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Enfermedad de Alzheimer

Epidemiología
La enfermedad de Alzheimer (EA) es la causa más frecuente de demencia en
Occidente. La edad de inicio de los síntomas es en torno a los 65 años, duplicando
la prevalencia cada 5 años.
Anatomía patológica
Se caracteriza por una degeneración progresiva y selectiva de poblaciones
neuronales en el córtex entorrinal, hipocampo, cortezas de asociación temporal,
frontal y parietal, núcleos subcorticales y núcleos del tronco (locus coeruleus y
núcleos del rafe).
A nivel macroscópico, la pérdida de neuronas se traduce en una atrofia
generalizada, más grave en los lóbulos temporales, que se acompaña de
dilatación secundaria del sistema ventricular.
Histológicamente, pueden encontrarse ovillos o madejas neurofibrilares y placas
de amiloide (placas seniles o neuríticas) que aunque no son patognomónicas, en
la EA son especialmente frecuentes en el hipocampo y en el lóbulo temporal. La
somatostatina es el neurotransmisor que con más frecuencia aparece disminuido,
aunque la acetilcolina es el que aparece más relacionado con el grado de
deterioro cognitivo.
* Las lesiones histológicas típicas de la enfermedad de Alzheimer son los
depósitos intracelulares de tau (Ʈ) hiperfosforilada y las placas de beta-amiloide.
El depósito de esta última se produce también en cerebros ancianos y en otras
patologías como el síndrome de Down, la angiopatía congófila y la miositis por
cuerpos de inclusión.
Genética y factores de riesgo
La edad es el principal factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de
Alzheimer. Sólo el 1-5% de casos de EA se encuentra determinado
genéticamente. Aproximadamente en un 25% de los casos de causa genética la
historia clínica revela antecedentes con una edad de debut precoz.
Se han implicado tres locus cromosómicos cuyas mutaciones se han asociado a
EA de inicio precoz:
 Gen de la proteína precursora amiloide en el cromosoma 21.
 Gen de la presenilina 1 en el cromosoma 14. Es el locus más
frecuentemente implicado en los casos de Alzheimer de inicio precoz
(70%).
 Gen de la presenilina 2 en el cromosoma 1, con una incidencia muy baja.
Los factores de riesgo asociados a EA esporádica son:
 Vulnerabilidad genética. La presencia del alelo E4 de la apolipo-proteína E.
No forma parte del estudio rutinario.
 Edad.
 Sexo. Más frecuente en mujeres.
 Historia de traumatismo craneal previo.
Clínica
Se trata de una enfermedad de inicio insidioso y progresión lenta, con una
evolución media de unos 8 o 10 años desde el inicio hasta la muerte.
1. Estadio prodrómico. Errores puntuales de memoria, sin que existan otros
déficits. Es en estas fases iniciales donde el paciente puede sufrir depresión
que puede ser primaria y propia de la neurodegeneración o secundaria a la
pérdida de independencia que experimenta por los déficits progresivos.
2. Estadio clínico. Alteración de la memoria reciente y de la capacidad de
aprendizaje. Inicialmente la memoria remota se mantiene intacta.
Progresivamente va asociado en gravedad: afasias, apraxias, agnosias,
alteración de la abstracción e ideación, falta de iniciativa…
3. Estadios finales. Todos los déficits previos son muy severos. Sólo en fases
muy evolucionadas pueden aparecer signos extrapiramidales, como marcha
torpe, postura encorvada, bradicinesia generalizada y rigidez.
Generalmente, la causa de la muerte suele ser una enfermedad
intercurrente, sobre todo, infecciones respiratorias.
Tratamiento farmacológico
Los potenciales objetivos del tratamiento farmacológico son:
1. Mejoría cognitiva.
2. Enlentecimiento en la progresión.
3. Retraso en la aparición de la enfermedad.
En la actualidad, no hay ningún fármaco que garantice los dos últimos objetivos.
 Inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezilo, rivastigmina,
galantamina). Indicados en las fases leve y moderada de la enfermedad; no
modifican a largo plazo la progresión de la enfermedad, pero producen una
mejoría de las funciones cognitivas durante los primeros meses de
tratamiento.
 Memantina. Es un antagonista no competitivo de los receptores de N-metil-
D-aspartato (NMDA) del glutamato, indicado en las fases moderadas y
avanzadas de la enfermedad de Alzheimer.
En casos que cursen con alteraciones conductuales como la agresividad, el uso
de antipsicóticos ha demostrado utilidad.
Los antidepresivos también tienen un rol para el tratamiento de los síntomas
anímicos que aparecen con relativa frecuencia en esta enfermedad.

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