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FACULTAD TEOLÓGICA U.E.B.E.

Informe de lectura
Alumno: Eliezer Bueno Martín Fecha: 28/09/2017
Asignatura: Ética II Tema: Ley y Moral

¿Qué es la ley?

La ley es una regla impuesta por una autoridad superior para regular aspectos de las
relaciones sociales.1 La ley está intimamente ligada a su vez a la justicia, en prácticamente toda
sociedad se considera que hacer justicia es hacer cumplir la ley, a pesar de que esta sea en ocasiones
desproporcionada o injusta.
A lo largo de los siglos y según la cultura ha habido cientos de leyes diferentes. Actualmente
a la ley suprema de los distintos paises se le llama “constitución”, esta es la base de todas las leyes
que regirán el país. Debido a los cambios y la evolución de la sociedad y a las necesidades que van
surgiendo las constituciones pueden ir cambiando, un ejemplo claro de esto es el de los Estados
Unidos de América, cuya carta magna ha sufrido veintisiete enmiendas (la última en 1992)2. Las
enmiendas y los cambios en las constituciones se hacen con la intención de crear una sociedad mas
justa.
En la Biblia el concepto de ley que tenemos hoy en día cambia un poco, también sirve para
regular la sociedad judía y para establecer la justicia, pero además de eso, la ley también son
preceptos morales. La Ley de Dios no establece unicamente qué es legal o no, sino también qué es
bueno o malo, moral e inmoral. Lo que se muestra en el Antiguo Testamento es una ley inmutable,
no tiene enmiendas; y nos enseña qué es pecado, es decir, aquello que nos impide acercanos al Dios
tres veces Santo.

La ley en el Antiguo Testamento.

La ley es dada al pueblo de Israel en Éxodo comenzando con los diez mandamientos, y se
desarolla en los siguientes libros del Pentateuco. A pesar de ser una norma moral para el hombre,
hecha para el Pueblo de Dios, una nación muy concreta, esta era quebrantada constantemente
durante el Antiguo Testamento, lo vemos especialmente presente en el libro de lo Jueces, donde
Israel entró en un ciclo de pecado que se repetía cada pocos años al apartarse de la ley, era un
pueblo profundamente inmoral que hacía lo malo que había en sus corazones y no solo eso, sino que
copiaba y reproducía las pervesiones de los pueblos con los que tomaba contacto en la tierra de
Canaán.
Si la ley tenía una moral perfecta, la ley fue dada por Dios ¿Por qué el hombre la
quebrantaba constantemente? La respuestas es sencilla: la naturaleza pecaminosa y caida del
hombre tiende a hacer lo malo, “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto,
pero ellos buscaron muchas perversiones.” Eclesiastés 9:29.
Por tanto, viendo lo ocurrido en el Antiguo Testamento podemos concluir que aun la más
perfecta de las leyes no hace que el hombre viva conforme a ella, ni de forma moral y correcta
delante de Dios. No podemos concluir que es culpa de la ley en sí, sino del propio ser humano que
la quebranta constantemente.

La relación entre la ley, la justicia y la moral.

Como se ha dicho anteriormente la ley sirve para regular las normas que rigen la sociedad y
como base para aplicar la justicia. Pero, ¿es lo mismo ley, justicia y moral?, veámoslo con un
ejemplo simple. Durante el ascenso del nazismo en Alemania al final de la década del 30 y

1Diccionario de la RAE, “ley”, http://dle.rae.es/?id=NDJCjq8


2Wikipedia, “Anexo: enmiendas constitución de los Estados Unidos”, https://es.wikipedia.org/
principios de los años 40 del pasado siglo, el régimen totalitarista dirigido por Adolf Hitler
promulgó una ley llamada “Aktion T4”, en ella se legalizaba la “eutanasia involuntaria” a personas
que sufrían discapacidad psíquica o mental alegando que era un “acto de misericordia”. Este
ejemplo sobre una ley horrible puede aclararnos la cuestión que vemos: ¿era legal? Si, ¿era justo?
Lo era (si aceptamos justicia como cumplimiento de la ley) ¿era moral? Rotundamente no.
Con un ejemplo tan extremo podemos visualizar bien que en ocasiones las leyes no son
morales o éticas. Como cristianos nuestra moral va más allá del simple sentido común, ya que
nuestra moral está o debe estar basada en la Santidad de Dios y en el ejemplo de nuestro Señor
Jesús, ya que el sentido común diría que odies a quien te odia, pero Cristo nos enseña que debemos
amar al que nos odia.

El cristiano y las leyes modernas.

Como hemos visto las leyes pueden no ser morales, especialmente desde el pundo de vista
cristiano. Es entonces donde debemos preguntarnos ¿qué debe hacer el cristiano? En el libro de
John Stott “La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos” presenta tres opciones:

• La imposición: Es decir, nuestro deber como cristianos, al tener una moral “superior” es
imponer nuestro criterio en cuanto a las leyes promulgadas. En el libro pone el ejemplo de la
Ley Seca en los Estados Unidos, que intentaba imponer la abstinencia en la sociedad debido
al problema del alcoholismo; esta ley no solamente no hizo que la gente dejara la bebida
sino que creó un auténtico sindicato del crimen basado en la venta ilegal de alcohol, las
mafias se multiplicaban en cada ciudad, en Chicago apareció uno de los personajes más
conocido de este mundillo, Al Capone, quien se sabe que cometió varios asesinatos. Es decir
que la imposición no es una solución para que las personas vivan con una moral que se
ajuste a los designios de Dios.
Otro ejemplo claro de los peligros de la imposición lo encontramos en el Nuevo Testamento:
los fariseos. Este grupo sectario del judaísmo vivía aplicando de forma severa su
interpretación de la ley de Dios, pero el celo por la misma les había cegado olvidándose del
amor a Dios y al prógimo, lo que hizo algo que en un principio debería haber sido bueno se
transforara en una abominación a los ojos de Cristo. El propio Jesús denuncia a este grupo y
la imposición de la ley en su discurso en Mateo 23.
• La impasibilidad: En el otro extremo encontramos la impasibilidad, esta se disfraza de
tolerancia. En ocasiones los cristianos debemos declaranos en contra de leyes que son
intrínsecamente amorales, hemos visto el ejemplo de la “eutanasia” en el nazismo, pero
podemos ver otros casos como la esclavitud. El mostrarnos impasibles ante la inmoralidad y
la atrocidad nos convierte en cómplices de ese acto de forma indirecta. El cristiano no
debería poder callar cuando la moralidad de su alrededor es casi inexistente, esto debería
provocar en él un sentimiento de incomodidad y de rechazo.
El ejemplo bíblico de cómo afecta esto a los hombres lo encontramos en el Antiguo
Testamento, cuando el pueblo era impasible y convivía con otras naciones, esto provocó que
se contaminaran y acabaran adoptando las costumbres paganas y la inmoralidad de los
Cananeos, Jebuseos, Amorreos, etc.
• El término medio: En lo personal estoy en contra de los extremos: el fascismo, con su
vertiente más cruel, el nazismo y el comunisimo, con el extremo del estalinismo, llegan
incluso a tocarse entre sí. En el caso que nos ocupa pienso que tanto la impasibilidad como
la imposición con respecto a las leyes no son posturas que el cristiano deba adoptar.
En primer lugar la impasibilidad nos llevará a adoptar, ver como cosas normales e incluso
buenas aquello que es aborrecible a los ojos de Dios, querremos “respetar” tanto a todo el
mundo que nos veremos inmersos en los valores que este mundo caído. Por otro lado, la
imposición no funciona, como hemos visto, el mundo tenderá al pecado debido a su
naturaleza caída, y el imponer leyes acordes a la moral cristiana no asegura su cumplimiento
y no salva a las personas, no hacen que cambien.
Pienso que el ideal, a lo que debería aspirar el cristiano es a la predicación del Evangelio, no
renovar las leyes en sí, sino que las personas sean renovadas mediante la acción del Espíritu
Santo y la redención por la sangre de Jesús, solamente así una persona podrá vivir de
manera íntegra y moral, obviamente esto no erradica el pecado del ser humano, no hará un
mundo perfecto porque siempre tenderemos a caer hacia el pecado, pero el ser renovado por
el Espíritu ayudará a vivir de la forma más ética posible.

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