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FACULTAD TEOLÓGICA U.E.B.E.

Informe de lectura
Alumno: Eliezer Bueno Martín Fecha: 26/10/2017
Asignatura: Ética II Tema: La guerra.

1. El sexto mandamiento.

Para hablar de la guerra tenemos que hablar necesariamente del sexto mandamiento. Este lo
encontramos en dos versículos de la Biblia: Éxodo 20:13 y Deuteronomio 5:17. En nuestras Biblia
podemos encontrar este mandamiento claro: “No matarás”. Este mandamiento debería ser suficiente
para querer evitar la guerra en cualquier caso ya que esta trata sobretodo de la búsqueda de la
muerte y la destrucción del enemigo. Por si fuera poco con este mandamiento, encontramos en otros
lugares del Antiguo Testamento algo similiar a esto: En Génesis tras el diluvio “El que derramare
sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el
hombre.” Génesis 9:6 y también en Levítico 24:17 “Asimismo el hombre que hiere de muerte a
cualquiera persona, que sufra la muerte.” La maldición para que mata a un ser humano es clara,
deberá sufrir el mismo destino, no como un acto de venganza sino de justicia y la razón de esto lo
encontramos en el primer versículo: El hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios, por tanto
tiene algo especial sobre el resto de animales de la creación, matar a un hombre es atentar contra el
propio Dios.
Sin embargo, aunque los argumentos anteriores pueden parecer suficientes y claros hay una
postura que hace tambalear esos mismos versículos. Si hacemos un lenguaje lingüístico del texto
hebreo descubrimos algo importante: Tanto el hebreo como el castellano tienen dos palabras
distintas para expresar como quitar una vida una es “matar” (‫ הרג‬en hebreo) y la otra es “asesina”
(‫ רצח‬en hebreo). La palabra que ultiliza el versículo es la segunda. Si existen varias acepciones para
algo que parece ser lo mismo es debido a que tienen sutiles diferencias:
• Matar: Es quitar la vida de un ser humano o animal, quitar una vida humana accidental o
deliberadamente y quitar la vida humana legal o ilegalmente, moral o inmoralmente.
• Asesinar: Es quitar la vida humana de forma ilegal e inmoral.
Un ejemplo claro de estas diferencias es el homicidio en defensa propia. Si se mata para
salvaguardar la propia vida no es considerado asesinato, no lo es en la Biblia y no lo es en la
legislatura actual de muchos países. Otro caso muy ilustrativo son los homicidios por imprudencia o
invuluntario: el albañil que no sujetó bien sus herramientas en el andamio y estas cayeron sobre el
compañero matándolo. Podríamos tildar al albañil de imprudente o negligente, pero no de asesino.

Sabiendo lo que dice la Biblia acerca del asesinato cabe preguntar ¿es asesinato matar a un
hombre en la guerra?

2. Otros efectos de la guerra.


Como todos sabemos la guerra no es solamente dos ejércitos que se matan mutuamente, esta
tiene otras consecuencias nefastas: Civiles asesinados, personas desplazadas, hambrunas, hogares
destruidos, violaciones, robos, niños que quedan huérfanos, genocidios, etc. La guerra va más allá
de un simple debate entre las diferencias de matar y asesinar, es mucho más cruenta de lo que
podemos pensar a priori. En el caso de que consideremos que en la guerra no se producen asesinatos
sino muertes y por tanto el sexto mandamiento no es quebrantado es necesario hacer las siguientes
preguntas: ¿Estamos dispuestos a tolerar los daños colaterales y los demás efectos de la guerra?
¿Estos son también justificables “porque se está en guerra”?
3. La guerra en el Antiguo Testamento.
Si analizamos las guerras que ocurren en diferentes periodos Bíblicos podemos sacar varias
conclusiones:
• Dios envía a su pueblo a la guerra: Números 33:50-53. Para conquistar la tierra de Canaán
debía expulsar a los pueblos que la habitaban, obviamente esto no fue un proceso pacífico,
había que entrar en guerra.
• Dios usa la guerra para disciplinar las naciones: “Les mandé plagas como las de Egipto.
Pasé por la espada a sus mejores jóvenes, junto con los caballos capturados. Hice que llegara
hasta sus propias narices el hedor de los cadáveres. Con todo, ustedes no se volvieron a mí.
Afirma el Señor”. Amós 4:10. Es el propio Dios quien envía guerra contra Israel varias
veces para disciplinar al pueblo rebelde y contumaz. Si es un instrumento de Dios, ¿puede
ser mala la guerra?
• A Dios se le llama muchas veces acompañado del atributo “de los ejércitos”: “¡Oh Señor,
Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob!” Salmo 84:8. Los judíos
identificaban a Dios muchas veces de forma velicosa.
Con estos argumentos a favor de la guerra algunos pueden concluir con que esta es
justificable. Otros sin embargo, dirán que es un periodo distinto de tiempo: “eran los tiempos de la
ley, ahora vivimos bajo la gracia”
4. Ama al prójimo como a ti mismo.

Los cristianos debemos tener una referencia y ejemplo claros: Jesús. Como las pulseras que
muchos adolescentes llevan en sus muñecas deberíamos preguntarnos ¿Qué haría Jesús? Todos
sabemos que el Señor no aprovaba la violencia en ningún caso, su mensaje era todo lo contrario a la
guerra, quizás nos contestaría con Mateo 22:39 “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Parece que
así se cierra el conflicto, si amas a tu prójimo como a tí mismo no debes estar a favor de la guerra,
no debes participar en ella porque matarás a gente. Esta respuesta es simplista, no es todo tan
sencillo.
Si la historia nos ha demostrado algo es que el hombre es cruel y malvado, se han levantado
multud de dictadores que han hecho sufrir a su propio pueblo o a los colindantes sin más
justificación que la del odio. Si de verdad amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismo
¿quedaremos impasibles ante el sufrimiento de ellos? ¿acaso no deberíamos luchar para evitar la
injusticia de gobernantes malignos? ¿no deberíamos pararles los pies?. Cierto es que si amamos al
prójimo no podemos estar impasibles ante el dolor que pueden sufrir, ante el horror de quienes
viven con miedo y oprimidos, de los que son asesinados.

5. Conclusión personal.

Personalmente creo que la guerra en ciertas ocasiones muy concretas es necesaria. Si


pensamos en un mundo idílico en el que el hombre se comporte de forma moral y justa, donde no se
levantarán unos contra otros pecamos de ingenuidad, ese mundo ideal no existe. Si a personas como
Hitler se le hubiera dejado campar a sus anchas ¿cuantas personas más hubieran muerto? Casi es
reducirlo a “el mal menor”. Entonces el cristiano puede justificar o estar de acuerdo con la guerra en
ciertas ocasiones.
En cuanto a la participación activa en el guerra de parte del creyente (entiendase coger un
fusil y estar en el frente) creo que no debería participar de esa forma. El cristiano no debería verse
involucrado en la muerte de nadie, para evitarlo lo mejor es mantenerse al márgen de este tipo de
conflictos. Si se quiere participar de alguna forma debería ser en forma de ayuda humanitaria, de
este modo no es nunca impasibilidad, pero tampoco necesitará cometer homicidio sea en la forma
que sea.

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