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HISTORIA DE ESPAÑA

SIGLO XIX

BLOQUE 4. La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833)


4.1. El reinado de Carlos IV. La Guerra de la Independencia.
4.2. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.
4.3. El reinado de Fernando VII: la cuestión sucesoria.
4.4. El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español en América

4.1. El reinado de Carlos IV. La Guerra de la Independencia.


El reinado de Carlos IV
Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808) se produjo un periodo de crisis en España muy
condicionado por los acontecimientos internacionales. El estallido de la revolución francesa en 1789
llevó al primer ministro Floridablanca a poner fin a las reformas ilustradas. Sin embargo, en 1792 es
sustituido por el conde Aranda y posteriormente por Godoy, que se convierte en valido gracias al
apoyo de la reina. En 1793 rompe la neutralidad y se une a la coalición antifrancesa, pero las derrotas
aconsejaron la firma de la Paz de Basilea (1795). Al año siguiente firmó con Francia el Tratado de San
Ildefonso frente a los británicos, lo que culminaría en el desastre de Trafalgar (1805). Además, hay
una crisis económica por el fin de las reformas ilustradas y el incremento del gasto militar, y una crisis
social, pues la alta nobleza y el clero se alejaron de Carlos IV por su confianza en Godoy, que tampoco
contaba con el apoyo del pueblo, principal víctima de la crisis económica.
A partir de 1807 una serie de acontecimientos provocarían el fin del reinado de Carlos IV y el
estallido de la guerra de Independencia. Napoleón, que quiere invadir Portugal (que no apoya el
Bloqueo Continental hacia Inglaterra) firma con Godoy el Tratado de Fontainebleau. Este implicaba
la autorización española para que tropas francesas atravesaran España, invadir Portugal de manera
conjunta y repartírsela. Las tropas francesas con unos 100.000 soldados se instalaron en España y
fueron ocupando las principales ciudades, realizando una invasión encubierta de España. En este
contexto hubo una conspiración del príncipe de Asturias, Fernando, para derrocar a Carlos IV, que fue
descubierta por Godoy, y fue perdonada por los reyes.

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En marzo de 1808 tuvo lugar el motín de Aranjuez, una revuelta popular contra Godoy
dirigida por un sector de la alta nobleza seguidora del príncipe Fernando, que acabó con la destitución
de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando.
Abdicaciones de Bayona. Ante estos acontecimientos Napoleón decidió que España
necesitaba un cambio: sustituir a los Borbones. Mandó llamar a la Familia Real española a la localidad
francesa de Bayona y consiguió que Fernando VII abdicara en su padre Carlos IV y este a su vez le
cediera la Corona española a Napoleón quien se la entregó a su hermano José I (junio de 1808). Se
elaboró una carta otorgada: el Estatuto de Bayona que liquidaba el Antiguo Régimen (igualdad ante
la ley, supresión de la Inquisición) y recogía una serie de derechos individuales como la inviolabilidad
del domicilio, la libertad de imprenta, de reunión o de propiedad.
Al mismo tiempo en Madrid se producía el levantamiento del 2 de mayo. La salida de los
últimos miembros de la familia real hacia Bayona y la presencia francesa provocaron la insurrección
del pueblo de Madrid protagonizada por personajes como Manuela Malasaña o los capitanes Daoiz
y Velarde, pero sofocada por las tropas francesas al mando de Murat Pero estos acontecimientos
provocaron la extensión de la revuelta a toda España (bando del alcalde de Móstoles y organización
de Juntas provinciales) y el inicio de la Guerra de Independencia.

La guerra de Independencia
La guerra enfrentó por un lado al ejército francés, apoyado por los afrancesados (minoría de
ilustrados que creía que un cambio dinástico posibilitaría una modernización de España) y por el otro
el ejército español con fuerte apoyo de la población española y del ejército británico.
La Guerra atravesó tres etapas:
La primera etapa tuvo lugar entre mayo y noviembre de 1808 la iniciativa correspondió al ejército
francés superior numérica y técnicamente, por lo terminarían ocupando España. Pero los franceses
encontraron resistencias inesperadas en algunas ciudades (sitios de Zaragoza con el General Palafox
o Gerona). Además, el general español Castaños con un ejército improvisado consiguió derrotar a los
franceses dirigidos por Dupont en la Batalla de Bailén el 19 de julio.
La segunda etapa comenzó en el otoño de 1808, cuando Napoleón I decidió ponerse al mando de las
operaciones al frente de un ejército de 250.000 soldados. Napoleón consiguió en poco tiempo
controlar Madrid y Burgos. Además, obligó a la Junta Central a trasladarse a Sevilla. Los franceses
consiguieron que las tropas británicas aliadas de España, y dirigidas por el Duque de Wellington se

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retiraran de La Coruña hacia Portugal. En 1810, Napoleón había conseguido controlar todas las
ciudades importantes y las principales vías de comunicación. Sin embargo, en el ámbito rural el
ejército francés tuvo que hacer frente a las guerrillas: pequeños grupos de paisanos conocedores del
terreno que hostigaban al ejército francés. Estos guerrilleros no se atenían a reglas militares ni a
disciplina y causaban bajas a los franceses, pero también un miedo psicológico, ya que los soldados
franceses no sabían quién podía ser su enemigo y esto no les permitía maniobrar con facilidad.
Destacaron caudillos como Espoz y Mina o El Empecinado.
La tercera etapa (1812-13) supuso el retroceso francés. Los ataques del ejército británico dirigido
por el duque de Wellington y la retirada de tropas de élite francesas para invadir Rusia provocaron las
derrotas en las batallas de Arapiles (1812) en Salamanca, Vitoria (1813) y San Marcial (1813) en el
País Vasco. Fernando VII y Napoleón firmaron el Tratado de Valençay en diciembre de 1813. Napoleón
le devolvía el trono y los franceses abandonaban España.

4.2. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.


Las Cortes de Cádiz.
Al estallar el conflicto los patriotas se organizaron en Juntas locales que para coordinarse
nombraron una Junta Central Suprema que en septiembre de 1808 asumió el poder en nombre de
Fernando VII. Un sector de las Juntas reclamaba cambios políticos y ante eso en 1809, la Junta Central
convocó Cortes Generales y Extraordinarias. Se decidió que los representantes fueran elegidos
mediante sufragio universal. En enero de 1810 ante las derrotas en la guerra, la Junta Suprema se
disolvió siendo sustituida por un Consejo de Regencia establecido en Cádiz que mantuvo la
convocatoria.
El origen de los diputados era muy diverso tanto social como territorialmente. Procedían del
clero, nobleza y burguesía (sin ningún representante de las clases populares). No se agrupaban en
partidos, pero muy pronto se formaron dos grupos de diputados enfrentados: los liberales y los
absolutistas. Los liberales (burguesía, militares, funcionarios y profesiones liberales) eran partidarios
de reformas inspiradas en los principios de la Revolución Francesa y querían unas Cortes
constituyentes. Mientras que los absolutistas (nobleza y clero) eran partidarios del mantenimiento
del Antiguo Régimen y unas Cortes estamentales limitadas a dirigir la guerra.

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En las Cortes los liberales eran mayoría debido a la ausencia por causa de la guerra de
representantes provinciales de la nobleza y el clero, que fueron sustituidos por comerciantes de esas
provincias que se encontraban en Cádiz en su mayoría de tendencia liberal. En la sesión inaugural en
septiembre de 1810 aprovecharon su mayoría para imponer el voto individual e iniciar la primera
revolución liberal burguesa de España, con dos objetivos: adoptar reformas que acabaran las
estructuras del Antiguo Régimen y aprobar una Constitución que cambiara el régimen político del
país. El primer decreto de las Cortes reconocía a Fernando VII como rey legítimo, pero establecía la
soberanía nacional y la división de poderes.
Posteriormente continuó una labor legislativa de carácter liberal:
- Reconocimiento de derechos y libertades individuales (libertad de imprenta y de reunión)
- Se abolió el régimen señorial, que implicaba la supresión de los señoríos jurisdiccionales por la que
los campesinos estaban sujetos a la nobleza
- Se suprimió la Inquisición.
- En el terreno económico, se suprimieron los gremios estableciendo la libertad económica, comercial,
de trabajo y de fabricación.
- Elaboraron la constitución de 1812

La Constitución de 1812.
La Constitución de Cádiz fue aprobada el 19 de marzo de 1812 y popularmente conocida como
“La Pepa”, fue la primera constitución de España y uno de los grandes textos liberales de la historia
inspiradora de otras constituciones como la de Portugal, Piamonte o naciones iberoamericanas. Los
diputados liberales Agustín Argüelles, Muñoz Torrero y Pérez de Castro son las figuras más destacadas
en su elaboración.
Tenía 384 artículos y estas son sus principales características:
- Soberanía nacional. El poder reside en la nación como conjunto a través de sus representantes en
Cortes, idea opuesta a la soberanía monárquica.
- División de poderes. Establecía tres: legislativo, judicial y ejecutivo.
El poder legislativo correspondía a unas Cortes unicamerales, que estaban formadas por los
diputados, encargados de elaborar las leyes. El rey puede proponer leyes, pero solo las Cortes las las
aprobaban o rechazaban.
El poder ejecutivo correspondía al Rey, pero con importantes limitaciones: sus órdenes deben ir
validadas por la firma del Ministro correspondiente, no puede disolver las Cortes y el derecho de veto

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(paralización de cualquier medida) era solo suspensivo, tras ello la decisión de las Cortes se convierte
en ley.
El poder judicial correspondía a jueces independientes.
- El sistema electoral era complejo, ya que se estableció el sufragio universal masculino indirecto. por
el cual tenían derecho a voto todos los hombres mayores de 25 años, que elegían a unos
compromisarios que a su vez elegían a los diputados.
- Se reconocen derechos individuales: a la educación primaria pública y obligatoria, libertad de
expresión e imprenta, inviolabilidad del domicilio, libre propiedad e igualdad jurídica de los
ciudadanos ante la ley. Esto supuso el fin de los privilegios estamentales, es decir, la nobleza y el clero
tenían que regirse por un código penal igual para todos los ciudadanos sin tener en cuenta la
condición social.
- Sin embargo, El catolicismo es la única confesión religiosa permitida. La necesidad de contar con la
colaboración del clero en la lucha contra los franceses explica este rasgo intolerante que choca con el
espíritu avanzado de la constitución.
- Se crea la Milicia Nacional como cuerpo armado de voluntarios para defender la Constitución.

La Constitución estuvo vigente entre 1812 y 1814, durante el Trienio Liberal (1820-23) y
durante la regencia de María Cristina (1836-37).

4.3. El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria.


El reinado de Fernando VII estuvo marcado por la disputa entre absolutismo y liberalismo, dos
sistemas políticos incompatibles. Atravesó tres fases bien diferenciadas:

El sexenio absolutista (1814-1820)


En diciembre de 1813, Napoleón había devuelto el trono a Fernando VII por el Tratado de
Valencay. En enero de 1814 Fernando VII atravesó los Pirineos y las Cortes abandonaron Cádiz y se
instalaron en Madrid esperando que el Rey jurara la Constitución de 1812. Fernando VII se dirigió a
Valencia y fue aclamado por el pueblo. Allí recibió el apoyo del capitán general Elio, un absolutista
que le propuso recuperar todo su poder, que era limitado por la Constitución de 1812 y en abril recibió
el Manifiesto de los Persas firmado por 69 diputados absolutistas, en este texto le reclamaban la

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suspensión de la Constitución de Cádiz y la restauración del absolutismo. Ante esta situación en mayo
Fernando VII promulgó el Decreto de Valencia, por el que se anulaba la legislación de las Cortes de
Cádiz, incluyendo la Constitución. Fernando VII restablecía así el Antiguo Régimen y dio comienzo a
la persecución de los liberales cuyos diputados liberales más destacados fueron encarcelados y unos
15.000 partieron al exilio.
Fernando VII gobernó con una camarilla (grupo de adeptos, amigos y aduladores), que no fueron
capaces de hacer frente a la crisis económica (la nobleza, el clero y la burguesía no pagaban
impuestos). En el contexto internacional, las colonias de América comenzaron a independizarse y
España pasó a ser una potencia sin la menor relevancia. En 1815 tuvo lugar el Congreso de Viena, en
el que no se atendieron nuestras reclamaciones.
Los liberales tenían poco apoyo popular: no había prensa escrita y la mayoría de la población
era analfabeta. Se organizaron en la clandestinidad buscando el apoyo del ejército donde la ideología
liberal había calado. Se producen pronunciamientos para que Fernando VII aceptara la Constitución
como los del general Espoz y Mina en Pamplona, Díaz Porlier en La Coruña y Lacy en Barcelona. Todos
consiguen controlar la ciudad donde tienen su origen, pero terminan fracasando al intentar extender
la revolución liberal por el país.
Sin embargo, en 1820 tuvo lugar un movimiento liberal que triunfó: el coronel Rafael de Riego con un
ejército en Cabezas de San Juan (Sevilla), que debería haber tomado rumbo a América se sublevó y
ante su avance hacia Madrid empujó a jurar la Constitución de 1812 a Fernando VII.

El Trienio Liberal (1820-1823)


Con los liberales en el poder se restableció la Constitución de 1812 y las libertades
individuales. Los exiliados regresaron y los encarcelados fueron liberados, las Cortes volvieron a ser
convocadas. España volvía a ser una monarquía constitucional. Durante este periodo se promulgó un
Código Penal moderno, una nueva ley educativa que establecía la enseñanza pública dividida en tres
grados: primaria, secundaria y universitaria, se abolieron el régimen señorial y la Inquisición y se
intentó reformar la Hacienda pública con métodos modernos. Los liberales tuvieron la oposición de
la Iglesia católica y de la nobleza por sus medidas reformadoras, además de la deslealtad de Fernando
VII que se oponía a la labor legislativa negándose a firmar los decretos. El liberalismo español no tenía
una gran base social, a excepción de las ciudades, donde había una burguesía incipiente. A estos hay
que unir a los militares y la masonería. Además, surgieron disputas ente los moderados que querían

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reformas limitadas siguiendo la Constitución y el sufragio censitario y los exaltados que querían
reformas radicales y sufragio universal.
Fernando VII conspiró junto a los absolutistas. En Cataluña se organizaron grupos armados
que formaron la Regencia de Urgel, que se consideraba único gobierno legítimo y grupos de
absolutistas solicitaron la intervención militar de la Santa Alianza para restaurar el absolutismo. En el
Congreso de Verona se aprobó la intervención y en abril de 1823 entraba en España un ejército
francés al mando del Duque de Angulema, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, que restablecieron
a Fernando VII en su trono absoluto.

La Década Ominosa (1823-1833)


El 1 de octubre de 1823 Fernando VII declaró nulos todos los actos de gobierno realizados
durante el Trienio Liberal y restableció todas las instituciones del Antiguo Régimen salvo la Inquisición
(sustituida por las Juntas de Fe). Se estableció una estricta censura y tuvo lugar una gran represión de
los liberales. Los más significados tuvieron que emigrar en masa (20.000) para evitar la muerte. Otros
como Rafael del Riego, el general Torrijos que intentó un pronunciamiento o Mariana Pineda fueron
ejecutados como medida ejemplificadora.
Para evitar la quiebra de la Hacienda (agravada por la falta de ingresos por la independencia
de las colonias americanas) se acercó a los liberales nombrando a ministros moderados e
introduciendo reformas económicas y administrativas que provocaron levantamientos de los
absolutistas más radicales, los llamados apostólicos, como el de los Malcontents (agraviados) en
Cataluña en 1827 que fueron duramente reprimidos.

La cuestión sucesoria
La falta de descendencia, unida a la mala salud de Fernando, hacía previsible la sucesión al
trono del infante Carlos M.ª Isidro, hermano del rey, y amigo de los absolutistas más radicales. Sin
embargo, en 1830, la reina María Cristina queda embarazada. En previsión de que el bebé fuese una
niña, Fernando VII derogó la Ley Sálica publicando la Pragmática Sanción, aprobada por Carlos IV en
1789 pero que no había sido promulgada. Así se permitía la sucesión femenina al trono y las
aspiraciones a la Corona de Carlos María Isidro, quedan truncadas con el nacimiento de la futura
Isabel II. En 1832 se producen los sucesos de La Granja, cuando los partidarios de Carlos, con el
ministro Calomarde a la cabeza, aprovechan el grave estado de salud del rey para anular la Pragmática

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Sanción. Sin embargo, al recuperarse éste, vuelve a derogar la Ley Sálica por segunda vez. El gobierno
es sustituido y Carlos expulsado a Portugal. No obstante, cuando muera el rey en 1833 estallará la
primera guerra carlista.

4.4 El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español en


América
La independencia de la América española se produjo por una serie de factores:
- El descontento de los criollos (americanos descendientes de españoles). Solo representaban el 15
% de la población. Tenían el poder económico y un elevado nivel cultural pero no podían acceder a
los cargos políticos reservados para los peninsulares.
- Rechazo del monopolio comercial que perjudicaba a la burguesía criolla
- Influencia de las ideas de la Revolución francesa y de la Independencia de Estados Unidos.

Se desarrolló en varias etapas:


Primera etapa (1808-1814). Fue paralela a la Guerra de la Independencia. La burguesía criolla depone
a las autoridades, no acepta la autoridad de José I Bonaparte y acaba por rechazar la autoridad de la
Junta Suprema Central. Se llegan a formar Juntas revolucionarias autónomas de la metrópolis que
promulgaron las primeras declaraciones de independencia (Caracas o Buenos Aires). Pero las
divisiones internas de los criollos permitieron la reacción de los realistas leales a la Corona española
y la reconquista de las ciudades sublevadas. México fue un caso particular, porque allí los criollos se
aliaron con los peninsulares para aplastar al movimiento indigenista de indios y mestizos, liderados
por Hidalgo y Morelos.

Segunda etapa (1814-1820) Coincide con la restauración del absolutismo en España, lo que reavivó
en América las ansias de independencia. Así, desde el sur se proclama la independencia de Argentina
en 1816 bajo el liderazgo del criollo argentino José de San Martín quien cruza los Andes y derrota a
los españoles en Chacabuco y junto con O’Higgins proclama la independencia de Chile en 1818. Desde
Venezuela, Simón Bolívar proclama en enero de 1819 la República de la Gran Colombia (actuales
Venezuela, Ecuador y Colombia) derrotando a los realistas (españoles peninsulares) en Boyacá.

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Tercera etapa (1820-1824) Se produce tras la revolución de 1820 en España. San Martín desde el sur
y Bolívar desde el norte convergieron sobre el Virreinato del Perú. En julio de 1821 se proclama la
independencia del Perú. Un año más tarde el general Sucre entra en Quito y en 1824 derrota
definitivamente al ejército español en la Batalla de Ayacucho. Por su parte, en México, Iturbide
recibiendo el apoyo de todas las fuerzas sociales, derrotó al ejército realista y proclamó la
independencia en 1822.
En 1825 toda la América española era independiente excepto Cuba y Puerto Rico. Para España
hubo graves consecuencias económicas: pérdida del mercado americano, fin del suministro de
materias primas baratas y disminución de ingresos.

El legado español en América


Tras cuatro siglos de presencia española el legado español es muy variado.
A nivel económico los españoles introdujeron cultivos (trigo, vid), animales (caballo, vaca,
oveja) y utillaje que transformaron las actividades agrarias y la alimentación local.
A nivel social el español es el idioma oficial en la mayoría de los países iberoamericanos siendo
uno de los elementos que mayor unidad confieren a la región. La heterogeneidad de la sociedad es
herencia de la colonización, que favoreció el mestizaje a través de los matrimonios mixtos, así como
la llegada de población africana. La jerarquización social, con una élite minoritaria de origen europeo
en la cúspide y una amplia base formada por población indígena, mestiza y negra, es asimismo,
herencia colonial. También el cristianismo es la religión mayoritaria en América como resultado de la
labor evangelizadora de los colonizadores.
Por último, a nivel cultural se fundaron una veintena de universidades durante la colonización,
así como las principales ciudades (Buenos Aires, Lima, La Habana), además se llevaron los estilos
artísticos desarrollados en Europa (Renacimiento y Barroco) dotándolos de personalidad propia al
mezclarlos con las tradiciones locales.

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