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HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: CONSUELO, FUERZA Y PREMIO DE LA BIENAVENTURANZA” [Mt. 5:1-12].

Cuarto Domingo después de la Epifanía. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E12.

HOY, ES CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA. LA LECTURA ES DEL SANTO EVANGELIO


SEGÚN SAN MATEO 5 [1- 12… “A”] [29/I/2023]

“1 Cuando Jesús vio a tanta gente, subió a una montaña y se sentó. Los discípulos se le acercaron,
2 y él comenzó a enseñarles: 3 D bendice a los que confían totalmente en él, pues ellos forman
parte de su reino. 4 D bendice a los que sufren, pues él los consolará. 5 D bendice a los humildes,
pues ellos recibirán la tierra prometida. 6 D bendice a los que desean la justicia, pues él les
cumplirá su deseo. 7 D bendice a los que son compasivos, pues él será compasivo con ellos. 8 D
bendice a los que tienen un corazón puro, pues ellos verán a D. 9 D bendice a los que trabajan
para que haya paz en el mundo, pues ellos serán llamados hijos de D. 10 D bendice a los que son
maltratados por practicar la justicia, pues ellos forman parte de su reino. 11-12 D los bendecirá a 1
ustedes cuando, por causa mía, la gente los maltrate y diga mentiras contra ustedes. ¡Alégrense!
¡Pónganse contentos! Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a
los profetas que vivieron antes que ustedes.”

Esta es la Palabra del Señor. [Sal. 15; Mq. 6:1-8; I Co. 1: 18-31; Mt. 5: 1-12].

“JESÚS: CONSUELO, FUERZA Y PREMIO DE LA BIENAVENTURANZA”.


1. “Jesús: consuelo a quienes padecen en el mundo…” La vida en si misma es satisfactoria, en
general todo ser vivo quiere vivir; en el evangelio se presenta como un bien sumo o el más
elevado; el asunto es encontrarnos, logrando la esperada felicidad; ese estado donde la persona
halla su complemento de satisfacción, o sea, su punto de conformidad que la vida le ofrece; un
antiguo filósofo decía que “Cada hombre persigue su felicidad en el dinero, en el honor,
trotando por el mundo, y cada uno posee ese anhelo propio…” [Aristóteles]. Según enfoca el
hombre y de acuerdo a lo logrado, se juzga la condición de los mismos. Jesús tiene ante sí una
audiencia de hombres cuyos estándares podrían ser mal juzgados por sus mismas condiciones
de vida, ahí se han reunido los pobres, los sufrientes, hambrientos, inmigrantes, víctimas de la
guerra, oprimidos, explotados por la fuerza del imperio cruento, etc. con la actitud propia de un
Maestro, se dirige a todos y sus palabras sobre la felicidad caen en tierra que será fertilizada con
la fuerza incontenible de su Espíritu; así, distribuye su semilla a los que sufren, a los humildes, a
los que anhelan justicia, a los compasivos, bondadosos y los de corazón limpio; Jesús nos ofrece
criterios invaluables para enfrentar la rudeza de una vida injusta pero que es vencida por el fruto
del cielo, contradictorio para muchos pero efectivos en D. Es que esta fórmula galvaniza al
hombre y lo vuelve mejor adaptado para enfrentar la vida por ruda y difícil que parezca; Cristo
habla de una riqueza inmejorable a quienes padecen en este mundo; lo que muchos desprecian,
D lo convierte en energía limpia y pura; el Apóstol afirma la grandeza de todo sufrimiento: “Nos
gloriamos en las tribulaciones también sabiendo que la tribulación produce paciencia y
experiencia de paciencia, y experimentamos esperanza: y la esperanza no da vergüenza” [Rom.
5:3]; el antiguo escritor bíblico y monarca convencido de lo que la vida ofrece afirmó lo siguiente:
“Nuestra vida está llena de dolor y sufrimiento; la noche no nos da descanso ¡Eso no tiene
sentido! Lo mejor que podemos hacer es comer y beber, y disfrutar de nuestro trabajo. Me he
dado cuenta que eso es un regalo de D” [Ecl. 2: 23-24]. Jesús afirma la grandeza de las cosas
pequeñas, de nuestras lágrimas en las cuales hallamos consuelo y son signos del consuelo que
podemos ofrecer a los sufridos del mundo; también eleva la grandeza de quienes, en su pobreza
del alma, se abandonaron plenamente en las manos de su Creador; esto no es comparable a las
riquezas abundantes donde se refugian los insatisfechos y acaparadores, los que se valen de la
ignorancia y promueven violencia en el mundo; ninguna fuerza supera la valentía de los que
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: CONSUELO, FUERZA Y PREMIO DE LA BIENAVENTURANZA” [Mt. 5:1-12].
Cuarto Domingo después de la Epifanía. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E12.

desean vivir en justicia, y los que caminan con un alma íntegra enfrentando la vida; el profeta
dice en un antiguo escrito: “Los que se conducen así [con un corazón íntegro] siempre vivirán
seguros” [Sl. 15:5].
2. “Jesús y la valentía de los que luchan…” Las bienaventuranzas encierran los puntos prácticos y
resumen de la doctrina cristiana; cada aspecto está germinado en la simiente del amor, no hay
nada fuera del intento divino para redimir al hombre e iluminar el alma de los que transitan por
la senda ancha. Ciertamente, en las bienaventuranzas están renovados los mandamientos
antiguos “de Moisés” ya contextualizados, no para una nación, sino para el mundo pleno que
necesita conocer y depender en la práctica de la justicia que demanda el cielo. Cada discurso,
está derivado de este importante protocolo doctrinario, que nos conduce a la disciplina de la
cruz del redentor de la humanidad. Jesús ahora toma lugar para los hombres de buena voluntad 2
y conscientes de la importancia de enfrentar con valentía las oscuras injusticia que padece el
mundo y que esclaviza el alma de los afligidos y débiles de espíritu; muchos caen victimizados
por la mano del agresor, ofrendando sus ejemplares vidas; de igual manera ocurre con los
valientes obreros, constructores de la paz en medio de esta realidad violenta, porque este
mundo padece la violencia de los soberbios y hombres de iniquidad; otros paladines del reino de
Cristo son los hacedores de la justicia y perseguidos por su causa; nuestro mundo se desangra
por causa de la mentira, malos gobernantes, los saqueadores de los recursos de los pueblos; el
soldado del reino anhela la paz, pero esta no es posible si hay ausencia de verdad y justicia; dice
el escritor sagrado: “Con verdad y justicia se corrige la iniquidad, y con el amor de D los hombres
se apartan del mal” [Prv. 16:6]; a quienes proponen su integridad física, los que ofrendan su
sangre, los que soportan a los más débiles y proponen esperanza, a quienes con su testimonio
hacen valer la luz del reino, a los pacificadores, Jesús les dice que: SERÁN LLAMADOS HIJOS DE
D… a quienes ni por un momento vacilaron frente a la mano del asesino, la tortura del esbirro,
la iniquidad del poderoso o se atemorizaron frente a la difamación de los medios cómplices del
crimen; hermanos amados, la satisfacción de estos santos superó con dignidad la sombra de la
muerte con sus detonantes asesinos, a estos honrosos héroes el profeta los señala con
satisfacción y victoria triunfal: “¿Quiénes son los que están vestidos de blanco? ¿De dónde
vienen? …Y el ángel respondió: estos son los que pasaron por el crisol de la tribulación, los que
confiaron en D, y fueron redimidos por la muerte del Cordero” [Ap. 7:13-14]. Justos y
pacificadores este evangelio reconoce su triunfo desde ya, su valentía poliniza iluminando este
mundo de oscuridad, es fertilizante que hace germinar su reino, y que anuncia la salvación; el
profeta dice con voz segura: “Ya está cerca el día en que los malvados y soberbios arderán como
paja y se quemarán por completo a causa de mi enojo. Juro dice el Señor que así será. Pero
para ustedes brillará la justicia como el sol a traer salvación…” [Mal. 4:1-2].
3. “Jesús estímulos y recompensas...” El mensaje de Cristo es la voz que descendió cual ordenanza
a todos los hombres de buena voluntad; en las bienaventuranzas se cumple el anhelo en el
destino de cada hombre, cuya oscuridad espesa impedía visualizar la luz de la verdad. Las
palabras de Cristo están llenas de significado y esperanza en la búsqueda del bien como
aspiración elevada de cualquier hombre. Ejercer la práctica de seguir a Jesús, se resume en este
protocolo hermoso cuya armonía estimula para que comprendamos que existe una manera
sencilla de obediencia bajo los términos del cielo; las bienaventuranzas son antorchas
iluminadoras para el perdido que indican la ruta de la verdad, el camino y a Jesús guiando a
multitudes a la vida eterna. En aquel compendio cristiano de invaluables verdades, la CATENA
AÚREA [“Cadena de oro”], cierto escritor afirma: “Todo hombre, en su propia actividad o
profesión, se regocija cuando ve una oportunidad para ejercerla; el carpintero, para el caso, si
ve un árbol atractivo, desea derribarlo para poder emplear su habilidad en él…” de igual
manera hermanos, estos principios para vivir nos facilitan el tránsito por este mundo; “Llorar con
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: CONSUELO, FUERZA Y PREMIO DE LA BIENAVENTURANZA” [Mt. 5:1-12].
Cuarto Domingo después de la Epifanía. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E12.

los pobres de espíritu, hermanarnos con los corazones íntegros, convivir con los humildes,
luchar a favor de la justicia, etc.” Jesús nos adelanta esas recompensas vitales que sustentan la
vida de los mansos, humildes y oprimidos, así como los que sufren los improperios y persecución
por causa de la verdad y la justicia en el mundo; en la actualidad, hombres sufren tortura y prisión
a manos de países llamados “Civilizados y ricos” enfrentan la muerte y el terror violento por
contradecir a los depredadores del planeta que explotan y destruyen lo poco que queda de esta
nuestra casa común; ellos son perseguidos porque el hombre malo y su poder económico no
soportan la verdad y la revelación de las acciones impías y violentas contra la humanidad. Jesús
les dará la tierra como herencia a esos perseguidos y encarcelados, también ya son ejemplo de
lucha y resistencia frente al terrorismo institucionalizado y la maldad de la clase dominante de
la economía del mundo. El mensaje dice claro: SON BIENAVENTURADOS, habla en tiempo 3
presente y no futuro, es la fuerza, la resistencia y energía que contradice a la fuerza del dios de
este siglo y que servirá como su derrota anunciada, dice el Apóstol: “La muerte del Cordero y el
mensaje anunciado han sido su derrota [del diablo] Los nuestros no tuvieron miedo, sino que
se dispusieron a morir” [Ap. 12:11]. Es justamente la victoria de los bienaventurados porque nos
adherimos a su causa, aceptamos la persecución a causa de la justicia y las injurias en su nombre.

OREMOS: Concédenos tu gracia, Señor, para responder prestamente al llamamiento de nuestro


Salvador Jesucristo y proclamar las Buenas Nuevas de tu salvación a todos los pueblos; para que
nosotros, y todo el mundo, percibamos la gloria de tus promesas bienaventuradas como un poder
que vence la soberbia de este siglo; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.

…Y QUE EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE, QUE EL SEÑOR HAGA RESPLANDECER SU ROSTRO


SOBRE TI, Y TE MIRE CON BUENOS OJOS, QUE EL SEÑOR VUELVA HACIA TI SU ROSTRO Y TE
CONCEDA LA PAZ. AMÉN.

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