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TORIGEN HISTÓRICO DE LA OCUPACIÓN


' FILOSÓrICAI
. r.\uÉsentido puede tener la sentencia de Tales
(W según la clal «rodo cstá lleno de Dioses»?
Como en todo <iecir alguien dice aigo a alguien,
el sentido de un texto tiene dos dimensiones.
Una consiste en 10 que el texto patece decfu. La
otla co¡siste en e] hecho de que un hombre deter-
minado diga eso que dice a otto hombre o grupo
de hombtes determinado. Solo ia integración de
estas dos dimensiones da al texto un sentido
concfeto.
Intentemos entender las palabtas de Tales en
su sentido estfictamente textual. Signif,cada que
existen tantos dioses como cosas y acontecimien-
tos, y esto implica que no cabda distinguir entre
cosas y dioses o, más propiamente aún, que rio
hay cosas sino solo dioses. Los dioses y las cosas
son incompenetrables, y si todo está Ileno de
dioses tiene que estar vacío de cosas.
No es, pues, posible que Tales emplec aquí 1a
palabta dioses en su sentido notmal y directo
es el de la tradición religiosa- sino en
-que
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ORIGEN Y EPILOGO DE LA FILOSOFÍA ra ocup¡c¡ó¡ rrosór¡c¡
algrln sentido obücuo y nuevo. El attibuto pri- ciado del teorema no hace ¿lusión a ninguna
mario de ios dioses que sorl dioses ¡en¡a recto et^ opinión, más o menos divergente, freflte a la cual
el de rep;esentar lo extraordinario frente a lo afuma su contenido. Pot eso, eI teorema no pre-
ordinario, la tealidad pdvilegiada e insólita frente senta nuflca el cttáctet de sel trozo de un diráJogo.
a lo cotidiano y habitual. En ciertos puntos y en Ahora bien, Ia f¡ase de Tales tiene un aspecto
ciertos instantes de la realidad el Dios actuaba esencialmente dialógico. Recti.fica, corrige una
contrastando con el resto de l¿ realidad donde eI opinión preexistente, precisamente la «opinión
Dios no apatecla. La división más altigua en la púb1ica» o doxa com.ún, segúfl la cual solo en
mente humana es entre 1o sacro y lo profano, aigunos fenómenos privilegiados residen dioses.
Pareclan existir en el mundo ciertos hechos excep- Pot la forma de su enunci¿ción la ftase de Taies
cionales, dirlamos aristocráticos, en que el Dios pertenece al estilo de los apotegmas de los Siete
actuaba y aprtecla. ¿Qué sentido puede tener esta Sabios. Estos dialogaban con la opinión pública
democratización, esta universalización de lo divino o con los otros sabios. Xaie¡dv éo0ldv éppevac, dice
que la frase de Tales parece proponernos? Eviden- Pittacos, y Solón tesponde: Xa},sn¿i td xq).d. 1.
temente que los dioses deian de ser lo excepcional En un excelente attlculo sobre «Ia fe e¡ los
y extraordinario para corivertirse en 1o ubicuo y dioses olímpicos» , dice Bruno Snell: <<Der Gedalke,
trivial, es decit, que efr la mente de T¿Ies lo que él die Cd¡ter kómten aielleicht nicbf existiere4 hat iiber-
ll¿ma dioses ha perüdo su atributo pdmario, que haupt erst un die Mitte dx 5. Jahrhunderts gea.üsrert
han dejado de ser propiame¡te Cioses y se han aerden kdnnetl> La fórmula es cautelosa y, pot lo
transmutado en meras cosas, o mejor dicho, en mismo, equlvoca. Nótese que va en elia impllcito
algo que reside en cada cosa y es el principio de el supuesto de que, desde el siglo vr hasta aquella
su tealidad y de sus comportamiefltos. Los dioses fecha, el ateísmo había ptogresado entre los grie-
se han degtadado en causas. gos, se habla extendido y agudizado. Según Snell,
La enunciación de un teorema geométrico es Protágotas es el ptimero que de una manera
un decir que no v¿ dirigido a ningún hombte exptesa niega la existencia de los dioses. En ver-
determinado sino al hombre en geretal, al aet-
niinftigu lYesen (ente racional) de que Kant con 1 Wilamowitz, ,Sapho und Simon¡des, p. ,74.
tanto entusiasmo nos habla- Esta indeterminación ' Das neue Bild det Anfiquer, I, p. 113, 1942. [<<I-a itk:I
de que los dioses acaso pudieran no existir, solo ha ¡rrxlitl'
del intedocutot se hace manifiesta en qlre el enun- ser expresada, en general, a mediados del siglo v».1

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ORIGEN Y EPÍLOGO DE LA FILOSOFÍA L^ ocuP^cróN mrosór¡cl
dad, Ptotágotas dice solo que no se puede saber gión una forma de vida posible y, por ello,
si hay o no hay dioses ni cuáIes sus formas, dado tuvieron que inventar una actitud ante Ia exis-
que los haya; tesis que, al formar patte de Ia uni- tencia diferente y contrapuesta a la religiosa. En
versaliclad de su rclativismo escéptico, pierde ia nada se manilesta más claramente esta contrapo-
mayot porción de su audacia. Peto ¿significan sición como en el uso de llamat «Dios» a entidades
más efectiva negación de los dioses esas palabras cuyos attibutos hacfan imposibles a los «dioses
de Ptotágoras que las de Hetáciito y las de Jeno- populates» que eran la religión de los griegos.
fanes? Al fin y al cabo, Protágotas no sustituye a Cicetón nos transmite que Antistenes e¡ stt Fisica
los dioses por ninguna otra realidad, mientras áice: <<Popz/ores Deos nzltos, naturahn lt m esse,>»r
Jenófanes y Heráclito desalojan el Pantheon y en Desde muy antiguo el vocablo Dios tiene en
tez de la pluralidad de dioses constitutiva de la Grecia u¡a gran movilidad semántica. Plutarco,
religión griega, hablan de un Dios cuyo primei en su ensayo sobre «Cómo debe e1 joven escuchar
atributo es set único. Lo rnismo habla hecho la lectura de los poetas», dice que «es preciso saber,
Anaximandro, que desde luego fue considerado y no oividarlo runca, que los vocablos Zeas, Zia,
como ateo. El Dios que aparece al extremo de designan efl 1os poetas se refiere a Homero-
tn tazonamiento no es, claro está, uri Dios de la uflas veces al Dios mismo -y pefo otfas la Fottuna y
teligión sino un principio teorético. El hombre a menudo también el Destino» (§ 6). Parejamente
que lo descubre tiene que habetse pteviamente Cicerón, en el libro primeto de De natura deoran,
desaraigado de Ia creencia teligiosa y al encon- se muestra sorprendido, el parecer ingenuamente,
ttarse perdido er1 un mundo al que han sido cú,n que los filósofos han aplicado los nombtes
extirpados sus fundamentos tradicionales, verse tbeds, tbeion, dairuzn, etc., a las más diversas cosas,
obligado a buscat por Libre elección de su mente por tanto, que los usan contradictoriameflte. Asl
un nuevo fundamento. Esta libre elección de ios en Atistóteles, encuentta que Dios es el entendi-
principios es 1o que se ha llamado «racionalidad>:. miento pero también los astros que andan rodando
Si a esa lib¡e elección de ios principios se ]e da en incesante movimiento. Al leer el Timeo tos
el nomb¡e de filosofla no parece dudoso clue la sorpreflde ia repetida rectificación que Platón se
cteación de la filosofla supo¡ga una etapa de ve obligado a hacer cuando en este diálogo habla
ateismo. Dur¿nte el sigio vr para ciertos grupos
de entre los gtiegos coloniales dejó de ser la reli- 1
De fiafura deorum,I, xllf.

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orucrN Y [PÍLoco,-i:
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oRIGEN y Epir-oco DE LA FILosoFÍá LA oCUPACIóN FILosóFIcA
de los <<Dioses». Primero entiende la palabra con habituab, se caracteriza. por ufla potencialidad
su pleno sentido religioso peto, al punto, advierte
que efltonces la frase no tiene sentido porque esos !¡nitada, contingente y aza,nosa,. Esta erperiencia
de la impotencia humana es la vida misma.-
dioses no son más que los astros y Ia tiera en ptovocando un culatazo -quemental obliga por (úece-
o¡aflto cuefpo sidéreo. Esto Ie fircrza a corregirse sidad dialéctica» a pensar otra realidad cztacieti-
y entender el término «Dioses>> como término zada opuestamente: una teaiidad de potenciaiidad
flsico. Véase la clara distinción y hasta butla de ilimitad¿, sin azarosidad, segura de sl misma. Esta
este doble sentido cuando distingue entte <dos realidad es (do divino)), Ia materia numinosa en
dioses gitatorios u orbiculares y los que se apare- que se van tallando poderes y dioses particulares,
cen cuando les da la garia)) 1, Esto muestra que especializados, desde los dioses momentáneos
aquellos vocablos apenas significaban ya un cietto
hasta el Dios con petfilada biograf.r,.
catáctet de tealid¿d que tendda que set detetmi- El logos mltico, pues, para .i<explicar» o funda-
nado y no tolerada contradicciones sino que se me¡tar la realidad humana, que es Ia realidad
hablan convetido más bien en tltulos de nobleza
ontológica que puedan otorgarse a los seres más ?rerefite, imaginaba otra realid¿d anterior, en un
absoluto antes o alcheringa los abotlgenes
diversos. Burnet sugiete que este empleo equivoco -según
austf alianos- constituida pf ecisamente porqoe en
del término Dios por los fiIósofos puede ella era posible 1o que en el ptesente humaoo es
,¿dvertitse en La¡ -como
nube¡ de Aristófanes- fue causa
imposibie. El pensar jónico solo en los
de la teacción violenta contra ellos que en la «fisióiogos» sino igualmente en -noHec¿teo- trata
opioión pública ateniense se produjo. invetsamente de explicar el ante¡ ---<l otigen de las
Pero más que cualquiera sentencia en que se cosas,Ia, pblsis- consttuyéndolo según la ley expe-
oegase paladinamente la existencia a los dioses de
rimental de nuestra vida, Es, por tanto, el presente
1a teligión, apatece manifi.esto el atelsmo de la
quien explica el pasado que, asl explicado, se
ásiologia jónica en el modo de pensar que conviette en un efectivo dfites, en pasado unido
la engendra. Este modo de pensar reptesentó la en continuidad con el presente, petdurando en él
inversión completa áel kgu mitico en que los y sirviéndole asl de pernunente fuodamento. Asl
dioses sutgen. La realidad humana, el «mundo en Hecateo ¡tce 1z teoria histótic¿ como cltt.úr c-
cidn 'ntelecttal del pasado nediante el presente. La
L T¡m. 40 d41 a.
opinión tradicional queda invalidada, estigmati-
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ORIGEN Y EPILOGO DIi LÁ FILOSOFIA r¡ ocupac¡óN FrlosóFrc,{
zada como p^tlr.ñl, y en contfaposición aparece dio sobre ella. ¿Por qué la FJosofla comie¡rza
la nueva opinión como ia firme decir, la insultando? Ertre los jónicos y HerácJito ha
verclaclera. Patece, pues, esenciai a
-es
la vetdad des- cottido mucho tiempo. La muerte de Anaxímenes,
tacarse sobre un fondo de ertores reconocidos el ultimo de aquellos, debió de coincidit con el na-
como tales. cimiento de Heráclito. Esto quiete decir que du-
La iniciació¡ de un modo de pensar que tan rante el siglo v se habla ido fotmando uñ tipo de
rádic¿lmente invierte el ttadicional y hace del hombre nuevo: el «pensador». La vaguedad de esta
mundo una realidad sust¿fltivamente ptofana, no palabra es oportuna porque la reaiidad que deno-
parece posible si no nos replesentamos a aquellos mina era también vaga. Qué sea propi¿mente el
primeros pensadores cómo exentos de fe teligiosa pensador, no v,a a precisarse hasta un siglo después
y e1lo en un gtado extlemo. Ni es ¡ecesatio ni es en la Academia platónica. que alguna
veroslmil suponer una agudización del ateísmo -¿dmitiendo
vez en Ia histotia, incluvendo riuestto tiempo, h¿ya
dutante el siglo v. Deberla ptoducir mayor sor- podido precisatse. La generación de lleráclito y
presa de la que se suele hacet constat, el hecho de Parménides ericuentra ya ante sl formada, aunque
que efl los fisióIogos iónicos rro apatece un solo fou, esa nueva figura humana con caráctef tlpico
texto en que a los dioses tradicionales se les afti- y como una ptofesión. Los ptimeros que hablan
buya el menor papel. Pot eso no óabe interpretar ejercitado esta ocupación que iba a ser La. teoria
la sentencia de Taies en el sentido de que sus no podlan aún verse a sl mismos como pensado-
dioses ubicuos tenqan caráctet «divino», sino todo res, 1o rnismo que Julio César no podla verse a sí
1o contrario. La fnse es suavemente irónica y mismo como un Césat. Su ocupación era el con-
tiere carácter de e¡femismo. creto hacer de un individuo. Era menester que la
Importa riotar ia difetencia radical de estilo practicase toda una setie de individuos para que
entre los fisiólogos jónicos y los pensadotes que aquella ocupación se desindividualizase y se con-
fundaron Ia fi"losofla Parménides, ¡,ittiese en tipica, modelando todo rn tipo de
Aquellos -Herác1ito,
exponen traflqülamente sus hombre y aigo asl como un oficio o magistratura.
Jenófanes.
opinio¡es, a1 paso que estos se levuelven iracundos De acluí ei cambio de estilo. Heráciito, no obs-
contta el vulgo y llenan de insultos nominativa o t¿nte su hipetrófica individualidad, habla como
genéticamente a sus predecesores. La cosa es tan aagistrado del pensantierto. Bien entendido, no se
palmatta que sotprende 1a ausencia de algún estu- dirigen tcdavla al pueblo que no tenla aún la
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ORIGEN Y EPíLOGO DE LA FILOSOFíA r¡ ocup¡cróN r¡rosó¡rc¡
meflor noticia lcerca de este nuevo tipo de hom- exptesa la forma paradójica y, por ello, abstrusa
bre. Hablan a ciettos grupos minotitados que han de su pensamiento cuando dice que <gasándonos
prestado ateoción a las peculiares ptoducciones por alto, nos desdeñan demasiado a los hombres
inteiectuales del tiempo --que comentana Homero vulgares y sin preocupatse de si podemos seguir-
y Heslodo, que se informañ de las teologlas ótfi- les o no, cada uno de ellos concluye sin más
cas, pero últimamente siguen adscritos a las opi- su deci» 1.
niones tradicionales. Estos grupos reptesentan el Peto si a comienzos del sigio v el <gensador»
'n:lgo pata Heráclito y Parménides, y contta elios tiene ya conciencia de sl mismo como tal y sabe
disparan buena parte de sus imptoperios. En que eiercita una importante ocupación humana
cierto modo el insuito al vulgo es la tonalidad encrtgada. de una determinada misión y que sig-
propia al <<pensador» potque la misión de este, su nifi.ca una magistratura, no ha llegado aún a con-
destino ptofesional, es poseer ideas «propias» solidar suficientemeflte su fisonomla profesional
opuestes altdoxa u opinión pública. Para coin- para que el pueblo, el auténtico puebio, la vea y
cidir con esta no eta menester esta nueva magis- tome él una actitud. De aqul la incomparable
ttatura. De aqul la conciencia clarísima que FIerá- libettad de que gozari tanto los fisiólogos jónicos
clito y Parménides tenlan de que al pensat frente como los primeros filósofos. El <gensadon> no es
y contra la doxa, su opinión era constitutivamente una figuta social.
paradoxa. Este carácter patadoxal ha petdutado a La socialtztción de1 «pensadot» se produce a lo
1o largo de toda evolución filosófica. Patejamente largo del siglo v. Peto ante este teña se acusa
Amós, el primer «pensador» hebteo, que es con- agudamente Ia defotmación que la histotia de
temporáneo de Tales, nos hará constat que al set Grecia sufre pot la incongtuencia de nuestra infor-
coristituido por Dios en su ptofesión, Dios le mación. Pues acootece que, mientras poseemos
impone este encargo: <<Profetiza conlra mi pue- tantas floticias sobre Atenas, sabemos poquisimo
blo» '. Todo ptofeta es ptofeta czfitrd y 1o mismo de las demás ciudades. De Espatta misma, a pesat
todo «pensador». En el paso de sus obras, donde de su tango histórico, no sabernos bastante para
Platón habla más concretamente de aquellos pti- poder representarnos su cotidianeidad. Mas toda-
meros <gensadotes», subraya de la maneta más vía de Esparta poddamos prescindir cuando, como

L Anés Y[I,15. Soph. 243 A


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ORIGEN Y EPíLOGO DE LA FILOSOFíA
r¡ ocup¿c¡óN FILoSóFICA

ahora, se trata de aclatarse Io que pasó con los buen aristócrat¿, hiciese venir a Anaxágotas en
primeros ñlósofos. Pero no Podemos hacer lt', torno a 46o. Poco tiempo después, hzcia 44o,
ill .rür-o .ott las demás ciudades porque fue en gozamos ya de plena visiblidad y aparece _aflte
elJas y no eñ Atenas donde nacieron y vivieron nosottos el .<gensador» como frguta social, es
Ios «pensadores>> durante la primera mitad del decit, como un tipo de hombte nuevo que e1
siqlo'v. Fue en elJas y no en Atenas donde se demo¡ ve y recofloce. Esto no significa que esta
colnstituyó este nuevo tipo de hombre. ¿Cuál fue visión fuese adecuada. No podía serio.
la relación entre él y 1a ciudad donde habitó? Fue una expetiencia sobremanera áesazonadotz
No cabg format¡os una figuta de ella. Solo tene- aquella a que fue sometido, Por esas fechas, un
mos algún fundamento para sospechat que era «pueblo» cómo el de Atenas que era profunda-
muy diitinta de la que, desde el siglo IV' presentó Áente teaccionario, adscrito intensamente a las
la ielación del npensador" con Atenas. No cabe cteencias tradicion¿les" Su tetraso «intelectual»,
interpretar de otia m¿neta el hecho de que, dada coincidiendo con su triurifo polltico sobte Grecia
L esiase, de nuestros datos, Ia mayor parte de y con el crecimiento súbito y fabuloso de su
estos consisten en mostr¿rllos a1 fi1ósofo despla- tigurr , dio lugar a que todo lo que en ei resro de
^Hélade
zándose de una ciudad a otrl o intetviniendo en la habla fermentado en siglo y medio,
luchas politicas. Contrasta esto con 1a predomi- cayera iunto, de una vez, sobre las piazas y los
nante eitabilídad de los fi.lósofos en Atenas desde pórricos de Atenas. Por ptimera vcz y de pronto,
e1 4oo. iunto a la poesía y nitopeia tta:dicionales, se ofre-
Padecemos, pues, una ceguera de sesenta años' cen al público atenieflse en eflorrne abund¿ncia
ptecisamente l* etapa durante 1a cual la figura t, sobrá todo, en a"biga'rrada variedad, productos
iocial dei «pensadot» se modeló' Debernos esta nuevos de Ia mente. Hay los so6.stas que vienen
ceEuera a que Atenas, única ciudad favorecida de Otiente, que hacen discursos estilizados, qu€
po"r h luz di Ja inftrrmaciórr, vivia retrasada, con abren sus «pénsaderos» (Aristófanes); que exPli-
ierp..ro a la periferia del rnundo griego, en cuanto can la nueva ciencia jónica, pitagíricz, eleitica;
se ieferia al <ipcnsarnjento». Siglo y medio llevaba
que dan el espcctáculo de sacat de sus cajas los
este urdiendo doctrinas y aún no habían los ate- áodelos dc lás cuerpos geométricos, Ias esferas
nienses tenido 1a experiencia de1 gensador»' Fue atmilares; que explicafl 1os eciipses por hechos
preciso que Peticles,'con el t¡:'es snobismo de todo simplicísimos y exefltos de todo misterio. Entre-

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ORIGEN Y ÉPÍLOGO DE LA FILOSOFÍA LA ocuPAcIóN ¡rr-osó¡.rca

tarito, el «sofi.sto) Herodoto relata historias exó- bafo que se toman los filólogos pata disculpat al
ticas, descibe otras tiertas ), otfos pueblos y 10 poeta de esa defotmación como si tuviese sentido
que en ellos ha pasado y 1o que ha pasado con esperar que L.as nubes, en ningún caso, nos presen-
ellos a los gtiegos. Una avala,ncht de «pata-doxas» tasen un retfato congruente del frlósofo. .Sobra
cae sobre Atenas. Se oye la tremend¿ blasfemia en este caso hablar especialmente de deformación
de que los astros no son dioses sino bolas de porque esta va de suyo. Toda defotmación deia
metal ardiente, e1 So1, por ejemplo, según Ana- ver en qué ditección fue ptacticada y cómo eta
xágotas, del cual este dice que es más grande que la fotma inicial que ella exotbit¿ y descompone.
el Peloponeso '. En Las nrbe¡ se descubre con perfecta claddad
Es este el primer momento en que presencia- cuál era esa forma y se advierte que no era la
mos el enfronte del <gensadoo con el pueblo. del individuo Sócrates, sino una figuta confusa
Era inevitable que las gentes no pudieran orien- que eta la que Aristófanes y Ia mayot parte de los
tatse en aquel caos de novedades y no supiesen aterLienses tenlan por aquellas fechas del «pensa-
distinguir unas de otras las diferentes [neas de doo>. Nótese que el tasgo más saliente de esta
ocupación que teptesentaban. Incluso grupos se- c ticzttJt?- es el que menos tiene que vet con el
lectos como e1 de los poetas no consegulan ver efectivo Sócrates, a saber, que se ocupaba de
clato de qué se ttataba en cada caso. Como no «meteotologia», de las cosas que aparecen en
podla menos de set, la figura social del <gensadot», Io alto.
en esta primera hora, aparece con un perfil con- Una y misma cosa es ilue cietto tipo de hombte
fuso. Solo esto petmite explicar 1a extravagante llegue a tener flgura social y que Ia sociedad
fisonomla que en l-a-r nabes atrI.brye a Sóc¡ates reaccione ante é1. En efecto, apenas llega a Ate-
Atistófanes. Es este uno de los ptoblemas en que nas el primet fiIósofo, que fue Anaxágotas,
meflos petspicacia han demosttado los álóIogos. comienza el pueblo ateniense a teaccionar con un
Para su solución es pteciso no pattir de suponet sentimiento de desazón hasta entonces descono-
que Atistófanes sabía qué era Sócrates, pero que cida. Los griegos enconttaron en su lengua uaa
la musa cómica Ie imponfa defotmat lo que é1 ptlabra para calificat los comportamientos huma-
tenla delante, Es conrnovedot contemplar el tra- nos que les ptoduclan esa desazón: declan de ellos
que erarr neptrtdc. Atistóteles nos tefi.ere expresa-
1 Véase Wilamowitz, Platorl,l, p. 63 ss. mente que eI vulgo censuraba a hombres como
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oRrcEN Y rpÍroco »e r¡ r¡rosor'Í¡ LA OCUPACION FILOSOFICA

Anaxágotas y Tales Porque se ocupaban de secreto de su origen, constitución y comPorta-


1.
neprrr& El vocablo no es fácil de traducit en nues- mientos, tenía que parecer una ocupación blas-
tras leflguas por los muchos refleios semánticos fema. La ittitación áel demos no podía tardat. Y,
de que es pottadot. Por un lado significa acción en efecto, en el úitimo tetcio del siglo w, los tres
u obras extraordinatios y tiene un valor laudato- filósofos que aparecieton destacados en Atenas-
rio, mas por otro significa un comportamiento Anaxágotas, Protágotas y Sócrates- o fueron
excesivo, desaforado, indebido y especiaLnente expulsados o como este ultimo <diquidados».
eo sentido religioso, por tanto, sacrllego. Pedr.o En la reacción del pueblo ateniense vemos la
Simón Abril, humanista españoi del siglo xvr, confirmación mactoscópica del atelsmo que actua-
que hizo una versión de la Llira, traduce rEpt:rd ba como base en la nueva ocupación iniciada por
e11 ese paso, como <do que es demasiado sabet». los jonios. En este momento inicial nos aparecen,
Me parece ia más cette¡a ttaducción '. pues, ambas formas de vida como antagó¡icas e
Tan pronto como el puebio percibe Ia figuta incompenettables.
dpi <gensadot» la situación de este cambia raüc¿l-
mente, porque lz teaccl.ón social ftente a él es Esta nueva y diflcil situación pública del <<pen-
negativa y no tiene más remedio que contar en sador>> es la que dio origen al nombte «filosofía»,
su actuación co¡ ciettas ptecauciones defensivas. que es tao extfaño, tan ¿manetado y tafl Poco
En e1 pueblo ateniense continuaba plenamente expresivo. Pues es intetesante obsetvar cómo desde
vivtz la actitud teligiosa, y de ella forma parte la muy pronto los «pensadores» empezaton a preocu-
convicción de que en eI mundo hay secretos que parse de cómo deblan liamarse a sl mismos y a
el hombre debe respetar, precisamente porque su ocupación. Platón nos ptesenta a Protágotas
saberlos es e1 ptivilegio de los dioses. Intentar tratando de este asunto pot espacio de página y
escrutatlos y no cteer en los dioses eran, pues, media. Vemos aiil que la palabta «sofisto) era
pata el ateniense notmal, una misma cosa. Cuarito antigua y v,'ha para Poetas, músicos, adivinos,
ácontece en el cielo es divi¡o y, en consecuencia, pero habiendo caído en desctédito y excitando Ia
Ia <<meteorologia», que aspitaba a penetrar el hostilidad cle las gentes se procutaba evitada y se
sustitula por otras. Piatón quierc hacernos creet
L Etlt. Nik. 1141 b,3. que esto vale para el nombte <<so6sta>>, entendido
r Lasson traduce mal porque el paso tiene que se¡ enten-
dido en relación con 1177 b, 33. como é1 lo entendla, mas que pam las gentes
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ORIGEN Y EPILOGO DE LA FILOSOFIA LA ocupAoóN urosórrc¡
signiflcaba el con,unto confuso de todos los que huma¡idad: el hombre, generalmente un anciano,
exponlan las nuevas opiniones. Lo importante encargado de probar 1os alimentos para discrimi-
para nosotros es que Platón nos descdbe aqul la nar cuáles eran sanos y cuáles dañinos para la
situación del «pensadoor ante la opinión pública tribu, por tanto, el que degustaba sobre tódo las
como siendo peligrosa. plantas y se habla adiestrado en distinguir de sabo-
El «pensador» tiefle que ocultar eI ejetcicio a Íes, JdPzrr§. Las plantas tienen sabor, sapor, gncias
que se dedica evitando que eI nombte Io declare a su iugo getmánico Sa[t-; son eilas
y necesita recurrir a disftaces y precauciones sapiettes. Del -en
objeto pasa el vocablo al sujeto
roreioSar xai npox«).ónteoS«r, eü).áperav 1. Una «entendido en sabores>> ----tl sapien¡ el rarfdr. Este
-rpdoXrl¡ra
y otrl'\rez Piatón alude a la hostiüdad que el filóso- debió de ser el significado odginatio de Sisyphos.
fo encuentfa en su contofno social, y aun al fin de Pero este significado se extendió a todas las áimen-
suvida, en las l-eys A-, crce necesario pro- siones de la vida humana, entte ellas a todas las
-8zr
testar de que las investigaciones cientlficas, sobte técnicas, peto siempre tefiriéndose a un tipo de
todo las astronómicas y filosóficas, valgan como saber que no era el teorético, aú¡ inexistenie. El
implas 6orov. Esta actitud pública fue tan «entendido» sabe ciertas cosas, no porque tenga
tenaz que -oüD'
todavía Aleiandro de Aftodisia se ocupa ideas generales (tgoda) sobre ellas,- sinó porqie
fotmalmente de que se caiifique como rcprtroóc a los vlve en tfato concfeto y constante con ellas, las
odgor 2. tiene presentes a la, uez e¡ su individuaüdad y en
Es cu¡ioso que nunca en esta primeta etapa del su inmensa variedad y casuistice. Así e,l «enten-
,r<pensamiento» se diese eI nombte de so;fol a los que dido» en porcelanas o en «antiguedades». Es un
lo practicaban ni ellos a sl mismos se Io atribu- saber empítico y apenas transmiiible. Ahora bien,
yese¡. La palabn eta antiqulsima. Tiene su exacto de todas estas cosas en que cabe ser entendido, lá
cotespond.iente en latín, sapiers, y su mattiz indo- ptincipal es ia vida humana misma, tanto personal
europea. En los pueblos más primitivos existen como colectiva. El contenido de este sabér sobre
expresiones homólogas para designar la que tal la estructura de 1¿ vida humana v sus vicisitudes
vez ha sido la magistratura más antigua en la se ilamó «sapiencia» y es la que encontramos en la
<diteratur¿ sapiencial». De aquí que ia vieja palabra
sofris cobrase de pronto un sentido más préciso al
I Prot, 316 d,317 b.
2 Comm. in Met. 529 (982b 29, 983 a. 2).
colrtcat a los Siete Sabios, que fueton toáos hom-

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ORIGEN Y EPÍLOGO DE LA FILOSOFíA LA ocuPAclóN FrLosóFIcA

btes de Estado. El mayor e,emPlo de lo que era Pero esto coincide, como hemos dicho, con que
su sabidutla sor. lo's Elegías de Solón. Compárese el «pensadot» se convierte en flgura social y que
lo que estas nos dan con los fragmcntos de los la lociedad teacciona con hostilidad a elia. De
.,6siólogos» o de ios proto-frIósofos Parménides y aquí que el nuelo nombre adquiriese-en segui-da
Hetáclito. So1ón se ocupa só1o de la vid¿ humana un seÁtido peyotativo y tampoco pudiera estabi-
v no teoriza. Su doctrina de las siete edades üzatse como nombte del <<pensador».
l.zo.n vital. Llegamos así a los comienzos del sigio rv.
de los Siete Sabios, sus dichos y su
"*lr"tierrcia
Lt idea Pl¿tóñ va a fundar su escuela ,unto al gimnasio
levenda adquirieron en Grecia tan enorme Popu- de Ia Academia. ¿Escuela de qué? Diez años
laiidad q"á el nombre softis qtedó inhabilitado después de la muette de Sócrates la situación
para designat a los nuevos «peflsadotes>>. Hubo que pú6üca del «pensadon» había meiotado un poco,
porque dos generaciones de atenienses entien-
it s^yrr ótt, palabra más leciente, menos ptesti- -se
giosá y de sentido más modesto: sofstés. Mienttas áe áe ciertós gnlpos pertenecientes a las clases
laf,is caliñca directamente al hombre como siendo superiores- hábían recibido ya la nueva educa-
éí.n so nersona sabio, sofista denomina al hombre ción o paideia. No obstante, la hostilidad del
demos no habla desapatecido. Es más, ios <gensa-
a través ¡e su ocupación en la poesla, en Ia música,
dores>» se han habituado contat con ella y no
en el arte de adivinat, ctc. (lomo enttetanto la ^
labor de los <gensadores>> solo «fisiólogos» actÍnn ya con la confiada despteocupación que
v fiJósofos, siño
-no
gramáticos, retóticos, viaieros, hzblz ci¡acteizado a sus ptedecesores durante el
Ltcétera- se habíi condensado en un cuerpo de siglo vr y Ia primera mitad del v. El esdlo del
reddizzi.e np-ensamiénto, empieza desde ahora a velarse, a
<<sabetes>> cuya adquisición teclamaba-ap
y, por tanto, enseñinza, el nombre <<sofista>> patecia oirder espontaneidad, cubriéndose más o lnenos
muy a ¡ropósito para designar la nueva geneta- á. .rrt.l'^ para no i:l.ita:- la' fe religiosa de la
ción de hombres que hacia 4t o apatecen o{uPados muchedumbre. Esta habla teaccionado con enojo
nrofesional ment. in ut o6cio nuevo: el magis-
frente a los «pensadores», no solo por-que eran
ateos, sino poique en el modo de manifesta¡se Ie
terio de las nuevas ideas. En el vocablo quedaba
parecían petulrntes e insolentes. ¿Qué nombte
sin precisat de qte'soJía se tratase y catgaba su
significación en el hecho de ocupatse en manel2r
Llegiá pirt su ejercicio y su mensaie un hombte
coriro Platón, educado en la ironla de Sócrates?
y transmitir los saberes.
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orIcBN Y Etr¡co.-[3
ORIGEN Y EPÍLOGO DB LA FILOSOFÍA ¡,a ocupac¡ó¡¡ r¡rosómc¡
El problema se complicaba porque habla llegado gantes»r de Atenas hacia 4jo y aL significación
el momento de reobrar contra la confusión en patecida debieton tenet desde su nada lejano
que las ocupaciones intelectuales más divergentes oacimiento.
se presentaban ante el pueblo de Atenas. Esto Los compuestos que empiezan con gr).0. son muy
hacla aún más urgelte y premiosa la necesidad de numerosos en griego. Si los recorremos en un
armarse con u¡ nombte alzvez defensivo frente diccionado histórico sal¡a ala vista que la mayor
a la opinión y ofensivo frente a las otras foffias de patte de ellos fueron fotmados en los tres últimos
<gensamiento». Estamos hablando del pueblo que tercios del siglo v y el ptimeto del rv. Pocas
ta"l yez más que ningún otto ha vivido con más veces determinada tenderrcia morfológica en una
precisión las palabtas. Iengua aparece tafl claramente con el carácter de
Desde hacia poco más de un siglo eústla en la moda. Potque flo se trata de vocablos populares
Iengua una cuyo significado era sobtemanera vago sino que c¿si todos declaran su otigen «distin-
y r nada comprometla pala,bra flosafar. Por guido». Peto es preciso que no identifiquemos
lo pronto se trataba solo -Ia,de un verbo y de un nuestfa actitud ante estos compuestos y la que
adjetivo. Pot vez ptimera, según cteo, apatece el debió de set notmal entre los griegos que los fotia-
adjetivo en Heráclito, peto sin dar al vocablo el ron y usaron habitualmente. Es caractetlstico de la
sentido que un siglo más tatde iba a adquirit 1. lengua griega su tendencia a usar palabtas com-
Todavla en los últimos años del siglo v apatece puestas. Pero esta tendencia lleva consigo el fenó-
empieada por Tucldides en un lugat solemne y merlo ¿ la vez opuesto y complemefltario: el
puesta en labios de Pericles. Va emparejada con pueblo que usa muchos compuestos no suele vet
f.lokakin, otra palabra vaga, y este emparejamieoto su composición sino ia unid¿d tesultante eo que
va a petdutat dutante mucho tiempo. Ambas los componentes desaparecen. Esto se hace biefl
excluyen el sentido de eietcicio profesional. Indi- claro si comparamos el alemán, tan propenso a los
can, por eI conüatio, el modo informal de ocu- compuestos, con las Ienguas romáaicas. Nosotfos
patse con las artes, con Ia poesla, con las ideas que entendemos eI compuesto precisamente como
habla empezado a pttcttcttse entte algunos «ele- descompuesto.
1 El fragmento es ext¡año porque en él se exige que el <rfi- Pero eI caso de las palabtas que empiezan con
lósofo» sgpa muchas cosas, mientras uno de los combates más grlo fepfesenta, ¿un dentro de los compuestos,
frecuentes de Heráclito es contra la «sabihondez». algo muy particular porque aun siendo or),o una
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ORIGEN Y EPILOGO DE LA FILOSOI¿IA r.t ocupAcró¡ rlrosóntot
paiabra c¿si lntegra llegó a convettitse, por su visible. E¡ esos años no consiguió hacetse más
demasiado ftecuente uso, en cosa muy ptóxima a que un disclpulo, Atchelaos -1ue seda el primet
un. prefijo. Esto dejaba casi tol.rf,mente bottado su filósofo ateniense y de qüen Sócrates fue discípulo.
sentido de «afició», de «gusto hacia o poo pata Pero e¡tretanto Ia generación nacida quince años
quedarse. solo con eI valor de frecuentativo, con- después de Pericles ha sido ya contaminada por
tinuativo, para sugetit el cltá"ct de lndole o las nuevas ideas y siente g1.an entulriasmo por las
propensión. En suma, algo pateio a los sufijos fotmas de vida que los «pensadores» de la peri-
Lñtttos o¡r¡ y bundtts a. feria helénica hablan iniciado. Esto hace que
Todo esto va tefetido aI verbo flosofar y s,t, empiecen a visitar Atenas y, bien que en breves
adjetivo, cuya existencia puede ser datada en torno presencias, actuaf ante los cfrculos refinados,
al 5oo. Pettrechados con ello, quisiétamos asistir hombtes como ^ Zenón, tal vez Pa,tménides, Pró-
a Ia aparición del sustantivo «fi.losofla» que es 1o dico y.Protágoras. En ese ambiente debió de cit-
- nos importa. vista todos los dátos positivos
que cular ya el nombre «filosoflar> para significat la
Quien terga a la- ocupación con todas las nuevas difciplinas, por
y flegativos que entran en la cuestión reconocerá tanto, desde la filosofla natural hasia la tetórica.
que no es itritantemerite aventutado situat en Ia Una situación peculiar iunto a todo esto eta la
década 44o la aparición del nombre «filosofla», que gozaba l¿ medicina.
como expresión nueva y sabtosa que empezaron Toda palabra de la lengua es 'un uso que se
a usat los gtupos de <<cultos»> que, más o menos forma dentro de ufla parte de la sociedad pata
próximamente, todeaban a Pericles. Hacla veinte extenderse a veces a toda elia. Cuando se trata
años que Anaxágotas hábía llegado a Atenas, de un gtupo social muy especializado algunos de
donde aún no se conocla la nueva fauna que era los vocablos pot él usados dejan de ser palabtas
el «pensadot». Esto y la vida tettalda que se de la lengüa y se convierten en términos. La
atribuye a Anaxágotas fueron causa de que los lengua es cosa muy diferente a una tcrminologia.
efectos de su pr-esencia en Ia ciudad tatdasen El tétmino es un vocablo cuya significación está
taflto en producirse, pot lo menos de m¿nera determinada por una definicióo previa y solo
t AIgr"" indicación conociendo ésta se entiende aquel. Por eso su
interesante sobre los compuestos de
9rlo, en Rieth, Grwdbegiffe der stoischen Ethik, pp. 24, sentido es preciso. Mas la pa,labta de la lengua
28,29. nos entrega su se¡tido sin ptevia definición. Pot
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ORIGEN Y EPÍLOC,O DE LA FILOSOFÍA la ocup¡c¡óx FILosóFrcA
lo mismo es siempre imprecisa. Pues bien, eI soást¿. Y el caso es que cincuenta años después
vocablo <<filosofía» flo nace como término sino Isócr¿tes todavla 1e llama asl. ¿No era «61osofÍar»
como normal palabta de ia lengua y aun como tal la púabu ideal para su situación? Er¿ un nombre
con su perfil sobremaneta flotante. Su convelsión suave, de perll difuso, sin nada hiriente y que
en término puede simbolizar la histotia de l¿ vida ptoclama eI deseo de no patecet petulante. Pero
intelectual ateniense durante el medio siglo que oftecia ptecisameflte para su mensaje, la posibili-
sigue. dad de darie un nuevo sentido sin más que usar el
Esta conversión tiene iugat en Platón. Su obra compuesto descomponiéndolo, es decir, subta-
e¡tera es un denodado esfuerzo pata" dzt a, 7a yando su etimología. Buscar en la lengua un nom-
palabra «filosofla» un sentido rigoroso. Pero el bre pata algo nuevo lleva siempre al buscador a
hecho de que desde sus primeros esctitos nos detenerse en forma anormal ante los vocablos que
ap^tezc^ tan preocupado con este norobre, por quedao efitonces enajenados, en cierto modo como
tanto, antes de que éI mismo poseyera la idea si fueran palabras de una lengua extraña. Entonces,
ptecisa de una disciplina a que más tarde lo iba contemplados bajo esta óptica anotmal
a reÍettt, prueba que su predilección por este hemos hecho semejante expetiencia-, la-todos etimo-
vocablo es en él cosa hercdada de Sócrates. logla emerge de dentro de la palabra como si al
En Sóctates se hacía cuestión más aguda y ttavés de su cuerpo habitual saliese afuet¿ su
perentoda que en los pensadotes precedentes la esqueleto. Ahora bien, el mensaje de Sóctates e¡a
necesid¿d de encontrar un nombre que amparase sobtemanera paradójico potque ftente a los saberes
"su actuación, Era el primet ciudadano ateniense que tan pomPosamente efan ostentados pot aquel
que.en la forma más pttblica apaxecla ocupándose tiempo en Atenas, el szbet que éL pretendla poseét
con las nuevas ideas, fuese para exponedas o para eta un <<sabet-que-no-se-sabe>>, :u¡a docta ignlrdt ti.t,
criticadas. Después de que Anaxágoras y Protá- Es la formal tepulsa a considetarse como oo?dq \r
goras hablan sido expulsados, no podla menos de menos arln como maestro de sabetes o sofi.sta.
tener una conciencia muy clara de que su actua- Precisamente porque su saber es negativo lo deia
ción eta peligrosa. Por otta parte, a fladie como a Ileno de anhelo por lo que Ie faka. Al descompo-
é1 impotaba diferenciarse en ia opinión de las ner la palabra debió de encontrarse Sóctates con la
gentes, de los n¿turalistas y de ios retóricos. más exacta expresión de 1o que él queda
Debla itritade oit que se Ie llamaba cofllo a estos, siendo: afanoso, anheloso de saber. No ^paÍecet
se daba
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ORIGEN Y EPÍLOGO DE LA FILOSOFÍA r¡ ocup¡ctóN urosór¡c,t
con esto ningún paso positivo para precisar cuál peto en Platón pierde ya por completo toda cone-
fuese.la oogic del 6iósofo, peto dibujiba con gran xión_ con el contenido que se pretende hacede
exactifud su actitud personal. En esta foima, s,gnlhcar. La mejor prueba de ello es la luch¿
como des-compuesto, e1 vocablo dejaba de ser entre Isóctates y Platón pot hacerse dueños de
una palabra de la lengua. Su etimología 1o definía este nombre pata designar la divergente ocupación
fotmalmente y le proporcionaba.el hietatismo y la a que cada uno se dedicaba, Batal7a. tal pár este
asepsia que diferencian al <<término¡» de ia «pala- nombre prueba dos cosas: una, que el vocablo
bra», En fin, esta especie de «juego de manos» posela entonces un gfan atsctivo; otra, que su
hecho con el habitual nombre «filoiofia» er¿ una sentido en la lengua era sumamente va[o, es
cteación irónic¿ más. Sin duda, la palabra que, decit, que la pzlabta, apenas si decla ¡ada. S-u sen-
como tantos otros gr).0, etaya tmanettda, aumentó tido consistla más bien en no deci¡ nada preciso
su atnaneramiento. Pero itonía es, clato está, y lo. único preciso de ella era su significación
manierismo. Las escuelas socráticas son todas evaslva.
amanetamientos orientados en distintas direccio- Muy distinto hubiera sido el nombre de l¿ ocu-
nes. Debfa habe¡se hecho resaltar más el manie- pación fllosófica si, en vez de ser elegido aten-
rismo, a veces intenso, de Platón que le impidió diendo al contoffio social del <<peosador», hubiera
ser frunca considerado como un escritor «áiico». este, con plena espontaneidad, buscado una pala-
EI «asianismo» que siempre se le imputó no es bra que enunciase lo más acertadamente poiible
sino manierismo, Por eso no debe sorprender que qué era lo que en él acontecia mientras frlósofaba
sea, tal vez, el autot que más compuestos con gr),0
emple¿. ¡Llegan a cerca de sese¡ta!
:-por taoto, como un nombte que desde su inti-
midad se daba a sl mismo. Y, eñ efecto, ciertos
Este desarrollo nos hace entrever con bastaflte slntomas nos sugieren que durante algún tiempo
ptobabilidad que el nombte de la ilustte disciplina pareció que iba a consolidatse la palabra ri).¡&era
le fue dado principalmente por razones defeniivas iomo nombre de la filosofla. No es solo que,
y como una precaución que el «pensadon» necesi- según Platón, el übro fu¡damental de Protágóras
tabl torn t ftente a I¿ i¡ritabilidad de sus conciu- se üamase asl. Más interesante es observar iierta
dadanos adscritos aún a la aetitud religiosa. Toda- incomodidad en Aristóteles frente al nomb¡e <<fiIo-
vla en Sócrates podla un sentido etimológico sofía», <1ue Ie obliga a denominar «fi1osofla pri-
refejar el saber negativo que él quería enseñar, mer»>, 1o que a su iuicio constituye la filosófla
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l ORIGEN Y EPÍI-OGO DE LA FILOSOFíA LA ocuPlcróN F¡LosóFIca
pfopiamente tal. Pues acofltece que cuando quiefe alojamiento, porque la verdad no es otiginatia-
diferenciat de modo estricto el modo de pensar mente la veldad de un juicio sino la verdad de los
que lleva a la ciencia de los principios, es decit. a setes mismos o los setes e¡ su yetáad. Los seres
la ciencia prototípica y le intetesa separada de los pot s1 no aparecerr en su verdad, lo cual no
otlos modos de pensat que se hablan seguido en implica por fuetza que su modo de presentatse sea
Grecia cosmogofllas y teologlas ót6cas, el ero¡. Simplemeote no es <<verdadero>>. La vet-
-poesia,
«fisiologla>>-, señala la línea de los gr),ooogávtec nepi dad de los seres es por sl oculta y necesita teve-
qc il?.r¡8eraq, los que han filosofado acerca de la lame, ser descubierta. Lo ptopio acontecía a ios
verdad 1. Esta vetsión, que es la usual, no tiene dioses, pero estos se revelaban por su propio
sefltido. Vetdad no significa aquf una vetdad arbitrio y no habí¿ medio para controlxr la auten-
cualquiera sino un géneto de vetdad tadical y ticidad de su epifarila. La filosofla, en cambio, se
fitmlsima a que solo se puede llegat pot un deter- presentó corno el procedimiento metódico para
minado modo de pensar o método. Designa a la obtener la revelación <i).{$etc. Si se quiere
vez el tesuitado de' Ia investigación y la maneta hablar de vivencia (Erhbnis),-la esta metédicaleve-
intelectual de llegat ::. é1" Ahom bien, esto era cosa lación fue Ia «Eriebnis» básica de los primeros
ignotada de ios tiempos antiguos. Habla sido ini- fiiósofos, y ci).i¡Set«, por taflto, el nombte que vista
ciada pocas generaciones antes, y por eso, más desde su personal intimidad cotrespondla a su
expllcitamente, hablztá y* en stt Protrepti'éds de ocupación.
<<la cienciz d.e esta verdpd, que es la que Ahota tenemos que hacet nosotros tarnbié¡ una
--ggrivlorq- tadicai separación e¡tte la fiiosofia y lo que no io
Anaxágotas y Patménides irriciatoo> '. Una y otra
vez en los escritos atistotéücos el nepi ric ¿.í¡$etcq es, par¿ intentar efltrever cómo surgió, no solo
significa fotmalrnente el nombre de una ciencia, dife¡enciándose de la religión, sino también de
precisamente de la filósofla en ei sentido más lns ottos modos de pensat. Es decir, tenemos que
estricto. tetroceder a la hott en que Parmélides comenzó
,dunque la vetdad pzra Atistóteles leside en el o, hablat de algo sobremaner¿ exraño y que llam.ó

iuicio, este residit ha de e¡tendet§e solo como eI <<ente>>. ¿Cómo y pot qué aconteció tan sor-
ptendente aventura? Se repite con excesiva facjli-
I dad que Ia 6losofla es pregunta por el Ser. Como
Met. 3.983 b 3. Lo repite en 993 a 30.
a Frag.52. si preguñtarse por tan heteródito personaje fuese
l
I
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ORIGEN Y EPiLOGO DE LA FILOSOFÍA
lo más natural del mundo..Nosotros necesitamos
tomaf esa pfegufita un poco antes de que hable
del Ser. No es posible que esto fuera ló que los
hombres que habían perdido la fe en los-dioses
y no se contentaban con Ia góorq, s6mgnzaron por
busc¿r. Tal vez el Ser fuera algo que no signi6-
caba yz la pregunra inicial. Tal vei el Ser eia ya
respuesra. Cuando se dice que la Elosofla es pie-
gunta por el Ser se subentiende que ella va a SE TERMINó DE IMPRIMIR ESTA oBR¿
procurar descubrir los attibutos constitutivos del
r¡, pÍ¡ ¡o DE JUNro DE t972
Ser o del ((ente». Pero esto implica que se tiele
E\ Los r^LLEREs cn,(r'¡cos pÉ
delante ya el Set. ¿Cómo llegó a estai delante de EDICIONE§ CÁSTILLA, S. Á., MADRID
las mentes? ¿No parece más verosímil que los
hombtes, perdido el fundamenro de su r.ida, se
preguntaron por algo X que debía de tener ciertos
atributos preuios los que justifica-
-preciszmente
ban quc fuese buscado?

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