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Heráclito de Éfeso

La influencia de Heráclito sobre la filosofía antigua no fue ni profunda ni


perdurable.
Según, para los modernos Heráclito es el que más interés y más polémica ha
suscitado. Es uno de los que presenta mayores dificultades de interpretación.

Heráclito continúa la tradición de sabiduría ya que había caracterizado a los Siete


Sabios y por otra parte hereda la cultura técnico científica de los filósofos de
Mileto.
Como fondo seguía en su época, cuyos contenidos se comunicaban en la épica y
la lírica.
La antigüedad ha conservado noticias anecdóticas sobre su vida. Sólo podemos
decir con certeza, sobre él, que vivió en Éfeso, una ciudad, como Mileto, de Asia
Menor, y que su vida se extendió aproximadamente entre la segunda mitad del VI
a.C. y el primer tercio del V.
Heráclito critica el destierro de Hermodoro ya que en su ciudad ocupaba el poder;
un gobierno de corte democrático con el que él, no parece estar muy de acuerdo.

Se dice de él que escribió un libro que se atribuye naturalmente. Acerca de la


naturaleza. Según se nos dice, tenía tres partes o secciones:
1. sobre el universo
2. sobre la política
3. y sobre teología

El propósito de que su obra fuera difundida se cumplió, y así se nos da noticia de


la
llegada de algún ejemplar a Atenas. Por otra parte, vemos la palpable influencia
de su estilo y concepciones en el tratado hipocrático Sobre la dieta y en el propio
Demócrito. Algunos autores modernos se han esforzado en negar la existencia del
libro o en considerarlo una mera recopilación.
Tales hipótesis carecen totalmente de fundamento.

Los fragmentos de Heráclito están erizados de dificultades de interpretación y ya


los antiguos le atribuyeron fama de enigmático (Misterioso) y lo apodaron “el
oscuro”.
La culpa de esta fama la tiene en gran medida su estilo aforístico (que juega con la
ironía y la comparación de elementos), un estilo que procede de la tradición
gnómica (sentencia: los temas van de lo sagrado y divino a lo mundano).

En este sentido Heráclito actúa como el dios que habla por boca de la Sibila
délfica que, según sus propias palabras, “ni dice ni oculta, sino da señales”. A ello
se añade una búsqueda de la paradoja, nos muestra pues como un autor literario
que domina a la perfección los recursos del arte y que encadena cadenas de
sentido, para construir un universo ordenado.
Estas características de su modo de expresión, produjeron incomprensión,
desinterés por parte de sus continuadores.
Los llamados Heraclíteos a lo que sabemos quedaron muy por debajo de su genio.
Platón y Aristóteles lo citan poco y mal.
Platón es culpable de haber legado a la posteridad dos frases de Heráclito. Las
únicas que el hombre culto no especialista atribuye:
 Todo fluye
 Y no nos podemos bañar dos ves en el mismo río.
Que resultan ser ambas tan deformadas.
Aristóteles, sólo lo entiende como una prolongación más del pensamiento de corte
milesio.
Más tarde serán los estoicos los que contribuirán a distorsionar su pensamiento,
que por cierto ha arrastrado a muchos de sus intérpretes modernos.
La tradición demográfica, elaborada más sobre las versiones de los discípulos de
Aristóteles y de las estoicas que sobre la fuente genuina, ya que sirve más de
confusión que de ayuda.

Lo más curioso es que el naufragio de su obra; los que han salvado más restos,
han sido, los Padres de la Iglesia que lo citaron para combatir a la herejía y
desviados de la fe. Esta situación provoca un cumulo de problemas al estudioso
moderno; digamos, filológicos, que son tres:
1. El de la autenticidad, ya que con toda claridad se han atribuido a Heráclito
fragmentos que no son suyos.
2. El de la dificultad, crea la falta de rigor en las citas características de los
autores antiguos. Con frecuencia no sabemos dónde acaba la cita y donde
comienza la paráfrasis.
3. El de la ordenación, en cuanto a los fragmentos conservados.

La pérdida del libro de Heráclito, nos ha dejado descontextualizadas, lo que hace


que su sentido sea aún más oscuro. Toda la ordenación de los fragmentos de
Heráclito es discutible en tanto que no podemos recurrir a criterio alguno.

Fragmentos de Heráclito:
El fragmento 1 sería el proemio de la obra, denominada “logos”, (cosa que se dice,
relato, discurso).
El problema es que logos es para Heráclito mucho más que eso; es un concepto
crucial, que, como tal, puede ser oído por sus oyentes y al parecer no
comprendido. Logos es por tanto una explicación lingüística. De ahí la traducción
“razón”, que refleja pálidamente el logos original, pero que tiene en nuestra lengua
esta triple connotación lingüística, aritmética y lógica.
La paradoja consiste, para el filósofo, en que la gente no logra percibirla
“escuchando sin entender”, “no entienden las cosas con que se topan, ni pese
haberlas aprendido las conocen”.
Heráclito se considera en posesión de la clave para comprender al mundo y
señala el método para conocerla:
 Descomponer cada parte y examinar luego la relación que hay entre
ellas.
A lo cual fracasa en su intento de probar la verdad. La ignorancia humana impide
comprender la naturaleza de la realidad. En vez de hacerlo, imaginan y conjeturan
y “a ellos le parece” que conocen.
Como la razón está presente en toda la realidad y sus manifestaciones son
aprehensibles (que se puede comprender), es bueno que, para conocerla, veamos
y oigamos, lo que es preferible, otra cosa que el filósofo no nos dice cuál es, pero
que quizás sea la especulación de corte temático al gusto de los pitagóricos.

Quizás en el fragmento 6 (El sol es nuevo cada día) se refiera con la frase “Los
ojos son testigos más exactos que los oídos”.
Ahora bien, aunque la razón es aprehensible, no lo es en forma directa. Ello
explica que Heráclito se refiera a la verdadera naturaleza como algo que gusta de
ocultarse como una ensambladura invisible que se esconden tras la multitud que
conforman la ensambladura visible.
Ante esta situación, el filósofo debe, tener voluntad de creer y confianza en el
éxito.
Recuérdese la famosa sentencia délfica “conócete a ti mismo”, ya que también
dentro de uno mismo se manifiesta esta razón. Estos rasgos distinguen la
verdadera sabiduría de una falsa sabiduría acumulativa, pero que, en quienes la
practican sin ir más allá, queda incompleta y hueca. Según Heráclito es esta la
sabiduría hueca que han practicado los autores reputados.

Un ejemplo pintoresco de la forma en que uno puede engañarse si no conoce la


clave. Un acertijo al propio Heráclito, en que se cuenta que unos pescadores
estaban buscándose piojos. El mensaje “cuantos vimos y cogimos los dejamos,
pero los que ni vimos ni cogimos los llevamos” carece de sentido si se habla
de peces, pero si se sabe la clave, es decir, que se está hablando de piojos, es
perfectamente significativo.

Los siguientes fragmentos se refieren a la teoría heraclítea de los


opuestos.
A lo largo de toda la historia, desde el pensamiento pre filosófico, fue una contante
en las concepciones griegas la idea de que existe una serie de pares de opuestos
que intervienen activamente en la configuración del mundo.
La oposición, crea una estructura en la que todo es algo más que la suma de dos
partes. Heráclito intenta dar ejemplos claros del principio establecido de la
concordancia y unidad de los opuestos por tanto los hay de un valor muy desigual.
Ejemplos: arriba/abajo, puro/impuro. Otras con nociones alejadas o valorada de
forma diversa, pero no necesariamente contrarias entre sí ejemplo
desperdicio/oro, médicos/enfermedades.
 Un primer grupo lo forman los contrarios que son uno, porque se hayan en
un mismo lugar: recto y torcido rodillo del cardador (un tornillo) al girar,
penetra en vertical; hacia arriba y hacia abajo coinciden en una misma
pendiente.
 Un segundo grupo lo constituyen los contrarios que constituyen una
unidad: el mar es vida para los peces y muerte para el hombre.
En cuanto al fragmento 40, ha sido interpretado de múltiples maneras,
probablemente señala la paradoja que un río es el mismo en tanto que siempre
tiene el mismo nombre, pero es otro en tanto que sus aguas son continuamente
otras.

Una errónea cita de este pasaje por parte de Platón en el crátilo 402 “dice
Heráclito que todo fluye y nada permanece, ya semejándolo a la corriente de un
río, dice que no podrías entrar dos veces en el mismo río”
 Un tercer grupo de contrarios son una por su mutua convertibilidad,
porque el uno se convierte en otro y viceversa. Los ejemplos son
vida/muerte, despierto/dormir, joven/viejo.
Por cierto, que el primer par y el tercero, no en principio mutuamente convertibles,
pero sin duda Heráclito se basa aquí en determinas creencias que le permiten
hacer tales afirmaciones.
En el fragmento 43 se critica a Hesíodo por distinguir separadamente a Día y
Noche, cuando ambos son sólo dos fases de una misma entidad, el día de 24
horas. Los contrarios no son uno porque no sería nada uno de ellos ni valorables
ni concebible siquiera sin el otro. Así ocurre con la enfermedad y salud.
El fragmento 47, difícil de interpretar. Sobre la condición de mortalidad y la de
inmortalidad, se requerían mutuamente.
El fragmento 48 juega tres pares de opuesto: luz/oscuridad, muerto/vivo,
dormido/despierto. La razón de su unidad es que hay lugar de encuentro entre
cada uno de ellos.

Los siguientes fragmentos se refieren a la teoría de Heráclito sobre el


aspecto material del mundo.
Tras su idea básica de que el orden del mundo no es fruto de ninguna intervención
ajena al propio universo, afirma que el mudo consiste en fuego, fuego sin principio
ni fin que a, diferencia de la razón, de cuyas trasformaciones proceden de los
demás elementos. Lo interesante es que este fuego e prende y se apaga (es decir
se convierte en otros elementos), es de acuerdo con la razón. Tales medidas
presiden como, por ejemplo, el sol. Ello comporta que en el trasiego de
conversiones del fuego no haya perdidas de materia. De ahí que se ejemplifique el
papel del fuego en el mundo con el del oro.

Los fragmentos 57 al 65 se refieren a las aplicaciones de las ideas de Heráclito


sobre el fuego cósmico a las cuestiones que habían ocupado a los milesios,
astronomía y meteorología. Los astros son una especie de cuencos no grandes en
los que se concentran las exhalaciones calientes que proceden de la evaporación
del mar; por eso que se dice que el sol es nuevo cada día, porque cada día son
diferentes las exhalaciones que configuran el interior del cuenco.
Considerar que lo Heráclito quería decir es que los contrarios están por debajo de
toda realidad, aun cuando no hubiese sol, porque entones serian otros los astros
que servirían para mantener la contradicción.

En cuanto al fragmento 59, niega la idea, sostenida por ejemplo por Hesíodo en su
poema Trabajos y días, de que hay días nefastos y favorables: al ser todos
producto del mismo tipo de procesos físicos, cualquier día es igual a cualquier
otro.

Pero al parecer esta aportación por parte de Heráclito no sido particularmente


importante.
Sin embargo, las formulaciones del filósofo sobre la teoría del alma,
completamente consecuentes con sus ideas sobre el fuego. El alma de fuego y,
como tal, sufre idéntica transformaciones a las de éste por lo que su muerte es
convertirse en agua.
El alma se debilita con los placeres.

A continuación, se agrupan los fragmentos de tema teológico.


Relacionados con la teoría física.
La divinidad es la unidad que subyace a todas las contradicciones y la aparente
variedad de las cosas es como la del fuego, que cuando quema maderas
aromáticas produce olores diferentes, sin dejar de ser sólo fuego.
El fuego es un elemento divino que, en su forma más pura, el rayo, gobierna todas
las cosas, las pastorea, todo lo vigila y abra de ser juez universal de todos los
comportamientos. Por esta imagen ígnea (de fuego) de la divinidad se
complementa con la afirmación de que es, al mismo tiempo, un principio de la
sabiduría absoluto y trascendente a las cosas.
En cambio, las prácticas religiosas son para Heráclito ridículas y absurdas.
Así la censura la purificación por medio de la sangre de animales etc. De ahí su
consejo de abandonar la tradición, y es en ese sentido en el que se dice que “no
hay que hablar y actuar como hijos de nuestros padres”.
El hombre no posee capacidad de juicio y ve la realidad como contradictoria,
incapaz de comprender la unidad; es, suma, como un niño frente al dios.
En cuanto al ideario ético de Heráclito, es muy conservado en los principios
aristocráticos del pasado. Del carácter ingénito del hombre depende su futuro.

Mi elección por la de Marcovich se debe a que me parece la mejor para


ofrecer una síntesis coherente del pensamiento del autor, la que procede de
Reinhardt y pasa por Kirk y Guthrie.

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