables del
30 % de las admisiones hospitalarias y el 50% de las causas de muerte. En San Vicente
Fundación se atienden aproximadamente mil recién nacidos cada año, y de estos el 10%
tienen algún tipo de patología quirúrgica.
Las malformaciones más frecuentes son cardiovasculares, sistema nervioso, respiratorias,
urinarias, defectos de pared abdominal y gastrointestinales; estas últimas pueden ser de
origen obstructivo en el 90 % de los casos y solo un 10% inflamatorias. En los últimos 50
años hemos tenido grandes avances en cirugía y en UCI neonatal, apoyados más
recientemente en procedimientos de mínima invasión, la terapia de intervencionismo fetal,
la nutrición parenteral, los avances en el conocimiento embriológico y en ventilación
mecánica, etc. Lo anterior ha impactado en la sobrevida y en la calidad de vida de
muchos recién nacidos.
Al nacimiento el personal médico debe verificar que el recién nacido tenga la vía aérea
permeable, una adecuada alimentación, una buena diuresis y defecación. Si durante las
primeras horas de vida el neonato no tolera la vía oral debemos sospechar una alteración
estructural del tracto gastrointestinal. Estas alteraciones debutan con un cuadro
obstructivo y su presentación clínica depende del nivel de la obstrucción, por esto
debemos evaluar las características del vómito, de la distensión abdominal y del meconio.
Una ecografía prenatal que reporte polihidramnios puede ser la primera alerta de
obstrucción gastrointestinal. Debemos evaluar la edad gestacional ya que muchos de
estos pacientes son prematuros, inspeccionar la placenta, el APGAR, una adecuada
anamnesis y examen físico pueden hacernos sospechar otras alteraciones.
Las obstrucciones congénitas en su gran mayoría son atresias en diferentes segmentos
del tubo digestivo, en otras ocasiones extrínsecas como la mal rotación intestinal y las
bridas congénitas, etc; menos frecuentemente la patología meconial y las alteraciones
funcionales como la aganglionosis. Los rayos X de abdomen toraco-abdominal en
posición vertical nos brindan gran información, además de ser un examen fácil,
económico y con baja radiación, siendo el aire el “contraste” ideal. Nos ayuda a
diferenciar si la obstrucción es alta o baja, completa o parcial, puede descartar presencia
de perforaciones y de calcificaciones en una peritonitis meconial, además de anomalías
vertebrales.
Cuando el neonato presenta sialorrea y no hay un adecuado paso de la sonda oro-
gástrica al estómago debemos sospechar una atresia esofágica, y si se acompaña de
distensión abdominal y aire distal a los rayos X nos indicaría la presencia de una fístula
traqueo-esofágica. El vómito bilioso nos dice que el proceso obstructivo es distal a la
segunda porción del duodeno, si se asocia a la imagen proximal de “doble burbuja” es
patognomónica de una atresia o membrana duodenal. Si la imagen radiológica nos
muestras más niveles hidroaereos es sugestivo que la causa sea más distal, como ocurre
en la atresia de yeyuno e ileon.
El colon por enema está indicado en obstrucción intestinal baja pudiendo evidenciar un
micro-colon en el caso de una patología meconial o de una atresia de ileon. Cuando
observamos una zona de transición colónica podemos estar ante un aganglionosis.
Siempre debemos revisar la presencia del ano, su permeabilidad y descartar fístulas en
periné.
Todas las anteriores etiologías son quirúrgicas y son urgencias relativas, esto quiere decir
que debemos manejarlas rápidamente y resolverlas quirúrgicamente antes de 48 horas.
Debemos remitir a todos los pacientes a un hospital de alto nivel de complejidad, que
cuente con UCI neonatal y servicio de cirugía pediátrica. La remisión debe ser de forma
adecuada, por tratarse de recién nacidos tienen un mayor riesgo de hipotermia,
deshidratación, hipoglicemia y sepsis; en el caso de obstrucción se suma el riesgo de
bronco-aspiración y perforación intestinal.
El manejo inicial para el médico general consiste en una sonda oro-gástrica para
descompresión, elevación de la cabecera, un acceso venoso adecuado para iniciar
líquidos de mantenimiento con un adecuado flujo metabólico, mantener la temperatura
corporal y en caso de sospecha de sepsis iniciar antibióticos. Al llegar al centro de alta
complejidad se debe garantizar cama en la unidad de cuidados intensivos neonatales,
descartar rápidamente otras malformaciones como las renales, cardio-vasculares, etc.
Para la intervención quirúrgica debemos contar con la presencia de anestesiólogos y
cirujanos pediátricos entrenados en neonatos. El procedimiento consiste en reestablecer
la continuidad del aparato gastrointestinal, en algunos casos se requieren anastomosis y
plastias intestinales, en otras la liberación de causas extrínsecas. Durante el
procedimiento se debe vigilar la temperatura, glicemias, sangrado, monitorización de
signos vitales y diuresis, etc.
Durante el postquirúrgico en muchos casos se requiere ventilación mecánica,
monitorización, un acceso venoso adecuado como un catéter central o un epicutaneo para
garantizar líquidos, NPT, etc. Se debe garantizar una buena analgesia y apoyo familiar,
con vigilancia de aparición de complicaciones.
El éxito de la cirugía neonatal, es el adecuado trato de los tejidos, restableciendo la
continuidad del tracto gastrointestinal en el primer intento, y definitivamente un adecuado
manejo, pre, peri y pos operatorio.

Lecturas Recomendadas
1. Arango M, Herrera M, Uribe F, LIBRO DE CIRUGÍA INFANTIL, SEGUNDA
EDICIÓN, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
2. O`Neil. J, Grosfeld. J, Principles of Pediatric Surgery, 3ra Edición.
3. Ashcraft. K, Holcomb. G, Pediatric Surgery, 5ta Edición.
4. Ziegler. M, Azizkhan, Operative Pediatric Surgery, 2da Edición.

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