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COMENTARIOS HISTORICOS

Manifiesto de los persas e imagen del fusilamiento de Torrijos

11 DE NOVIEMBRE DE 2014
I.E.S. HUERTA ALTA
2º Bachillerato C
Comentario de texto histórico

Fragmento del manifiesto de los Persas

Este documento, por su forma es informativo, ya que se trata de un manifiesto, y por su


contenido es político circunstancial. Se trata de una fuente primaria de carácter público, ya que
se trata de un texto escrito en el mismo suceso de los hechos.

Este manifiesto lo firmaron 69 diputados absolutistas de las cortes de Cádiz (un tercio de los
totales), formados por nobles y parte del clero, y encabezados por Bernardo Mozo de Rosales.
Este diputado es el encargado de entregar el manifiesto a Fernando VII en la localidad
valenciana de Puzol. En agradecimiento, Fernando VII le concedió el título de Marqués de
Mataflorida.

El documento va dirigido a Fernando VII personalmente, en el que fue entregado en Valencia el


14 de abril de 1814 y tiene una intencionalidad clara: conseguir la vuelta al absolutismo del
Antiguo Régimen y anular la obra de las Cortes de Cádiz.

Con este manifiesto lo que se solicita al rey Fernando VII es el restablecimiento del Antiguo
Régimen, es decir, una vuelta al pasado, y con esto se restauraría la Inquisición, los antiguos
consejos, la Mesta, los gremios, el régimen señorial y las instituciones feudales entre otros.

El manifiesto de los persas se enmarca el 12 de Abril de 1814 en Madrid, en el que dos días más
tarde fue entregado al propio rey tras llegar a Valencia. En este momento, Fernando VII regresa
a España tras el exilio en Bayona desde 1808. Había salido como un monarca absoluto y debía
regresar como un rey constitucional (tal como establecía la Constitución de 1812). El Manifiesto
le muestra que tiene apoyos suficientes, absolutistas y el ejército, para dar un golpe de Estado
y anular la obra legislativa de las Cortes de Cádiz volviendo al absolutismo. Y eso es lo que hará
con el Decreto del 4 de mayo declarando “nulas y de ningún valor y efecto” la Constitución y la
demás legislación aprobada en su ausencia. La situación económica del país es desastrosa tras
la guerra, además las colonias americanas han iniciado sus procesos de independencia, lo que
complica más el panorama político.

El título de este manifiesto, hay que señalar, que procede de su comienzo “Era costumbre entre
los antiguos persas…”.

Las ideas principales son el deseo de volver al orden y la razón representadas por la monarquía
absoluta del Antiguo Régimen, abandonado así la anarquía y el caos, encarnados en la
Constitución de 1812. Esta idea viene apoyada por una serie de ideas secundarias, como por
ejemplo, la justificación del absolutismo (“la monarquía absoluta está subordinada a la ley
divina”) o la petición de unas nuevas Cortes basadas en el Antiguo Régimen (“con arreglo a las
antiguas leyes”).

Vienen también nombres de instituciones como las Cortes, estas Cortes a las que se refiere el
texto, no hacen referencia a unas Cortes liberales como las de Cádiz, donde eran el órgano
legislativo y representativo de la soberanía de la nación, sino que se refiere a las Cortes propias
del Antiguo Régimen (unas Cortes “con arreglo en todo a las antiguas leyes”). Una institución
representativa de los tres estamentos que se ocupaba de la sucesión a la carona, de la toma de
juramento al nuevo monarca y de la aprobación de los impuestos. Raramente obtenían más
compromisos del rey.

Adrián Garrido Rodríguez 2º Bach. C


También se habla sobre la Constitución de la Pepa, hecha en Cádiz y promulgada el 19 de marzo
de 1812, es la primera Constitución de nuestra Historia y también la más larga (384 artículos).
De carácter liberal, constituye el acta de nacimiento de España como Estado-nación y el pacto
constituyente de una sociedad soberana formada por soberanos libres e iguales. Se regulaba
por primera vez la organización de todos los poderes e instituciones, con el fin de alcanzar el
bien común de la ciudadanía, en contra de siglos de absolutismo monárquico.

Y también de un tipo de partido, como es el monárquico absoluto, en la que se denomina como


una forma de gobierno consolidada en Europa durante el siglo XVIII. Se caracterizaba porque es
el monarca, denominado soberano, la fuente de todo poder político por decisión divina (“por la
gracia de Dios”). Concentra todos los poderes del estado en su persona: es la máxima autoridad
ejecutiva y tiene suprema capacidad legislativa y judicial. Su poder está por encima de las leyes.
Considera su reino como un patrimonio de la Corona, obtenido por derecho de conquista y
transmitido por herencia. Para extender su gobierno sobre todo el Reino delega sus funciones
en personas designadas y depuestas a voluntad (regidores, consejeros).

Tras la llegada de Fernando VII, después de haber estado exiliado en Bayona desde 1808,
consulta con los generales Elío y Eguía, con el embajador inglés y llega a la conclusión de que es
posible anular la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.

La causa de este manifiesto se debe a la oposición de los sectores absolutistas al liberalismo, en


la que no han podido evitar la revolución liberal hecha en Cádiz y recurren al Rey, “el deseado”,
como árbitro de la situación política. Es más favorable esto ya que las Cortes de 1813 tienen una
mayoría de diputados absolutistas.
Para ello, en este manifiesto se propone la Disolución de las Cortes y la vuelta al absolutismo.
Se restaura la Inquisición, los mayorazgos y los señoríos jurisdiccionales, y regresan los Jesuitas.
Produce también una dura represión contra afrancesados y liberales. En el que durante todo el
reinado de Fernando VII fue una lucha constante entre los dos modelos políticos. Como el
sexenio absolutista (1814-1820); pronunciamiento de Riego y Trienio liberal (1820-1823;
intervención de los Cien mil hijos de San Luis, enviados por la Santa Alianza, y vuelta al
absolutismo, en el que se ha pasado a llamar década ominosa (1823-1833). A su muerte queda
planteado el problema sucesorio, que en realidad es el último capítulo de la misma lucha entre
los defensores del absolutismo (partidarios de su hermano Carlos Mª Isidro) y los liberales que
apoyarán a su hija, la futura Isabel II. Se suceden los exilios de afrancesados y liberales, las
conspiraciones secretas y la intervención del ejército en los cambios políticos, también se hacen
presentes algunos pronunciamientos, como los de Espoz y Mina, Porlier, Riego, Torrijos…

Como conclusión podemos decir que este manifiesto fue firmado por Fernando VII para
reestablecer el poder absolutista, y en el que asimismo abolía el tratado y las reformas
legislativas llevadas a cabo en la Constitución de 1812, apodada “La Pepa”. Por este documento,
también se hace posteriormente un mejor entendimiento.

Adrián Garrido Rodríguez 2º Bach. C


Comentario de una imagen histórica

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en 1831

Esta imagen se trata de una pintura épica, ya que idealiza unos hechos históricos, fue realizada
en 1888 por el pintor Antonio Gisbert.

El general Torrijos era liberalista y contrario a la política de Ferando VII. Fue perseguido por
hacer el pronunciamiento de Lacy, pero al volver a la política liberalista Torrijos colaboro en
política como ministro de guerra y capitán general de Valencia. Luchó contra los Cien Mil Hijos
de San Luís, tropas francesas que el monarca vecino Luís XVIII envió para reponer a Fernando VII
en el poder absoluto, pero fue derrotado en Cartagena y se exilió, prudentemente, en Inglaterra.
En 1830 llegó a Gibraltar para promover una insurrección contra el gobierno absoluto un antiguo
compañero de armas, entonces gobernador de Málaga, Vicente González Moreno, le tendió una
trampa invitándole a desembarcar en su ciudad bajo seguro. Una vez visto el engaño, Torrijos y
sus 52 compañeros se batieron con desesperación contra las tropas realistas que los cercaban,
pero finalmente hubieron de rendirse y fueron apresados en Alhaurín de la Torre el 5 de
diciembre y encarcelados en Málaga. El monarca les acusó de alta traición y envió su orden:
"Que los fusilen a todos. Yo, el Rey". El 10 de diciembre, en la dicha playa, fueron fusilados al
alba, sin juicio previo Los prisioneros que van a ser ejecutados se alinean en pie y maniatados,
de frente al espectador, esperando el próximo momento de la muerte. Torrijos encabeza el
grupo y se dispone en el vértice, cogiendo de las manos a dos de sus compañeros, Flores
Calderón, vestido con clara levita, y el anciano Francisco Fernández Golfín, ex ministro de la
Guerra, que está siendo vendado por el fraile. Conocemos a tres de los personajes que se sitúan
a la derecha de Flores Calderón: el coronel López Pinto, el oficial inglés Robert Boyd y Francisco
Borja Pardio, los dos últimos con la mirada baja. El conjunto se conforma por los frailes que
tapan los ojos a aquéllos que lo solicitan mientras uno de ellos lee en voz alta textos sagrados,
mientras que en primer plano se hallan los cadáveres de los primeros ajusticiados, recurso de
inevitable recuerdo goyesco. El fondo está ocupado por los soldados que esperan las órdenes
para continuar con la ejecución.

Adrián Garrido Rodríguez 2º Bach. C

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