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Bloque 8.

Pervivencias y transformaciones económicas en el siglo XIX: un


desarrollo insuficiente

8.0 Conceptos

• Desamortización: La desamortización consistía en la expropiación por parte del estado de las tierras
eclesiásticas y municipales (amortizadas) para su posterior venta en pública subasta. Era un principio
básico del liberalismo económico para liberar las tierras de los vínculos jurídicos característicos del
Antiguo Régimen y del sistema señorial que impedían su enajenación y venta. En España los primeros
intentos se llevaron a cabo durante el reinado de Carlos IV, las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal, pero
fueron los gobiernos liberales los que desarrollaron estas políticas más profundamente, mediante las dos
grandes leyes de desamortización: la de Mendizábal de 1836 y la de Madoz en 1855.

• Ley General de Ferrocarriles: Ley promulgada en 1855 durante el Bienio Progresista para impulsar la
construcción del ferrocarril en España. Su entrada en vigor produjo una gran movilización de capitales en
la cual intervinieron financieros extranjeros. Se crearon sociedades anónimas ferroviarias (MZA, EL
Ferrocarril de Norte…) que se encargaron de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la
red, se estableció el pago de subvenciones y se permitió la importación de materiales ferroviarios. Esta
Ley condicionó la estructura radial de la red ferroviaria española y el ancho de vía distinto del ancho
europeo. En 1876 la red ascendía a 6.000 km y entre 1876-1895 llegó casi a duplicarse (boom ferroviario).

• Peseta: (1868) Moneda de curso legal en España desde el año 1868, por decreto del Gobierno Provisional
durante el Sexenio Democrático, hasta el 2002. El ministro de Hacienda Laureano Figuerola estableció la
peseta como moneda nacional, decidiendo centralizar toda la producción de moneda en la CECA (Casa de
la Moneda) de Madrid, origen de lo que es hoy la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El sistema
monetario español vivió un proceso de simplificación de forma que la moneda patrón pasó a ser la peseta.
• Proteccionismo/librecambismo: Políticas comerciales contrarias. El proteccionismo protege a los
productos nacionales con la imposición de aranceles aduaneros a los productos extranjeros, en cambio el
librecambismo es partidario de la no intervención estatal en el comercio internacional para estimular la
libre competencia favoreciendo al consumidor. En España a lo largo del siglo XIX los gobiernos liberales
más conservadores optaron por políticas proteccionistas satisfaciendo los intereses de los industriales
catalanes, los grandes propietarios cerealistas castellanos y los empresarios siderúrgicos vascos. (Arancel
de 1891 de Cánovas del Castillo), mientras que los gobiernos progresistas impusieron medidas
librecambistas (Arancel Figuerola de 1869).

• Sociedad de clases: Modo de organización social resultado de la revolución liberal-burguesa en el que, a


partir del principio de igualdad ante la ley, la sociedad se divide en clases definidas por un criterio
socioeconómico: clase alta, clase media y clase baja, o bien burguesía/proletariado dependiendo de su
papel en el proceso de producción. Las clases son abiertas y puede haber ascenso o movilidad social entre
unas clases y otras. En España los decretos de las Cortes de Cádiz para acabar con los privilegios
estamentales y establecer la igualdad jurídica fueron el primer paso para su conformación.
8.1. Identifica los factores del lento crecimiento demográfico español en el siglo XIX.

• Durante el siglo XIX España experimentó un débil crecimiento demográfico en comparación con las
naciones europeas más industrializadas, lo cual no le impidió pasar de 11’5 millones de habitantes en 1800
a 18’6 en 1900.

• La causa fundamental de ese lento incremento de la población fue el escaso crecimiento vegetativo,
propiciado por unas elevadas tasas de natalidad y de mortalidad.
o La tasa de natalidad era una de las más altas de toda Europa, pues cada mujer tenía de media 4’5
hijos. Esa realidad se explica por la pobreza, el peso de la mentalidad tradicional y la escasa
formación en cuanto al control de la natalidad.
o Sin embargo, la tasa de mortalidad, aunque inferior, también era muy elevada; hasta el punto de
que la esperanza de vida no llegaba los 35 años a finales de siglo.
▪ Durante el siglo XIX el país vivió varios conflictos dentro y fuera de sus fronteras, entre
las que cabe destacar la Guerra de Independencia y la Primera Guerra Carlista.
▪ Pero la causa fundamental de la alta mortalidad era el bajo nivel de vida (la escasa
alimentación, la pobre vestimenta y las deficiencias en cuanto a la vivienda), lo que se unía
a las malas condiciones sanitarias (no se contaba con suficientes profesionales y éstos
carecían de los medios adecuados). Esto favoreció la propagación de enfermedades
infecciosas como la viruela, el sarampión, la tuberculosis o el cólera (en 1885 una epidemia
de cólera se llevó la vida de 120.000 personas). Estas enfermedades, las duras condiciones
de vida y la ausencia de vacunas también explican la elevada tasa de mortalidad infantil que
sacudía al país.
▪ Por si fuera poco, el atraso de la agricultura y las deficientes comunicaciones provocaban
crisis de subsistencia periódicamente.
o Es cierto que durante esta centuria se dio un lento descenso de la mortalidad, gracias al incremento
de la producción en el campo, al aumento del número de médicos por habitante, a la mejora del
material hospitalario, a la progresiva introducción de vacunas, a la generalización de los tejidos de
algodón, los jabones y desinfectantes y al ensanchamiento de calles e introducción de redes de
alcantarillado en algunas zonas de las ciudades.

• El otro gran factor que ralentizó el crecimiento poblacional fueron las migraciones exteriores, que se
intensificaron a finales de la centuria, cuando se suavizaron las limitaciones que las autoridades habían
establecido para la marcha del país (durante el Sexenio Democrático se reconoció el derecho a migrar y
más tarde se eliminó la fianza que había que pagar para hacerlo).
o Fue precisamente en las dos últimas décadas del siglo cuando un millón de personas salieron rumbo
a América Latina, especialmente a Cuba, todavía colonia española (más tarde el principal destino
sería Argentina).
o Argelia también recibió a unos cien mil españoles, si bien éstos eran fundamentalmente
campesinos levantinos que regresaban tras la recolección.
o A estos movimientos se suma el exilio que sufrieron los liberales que huían de la persecución
decretada por Fernando VII o a los carlistas que abandonaron el país tras su derrota, aunque el
número de personas que se marcharon por motivos políticos no fue significativo.

• Durante este siglo XIX España todavía estaba abandonando lentamente el régimen demográfico antiguo,
caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad, entrando en la primera fase de la transición
demográfica gracias al progresivo descenso de la mortalidad, que fue más lento que en la mayoría de países
de Europa Occidental. De hecho, hasta bien entrado el siglo XX no apreciaría una reducción de la natalidad
que acercase al país a un régimen demográfico moderno.
8.2. Describe la evolución de la industria textil, la siderurgia y la minería a lo largo del siglo XIX.

• La industrialización en España fue tardía y parcial si la comparamos con la mayoría de naciones de Europa
Occidental, lo cual se debió al atraso técnico del campo, a la escasez de mano de obra cualificada, a la
deficiente red de comunicaciones, a la falta de capitales para invertir y a la reducida demanda interna. Pero
lo cierto es que entre finales del siglo XIX y principios del XX el país ya había puesto en marcha una
industria moderna, aunque no fuese al nivel de sus competidores, y se esforzaba por poner introducir las
innovaciones de la Segunda Revolución Industrial. Lo que no se logró superar fue la concentración de la
industria en unas pocas regiones (Catalunya, el País Vasco y Asturias), que al alcanzar un mayor desarrollo
recibieron mano de obra proveniente de las zonas menos desarrolladas del país.

• La industria textil fue el primer sector en despegar, ya que ofrecía un bien de consumo con un amplio
mercado, a pesar de la pérdida de las colonias ultramarinas en 1898 (parte de la producción se volcaba
hasta entonces en Cuba y Puerto Rico).
o El principal foco industrial fue Catalunya, ya que contaba con una importante tradición
manufacturera en el sector de la lana y con una burguesía dinámica, capaz de invertir sus capitales
en el textil; de hecho, fue esta misma burguesía, con una gran influencia, la que logró que los
distintos gobiernos protegieran a la industria catalana de la competencia exterior a través de
aranceles.
o Los industriales catalanes sustituyeron la lana por el algodón, invirtieron en maquinaria y lograron
que sus factorías estuviesen conectadas con el puerto de Barcelona, lo que permitió el despegue
del sector. La propia Barcelona se convirtió en el gran centro industrial, si bien había grandes
factorías en Sabadell y Terrassa.
o También se siguió produciendo lana, ahora con métodos industriales modernos en Sabadell,
Terrassa, Béjar o Alicante; y seda en el área catalana, donde llegaba la materia prima procedente
del País Valenciano, Murcia y Andalucía.

• La industria siderúrgica ofrece bienes de equipo, materiales y maquinaria necesarios para la producción
de bienes de consumo, lo que retrasó su despegue, vinculado al desarrollo del ferrocarril y otras industrias.
o Para poner en marcha este tipo de industrias se necesitan materias primas como el carbón o el hierro
que se extraen en las minas. Sin embargo, la minería en España se veía afectada por la escasez de
capitales, las deficiencias técnicas de las explotaciones y los altos costes. Eso mismo obligó al gobierno
a favorecer la llegada de inversores extranjeros, gracias a los que se pudo extraer el hierro vasco o el
cobre andaluz. El gran problema era el carbón, de mala calidad y con unos grandes costes de
extracción, lo que obligó a proteger el sector.
o Hubo varios intentos de impulsar la siderurgia; el primero de ellos se dio en Andalucía, donde se
levantaron los altos hornos de Marbella. Pero el sector entró pronto en decadencia por la lejanía de las
minas en la que se extraía el carbón, lo cual hizo que se terminase apostando por Asturias,
concretamente por el núcleo industrial de Mieres-La Felguera, cercano a los yacimientos minerales.
o Aun con todo, sería en el País Vasco donde la industria siderúrgica alcanzase su mayor desarrollo,
gracias al empleo de carbón galés con mayor poder calorífico, a la financiación ofrecida por la banca
mixta y a la compra del hierro vasco por parte de los británicos. Todo ello permitió que la familia
Ybarra fundara a finales del siglo XIX Altos Hornos y Fábricas, S. A. y ya a principios del siglo XX
la compañía Altos Hornos de Vizcaya. De hecho, la industria siderúrgica vasca tendría una gran
continuidad, en gran medida por la introducción del convertidor Bessemer, que facilitaba la producción
masiva de acero, y por la protección económica ofrecida por el Estado.
8.3. Compara la revolución industrial española con la de los países más avanzados de Europa.

• La Revolución Industrial se inició a mediados del siglo XVIII en el Reino Unido, que quedó convertido
en el “taller del mundo”. Desde allí se extendió al resto de Europa ya a principios del siglo XIX,
especialmente en países como Francia, Bélgica o Alemania, que acabarían alcanzando un importante
desarrollo. Por el contrario, en la Europa meridional y oriental el proceso fue más tardío y débil, y es
precisamente aquí donde encuentra se España, un país que enfrentaba a toda una serie de obstáculos para
poner en marcha la ansiada industrialización.

• Las transformaciones agrarias no habían tenido el suficiente alcance, lo que provocó que la agricultura
de subsistencia siguiera teniendo un enorme peso.
o Las desamortizaciones no habían servido para realizar un reparto efectivo de la propiedad y no
había suficientes granjeros emprendedores con el capital necesario como para invertir en mejoras
técnicas. Sólo en la zona de Levante existían explotaciones competitivas capaces de enfocar su
producción al mercado internacional.
o A pesar del aumento de la producción, el escaso desarrollo del campo hizo que este sector no
pudiera proporcionar ni el capital ni la mano de obra suficiente para una industria en crecimiento.

• Otro de los problemas a superar era la deficiente red de comunicaciones con la que contaba el país, lo
que dificultaba el transporte de mercancías y personas.
o Por ello, en 1855 se promulgó una Ley de Ferrocarriles que buscaba favorecer la llegada de
inversores y tecnología extranjeros. Poco después se creó una compañía que gestionara las vías
que unían Madrid, Zaragoza y Alicante y otra para los Caminos de Hierro del Norte de España,
que se unían a la primera línea del país, entre Barcelona y Mataró. Sin embargo, lo accidentado del
relieve -se necesitaban locomotoras de mayor potencia- y falta de planificación retrasaron el
desarrollo de la red viaria.
o En el transporte marítimo, los mercantes de vapor comenzaron a sustituir a los veleros, un cambio
que se dio antes en el País Vasco que en Catalunya.

• Evidentemente, para impulsar una industria moderna también se necesita un sistema bancario capaz de
ofrecer financiación.
o El Estado ya había creado el Banco de España a mediados de siglo, otorgándole la emisión de
billetes, y ya en 1869 se abandonó el real en favor de la peseta. Al mismo tiempo, para favorecer
los intercambios se había creado un Código de Comercio que se iría actualizando periódicamente.
o El gran problema era la falta de capitales, ya que la burguesía dedicada a los negocios era muy
débil, lo que obligó a recurrir a bancos e inversores extranjeros. Aun así, lo cierto es que el País
Vasco sí que contaba con una potente banca mixta capaz de invertir en la siderurgia (a principios
del siglo XX surge el Banco de Vizcaya) y también existían otros bancos potentes como el de
Barcelona, el de Bilbao o el de Santander.
o También servía para financiar a las empresas la Bolsa de Madrid (1831), donde se negociaba con
valores, títulos de deuda o mercancías.

• Todos estos problemas hicieron que los productos industriales españoles tuvieran un alto coste, por lo que
apenas se podían exportar al mercado internacional y tenían que limitarse al reducido mercado interno (la
capacidad adquisitiva de la población española era muy reducida). Eso hizo que el Estado apostase por
una política proteccionista para favorecer la producción nacional, lo que tuvo un efecto negativo: los
patronos e inversores no contaban con incentivos para introducir mejoras técnicas y reducir costes.

• También se ha debatido mucho sobre hasta qué punto la inestabilidad política, los continuos cambios de
gobierno y pronunciamientos militares, las guerras civiles y los conflictos sociales ralentizaron la
industrialización en España; pero sin duda fue un factor que tuvo su influencia, y más si comparamos
nuestra evolución histórica con países como el Reino Unido.

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