Está en la página 1de 5

LA GUERRA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

INTRODUCCION
La vida cristiana consiste en una constante batalla entre el bien y el mal. Nuestra más feroz
batalla la libramos en nuestro propio ser interior, pues los deseos de la carne batallan contra
los del espíritu regenerado. Nuestras vidas es un constante tomar de decisiones cuya
repercusión es eterna. Aquí resulta atinada la frase de Descartes "conócete a ti mismo".
¿Sabías que libras una batalla interior entre las fuerzas del mal y las fuerzas del bien?,
¿Entiendes el mecanismo y los términos de dicha batalla?, ¿Sabes cómo eres y las razones
por las cuales se libra dicha batalla feroz en tu interior? Somos soldados del ejército de Dios
y nuestro enemigo está en nuestras propias filas estableciendo estrategias y artimañas con
fines de ganar la batalla.
La guerra que libramos es ideológica. Es una guerra moral con repercusiones eternas.
Debemos prepararnos mentalmente para entender los detalles que nos ayudaran a ganar la
batalla ante un enemigo enlistado en el mismo ejército en el que tu batallas.

SUBINTRODUCCION
Esta serie nos ha traído a una serie de enseñanzas fundamentales de la fe cristiana, pero
presentadas con mucha maestría por el Espíritu Santo a través del apóstol Pedro. Después de
una revisión general, en la introducción de la serie, donde indagamos sobre los destinatarios y
las circunstancias especiales en la que se encontraban los cristianos a los que se le dirigió la
carta originalmente; continuamos ampliando el tema del nuevo nacimiento, y seguimos
amplificando el tema "la procedencia de la fe salvadora". La semana antepasada, Dios nos
retó bajo el tema: "¿qué harás con tu mente?"; asimismo la semana pasada estuvimos
considerando el tema: "tu santa profesión". Hay estaremos considerando el tema: "la guerra
entre le bien y el mal".

Nos proponemos demostrar que: LA GUERRA ENTRE LE BIEN Y EL MAL SE GANA


MEDIANTE LA ABSTINENCIA, LA OBEDIENCIA Y LA PRACTICA DEL BIEN.

Estaremos analizando el tema bajo tres encabezados principales, a saber:


I. ESTRATEGIAS PARA GANAR LA GUERRA ENTRE TU CARNE Y
TU ALMA (v.11, 12)
II. TU DEBER ANTE LA INSTITUCIONALIDAD LEGAL Y ANTE SUS
RESPECTIVAS AUTORIDADES (v.13-15)
III. VIVIENDO EN LA VOLUNTAD DE DIOS (vv.15-17)

(I Pedro 2.11-17)
11
Amados, yo los ruego como a forasteros (forajidos) y peregrinos, que se abstengan de los
placeres deshonestos de la carne, los cuales batallan contra el alma, 12manteniendo su
comportamiento plausible (excelente) entre los pueblos; para que en lo que hablen en contra
de ustedes como malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la investigación, al considerar
sus buenas obras.
13
Por causa del Señor cooperen voluntariamente con toda institución humana, ya sea al
rey, como a autoridad, 14ya a los gobernadores (presidente, soberano, oficial), como por él
enviados para castigo de los malhechores y aprobación de los que hacen bien.
15
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagan callar la ignorancia de los
hombres brutos; 16como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para
hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 17Honren a todos. Amen a los hermanos. Teman a
Dios. Honren al rey.

OREMOS…

I. ESTRATEGIAS PARA GANAR LA GUERRA ENTRE TU CARNE Y TU ALMA (v.11,


12)

En los versos 11-13 encontramos el ruego o llamamiento, a modo de motivación, a que la


audiencia del apóstol se abstuviera de los deseos y placeres deshonestos de la carne, puesto
que estos malvados deseos batallan contra el alma. Estos malvados deseos llevan a los
hombres a lazos y tentaciones que los hunden en miseria y desgracia.
Algo interesante a notar en este pasaje, y que se puede pasar por alto con facilidad, es que
ni siquiera se refiere a practicas de la carne, puesto que esto, claramente está establecido que
no debe ocurrir entre los cristianos, sino que el ruego es a abstenerse de los deseos
pecaminosos de la carne. Los deseos son los pensamientos impuros que bien nos pueden
llevar a caer en la trampa. La lujuria y la concupiscencia de la carne, en si mismos, son
malos. Jesús fue claro respecto de estas cosas en su afamado sermón del monte.
En las escrituras encontramos muchísimas referencias a la batalla que se libra en alma
humana. El apóstol Pablo nos recomienda que nos vistamos de toda la armadura de Dios para
que podamos librar esta batalla y ser victoriosos (Efesios 6). LOS DESEOS CARNALES
CLARAMENTE GUERREAN, DE MANERA ESTRATÉGICA, CONTRA EL ESPÍRITU,
CONTRA LA MENTE, CONTRA EL ALMA.
De lo que llenamos nuestras mentes o corazones, de eso hablaremos y así viviremos
(Mateo 12.34b). Pues claramente dice el proverbio que los pensamientos son la rueda de la
vida, que del corazón mana la vida (Proverbios 4.23). Los pensamientos, el corazón o el alma
deben ser guardados.
Estos versículos claramente reflejan que los creyentes tenemos una lucha constante en
nuestros pensamientos. Esa lucha es feroz y voraz. Lo que hagas con tu mente determinará
los que harás con tu cuerpo, lo que harás con tu vida. Esta batalla tiene varias características
que debemos conocer para que el lado del cual estamos a favor no sucumba ante el enemigo.
Esta batalla interna es:
1. En el pensamiento. Esta batalla es invisible, a penas se puede percibir.
2. Perpetua. Persistirá mientras permanezcamos en este miserable cuerpo de muerte.
3. Real. Es una batalla verdadera y contra un enemigo en ventajas de número de tropas.
4. Feroz. El enemigo no escatima esfuerzos. El término batalla que usa el apóstol es un
término de la milicia romana que se refiere a dirigir al ejército en batalla. Es el
término griego estrategomai, que se refiere a dirigir al ejército estratégicamente
contra el ejército enemigo para vencerlos.
5. Contra un ejército estratega. Nuestro pleito es contra un enemigo interno que
infiltrado en nuestras filas. Nuestro pleito no es cuerpo a cuerpo sino estratégico de
parte del enemigo, razón por la cual debemos pelear con legitimidad e inteligencia,
usando al pie de la letra las estrategias y directrices de nuestro general.

Nuestro pleito inició con nuestro acercamiento a Dios, o mejor, con el acercamiento de
Dios a nosotros. Esta guerra inició en el momento de la conversión. Es una guerra de carácter
espiritual.
Ilustración: Ejercito NAZI en la segunda guerra mundial. Ilustrar y enfatizar sus estrategias
de resistencia y su visión de vencer a pesar de las represalias y poderío de la coalición.

Hay cinco estrategias que el texto claramente nos propone hacer para no sucumbir ante
nuestro enemigo (la carne) en este pleito seguro:

1. Abstente de los deseos o concupiscencia de la carne.


2. Entender que tales deseos batallan contra el alma.
3. Asirte de la verdad de que nuestra ciudadanía es en los cielos, aquí somos forasteros
y forajidos.
4. Esfuérzate en mantener un comportamiento excelente, digno de halagos y de
recompensas.
5. Procura la gloria de Dios en este esfuerzo.

Estas cinco estrategias nos garantizan la victoria en la feroz guerra espiritual que libramos
en nuestro interior.

Aplicación: Si habías pensado que la vida cristianan es una vida fácil, déjame decirte con
todo mi pesar, que estabas equivocado. Para nada se presenta, en ninguna de las páginas de
las escrituras, un panorama color de rosa y de jardines en nuestro peregrinar cristiano. Por el
contrario, vemos guerra y sangre en todas las páginas de la Biblia. Y aunque el AT forjó el
ejemplo para esta era cristiana, los esfuerzos y contiendas de hoy, aunque no es con espada ni
con ejércitos literales, son tan vivaces y feroces como en la antigüedad, aunque sea una
guerra fría o ideológica. Es una guerra en la que hay que ser estrategas porque llevamos la de
perder frente al ejército enemigo, ya sus armas son agradables a la carne.
Si oyes hablar de un evangelio que promete bonanza y prosperidad, un evangelio de
riquezas y lujurias, un evangelio que se ajusta a las exigencias de la carne, no hagas caso, es
una estrategia más de Satanás, nuestro enemigo más feroz, para distraerte y derrotarte. Los
amigos, y digo amigos con sarcasmo, que predican ese evangelio anatema denominado
"EVANGELIO DE LA FE O DE LA PROPERIDAD", son colaboradores de Satanás.
Desde hoy, NUNCA OLVIDES que este pleito es sangriento y feroz. Es un pleito donde
las armas de nuestro enemigo son mortales y debemos estar persuadidos de estas cosas. ES
UN PLEITO QUE NO PUEDES PERDER. Si pierdes las implicaciones son eternas.

II. TU DEBER ANTE LA INSTITUCIONALIDAD LEGAL Y ANTE SUS RESPECTIVAS


AUTORIDADES (v.13-15)

En los versículos 13-15, se nos presentan las razones por las que los creyentes debemos
cooperar voluntariamente con las instituciones oficiales y sus autoridades. Se describen las
dos grandes responsabilidades de las autoridades civiles y militares, a saber: 1) castigar los
malhechores, y b) reconocer y recompensar a los buenos.

Este tema ha sido controversial y objeto de discusión por los siglos en el mundo cristiano.
Se ha discutido si un cristiano tiene la responsabilidad o no de ir a la guerra. Se ha discutido
si es deber cristiano o no dar impuestos al estado. Se ha discutido hasta que punto deben
obedecerse las autoridades civiles, y cual es el deber del creyente cuando estas no son
cristianas. Todo esto está desmenuzado en las escrituras. Este es uno de los pasajes más
detallados y claros respecto de tu responsabilidad ante las instituciones gubernamentales,
sean civiles o militares.
Un principio teológico es que las autoridades por Dios han sido impuestas, y que el que se
opone a ellas, a lo establecido por Dios se opone (Romanos 13.1-4). Las escrituras no han
guardado silencia al respecto.
El papel de las autoridades, nunca de la iglesia ni de ninguna institución extra
gubernamental ni de ningún individuo, es:

1. Castigar a los malhechores (v.13). Las autoridades están para velar por el orden y el
buen funcionamiento de los pueblos. Esto es bueno y agradable ante los ojos de
Dios y es el quien quita y pone reyes. Esto es un principio teológico que corrobora
con el carácter soberano de nuestro Dios.
2. Alabanza de los bienhechores. Nuestro deber es hacer bien. Nunca debemos
cooperar con el mal. Aunque todo el que hace bien se supone que sea alabado, no
debe ser nuestra motivación. Claramente establecimos que es Dios quien debe ser
alabado por nuestras buenas obras.

Ilustración: La petición del sacerdote a Trujillo de apresar a los pocos cristianos en su reino.
Se cuenta que en una ocasión vino un sacerdote católico romano a Trujillo con una cuartada
debajo de sus mangas para atacar a los cristianos evangélicos. Le dice el sacerdote a Trujillo:
−Mi Señor, que le parece si metes a los cristianos en la cárcel.
Se dice que Trujillo pensó por un momento y le contesto a su amigo sacerdote: −Padre,
eso que usted dice suena bien. Hagamos algo, vamos a la cárcel y si usted encuentra gente
evangélica en la cárcel, entonces le concederé su petición. Ya sabes el resultado y la sorpresa
del sacerdote.

El principio de obedecer y sujetarse a las autoridades es de la mima naturaleza y calidad que


el de honrar a los padres. No importa que sean malos o buenos, nuestro deber y
responsabilidad es de obediencia en todo, salvo aquello que atenta contra la moral y los
mandamientos de Dios.

III. VIVIENDO EN LA VOLUNTAD DE DIOS (vv.15-17)

La voluntad de Dios es otro tema abundante en las escrituras. Es un tema sobre el que a
menudo nos cuestionamos de manera incorrecta. Muchos pasan horas, tras horas, tras horas,
procurando hallar la voluntad de Dios para sus vidas, donde claramente ya el Señor se ha
pronunciado al respecto.
El hno. Blackaby claramente ilustró el tema de la voluntad de Dios en su obrar diciendo
que no hacemos la pregunta incorrecta cuando cuestionamos a Dios sobre su voluntad para
mi vida, en lugar de pedirle a Dios que no ayude a ver donde el se mueve para unirnos a el en
su obrar.
El pasaje en cuestión establece las responsabilidades generales de la gente que procura
permanecer en la voluntad de Dios. En resumen claramente establece que la voluntad de Dios
es: "que haciendo el bien hagan callar la ignorancia de los hombres brutos".
Si una tesis general podemos sacar del pasaje es que tu y yo estamos llamados a hacer el
bien.
Hay tres cosas que Dios nos dice en este pasaje acerca de su voluntada:

1. Que la voluntad de Dios es que hagas el bien,


2. Que su voluntad es que vivamos la libertad cristiana en su justa dimensión,
3. Que la voluntad de Dios es que demos la atención debida a cada quien según su
posición.
Aquí se ajusta perfectamente el dicho de que no le pagues al otro con la misma moneda y
que al que te hiera en la mejilla derecha le vuelvas la izquierda. La voluntad de Dios se
resume en hacer bien a todos, mayormente a los de la familia de la fe. La guerra entre el
cuerpo y el espíritu se gana haciendo el bien a todos.
Vivir la libertad cristiana en su justa dimensión claramente establece que debemos vivir
en libertad, pero esa libertad es la libertad de Dios. Claramente se excluye el libertinaje. Una
libertad que se enfoca en siempre hacer el bien. Una libertad que nunca busca pretextos, que
no tira canitas al aire y que nunca se sale de los límites que le han sido impuestos.

Ilustración: Un pez y el agua. Para ilustrar la libertad que tiene el creyente y sus límites.
Si un pez sale del agua, obviamente morirá, así que el pez es libre de nadar, comer, etc.
dentro del océano o del río, nunca fuera de el. Así mimo es la libertad cristiana, tiene sus
principios y sus límites. El límite es la voluntad del Soberano del reino (Dios).

Hacer la voluntad de Dios claramente establece tu deber con Dios y tu deber con los
hombres. Debes procurar:

1. Honrar a todos los seres humanos del planeta. Considerando a los demás como
superiores a ti mismo, sin tener mas alto concepto de ti que el que debes tener.
2. Amar a los hermanos con amor entrañable. Este es un deber de cada uno, una vez
que se ha hecho ciudadano del reino de Dios.
3. Temer a Dios.
4. Honrar y cooperar con el rey (autoridad).

Aplicación: amados hermanos, estamos en una guerra ideológica continua en nuestro


interior. El ejército enemigo tiene muchas ventajas porque se enfoca en lo que se ve y en lo
que le gusta a nuestra naturaleza pasada. También somos libres de hacer cuanto se nos ocurra.
Pero si eres cristiano, se te promete la victoria y la recompensa de la victoria, pero a costa de
vivir en la voluntad de Dios.

También podría gustarte