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5.D
NL: 5/6
Resumen: Motivación
La motivación es la acción y efecto de motivar. Es el motivo o la razón que provoca la
realización o la omisión de una acción. Se trata de un componente psicológico que
orienta, mantiene y determina la conducta de una persona.
Motivación intrínseca
En la motivación intrínseca la persona comienza o realiza una actividad por
incentivos internos, por el propio placer de realizarla. La satisfacción de
realizar algo o que conseguirlo no está determinada por factores externos.
Está relacionada, por lo tanto, con la autosatisfacción personal y la autoestima.
Por ejemplo, hay personas que realizan ejercicio físico porque disfrutan de la
actividad.
Motivación extrínseca
En la motivación extrínseca, el estímulo o incentivo que mueve a una persona a
realizar una actividad viene dado de fuera, es un incentivo externo y no proviene de la
propia tarea. Funciona a modo de refuerzo. Por ejemplo, cuando una persona realiza
ejercicio físico no por el mero hecho de disfrutar haciéndolo, sino por motivos
sociales u otros.
Motivación personal
En Psicología, existen diversas teorías que establecen y clasifican los elementos que
mueven a una persona a realizar algo o dejar de hacerlo. En muchos casos la
motivación de una persona viene determinada por necesidades, tal y como se
establece en la llamada 'pirámide de Maslow'. Igualmente, la motivación está
fuertemente influida por la satisfacción de realizar una tarea o conseguir un
determinado objetivo, pero también por los incentivos que realizar o no realizar
determinada conducta puedan conllevar.
Motivación laboral
La motivación laboral es aquella que está relacionada con el ámbito de trabajo.
Algunos ejemplos pueden ser la remuneración económica, los días de vacaciones, el
status social y la propia realización y desempeño de la tarea. Es importante en este
caso para la persona encontrar factores intrínsecos en el desarrollo de las tareas de
un puesto de trabajo.
Motivación deportiva
En el mundo del deporte, especialmente a un alto nivel, la motivación es fundamental,
ya que en muchos casos para alcanzar determinados objetivos el cuerpo tiene que
llevar a unos límites de esfuerzo enormes. La autosuperación, la competividad y la
recompensa que se puede obtener de conseguir una meta mueven en muchos casos
a los deportistas. En muchos casos, la motivación intrínseca se ve condicionada por la
propia lógica del deporte e alta competición y los deportistas deben también trabajar
el componente mental. Por ejemplo, en pruebas ciclistas de larga duración en la que
se requiere un gran esfuerzo, es posible que los deportistas que disfrutan de montar
en bicicleta y escalar puertos pierdan ese tipo de motivación cuando el nivel de
exigencia es mayor.
Emociones
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de
adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, una persona,
un lugar, un suceso o un recuerdo importante. Es aquello que sentimos, cuando
percibimos algo o a alguien.
Son universales y comunes a todas las culturas. Sus manifestaciones también tienen
patrones de comportamiento semejantes a todos los individuos.
Función adaptativa: prepara al organismo para la acción siendo esta una de las más
importantes. Gracias a esta capacidad podemos actuar eficazmente.
Función social: expresan nuestro estado de ánimo y facilitan la interacción social para
que se pueda predecir el comportamiento. Además de la expresión oral, cobra mucha
importancia la comunicación no verbal que se refleja, en muchas ocasiones, de
manera inconsciente.
Función motivacional: existe una relación entre motivación y emoción, ya que ambas
se retroalimentan. Cualquier conducta motivada produce una reacción emocional, a
la vez que cualquier emoción impulsa la motivación hacia algo. Por ejemplo, si nos
sentimos alegres cuando quedamos con otra persona, estaremos más motivados
para volver a quedar con ella.
Identificar nuestras emociones y las de los otros, así como ponerles nombre no es
tarea fácil, más aún cuando se manifiestan varias emociones a la vez. A esto lo
denominamos conciencia emocional. Tenerla nos permitirá:
Reconocer nuestros estados de ánimo y reflexionar sobre ellos para tomar mejores
decisiones
Relacionarnos mejor con los demás al reconocer también las emociones de los otros
Fíjate en las señales emocionales cuanto antes. Párate y piensa, ¿cómo me siento?
Ponles nombre a todos los sentimientos. Trata de identificar cada una de las
emociones que en ocasiones pueden presentarse juntas. Sepáralas y etiquétalas.
Dale en cada momento la importancia que tienen. No tiene sentido que mantengas
una emoción más allá de haber pasado la situación que la genera.
Alteraciones emocionales
Las alteraciones emocionales son estados transitorios usualmente debidos a situaciones percibidas
por los individuos como amenazantes o de peligro. Entre las más frecuentes se encuentran la
ansiedad, la ira o el estrés
Por lo que concierne a la ira, diversos autores la han considerado como una emoción básica
experimentada por el ser humano en situaciones de frustración o injusticia, diferenciándose entre
la expresión y el control internos y externos de la misma. En el mismo sentido y siguiendo la línea
del análisis de sus dimensiones y manifestaciones para ser más específicos se han considerado 3
expresiones básicas de la ira: como sentimiento, verbal y física. De ellas, la primera hace referencia
a la intensidad de los sentimientos de ira experimentados por una persona en un momento dado,
mientras que la segunda hace referencia a expresiones en forma de agresividad verbal o
comentarios que expresan irritación, indignación, cólera o enfado.
Se ha encontrado evidencia también de que las personas con niveles relativamente más altos de
ansiedad social presentan más emociones negativas y mayores niveles de ira tanto en situaciones
de interacción social como en las de no interacción social, así como que la ansiedad podría
moderar los efectos de la expresión de ira y enfado. Desde esta perspectiva, la persona percibiría
un aspecto del contexto como claramente causante de la situación de alteración emocional, y
además la ira sería en este caso un mecanismo de afrontamiento o de reducción de las
condiciones amenazantes, de peligro o aversivas.
Los efectos de la ansiedad y otras alteraciones emocionales han sido estudiados extensamente en
diferentes contextos específicos, entre los que se incluye el sanitario. En el ámbito de la atención a
la salud, las alteraciones emocionales suponen un tema de interés, no solo por ser potencialmente
negativas durante la interacción médico-paciente y nocivas por su incidencia en la recuperación de
la salud, sino también por ser perniciosas durante los procesos de intervención sanitaria
Debido a la asociación entre ansiedad e ira suele ser habitual que las relaciones interpersonales se
vean en ocasiones deterioradas, por lo que llegar a situaciones de agresividad puede ser algo
relativamente frecuente. De hecho, son significativos los estudios que se han centrado en la
investigación de la agresividad y la violencia en el contexto sanitario sufrida por el personal que
trabaja en estos ámbitos. Según diversos estudios sobre profesionales sanitarios, el personal de
enfermería es especialmente vulnerable, y sobre todo los trabajadores de departamentos de
emergencias, donde algunos investigadores han encontrado un 82% de personas agredidas
verbalmente en alguna ocasión por pacientes o familiares
El incremento en dicha alteración emocional se asocia además a aspectos como la gravedad del
paciente, la interacción y comunicación con el equipo sanitario, así como a otras características del
contexto, la accesibilidad, etc. Estas mismas variables, posiblemente intensificadas por detonantes
contextuales específicos, podrían asociarse de manera decidida a la estimulación de la ira destacan
entre ellas también la insatisfacción con la atención recibida
Si todas estas asociaciones descritas durante los procesos de atención sanitaria y pediátrica son
relevantes, todavía podrían ser más intensas en servicios de urgencias por ser este un ámbito
especialmente sensible
Por tanto, aunque algunos estudios han descrito la presencia de alteraciones emocionales como
ansiedad e ira en diferentes contextos de atención sanitaria, no son muchos los que han estudiado
su presencia en atención pediátrica, y todavía menos en servicios de urgencias pediátricas. En el
presente estudio nos proponemos en primer lugar analizar la asociación entre ansiedad, ira y
gravedad percibida por los padres en sus hijos, en el contexto sanitario específico de atención
pediátrica. En segundo lugar, se buscan posibles diferencias tanto en ira y ansiedad como en
gravedad percibida, en función del tipo de contexto sanitario pediátrico, diferenciando entre
atención primaria y urgencias. Por último, el tercer objetivo se centra en determinar cuáles de las
variables estudiadas (tipologías de manifestaciones de ira y gravedad percibida) predicen en
mayor grado el estado de ansiedad en la muestra de progenitores atendidos.