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TEMA 10- La crisis del Antiguo Régimen (1808-1833)

A principios del s. XIX, España vivió la crisis del Antiguo Régimen y varias tentativas de
Revolución Liberal. Durante el reinado de Carlos IV, España soportó la invasión francesa, que
condujo a la Guerra de la Independencia. Unos pocos copian las ideas liberales y revolucionarias
de los invasores y las ponen en práctica (Cortes de Cádiz). Tras la guerra, Fernando VII restablece
el absolutismo, pero las ideas liberales se imponen definitivamente tras su muerte. En este periodo
de cambio del absolutismo al liberalismo, España pierde casi todas sus colonias americanas.

I. LA CRISIS DE LA MONARQUIA BORBÓNICA. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.

La Revolución Francesa estalló cuando Carlos IV llevaba un año de reinado y tuvo gran
influencia en la crisis, ya que algunos ilustrados confiaron en que impulsaría las reformas, pero el
gobierno de Floridablanca (ministro de Carlos IV), para evitar esa influencia, cerró todo contacto
con Francia. Otra razón fue el desprestigio del gobierno español. En 1792 Carlos IV deja el
gobierno en manos de un valido, Manuel Godoy, favorito de la reina. Godoy dirigió la política
española pero no pudo evitar que España se mezclara en los conflictos entre Inglaterra y Francia:

• En un primer momento España se une a las demás monarquías europeas contra los
revolucionarios franceses. Tras La invasión francesa del País Vasco y Cataluña la monarquía
española vuelve a su tradicional alianza con Francia, frente a Inglaterra.

• En 1801 Napoleón decreta el bloqueo comercial contra Inglaterra para forzar su rendición,
pero Portugal, tradicional aliado inglés, lo incumple. Napoleón pide a Godoy que invada Portugal,
provocando la “Guerra de las Naranjas”. España sólo ocupa la comarca de Olivenza (Badajoz).
En 1805, la alianza con Francia conduce a la grave derrota de la flota franco-española en Trafalgar,
a manos del británico Nelson.

• En 1808, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau: a cambio del


principado del Algarve para Godoy, las tropas francesas entraron en España para la conquista de
Portugal. El objetivo real de Napoleón era anexionarse toda la península y comienza la ocupación.

El tratado provocó la rebelión de parte de la nobleza que animó al príncipe Fernando a


tomar el poder. Se produjo el Motín de Aranjuez en el que Carlos IV se ve obligado a destituir a
Godoy y a abdicar en favor de Fernando. Napoleón actuó de árbitro ente padre e hijo, y con una
trampa les hizo abdicar a favor de su hermano José I Bonaparte (Abdicaciones de Bayona).

El pueblo español reaccionó contra esta usurpación y, así, el 2 de Mayo de 1808, Madrid se
levantó contra los franceses, que respondieron con una brutal represión (fusilamientos del 3 de
mayo). El levantamiento de Madrid provocó un movimiento popular que se extendió por toda
España. Así se originó la GUERRA DE LA INDEPENDENCIA contra la ocupación francesa.

La Guerra de la Independencia (1808-1814) es muy COMPLEJA. Por un lado es parte del


conflicto internacional entre Francia e Inglaterra; por otro lado es una guerra civil que opone a
dos bandos: afrancesados (parte de los ilustrados que pensaban que José I traería la modernidad
a España) y patriotas (resto de ilustrados, las masas populares, la Iglesia y la mayoría de la
nobleza, opuestos a la invasión y luchan por restaurar la monarquía borbónica). Dentro de los
patriotas hay dos proyectos políticos diferentes: mientras que pueblo, nobleza y clero quieren la
restauración absolutista, los ilustrados patriotas quieren la abolición del Antiguo Régimen y
convocarán las Cortes de Cádiz para instaurar una monarquía parlamentaria (constitucional).

De 1808 a 1814 la Guerra de la Independencia pasa por distintas ETAPAS:

• Entre mayo-noviembre de 1808, los franceses van ocupando el territorio, aunque una
serie de reacciones del ejército y del pueblo español (Batalla de Bailén, asedios de Zaragoza y
Gerona), frenan el avance francés y obligan a José Bonaparte a abandonar Madrid.

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• Entre Noviembre de 1808 y 1812, Napoleón llega con un gran ejército y ocupa casi toda
la Península, excepto Cádiz y Lisboa. La ocupación no es firme por la acción de los guerrilleros (El
Cura Merino, El Empecinado, Spoz y Mina, etc.) que apoyados por el pueblo, no consiguen grandes
victorias, pero desgastan al ejército francés y “fijan” en la Península a 300.000 franceses con lo
que contribuyen decisivamente a la derrota de Napoleón.

• Entre 1812-1814, tras la derrota de Rusia, Napoleón saca tropas de España y


Wellington ataca desde Portugal, derrota a los franceses en Los Arapiles y les persigue hasta los
Pirineos. Por el Tratado de Valençay (1813), los españoles acuerdan no invadir el sur de Francia
si los franceses evacúan Cataluña y liberan a Fernando VII. Napoleón le reconoce como rey.

II. LOS COMIENZOS DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL: LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA


CONSTITUCIÓN DE 1812

Durante la Guerra, afrancesados y patriotas presentan modelos políticos diferentes.

El modelo político de José Bonaparte es heredero del despotismo ilustrado. Para dar
legitimidad a su reinado se rodea de afrancesados. Una asamblea de notables aprueba “El
Estatuto de Bayona”, que define a España como un régimen autoritario, garantiza una serie de
derechos individuales y libertades económicas, y establece unas cortes de representación
estamental. La guerra no permite la puesta en práctica de este reformismo.

El modelo político de los patriotas contrarios a Bonaparte y a las instituciones del Antiguo
Régimen es revolucionario. Muchos municipios, entendiendo que había un vacío de poder forman
juntas locales (gobiernos espontáneos y populares que organizaron la defensa contra los
franceses). Estas juntas se organizaron en juntas provinciales, que a su vez dieron lugar a la
Junta Suprema Central, que se establece en Cádiz. La Junta Suprema Central, presidida por
Jovellanos, asume la soberanía en nombre del rey. En 1809 la Junta Central cede el poder a una
Regencia que, en nombre de Fernando VII, convoca, en 1810, Cortes de diputados o
representantes de las provincias de España.

LAS CORTES DE CADIZ se constituyen en septiembre de 1810. Las provincias libres de


franceses eligen a sus diputados, mientras que las ocupadas son representadas por miembros de
la burguesía liberal gaditana. La mayoría de los diputados pertenecen a la clase media urbana
(abogados, funcionarios y comerciantes), de ideología liberal, y el resto eran eclesiásticos,
militares y nobles. Votan por individuos y no por estamentos, como en el Antiguo Régimen.

Ideológicamente se diferencian tres grupos: los liberales, que defienden ideas radicales
como la Soberanía Nacional, representada en las Cortes; los reformistas (o jovellanistas), que
buscan un compromiso entre la nación y el rey, que debía seguir conservando un poder
importante; los absolutistas (nobleza y clero), que defienden el Antiguo Régimen tradicional.

Las Cortes de Cádiz tratan de sustituir las antiguas estructuras sociales, económicas y
políticas del Antiguo Régimen por las de un Estado liberal. Para ello realizan dos labores:

La labor legislativa consiste en una serie de medidas liberalizadoras en el terreno social y


económico: supresión del feudalismo, de los señoríos jurisdiccionales (sin tocar la propiedad de la
tierra de los señores), desamortización de propiedades eclesiásticas, supresión de la Inquisición,
supresión de aduanas internas, supresión de los gremios, etc.

La reforma política consiste en la aprobación de la CONSTITUCIÓN DE 1812, inspirada en


la francesa (1789) y muy avanzada para la España del momento (para su aprobación el peso de
los liberales fue decisivo). Sus principales características son: Monarquía Parlamentaria como
forma de Estado; Soberanía Nacional, con recorte de los poderes del rey; separación de poderes
(rey/ejecutivo; cortes/legislativo; jueces independientes); cortes unicamerales, con amplias
competencias y elegida mediante voto universal masculino e indirecto; amplio reconocimiento de

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los derechos individuales (igualdad de todos ante la ley, libertad de imprenta, sufragio universal
masculino indirecto); confesión católica del Estado (este fue el rasgo más conservador).

Debido a la guerra y a los cambios políticos posteriores, las reformas y la Constitución


apenas se pudieron aplicar. La Constitución de 1812 influyó en futuras constituciones españolas,
europeas y de las nuevas repúblicas americanas.

III. EL REINADO DE FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO.

Fernando VII fue el último rey absolutista de España. Su reinado se divide en tres etapas:

1. Restauración y Sexenio Absolutista (1814-1820). Por el Tratado de Valençay,


Fernando VII volvió a España, pero, no juró la Constitución en Madrid. Se dirigió a Valencia y allí
recibió el Manifiesto de los Persas, documento en el que los absolutistas españoles le invitaban
a anular la Constitución de 1812. El rey, por el Decreto de Valencia, la declaró nula al igual que a
las Cortes de Cádiz. Así, Fernando VII restauraba el Absolutismo Monárquico.

Este período de gobierno no fue fácil. España y la hacienda real estaban arruinadas por los
efectos de la guerra y la sublevación de las colonias. Por otro lado, se produjo una fuerte represión
de los liberales, que formaron Sociedades Secretas y conspiraron contra el gobierno. Además,
los antiguos guerrilleros encuadrados en el ejército estaban descontentos, porque eran
postergados por los oficiales de origen noble. Por ello se produjeron los pronunciamientos,
sublevaciones militares contra el gobierno, acompañados en ocasiones de sublevaciones civiles
utilizadas por los liberales (pronunciamientos de Spoz y Mina, y de Díaz Porlier).

2. Trienio Liberal (1820-1823). El triunfo del pronunciamiento de Riego, al frente de un


ejército que iba a embarcar a América, obliga a Fernando a ser de nuevo rey constitucional:
Elecciones, Cortes liberales y se restaura la Constitución y gran parte de las reformas de Cádiz. Así
se inició el trienio liberal. Forman la oposición: el propio rey (que emplea su derecho a veto y
conspira para lograr la intervención internacional), el campesinado, muy conservador e influido por
la Iglesia católica, la nobleza tradicional y la Iglesia. Hubo además una oposición armada (partidas
de guerrilleros realistas absolutistas) y división entre los propios liberales (moderados y exaltados).

Las potencias absolutistas europeas encargan a Francia restablecer a Fernando VII como
rey absoluto. Un ejército francés, “Los Cien Mil Hijos de San Luís”, cruza en 1823 la frontera sin
apenas resistencia. Los liberales se llevaron al rey de Madrid y se refugiaron en Cádiz, esperando
resistir a los franceses como en la Guerra de la Independencia. Pero ahora el iletrado pueblo
español no intervino, pues los franceses venían en ayuda del rey.

3. La vuelta al absolutismo. La “década ominosa” (1823-1833)

En venganza, el rey ejerció una fuerte represión contra los liberales destacados durante el
Trienio, encarcelando o ejecutando a todo el que no pudo huir (Riego fue ahorcado públicamente).

Se suprimió toda la legislación del trienio liberal y se restauran las instituciones de la


monarquía absoluta, excepto la Inquisición. Esta vez el rey gobernó más cercano al Despotismo
Ilustrado: se apoyó en los realistas más moderados, realizó reformas en la administración
(creación del Consejo de ministros), e intentó mejorar el desastre económico con una moderada
liberalización económica. Esto le valió la oposición de liberales y de los sectores más extremistas
dentro del absolutismo, los ultrarrealistas o apostólicos (partidarios del hermano del rey, Carlos
Mª Isidro, heredero de la Corona pues el rey no tenía aún hijos). Los ultrarrealistas rechazan
cualquier reforma y conspiran contra los ministros moderados de Fernando VII. Además, la pérdida
de la mayor parte de las colonias dificultó la labor de gobierno y empobreció la hacienda real.

A todo esto se añade el problema sucesorio. La ley Sálica impedía reinar a las mujeres.
Al no tener hijos Fernando VII, el heredero era su hermano Carlos Mª Isidro. Pero en 1830, tras un
4º matrimonio, Fernando VII hace publicar la “Pragmática sanción”, que permite reinar a las

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mujeres. Mª Cristina da a luz una niña, Isabel, que será su heredera. Los partidarios de Carlos Mª
Isidro (Carlistas) no aceptan esta decisión. A la muerte de Fernando VII, en 1833, el país se
divide en Isabelinos (liberales) y Carlistas (absolutistas), dando lugar a la 1ª Guerra Carlista.

IV. LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA.

Al tiempo que se producía en España la crisis del Antiguo Régimen, las colonias españolas
en América llevaban a cabo su larga lucha por la independencia de la Corona Española.

Las CAUSAS de la independencia son variadas: los criollos están descontentos porque se les
niega su participación en los gobiernos coloniales; el monopolio del comercio español daña sus
intereses pues no les permite comerciar con los británicos, los cuales apoyan el proceso de
independencia; finalmente, se vieron influidos por las ideas de la Ilustración y por los ejemplos de
la Independencia de EEUU y de la Revolución Francesa.

Los RASGOS GENERALES del proceso emancipador son los siguientes:

• Es un proceso complejo, con rebeliones contra los españoles y guerras civiles entre los
americanos (partidarios de la independencia frente a los que desean seguir unidos a España).

• Los virreinatos más antiguos (Perú y Nueva España), vinculados a la extracción de


metales preciosos, son regiones conservadoras y fieles a España, por ello serán los últimos en
independizarse. Los virreinatos de Nueva Granada y Río de la Plata, con menor importancia dentro
de la economía colonial y menor vinculación con la metrópoli, son los motores de la independencia.
Aquí surgen dos caudillos independentistas: Simón Bolívar y José de San Martín.

• Es un proceso muy vinculado a la situación política que atraviesa España. La


oportunidad perfecta vendrá con la crisis política española entre 1808 y 1814.

En el proceso de la independencia americana se diferencian las siguientes ETAPAS:

Entre 1808 y 1814 nacen los focos criollos rebeldes. España no puede hacer nada por
reprimirlos pues está invadida por los franceses. Inglaterra tampoco puede intervenir abiertamente
a favor de los criollos, pues es aliada de España contra Napoleón. Sin embargo, el Alto Perú (sede
del Virreinato) se convierte en el foco realista o españolista más importante (tiene un importante
porcentaje de población indígena que es más bien partidaria de España).

Entre 1814 y 1824, España, una vez superada la Guerra de Independencia, manda tropas a
América. Inglaterra apoya abiertamente a los criollos. Los focos independentistas llevan a cabo
largas campañas militares: la Junta de Buenos Aires organiza un ejército al mando de San Martín,
que cruza los Andes e independiza Chile; Bolívar consigue la independencia de Colombia y
Venezuela, Sucre consigue la victoria final en Ayacucho y libera Perú.

A partir de 1825 el imperio colonial se reduce a Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas.

Consecuencias del proceso emancipador de la América hispana:

El sueño de Bolívar de una América unida y fuerte fracasa por los intereses comerciales
británicos y por los intereses locales de los grupos criollos, que impiden la creación de grandes
estados. Surgen multitud de nuevas repúblicas en las que los criollos olvidaron los intereses de
la población india, negra o pobre, originándose frecuentes convulsiones sociales. Por otro lado
creció el poder de caudillos militares y la intervención del ejército en la vida política. Finalmente, la
independencia política no supuso la económica, ya que el dominio español será sustituido por el de
Gran Bretaña y EEUU.

Para España, la pérdida de todas sus colonias supuso una catástrofe económica, tanto para
la hacienda real como para el comercio español. Asimismo supuso un desprestigio para el régimen
de Fernando VII, cada vez más contestado por las fuerzas liberales.

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