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AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL

DEFENSA TRIBUTARIA

. ¿En qué consiste y cómo debe oponerse frente a la Administración Tributaria?

Facultad de Derecho, Universidad Tecnológica del Perú

‘’TAREA ACADEMICA 2’’

BAUTISTA PAREDES, Vania Mariafe (U20216966)

FERNÁNDEZ CUBAS, Otila (U20311985)

HERRERA ARTEAGA, Astrid Carolina(U20241923)

MARTINEZ TORRES, Karen Ximena (U20241923)

MONTENEGRO SANCHEZ, Mariela Rosa Anyi (1637721)

Asignatura:

Derecho Tributario General

Docente:

RUESTA, Irma Marcela

Chiclayo, Perú

29 de junio del 2022


INTRODUCCIÓN:

La presente monografía tiene como finalidad analizar la defensa


tributaria y a la vez responder la siguiente interrogante: ¿En qué consiste y
cómo debe oponerse frente a la Administración Tributaria? Para ello, cabe
mencionar que, debemos iniciar haciendo mención a sus antecedentes, para
luego dar lugar al concepto del derecho al contradictorio en sede administrativa
y judicial, respecto por la vía judicial se presenta mediante una demanda
contenciosa administrativa, mientras que en la vía administrativa se presenta
por dos recursos, los cuales se mencionará y se explicará al desarrollo de la
investigación.

Asimismo, mencionaremos su exigibilidad de la constancia del abogado


en los recursos administrativos y su fundamento y funciones del recurso
administrativo, donde se define como el acto de un sujeto jurídico que revisa la
decisión procesal de conformidad.
Luego abordaremos el silencio administrativo negativo en los
procedimientos tributarios donde se mencionará su naturaleza jurídica, garantía
y su regulación.

Por otro lado, mencionaremos la declaración rectificatoria, procedimiento


de cobranza, medidas cautelares o acciones cautelares, estás son medidas
para que se cumplan las resoluciones judiciales, antes de iniciarse un proceso,
también incluye sus características, las cuales son 3: provisional, accesorias e
inaudita parte.

Por último, mencionamos la fehaciencia y acreditación de las


operaciones realizadas, siendo importante por lo que una documentación
respalda las transacciones que se realiza de una determinada empresa por un
periodo de materia de fiscalización, no olvidándose de la deducción de gastos
en el impuesto de la renta y los requisitos del crédito fiscal, donde se explicará
con su análisis para su mejor entendimiento del tema.
El derecho al contradictorio en sede administrativa y judicial

En el derecho tributario, respecto a la administración tributaria nos menciona


que toda acción administrativa puede ser impugnada entre dos procedimientos:
judicial y administrativo.

Respecto al procedimiento judicial, se presenta mediante un juicio contencioso


administrativo, estipulado en el artículo 157 de nuestra Constitución Política,
hace referencia al fin de la vía administrativa por decisión del Tribunal Fiscal, la
cual puede ser impugnada por un procedimiento contencioso administrativo, en
donde se basará de las normas que se encuentran estipuladas en el código
tributario y por la Ley N° 27584,que consta de siete capítulos, cuarenta y nueve
artículos, siete disposiciones complementarias finales, una disposición
complementaria modificatoria, y dos disposiciones complementarias
derogatorias.

En el artículo 1 del texto único ordenado que regulariza los procedimientos


contenciosos administrativos disponiendo que los actos contenciosos
administrativos tienen por objeto que los órganos judiciales ejerzan la
comprobación jurídica de los actos administrativos públicos regidos por el
derecho administrativo y protejan efectivamente los derechos y beneficio de la
sociedad.

Mientras que en el artículo 2 dispone los principios del proceso contencioso


administrativo; los cuales son:

1. Principio de integración:
Este principio se refiere de la función de los magistrados, la cual es no
dejar de solucionar la disconformidad de nuestros beneficios o la
perplejidad de un problema relacionada con la ley debido a una falla o
vacío en la ley.
2. Principio de igualdad procesal: Se menciona que las partes tanto
demandada como demandante debe ser tratado por igual, ya sean
entidades públicas o entidades administrativas.
3. Principios a favor del procedimiento: Los jueces no podrán denegar
inicialmente las pretensiones cuando exista incertidumbre sobre el
agotamiento de los recursos previos por ausencia de precisión en el
marco legal. Asimismo, si el magistrado tiene alguna otra incertidumbre
legítima sobre el origen de la demanda, debe inclinarse por conocerla.
4. El principio de sustitución de oficio: El sentenciador debe subsanar
las faltas formales de las partes, pero en el caso de que no haya
sustitución de oficio, no afectará a la orden de corregir en un plazo
razonable.

Respecto al segundo párrafo del artículo 157, se menciona que los


procedimientos administrativos pueden iniciarse ante el tribunal no pasando los
tres meses contando a partir de la fecha de notificación de la decisión y deben
contener una petición en concreta.

Por otro lado, el procedimiento administrativo se presenta mediante la


interposición de un recurso de reclamación y recurso de apelación, los cuales
se encuentran estipulados en los artículos 137° y 146° de la codificación
Tributaria.

Art. 137; recurso de reclamación:

Según el código tributario se debe de cumplir ciertos requisitos para un recurso


de reclamación, los cuales se dirá a continuación:

1.- Se debe presentar mediante un escrito, sabiendo identificar los


fundamentos de hecho y cuando sea posible los de derecho y el acto
reclamable que se va a impugnar.

2.- Plazo:
 El plazo de 20 días hábiles es para las solicitudes de resolución que
resuelven las solicitudes de devolución, determinación, pérdida del
fraccionamiento general o particular, sentencias sancionadoras y los
actos que tengan relación directa con la determinación de la deuda
tributaria.
 El plazo será de 5 días hábiles para resoluciones sancionadoras por de
comiso de bienes, la inmovilización de vehículos por un tiempo y
clausura provisional de instituciones u oficinas de profesionales
independizados.
 Para la ficción legal denegatoria de restitución se deberá intervenir a la
culminación del plazo de 45 días hábiles.

3. Pago o carta fianza: Cuando se solicite resolución de adjudicación y


sanción después de culminar el periodo señalado de veinte 20 días hábiles,
deberá acreditar el pago total de la obligación tributaria solicitada y renovar al
pago, o aportar hasta nueve meses Carta bancaria o garantía financiera que
actualiza la cantidad de la deuda.

Art. 146 de la codificación tributaria: Recurso de apelación

 El recurso de apelación debe ser formulada dentro de los 15 días


laborales desde que se realizó la notificación, la cual será presentada en
el Tribunal Fiscal.

Para que dicha apelación sea aceptable debe tener escrito lo siguientes
requisitos:

 Acto apelable
 Fundamentos de hecho.
 Fundamento de derecho.

 La prórroga para apelar es de treinta días laborables es para resolución


emitida como ilación de la utilización de las normas de valor de
transferencia.
 Para que las sanciones de comiso de bienes, internamiento
momentáneo de vehículos y el cierre temporal de instituciones u oficina
de profesional, puedan apelar, el tiempo máximo es de 5 días.

El administrado debe asociarse a la notificación por medio electrónico, de


acuerdo a la resolución ministerial del Sector Economía y Finanzas. En caso de
que no se cumpla con los requisitos al presentar un recurso de apelación, el
administrado le notificará al apelante y le dará 15 días hábiles para que
enmiende las omisiones. Vencido dichos plazos y no se subsanó las omisiones,
se declarará inaceptable la apelación.

La retribución de la deuda tributaria no es un requisito para poder interponer


una demanda, pero para la aceptación de ello, el recurrente debe fundamentar
que ha cancelado el total de la actual deuda tributaria presentada hasta la
fecha del pago, o aportar carta de aval bancario, también se puede financiar el
importe de la deuda actualizada en un determinado plazo, como máximo doce
meses desde la fecha del recurso y se realice hasta los seis meses siguientes
teniendo en cuenta al día siguiente de la notificación. La carta fianza se
ejecutará si el Tribunal Fiscal confirma o revoca la resolución del recurso, o si
no se renueva en las condiciones que instruya la autoridad fiscal. El plazo
señalado dentro de los 12 meses pasará a 18 meses en el caso de recurso
contra resolución dictada por aplicación de normas de precios de transferencia,
y por 20 días hábiles en caso de recurso contra resolución derogatoria de
resolución sancionadora. Decomiso, Incautación de Bienes o Clausura
Temporal de Superintendencia o norma de rango similar.

En pocas palabras, cualquier acción dictada por las autoridades fiscales puede
ser objeto de impugnación administrativa y judicial ya sea a través de la vía
administrativa tales como reclamación y de apelación o por la vía judicial, a
través de los procedimientos judiciales administrativos, entre los que se
encuentran, la resolución del tribunal fiscal para poner término a las
controversias en sede administrativa.

Los recursos administrativos y remedio procesal en sede administrativa


El recurso administrativo sirve para que la actuación administrativa se base
bajo los términos de la legalidad, también defiende los derechos vulnerados de
los administrados por alguna decisión administrativa.

Si la agencia de gestión fiscal comienza a realizar dos procedimientos, se le


prohibirá las quejas ante el tribunal fiscal para usar la petición de inmediato a
través de los procedimientos fiscales.

Cabe señalar que, en contra de una decisión tomada, una declaración


indudable relacionada con la solicitud sin importancia para determinar las
obligaciones fiscales, los contribuyentes pueden solicitar los recursos
administrativos de reclamación y apelación correspondiente, incluso los
contribuyentes pueden recurrir ante el Tribunal Fiscal en caso de fallo adverso
sobre una demanda no contenciosa relacionada con la determinación de la
obligación tributaria.

Asimismo, los contribuyentes deben tomar en consideración al artículo 155 de


la Codificación Tributaria por actos o acciones que perjudiquen sus intereses,
podrán ser cuestionados mediante el acto procesal de queja, la cual se
interpondrá frente al tribunal fiscal y la sentencia se debe efectuar dentro de los
veinte días hábiles.

Seguidamente, se hará referencia a algunas de las normas jurisprudenciales


emitidas por el Tribunal Fiscal con respecto a las reclamaciones por
actuaciones o litigios que afecten las disposiciones de la ley tributaria:

 Las quejas no son un medio de impugnación de actos de la


administración susceptibles de ser impugnados a través de los
procedimientos contenciosos tributarios previstos en el Código General
Tributario.

 La queja no es un medio a impugnar a las resoluciones de


determinación y resoluciones de multa, sino una queja o recurso de puro
derecho.
 El tribunal fiscal manifiesta una declaración respecto a una demanda
relativa a la designación de un regulador de un procedimiento que
ordene el pago de una demanda de devolución forzosa, siempre que el
demandante haya retenido la solicitud con anticipación.

Por lo tanto, cualquier conducta debe ser impugnada en sede administrativa,


siendo fundamental saber reconocer si se interpone un escrito, recursos o
medidas procesales proceden en los conflictos con las autoridades fiscales.

1. La controversia tributaria en sede judicial:

La controversia tributaria según el autor Armando Zolezzi (s.f) nos menciona


que es un procedimiento normativo de discusión minuciosa sobre
determinación tributaria o imposición de sanciones en una o más etapas,
practicada por la administración e impugnada por los contribuyentes.

El autor Armando señala que las controversias tributarias implican una


diferencia en las etapas de determinación tributaria que son: proceso de
reclamación y etapa de apelación sobre varios impuestos, los cuales son:
impuesto sobre la renta, impuesto general sobre las ventas, impuesto temporal
a los activos netos.

Existen 3 tipos de controversia, los cuales son:

 Controversia tributaria de hechos: Se basa en la prueba o en el


reconocimiento de diferentes tipos de situaciones de hecho, por ejemplo;
cuando se le pregunta al contribuyente por un gasto y se le pide que
justifique dicho gasto.
 Controversia tributaria de puro derecho: Se discute la aplicación e
interpretación de las normas tributarias.
 Controversia tributaria sobre aplicación de normas antielusivas: Las
reglas contra la elusión pueden ser controvertidas, con diferencias en la
elegibilidad de las transacciones legítimas realizadas por los
contribuyentes
En términos generales, existen dos etapas en los litigios tributarios: 1) La sede
administrativa, cuando se presenta ante órganos administrativos; 2) Sede
Judicial, cuando se presenta ante el Poder Judicial.

Respecto a la Sede Judicial, encontramos 2 procedimientos, mediante el


recurso de apelación y reclamación.

El recurso de reclamación:

Esta es de primera instancia administrativa del controvertido procedimiento


tributario. Se presenta a la misma agencia que la acción administrativa siendo
objeto de la disputa para su revisión. O la oficina de impuestos tiene el deber
de revisar sus propias acciones

Los actos reclamables son los siguientes:

 Se determina la resolución.
 Resolución, solicitud, devolución.
 Orden de pago.
 Recursos para incautar bienes, cerrar temporalmente las instalaciones o
incautar temporalmente vehículos.
 Conducta directamente relacionada con las obligaciones tributarias.
 Resolución no controvertida de ficta.
 Resolución pérdida de fraccionamiento.
 Resolución de multas y otras sanciones.

Los actos no reclamables son los siguientes:

 Impuesto predial.
 Arbitrios municipales.

El plazo para subsanar la reclamación:

 El plazo generalizado es de 9 meses


 Denegación ficticia de devolución: 2 meses.
 Resoluciones emitidas por aplicación de la normativa de precios de
transferencia: 12 meses 
 Resoluciones de embargo de bienes, resoluciones de inmovilización
temporal de vehículos, resoluciones de clausura temporal de
establecimientos y sustitución de resoluciones anteriores: 20 días
hábiles.

Los medios probatorios:

 Los medios de prueba son aquellos medios de convicción destinados


a probar hechos, de su existencia o inexistencia.
 Procedimientos controvertidos tributarios, uno de cuyos principios, por
su carácter administrativo, es el de “verdad material”
 Tiene por objeto probar la veracidad de los hechos discutidos en el
procedimiento, generando con ello la creencia en el órgano decisorio
a través de los medios de prueba aceptados.

Respecto al artículo 125 del Código tributario los medios probatorios que son
admitidos son los siguientes:

 Documentos, pericias e inspecciones del organismo


responsable de la resolución, y declaraciones obtenidas por la
Agencia Tributaria
 La declaración y el testimonio prestados por el recurrente no
son admisibles como prueba.
 El análisis de la prueba debe hacerse de manera conjunta, es
decir, no hay una valoración separada de cada medio de
prueba utilizado en el proceso.

Recurso de Apelación:

Cuando la apelación se resuelve mediante una resolución razonable que


incluye una declaración de todos los aspectos en disputa, el apelante puede
optar por iniciar la siguiente etapa del proceso contencioso en disputa. El
recurso es la segunda y última instancia administrativa del proceso. Su
propósito es verificar o justificar las conclusiones extraídas por la
Administración Tributaria.

La no exigibilidad de la firma de abogado hábil en los recursos, remedios


y escritos en sede administrativa

En la sede administrativa actualmente ninguna documentación exige la firma de


un abogado, por lo que los documentos de impugnación solo requieren la firma
del contribuyente o intermediario legal (según sea el caso) en cambio, en sede
judicial si se exige contar con la firma de un abogado con experiencia para la
realización de un litigio administrativo, recursos, nulidad, nulidad, revisión
judicial y demás litigios correspondientes a los órganos judiciales.

ASTRID:

I. Exigibilidad de la constancia del abogado en los recursos


administrativos
Es crucial cumplir con el tiempo requerido para la interposición de
recursos administrativos y para las consultas por querellas ante el Tribunal
Fiscal, que son de 20 días hábiles, 15 para la interposición de los recursos y
para efectos tributarios. Sin notificación del valor correspondiente por parte de
Hacienda, las denuncias de procedimientos de cobro obligatorio pueden ser
impugnadas antes, mientras no se haya notificado la resolución obligatoria de
finalización de los procedimientos de cobro obligatorio, al tribunal fiscal.

En la investigación de variables distinciones administrativas, si la


regulación de los recursos administrativos se considera como una de las
herramientas más relevantes para el control de la legitimidad de las
actuaciones administrativas, debe prestarse especial atención a la regulación
de los recursos administrativos, al tiempo que defender la regulación de los
recursos administrativos que puedan verse afectados por cualquier decisión
administrativa Derechos de la Persona Gestionada.
Sin embargo, como toda norma, aún tiene aspectos que pueden ser
afinados y pueden ser objeto de nuevas regulaciones, o en todo caso aclaradas
por los legisladores, esto es para dar instrumentos a los administrativos para
que tomen las acciones necesarias, en lugar de imponerles las debidas, a este
deber interpretativo muchas veces no se desarrolla por temor a que se puedan
imprimir principios de legitimidad mal entendidos.

Fundamento y funciones (recursos administrativos)

En el primer caso, la revisión de oficio se constituye como un


instrumento mediante el cual la Administración, a su entera discreción, puede
iniciar un proceso de revisión de cualquier decisión administrativa adoptada con
anterioridad para solicitar su corrección, modificación o simplemente nulidad.
Por otro lado, en el segundo caso, es la empresa la que solicita al ejecutivo la
revisión de una actuación, creyendo que conduciría a algún tipo de actuación
ilegal y violaría el ordenamiento jurídico establecido para dictar decisiones
ejecutivas. A diferencia de la primera hipótesis, los recursos administrativos
constituyen un mecanismo de impugnación por el cual las empresas responden
a los actos administrativos que les perjudican y las invalidan.

Por lo tanto, un recurso administrativo puede definirse como el acto de


un sujeto jurídico que requiere una intervención la revisión de aquella decisión
procesal de conformidad, claro, con los marcos señalados y exigidos. Lograr la
derogación o restructuración de un acto ya aclarado por la misma.

Teniendo en cuenta aquellos puntos, en primer lugar, es necesario


señalar que la disciplina ha debatido si los recursos de alzada están destinados
a ser defensas de la empresa, o si son en realidad prerrogativa del ejecutivo,
derivadas de sus peculiares características yoicas.

Por otra parte, quienes denominan privilegio administrativo al sistema


de recursos administrativos señalan que, inevitablemente, el requisito de
interponer un recurso administrativo antes de poder acudir a los tribunales
implica necesariamente una restricción de derechos. justicia de un juez
verdaderamente imparcial, no a través de la revisión de conducta de la misma
entidad para determinar el objeto del interrogatorio.
La última posición tiende a apoyar la visión de que, en el marco del
derecho administrativo moderno con un enfoque de gestión, no debería haber
recursos administrativos y debería permitirse el acceso directo a la sede judicial
para los administrados. Quiere impugnar una decisión administrativa.

Se mencionará un supuesto que merece especial atención pero que no


se tiene en cuenta en el marco legal vigente, en aquellos casos en que, luego
de consentido un acto, algunos hechos nuevos y posteriores pretenden
confirmar que el acto dio lugar a la nulidad y a las razones nulas.

La norma no prevé lo que sucederá en estas situaciones. Si es cierto,


este recurso es apoyado con un instrumento de revocación de oficio para
revocar una decisión en sede administrativa o judicial después de sólo uno a
tres años, lo cierto es que al administrador no se le ha dado ninguna
herramienta para hacer valer una decisión que se considera válida pero que
ahora es debido a Actos que se prueben nulos por la aparición de nuevos
hechos son nulos.

A nuestro juicio, sería incorrecto permitir que un acto nulo justifique el


hecho de que fue más de tres años después de su consentimiento, en cuyo
caso ni siquiera una autoridad administrativa podría alegar su nulidad de oficio.

Tampoco parece intuitivo que las empresas no dispongan de


herramientas para impugnar una decisión cuya invalidez por un determinado
motivo sólo puede probarse transcurrido el breve plazo en el que la empresa
debe impugnar.

Por supuesto, en estos casos, también hay casos en que la falsedad de


las declaraciones o documentos utilizados directamente para probar la
actuación administrativa fue declarada por el tribunal en la sentencia definitiva.

Además, no se puede ignorar que, en algunos casos, el costo de un


procedimiento administrativo impugnado puede ser asombrosamente
desproporcionado en comparación con el objeto del acto administrativo
impugnado. Considere, por ejemplo, iniciar procedimientos judiciales de esta
naturaleza solo para negar permisos de funcionamiento o permisos de
restructuración.
Igualmente, los beneficios de resolver un problema por esta vía son
paradójicos, ya que beneficia tanto a la empresa como al ejecutivo, es decir, no
tiene que pasar por un proceso por el cual se le dificulte y la responsabilidad
ligada con recursos públicos.

Por tanto, crear una regla según la cual toda cuestión planteada a la
administración pública deba dar lugar inmediatamente a la iniciación de un
procedimiento administrativo impugnado supondría inundar la entidad de
procedimientos judiciales, que evidentemente serían financiados con recursos
públicos.

En cuanto a la propuesta de recorte o supresión de recursos


administrativos, el poder ejecutivo puede ejercer por estas vías como como
resultado de su papel en las organizaciones públicas, reglas de clase o de
tutela. Como tal, estos medios sirven como un instrumento de información que
ayuda al control en las administraciones públicas y demuestra el desempeño
de determinadas administraciones ante la presencia de un liderazgo superior.

Tal vez por eso, coincidimos con quienes creen que la opción más
optima es inspeccionar inherentemente las deficiencias que presenta el actual
sistema administrativo, y construir a partir de ahí las normas más adecuadas
que permitan un funcionamiento óptimo del sistema. Sin duda, este es un
sistema que debe ser revisado constantemente, para prevenir que las de su
rama dejen de dirigirse hacia su objetivo en concreto o la que su naturaleza les
otorga.
II. Plazos para observar, analizar y redirigir los actos administrativos

Es indispensable cumplir con los plazos para la interposición de los


recursos administrativos y para las consultas a través de denuncias ante el
Tribunal Fiscal, el plazo para la interposición del recurso es de 20 días hábiles
y el plazo para la interposición del recurso es de 15 días hábiles, para las
inspecciones tributarias. pueden ser planteadas sin notificación del valor
correspondiente por parte de la Agencia Tributaria Las quejas sobre
procedimientos de cobro forzoso pueden ser impugnadas antes, siempre y
cuando no se haya notificado la resolución preceptiva de finalización de los
procedimientos de cobro obligatorio, al Tribunal Fiscal.

Tener en cuenta que el tener una sólida defensa fiscal puede servir para
una buena base para determinar los tiempos de impugnación de los actos
administrativos, los vicios ineficaces en que incurra la autoridad tributaria y los
contribuyentes que sustentan argumentos en contra de las acciones emitidas
por la autoridad tributaria. La administración tributaria puede estar sujeta a
aspectos formales o sustantivos, y es importante saber que cualquier conducta
o procedimiento puede ser impugnado en sede ejecutiva y judicial a fin de
salvaguardar el derecho al debido proceso en la manifestación de sus
contradicciones.

Como se mencionó anteriormente, el recurso administrativo de la


empresa tiene por objeto obtener la restitución o restructuración del acto
administrativo en un sentido determinado.

Si bien muchos autores sí creen que, de acuerdo a estos recursos, seria


valido pedir un período de gracia al gobierno para revisar su decisión, no solo
por motivos inválidos, sino que creemos que la acción actual en este sentido
es, en este sentido.

Sólo verdaderamente excepcional Su uso está permitido sólo en los


casos en que su uso frecuente o frecuente pueda menoscabar la igualdad de
trato de los gestionados, plasmada en los principios de uniformidad y
previsibilidad de los procedimientos administrativos reconocidos por la propia
ley. Vale recordar que este tipo de gracia constituye una reliquia del estado
preconstitucional, y este tipo de privilegio otorgado por las autoridades
cuestionaba el alcance de la igualdad.

En cualquier caso, pensamos que aquellas hipótesis que no estén


respaldadas por ninguna razón inválida deben ser mínimas. Tal vez este
recurso no se base en ningún vicio ineficaz, sino en una errónea valoración de
los estándares sancionados, que no podrán determinar la ineficacia del acto,
pero si el administrador tiene motivos suficientes para que su recurso de
casación prospere.

Sin embargo, también debe quedar claro que las defensas de una
empresa en los fundamentos que pueden responder a los de hecho y derecho.
En cambio de algunos casos en los tribunales, en los casos de litigio
administrativo, la regla siempre sostiene que cualquier recurso administrativo
puede basarse en el principio de hecho y de derecho. En este caso, la empresa
puede obtener efectivamente la revocación o modificación de un acto
administrativo, ya sea porque al apelar nuevos medios de prueba que
demuestren que el infractor no es imputable a ella, o porque, en una
interpretación jurídica, pretende para probar que en una ley determinada un
acto calificado de ilegal no constituye el mismo acto que cometió.

Por supuesto, un recurso administrativo de una empresa también puede


impugnar una decisión administrativa por motivos formales o de fondo. Por
tanto, la administración debe declarar que el recurso administrativo está
fundado, por ejemplo, cuando se acredite el derecho de una empresa a
reclamar una violación al debido proceso o cuando se confirme que una
empresa debe ser calificada más alta dentro de un determinado proceso de
evaluación, seleccionada porque satisface la competencia Conjunto de
condiciones requeridas por una regla.

Huelga decir que la misma base permite a las empresas solicitar la


revocación total. Por un lado, la base más común se refiere a la conformidad de
la actuación administrativa, según la cual no hay motivo para invalidar la
integridad de la actuación administrativa si hay de por si una causa de nulidad
en la parte totalmente separable de la actuación administrativa. Pero, por otro
lado, también puede entenderse que esta premisa también encontró una base
de garantía para la empresa, esto es, no exigirle la impugnación de la totalidad
del acto administrativo estableciendo que su recurso procediera para su
apelación. (basta que la demanda de nulidad sea legal)

Sí, no hay duda de que ese plazo es corto, pero también es razonable
que una empresa presente una razón para cuestionar los motivos de la
decisión del gobierno. Es importante señalar, sin embargo, que, debido a la
obligatoriedad de este plazo, las consecuencias de no interponer un recurso
administrativo a tiempo pueden hasta provocar que el caso pueda volverse
inapelable, y no procederá recurso o procedimiento en su contra por
consideración de consentimiento.

Finalmente, la aportación de material probatorio adicional incluido en el


desarrollo del procedimiento que dio lugar a la conducta impugnada no se
configura como requisito de admisibilidad del recurso administrativo.
Claramente, una empresa puede presentar una apelación administrativa
basada en una definición diferente de los acontecimientos o una impugnación
de una interpretación de la ley hecha por el gobierno. De ser así, el requisito de
obligar a la empresa a aportar pruebas como fuente de su recurso sería en
última instancia un sinsentido.

Queda claro que no hay obstáculo para que las empresas presenten un
recurso administrativo con pruebas. Más bien, prestar prueba es parte de su
derecho a defender y respetar el debido proceso, y da el derecho de que tiene
medios y la capacidad para hacerlo. Aun así, cabe señalar que puedes ejercer
ese derecho no solo cuando interpongas un recurso, sino en cualquier
momento del proceso, sea un hecho nuevo o no.

III. Acciones para continuar el proceso ante el aviso de Cartas


Inductivas, requerimientos y citación

En cuanto al aviso de carta de inducción a la inconsistencia encontrada


en la oficina de impuestos, se ve común que se especifique un plazo en dicho
documento en ayuda al cliente, a fin de aclarar la inconsistencia encontrada,
debe dividir la deuda que pueda ser causados por el impuesto, así mismo, un
sistema progresivo que corresponde a las infracciones que se puedan
descubrir, y por supuesto aún nos enfrentamos a presunciones que pueden ser
tergiversadas o aceptadas por los contribuyentes.

Puntos para tomar en cuenta:

 No existe una “carta de presentación” especificada en el Reglamento de


Procedimiento de Auditoría de la SUNAT. Su emisión se fundamenta en
el control de las obligaciones tributarias que realiza la Dirección General
de Impuestos Internos en ejercicio de sus funciones de fiscalización
previstas en el artículo 62 del Código Tributario.

 Si el contribuyente no toma la iniciativa de regular sus obligaciones


tributarias o de cumplir con sus respectivas obligaciones dentro del plazo
otorgado para tal efecto luego de ser informado de la “Carta de
Inducción”, no constituye infracción tributaria, pero no afecta sus
obligaciones fiscales. De hecho, las omisiones que denuncian podrían
constituir en sí mismas infracciones tributarias.
 Mientras las autoridades fiscales no indiquen al contribuyente en la
“carta de inducción” que ha cometido algún tipo de infracción tributaria,
sino que se limiten a informar la discrepancia u omisión detectada, su
notificación no impedirá que pueda corregir voluntariamente la violación
para recuperarse de la violación beneficiarse de un sistema progresivo.

IV. Conclusiones

Se puede apreciar que la Ley General de Procedimiento Administrativo


prevé disposiciones adecuadas para los recursos administrativos, aunque
entendemos que se hay hipótesis que pueden perfeccionarse o tal vez
requieren una confirmación del funcionario para no poner en riesgo su
cumplimiento.

Un recurso que merece especial miramiento y que no se tiene en cuenta


en el marco legal actual es aquel en que, luego de consentido un acto, algunos
hechos nuevos y posteriores buscan identificar la causa de la nulidad y nulidad
del acto. debe permanecer inválida. La norma no prevé lo que sucederá en
estas situaciones.

Vemos que la administración es respaldada por un instrumento de


revocación de cargo y revocar una decisión en sede administrativa o judicial
después de sólo uno a tres años, lo cierto es que al administrador no se le ha
dado ninguna herramienta para hacer valer una decisión que se considera
válida pero que ahora es debido a Actos que se prueben nulos por la aparición
de nuevos hechos son nulos. El resto, en la medida en que nuestro sistema se
invalida de oficio dentro del plazo de caducidad, no saben de qué herramientas
dispone si el acto se convalida por nulidad transcurrido dicho plazo.

No nos parece correcto permitir que un acto nulo se justifique por el


hecho de haber tenido más de tres años después de su consentimiento, en
cuyo caso ni siquiera una autoridad administrativa puede alegar su nulidad de
oficio.

A nuestro juicio, sería incorrecto permitir que un acto nulo se vea


justificado por el suceso del plazo de consentimiento tres años después, sin
embargo, si ese fuera el caso ni una autoridad administrativa puede alegar su
nulidad de oficio.
VANIA:

EL SILENCIO ADMINISTRATIVO NEGATIVO EN LOS PROCEDIMIENTOS


TRIBUTARIOS

Cuando los aplazamientos para resolver los problemas de los ciudadanos


ocurren en la administración pública y tributaria, se ha establecido la base de la
reserva administrativa para atribuir impactos jurídicos al aplazamiento de la
administración tributaria. La reserva administrativa permite a los administrados
dentro de un plazo razonable presentar sus casos ante los entes públicos, de
modo que este no quede privado de cualquier garantía judicial frente a la
gestión tributaria, ya que muchas veces la administración pública y tributaria
evita pronunciarse sobre el control de sus decisiones. Es decir, cuando el
termina el plazo exigido por la ley y la gestión tributaria no se ha pronunciado
sobre la reclamación del administrado, la ley establece que un administrado
puede interpretar el silencio como si su petición haya sido aceptada o
rechazada depende del petitorio hecho y de acuerdo a ello iniciar un
procedimiento o no. Así mismo, al encontrarnos con el silencio administrativo
en realidad estamos frente a un acto presunto porque la solicitud del
administrado le es concedida, siempre y cuando la administración no haya
tomado una decisión al respecto y este pueda acceder a una instancia superior
para que se puedan enmendar de manera próspera sus pretensiones.

Naturaleza jurídica:

El silencio administrativo negativo se origina en Francia como una enmienda


procesal ante la falta de cumplimiento de la administración para resolver
controversias de los administrados, ello surgió a partir de dos normas: La
primera norma fue establecida cuando reinaba Napoleón III en 1864, con el fin
de que las personas que estaban descontentas con la administración puedan
reclamar a través de la vía contenciosa para que de esa forma se fortalezca
más el estado. La segunda norma, establecida durante la tercera República
Francesa en 1900, generalizó el sistema a través de la norma anterior y
asimilando el silencio administrativo como una decisión tácita de rechazo, la
cual abrió puertas a la vía contenciosa administrativa, de modo que esta ley
pretendía eliminar y combatir la flojedad administrativa.
Por otra parte, en el Perú, en el Decreto Supremo N° 006-67-SC y
explícitamente en las Normas Generales de Procedimiento Administrativo, se
dispuso que, vencido el plazo legítimo, el administrado podía comunicar
circunstancia expresa mediante una denuncia de retraso administrativo. Ello
quiere decir que, el silencio administrativo se aplicaría de acuerdo a la norma
legal que dispone informar a la administración sobre la falta de su
pronunciamiento sin ninguna justificación, el cual, ponía en desventaja ante el
administrado.

Luego en la Constitución de 1979 en el artículo 2, numeral 18, se prevé el sigilo


administrativo a ser utilizada por los administrados si la administración pública
no determina un caso dentro del plazo fijado por la normativa. Posteriormente,
en 1989, se transmitió el procedimiento de reserva administrativa, que fue
avalado por la Ley de Simplificación Administrativa N° 25035, cuyo arreglo del
Decreto Supremo N° 070-89-PCM se gestionó en el Perú de manera
interesante.

Finalmente, se declaró la LPAG (Ley N° 27444 de 2001), determinada a


disponer un sistema integral material a la dependencia, que fue amparado por
regla general en la Ley de Silencio Administrativo (N° 29060 de 2007) y fue
revocado recientemente por el justo suplemento derogatorio de la Ley 1272.

El silencio administrativo como garantía del administrado:

Como se entendió anteriormente, el silencio administrativo ocurre cuando la


administración no comunica ninguna declaración dentro del plazo establecido
por la Ley 29060, por lo que abusa de las normas de procedimiento
administrativo y derechos protegidos constitucionales, para lo cual el
ordenamiento general ha propuesto dos soluciones:

En primer lugar, el ordenamiento jurídico ha fijado los plazos más extremos


para cada ciclo y de esta manera el organismo está obligado a dar su
proclamación dentro del término que reglamentariamente le concede la ley, en
otras palabras, la autoridad está obligada a cumplir con la prescripción y
términos a su cargo, reconociendo así, el derecho que tiene el administrado
para reclamar el cumplimiento de los mismos y cuando ello es valorado
negativamente, tendrá consecuencias jurídicas. En consecuencia, la Ley
General de Procedimiento Administrativo en su artículo 44, mantiene que
cuando la administración omita su pronunciamiento sin justificación alguna,
tendrá riesgo común por los daños que se hubieren causado y obligación
disciplinaria respecto de dicha autoridad.

Segundo, para que se puedan compensar las consecuencias de la inactividad


estatal, el órgano jurisdiccional ha incluido la aplicación del silencio
administrativo, la cual asigna consecuencias jurídicas cuando el órgano
administrativo no solventa las pretensiones del administrado, cuya finalidad es
solucionar dicha desprotección. Dicha infracción se encuentra adicionalmente
dirigida por el artículo 2, numeral 20 de la Constitución Política del Perú.

Regulación del Sigilo Administrativo:

La reserva administrativa está dirigida en el Perú en algunos registros legales,


por ejemplo, la Ley General de Procedimiento Administrativo, Ley N° 27444,
que tiene por objeto resguardar el interés general y trazar un lineamiento
legítimo flexible para la actividad de la administración. Esta norma es relevante
en materia del silencio administrativo, incluido el régimen de tributario, tal como
lo establece el artículo 30 de dicha norma, el cual establece que en caso de
que la reserva administrativa sea positiva o negativa, es pertinente según la
evaluación anterior.

Así mismo, según la LPAG, nos dice que el efecto de la regulación del Silencio
Administrativo consiste en habilitar al administrado que pueda interponer
recursos y acciones judiciales pertinentes, sin embargo, esto no implica que la
administración deba dejar de cumplir con el compromiso de resoluciones de
controversias hasta que se declare que ha sido puesto a consideración de un
poder jurisdiccional.

Silencio Administrativo Negativo:

El silencio regulatorio negativo es una instancia que permite a los


administrados aceptar que sus demandas de casos hayan sido desestimadas,
ya que la administración no ha gestionado los casos dentro del plazo
establecido por la normativa, lo que les permite acudir a la ocasión adecuada
para iniciar un proceso. En cuanto a la doctrina, expresa que la reserva
administrativa es una ficción jurídica básica, ya que permite al administrado
llegar a un acaecimiento superior y al curso jurisdiccional. En el momento en
que el término normativo prescribe, la administración efectivamente tiene el
compromiso de determinar las discusiones de los regulados mientras que ello
no acudan a la instancia superior, ya que este tiene la facultad de acceder a
esta vía, mas no es obligatorio que recurra a la misma, de todos modos, una
vez vencido el plazo será decisión del administrado si recurre a la vía
jurisdiccional o no.

Así mismo, para que el administrado pueda ejercer dicha facultad no necesita
cumplir con requisitos para que recurra al silencio administrativo negativo, ya
que solo basta con que acuda a dicha instancia superior. El silencio
administrativo negativo no vincula a la administración pública cuando se dictan
resoluciones expresas. Ello porque, al no tratarse de un acto real, la
administración no está obligada por las connotaciones negativas del silencio y
sus resoluciones posteriores pueden admitir o denegar la solicitud en todo o en
parte, según corresponda por ley.

El sobreseimiento por silencio pasivo tiene como único efecto el de permitir a la


parte interesada interponer el oportuno recurso administrativo o de contienda.
El silencio pasivo no da lugar a un acto administrativo alguno, por lo que la
autoridad administrativa sigue estando obligada a resolver. La Administración
queda obligada a pronunciarse, ya sea positiva o negativamente, sobre el
fondo de la solicitud.

Sigilo Administrativo en los Procedimientos Tributarios:

Los procedimientos o medios tributarios son parte del derecho tributario ya que
por sus normas procesales tributarias y sus características propias al proceso
tributario niegan que se encuentra dentro del derecho procesal general, al
contrario, es como una rama o subdivisión del derecho tributario. Dicho esto,
según estadísticas en materia tributaria, predomina el silencio negativo como
regla general.

Silencio Administrativo Negativo en los Procedimientos Tributarios:


La Ley de Silencio Administrativo percibió la idea única de regulación tributaria,
ya que establece que, en la metodología tributaria, el tipo de reserva
administrativa, ya sea positivo o negativo, será establecido a cada caso según
las normas del mismo, así como lo establece también el Código Tributario y el
TUPA.

Pero el mismo precepto legal establece una disposición confusa para los
procedimientos relacionados con la determinación de las obligaciones
tributarias, que, a nuestro entender, se refiere únicamente a los procedimientos
no contenciosos, lo que sugiere que es necesario aplicar el silencio negativo
para finalizar esa etapa e iniciar proceso de reclamos. De igual forma, es una
explicación repetitiva ya que en ese momento estaba prevista en el Código
Tributario y se había hecho lo mismo de siempre.

Esto ha continuado hasta el día de hoy ya que la LPAG mantiene normas


similares en materia de tributos, impidiendo así su alcance de uso y
encomendando este cambio a sus propias normas y reglamentos especiales
para gestionar aquellos relacionados con el compromiso tributario, logrando así
una decisión razonable sin las dudas que conlleva la regla anulada. Por esta
gran cantidad de razones, se considera que las pautas que marcan los
resultados legítimos de la utilización de la reserva administrativa son las reglas
tributarias.

QUEJA ANTE LA DEFENSORÍA DEL CONTRIBUYENTE Y USUARIO


ADUANERO - DEFCON ANTE ACTUACIONES IRREGULARES DE LA
ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA

La Defensoría del Contribuyente y Cliente Aduanero es un elemento del


Gabinete de Economía y Finanzas que ayuda a los ciudadanos y clientes
aduaneros, además de ser un organismo especializado que valora la
independencia en la actividad de sus capacidades, ya que vela por los
derechos de los administrados ante las actividades del Régimen Tributario y del
Juzgado Fiscal. Luego, la Defensoría del Contribuyente y Usuarios Aduaneros,
integrada por las más recientes disposiciones del artículo XII del Decreto
Legislativo N° 953, se integra al ámbito económico y financiero para someterse
a los intereses del Estado, salvaguardando los derechos de sus ciudadanos y
dirigido a ajustar la conexión entre éstos con las diferentes autoridades fiscales,
en consecuencia, el Defensor del pagador y cliente aduanero es el asegurador
de los derechos de las autoridades fiscales y de los presidentes de los
tribunales fiscales. Según la referencia verbal de la RAE, el término “garante”
alude a alguien que "da una garantía". Asimismo, la referencia verbal de la
Real Academia Española, "asegurar" y "salvaguardar" implican hacer que una
persona o cosa se proteja o asegure, salvaguardar a una persona o cosa de
daño y "asegurar, apoyar, guardar", individualmente.

En consecuencia, en la primera interpretación rigurosa del alcance de la


expresión “garantizar” contenida en las últimas disposiciones del artículo XII del
Decreto Legislativo N° 953, tiende a resolverse que incorpora diversas
manifestaciones, por ejemplo, garantizar, proteger, blindar, salvaguardar,
apoyar, proteger. Así, podemos plantear que ejerciendo uno de los elementos
de la Defensoría de los Contribuyentes y Usuarios Aduaneros como garante de
las libertades de la persona administrada, se potenciará a través de actividades
encaminadas a auxiliar, apoyar, asegurar y recuperar los derechos. Actividades
o estrategias responsables realizadas por las autoridades fiscales. El defensor
del contribuyente y del cliente aduanero no formula resoluciones ni constituye
dentro de la metodología tributaria o aduanera, ejerciendo la intercesión entre
los organismos y las Administraciones Tributarias.

En nuestra normativa peruana, la protección del contribuyente y usuario


aduanero cumple numerosas funciones, que son parecidas a las del
Ombudsman, ya que ensaya la mediación entre los habitantes y los
organismos administrativos tributarios, utilizando influencias persuasivas que
se sitúan en instituciones especializadas y legítimas pretensiones que le da su
especialización en materia tributaria y aduanera. Dicho ente del que estamos
hablando, a diferencia de la Defensoría del Pueblo, que tiene una capacidad
mucho más amplia ya que abarca toda la ejecución pública, el Defensor del
Contribuyente y Usuario de Aduanas tiene competencia restringida a los gastos
y asuntos aduaneros, por lo que esta especialización refuerza la viabilidad del
elemento expresado para el objetivo en circunstancias de falta de seguridad
que hayan sido imputadas por los ciudadanos y clientes aduaneros frente a
organismos tanto tributarios como aduaneros. En consecuencia, la directriz de
la Defensoría del Contribuyente y Usuarios Aduaneros le otorga idoneidad para
ejercer su función de asegurador ante los organismos de gasto, es decir, que
su aplicación sea por las actividades o gestiones realizadas por los ciudadanos
ante la SUNAT, además de iniciar o proceder con los ciclos ante los
organismos de administración tributaria y elementos que realicen las mismas
capacidades de cargo. De igual forma, dicha norma tiene rango de ley y es
independiente en cuanto al sistema tributario cuyas actividades pueden rendir
cuentas al Defensor del Pueblo, esto implica que la defensoría no es
indispensable para las gestiones tributarias o aduaneras, por lo que el Defensor
del Contribuyente y los Usuarios Aduaneros, al no estar expuestos a diversos
niveles de control, pueden mediar de manera independiente en la actividad de
sus capacidades. Esto sería un beneficio relativo sobre otras salvaguardas o
lugares de trabajo de ayuda para residentes que trabajan dentro de la carga de
los ejecutivos. Entonces, con la consolidación de esta salvaguarda, los
administrados pueden acudir a un elemento especializado y concentrado cuya
intención es velar por el respeto a sus libertades, compensando la relación con
la gestión tributaria y aduanera.

Derechos de los administrados en el ámbito tributario y aduanero:

En el título IV del Código Fiscal o Tributario, en el artículo 92 encontramos los


derechos que se perciben a los dirigidos en materia arancelaria y aduanera.
Estos derechos están previstos en la Carta Magna, la LPAG y diversos
lineamientos en materia de tributos y aduanas.

Asimismo, la regla novena del Título Preliminar del Código Fiscal establece que
en lo no previsto en dicho código o en otras disposiciones del derecho, podrán
aplicarse disposiciones que no sean iguales a las reglas tributarias siempre que
no se opongan o contorsionen, aplicando así adicionalmente los Principios del
Derecho Tributario, los Principios del Derecho Administrativo o los Principios
Generales del Derecho. A continuación, especificaremos una parte de los
derechos de los administrados establecidos en el Reglamento Tributario:

1. Deben ser tratados con deferencia y pensados por los particulares con
el auxilio de la Administración Tributaria.
2. Podrán pedir el reembolso de lo abonado en forma indebida o
exorbitante, conforme a los lineamientos vigentes.

3. Pueden suplantar o reparar sus aseveraciones juradas, según las


disposiciones de la materia.

4. Los administrados podrán documentar reclamos, solicitudes, reclamos


autoritativos combativos y cualquier intermedio de oposición previsto en
este reglamento.

5. Deben saber el curso de organización de los métodos en que se


encuentra aislado, así como el carácter de los especialistas del Régimen
Tributario.

6. Pueden exigir la extensión de lo decidido por el Juzgado Fiscal.

7. Exigir la no utilización de las rentas.

8. Documentar protestas por omisión o dilación en la liquidación de cargos


técnicos o alguna otra infracción a los lineamientos determinados en el
Reglamento Tributario.

9. El secreto de los datos entregados a la entidad expendedora en los


términos demostrados en el artículo 85°.

10. Pueden exigir un duplicado de las declaraciones o intercambios por él,


presentados a la organización de gastos, etc.

Funciones de la Defensoría del Contribuyente y Usuario Aduanero:

En la Disposición Superior N° 050-2004-EF, encontramos las facultades que


debe reunir el Depositario Aduanero y Defensor del Consumidor, ya que, como
ya se ha dicho anteriormente tiene que cumplir la función de velar por los
derechos de los administrados en materia tributaria y aduanera, así como los
términos a que se sujeta dicha actividad. Algunas de las funciones de dicha
defensoría son las siguientes:

1. Recepción y atención de quejas:

La solicitud de las quejas que los administrados registren contra las


actividades de las Administraciones Tributarias que sean de carácter
tributario y aduanero, es una de sus principales funciones. Así, la
defensoría es capaz de mediar en las relaciones entre los
administrados y las Administraciones Tributarias a nivel público y local,
para asegurar el respeto de sus derechos como deudor de obligaciones
o como usuario aduanero. En consecuencia, la Defensoría del
Contribuyente y Usuarios de Aduanas no es un organismo raesolutivo
y, por tanto, la consecuencia de sus actividades o gestiones no se
manifiesta en una resolución o actuación administrativa, que es uno de
los componentes que separan la objeción ante la Defensoría del
Pueblo de la queja bajo la atenta mirada del Tribunal Fiscal. Es crítico,
además, llamar la atención que la Defensoría del Pueblo no acredita
obligación de autoridad respecto de las fallas de gestión cometidas por
los trabajadores de la comunidad o autoridades de las
Administraciones Tributarias, ni les impone sanciones. En
consecuencia, a través de la queja ante el Defensor del Contribuyente,
no corresponde atender las peticiones formuladas por los
administrados con el fin de que se diseccione si los servidores de la
Administración Tributaria ocasionan deficiencias normativas y la
obligación de separar la autoridad o el uso de autorizaciones son
acreditado a ellos.

De esta forma, la denuncia es un canal que un administrado puede


utilizar cuando considera que sus derechos están siendo desestimadas
por las Administraciones Tributarias, teniendo la opción de acudir al
Defensoría. Para la introducción de la queja ante el Defensoría no
existe una convención particular, siendo adecuada la disposición de la
prueba reconocible de base y de los datos de contacto, es decir, la
identificación; una aseveración razonable de los hechos, adjuntado una
copia simple y de los informes conexos. No se requiere la firma de un
defensor legal ni la utilización obligatoria de ninguna estructura o
configuración preestablecida. La finalidad detrás de la falta de
formalidades para iniciar la queja es facilitar el acceso para exigir la
intercesión de la defensoría para proteger sus derechos. El
administrado tiene unos cuantos accesos o formas de presentar su
queja, los cuales son los siguientes: personalmente ante la Defensoría;
inscrito en papel, inscribiéndolo en la mesa de partes de la Defensoría
y a nivel público, en las mesas de partes de los Centros de Atención al
Ciudadano; por teléfono; por correo o a través de la página web de la
Defensoría del Contribuyente. Una vez registrada la queja ante la
Defensoría, se inicia el procedimiento de gestión del asunto o materia
de demanda de intercesión. La defensoría hará un legítimo examen
especializado de la circunstancia, de los informes que brinda el
administrado y de los datos y registros que pueda obtener de la
Administración Tributaria denunciada. Recibida la protesta y
caracterizada la infracción objeto de la queja, la defensoría se encarga
de solicitar y recabar de las Administraciones Tributarias, los datos que
sean importantes para esclarecer más fácilmente la objeción y
proponer respuestas para vencer la infracción detallada por los
administrados. La Administración tendrá un plazo máximo de 15 días
hábiles para enviar la información antes mencionada.
2. Vigilancia y prevención:

Uno de las funciones más importantes de la Defensoría es velar que


los ejercicios de los distintos recaudos de la Gestión Tributarias y del
Juzgado Fiscal se realicen dentro del marco normativo vigente, sin
excesos. Esta capacidad está firmemente ligada a la capacidad de
gestionar quejas para subsanar circunstancias individuales de
desprotección jurídica, particularmente cuando las propias
circunstancias que inciden en los privilegios de los administrados o
clientes aduaneros son reiterativas, lo que permite reconocer la
presencia de una actuación en las Administraciones Tributarias, lo que
debe remediarse para disminuir las oportunidades de afectar en los
derechos. Del mismo modo, si así sucede, de la gravedad de la
circunstancia o anomalía reconocida de la denuncia detallada por un
administrado, se deduce que la infracción influiría real o potencialmente
en otros vecinos en circunstancias similares, la defensoría podrá
mediar, en uso de su capacidad de reconocimiento y contraataque,
para remitir a las Administraciones Tributarias o al Tribunal Fiscal las
propuestas para atender las circunstancias de infracción señaladas. La
razón de estas propuestas será corregir las circunstancias particulares
de indefensión, así como prevenir nuevas actividades que
desconozcan los derechos de la simplificación excesiva de los
ciudadanos que se encuentran en circunstancias similares.

3. Recepción y atención de sugerencias:

La defensoría también está habilitada para exigir a la Gestión Tributaria


o al Tribunal Monetario los datos que sean importantes para atender la
idea presentada por la organización. Por la especialización de las
materias tributarias y aduaneras, conviene que la proposición y los
impulsos de los ciudadanos para trabajar en las actividades y gestiones
que dan las Administraciones Monetarias y el Juzgado Fiscal, para el
beneficio agregado de los ciudadanos, se desvíen a través de la
defensoría, como órgano específico especializado. Esto se debe a que,
para centrarse completamente en la idea, la defensoría puede hacer un
examen especializado de la proposición, exigir los datos relativos a los
elementos necesarios para recordarlos para su evaluación, y también
puede ofrecer ayuda legal para la proposición. , ser fundamental y en
caso de que se presuma que es posible la ejecución de la idea
planteada por la organización, la canalizará de oficio a la Gestión
Tributaria o al Juzgado Fiscal con la debida legitimación especializada
y legítima.

4. Emisión de informes técnicos:

El Informe Técnico será remitido por la defensoría al funcionario de


Economía y Finanzas, quien resolverá la denuncia contra el Tribunal
Fiscal a través de una Resolución Ministerial, dentro de un plazo
completo de veinte días hábiles. Posteriormente, se introducirá en este
archivo una prueba delegada de los modelos primarios contenidos en
los informes especializados emitidos por la defensoría durante las
quejas registradas contra el Tribunal Fiscal, en el cuadro de las
condiciones del Reglamento Tributario.

5. Propuestas normativas:
Uno de las funciones de la Defensoría es la facultad de proponer
modificaciones administrativas en razón tributaria y aduanera que sean
de su competencia. Dichas recomendaciones serán remitidas por el
Defensor del Contribuyente al Gabinete de Economía y Finanzas para
su valoración. La defensoría se compromete a proponer modificaciones
administrativas para disminuir circunstancias de vulnerabilidad
ocasionadas por huecos o carencias lícitas, pudiendo asimismo
planificarlas en su propio ejercicio de la actividad de su cargo como
suscriptor de los derechos de los administrados, unidades que tendrán
como su objetivo la mejora del Sistema Tributario, en definitiva.

6. Labor de asistencia y orientación:

Uno más de las funciones que la defensoría espera para garantizar las
libertades de los administrados es dar asistencia y dirección a la
organización para la información sobre sus derechos y sus
compromisos como administrado o cliente aduanero. A través de la
administración de ayuda y dirección al ciudadano, la defensoría brinda
datos particulares en materia tributaria y aduanera, recabando
información del administrado sobre sus libertades como ciudadano o
ciudadana, orientándolo en su ingreso a vías procesales y
certificaciones diferentes de las accesibles para ejercer y además envía
los datos para una mejor consistencia con sus compromisos de gasto,
disminuyendo así los peligros de causar infracciones o resistencias.
Esta labor afecta sobre todo a sectores de la población que no se
acercan a exhortaciones lícitas específicas, por cuanto sus
circunstancias económicas o sociales no les permiten costear
administraciones privadas de aviso, lo que podría entorpecer el
ejercicio legítimo de sus libertades, poniéndolas en una circunstancia
desprotegida.

Derecho a formular queja ante la Defensoría del Contribuyente y Usuario


Aduanero:

La figura de la Defensoría del Contribuyente y Usuario Aduanero espera


ajustarse a las relaciones entre la administración y el contribuyente, ya que es
un organismo que trata de practicar los derechos y garantías que se
encuentran en los textos legítimos, para que no sean simples enunciados de
normas; tiene su punto de partida en el “Ombusdman”, que responde al diseño
de un órgano autónomo, con potestad de orientar propuestas a las
administraciones para subsanar las disfunciones detectadas.

El "Ombudsman" es un organismo crucial en la batalla y solidificación de la


protección de los principales derechos de las personas dentro de los estados
actuales y se ha convertido en un componente esencial de los marcos basados
en la democracia, a pesar de que sus informes o pronunciamientos necesiten
fuerza restrictiva, constituyen un freno a la actividad del Estado; siendo que la
Defensoría del Contribuyente como entidad improvisada por cuestiones de
materia tributaria, es una disección de la figura del “Ombudsman” (conocido
como Defensor del Pueblo). Cabe señalar que el defensor tributario es un
método electivo mas no jurisdiccional para determinar cuestiones que incluyen
conflictividad en el uso de las normas tributarias.

Queja ante la Defensoría del Contribuyente:

En nuestro país, la Defensoría del Contribuyente y Usuario Aduanero, tiene


como el deber de garantizar los derechos de los administrados en los actos que
realicen o gestionen ante la administración tributaria. Por ello, una de sus
funciones es s recibir y atender las quejas y sugerencias formuladas por los
administrados, relativas a la actuación de las Administraciones Tributarias y el
Tribunal Fiscal, que se correspondería con el numeral 11 de la “Carta de
Derechos del Contribuyente” del ILADT. Sin embargo, el campo de aplicación
de dicha queja se delimita en sentido negativo, en contraposición con la queja
prevista en el artículo 155° del Código Tributario y con las infracciones
administrativas538 en que incurren las autoridades y personal al servicio de las
entidades a que se refería el artículo 239° de la Ley N° 27444, recogido en el
artículo 261° del Texto Único Ordenado de la Ley del Procedimiento
Administrativo vigente, aspectos que se excluyen de su campo de aplicación.

En otras palabras, en el Perú, el ámbito de aplicación de la queja ante la citada


Defensoría dista del texto del numeral 11 de la “Carta de Derechos del
Contribuyente” del ILADT, por lo que consideramos que dicha norma debe
modificarse, asimilándose a dicha redacción, esto es, en sentido amplio y
afirmativo.

En nuestro país, el Defensor del Contribuyente y Usuario Aduanero tiene la


obligación de velar por los derechos de las administrados en los actos que
realice o tutele ante el organismo tributario. En consecuencia, una de sus
funciones es la de recibir y atender las quejas e ideas formuladas por los
ciudadanos, referentes a las acciones de las Administraciones Tributarias y el
Juzgado Fiscal, que se relaciona con el número 11 de la “Declaración de
Derechos del Ciudadano” del ILADT.

Sin embargo, se delimita el campo de utilización de dicha queja desde una


perspectiva pesimista, frente a las quejas acomodadas en el artículo 155 del
Código Tributario y con las infracciones administrativas provocadas por los
funcionarios y fuerza de trabajo en auxilio de las entidades a la que alude el
artículo 239 de la Ley N° 27444, contenido en el artículo 261 del Texto Único
Ordenado de la Ley de Procedimiento Administrativo vigente, aspectos que se
evitan de su ámbito de aplicación.

OBLIGATORIEDAD DE CONSERVAR LA DOCUMENTACIÓN


SUSTENTATORIA Y LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL PROCEDIMIENTO
DE FISCALIZACIÓN TRIBUTARIA

Un punto de vista a considerar frente a un proceso de evaluación de tributos se


refiere a la documentación de soporte que sustenta las tareas realizadas por la
empresa en el período evaluado. Ante ello, por regla general, la Gestión
Tributaria ha seguido ignorando la derivación de gastos en la resolución del
Impuesto sobre la Renta, o la desgravación fiscal contenida en las solicitudes
de obtención de bienes y servicios, alegando que las empresas no muestran
los acuerdos de fecha determinada que ayudan a las compras realizadas y en
ocasiones por datos contradictorios contenidos en los recibos de cuotas o
guías de liquidación.

En tal sentido, cabe recordar que, durante la tramitación de un proceso de


revisión o fiscalización de tributos, los ciudadanos están obligados a exhibir la
documentación que acredite sus funciones, la cual deberán conservar por un
tiempo de cinco años o durante el plazo visado, lo que sea más destacable. En
este sentido, la obligación de probar las operaciones de sus funciones recae en
los contribuyentes para demostrar que las tareas realizadas durante el período
evaluado se relacionan con actividades confiables, es decir, tareas que
realmente se han realizado y deben acompañar toda la documentación de
respaldo imaginable, para efectos de evitar el olvido de otro similar por parte de
la Administración Tributaria.

A pesar de que los contribuyentes están obligados a respaldar sus labores con
la mejor documentación acreditativa, conviene incidir en la forma en que el
ciudadano no consigue sustentar sus actividades, o que en el caso de que
realmente los tenga, no están autorizados, no disminuye la validez de las
actividades realizadas, suponiendo que exista otra documentación que
sustente las adquisiciones realizadas, por ejemplo, proformas, cotizaciones,
constancias de administración, mensajes, libros de actas, recibos de abonos,
informes, entre otros, que permitan distinguir que las actividades cometidas en
el aseguramiento del cargo, son sólidas o por lo menos, pueden confrontar
discusiones que han sido cumplidas verbalmente, las cuales pueden
sustentarse con otra documentación de respaldo.

De tal modo, en el Código Tributario se han asignado como prueba los


documentos, la pericia y la revisión del órgano encargado de solucionar, debe
entenderse como tal considerando el tipo de actuación monetaria realizada por
el contribuyente y la metodología habitual en sus actividades con sus
proveedores. La documentación de respaldo que debe presentar durante la
inspección tributaria de gastos puede cambiar, ya que debido a las gestiones
contratadas por terceros, se encarga tener informes o desgloses de las tareas
realizadas, así como correos o bien el mantenimiento de conversaciones en
aplicaciones informáticas, que junto con la verificación de cuotas, contratos,
cotizaciones de administración u otra documentación, permite demostrar la
confiabilidad de las administraciones.

Por último, debemos hacer referencia que, en caso de que el contribuyente no


haya presentado toda la documentación acreditativa que sustente su actividad,
y la Administración Tributaria pretenda prescindir de ella por falta de fiabilidad,
se le traslada la obligación de acreditar cualquier cosa y demostrar que la
documentación presentada o potencialmente exhibida por el contribuyente
necesita veracidad o no sustenta la verdad de las adquisiciones realizadas,
considerando que, si bien en un principio el contribuyente está obligado a
demostrar la legitimidad de sus funciones. La administración no tiene ni idea
por razones emocionales, para suscitar sus protestas, está obligada a legitimar
por qué las tareas parecen poco fiables o por el contrario, mostrar qué pruebas
aportadas por el contribuyente no lo apropiadas para ayudar a las funciones
completadas durante el año examinado.

Por lo tanto, las empresas realmente deben enfocarse en mantener toda la


documentación de respaldo concebible que defienda la confiabilidad de sus
tareas, ya que, si no tienen acuerdos redactados o si no están debidamente
autorizados, esta situación no se cumple. No se garantiza que implique que la
actividad se califique como no sólida, considerando que los acuerdos pueden
ser convenidos verbalmente y tener diferentes signos de que la actividad
realmente ha ocurrido, por ejemplo, proformas, citas, congruencia de la ayuda,
mensajes, discusión. narraciones, actas societarias, documentación interna,
guías de referencia, recibos de cuotas, informes, examen de actividades, entre
otros, que en conjunto podrían sustentar la confiabilidad de las adquisiciones
realizadas durante el período bajo control de cargo.

La Administración Tributaria, tiene el compromiso de comprobar la ocurrencia


de la ocasión indisponible; ella es la parte interesada en explicar las realidades
actuales, ya que de él depende demostrar que el ciudadano ha hecho la
ocasión indisponible y comprobar todas las perspectivas de la misma; de lo
contrario, la demostración de seguridad de que cumple debe quedar sin
impacto. Pues, en el ejercicio de su capacidad administrativa, que incorpora la
valoración, fiscalización y control de la consistencia con los compromisos de
cargo e incluso de aquellos sujetos que se aprecian inafectados o absueltos, la
Administración Tributaria deberá acreditar el reconocimiento de la ocasión
imponible y cada una de las condiciones que la engloban. Así, el artículo 62 del
Código Tributario le atribuye la facultad de disponer el uso de la multitud
relativa de actividades que considere significativas, hayan sido o no
presentadas por el contribuyente. Posteriormente, el objetivo de aseguramiento
que informa la Administración Tributaria con motivo de la valoración realizada
debe persuadir sobre el convencimiento de las realidades específicas que
componen el plan de gasto de dicha manifestación empresarial. Así ha sido la
comprensión del Tribunal Fiscal, expresando que depende de la Administración
Tributaria comprobar el inicio del compromiso de gasto. Así, en la Resolución
del Tribunal Fiscal 4042-1-2003, mencionó que la Administración pretendió
considerar que los servicios que habían sido dadas por personas normales se
habían actuado en una relación de confianza. De todas formas, el Tribunal
Fiscal consideró que la Administración omitió demostrar la supuesta relación de
confianza, por lo que repudió el valor.

OTILA:

ANYI:

Es considerable hacerle frente que el procedimiento de fiscalización


tributaria hace referencia a una documentación necesaria en donde
pueda respaldar las operaciones que se realicen por una empresa en un
periodo materia de fiscalización.

Posteriormente, existen sucesos donde la Administración Tributaria ha


efectuado a ignorar la derivación de gastos en la resolución del Impuesto
a la Renta Empresarial, o al crédito fiscal obtenido en las facturas de
compras de los bienes y servicios, al invocar que la empresa no
manifiesta ningún contrato de fecha cierta que amparen estas compras
ya realizadas, y en algunos sucesos por información inconsistente
obtenida en los comprobantes de pago o guías de remisión.

Relacionado a ello, es importante cavilar y no olvidar que durante el


gestionamiento del método de fiscalización tributaria, sus contribuyentes,
están redimidos a mostrar la documentación donde acredite sus
operaciones, en donde se deberá mantener durante el lapso de cinco (5)
años o posterior al plazo dispuesto, el que sea mayor.

Hablando de los contribuyentes podemos decir que en estos se obtiene


la carga de la prueba donde se prueba de que las operaciones que se
realizan mediante el periodo fiscalizado, tienen que ver con las
operaciones verídicas, ósea, operaciones que realmente se hallan
elaborado, habiendo adjuntado toda la documentación probatoria, con la
intención de evitar el desconocimiento de estas mismas por parte de la
Administración Tributaria.

Por el contrario si sabemos que los contribuyentes, están redimidos a


poder sostener sus operaciones con el mayor documento probatorio, se
puede decir que , si el contribuyente no obtiene contratos donde
respalden sus operaciones o no estén legalizados, no disminuye
credibilidad a las operaciones obtenidas, si contamos con otra
documentación que permita sostener las adquisiciones que se llevan a
cabo, como por ejemplo: las proformas, las cotizaciones, los libros de
actas, los comprobantes de pago, etc.. , que puedan probar que las
operaciones elaboradas en la determinación del impuesto, resulten
ciertas. Con esto se dice que, además podríamos estar frente a
negociaciones que se han realizado de manera verbal, que tal vez
puedan sustentarse con cualquier otra documentación probatoria.

Frente a ello, el Código Tributario ha determinado como evidencia a los


documentos y a la inspección de el órgano encargado de decretar. Por
ello, se tiene que conceptuar que observando el tipo de actividad
económica que ejecuta el tributario y al modus operandi en sus
intervenciones con sus proveedores, la documentación probatoria a
exhibir con el procedimiento de fiscalización tributaria, podría cambiar,
puesto que, en el suceso de servicios adquiridos por intermediarios, es
aconsejable contar con los informes o análisis de las operaciones
realizadas, al igual que con correos electrónicos o historiales de
aplicativos digitales, que junto con el comprobante de pago, contrato,
cotización de servicios u otra documentación, se acceda a comprobar la
elaboración de los servicios.

Con respecto a la compra de bienes, es sugerente tener una


documentación que proteja el ingreso de los bienes a la empresa, el
kárdex, las guías de remisión que demuestren el traslado de los bienes,
contratos, proformas, comprobantes de pago, entre otros, donde puedan
determinar el origen y destino de las adquisiciones realizadas a favor de
la empresa, resaltando que la Administración Tributaria no sólo solicitará
una explicación sobre las compras realizadas, sino también el origen y
destino de estas mismas. En pocas palabras, la intermitencia que
obtuvieron las adquisiciones de bienes y servicios en el proceso
productivo de la empresa.

Es imprescindible recalcar que, si el contribuyente habría presentado


toda la documentación en donde pueda respaldar sus operaciones, y la
Administración Tributaria opta por ignorar las mismas por la falta de
evidencia, a esta se le transfiere el peso de la prueba a causas de
justificar

que la documentación exhibida por el tributario o contribuyente, no es


veraz o no podria explicar la realidad de las adquisiciones realizadas,
puesto que, si al inicio el contribuyente se ve en la obligación de justificar
lo irrebatible de sus operaciones, puesto que la Administración Tributaria
decida desconocer estas mismas por motivos subjetivos, con la intención
de determinar sus reparos se ve en la obligación de justificar por qué
estas operaciones carecen de sustento o de ser otro el caso, mostrar
qué medio probatorio exhibido por el contribuyente no se encuentra
apto para proteger las operaciones que se vienen realizando durante el
ejercicio fiscalizador.
Finalmente, se recalca importante que todas las empresas se enfoquen
en la conservación de toda posible documentación donde proteja la
veracidad de las operaciones, se tiene que tener en cuenta que si no
obtienen contratos escritos o si éstos no están adecuadamente
legalizados, en donde esta circunstancia no precisamente origina que
esta operación esté calificada como no verídica, puesto que en donde
los contratos se puedan estipular de una forma verbal, y poseer otras
pruebas de que la operación verdaderamente se ha producido, tales
como las proformas, las cotizaciones, historiales de conversaciones, las
guías de remisión, los comprobantes de pago, los informes, análisis de
operaciones, etc. , donde en conjunto podrían proteger la exactitud de
las adquisiciones realizadas en el periodo de fiscalización tributaria.

Deducción de gastos en la determinación del Impuesto a la Renta

Teniendo como fecha: 20 de enero del 2017, se pudieron conocer a


continuación los informes que se relacionan con el Impuesto a la Renta (IR)
anual:

Informe N° 004-2017-SUNAT/5D0000, teniendo como conclusión, lo siguiente:

“Siendo enseres de decretar la utilidad neta gravable de tercera categoría


no es requerible que los gastos percibidos en el ejercicio debieran estar
contabilizados en este para identificar su deducción en la declaración
jurada anual de impuesto a la renta, excepto en los casos en que así se
habría dispuesto en la normatividad de dicho impuesto”. (NAVARRO, 2017)

Informe N° 005-2017-SUNAT/5D0000, teniendo las siguientes conclusiones :


“A los resultados en el que se determina una renta neta gravable de una
tercera categoría obtenida mediante el contribuyente sobre la exposición
anual del impuesto sobre la renta, que se pague durante y antes del tiempo
que la administración tributaria le indique.” De conformidad con lo obtenido
en el artículo 75 o anteriormente de completar los procedimientos de
comprobacion o control tributario antes mencionados:

1. Serán deducibles los gastos conocidos e incurridos durante la


respectiva función , habiendo sido los comprobantes de pago
emitidos y/u otorgado con posterioridad al termino de la función
pero hasta la fecha de emisión. Presentar documentos anuales
relacionados con estos impuesto donde los incluye.

2. En lo que es la declaración aprobada, el consumo conocido y


percibido durante el ejercicio se deducirán de este mismo
ejercicio, aunque estos documentos de paga que justifiquen los
ejercicios, hayan sido difundidos y/o transferidos previa
presentación de los correspondientes documentos anuales. la
cuota tributaria indicada, solo hasta la fecha de la presentación de
una declaración jurada que cubra dichos impuestos” (NAVARRO,
2017)

Con base en estos criterios, el contribuyente podrá inferir en dicho


ejercicio fiscal correspondiente los consumos acreditados y exigibles por
las cuales se emitieron y/o recibieron comprobantes de pago
posteriormente a la fecha de sustentación de la declaración de
identificación (DJ) al IR sin discutirlo. Sin obligación de argumentar el
tema con la SUNAT en el método contencioso tributario.

Debido a ello, se tendrá que emitir una declaración jurada rectificatoria


(DJR) en el plazo y hasta que se complete dicha verificación o control de
dicho impuesto o, en el caso, hasta que dure el plazo concedido en
poder del artículo 75° del Código Tributario.

Los pasos reales en tomar en cuenta dependerán de las empresas de


procesamiento de impuestos para presentar los gastos conocidos y
pagaderos sin prueba de pago en la que seria la fecha de exposición
anual de IR DJ. En donde a continuación, se presentan los siguientes
casos, suponiendo que los gastos siempre cumplan con el principio de
causalidad, el contribuyente lleva registros por la prestación del servicio
efectivo, y estos no son gastos condicionales que se llevan en los
registros contables:

Algunos contribuyentes, de acuerdo con los criterios establecidos


en el RTF No. 2011-10-15231 1, corrigieron los gastos antes
mencionados y consideraron la corrección como una diferencia
permanente entre contabilidad y tributación, porque consideraron
que no podían deducir los gastos. En el año de utilización de la
regla de gasto de años precedentes a que se refiere el párrafo
final del artículo 57° de la Ley del IR, acorde a la cual estos gastos
son deducibles, entre otras restricciones, cuando por razones que
son ajenas del contribuyente no hubiera sido factible conocerlos
oportunamente, que no es el caso.

Con base en lo que se recalcó en el Informe N°


004-2007-SUNAT/5D0000, no habria riesgo de que la SUNAT, durante
la auditoría,

1
En este caso, el juzgado resolvió, sin fundamento aparente, que para deducir gastos en
el proceso de regularización, el contribuyente debe demostrar que tenía constancia de
pago a la fecha de la regularización.
ponga en entredicho la irresponsabilidad de los gastos de cuentas por
cobrar en el proceso de regulación.

En el caso de las empresas que incurrieron en costos durante la


ejecución de la formalización, se abren dos subcasos:

i. Aquellas empresas hayan acreditado costo desde el pago emitido


hasta la fecha de presentación original del IR

Anual DJ; ii. los que hayan acreditado sus propios consumos
con certificado de pago manifestado con posterioridad a esa fecha.
Como primer caso, es claro decir que no necesitarán tomar ninguna
medida adicional para mantener el deducible de los gastos.

Por otro lado, en lo que es el segundo caso, si nos adherimos a la


perspectiva del Informe N° 005-2017-SUNAT/5D0000, que
consideramos problemático, para mantener la capacidad de deducción
de gastos. Deberá presentar el DJR al día siguiente de la fecha de
lanzamiento y recibir los documentos de pago, incluso si los números de
anuncio no se han modificado. Esta DJR deberá presentarse como parte
de un método de fiscalización o comprobación del IR durante el período
correspondiente, pero antes del término del plazo dispuesto por la
SUNAT, según lo otorgado en el artículo 75 del Código Tributario
Común, si lo hubiere, o como consecuencia de dicho procedimiento.

Determinación del crédito fiscal en la determinación del Impuesto General a


las Ventas

Actualmente, se comprueba que uno de los semblantes más restrictivos


de la administración tributaria en los métodos de control del Impuesto
General a las Ventas (IGV), está en relación con la deducción del crédito
financiero, es decir, los Impuestos se trasladan a la adquisición de
Bienes y Servicios.

Por otra parte, las principales notas de acotación por parte de la


administración tributaria se hace referencia a la carencia de documentos
de respaldo que acrediten la adquisición de los bienes y servicios, en
pocas palabras, operaciones no confiables, retención de deducciones
fiscales por incumplimiento de la inscripción de justificante de pago en la
enumeración de compras y demás procedimientos contenidos en la ley
general de el impuesto sobre las ventas y disposiciones de esta ley.

Al respecto, cabe señalar que un crédito fiscal vendría a ser el IGV que a
su vez puede estar contenido en el comprobante de pago o documento
autorizado que acredite la adquisición, y por lo tanto se descuenta del
IGV de las ventas, en donde la cuenta se basa en una estructura del
impuesto. Es decir, un impuesto de tramos múltiples donde no se
acumula y que se estructura en una base financiera y tiene un impacto
en el consumidor final.

• Requisitos Sustanciales en la deducción del Crédito Fiscal:

Una compra realizada, ya haya sido de bienes o de servicios, debe


establecer un consumo o gasto para enseres del impuesto sobre la
renta, es decir, tiene que respetar el principio de causalidad de los
costos con que además debe realizar con los requisitos de
reconocimiento de los costos computables.

Al referirse a un consumo para enseres del Impuesto sobre la Renta,


tiene que tenerse en cuenta que el gasto está sujeto al principio de
causa y efecto, así como lo implanta el artículo 37 de la Ley del
Impuesto sobre la renta, es decir, debe corresponder al sostenimiento de
la fuente de producción o a la descendencia de ingresos, es decir, los
gastos deben ser necesarios, y además debe efectuar varios criterios
tales como la razonabilidad, la proporcionalidad y la generalidad en caso
sea de gastos a favor de las personas de las empresas.

Resolución N° 0797-4-2004 - 13 de febrero de 2004

El recurso fue estimado en el límite del IGV en los siguientes meses:


mayo, junio, noviembre y diciembre del año 1999, siendo el recurrente
no objetó una conexión de causa y efecto de los costos de ropa,
materiales de construcción, alimentos y otros productos. Por tanto, no
procede argumentar que dicho consumo sólo da derecho a una
deducción fiscal cuando la recurrente lo considera un gasto de
entretenimiento, debido que, por la calidad y cantidad de los bienes
adquiridos, no tienen que ser deferentes como tal.

Se señala que si el gasto contiene un cierto límite cuantitativo a su


deducción, como es el caso de los gastos de entretenimiento, ocio o
vehículo, por otro lado habría que sumar la excedencia, por lo tanto, el
despilfarro no permite la deducción del IGV de los correspondientes
documentos de paga, y por lo tanto no se utilizaría el crédito fiscal del
mismo documento de pago, los periodos se confirmaron por el Tribunal
Fiscal en diversas resoluciones, como la resolución 10225-8-2014 que
analizó:

Resolución del Tribunal Fiscal 10225-8-2014

“Que en el numeral 13 de la adenda 01 de los resultados de la demanda


número 0122060002 35, la administración señaló que el solicitante
adicionó a dicha declaración jurada del impuesto sobre la renta del
ejercicio fiscal 2003, la cantidad de S/. 375,820.86 por definición de
gastos de entretenimiento en exceso el límite de 0 UIT, que fue
establecido en el inciso ll del artículo 37 de la Ley del Impuesto sobre la
Renta en donde se precisó que este monto total hasta S/ 350,972.90,
integrado por el uso de los servicios facturados por los siguientes meses:
enero, febrero y abril del año 2003, dichos meses en donde se utiliza
como crédito fiscal el impuesto general a las ventas, según es detallado
en el Anexo 15, que se adjunta a los resultados de la presente solicitud,
en tal sentido estos gastos no se constituyen un consumo o gasto
conforme a la ley del impuesto sobre ingresos, en lo que no puede
aceptar como deducción fiscal el impuesto general a las ventas
registrado debidamente separados en las referidas facturas de gastos
recreativos”.

RTF 00679-1-2018 (26/01/2018)

Límite para la deducción de gasto de vehículos automotores y su incidencia en


el crédito fiscal

Se recurre que el valor y precio de venta de un camión campestre y un


automóvil clase B1 y A3, respectivamente, superan el límite de 30 UIT
previsto con las disposiciones de la ley del gravamen ingresado para
enseres de la deducción, cuando no proceda la deducción de dichos
gastos conforme a lo obtenido en el inciso w) del artículo 37° renta de la
Ley del Impuesto sobre la Renta ya la limitación anterior contenida en el
inciso r) del artículo 21° del Reglamento anterior legislación, en virtud de
la cual la Autoridad Reguladora corrigió la deducción del crédito fiscal,
por no haberse cumplido una de las condiciones esenciales para su
linaje. También debe agregarse que no se probó en la presentación que
un vehículo clasificado como A3 sea realmente necesario para los
ingresos y la aplicación a largo plazo a las operaciones de la empresa, y
que un vehículo B1, no puede ser considerado solo como un vehículo
para representación, administración y dirección de la sociedad.

Los consumos por provisiones de alimentos a los trabajadores no deben


generar deducción fiscal

Estimando los recurrentes, mientras que las objeciones a una deducción del
impuesto general sobre las ventas por provisiones de alimentos básicos
evidenciaron mano de obra, porque si bien los gastos de alimentación
se reconocen como una deducción de gastos para efectos del impuesto
sobre la renta, el consumo no determina su destino como un crédito
fiscal, mientras el monto total desembolsado por esta compra de estos
alimentos, incluido el impuesto general sobre las ventas, donde grava
dicha adquisición, y a su vez forma parte de la remuneración mayor del
trabajador y, en menor medida. En este caso, es totalmente deducible
como consumo en la resolución de la renta neta, y a su vez no se utiliza
como saldo o crédito fiscal en favor del exportador.

• Requisitos formales para una deducción del crédito fiscal

a) El IGV tiene que encontrarse precisamente disgregado en el recibo de


pago que expone el crédito fiscal
Si se tratase de una constricción formal aún prevista en el inciso del artículo 19
de la Ley del Impuesto General a dichas ventas, hasta ahora, en base a la
transmisión de un recibo de pago mecanizado o informatizado o incluso de un
comprobante de pago electrónico, se han separado los IGV en recibo de pago,
forma no practicada entre los emisores de comprobante físico, aspecto que
creemos ha sido reconocido por la mayoría de contribuyentes superado.

b) La Razón Social, el RUC y la dirección del proveedor tiene que estar


consignado en el recibo de pago.
En el supuesta caso de que se introduzcan incorrectamente los datos
indicados, basta con acreditar la autenticidad de la operación para salvar la
deducción fiscal.

c) Este recibo de pago tiene que hallarse debidamente registrado en el


Registro de Compras, sea este manual mecanizado, computarizado o
electrónico. Cabe recordar que se debe hacer uso del crédito fiscal, en el
mismo mes en el que se registre el recibo de pago, pudiendo realizar las
subsanaciones por uso incorrecto del crédito fiscal antes de que las
autoridades fiscales le notifiquen el descuido en el procedimiento de
fiscalización o revisión fiscal.

Ante esto, cabe señalar que en varias revisiones parciales del impuesto general
a las ventas, la SUNAT continuó a omitir la utilización de la deducción fiscal,
debido a que a la fecha de notificación de la solicitud, cuando el contribuyente
estaba obligado a demostrar el registro de las compras, se llegó a comprobar
que el recibo de pago, que utilizó el crédito fiscal, no está debidamente
registrado. Reglas en el historial de compras, un formulario que impide el uso
de créditos así no se haya realizado dicha anotación del recibo de pago no
publicado.

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