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RESUMEN SEM 12

LA JUSTIFICACIÓN DE LA DECISIÓN JUDICIAL

Para empezar, definiremos brevemente la argumentación, que es nada más y menos


que una actividad lingüística. Esta se desarrolla mediante gestos, saltos o volteretas,
aunque los gestos puedan acompañar la argumentación. La argumentación jurídica es
una actividad lingüística y social dirigida a justificar (o criticar) una pretensión o una
decisión controvertida. Centrándonos en los contextos de la argumentación jurídica.
Definamos la argumentación política en la discusión en sede legislativa, pues, aquí los
participantes exponen las razones que, a su parecer, apoyan o desacreditan una
determinada propuesta legislativa o la pretensión de un determinado grupo social o
político.

Primero, dentro del contexto procesal, es el más típico, forma importante de


argumentación es aquella llevada a cabo por las partes, a través de los actos y
diferentes intervenciones en las que exponen sus razones. Es importante la
argumentación de los juzgadores en el momento decisorio para determinar la parte
dispositiva de la sentencia. Segundo, las argumentaciones de los juzgadores en sede
justificativa, aquí los decisores argumentan para convencer a las partes y a la
comunidad de la corrección de lo que han establecido. También, deben ser expuestas
las razones de la decisión, de manera tal que los operadores interesados puedan
considerarlas para discutirlas ulteriormente o llevar a cabo actos dirigidos a su revisión.

Ahora, hablando sobre los tipos de investigación, el primer tipo de investigación tiene
carácter descriptivo y explicativo de las prácticas argumentativas de hecho
desarrolladas en la práctica, en uno o diferentes contextos. Desde este primer punto
de vista, se estudian cuáles son las razones ofrecidas para apoyar una determinada
pretensión o decisión, o para llegar a aquella. El segundo tipo de investigación tiene
carácter normativo y justificativo, orientándose a valorar la corrección y la calidad de
los argumentos. Desde este segundo punto de vista, se estudian qué razones deben
ser utilizadas para justificar una determinada pretensión o decisión.

La teoría del derecho contemporánea distingue dos formas principales de justificación


de las decisiones judiciales. Se llama justificación interna a la justificación de la
conclusión del silogismo judicial. Se llama justificación externa a la justificación de las
premisas del silogismo judicial.
NULIDAD PROCESAL
Si hay algo en que los autores están absolutamente de acuerdo respecto a las
nulidades procesales es su utilidad práctica como instrumento de resguardo al debido
proceso. Tal como nos dice Alsina: "Donde hay indefensión hay nulidad; si no hay
indefensión no hay nulidad". Para que podamos hablar de debido proceso ambas
partes deben tener la misma posibilidad de formar alegaciones y probarlas. Es
aleatorio, por tanto, que el derecho de defensa se haga efectivo; de modo que, si la
parte interesada no lo hizo valer, por omisión o negligencia, no existe indefensión. Esta
tampoco se presenta si el justiciable no usa todas las armas de las que dispone o las
utiliza con impericia.
El acto procesal, antes que nada, es una situación fáctica con incidencia en el proceso.
AI igual que en el campo civil se trata de un hecho jurídico; es decir, de un
acontecimiento capaz de producir efectos en el derecho, específicamente en el
derecho procesal. Esta eficacia proviene de su concreción como hip6tesis de una
norma o como materialización de un principio, aunque advertimos que la doctrina no
suele considerar a este último caso, lo cual es una visión fragmentaria del derecho.
El hecho procesal puede provenir de la naturaleza (el transcurso del tiempo, la muerte
de una parte, la destrucción de documentos, etc.) o del hombre. Cuando es humano,
voluntario y, además, reúne los otros requisitos del acto jurídico, se trata de un acto
procesal. En tanto el acto jurídico realiza el supuesto de hecho de una norma procesal;
o, en términos más generales, concreta el ordenamiento jurídico que regula u orienta
al proceso, ¡produce efectos directos e inmediatos a! interior de este; y, en
consecuencia, adquiere la categoría de acto procesal.
Las similitudes entre el acto jurídico, entendido desde la perspectiva del derecho civil,
y el acto procesal son muchas. Pero, este vínculo también determina características
especiales. En principio, el acto procesal está limitado al tiempo y al espacio del
proceso, fuera de este no tiene existencia. Esta particularidad le da naturaleza pública.
La cual se manifiesta en el conjunto de formalidades requeridas para su validez. En los
actos jurídicos civiles, especialmente en los patrimoniales, los fines que se persiguen
con su realización son, por lo general, de carácter privado y, por ende, las exigencias
formales son la excepción. Esto no sucede con los actos procesales, en los que la
finalidad buscaba es de trascendencia pública; y, debido a ello, las formalidades son la
regla.
La estructura del acto procesal consta de dos elementos: continente y contenido. El
contenido viene dado por la manifestación de voluntad del agente, así como por su
causa y objeto. Pero todo ello es abstracto, subjetivo. Es por ello que requiere de un
modo de exteriorización, de algo que revista o contenga a este ente inmaterial, es
decir a la forma.

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