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Además de estas dificultades para iniciar el proceso, una vez comenzado, se produjo una
industrialización desigual centrada en las áreas mineras e industriales, provocando migraciones
internas y desequilibrios regionales.
3. Transformaciones agrarias
En 1900, el 70% de la población activa se dedicaba a la agricultura, practicando el cultivo de año y
vez, lo que impedía los excedentes necesarios para la revolución agrícola. El retraso de la
agricultura se debió al mantenimiento de las estructuras antiguas, la producción protegida por leyes
arancelarias, la excesiva mano de obra y la falta de la incorporación de avances tecnológicos.
Además, hasta el s. XX no se produjeron los primeros planes contra la sequía y el mejor uso del
agua. Esta situación produjo que no se pudiera financiar la industrialización.
4. Las desamortizaciones
Pretendían sacar a subasta pública tierras amortizadas (que no se podían vender) y que no se podían
cultivar porque pertenecían a las manos muertas. Se produjeron cuatro a lo largo del siglo XIX:
Mendizábal (1837), Espartero (1841), Madoz (1855) y subsuelo (1868). Estas desamortizaciones no
aumentaron la producción, pero sí el suelo cultivado, haciendo propietaria a la burguesía del sistema
latifundista, empeorando la situación de las clases bajas al depender aún más de los terratenientes.
5. El proceso de industrialización
Las fábricas llegaron a España gracias a los Borbones con las Reales Fábricas, y en Cataluña antes
de la Guerra de Independencia se había desarrollado una industria textil de algodón con las
fábricas indianas, y después de la guerra quedó prácticamente destruida, rompiendo el comercio con
las colonias y buscar nuevos mercados. La gran deuda pública dificultó la liberación del sistema del
Antiguo Régimen, impidiendo la creación de nuevas empresas. Después de una lenta recuperación
se introdujeron en Barcelona las primeras máquinas de vapor en la fábrica Bonaplata, que fue
atacada por los luditas un tiempo después. Al mismo tiempo, Fernando VII introdujo varias
reformas que permitieron el desarrollo del capitalismo.
La minería se desarrolló, pero gradualmente por la falta de capitales, la falta de un mercado interno
y la falta de importación de máquinas y conocimientos sobre ellas. Sin embargo, con la Ley de
Minas (1825) y la Ley de bases sobre minas (1868) se intentó fomentar el asentamiento de empresas
extranjeras para su explotación. La minería produjo:
- Problemas para el desarrollo industrial por la protección del carbón nacional (la hulla), que era de
baja calidad, provocando un atraso en la producción de hierro.
- La explotación del subsuelo por empresas extranjeras.
7. El sector financiero
Durante la Década Ominosa se intentó mejorar el mercado financiero con la creación del Banco de
San Fernando y la Bolsa de Madrid. Sin embargo, se mantuvo el problema de la financiación hasta
la aprobación de la Ley de Bancos y Sociedades de Crédito. En 1855 se creó el Banco de España
con sedes provinciales, y en 1869 se estableció la peseta como moneda oficial. Las nuevas leyes que
ayudaron a la creación de nuevos bancos como el Santander o Bilbao que permitieron la repartición
de capitales.
8. La sociedad de clases
Las constituciones introducidas acabaron con el régimen señorial y las clases sociales se redujeron:
- La burguesía: dividida en alta e industrial, que era la clase dominante que pasó a poseer la mayoría
de las tierras desamortizadas.
- Las clases medias que vivían en las ciudades
- El proletariado: que eran los que vivían en las ciudades y los campesinos. Sus condiciones de vida
se fueron deteriorando a lo largo del siglo XIX, y por este motivo se introdujo el movimiento obrero
en España, reforzado por la Primera (1864) y la segunda Internacional (1889).
LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)
1. El reinado de Alfonso XIII (1902-1931)
En el momento en el que Alfonso XIII comenzó a reinar, era una época reformista después del
desastre de 1898 al perder las colonias. Este regeneracionismo tuvo dos ramas:
- Intelectual y literaria con intelectuales que reflexionaron sobre la necesidad acabar con la
decadencia española.
- Política con Joaquín Costa, que proponía reformas económicas y educativas para modernizar la
sociedad basándose en la educación y la despensa.
El regeneracionismo influyó en todos los aspectos de la sociedad, pero tampoco sucedieron cambios
importantes. Por esto, el final de la restauración sucedieron continuas crisis políticas por la división
de los partidos, las nuevas ideologías que surgieron y el rechazo a Alfonso XIII.
Sin embargo, la recuperación del prestigio perdido de España llevó a la Guerra de Melilla (1909).
Este conflicto provocó el desastre del Barranco del Llobo y debido a esto la Semana Trágica en
Barcelona ante la movilización de reservistas por los ataques rifeños de Melilla. Así, se convocó la
Huelga General en Barcelona que acabó con muertos, heridos y la caída de Maura y el movimiento
obrero.
Durante los gobiernos de Maura y Canalejas se inició la aventura marroquí, derivada de las crisis
coloniales anteriores a la I Guerra Mundial. Después, España aumentó sus intereses en Marruecos,
que fue partido como un protectorado entre España y Francia, con el Tratado Hispanofrancés de
1912, iniciándose así el subimperialismo, ya que este territorio estaba ligado al imperio colonial
francés. De esta manera, se ampliaba la economía nacional y el prestigio militar después de la
derrota de Cuba y Filipinas. Se tardó dos décadas en dominar Marruecos que provocó que el
ejército tuviera importancia en la vida pública y después en la política.
- Burguesa: se mostró en los conflictos políticos, con los liberales representados por Romanones
(mantuvo la corrupción, el caciquismo y el cierre de las cortes), y los conservadores liderados por
Dato (que recogió las quejas de los republicanos, nacionalistas y socialistas). Además, en la
Asamblea de Parlamentario de Cataluña (catalanistas, republicanos y socialistas) pedían la
autonomía de Cataluña con nueva constitución y reforma del sistema.
- Proletaria: se produjo una huelga general convocada por la UGT y la CNT en marzo de 1917,
duramente reprimida por el ejército, con más de 70 muertos y 2000 heridos.
En 1917 la sociedad española había cambiado gracias a una mayor urbanización, gran cantidad de
proletariado urbano y el acceso de los intelectuales a la función y opinión pública. En esta situación,
surgieron nuevas posiciones políticas como el sindicalismo católico. Entre 1918 y 1923 se
produjeron los Gobiernos de Concentración que querían volver a la alternancia de los partidos y al
fraude electoral, pero el Desastre de Annual (1921) con más de 12000 muertos y la investigación
con el informe Picasso, que explicaba los errores cometidos, supusieron el final de la restauración.
En estos años se produjo una guerra social por el fin de las exportaciones, los precios elevados y de
la influencia de la revolución rusa entre la patronal y las asociaciones obreras, con huelgas, creación
de sindicatos y aumento del pistolerismo, desarrollándose en Andalucía el Trienio Bolchevique.
Entre 1923 y 1925 desarrolló el Directorio Militar establecido por el Real Decreto donde obtenía la
presidencia del país y control del ejército y la administración pública. Sus principales medidas
fueron la suspensión de la Constitución de 1876, el cierre de las cortes, la suspensión de
ayuntamientos y diputaciones y de la Mancomunidad de Cataluña, con un restablecimiento del
orden público con gobernadores militares. Primo de Rivera intentó colaborar con la Unión
Patriótica (carlistas, mauristas, terratenientes e industriales) para buscar un partido único imitando
el fascismo italiano, pero fracasó.
Su mayor triunfo fue el Desembarco de Alhucemas, que derivó en el Directorio Civil (1925-1929)
para agruparse con la Unión Patriótica, que se basaba en la defensa del nacionalismo con el somatén
(milicia urbana a favor del régimen). Además, intentó sustituir las cortes por la Asamblea Nacional
Constitutiva para crear una nueva constitución autoritaria. En los felices años 20 se fomentó la
industria, la mejora de las infraestructuras y la modernización del campo entre otras reformas.
Primo de Rivera dimitió en 1930 y se instauró la dictablanda de Dámaso Berenguer con la que se
quería volver al sistema parlamentario. El pacto de San Sebastián (1930), los diversos alzamientos y
el éxito de los republicanos en las elecciones convocadas por Aznar, se proclamaría la II República
en Éibar que posteriormente se extendió por el resto de España.