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Informe de lectura
Alumno: Eliezer Bueno Martín Fecha: 09/05/2017
Asignatura: Ética I Tema: Uso de la lengua en Proverbios.
“La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.”
Proverbios 18:21
“El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.”
Proverbios 13:3
Anteriormente hemos visto que los comentarios mal intencionados pueden provocar dolor en
las personas que son objetos de los mismos. Pero también pueden serlo comentarios que, sin tener
mala intención, están fuera de lugar o de contexto pueden provocar un efecto igual o incluso más
dañino que un comentario hecho con malicia.
En Éxodo 22:28 “No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.”
Podemos ver el peligro de la injuria, a las autoridades, si pensamos en aquel tiempo no existía la
libertad que tenemos hoy para hacer críticas libremente sobre el gobierno, no había democracia, el
rey hacía y deshacía como quería, los magistrados tenían potestad para condenar a una persona a
muerte con la autoridad del rey. No es de extrañar que el que refrenase su lengua ante una sentencia
podría salvar su propia vida, de lo contrario podía ser condenado a muerte o incluso perder sus
posesiones, dejando a toda la familia sin sustento.
Santiago conoce esto muy bien “Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben
estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.” Santiago 1:9. Siendo lentos
para hablar (refrenando la lengua) podemos evitar no solamente el daño propio sino también el
ajeno. La recomendación del apóstol es también la de saber escuchar a los demás, quizás todos
nosotros podríamos ahorrarnos discusiones, disensiones y malos entendidos si siguiéramos la
recomendación de Santiago de estar listos para escuchar y entender a nuestro prójimo. Tanto de las
buenas o de las malas palabras tendremos que rendir cuentas (Mateo 12:36)
“La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.”
Proverbios 15:4
Es constante en todo el libro de Proverbios ese doble rasero del uso de las palabras, unas
acusan, matan, hieren, destruyen, deprimen y otras calman, salvan, dan fuerza al espíritu. Con un
mismo órgano podemos bendecir y maldecir: “De una misma boca salen bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.” Santiago 3:10. Sin embargo la conclusión del apóstol es que
no podemos vivir así, sobre todo si hemos sido restaurados por Cristo, nuestro corazón ha tenido
que ser transformado y por tanto: “El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su
corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que
abunda en su corazón habla su boca.” Lucas 6:45. Si hemos sido transformado y nuestro corazón
renovado nuestra boca no puede o no debe decir lo mismo que antes, si nuestro corazón está lleno
de gozo, hablaremos de gozo, si está lleno de odio y amargura, de nuestra boca brotará críticas y
disensiones.
Como cristianos debemos estar conscientes de estos dos usos de la lengua, ser prudentes a la
hora de usarlos saber qué debemos decir y cuando, hay momentos en los que es mejor estar en
silencio. Nuestras palabras deben ser de bendición y edificación incluso con los no creyentes, a los
que debemos testificar acerca de Dios: “Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo,
aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de
buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.” Colosenses 4:5-6.
Es fácil perderse en el mal uso de la lengua, ya que una de las cosas más comunes y
“divertidas” es la crítica, especialmente a una tercera persona no presente. Es algo en lo que todos
hemos caído alguna vez, a veces con demasiada frecuencia. “Con la boca el impío destruye a su
prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento.” Proverbios 11:9, podemos ver que incluso
se llega a destruir vidas, la vida del prójimo.
En definitiva, con la lengua podemos edificar y destruir, animar o desanimar, dar vida o
matar, todo depende del uso que le demos con nuestra lengua podemos testificar acerca de Jesús o
negarle. La enseñanza que nos habla la Palabra de Dios, en especial Proverbios es que ese
instrumento tan poderoso debe usarse con prudencia, ya que los efectos pueden ser maravillosos o
nefastos.