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Tema 1

Crisis de la monarquía borbónica. La guerra de


Independencia y los comienzos de la revolución liberal.
La Constitución de 1812

Los fusilamientos del 3 de mayo.


“Francisco de Goya”.

Álvaro Ruiz
Tema 1

INTRODUCCIÓN
El siglo XIX español constituirá el intento de construcción del estado liberal. La
modernización del país no había sido posible mediante el reformismo ilustrado y el Antiguo
Régimen entrará en crisis hasta la configuración de un estado moderno, en la que se enmarcaran
sucesivas fases.
Con la guerra contra los franceses (1808-1814) el pueblo español adquirió conciencia de su
entidad nacional y su soberanía. El reinado de Fernando VII (1814-1833) supuso la reacción a las
reformas logradas continuando con el absolutismo. A su muerte, su hija Isabel II (1833-1868)
protagonizará el cambio a la monarquía de corte constitucional.

1. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.
1.1. La crisis de la monarquía de Carlos IV.
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX el estado absolutista entra en crisis. El rey Carlos
IV, deja en manos de su primer ministro Godoy el gobierno de España, quien intentará tímidas
reformas, lo que no evitará la quiebra absoluta. La situación del estado a finales de 1807, social
y económicamente es muy grave, guerras, hambrunas, epidemias y el colapsado comercio con
las colonias agravó la situación. El endeudamiento del estado, provoca su bancarrota y los
intentos de Godoy por remediarlo, a través de los vales reales, o de su tímida desamortización
(1789) no consiguen frenar la quiebra. Al ver esta situación, lo grupos privilegiados se agruparon
en torno al príncipe heredero, Fernando, a quien veían como único salvador. En 1807, se
descubrió una conspiración del príncipe, conocida como el proceso de El Escorial, en el que
Fernando tuvo que pedir perdón a sus padres por conspirar contra ellos.
Por otro lado, el bloqueo continental contra Gran Bretaña y la ayuda de Portugal a los
británicos, supuso la necesidad de invasión del territorio luso por las tropas de Napoleón. En 1807
se firma el Tratado de Fontainebleu* por el que Francia y España se concertaban para atacar e
invadir a Portugal, autorizando el paso a las tropas francesas. En febrero de 1808, las tropas del
general Murat acuartelan distintas ciudades españolas. Los partidarios de Fernando inculpan a
Godoy y la noche del 17-18 de marzo de 1808, se produce el asalto al palacio real, conocido como
Motín de Aranjuez, en el que el valido es depuesto y Carlos IV abdica en nombre de su hijo
Fernando VII. 4 días más tarde, Murat entraba en Madrid y ocupaba las plazas más importantes
de España.

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Ante este panorama nacional, Napoleón consigue que tanto Carlos como Fernando
abdiquen en él, entregando la corona de España a su hermano José I. Esto se conoce como las
abdicaciones de Bayona (1-7 mayo 1808).
José I reinó en España hasta 1813 en una situación de guerra que hizo su gobierno muy
difícil. Durante su gobierno, los franceses impusieron los principios del liberalismo político
mediante el Estatuto de Bayona, un texto redactado por ilustrados españoles. Se trataba de una
carta otorgada* pues no respondía a una decisión popular sino a una imposición imperial. El
texto defendía:
 Concentración de todos los poderes bajo la Figuera del rey, aunque con tres órganos
consultivos: el Senado, el Consejo de Estado y las Cortes.
 Declaración de derechos y algunas reformas de carácter liberal:
o Libertad de imprenta y comercio.
o Desamortización de las tierras del clero.
o Abolición de la inquisición.

1.2. El levantamiento popular.

Como respuesta a la proclamación de José I como rey, el 2 de mayo de 1808 se produjo un


levantamiento popular, que fue duramente reprimido por el general Murat, hecho representada
en los fusilamientos del 3 de mayo de Goya. A pesar de la represión, la insurrección se extendió
a muchas localidades de España conforme llegaba la noticia de Madrid.
Ante esto, parte de las clases privilegiadas y las instituciones del Antiguo Régimen acataron la
autoridad francesa. La reacción popular fue distinta. El abandono del pueblo por parte de las
autoridades llevó a plantear la idea de la soberanía popular y la formación juntas provinciales.

A partir de 1809 sólo Cádiz pudo resistir con la ayuda inglesa. El ejército español se coordinó
mediante la Junta Central presidida por Floridablanca (entre otros), que fomentó una guerra de
desgaste de guerrillas a cuyos métodos había que sumarle el efecto desmoralizador.

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1.3. El desarrollo de la guerra.


La guerra se desarrolló en tres fases:
1. Éxitos españoles (1808): La ocupación de España no fue tan rápida como creía Napoleón.
La victoria española en Bailén el 19 de julio de 1808 abrió hacia la recuperación de Madrid,
obligando a José I a abandonar la capital española. Ante la falta de gobierno, el pueblo y las
regiones se organizaron en juntas.

2. Segunda Fase (1809-1811): El 2 de diciembre, el mismo Napoleón lideró un ejército (Grande


Armée) tomando de nuevo la capital española. La península fue dominada en su práctica
totalidad, sólo la guerra de guerrillas (Las guerrillas eran partidas de 15 a 200 hombres que
se refugiaban en las sierras, desde donde organizaban pequeños ataques cortando
suministros y reduciendo el número del enemigo. ofreció resistencia a los invasores. La
única ciudad que salvó la ocupación fue Cádiz, trasladándose allí la Junta Suprema.

3. Tercera fase (1812-1813): Desde el punto de vista militar, la situación comenzó a cambiar
a mediados de 1812 por varias razones:
 La campaña de Rusia, comandada por el propio Napoleón, obligó a la retirada de tropas de
España para centrarse en la defensa de otras zonas.
 La acción de la guerrilla, junto con el reconstruido ejército español y el apoyo de los
británicos (al mando del general Wellington) supuso el declive de la ocupación francesa en
el territorio peninsular.
Las victorias en Ciudad Rodrigo y Arapiles en julio 1812, y Vitoria y San Marcial en junio y
agosto de 1813, obligaron a José I a abdicar y devolver la corona a Fernando VII mediante
el Tratado de Valençay*. El 11 de abril de 1814 se firmó el armisticio con el reconocimiento
de la derrota francesa, concluyendo la guerra de la independencia española.

Las consecuencias de la guerra se pueden resumir en:


- Pérdidas humanas y económicas.
- Pérdida de la influencia político y militar en las colonias americanas.
- Difusión de las ideas liberales y de la soberanía popular manifestadas en la constitución de
1812.

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1.4. Grupos:
La invasión y evolución política de la España ocupada generó un proceso de confrontación
entre dos bandos, afrancesados y patriotas, y dentro de estos últimos, entre liberales y
absolutistas.
 Afrancesados: formado por intelectuales, altos funcionarios y una parte de la nobleza, la
cual, quiénes aceptaron de buen grado la invasión y lo que significaba (libertades políticas,
reformas económicas…) Procedían mayoritariamente de los sectores ilustrados, pensando
que las reformas, aunque vivieran de Napoleón, eran necesarias. Su obra más destacada
fue el Estatuto de Bayona de 1808.

 Patriotas: Defensores de la monarquía borbónica y contrarios a Napoleón. Entre ellos


diferenciamos dos posturas:

o Liberales: Vieron en la invasión una oportunidad de impulsar medidas y reformas


liberales (Floridablanca o Jovellanos). Defensores de los cambios emprendidos por
las Juntas y las Cortes. Sus referentes doctrinales lo encontramos en los ilustrados
franceses.
o Absolutistas: Defensores del sistema del Antiguo régimen, viendo en la invasión
francesa la justificación para mantener el sistema autoritaria y absolutista.

2. INICIOS DEL LIBERALISMO. LAS CORTES DE CÁDIZ.

Como hemos visto, la resistencia a las tropas francesas del 2 de mayo de 1808 se entendió
rápidamente por toda la nación. Casi del mismo modo, se constituyeron Juntas que pretendían
ordenar y articular la resistencia al invasor. Para coordinar los esfuerzos de las distintas Juntas,
se creó, el 25 de septiembre de 1808, la Junta Central que tenía como misión principal la
dirección de la guerra. Pronto fue adquiriendo conciencia de que la guerra destruyó el viejo
estado, siendo necesario su reconstrucción. De esta manera, la Junta Central preparó la
convocatoria de unas Cortes que aportasen soluciones para la reorganización de la vida política.

Celebradas las elecciones los diputados se reunieron en Cádiz en una única cámara y
establecieron el modelo de liberalismo español del siglo XIX, proclamando la soberanía nacional
y afirmando el carácter constituyente de las mismas, elaborando una Constitución.

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Así el día de San José, el 19 marzo de 1812, las Cortes aprueban la 1ª Carta Magna de la historia
española. Consta de 384 artículos, de ideología liberal y se desgrana principalmente en:

- Soberanía nacional: el poder procede de la nación, poniendo fin al principio


absolutista. Se incluían los españoles de ambos hemisferios (americanos).
- Monarquía moderna (parlamentaria) y hereditaria.
- Separación de poderes: preeminencia del legislativo sobre el ejecutivo.
o Ejecutivo----el rey, pero limitado por el parlamento.
o Legislativo---Cortes unicamerales.
o Judicial-------Los tribunales.
- Sufragio universal masculino, indirecto o restringido (varones +25 años con
características económicas determinadas).
- Confesionalidad del Estado y exclusividad católica.
- Ejercito permanente bajo autoridad parlamentaria y Milicia nacional.
- Derechos individuales: igualdad ante la ley, propiedad, libertad de imprenta…
- País dividido en provincias e instituye la elección popular de los alcaldes.
- Libertad económica: supresión de los gremios, abolición de los señoríos, fin de la
Mesta, libertad de industria, desamortización de propiedades en manos muertas…

En su elaboración participaron liberales como Agustín Argüelles y Muñoz Torrero. Entre los
referentes ideológicos del liberalismo español es evidente la influencia de las ideas ilustradas
(constitución de 1791) y el sistema parlamentario inglés; la escuela clásica de Adam Smith influyó
en el pensamiento económico, y por supuesto la tradición teórica española de Vitoria y Suárez.
Los grupos sociales que protagonizaron la revolución fueron la nobleza y la burguesía, que al ser
una base social restringida pronto sucumbió con el regreso de Fernando VII.
La constitución apenas pudo aplicarse debido al contexto de guerra. La restauración
absolutista de 1814 la abolió. Pero su espíritu y su programa se convirtieron en un modelo para
el liberalismo y las revoluciones liberales.

3. CONCLUSIÓN.

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El 11 de diciembre de 1813 Napoleón, ante la derrota, firmó con Fernando VII el Tratado
de Valençay por el que le devolvía el trono español. A cambio Fernando se comprometía a no
tomar represalias contra Francia ni contra quienes habían colaborado con José I.
La vuelta de Fernando era ansiada por todos los españoles. Unos porque esperaban
retornar a su estatus previo a la guerra (los absolutistas). Otros, los liberales, se ilusionaban
pensando que se iniciaría un periodo de reformas a partir de que el rey sancionara y se
promulgara oficialmente la Constitución de 1812. Y para la gran mayoría de la población, ajenas
o ignorantes de reformas o continuismos, el regreso representaba la paz.
Desde el primer momento el rey era conocedor de lo que se esperaba de él por parte de
unos y otros. Pero en su fuero interno, educado en el absolutismo, temía verse obligado a
renunciar a sus ideas y prerrogativas.
Por ello en su vuelta de Francia, no se dirigió a Madrid donde le esperaban los liberales para
jurar la Constitución, sino a Valencia. Allí, el 16 de abril de 1814, un grupo de sesenta y nueve
diputados de las Cortes gaditanas de ideología absolutista le presentó el “Manifiesto de los
persas” por el que renegaban de lo acordado en Cádiz y le invitaban a rechazar el liberalismo y a
reinstaurar el absolutismo.
Encantado y sintiéndose apoyado, lo aprobó inmediatamente, y el 4 de mayo firmó el
Decreto por el que derogaba la Constitución de 1812 y condenaba la labor de las Cortes
gaditanas. Comenzó así su reinado con una política absolutista y con la persecución a todos
aquellos que se habían manifestado a favor del constitucionalismo. Pero los liberales continuaron
reuniéndose y conspirando en secreto, y en 1820 consiguieron con la ayuda de los militares dar
un golpe de estado y obligar al rey a jurar la Constitución liberal. Comenzó así un periodo
conocido como el “Trienio Liberal” (1820-1823). Acabó tres años después pues una fuerte
coalición de países europeos invadió España para reponer el absolutismo. Tras la victoria de las
tropas invasoras, Fernando VII derogó la Constitución e impuso de nuevo el absolutismo con el
que reinó otros diez años, hasta que murió en hasta 1833, en un periodo que se ha denominado
“la Década Ominosa” por su implacable persecución a los liberales

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