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Introducción.
El señorío o dominio del hombre sobre las cosas es una de las claves de la historia de la
humanidad. La apariencia de poder, el apetito de dominación es uno de los motores de la historia
del hombre sobre la tierra y de sus evoluciones. La lucha entre los que tienen y los que aspiran a
tener que subyace en el fondo de todas las ideologías formuladas y que se formularán hasta el fin
de los tiempos.
La propiedad se concibe como el poder jurídico que le otorga a su titular el uso, disfrute y
disposición de una cosa, a excepción de las limitaciones establecidas en el ordenamiento
jurídico. En ese sentido, el artículo 544 del Código Civil dominicano dispone lo siguiente: “La
propiedad es el derecho de gozar y disponer de las cosas del modo más absoluto, con tal de que
no se haga de ellas un uso prohibido por las leyes y reglamentos.”
Esa expresión “del modo más absoluto” atribuida a la figura objeto de estudio, se ha ido
perfilando con el devenir, puesto que podría entenderse como ilimitado. Sin embargo, por el
termino absoluto debe entenderse que ese derecho puede oponerse erga omnes y no solamente a
una persona determinada.
Para los fines del presente escrito, también cabe destacar la visión desde la economía que define
la propiedad como el conjunto de relaciones económicas y sociales que definen la posición de
cada individuo respecto al uso de los bienes escasos. Y es que la propiedad constituye la
condición de toda actividad económica del hombre y la protección más importante que la ley
brinda a toda persona.
Tal como afirma Aizpurua Agirre (2004) “…los derechos de propiedad que operan en una
sociedad son una parte esencial de su estructura institucional. De hecho, para economistas como
Coase, Alchian o Demsetz, que han logrado que la discusión teórica sobre los derechos de
propiedad sea parte de la agenda de los economistas, cuando hace cincuenta años era un tema
básicamente ignorado, la variable económica fundamental de cualquier sistema social, es la
forma en que los derechos de propiedad están reconocidos en esa sociedad”.
Ese derecho tiene entre sus características la obligación de “hacer” por parte del Estado, que se
materializa en diversas acciones tales como: prestaciones públicas, resguardo policial, sistema
jurisdiccional para asegurar y garantizar el derecho, la creación de registros de propiedad, entre
otros aspectos, además del respeto por parte de terceros.
De igual forma, el derecho de propiedad está consagrado en otras normas de derecho
internacional que conforman el denominado Bloque de Constitucionalidad, que han sido
debidamente ratificadas por el país, entre las que figuran:
3.1. El Uso.
El derecho a usar es el servirse del bien, utilizarlo para lo cual existe. Se usa una casa
habitándola, se usa un automóvil valiéndose de él como medio de transporte.
El derecho de usar o ius utendi es aquel en virtud del cual el propietario utiliza el bien de
conformidad con su naturaleza o destino. Este atributo presupone, desde luego el derecho a
poseer o ius possidendi pues es la manera como el propietario ejercita los demás atributos y sin
ella no puede beneficiarse del bien.
El uso consiste en la opción de poner la cosa al servicio del titular sin modificar su sustancia. El
Por tanto, entendemos por uso o ius utendi a la utilización del bien (en algunos casos ajenos) de
conformidad con su naturaleza o destino sin llegar a alterar su sustancia y que además
presupone la posesión del mismo. Así en el caso de una casa o departamento el uso consistirá en
habitar el bien; en el caso de un automóvil, bicicleta o scooter el uso consistirá en utilizarlos
como medios de transporte. En ambos casos los bienes no se extinguirán, sino que solo tendrán
un desgaste natural producto del tipo y el tiempo de uso que se les haya dado. Pudiendo
beneficiar tal derecho a quien goce del mismo o a un tercero.
El derecho de gozar o disfrutar o ius fruendi, es aquel por el cual el dueño obtiene para sí el
aprovechamiento del bien, se trate de sus frutos como de sus productos e incluye su consumo,
cuando el bien es consumible. Baudry Lacantinerie señala que disfrutar de la tierra importa
recoger las cosechas de la misma.
Se lleva a cabo esencialmente con la percepción de los frutos, ya sean los que provienen
naturalmente de la cosa (quidquid nasci et renasci solet), así como los frutos civiles. El distrute,
en términos de precisión lingüística, difiere del uso, y ya el Derecho romano admitía el adagio
siguiente: si fructus sine usu obtigerit stipulatio locum hadebit. El lenguaje corriente, incluso
jurídico, emplea la expresión en un sentido más amplio, insertando en el derecho de goce el de
uso, teniendo en cuenta la lógica del empleo de la cosa, cuyo disfrute habitualmente involucra el
uso.
Por tanto, entendemos por uso o goce o ius fruendi al aprovechamiento de los frutos y productos
del bien incluyendo su consumo cuando el bien sea consumible. Teniendo este atributo carácter
económico, social y político. Presuponiendo el disfrute o goce el uso. En un arrendamiento se
obtiene un provecho económico de la misma forma aquella persona que cede el uso temporal de
su auto, bicicleta o scooter por ejemplo a través de una cesión de uso a título oneroso.
3.3. Disposición
El derecho a disponer o ius abutendi, que es el más caracterizado y típico de los atributos del
dominio dado que el uso y el goce son actos de administración, por cuya virtud el dueño tiene la
libertad de disposición tanto material como jurídica, consumiéndolos, afectándolos,
desmembrándolos o desprendiéndose de ellos a título oneroso o gratuito.
Por tanto, la disposición o ius abutendi es aquella que involucra la libertad de enajenación del
bien (jurídica) o el deterioro o destrucción del mismo (material). Lo usual es la transferencia de
la titularidad del bien a través de una compraventa, permuta o donación sin embargo nada impide
que el dueño altere la sustancia del bien deteriorándolo o destruyéndolo siempre y cuando ello no
riña con el interés social o los límites de la ley.
El poseedor no propietario es quien usualmente posee el bien sin causa jurídica alguna o
injustamente.
Los requisitos de la acción reivindicatoria, son: a) que el demandante sea el dueño del bien; b)
que el bien esté individualizado y c) que el demandado esté en posesión del bien.
Son aquellos que hacen nacer el derecho por primera vez sobre la persona de su titular, es decir,
el reconocimiento e inscripción por primera vez de un derecho real inmobiliario, lo que se
conoce en nuestra legislación como saneamiento inmobiliario.
Están contenidos en los artículos 711 y 712 del Código Civil Dominicano, que establecen que la
propiedad de los bienes se adquiere y transmite por sucesión, por donación entre vivos o
testamentaria, y por efecto de las obligaciones, también se adquiere por accesión o incorporación y
por prescripción
3.2.1. Sucesión
En la lectura combinada de los artículos 712 y 718 del Código Civil Dominicano podemos
establecer que la sucesión es un modo de transmisión post mortem de los derechos del de-cujus a
favor y provecho de los sucesores o legatarios con calidad legal para recibirlos.
Es el modo de transmisión de la propiedad de los bienes del causante a los sucesores en calidad
legal para recibirlos a consecuencia de la muerte del primero. Se trata de un modo derivativo,
puesto que la propiedad ya existía en el patrimonio del difunto, y mortis causa, pues es el
fallecimiento es lo que determina la sucesión.
Nuestro Código Civil hace referencia a la sucesión testada o intestada, según haya testamento o
no. Sin embargo, el hecho de que haya testamento no es suficiente para que se produzca la
adquisición de la propiedad en favor de sus beneficiarios. En primer lugar el testamento ha de ser
válido (tanto de forma como de fondo, esto es, respetando los sistemas de legítimas), en segundo
lugar, los herederos han de poder serlo (es decir, no estar impedidos para ello) y en tercero, han
de aceptar la herencia para perfeccionar la transmisión.
En cualquier caso, para poder acceder a los bienes y a su inscripción registral, deberá liquidarse
el correspondiente impuesto de sucesiones y donaciones, establecido por la Dirección General de
Impuestos Internos (DGII) correspondiente.
3.2.2. Donaciones
La donación es un acto por el que una persona (donante) entrega a otra (donatario) un bien o
derecho sin recibir nada cambio.
Para que sea válida requiere de la aceptación del donatario, aunque esta aceptación puede
hacerse constar en la misma escritura de donación o en otra separada y debe realizarse siempre
en vida del donante. Además, tratándose de la donación de bienes inmuebles ésta debe hacerse
siempre en escritura pública.
Es el medio de adquirir la propiedad mediante una extensión de dominio. Todo aquello que se
incorpore natural o artificialmente a una cosa principal pertenece al dueño de esa virtud del
derecho de accesión: esto es, por una unión o adjudicación de una cosa secundaria a una cosa
principal.
El artículo 546 del Código Civil Dominicano establece que “la propiedad de una cosa, mueble,
o inmueble, da derecho sobre todo lo que se agrega accesoriamente,
sea naturalmente o artificialmente. Este derecho se llama accesión”. Mientras que el artículo
551 del mismo código establece que “todo lo que se agrega o incorpora a la cosa,
pertenece al dueño de ésta…”.,en ese sentido, podemos ver que el Derecho Civil
establece una presunción de propiedad en beneficio del propietario, sobre todo lo que en
el terreno se construya, presunción que se destruye mediante la prueba en contrario.
3.2.4. Prescripción Adquisitiva
La prescripción consiste en el hecho de que por el solo transcurso del tiempo una persona que
haya detentado un bien con animus domini y reteniendo el corpus, es decir en calidad de
propietario en forma pacífica, continua y públicamente, se convierte en propietario.
La prescripción adquisitiva o usucapión es el medio por el cual el poseedor de una cosa inmueble
adquiere el derecho de propiedad sobre esa cosa, por efecto de la posesión prolongada durante un
plazo legalmente establecido.
Mediante la prescripción se adquiere el dominio de los derechos reales por el transcurso del
tiempo en las condiciones que determina la Ley. El dominio y demás derechos reales sobre
bienes inmuebles se prescriben por la posesión durante diez años entre presentes y veinte años
entre ausentes con buena fe y justo título. También se prescriben por la posesión no interrumpida
durante treinta años sin necesidad de título ni buena fe y sin distinción entre presente y ausentes.
Esta forma de adquisición de la propiedad o derechos reales vendrá dada generalmente por
resolución judicial. El fundamento de la usucapión o prescripción, es poner fin a un estado de
incertidumbre de derechos (los generados por la posesión apta para usucapir, y los de propiedad
que le asisten al titular del dominio), en tanto que centrada la atención en el sujeto pasivo, la
prescripción adquisitiva descansa en la inercia del auténtico propietario del bien, quien lo
abandonó o dejó en manos de otro poseedor, inercia que da lugar a la usucapión, que constituirá
la sanción impuesta al propietario negligente.
De manera que, el derecho de propiedad, que el Código Civil define en principio como absoluto,
exclusivo y perpetuo no mantiene siempre con rigor esos caracteres. En el mismo Código Civil y
en el resto del ordenamiento jurídico se establecen numerosas limitaciones a la propiedad, que
afectan el carácter absoluto, exclusivo y perpetuo de este derecho. Estas limitaciones se
enmarcan en dos grandes grupos:
En este sentido, se destaca la prohibición al dueño del predio sirviente de disminuir el uso de la
servidumbre o hacerlo más incómodo y en consecuencia, no podrá mudar o trasladar el ejercicio
de la misma a otro paraje distinto de aquel que se fijó en principio (Art. 701 del Cc); la
prohibición de abrir en la pared medianera con el predio contiguo ventanas o aberturas sin que
los dueños de ambos predios estén de acuerdo (Art. del 675 Cc); también la obligación del
propietario de construir los techos de modo que las aguas pluviales se viertan a su propiedad o a
la vía pública (Art. 681 del Cc).
Están regidas por el Derecho Administrativo y sus normas sectoriales, en virtud de las cuales
pueden ser impuestas por la Administración Pública Central y los entes locales municipios.
Conforme lo desarrollado por Gordillo (2017, 370-390), las principales limitaciones
administrativas a la propiedad privada son:
Las servidumbres administrativas pueden ser constituidas directamente por ley, o autorizadas por
la ley pero establecidas por la administración en un acto administrativo concreto: también
pueden ser constituidas por acuerdo de voluntad con el propietario particular, por accesión y por
usucapión.
Asimismo, deben ser indemnizadas, porque no son una mera limitación a lo absoluto de la
propiedad, como las restricciones administrativas, sino que afectan lo exclusivo del dominio: El
propietario pierde la exclusividad de su goce total, produciéndose así una desmembración de su
derecho, que la indemnización viene a reparar.
Como consecuencia de la imposición de una servidumbre administrativa, no se produce
alteración alguna en la condición legal del propietario: Éste sigue siendo tal, y puede utilizar la
cosa, pero respetando la servidumbre creada, sin violar las obligaciones que la ley le impone. La
cosa en sí no pasa al régimen de la cosa pública; sólo la servidumbre, el derecho público de uso
que se crea, es el que integra el dominio público.