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LA ESCOLÁSTICA
José Ignacio González Cabañas, José María Morales y Gustavo Alé Nasir
EL PENSAMIENTO ECONÓMICO MEDIEVAL
LA ESCOLÁSTICA
1. Contexto histórico
2. Concepciones económicas de Santo Tomás de Aquino
3. Nicolás Oresme y el primer tratado monetario
4. Bibliografía
1. Contexto histórico
La Edad Media
Comprendida entre la caída del Imperio Romano de Occidente y la del de Oriente, la
Edad Media es tan extensa como heterogénea.
Sin embargo, nosotros vamos a concentrar nuestra atención en la época más
brillantemente representativa: los siglos XIII y XIV.
La primera parte de la Edad Media fue escenario de dos hechos que influyeron de
manera muy distinta en el mundo occidental: la expansión del cristianismo y las
invasiones bárbaras y arábiga.
En el aspecto cultural, la influencia de la penetración germánica fue más bien
negativa, disolvente de la antigua cultura clásica.
En el aspecto económico, la influencia fue destructora.
Con la desaparición de la Pax Romana y la disolución del Imperio, la economía
urbana, provincial y hasta imperial, se contrajo hasta una economía rural y casi
exclusivamente doméstica.
Las posteriores invasiones de los árabes cortaron a los pueblos de Occidente sus
relaciones comerciales con el norte de África y con el Oriente.
La difusión del cristianismo, en cambio, dio una orientación positiva a la civilización
en decadencia, plasmando actitudes e instituciones inspiradas por las reglas
cristianas.
Por otro lado, las grandes universidades de Europa se establecieron en el siglo XIII.
Las universidades, como los parlamentos, son legados de la Edad Media de los que
seguimos disfrutando.
Además, el hecho de que en, en esta época, todos los académicos emplearan el
común idioma latino, favoreció el que hubiese un gran movimiento de licenciados
por las distintas universidades europeas.
La organización social: el feudalismo
El régimen de la esclavitud había sido reemplazado por el de la servidumbre.
Los siervos se diferenciaban de los esclavos en que tenían personalidad legal y
podían disfrutar de alguna propiedad privada.
Pero seguían estando unidos a la tierra: no podían abandonarla sin la autorización
de su señor.
Además, si la tierra cambiaba de dueño, los siervos cambiaban de señor.
De esta manera, el feudalismo fue un sistema de producción y distribución
caracterizado porque la propiedad no era absoluta, sino que se asemejaba más a
nuestro actual concepto de usufructo, aunque sujeto a determinados deberes
militares, personales y económicos.
El rey era el depositario de todos los derechos legales sobre la tierra; asignaba
tierras en grandes cantidades a los nobles (los señores feudales), los que a su vez la
reasignaban a diversos subarrendatarios (los siervos), a cambio de tributos,
normalmente muy elevados.
En la Edad Media la propiedad feudal se convirtió en la sede del poder político.
Cada señor feudal ejercía numerosas funciones de gobierno en su territorio
particular.
Los hombres libres se refugiaban en las villas, donde gozaban de la protección real.
Allí nacieron las artesanías, que se organizaron en gremios.
La comunidad universal
La sociedad era concebida como un cuerpo en el que cada clase social tenía una
función diferente que desempeñar.
Gracias al cumplimiento de las diferentes funciones por las respectivas clases
sociales, se conseguía la perfecta armonía de toda la comunidad y el máximo
bienestar social.
Es decir, aunque la sociedad medieval estaba dividida internamente en clases, de
acuerdo con el sistema feudal, se caracterizaba por cierta unidad que le daba el
concepto de comunidad universal.
La comunidad universal de la Edad Media era una comunidad de creyentes
profundamente preocupados por la salvación eterna.
Asignaba a la Iglesia el papel vital de intermediaria entre el hombre y Dios.
La Iglesia
Además de sus funciones espirituales, el clero medieval fue el encargado de salvar
la antorcha del saber en los tiempos del oscurantismo, cuando ni siquiera los reyes
dominaban el arte de leer y escribir.
La clerecía medieval monopolizó el conocimiento durante todo el medioevo, lo que
le dio unidad doctrinal a toda esta etapa.
Por otra parte, la Iglesia fue uno de los más grandes poderes de la política medieval.
Los diversos donativos y legados de los fieles fueron aumentando la riqueza de la
Iglesia, que llegó en algunos momentos a ser la máxima propietaria de tierras de
toda la Cristiandad.
El sistema gremial
Al ampliarse los mercados y crecer las ciudades, las actividades mercantiles que
hasta entonces habían sido intermitentes tomaron la forma de ferias.
Con el objeto de evitar la explotación de los trabajadores y la competencia desleal,
los gremios lo reglamentaron todo con excesivo detalle: las horas y condiciones de
trabajo, la producción y los precios.
El pertenecer al gremio correspondiente era obligatorio para todo aquel que
quisiera ejercer su oficio.
El derecho a traficar quedaba restringido a los miembros del gremio de mercaderes
de la ciudad.
El gremio medieval comprendía a los maestros o patrones-empresarios (es decir, no
eran asociaciones de obreros, como los gremios actuales).
Características del pensamiento económico medieval
La economía como ciencia analítica, sistemática y autónoma no nace todavía en
este período.
Los escasos análisis económicos que se encuentran están siempre en un contexto
ético y teológico.
Los autores que tratan de asuntos económicos son teólogos y moralistas que
conciben la actitud económica como un aspecto de la conducta moral.
El principal interés de la clerecía era la justicia, no el intercambio.
Y una forma de justicia es la justicia en el intercambio (o justicia conmutativa).
De modo que la economía no sólo no es independiente de la moral, sino que está
totalmente subordinada a ella.
El ideal de moderación va a ser característico de la concepción de la economía en
esta época.
Puesto que los bienes materiales eran considerados como medios, nunca como
fines, la pasión por la riqueza será condenada con todo rigor.