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UNIVERSIDAD TEOLÓGICA DE AMÉRICA CENTRAL

CURSO DE TIPOS DE ANÁLISIS


PROFESOR: Dr. Javier Torres V. ALUMNO: Fr. Robinson Brenes N. OFM Cap.
Resumen: LA SOCIEDAD FRAGMENTADA

En cuanto a los análisis que se deben realizar para involucrar las minorías
políticas en Latinoamérica, deberían hacerse mediante el fenómeno de la sociedad
fragmentada, porque es la base social propia de las democracias restringidas, mostrando
cómo la fragmentación de la sociedad transforma a las minorías o las totalidades de la
sociedad en un conjunto de grupos que son aislados que batallan entre sí, siendo entre
ellos víctimas y también culpables, por lo que se evita la construcción de hegemonías en
esas mayorías, condicionando un modo estructural de democracia.

Las minorías son un grupo social aislado de otros grupos sociales


imposibilitados para adquirir una hegemonía política, ya sea nula o muy escasa
posibilidad de producir políticas sociales o arbitrarias sometidas a condiciones de vida
por debajo del respeto de los derechos humanos fundamentales por otros pueblos.

La fragmentación social de la sociedad viene siendo una estrategia realizada por


el poder dominante, donde se acuñan los términos “sin techo”, desposeídos,
desempleados, drogadictos, prostitutas… para referirse a minorías que son desestimadas
por las hegemonías, para victimizar o para encasillar grupos sociales sin tener una
consecuencia positivas más que “señalar la llaga de la sociedad para hacerla notar,
manipulándola, pero no haciendo nada para ayudarle realmente a esa llaga para que se
vaya sanando”.

Podemos distinguir totalmente estas estrategias en el marco de las sociedades


hegemónicas: miembros del gobierno, empresarios, diplomáticos… que buscan
mencionar en sus discursos y en sus propuestas a estos grupos o minorías que son
oprimidas y sufrientes en la nación para así armar su estrategia de gobierno,
prometiendo prosperidad a los atribulados, pero cuando se buscan los medios
contundentes para lograr esa empresa, simplemente no se encuentran argumentos
convincentes, pensemos en la campaña política de Daniel Ortega en Nicaragua.

El discurso de Ortega engloba lo que a la perfección se puede distinguir como


“el candidato del pueblo”, ese candidato que promete la paz y la fraternidad entre los

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sectores del Estado para llevar al país por el rumbo de la bonanza. Sin embargo, lo que
es una ponencia sentimental y empática, lo borra todo el historial de violaciones hacia
los derechos humanos del pueblo. Quiere jugar con la memoria de la gente mediante
trucos electorales, mostrando números distorsionados y cifras manipuladas a nivel
internacional para desviar el foco de atención de las convenciones internacionales.

Estas minorías sociales, que en número mas bien son mayoría, viene a establecer
una queja total hacia las actitudes dictatoriales de Daniel y buscan en otros
representantes llevar a Nicaragua a un cambio de aires y poder salir, por primera vez
desde hace décadas, de un estancamiento socioeconómico que se ve reflejada por la
infraestructura, la salud, la educación, el sector industria, las inversiones extranjeras…

“La sociedad fragmentada es la condición de nuestros pueblos, trabados en


contradicciones superficiales, desorientados respecto a objetivos comunes,
imposibilitados de asumir luchas colectivas” (Binder, 1991, p. 102). Lo anterior
sintetiza la maniobra electoral de muchos gobernantes, en este caso veremos en Ortega
los usos frecuentes de esta estrategia que busca desorientar a la población, para que sea
la información distorsionada el alimento mental que confunda y logre la cortina de
humo.

Los militares y las fuerzas armadas, constituyen un medio formidable para que el
gobierno ejerza su plan de minorizar y aislar a los sectores más crudos, porque “la unión
hace la fuerza” y la unión de las “minorías” constituyen el principal miedo de Ortega,
porque en número superan a cualquier otro sector hegemónico. Es por eso, que
cualquier líder contrario al gobierno es una potencial alarma y amenaza a los planes de
dictadura de Ortega y Murillo para las elecciones.

Como dice Binder, la estrategia de planeamiento para poder desorientar al


pueblo la ejecutan mediante tres aspectos imprescindibles:

“a) la atomización de la sociedad en grupos con escasa capacidad de poder; b) la


orientación de esos grupos hacia fines exclusivos y parciales, que no susciten adhesión;
c) la anulación de su capacidad negociadora para celebrar «pactos».” (p. 104)
El poder “sacar trapos sucios” de cada minoría para poderlas entre ellas en
discusión y tensiones es un medio muy eficaz para que las hegemonías no tengan que
ensuciar las manos y a la vez, reflejen que ellas mismas, las hegemonías, no están para

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oprimir, sino para extender una mano y colaborar a esas minorías que sufren y que
luchan por sus derechos y por mejores oportunidades, ya que la otra minoría sería
“ilusoriamente” la amenaza y no el gobierno, es decir, Ortega sería el lobo que se
vestiría con traje de oveja.
A nivel temporal, se busca que la visión de futuro y de presente no exista, sino
que la opresión sea el foco de atención, no haya ninguna visión que no busque
soluciones, sino que ande proyectando las causas para mantener a la sociedad
minoritaria en la jaula del estancamiento y de la crisis, porque solo enfocándose en la
crisis es como se aborrece y se maldice la situación actual y es más fácil que el pueblo
en su ansiedad y su estrés busque apoyarse en cualquier oferta que le ofrezcan, aquí es
donde aparece extendiendo Ortega la mano.
Acá binder muestra lo que pretenden los políticos: el presente se define como
algo nuevo, como una nueva fundación, que no tiene que saldar ninguna deuda
con el pasado; pero, a la vez, se presenta como la restauración de un tiempo
idílico. La estrategia milenarista busca apropiarse de la historia y con ella busca
adueñarse de la conciencia histórica, generando un vaciamiento de la conciencia
colectiva. (p.106)
Otra estrategia, como lo muestra Ortega, es buscar engalanar su discurso
recordando los momentos dorados del sandinismo, bajo los ideales de la libertad y de la
justicia, cuando en esas épocas el pueblo victorioso se alza contra los “yankis” que son
los opresores y los enemigos. Esos mismo enemigos, según usa Daniel frecuentemente
en sus discursos, son los que afligen y amenazan el país, desviando así los ojos del
pueblo a un enemigo que no es directamente el causante de la crisis del país:

El mecanismo de desorientación es sencillo: a) Se elige un determinado


momento histórico; b) se lo define de un modo simple, destacando todas sus
bondades; c) luego todo lo que ha ocurrido desde ese momento hasta el presente
es una pérdida, un retroceso, la destrucción de la edad de oro (así se presenta a la
historia nacional, como una historia de la decadencia); d) por lo tanto, es
necesario restaurar aquel momento glorioso y esa restauración es el único
camino posible. (p. 106)

También actualmente se refleja esa sed de poder de Daniel mediante las


reformas en las leyes ejecutivas en pro de su permanencia en el gobierno y cómo busca
también librar su camino electoral de cualquier amenaza de contrarios que quieran

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valientemente manifestar su disconformidad ante el trato inhumano que ha recibido el
pueblo y de las vidas inocentes que han pagado la avaricia de esa tiranía. Eso lo
ejemplifica la gran cantidad de precandidatos que han sido llevados a la cárcel por la
policía nicaragüense porque han buscado establecer partidos políticos que aspiren al
gobierno del país.

Fuente:

Binder, A. (1991) «La sociedad fragmentada». Nueva Sociedad 111: 100-108.

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