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1-No hay oposición entre Dios de los Filósofos y el Dios de la Revelación -explique
(1Cor 5-1 y Hch 12,22-31)
No hay oposición porque en las dos se busca el bien del ser humano. Se dio la
tendencia de oponer al Dios de los filósofos con el Dios de la revelación, al Dios de
Abrahan, Isac, Jacob, al Dios de los filósofos. El Dios de los vivos, hay que saber
que hay continuidad entre el uso de la razón y la revelación, en efecto el Dios que
nos hable es el que nos ha dado la inteligencia para que lo juzguemos, no puede
darse contradicción entre fe y razón. Es el mismo Dios y no hay contradicción en
Dios. Concientes por otra parte que hay una continuidad ascendente desde el
Antiguo Testamento hasta la plenitud ofrecida en Cristo.
Baltazar dice que es una tentación el hablar del Dios de los filósofos igual que el
Dios de la revelación, porque la razón siempre busca su propia presa.
2-El tema Dios, es el “problema esencial del hombre esencial”: explique esta afirmación ya
clásica.
La historia del hombre de la humanidad es también historia de la religión de la humanidad,
más aún constatamos, que la clave de lectura de cualquier cultura es su propia religión, no
hay cultura atea. Por otra parte constatamos que el problema de Dios se nos impone porque
es propio del hombre cuestionarse, sorprenderse, Aristóteles afirmó con insistencia que el
comienzo de la ciencia es la sorpresam maravillarse. No sólo Dios es cuestionable sino que
llega a ser el “problema de Dios escencial del hombre escencial”. El problema escencial
porque es el problema fundamental de sentido, interesa todas las esferas del ser humano,
nada se escapa del problema de Dios (dolor, muerte, enfermedad, relaciones). Del hombre
escencial en cuanto que interesa a todo hombre, nadie puede precendir de este problema,
nadie puede decir que no le interesa. Y todo esto nos hace comprender que el problema de
Dios es como un bulto que constantemente nos acompaña y eso nos pone de relieve que el
problema de Dios es de una actualidad perenne y pretender excluirlo, pretender la muerte
de Dios implica la muerte del hombre, de aquí la íntima conección del problema de Dios y
el problema de los valores.
Arrianismo: Herejía que defendía que el Hijo de Dios (Jesús) era solamente una criatura (la
primera), perfecta. Equivale a “subordinacionismo”.
Docetismo: De “dokein”, parecer; herejía que sostenía que el Hijo de Dios parecía
solamente que fuera un ser humano (no hubo verdadera encarnación).
Monofisismo: Herejía que sostenía que en Cristo la humanidad estaba como “fundida en la
divinidad y, por ende, sólo había en el una naturaleza, la divina.
Nestorianismo: Sostenía que en Cristo hagía “como” dos personas, la divina del Logos
(Verbo) y la humana de Jesús (María entonces, “Christotocos”).
Monotelismo: Afirmaba que en Jesús hay solo una voluntad, la divina y no la humana (NB.
terminología).
Modalismo: (de las primeras): afirmaba que cada nombre referido a la Trinidad, no
indicaba a personas distintas, sino a “modos” para significar lo mismo.
Pneumatómakos: con este término se indicaban a cuantos negaban la divinidad del Espíritu
Santo (cfr. Concilio de Constantinopla 381).