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En los tiempos bíblicos, cuando se lanzaba un ataque contra una ciudad, la primera
estrategia era destruir las puertas con un ariete y derrotar a sus habitantes. Hoy en día,
está s en guerra contra Sataná s, y só lo cuando lo reconozcas será posible la victoria. Lo
bueno es que “…las armas de nuestra milicia… son… para la destrucció n de fortalezas” (2
Corintios 10:4). Pero para ello tienes que vestirte “con toda la armadura de Dios” (Efesios
6:11). No es que la tomas de vez en cuando y te la pones cuando te apetece; tienes que
llevarla siempre puesta, porque el enemigo no da tregua. É l quiere hacerte creer que él es
igual a Dios ¡pero es mentira! Dios es omnipotente, omnisciente y omnipresente, puede
hacer cualquier cosa en cualquier lugar y en cualquier momento. No hay duda de que
Sataná s es un enemigo temible, pero está limitado en lo que te pueda hacer (Job 1:12).
Tu mente es el centro de mando; es donde se decide la victoria o la derrota. Pablo les dijo a
los corintios:
Sataná s sabe que la segunda venida de Cristo es inminente, así que quiere dejar fuera de
combate a la oposició n (Apocalipsis 12:2). La manera de ganar la batalla es:
Cuando el primer avió n se chocó con las Torres Gemelas de Nueva York en septiembre de
2001, todos pensamos que se trataba de un accidente; cuando el segundo avió n se chocó ,
nos dimos cuenta de que Nueva York estaba siendo atacada. El Dr. Robert Jeffres comenta:
“Es vital saber cuál es el origen del problema… un accidente causado por un problema de
navegació n requiere una respuesta; un atentado, demanda una estrategia totalmente
diferente.