Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
g. Derecho transitorio.
A partir de la entrada en vigencia inmediata, las leyes se aplican a las relaciones y situaciones
jurídicas que nazcan o se constituyan en el futuro; a las relaciones y situaciones jurídicas existentes en
cuanto no estén agotadas; a las consecuencias que no hay operado todavía.
El efecto inmediato aplica a las relaciones jurídicas regidas por la ley.
c. Fin de la existencia.
Artículo 93: La existencia de la persona humana termina por su muerte. Resulta indiferente que la
causa de la muerte haya sido natural, por un hecho violento o un accidente. Los efectos principales de
la muerte son la extinción de los derechos y obligaciones extrapatrimoniales de la persona y la
transmisión por sucesión de los derechos de contenido patrimonial a sus sucesores.
Por otro lado, existe la posibilidad de que una persona sea declarada presuntamente fallecida
mediante sentencia judicial cuando se dieren supuestos de ausencia sin que se tengan noticias de ella.
2) DERECHOS PERSONALISIMOS.
Pueden definirse como derechos subjetivos especiales, de objeto interior y contenido extrapatrimonial
que le corresponden a toda persona humana por su sola condición de tal.
Sus principales caracteres son:
De objeto interior: el bien jurídico tutelado por el ordenamiento jurídico es interno del sujeto e
inherente a la condición humana.
Extrapatrimoniales: no poseen un contenido patrimonial.
Esenciales: corresponden a toda persona por su sola condición.
Inalienables: no se encuentran incluidos dentro del tráfico jurídico.
Imprescriptibles: no se pierden ni se adquieren por el transcurso del tiempo.
Oponibles erga omnes: son exigibles respecto de todos, pueden hacerse valer frente a todos.
Relativamente indisponibles: ya que, si bien se puede renunciar al ejercicio de algunas facultades,
por ser inseparables de la persona no se puede disponer de ellos. Solo se podrá disponer de ellos si
se cuenta con el consentimiento expreso de su titular, el que solo será válido en tanto no sea
contrario a la ley, la moral y las buenas costumbres.
Los derechos personalísimos en su conjunto reconocen como principal fundamento que la persona
tiene valor en sí mismo y como tal debe reconocérsele, respetársele y tutelársele su dignidad.
Artículo 51: la persona humana es inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al
reconocimiento y respeto de su dignidad.
El respeto por la dignidad de la persona humana comienza por reconocer su existencia, su autonomía y
su individualidad; de allí que el artículo la considere inviolable. se considera a la dignidad como la
fuente, el fundamento y el sustrato, en el que se asientan y de la que derivan todos los derechos
humanos. En cuanto a sus mecanismos de protección reconoce una doble esfera de protección: la
prevención del daño y la reparación integral del daño cuando ya se haya producido. La persona
perjudicada puede a su vez solicitar la publicación de la sentencia dictada a su favor, o bien, la de sus
partes pertinentes. Clasificación de los derechos personalísimos:
a. Sobre la vida y la personalidad física.
La vida suele ser indicada como el primer derecho personalísimo. Según el pacto de san José de
Costa Rica, el cual expresa que, toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho
estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser
privado de la vida.
Desde el mismo momento en que exista la persona, surge un marco de indisponibilidad de
carácter absoluto para terceros. Desde que hay persona, surge el derecho personalísimo a la vida,
y nadie puede disponer válidamente de sobre ella. Además de la vida, se protege también el
cuerpo humano.
En cuanto a los denominados actos peligrosos, no es exigible el cumplimiento del contrato que
tiene por objeto la realización de actos peligrosos para la vida o la integridad de una persona,
excepto que correspondan a su actividad habitual y que se adopten las medidas de prevención y
seguridad adecuadas a las circunstancias.
Nadie puede ser sometido a exámenes o tratamientos clínicos o quirúrgicos sin su consentimiento
libre e informado. Se reconoce protección jurídica tanto a la autodeterminación de las
atribuciones que cada persona posee sobre su propio cuerpo y sobre el cadáver en ejercicio de su
autonomía.
La legislación sanitaria, regula diversas manifestaciones, podemos mencionar;
Los derechos del paciente: de asistencia, autonomía en las decisiones vinculadas a su
cuerpo y su salud, trato digno, confidencialidad, intimidad, interconsulta, información
sanitaria, acceso a su historia clínica, etc.
La posibilidad de cambiar su sexo y de realizar todos los tratamientos médicos y
quirúrgicos que ello requiera.
La posibilidad de la persona mayor de edad y capaz de someterse a prácticas esterilizantes.
Los vinculados a los trasplantes de órganos.
3) ATRIBUTOS DE LA PERSOSA.
Estos son las cualidades que hacen a la esencia de su personalidad y que determinan en su
individualidad, sin los cuales no podría existir.
Entre sus principales características, podemos mencionar;
Necesarios: al determinar la individualidad de la persona, esta los tiene en todo momento de su
existencia.
Innatos: se adquieren desde que se es persona, desde el nacimiento.
Vitalicios: porque se tienen durante toda la vida de la persona y se extinguen con ella.
Inalienables: se encuentran fuera del comercio, no pueden ser objetos de relaciones jurídicas
patrimoniales.
Imprescriptibles: no se adquieren ni se pierden por el transcurso del tiempo
b. Estado
Se puede observar al estado desde tres perspectivas distintas;
(1) Respecto de las personas consideradas en sí mismas: la edad, el sexo, la salud mental, la profesión u
ocupación, etc.
(2) Respecto de la familia, dentro del cual se encuentra el denominado estado civil, una persona puede ser
soltera, casada, viuda, divorciada, etc. Debe destacarse en este punto que la unión convivencial no
constituye un nuevo estado de la persona.
(3) Respecto de la sociedad en la que la persona vive: puede ser nacional o extranjero.
El estado puede estar configurado por simples hechos ajenos a la voluntad del sujeto o bien actos
jurídicos. Y a su vez puede modificarse voluntariamente (matrimonio) o involuntariamente
(viudez).
Se establece la obligatoriedad de registrar los hechos o actos que modifiquen el estado y la
capacidad de una persona en los registros que lleva cada provincia.
c. Domicilio
El domicilio es el asiento jurídico, en donde puedan reclamar la protección de las leyes. Deben
distinguirse dos grandes tipos;
(1) Domicilio general: es aplicable a la generalidad de los derechos y obligaciones de los que una
persona es titular. Es único y a su vez una persona no puede tener más de uno a la vez.
Deben distinguirse dos tipos:
(a) El domicilio real: la persona humana tiene su domicilio real en el lugar de su residencia
habitual. Si ejerce actividad profesional o económica lo tiene en el lugar donde la
desempeña para el cumplimiento de sus obligaciones emergentes de dicha actividad.
A partir de esta definición legal, se distinguen dos nociones de domicilio general: propia,
referida a la residencia habitual; impropia, vinculada a la actividad profesional o económica
de la persona, donde el domicilio queda determinado por el lugar donde esa actividad se
desenvuelve.
También presenta dos elementos configurativos: objetivo, es la residencia, la efectiva
presencia de una persona en ese lugar, donde desarrolla su vida cotidiana; y otro subjetivo, la
intención de permanecer en ese lugar y de que sea en ese lugar su centro de vida.
Presenta a su vez, tres características fundamentales; necesidad, siendo un atributo de la
persona, todos tiene que tener un domicilio en todo momento. Si la persona no tiene
domicilio conocido, el domicilio será determinado por la residencia circunstancial. Unidad,
toda persona puede tener un único domicilio real; y mutabilidad, libremente modificable por
la voluntad del sujeto como manifestación de su libertad persona.
El domicilio puede cambiarse de un lugar a otro. Para cambiar el domicilio, se requiere que
se modifiquen en forma simultánea los dos elementos del mismo, el objetivo (mudar
efectivamente la residencia) y el objetivo (hacerlo con la intención de permanecer allí).
(b) El domicilio legal: es el lugar donde la ley presume que una persona reside de manera
permanente para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. Solo la
ley puede establecerlo. La persona estará impedida de pretender probar su residencia en
otro lugar diferente.
Este es de imposición forzosa y produce todos los efectos que son propios del domicilio
general. Es decir, que, por carácter único del domicilio, una persona no puede tener
domicilio legal y real a la vez. Los supuestos de domicilio legal son de carácter taxativos.
Poseen domicilio legal: los funcionarios públicos, los militares en servicio activo, los
transeúntes o las personas de ejercicio ambulante, como los que no tienen domicilio
conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual. “Domicilio ignorado”, la persona
cuyo domicilio no es conocido lo tiene en el lugar donde se encuentra; y si este también se
ignora en el último domicilio conocido. Las personas incapaces lo tienen en el domicilio de
sus representantes.
(2) Domicilio especial
Este tiene efectos limitados a alguna o varias relaciones jurídicas determinadas, limitando su
eficacia a ellas. Debe tenerse en cuenta que no es un atributo de la persona, no es necesario y
puede ser múltiple. Dentro de los domicilios especiales, podemos mencionar;
ii) El convencional o contractual, que es el que las partes fijan en sus contratos para la
producción de todos los efectos jurídicos que sean consecuencia del mismo. Las partes
de un contrato pueden elegir un domicilio para el ejercicio de los derechos y
obligaciones que dé el emanan.
iii) El procesal, regulado por los códigos procesales de cada provincia como una carga
impuesta al litigante en un juicio.
Art. 78.- Efecto. El domicilio determina la competencia de las autoridades en las relaciones jurídicas. La
elección de un domicilio produce la prórroga de la competencia.
El domicilio general determina la competencia judicial. Pero se admite la prórroga de aquella, para el
supuesto de que exista un domicilio especial, en el cual producirán efectos respecto de esas relaciones
jurídicas particulares.
d. Capacidad
La capacidad, en términos generales, es la aptitud de la persona para ser titular de derechos, adquirir
obligaciones y ejercer dichos derechos por sí misma. El derecho civil tradicional ha calificado a la
capacidad como un atributo de la persona, inherente a su condición de tal; por su parte, el
reconocimiento de la capacidad guarda relación con el respeto de la dignidad y libertad personal y por
ello sus eventuales limitaciones solo pueden ser establecidas legalmente. Así, en función de la entidad
de este atributo —que se constituye hoy día ya como un verdadero derecho humano, tal como más
adelante explicaremos— así como la amplitud del principio general, no son aplicables
interpretaciones extensivas o analógicas que constituyan incapacidades cuando la ley no lo estableció
en forma expresa. Desde que la capacidad siempre constituye la regla, se admite la existencia de
determinadas incapacidades solo con carácter restrictivo, excepcional y en función de la protección de
un determinado interés. Las limitaciones a la capacidad no pueden ser totales o absolutas, de un modo
que elimine la condición de persona o importe la consecuencia de “muerte civil”. El reconocimiento
de la capacidad y su regulación constituyen materia de orden público en un ordenamiento jurídico,
por lo cual las partes no pueden efectuar pactos o concesiones al respecto que importen desconocer
las normas imperativas.
Clases de capacidad
o Capacidad de derecho o de titularidad.
Art. 22: toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos.
La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos
determinado.
La capacidad de derecho refiere a la aptitud que toda persona inviste, por el solo hecho de ser
tal, para adquirir derechos y contraer obligaciones, independientemente de si esto es actuado por
ella misma o con intervención o intermediación de un tercero.
Siendo entonces la capacidad de derecho inherente a todo ser humano, no puede concebirse una
persona que se encuentre privada de la titularidad de sus derechos y obligaciones.
Por otra parte, las limitaciones a esta capacidad, solo pueden ser establecidas por la ley respecto
de simples actos, hechos o actos jurídicos. El hecho jurídico es un acontecimiento que,
conforme el ordenamiento, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o
situaciones jurídicas. El simple acto lícito, en tanto, es una acción voluntaria no prohibida por la
ley, de la que resulta alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas. Y, finalmente, el acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato
la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.
o Capacidad de ejercicio o, de hecho.
Art. 23: toda persona humana puede ejercer por si misma sus derechos, excepto las limitaciones
expresamente previstas en este código y en una sentencia judicial.
La capacidad de ejercicio es la facultad de la persona para poder ejercer por si misma los
derechos y las obligaciones de los que es titular. Todas las, imitaciones a esta capacidad de
ejercicio o goce de los derechos y obligaciones, podemos decir que persiguen como finalidad
proteger a la persona incapaz o cuya capacidad se restringe.
Un acto otorgado por una persona incapaz o con capacidad restringida, si bien es nulo, su
nulidad es relativa, es decir, que puede ser luego confirmado. Por tanto, si el acto es beneficioso
para él puede luego confirmarlo la propia persona cuando sece su incapacidad o restricción a la
capacidad.
Restricciones a la capacidad: la restricción al ejercicio de la capacidad jurídica se rige por las siguientes
reglas generales.
a) La capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, aun cuando se encuentre
internada en un establecimiento asistencial; el hecho que la capacidad de ejercicio “se presuma”
exige un proceso en el que debe probarse rigurosamente la situación contraria a dicha presunción
para permitir cualquier restricción a la capacidad. Restricción que se mantiene aún en el caso en que
la persona se encuentre internada en un establecimiento de salud mental.
b) Las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se imponen siempre en beneficio de la
persona; La capacidad restringida supone que la persona conserva su capacidad, la cual es limitada
solo para determinado/s acto/s.
c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, tanto en el tratamiento como en el
proceso judicial; De tal modo no es atributo ni poder exclusivo de la ciencia médico psiquiátrica la
calificación de la existencia o ausencia de salud mental, requiriéndose por el contrario intervenciones
de carácter interdisciplinario. “La existencia de diagnóstico en el campo de la salud mental no
autoriza en ningún caso a presumir riesgo de daño o incapacidad, lo que sólo puede deducirse a partir
de una evaluación interdisciplinaria de cada situación particular en un momento determinado”.
d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías adecuadas para su
comprensión; las restricciones a la capacidad no pueden ser consecuencia de barreras de
comunicación.
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, que debe ser
proporcionada por el Estado si carece de medios.
f) Deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y libertades; se
exige siempre adoptar aquellas medidas que importe la restricción mínima e indispensable que se
requiera para la protección de la persona.
Art. 32. Persona con capacidad restringida y con incapacidad; el juez puede restringir la capacidad para
determinados actos de una persona mayor de 13 años que padece una adicción o una alteración mental
permanente o prolongada, de suficiente gravedad, siempre que estime que del ejercicio de su plena
capacidad puede resultar un daño a su persona o a sus bienes.
El juez debe designar el o los apoyos necesarios, especificando las funciones con los ajustes razonables en
función de las necesidades y circunstancias de la persona. El o los apoyos designados deben promover la
autonomía y favorecer las decisiones que respondan a las preferencias de la persona protegida.
Por excepción, cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar con su
entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y el sistema de apoyos
resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y designar un curador.
A partir de allí, en la sentencia, el juez deberá especificar para cuales actos se restringe la capacidad de la
persona. En la sentencia deben determinarse, a) la extensión y alcance de la restricción; b) funciones y actos
que se limitan a la persona; c) designar una o más personas de apoyo y, por último, d) señalar las
condiciones de validez de los actos sujetos a la restricción e indicar las personas intervinientes y la
modalidad bajo la cual deberán actuar.
Personas incapaces de ejercicio.
a) La persona por nacer: es clara su imposibilidad de ejercer derechos. El comienzo de la persona humana
comienza con su concepción. Los derechos y obligaciones adquiridos en favor del concebido quedan
irrevocablemente adquiridos si este nace con, lo cual pone de manifiesto la posibilidad de celebración
de actos jurídicos en nombre y representación de la persona por nacer durante este periodo. Son
representantes de las personas por nacer, sus padres.
b) La persona menor de edad que no cuenta con edad y grado de madurez suficiente : debe tenerse
presente que menor de edad es la persona que no ha cumplido los 18 años. A su vez, dentro de esta
categoría pueden distinguirse el adolescente que es la persona menor de edad que cumplió los 13 años,
y los niños y niñas, que serían los menores de edad que no han cumplido los 13 años.
c) La persona declarada incapaz por sentencia judicial : refiere a la imposibilidad absoluta de interactuar
con el entorno y expresar su voluntad, es decir, que no le sea posible manifestarse por aquellos medios,
formatos y modos adecuados a su especial situación, encontrándose la persona, por tanto, ante una
imposibilidad fáctica de poder ejercer sus derechos por sí misma.
Menor de edad y adolescente. El ejercicio de sus derechos.
Menor de edad es la persona que no ha cumplido los 18 años. Por debajo de esta edad se distinguen; los
niños y niñas, hasta los 13 años; y los adolescentes, que son quienes han cumplido los 13 años, pero aún no
han alcanzado la mayoría de edad.
Art. 26: la persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.
La que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por si los actos que le son permitidos
por el ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales, puede
intervenir con asistencia letrada. La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso
judicial que le concierne, así como a participar en las decisiones sobre su persona. Se presume que el
adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí respecto de aquellos tratamientos
que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o
integridad física. Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo
la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores;
el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión
médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico. A partir de los dieciséis años el
adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo.
Emancipación: única forma de emanciparse; por matrimonio. El instituto de la emancipación importa por
un lado la extinción de la responsabilidad parental y a la vez la adquisición de plena capacidad de ejercicio,
a excepción de contadas restricciones que se mantienen en relación a actos jurídicos determinados.
La celebración del matrimonio antes de los dieciocho años emancipa a la persona menor de edad. La
persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones previstas en este Código. La
emancipación es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la emancipación, excepto
respecto del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir del día en que la sentencia pasa en autoridad de
cosa juzgada. Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la
mayoría de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad.
La edad nupcial, es decir la edad para contraer matrimonio, se adquiere a los 18 años. Pero antes de esta
edad la ley autoriza a la celebración del matrimonio en dos casos. Si el adolescente que pretende contraer
matrimonio cuenta con 16 años puede contraer nupcias con autorización de sus representantes legales. En
caso de no contar con esta venia se requiere dispensa judicial. En cambio, si el adolescente es menor de 16
años, se exige la previa excepción judicial
Los actos que le están prohibidos en forma absoluta a la persona emancipada son; la persona emancipada
no puede, ni con autorización judicial: a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito; b) hacer
donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito; c) afianzar obligaciones.
La rendición de cuentas en la tutela se establece para proteger al menor emancipado respecto de la eventual
influencia que sobre él pueda ejercer el tutor para que le sea aprobada su administración. En segundo lugar,
se prevé la donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito; se explica la prohibición por la
pérdida patrimonial que produce la donación sin contraprestación de un bien recibido a título gratuito.
Finalmente constituirse en fiadores respecto de obligaciones de terceros.
Actos para los que requiere autorización judicial: Art. 29; el emancipado requiere autorización judicial para
disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La autorización debe ser otorgada cuando el acto sea de
toda necesidad o de ventaja evidente. Se entiende que la autorización judicial será otorgada en los casos en
que el acto sea a título oneroso.
Menor con título habilitante: la ley 26.390 de prohibición el trabajo infantil prohíbe a los empleadores a
ocupar menores de 16 años en cualquier tipo de actividad, tenga o no fines lucrativos y exista o no contrato
de trabajo; estableciendo como excepción el caso de los mayores de 14 años que trabajen en empresas
familiares en jornadas no mayores a 3 horas diarias y 15 semanales, y siempre que no se trate de tareas
penosas, peligrosas y/o insalubres.
Art. 30. Persona menor de edad con título profesional habilitante: La persona menor de edad que ha
obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión puede ejercerla por cuenta propia sin
necesidad de previa autorización. Tiene la administración y disposición de los bienes que adquiere con el
producto de su profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.
Además de no requerir autorización paterna ni judicial en estos supuestos, deben notarse que los bienes
obtenidos como consecuencia de su trabajo, quedan excluidos de sus representantes legales, y ello en
reconocimiento de la capacidad del adolescente para administrar y disponer de ellos, asumiendo los
derechos y obligaciones que de dicho ejercicio se derivan.
Inhabilitados:
Art. 48. Pródigos: pueden ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la gestión de sus bienes
expongan a su cónyuge, conviviente o a sus hijos menores de edad o con discapacidad a la pérdida del
patrimonio. A estos fines, se considera persona con discapacidad, a toda persona que padece una alteración
funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implica
desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral. La acción sólo
corresponde al cónyuge, conviviente y a los ascendientes y descendientes.
La declaración de inhabilitación, si bien impone al prodigo ciertas restricciones en el otorgamiento de
algunos actos jurídicos patrimoniales que el juez precisara en su sentencia, no altera su condición de
persona capaz para el ejercicio de sus derechos generales. En la sentencia que lo inhabilita, el juez le
designará un apoyo, que lo asistirá en la realización de dichos actos.
Requisitos:
1. Elemento objetivo: la prodigalidad en la gestión de sus bienes. Se requiere que la persona realice
actos de administración y/o disposición de sus bienes que impliquen un derroche de su patrimonio,
siendo indiferente cuales sean las causas de los mismos.
2. Beneficiarios: la conducta debe implicar la exposición a la pérdida del patrimonio a su cónyuge,
conviviente, hijos menores de edad o hijos mayores de edad con discapacidad. El objetivo de la
norma no es proteger al prodigo, sino a las personas que componen su grupo familiar, a quienes la
conducta de dilapidación del patrimonio generaría un grave perjuicio.
3. Legitimación: pueden iniciar la acción el cónyuge, conviviente, ascendientes y descendientes. Cabe
preguntare si el propio prodigo puede interponer la acción, respecto de lo cual la respuesta doctrinaria
mayoritaria se inclina por reconocer su legitimación, cuando una persona advirtiendo su situación
solicite su propia declaración de inhabilitación como unas medidas de protección.
Sistemas de protección: representación y asistencia.
La asistencia como sistema de protección genérico, cumplido con los apoyos que para cada caso determine
el juez. Y en forma residual y excepcional, prevé la representación, como sustitutiva de la voluntad de la
persona.
1. Representación: son representantes, a) de las personas por nacer, sus padres; b) de las personas
menores de edad no emancipadas, sus padres; c) las personas con capacidad restringidas, el o los
apoyos designados cuando, conforme a la sentencia, éstos tengan representación para determinados
actos.
El sistema de representación solo puede tener origen legal; y por estar constituido por normas de
carácter imperativo, estas no pueden ser sustituidas por la voluntad de las partes.
Además, dicho carácter imperativo trae como consecuencia que si el sistema es soslayado (esquivado),
se acarrean nulidades.
La actividad de los representantes está sometida a contralor judicial. Debe distinguirse entre la
representación principal (dada por el representante legal de la persona por nacer, menor de edad o
declarada excepcionalmente incapaz) y la representación complementaria o principal del Ministerio
Publico.
La actuación del ministerio público puede ser, en el ámbito judicial, complementaria o principal. A) es
complementaria en todos los procesos en los que se encuentran involucrados intereses de personas
menores de edad, incapaces o con capacidad restringida; la falta de intervención causa la nulidad
relativa del acto. B) es principal, cuando los derechos de los representados están comprometidos, y
existe inacción de los representantes, cuando el objeto del proceso es exigir el cumplimiento de los
deberes a cargo de los representantes y cuando carecen de representante legal y es necesario proveer la
representación.
El ministerio publico actúa en ausencia, carencia o inacción de los representantes legales.
2. Asistencia. Los apoyos: el código prevé la asistencia como un sistema de acompañamiento para
aquellas personas que, en el marco de un proceso judicial, han sido: inhabilitadas por prodigalidad o
restringidas de su capacidad para determinados actos.
La asistencia se efectiviza mediante los sistemas de apoyo para la toma de decisiones. El código
concibe a los apoyos como un sistema de asistencia que se traduce en formas de protección elásticas,
amplias, que serán evaluadas por el juez en función de las circunstancias de cada caso. En su sentencia,
el magistrado debe determinar con precisión cuales son los sistemas de apoyo que establecen, la
función que los mismos tendrá, sus modalidades, los actos para los cuales son requeridos y las
consecuencias que provocara su incumplimiento.
Tutela: se trata de una figura que busca proteger en forma integral la persona, bienes y demás intereses de
los NNA respecto de quienes no haya personas en condiciones de ejercer la responsabilidad parental.
La principal función del tutor consiste en promover la autonomía personal de los NNA y favorecer, de
acuerdo a su capacidad progresiva, que sean ellos quienes tomen sus decisiones relativas a sus asuntos
personales y patrimoniales.
La tutela puede ser: unipersonal (la ejerce una sola persona) o compartida/ conjunta (ejercida por dos o más
personas). Y, a su vez, puede ser: voluntaria, cuando son los progenitores que no se encuentren privados de
la responsabilidad parental quienes la confieren; dativa, es dispuesta por el juez ante la ausencia de
designación de tutores por parte de los progenitores. En principio toda persona puede ser nombrada tutor.
Curatela: la principal función del curador es optimizar las condiciones de vida de la persona protegida,
orientando su actividad hacia la recuperación y debe ejercerse siempre en el interés de esta. El juez, al
declarar la incapacidad de ejercicio de una persona, debe designarle un curador.
La curatela puede ser ejercida en forma: unipersonal o conjunta. La designación debe ser siempre aprobada
por el juez, puede ser designada: por la propia persona mediante una directiva anticipada; por los padres
cuando sean sus hijos incapaces o con capacidad restringida; en caso contrario, lo nombrara directamente le
juez, y la designación puede nombrar al cónyuge no separado de hecho, el conviviente, los hijos, padres o
hermanos de la persona a proteger, según quien tenga mayor aptitud a criterio del magistrado.
Clasificación: el código de Vélez Sarsfield hacia una distinción entre personas jurídicas privadas
con fines de lucro, entre las que incluía a las sociedades y sin fines de lucro, entre las que se
encontraban las asociaciones civiles y fundaciones. Las asociaciones civiles no deben perseguir el
lucro como fin principal, ni pueden tener por fin el lucro para sus miembros o terceros. Las
fundaciones son personas jurídicas que se constituyen con una finalidad de bien común, sin
propósito lucro.
Es importante señalar que la ausencia de fin lucrativo indica, la imposibilidad de distribución de
ganancias entre los miembros de estas entidades, pero no impide el desarrollo de actividades
lucrativas, en tanto el producido de dicha actividad se destine al cumplimiento de los fines altruistas
que debe perseguir la entidad.
Habrá sociedad si una o más personas en forma organizada, se obligan a realizar aportes para
aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y
soportando las perdidas.
Atributos de las personas jurídicas privadas: refieren a cualidades intrínsecas y permanentes que
concurren a construir la esencia de la personalidad. Son cualidades dependientes e inseparables del
ente personal. Hay atributos comunes a todas las personas: el nombre, la capacidad, el domicilio y el
patrimonio.
Patrimonio: este constituye uno de sus elementos constitutivos. la separación de patrimonios ente la
persona jurídica y sus miembros es la clave de bóveda de rodo el sistema de la personalidad jurídica
diferenciada, por lo que no es posible la idea de una persona jurídica sin patrimonio.
Ese patrimonio estará constituido por todos los bienes de la persona jurídica, y a efectos de facilitar
su constitución se prevé la posibilidad de inscripción preventiva de bienes registrables a nombre de
la persona jurídica en formación. Esta inscripción preventiva posibilita la afectación de bien al
destino en cuestión, sustrayéndolo del patrimonio de los fundadores en el periodo de tiempo en que
se realiza el proceso de constitución.
Objeto: este debe ser preciso y determinado. El objeto (propósito declarado en el estatuto) es un
elemento esencial que determina la capacidad y, por ende, los límites a la actividad de la persona
jurídica y de sus administradores y representantes.
3. ASOCIACIONES
a) Concepto (art. 168)
Las asociaciones civiles son personas jurídicas que nacen de una unión relativamente estable de
personas. Estas tienen miembros, sean fundadores o se hayan incorporado con posterioridad, y
estos miembros serán quienes llevan adelante su funcionamiento, los destinatarios de su accionar, y
los responsables de controlar su situación financiera.
Existen distintas clases de asociaciones, a las que llamamos de primero (formadas por personas
humanas, ej. club de barrio), segundo (cuando estas entidades se agrupan entre si 1°) o tercer grado
(se componen con las de segundo grado).
Además, nuestro sistema prevé la posibilidad de que existan asociaciones constituidas bajo forma
societaria, de acuerdo a lo normado.
La asociación civil debe tener un objeto que no sea contrario al interés general o al bien común. El
interés general se interpreta dentro del respeto a las diversas entidades, creencias y tradiciones.
No se puede perseguir el lucro como fin principal, ni puede tener por fin el lucro para sus miembros
o terceros.
Sobre la interpretación del requisito del bien común en el caso ALITT, lo que ha entendido la corte
suprema de justicia es que: el “bien común” es el bien de todas las personas, las que suelen
agruparse según intereses dispares, contando con que toda sociedad contemporánea es
necesariamente plural, esto es, compuesta por personas con diferentes preferencias, visiones del
mundo, intereses, etc.
b) Órganos de gobierno.
El código impone a las asociaciones civiles una estructura compuesta por tres órganos necesarios, a
los que pueden sumarse otros incorporados por voluntad de los miembros.
Deben preverse la comisión directiva, las asambleas y el órgano de fiscalización interna,
regulándose su composición, requisitos de integración, duración de sus integrantes, competencias,
funciones, atribuciones y funcionamiento, en cuanto a convocatoria, constitución, deliberación,
decisiones y documentación.
La comisión directiva: órgano ejecutivo: la comisión directiva es el órgano encargado del manejo
de los asuntos cotidianos de la asociación. Se trata de un órgano de carácter ejecutivo, llamado a
cumplir el mandato de la asamblea, que los nombra y los remueve.
La comisión directiva ejerce la representación de la entidad, y los mandatos de sus miembros tiene
una duración determinada en el tiempo. Debe estar integrada al menos por tres cargos: presidente,
secretario/a y tesorero/a. Se llama vocales a los restantes miembros.
Se exige que sus integrantes revistan la calidad de asociados/as, a la vez que el derecho a participar
de la comisión directiva no puede restringirse abusivamente.
La sindicatura o comisión revisora de cuentas: órgano de fiscalización: estos órganos tienen la
misión de efectuar el contralor interno de las cuentes de la asociación. Puede tener una estructura
unipersonal, en el caso de la sindicatura o colectiva, en el caso de la comisión revisora de cuentas.
Se establece la obligatoriedad de la composición colectiva, cuando la asociación tenga más de cien
asociados/as.
La sindicatura o la comisión revisora de cuentas puede ser ejercida por personas no asociadas. De
este modo, no podrán integrar el órgano de fiscalización ni los miembros de la comisión, ni sus
cónyuges, convivientes, parientes colaterales o afines de cualquier grado, ni colaterales hasta el
cuarto grado. Tampoco podrán hacerlo quienes certifiquen los estados contables de la entidad.
c) Derechos y deberes de la entidad y sus miembros.
Los miembros de la asociación civil tienen derecho a participar de los órganos de gobierno de la
entidad y de todas sus actividades.
A su vez, existe otro derecho fundamental, que es la renuncia. La renuncia expresa la dimensión
negativa de la libertad de asociarse. Este no puede ser limitado.
Los socios están obligados fundamentalmente a efectuar las contribuciones y pagar las cuotas
sociales. Además, deben cumplir con las reglas de conducta que imponga el estatuto.
Las sanciones disciplinarias son graduales, y deben guardar una adecuada relación con la gravedad
de la falta cometida. En la práctica se reconoce una escala que va desde el llamado al orden o
amonestación, a la multa, para finalizar en la suspensión y expulsión para los casos de extrema
gravedad.
Es imprescindible que el procedimiento disciplinario resguarde el derecho de defensa de los
afectados.
5. FUNDACIONES.
a) Concepto. Diferencia con las asociaciones.
Las fundaciones son personas jurídicas que se constituyen con una finalidad de bien común, sin
propósito de lucro, mediante el aporte patrimonial de una o más personas, destinado a hacer posible
sus fines.
Una diferencia importante respecto de las asociaciones en lo referido a la finalidad, ya que mientras
en estas es suficiente que la finalidad no sea contraria al bien común, en el caso de las fundaciones,
la finalidad altruista es constitutiva.
El elemento patrimonial adquiere preeminencia por sobre los otros elementos constitutivos. Así, no
basta con la acreditación de la existencia de un patrimonio mínimo para funcionar, sino que es
necesaria una descripción del patrimonio inicial, de su integración y de los recursos futuros que
resulte coherente con el plan trienal de acción que la entidad debe presentar.
b) Constitución. Estatutos.
El acto constitutivo de una fundación, al que llamamos acto fundacional, es un acto jurídico
unilateral de disposición y a título gratuito. Dicho acto es insuficiente para dar nacimiento a la
personalidad jurídica, en tanto esta requiere, necesariamente autorización estatal para funcionar.
En cuanto a la forma de constitución, es requerida la escritura pública.
Nuestro sistema legal prevé la posibilidad de que el acto fundacional sea otorgado por el/la
fundador/a o por el/ la juez de la sucesión, cuando la decisión emane de una disposición de última
voluntad.
c) Órganos de gobierno
La fundación es gobernada y administrada por un consejo de administración, integrado por un
mínimo de tres personas humanas.
Es de practica que los/las fundadores/as se reserven la facultad de ocupar cargos en el consejo de
administración, como así también la de reemplazar a los consejeros cuando se produzca su
vacancia. El mandato de los miembros del consejo de administración puede ser temporal o vitalicio.
Ejercen sus funciones con carácter honorario. Los miembros del consejo de administración no
pueden recibir retribuciones por el ejercicio de su cargo, excepto el reembolso de gastos, siendo su
cometido de carácter honorario.
El estatuto puede prever la delegación de facultades de administración y gobierno a favor de un
comité ejecutivo integrado por miembros del consejo de administración o por terceros, el cual debe
ejercer sus funciones entre los períodos de reunión del consejo, y con rendición de cuentas a él.
Puede también delegar facultades ejecutivas en una o más personas humanas, sean o no miembros
del consejo de administración.
De acuerdo con la entidad de las labores encomendadas, el estatuto puede prever alguna forma de
retribución pecuniaria a favor de los miembros del comité ejecutivo.
Bienes del individuo: son aquellos que poseen un valor y sobre los cuales las personas pueden se
titulares de derechos individuales.
Fungibles y no fungibles: define a las cosas fungibles como “aquellas en que todo individuo de la
especie equivale a otro individuo de la misma especie”. La característica esencial de las cosas
fungibles es, entonces, su falta de individualidad. Generalmente se dice que la clasificación entre
cosas fungibles y no fungibles atañe a las cosas muebles.
Las cosas no fungibles son aquellas que no tienen poder liberatorio equivalente porque poseen
características propias y, por consiguiente, no pueden ser intercambiables por otras. En definitiva, se
quita una de las acepciones de cosas fungibles y se las deja solamente como aquellas que pueden
sustituirse por otras de la misma calidad y en igual cantidad. La fungibilidad, entonces, involucra
poder de sustitución”.
Consumibles y no consumibles: Son cosas consumibles aquellas cuya existencia termina con el
primer uso, entendido este último como aquel que, siendo normal (adecuado a la naturaleza y al
destino de la cosa), fatalmente deriva en la destrucción de la cosa; son claros ejemplos de esto los
alimentos y las bebidas al ser ingeridos. Son cosas no consumibles las que no dejan de existir por el
primer uso que de ellas se hace, aunque sean susceptibles de consumirse o deteriorarse después de
algún tiempo.
Principales y accesorias: Son cosas principales las que pueden existir por sí mismas. Lo esencial de
las cosas principales es que poseen independencia en cuanto a su existencia; por ello poseen un
régimen jurídico propio. Por último, señalamos que la cosa principal puede ser mueble o inmueble.
Son cosas accesorias aquellas cuya existencia y naturaleza son determinadas por otra cosa de la cual
dependen o a la cual están adheridas. Su régimen jurídico es el de la cosa principal, excepto
disposición legal en contrario. Definen a las cosas accesorias como aquellas que, no obstante, su
individualidad, se hallan relacionadas de tal manera con otras, que no es posible concebir su ser, sin
la previa existencia de las otras. Carecen de un régimen propio y autónomo y, en consecuencia,
deben seguir el régimen de la cosa principal a la cual se hallan adheridas o de la cual dependen.
Ejemplo, la doctrina y la jurisprudencia han dicho que son cosas accesorias los artefactos sanitarios
e instalaciones sanitarias, los medidores de luz y gas, estatuas y espejos, etc.
Cosas divisibles e indivisibles: Son cosas divisibles las que pueden ser divididas en porciones reales
sin ser destruidas, cada una de las cuales forma un todo homogéneo y análogo tanto a las otras
partes como a la cosa misma. De esta forma son divisibles las cantidades de cosas —como, por
ejemplo, el dinero—, pero no aquellas cosas que, de ser divididas, perderían su individualidad —
como es el caso de un libro, un automóvil, un animal, etc.
Las cosas no pueden ser divididas (indivisibles) si su fraccionamiento convierte en antieconómico
su uso y aprovechamiento. En materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento
parcelario corresponde a las autoridades locales.
El dinero: es un medio de intercambio, en forma de billetes y monedas, que es aceptado por una
sociedad para el pago de bienes, servicios y todo tipo de obligaciones.
Su importancia radica en la materia obligacional, en cuanto a que las obligaciones cuya prestación
consiste justamente en dar cantidades de dinero, resultan objeto de un tratamiento particular.
Bienes de los particulares: Los bienes que no son del Estado nacional, provincial, de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires o municipal, son bienes de los particulares sin distinción de las personas
que tengan derecho sobre ellos, salvo aquellas establecidas por leyes especiales.
d) Bienes con relación a los derechos de incidencia colectiva. Límites al ejercicio de los derechos
individuales.
El ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes mencionados en las Secciones 1ª y 2ª debe
ser compatible con los derechos de incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas del derecho
administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no debe afectar el funcionamiento ni
la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los valores
culturales, el paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley especial.
Jurisdicción: Cualquiera sea la jurisdicción en que se ejerzan los derechos, debe respetarse la
normativa sobre presupuestos mínimos que resulte aplicable.
De esta forma el CCyC reconoce la existencia de las normas de presupuestos mínimos, las cuales
son definidas por el art. 6° de la ley 25.675 como “toda norma que concede una tutela ambiental
uniforme o común para todo el territorio de la Nación, y tiene por objeto imponer condiciones
necesarias para asegurar la protección ambiental”.
2. PATRIMONIO
a) El patrimonio. Concepto. Composición.
El conjunto de bienes con relación a los que es titular de derechos una persona, constituye su
patrimonio.
Si un bien integra el patrimonio de una persona, existe un derecho individual de ella con relación a
ese bien; derecho que debe ser ejercido por su titular.
El concepto de persona empleado abarca tanto a las humanas como a las jurídicas. Dicho de otra
manera, el patrimonio es un conjunto de derechos que recaen sobre bienes.
No todos los bienes serán materiales o, jurídicamente, cosas. Por otra parte, no todas las cosas son
susceptibles de valor económico.
Los derechos de propiedad de las personas pueden recaer sobre bienes susceptibles de valor
económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las cosas son
aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.
b) Bienes excluidos.
Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no tienen un valor comercial, sino afectivo,
terapéutico, científico, humanitario o social y sólo pueden ser disponibles por su titular siempre que
se respete alguno de esos valores y según lo dispongan las leyes especiales.
Las comunidades indígenas reconocidas tienen derecho a la posesión y propiedad comunitaria de las
tierras que tradicionalmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo humano
según lo establezca la ley.
c) Naturaleza jurídica.
La doctrina jurídica se ha dividido entre diferentes posiciones:
Subjetiva o personalista: para ella, el patrimonio es emanación de la personalidad jurídica y por
ello comprende todos los bienes del individuo, incluso los futuros, y también las obligaciones.
Finalista: sin negar la existencia de patrimonio personal, esta doctrina pone énfasis en el interés
que cada masa de bienes sirve, afirmándose a si la existencia de patrimonios, que no pertenecen
a alguien sino a algo, que están destinados a un fin, lo que lleva a explicar la importancia de la
responsabilidad patrimonial.
Realista o atomista: para ella, el patrimonio no es algo distinto de los bienes y derechos que lo
componen, sino la suma de todos ellos y, por ello, no puede ser considerado apto para ser objeto
de un derecho subjetivo.
Comparación
Ejecución individual y ejecución colectiva de los créditos: existen en principio dos maneras en que
los acreedores puedan llevar adelante las medidas legales judiciales necesarias para hacer efectivo el
cobro de sus créditos.
La primera de ella, es mediante la ejecución individual de sus solvencias, es decir que el deudor,
podrá y deberá soportar tantas ejecuciones como acreedores tenga. Cada acreedor perseguirá el cobro
de sus créditos de manera individual, en diferentes procesos y cobrará (o no) según la solvencia del
deudor.
Cuando se revela una importancia generalizada del deudor para hacer frente a un números
indeterminado de acreedores, la ley ha previsto una serie de procedimientos, tales como el concurso
preventivo, el acuerdo preventivo extrajudicial y finalmente la quiebra, sistemas que posibilitan que
todos los acreedores, por distintas causas, justifiquen sus créditos contra el deudor en un único
proceso, se ejecuten sus bienes, y con el producido de los mismos, tales acreedores satisfagan sus
créditos de acuerdo al sistema de igual condición de acreedores, es decir que si el patrimonio del
deudor resulta insuficiente para cubrir todas sus deudas, los acreedores deberán ser tratados en
paridad según su categoría, lo cual lleva en definitiva al cobro mediante prorratas.
En consecuencia, el caso de los concursos y las quiebras, integran uno de los llamados
“microsistemas jurídicos”
Distintas clases de acreedores: no todos los acreedores resultan a iguales respecto del deudor, dado
que se establece un sistema de privilegios para los acreedores de un determinado deudor.
Privilegios: una calidad o cualidad del crédito, con independencia del sujeto. Solo puede ejercitarse
mientras este el bien en el patrimonio del deudor, excepto que la ley disponga lo contrario, o en el
supuesto de subrogación (reemplazo) real. Por ejemplo, en el caso de subasta judicial de un inmueble
donde el privilegio especial sobre el mismo se traslada al precio, quedando de este modo descartado,
como regla, el carácter de reipersecutorio (valido) del privilegio, es decir que hay subrogación sobre
el precio obtenido por la realización de la cosa, que ya salió del patrimonio del deudor. Igualmente,
no se puede hacer vale privilegio alguno respecto de cosas que son inembargables por ley, de modo
tal que no pueden ejecutarse.
Privilegio es la calidad que corresponde a un crédito de ser pagado con preferencia a otro. Puede
ejercitarse mientras la cosa afectada al privilegio permanece en el patrimonio del deudor, excepto
disposición legal en contrario y el supuesto de subrogación real en los casos que la ley admite. El
privilegio no puede ser ejercido sobre cosas inembargables declaradas tales por la ley.
Orden de los privilegios: Los privilegios resultan exclusivamente de la ley. El deudor no puede crear
a favor de un acreedor un derecho para ser pagado con preferencia a otro, sino del modo como la ley
lo establece.
El acreedor puede renunciar a su privilegio. El acreedor y el deudor pueden convenir la postergación
de los derechos del acreedor respecto de otras deudas presentes o futuras; en tal caso, los créditos
subordinados se rigen por las cláusulas convenidas, siempre que no afecten derechos de terceros. De
esa manera no se vulnera el principio de legalidad, pues no se crea ni se extingue un privilegio por
acuerdo entre deudor y acreedor, sino que ese privilegio legal se posterga, se subordina a otros, sin
afectar, claro está, derechos de terceros. El privilegio del crédito laboral no es renunciable, ni
postergable.
Derecho de retención: todo acreedor de una obligación cierta y exigible puede conservar en su poder
la cosa que debe restituir al deudor, hasta el pago de lo que éste le deba en razón de la cosa.
Tiene esa facultad sólo quien obtiene la retención de la cosa por medios que no sean ilícitos. Carece
de ella quien la recibe en virtud de una relación contractual a título gratuito, excepto que sea en el
interés del otro contratante.
g) Medidas precautorias
Las llamadas medidas precautorias resultan de un proceso semi- autónomo, mediante el cual se
reduce a asegurar la eficacia practica de sentencia que pueda recaer en el proceso principal.
Es decir, en el lapso que inevitablemente media entre la iniciación de un proceso (un juicio) y el
pronunciamiento de la decisión final, puede ocurrir que sobrevenga cualquier circunstancia que torne
inoperante la resolución definitiva.
Entre la medidas cautelares o precautorias, pueden mencionarse el embargo preventivo (se afectan
uno o varios bienes del deudor) si esos bienes fuesen de los registrables el embargo se anota en el
registro pertinente; el secuestro (mediante el cual se desapodera a una persona de una cosa litigiosa o
embargada); la inhibición general de bienes (prohibición de vender o gravar, en forma genérica,
cualquier cosa, mueble o inmueble y de la que el deudor pueda ser propietario). Forman parte
asimismo de estas medidas, la prohibición de innovar o contratar, la intervención judicial, etc.
h) Bienes inembargables.
Los bienes inembargables implican una excepción a la mencionada prenda común de los acreedores.
Quedan excluidos de la garantía: a) las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su
cónyuge o conviviente, y de sus hijos; b) los instrumentos necesarios para el ejercicio personal de la
profesión, arte u oficio del deudor; c) los sepulcros afectados a su destino, excepto que se reclame su
precio de venta, construcción o reparación; d) los bienes afectados a cualquier religión reconocida por
el Estado; e) los derechos de usufructo, uso y habitación, así como las servidumbres prediales, que
sólo pueden ejecutarse en los términos de los artículos 2144, 2157 y 2178; f) las indemnizaciones que
corresponden al deudor por daño moral y por daño material derivado de lesiones a su integridad
psicofísica; g) la indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los
hijos con derecho alimentario, en caso de homicidio; h) los demás bienes declarados inembargables o
excluidos por otras leyes.
Dos cuestiones merecen una precisión en particular:
La inembargabilidad no tiene lugar cuando se trata de acreedor por cobro de saldo de precio. En lo
relativo al embargo de sueldos, jubilaciones y pensiones, como asimismo las indemnizaciones
derivadas de la relación laboral.
Las remuneraciones devengadas por los trabajadores en cada periodo mensual, así como cada cuota
del sueldo anual complementario son inembargables hasta una suma equivalente al importe mensual
del salario mínimo vital y móvil fijado. Las remuneraciones superiores a ese importe serán
embargables en la siguiente proporción: 1) remuneraciones no superiores al doble del salario mínimo,
vital y móvil mensual, hasta el diez por ciento (10%) del importe que excediere de este último. 2)
retribuciones superiores al doble del salario mínimo, vital y móvil mensual, hasta el 20% del importe
que excediere de este último.
Finalmente, los límites de embargabilidad no serán de aplicación en el caso de cuotas por alimentos o
litis expensas, las que deberán ser fijadas de modo que permitan la subsistencia del alimentante.
Protección de la vivienda: afectación, legitimados, beneficiarios, desafectación, transmisión.
Afectación: Puede afectarse al régimen previsto en este Capítulo, un inmueble destinado a vivienda,
por su totalidad o hasta una parte de su valor. Esta protección no excluye la concedida por otras
disposiciones legales.
La afectación se inscribe en el registro de la propiedad inmueble según las formas previstas en las
reglas locales, y la prioridad temporal se rige por las normas contenidas en la ley nacional del registro
inmobiliario. No puede afectarse más de un inmueble. Si alguien resulta ser propietario único de dos
o más inmuebles afectados, debe optar por la subsistencia de uno solo en ese carácter dentro del plazo
que fije la autoridad de aplicación, bajo apercibimiento de considerarse afectado el constituido en
primer término.
Efecto principal de la afectación: La afectación es inoponible a los acreedores de causa anterior a esa
afectación. La vivienda afectada no es susceptible de ejecución por deudas posteriores a su
inscripción, excepto: a) obligaciones por expensas comunes y por impuestos, tasas o contribuciones
que gravan directamente al inmueble; b) obligaciones con garantía real sobre el inmueble, constituida
de conformidad a lo previsto en el artículo 250; c) obligaciones que tienen origen en construcciones u
otras mejoras realizadas en la vivienda; d) obligaciones alimentarias a cargo del titular a favor de sus
hijos menores de edad, incapaces, o con capacidad restringida. Los acreedores sin derecho a requerir
la ejecución no pueden cobrar sus créditos sobre el inmueble afectado, ni sobre los importes que la
sustituyen en concepto de indemnización o precio, aunque sea obtenido en subasta judicial, sea esta
ordenada en una ejecución individual o colectiva. Si el inmueble se subasta y queda remanente, éste
se entrega al propietario del inmueble. En el proceso concursal, la ejecución de la vivienda sólo puede
ser solicitada por los acreedores enumerados en este artículo.
Legitimados: La afectación puede ser solicitada por el titular registral; si el inmueble está en
condominio, deben solicitarla todos los cotitulares conjuntamente. La afectación puede disponerse por
actos de última voluntad; en este caso, el juez debe ordenar la inscripción a pedido de cualquiera de
los beneficiarios, o del Ministerio Público, o de oficio si hay beneficiarios incapaces o con capacidad
restringida. La afectación también puede ser decidida por el juez, a petición de parte, en la resolución
que atribuye la vivienda en el juicio de divorcio o en el que resuelve las cuestiones relativas a la
conclusión de la convivencia, si hay beneficiarios incapaces o con capacidad restringida.
Beneficiarios: Son beneficiarios de la afectación: a) el propietario constituyente, su cónyuge, su
conviviente, sus ascendientes o descendientes; b) en defecto de ellos, sus parientes colaterales dentro
del tercer grado que convivan con el constituyente.
Si la afectación es peticionada por el titular registral, se requiere que al menos uno de los
beneficiarios habite el inmueble. En todos los casos, para que los efectos subsistan, basta que uno de
ellos permanezca en el inmueble.
Transmisión: El inmueble afectado no puede ser objeto de legados o mejoras testamentarias, excepto
que favorezcan a los beneficiarios de la afectación prevista en este Capítulo. Si el constituyente está
casado o vive en unión convivencial inscripta, el inmueble no puede ser transmitido ni gravado sin la
conformidad del cónyuge o del conviviente; si éste se opone, falta, es incapaz o tiene capacidad
restringida, la transmisión o gravamen deben ser autorizados judicialmente.
La desafectación y la cancelación de la inscripción proceden: a) a solicitud del constituyente; si está
casado o vive en unión convivencial inscripta se requiere el asentimiento del cónyuge o del
conviviente; si éste se opone, falta, es incapaz o tiene capacidad restringida, la desafectación debe ser
autorizada judicialmente; b) a solicitud de la mayoría de los herederos, si la constitución se dispuso
por acto de última voluntad, excepto que medie disconformidad del cónyuge supérstite, del
conviviente inscripto, o existan beneficiarios incapaces o con capacidad restringida, caso en el cual el
juez debe resolver lo que sea más conveniente para el interés de éstos; c) a requerimiento de la
mayoría de los condóminos computada en proporción a sus respectivas partes indivisas, con los
mismos límites expresados en el inciso anterior; d) a instancia de cualquier interesado o de oficio, si
no subsisten los recaudos previstos en este Capítulo, o fallecen el constituyente y todos los
beneficiarios; e) en caso de expropiación, reivindicación o ejecución autorizada por este Capítulo, con
los límites indicados en el artículo 249.
Acción directa: Se la define como aquella que compete al acreedor para percibir lo que un tercero
debe a su deudor, hasta el importe del propio crédito.
Se ficha a los sujetos que allí se precian involucrados: acreedor, deudor y tercero. Ello, toda vez que,
a fin de cuentas, la acción directa es la que ejercita el acreedor contra un tercero con quien, en
relación al crédito cuyo cobro pretende perseguir, no se encuentra vinculado contractualmente. Su
nexo con aquel tercero es en todo caso mediato, pues se enhebra a través de su deudor, quien —por
otro lado— sí se encuentra ligado con aquel.
Esta acción directa tiene carácter excepcional, es de interpretación restrictiva y solo procede en los
casos expresamente previstos por la ley, todo lo cual se justifica en el hecho de que, por su
intermedio, se le permite al acreedor “saltear” al deudor y perseguir el cobro de su crédito contra un
sujeto con quien, en principio, no se encuentra vinculado contractualmente y que no es propiamente
su deudor.
Requisitos de ejercicio: el ejercicio de la acción directa por el acreedor requiere el cumplimiento de
los siguientes requisitos:
a) un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor;
b) una deuda correlativa exigible del tercero demandado a favor del deudor;
c) homogeneidad de ambos créditos entre sí;
d) ninguno de los dos créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la promoción de la
acción directa;
e) citación del deudor a juicio.
Subrogatoria: El acreedor de un crédito cierto, exigible o no, puede ejercer judicialmente los derechos
patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en hacerlo y esa omisión afecta el cobro de su acreencia.
El acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.
Se trata del ejercicio de la acción en la que se remplaza al acreedor inactivo, por cuanto —téngase en
cuenta— subrogar significa sustituir o poner a alguien en lugar de otra persona. Es entonces que esta
práctica consiste en la facultad del acreedor de subsumirse en los derechos de su deudor, en virtud de
su inercia, pretendiendo incorporar bienes en el patrimonio de aquel, para finalmente ensancharlo.
Por tal motivo, aquello que se obtenga del ejercicio de la subrogación por parte del acreedor, ingresa
en el patrimonio del deudor subrogado. En consecuencia, el acreedor subrogante no cuenta con
privilegio sobre lo producido de tal manera, merced a su accionar. Ello, toda vez que la acción
subrogatoria no convoca a una pretensión autónoma, sino que genera, en definitiva, una legitimación
para estar en el proceso, empero, en nombre del deudor subrogado.
Características:
El crédito que tenga el acreedor demandante podría no se exigible al momento de iniciar la
acción, que puede operar como una suerte de subrogación preventiva.
El crédito que tiene el acreedor intermedio contra el demandado, si debe ser exigible
No se requiere prueba de mala fe o colusión, basta la simple desidia o inacción en perseguir el
cobro.
El deudor debe ser citado para que tome intervención en el juicio respectivo.
Pueden oponerse al acreedor todas las excepciones y causas de extinción de su crédito, aun
cuando provengan de hechos del deudor posteriores a la demanda, siempre que estos no sean en
fraude de los derechos del acreedor.
Están excluidos de la acción subrogatoria: a) los derechos y acciones que, por su naturaleza o por
disposición de la ley, solo pueden ser ejercidos por su titular; b) los derechos y acciones sustraídos de
la garantía colectiva de los acreedores; c) las meras facultades, excepto que de su ejercicio pueda
resultar una mejora en la situación patrimonial del deudor.
Los bienes obtenidos por el ejercicio de la acción subrogatoria ingresan al patrimonio del deudor y
quedaran expuestos al ejercicio de los derechos de los restantes acreedores.
b) Clasificación.
Hechos naturales y humanos:
Los hechos que interesan al derecho pueden emanar de la naturaleza o bien provenir de la persona
humana. A los primeros se los denomina “hechos de la naturaleza” por oposición a los “hechos
humanos”.
En los hechos de la naturaleza no intervienen el ser humano. La doctrina más reciente afirma, que
deben ser tratados como hechos de la naturaleza también aquellos en los que participa el ser
humano, pero como ente biológico, como es el caso del nacimiento, la muerte o la enfermedad. Es
decir, en este caso la intervención humana no es decisiva porque los efectos jurídicos de la muerte se
producen con prescindencia de su voluntad, como es la transmisión de los derechos a los sucesores
de la persona fallecida.
Los hechos humanos, en cambio, son aquellos que emanan directamente de un sujeto, siempre y
cuando no sea producto de actos involuntarios o voluntarios.
Clasificación:
HECHOS
JURIDICOS
HUMANOS NATURALES
VOLUNTARIOS INVOLUNTARIOS
La intención: Supone la aptitud para entender el acto concreto que se realiza. Se diferencia así del
discernimiento que, si bien importa un estado de conciencia, se refiere a la aptitud genérica para
llevar a cabo actos jurídicos. La falta de discernimiento excluye la intención, pero no a la inversa. La
intención se encuentra ausente en el acto cuando median los vicios de error y dolo, en tanto la
comprensión de los efectos del acto ha sido desviada ya sea por causa propia o ajena.
La libertad: implica la ausencia de una obligación exterior que permita elegir sin exigencias entre la
decisión de ejecutar o no el acto voluntario. El vicio que la afecta es la violencia.
e) Silencio.
en derecho el silencio no significa ni aceptación ni rechazo; es un hecho neutro que puede prestarse
a equívocos. No se refiere exclusivamente al no uso de la palabra, sino también a la omisión de
expedirse sobre algún hecho o interrogación. La respuesta esquiva, que no permite inferir de alguna
manera la expresión de la voluntad.
También contiene excepciones por las cuales se atribuye al silencio un valor. Se trata de supuestos
en que se entiende que más que el ejercicio de un derecho o una facultad, se incurre en reticencia en
la medida que se esquiva una respuesta que puede entorpecer o perjudicar a los demás. Por tanto, el
derecho hace un juicio de ponderación entre el silencio en determinados casos y la necesidad de
expedirse, y asigna determinado valor.
Esos supuestos son los siguientes:
a) Cuando existe un deber de expedirse que resulte de la ley: existe obligación de explicarse por la
ley cuando esta impone al silencio una determinada consecuencia o efecto.
b) Cuando este deber de expandirse resulte de una convención particular, porque así lo han
establecido las partes de un contrato.
c) Cuando la obligación de manifestarse resulte de los usos y prácticas, lo que implica reconocer el
valor del derecho consuetudinario, muy relevante en ciertos ámbitos, como el derecho
comercial.
d) Finalmente, cuando exista una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.
2. HECHOS INVOLUNTARIOS.
a) Concepto. Efectos.
Los hechos involuntarios se definen por la ausencia de alguno de los elementos de la voluntariedad.
En el campo del derecho civil, la circunstancia de que el hecho resulte involuntario, no impide la
valoración de su antijuridicidad, es decir, de la contradicción con el ordenamiento jurídico. De este
modo, cuando aún involuntario el hecho resulte ilícito, puede dar lugar a una indemnización basada
en la equidad, o a una obligación de reparar el enriquecimiento sin causa.
Asimismo, la ausencia de voluntariedad del acto, si bien impide la atribución de responsabilidad
basada en factores subjetivos, no obstaculiza la aplicación de otros factores objetivos de
responsabilidad.
3. ACTOS JURIDICOS.
El acto jurídico resulta la máxima expresión del principio de autonomía privada o autonomía de la
voluntad que implica el reconocimiento de amplia esfera de actuación libre de los individuos frente al
estado.
Si bien cada clase de acto jurídico tendrá normas específicas que la regulen, lo cierto es que nuestro
sistema consagra un régimen estándar básico aplicable a todo acto jurídico.
SIMPLES ACTOS
LICITOS
LICITOS
HECHOS ACTOS
VOLUNTARIOS JURIDICOS
ILICITOS
a) Concepto.
El acto jurídico es el acto voluntario, licito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas.
De esta definición surge una serie de requisitos que nos permitirán conocer si estamos o no frente a
un acto jurídico.
El primero de ellos refiere a la voluntariedad del acto. La cuestión nos lleva a la capacidad negocial
de ejercicio y de derecho. Es necesario que exista una voluntad efectiva, es decir, exteriorizada, y
que esta resulte concordante con lo querido. En definitiva, es necesario que se trate de una voluntad
no viciada.
El requisito de exteriorización se conecta con otro aspecto fundamental: la forma. Cuando exista una
forma impuesta, el acto deberá necesariamente ajustarse a ella.
El acto jurídico debe poseer un objeto idóneo y una causa licita, que es el fin inmediato y
determinante de la voluntad. El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido
por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos
ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se haya
prohibido que lo sea.
Caracteres:
a) Acto: es para diferenciarlo del hecho jurídico humano.
b) Acto voluntario: significa que para configurarse depende de que sea ejecutado por la persona con
discernimiento, intención y libertad, es decir, con todos los elementos internos de la voluntad sanos
o sin vicios.
c) Acto lícito: de la definición legal se desprende que el acto o negocio debe ser necesariamente
lícito. No sería lógico que el ordenamiento jurídico proteja negocios que son contrarios u opuestos a
sus propias disposiciones. Si en alguno de sus elementos existen o aparecen cláusulas inválidas o
ilícitas, dicha ilicitud podría comunicarse al acto, ya sea en forma total o parcial; de ahí que las
nulidades solo se derivan de los actos jurídicos y no de los simples hechos voluntarios.
d) Fin inmediato de producir efectos jurídicos secundado por el ordenamiento legal: es el fin
específico, la nota típica del acto jurídico, que lo diferencia de todos los otros actos que, no obstante
ser voluntarios, no tienen el propósito de crear relaciones y situaciones jurídicas.
Distinción con los simples actos lícitos: decíamos antes que la característica distintiva y
fundamental del acto jurídico es la finalidad jurídica inmediata buscada, es decir, porque así lo ha
querido el sujeto.
En los simples actos lícitos, en cambio, la consecuencia jurídica se produce con total prescindencia
de la voluntad del agente, en tanto surge de la ley.
El simple acto licito es la acción voluntaria no prohibida por la ley, de la que resulta alguna
adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.
Clasificación:
CON FORMA DE SOLEMNIDAD
IMPUESTA O ABSOLUTA
FORMALES
DE SOLEMNIDAD
ACTOS RELATIVA
Es posible que el acto jurídico se celebre por representación, es decir, a través de otra persona, que
actúa como mero otorgante, en nombre y por cuenta de otro, pero que no será titular de las
situaciones y relaciones jurídicas creadas, modificadas o extinguidas.
En la celebración de un acto jurídico puede actuar el propio interesado u otra persona en su nombre.
Por excepción, como ocurre con los actos personalísimos, y en general con aquellos otros que la ley
impone que sean otorgados por el titular del derecho, tal representación se encuentra vedada.
Hay tres clases de representación:
la voluntaria, lleva esa denominación porque depende de la voluntad del interesado no solo
nombrar al representante sino también elegir quién habrá de serlo;
la representación legal es aquella que se impone necesariamente en los casos que la ley
determina. Es lo que ocurre con los padres, tutores y curadores. En estricto sentido el
representante legal sustituye la persona del representado. No es la voluntad de este, sino la de
aquel, la que cuenta.
la representación orgánica es la que se verifica respecto de personas jurídicas y surge de los
instrumentos que les dieron origen.
Los actos celebrados por el representante en nombre del representado y en los límites de las
facultades conferidas por la ley o por el acto de apoderamiento, producen efecto directamente para
el representado.
Para que este efecto se produzca es necesario que el acto se haya otorgado dentro de los límites
que impone el acto de apoderamiento, la ley o el estatuto.
Capacidad y determinación del sujeto: como la voluntad es uno de los elementos esenciales del
acto jurídico, es imprescindible que el sujeto de quien emana esa voluntad sea capaz de cambiar el
estado de su derecho.
Asimismo, el sujeto debe ser determinado o determinables, como condición de validez del mismo.
c) Objeto.
El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a
las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana.
Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.
El objeto lo constituya su materia, es decir los hechos y los bienes.
Requisitos respecto de los hechos: en relación con los hechos, la norma establece que no deben se
imposibles, prohibidos por la ley, contrarios a la moral, al orden público o lesivos de los derechos
ajenos o de la dignidad humana.
Hechos prohibidos: los hechos ilícitos no pueden ser objeto del acto jurídico. La licitud, por definición,
forma parte de la esencia de este tipo de actos porque el ordenamiento legal no puede tutelar aquellos
que son contrarios a sus disposiciones o principios. La licitud del acto es, entonces, una exigencia
primaria. Por tanto, el objeto de un acto jurídico no puede consistir en la formación de una sociedad
para cometer delitos o para vender influencias, como así tampoco en la celebración de un contrato de
servicios profesionales con un sujeto que carece de título habilitante.
Hechos contrarios a la moral y al orden público: la norma refiere a la moral media de una sociedad en
el tiempo presente, lo que permite ponderar desde un punto de vista objetivo, practico y concreto la
concepción colectiva sobre la cuestión a analizar.
La corte interamericana de derechos humanos ha establecido que la moral pública como criterio para la
restricción de derechos, debe ser sometida a su vez al estándar de las justas exigencias de una sociedad
democrática lo que impide la imposición de una moral mayoritaria por sobre otras concepciones
alternativas que expresen posiciones de minorías culturales, étnicas, religiosas, ideológicas, siempre
superen dicho estándar.
Hechos lesivos de los derechos ajenos o de la dignidad humana: la primera limitación está referida a
los efectos relativos del acto jurídico, que no puede afectar derechos de terceros, como sucede en el
caso del fraude a los acreedores.
La segunda, refiere a la vulneración de la dignidad humana, como sucede en el caso de las condiciones
prohibidas.
d) Causa.
La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la
voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido
incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes.
Existen distintos significados de la palabra “causa”:
a) Causa fuente o causa eficiente: se trata en este caso del hecho generador del acto, de las obligaciones
o de los presupuestos de hecho de los cuales se derivan las obligaciones legales.
b) La causa fin: se vincula con la dirección de la voluntad en la obtención de los efectos jurídicos.
Viene a ser el fin que las partes se propusieron lograr al tiempo de celebrar el acto, o el “fin inmediato”
propio y característico del negocio jurídico, idéntico en todos y cada uno de los actos de su especie.
c) La causa móvil o impulsiva: también llamada “causa ocasional”, está constituida por los móviles o
motivos. Se refiere a los fines concretos e inmediatos que las partes tuvieron en cuenta al realizar el
acto; los mismos están compuestos por el querer individual, es decir, el fin que procuran obtener
concretamente las partes.
Presunción de causa y falsa causa: Aunque la causa no esté expresada en el acto se presume que existe
mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido, aunque la causa expresada sea falsa si se funda en
otra causa verdadera.
Es decir, todos los actos se presumen realizados con una causa que es, entonces, la razón que determinó
su celebración. Esta conclusión es compatible con la realidad de las cosas por cuanto las personas no
actúan en forma irracional, sino que celebran sus actos jurídicos por alguna razón o motivo. Por tanto,
es preciso reconocer que los negocios tienen sustento en una declaración de voluntad hasta tanto no se
pruebe que existe algún defecto que invalida o pone de relieve que no existe tal causa.
Si, como se dijo, la causa constituye un requisito esencial de los actos jurídicos, su falta importa la
nulidad de estos. Tradicionalmente se ha distinguido entre falta de causa y falsa causa. Si una persona
contrae una determinada obligación en razón de una causa cualquiera y luego resulta que no existe, se
trata de un caso de falsa causa. Pero puede ocurrir que en el título se exprese una cláusula que no es
verdadera, sino aparente que encubre otra real. Se trata del supuesto de causa simulada. Si, en estas
condiciones, la causa ostensible —esto es, la que figura en el título— no es verdadera, pero la real u
oculta existe y es lícita, el acto es igualmente válido. Lo simulado puede estar tanto en el móvil, en el
fin o en la fuente de la obligación. Por supuesto, la obligación fundada en falsa causa será válida
siempre que la causa oculta sea lícita, carácter que debe reunir cualquier acto jurídico por definición.
En derecho, la prueba recae sobre la existencia de hechos y actos jurídicos. Mientras que en principio
los primeros pueden ser probados por cualquier medio de prueba y los segundos, es decir, los actos
jurídicos se prueban pro su forma.
Art. 1020: Prueba de los contratos formales: Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a
los fines probatorios pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad
de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental,
o comienzo de ejecución. Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que
emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la
existencia del contrato.
Distinción entre forma y prueba: dos conceptos diferentes que suelen confundirse.
Cuando alguna norma exige la instrumentación por escrito para determinado acto jurídico, es posible
interrogarse sobre si lo requiere como forma del acto o si lo exige como prueba, es decir, para
demostrar su existencia.
Prueba es el conjunto de elementos mediante los que pueda demostrarse la existencia y contenido de
un acto jurídico, o, si se quiere, el conjunto de medios que se emplean en un proceso para demostrar al
juez los hechos solicitados.
La función de la prueba es la de representar al intelecto y sentidos del juez la existencia de un acto
ocurrido.
La actividad probatoria importa trasladar al acto en el tiempo, del momento de su celebración al de su
invocación.
Forma y prueba, sin embargo, pueden llegar a confundirse. Esto ocurre con la forma instrumental
cuando el sistema jurídico exige para la validez del acto una forma determinada. En tal supuesto, esa
forma es necesaria para la validez del acto y también, para su prueba.
La prueba puede ser externa al acto. La forma es contemporánea al acto, mientras que la prueba puede
o no ser coetánea. No lo es la prueba de testigos, puesto que se produce u obtiene con posterioridad al
acto que pretende probar.
La prueba coetánea se denomina preconstituida.
No puede existir acto jurídico sin forma esencial, aunque no sea determinada, pero sí sin prueba.
La forma solo es exigencia de los actos jurídicos, mientras que la prueba puede serlo de la
concurrencia de meros hechos jurídicos.
Objeto de la prueba: en principio lo que debe probarse son los hechos. Deben acreditarse los
hechos jurídicos en general y los actos jurídicos en particular.
No todos los hechos deben probarse: a) los hechos pacíficos no requieren prueba: o sea, los
hechos no controvertidos, los que las partes aceptan sin contradicción; b) los hechos notorios
tampoco necesitan probarse, son aquellos cuya existencia es conocida por la generalidad de los
individuos de cultura media, en el tiempo y en el lugar que se dicta la sentencia; c) los hechos
negativos, se prueban a partir de otros hechos positivos.
Enumeración de los medios de prueba:
Según el Código de Vélez contenía una enumeración de los medios de prueba; los contratos se
prueban por el modo que dispongan los códigos de procedimientos de las provincias federadas.
Por instrumentos públicos. Por confesión de partes, judicial o extrajudicial. Por juramento
judicial. Por presunciones legales o judiciales. Por testigos. En ese texto se alude a “medios” y
“modo” de prueba. Medio es el elemento probatorio y modo es el procedimiento a seguir para
poner en evidencia el medio.
La distinción practica es que los modos están legislados en los códigos de procedimientos que
constituyen cuerpos legales de derecho local, con vigencia en cada provincia.
Nuestro derecho admite los siguientes medios de prueba:
a) documental (genero): los instrumentos públicos y particulares;
b) los testigos: son aquellos que sin ser partes en el proceso, declaran sobre hechos de que tienen
conocimientos. Son terceros ajenos al acto, que pueden afirmar la existencia de un hecho jurídico,
porque estuvieron presentes en el acto de su realización o porque tuvieron conocimiento de
mismo; c) las presunciones: hacen que hechos que deberían probarse por quien en ellos funda su
derecho, no tengan necesidad de prueba. La presunción es el resultado de una operación lógica,
mediante la cual, partiendo de un hecho conocido, se llega a aceptar como existente otro
desconocido o incierto, se exigen que sean precisas, múltiples y concordantes.
d) la confesión judicial de parte: es el reconocimiento que uno de los litigantes hace de la verdad
de un hecho que produce consecuencias jurídicas en su contra. Es una declaración de voluntad,
unilateral. Produce consecuencias jurídicas en contra del confesante: quien confiesa, no lo hace
para mejorar su propia situación, sino para beneficiar al otro litigante. Es indivisible. Es
irrevocable.
e) la inspección personal del juez: consiste en la visita que el juez de la causa realiza a la cosa que
se litiga o al lugar donde ocurrieron u ocurren los hechos, a fin de cerciorarse personalmente del
estado de las cosas o de la efectividad de los hechos que se alegan.
f) informes de peritos: es un dictamen elaborado por una persona con conocimientos técnicos
especiales, acerca de los hechos que se discuten, designado por el juez o las partes para que
informe al tribunal sobre tales hechos. Su informe se llama pericia o peritaje.
c) Requisitos.
Son requisitos de validez del instrumento público:
a) la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia territorial,
excepto que el lugar sea generalmente tenido como comprendido en ella;
b) las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus representantes; si alguno de ellos
no firma por sí mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para todos.
d) Fuerza probatoria.
El instrumento publico hace plena fe. El concepto de plena fe hace referencia al valor probatorio del
instrumento público, en tanto se presuman autentico, y, por ende, su contenido se considera veraz.
La presunción de autenticidad de los instrumentos públicos trae aparejado que quien lo presenta no
debe probarla, y a la inversa, quien pretende alear su falsedad, deberá acreditarlo a través de un
procedimiento especial: la reclamación de falsedad.
Los instrumentos públicos son un medio de prueba de los hechos y de las declaraciones
absolutamente importantes y necesarios para la sociedad, ya que evitan que cada vez que se tenga
que hacer valer actos o negocios, estos tengan que ser sometidos a reconocimientos o pruebas
gravosas de su existencia y veracidad. Dicha fuerza probatoria, que no requiere de ningún elemento
externo al instrumento celebrado para tener vigencia, no solo alcanza y se extiende a las partes y a
sus sucesores, sino también a los terceros y a todos los sujetos que no tienen ninguna relación con el
acto o el negocio. “Ninguna relación” importa sostener que alcanza también a quienes carecen de un
interés directo o indirecto vinculado con el acto y sus consecuencias. Se facilita de ese modo la
prueba, otorgándose a los instrumentos plena fe de su contenido. Se puede decir que ello se deriva de
la aplicación de la fe pública y su corolario: la autenticidad de los instrumentos públicos. La fuerza
probatoria es el elemento que caracteriza al instrumento público y que lo diferencia del instrumento
privado, que no tiene esa cualidad. La autenticidad se refiere a la existencia, legitimidad o veracidad
en el significado de lo que contiene el instrumento.
Hechos cumplidos ante el/la oficial público: El instrumento público hace plena fe:
a) en cuanto a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial público
enuncia como cumplidos por él o ante él hasta que sea declarado falso en juicio civil o criminal;
b) en cuanto al contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones, pagos,
reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el objeto principal del
acto instrumentado, hasta que se produzca prueba en contrario.
Son instrumentos privados propiamente dichos si están firmados, mientras que son particulares
cuando no lo están.
Los instrumentos privados constituyen la forma mas utilizada por las personas a la hora de concretar
sus negocios jurídicos, y se caracterizan por la ausencia de intervención de un/una oficial público.
Así, los instrumentos privados son otorgados por las mismas partes del acto jurídico, y resultan la
expresión practica del principio de libertad de formas.
Tienen un único requisito de valides: la firma de las partes y un requisito de oponibilidad: la fecha
cierta.
g) Firma.
La firma esta constituida por trazos que constituyen el modo habitual que tiene una persona de
escribir su nombre con la finalidad de manifestar la adhesión de su voluntad al texto a cuyo pie la
pone.
Art. 288: La firma prueba la autoría de la declaración de voluntad expresada en el texto al cual
corresponde. Debe consistir en el nombre del firmante o en un signo. En los instrumentos generados
por medios electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si se utiliza una
firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad del instrumento.
h) Enmienda.
El código establece la facultad judicial de evaluar la eficacia probatoria del instrumento privado que
contenga alteraciones materiales que afecten partes esenciales y que no se encuentren debidamente
salvadas con la firma de las partes.
Art. 316: Las raspaduras, enmiendas o entrelíneas que afectan partes esenciales del acto
instrumentado deben ser salvadas con la firma de las partes. De no hacerse así, el juez debe
determinar en qué medida el defecto excluye o reduce la fuerza probatoria del instrumento.
i) Fecha cierta.
La fecha cierta es requisito de oponibilidad, es decir que la eficacia del instrumento frente a terceros
depende de ella.
Art. 317: La eficacia probatoria de los instrumentos privados reconocidos se extiende a los terceros
desde su fecha cierta. Adquieren fecha cierta el día en que acontece un hecho del que resulta como
consecuencia ineludible que el documento ya estaba firmado o no pudo ser firmado después. La
prueba puede producirse por cualquier medio, y debe ser apreciada rigurosamente por el juez.
j) Correspondencia.
En consecuencia, la posibilidad de su utilización como prueba en juicio se encuentra limitada.
La correspondencia puede presentarse como prueba por el destinatario, por la que es confidencial no
puede ser utilizada sin el consentimiento del remitente. El carácter confidencial esta dado por la
naturaleza de la correspondencia, independientemente de como las partes puedan titularla. Aunque
obre en poder del destinatario, para su difusión se requiere la conformidad del autor intelectual de la
correspondencia, es decir, del remitente. Cuando se trata de terceros que desean utilizar la
correspondencia confidencial, deben procurar la conformidad de destinatario y remitente. El caso se
asimila a la prueba testimonial, porque se trata de manifestaciones ajenas a las partes del proceso.
El régimen del CCCU al respecto limita su admisibilidad como medio de prueba, en la medida en
que la interceptación de correspondencia o su sustracción es un delito incriminado por el código
penal. En consecuencia, si quien pretende esgrimir la pieza postal es un tercero, deberá acreditar que
la obtuvo por medios lícitos.
Se admite que la carta sea esgrimida por su destinatario.
Art. 351. Beneficiario del plazo: El plazo se presume establecido en beneficio del obligado a
cumplir o a restituir a su vencimiento, a no ser que, por la naturaleza del acto, o por otras
circunstancias, resulte que ha sido previsto a favor del acreedor o de ambas partes.
Art. 352. Pago anticipado: El obligado que cumple o restituye antes del plazo no puede repetir lo
pagado.
Art. 353. Caducidad del plazo El obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si se
ha declarado su quiebra, si disminuye por acto propio las seguridades otorgadas al acreedor para el
cumplimiento de la obligación, o si no ha constituido las garantías prometidas, entre otros
supuestos relevantes. La apertura del concurso del obligado al pago no hace caducar el plazo, sin
perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito, y a todas las consecuencias previstas en la
legislación concursal.
c) Cargo.
El cargo es una obligación accesoria al adquiriente de un derecho, que opera fundamentalmente en
las liberalidades.
En principio, su incumplimiento no impide ni extingue los efectos propios o normales del acto,
excepto que se lo haya establecido como condición.
Clasificamos el cargo en:
a. Cargo simple: solo da lugar a acción judicial para exigir su cumplimiento.
b. Cargo condicional suspensivo: el inicio de los efectos del acto se subordina a su ejecución.
c. Cargo condicional resolutorio: la extinción de los efectos del acto se subordina a su ejecución.
Art. 354. Cargo. Especies. Presunción: El cargo es una obligación accesoria impuesta al adquirente
de un derecho. No impide los efectos del acto, excepto que su cumplimiento se haya previsto como
condición suspensiva, ni los resuelve, excepto que su cumplimiento se haya estipulado como
condición resolutoria. En caso de duda, se entiende que tal condición no existe.
Caracteres:
a) es una obligación. El cargo es una modalidad que grava a una de las partes. Por tanto, es
susceptible de ser ejecutada en caso de que el sujeto no cumpliera con la prestación;
b) es accesorio. El cargo es accesorio pero inescindible a la adquisición del derecho. No sería
posible adquirir el derecho si al propio tiempo no se asume la obligación que el cargo trae
aparejada;
c) es excepcional. No deriva ordinariamente del acto jurídico ni es su complemento natural, sino
que es independiente del derecho.
d) Efectos.
Tradicionalmente se han distinguido los efectos de la condición y del plazo, diciendo que mientras
los efectos de la condición operan retroactivamente, los del plazo lo hacen hacia el futuro.
Art. 346. Efecto: La condición no opera retroactivamente, excepto pacto en contrario.
Unidad VI: Teoría General de las Ineficacias. Influencia del Tiempo en las Relaciones Jurídicas.
1. INEFICACIA DEL ACTO JURIDICO.
a) Categorías.
La característica basal del negocio o acto jurídico es la finalidad inmediata de producir efectos
jurídicos. La eficacia ocurre cuando el acto logra alcanzar y mantener los efectos buscados y
queridos por las partes.
En consecuencia, un acto es ineficaz cuando existe una privación o disminución de los efectos
propios del acto. No hay que pensar que el acto ineficaz no produce efecto jurídico alguno: no
producirá los efectos queridos por las partes, es decir, aquellos tenidos en miras como finalidad
inmediata, pero podrá generar otros que le atribuya el ordenamiento jurídico con independencia de
la voluntad de las partes.
La noción de ineficacia es amplia, e involucra no solo a la nulidad que es una de sus especies, sino
otros supuestos que se engloban en lo que la doctrina ha llamado “teoría general de la ineficacia
jurídica”.
Los actos jurídicos pueden ser ineficaces en razón de su nulidad o de su inoponibilidad respecto de
determinadas personas.
Categorías de ineficacia:
I. Ineficacia estructural, la privación de los efectos propios de un acto jurídico se produce por
defectos estructurales (se encuentran dentro del negocio) y originarios (existen desde el
momento de su celebración). Al tener defectos o vicios desde su origen y en su estructura, el
acto es invalido y podrá ser declarado ineficaz. El típico supuesto de estos es la nulidad, en la
cual esta involucrada la validez del acto jurídico.
II. Ineficacia funcional, la privación de los efectos propios de un acto jurídico se produce a causa
de hechos sobrevenidos a la celebración del negocio y extrínsecos a su estructura. Son
supuestos de este: la recisión, la revocación, la resolución, en las cuales no esta involucrada la
validez del acto.
b) Conversión.
El CCCU regula la conversión del acto nulo, como vía de solución para su sustentabilidad.
Abbiati; la conversión supone que un acto, en principio invalido, pueda convertirse en otro cuando
de este contenga los requisitos sustanciales y formales (elemento objetivo) y, además, teniendo en
cuenta la finalidad perseguida por las partes, sea razonable entender que las partes habrían querido
el nuevo acto si hubiesen conocido la nulidad del primero (elemento subjetivo).
Art. 384. Conversión: El acto nulo puede convertirse en otro diferente válido cuyos requisitos
esenciales satisfaga, si el fin práctico perseguido por las partes permite suponer que ellas lo habrían
querido si hubiesen previsto la nulidad.
La configuración de la conversión del acto que sujeta a la concurrencia del elemento subjetivo. La
conversión es un supuesto de convalidación del negocio jurídico. Ej. la compraventa de inmuebles
celebrada mediante instrumento privado.
2. INEFICACIA FUNCIONAL.
La ineficacia funcional resulta de una causa sobreviniente a la celebración del acto.
a) Rescisión.
La vía de extinción natural de las obligaciones es su cumplimiento. Pero es frecuente que en los
contratos cuya ejecución se prolonga en el tiempo, las razones e intereses que llevaron a las partes a
otorgar un contrato cambien, y que, así como su voluntad dio nacimiento al contrato, esa misma
voluntad le ponga fin.
Art. 1076. Rescisión bilateral: El contrato puede ser extinguido por rescisión bilateral. Esta
extinción, excepto estipulación en contrario, sólo produce efectos para el futuro y no afecta
derechos de terceros.
Art. 1077. Extinción por declaración de una de las partes: El contrato puede ser extinguido total o
parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión unilateral, revocación o
resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen esa facultad.
b) Resolución.
Este es un supuesto de ineficacia funcional del acto jurídico que provoca la extinción del contrato
durante su etapa de cumplimiento, por causas sobrevivientes a este. Como se trata de una
declaración unilateral de voluntad que pondrá fin al contrato, la posibilidad de la resolución
depende de la previsión contractual o legal.
Las causales de resolución de un contrato son múltiples, y pueden ser expresas o tacitas. Dentro del
primer grupo, habrá resolución cuando se haya previsto una condición resolutoria, un plazo
resolutorio, o se haya establecido un pacto comisorio expreso para el caso de incumplimiento de
una de las partes.
Para el caso de la condición resolutoria, el CCCU prevé como regla la producción de efectos hacia
el futuro, aunque autoriza a las partes a pactar su retroactividad. Los restantes supuestos operaran
retroactivamente.
En cambio, operaran tácitamente, es decir, aun sin previsión de partes, cuando se den las
circunstancias previstas por el art. 1089. [Resolución por ministerio de la ley: El requerimiento
dispuesto en el artículo 1088 no es necesario en los casos en que la ley faculta a la parte para
declarar unilateralmente la extinción del contrato, sin perjuicio de disposiciones especiales.]
La cláusula resolutoria implícita opera supletoriamente y en ausencia de previsión de partes, frente
al incumplimiento contractual de una de ellas.
Esta exige del acreedor el cumplimiento de un procedimiento previo tendiente a evitar la ineficacia
del acto, que consiste básicamente en la intimación previa al deudor, para que cumpla la obligación
dentro de un plazo de 15 días. Esa intimación deberá efectuarse a través de un medio fehaciente.
c) Revocación.
La revocación también pone fin al acto jurídico o al contrato por declaración unilateral de voluntad,
produciendo sus efectos a partir de su ejercicio, de manera tal que los producidos antes quedan
estables.
Art. 1569. Revocación: La donación aceptada sólo puede ser revocada por inejecución de los
cargos, por ingratitud del donatario, y, en caso de habérselo estipulado expresamente, por
supernacencia de hijos del donante. Si la donación es onerosa, el donante debe reembolsar el valor
de los cargos satisfechos o de los servicios prestados por el donatario.
Art. 1110. Revocación: En los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales y a
distancia, el consumidor tiene el derecho irrenunciable de revocar la aceptación dentro de los diez
días computados a partir de la celebración del contrato. Si la aceptación es posterior a la entrega del
bien, el plazo debe comenzar a correr desde que esta última se produce. Si el plazo vence en día
inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil siguiente. Las cláusulas, pactos o cualquier modalidad
aceptada por el consumidor durante este período que tengan por resultado la imposibilidad de
ejercer el derecho de revocación se tienen por no escritos.
Art. 2511. Revocabilidad El testamento es revocable a voluntad del testador y no confiere a los
instituidos derechos alguno hasta la apertura de la sucesión. La facultad de revocar el testamento o
modificar sus disposiciones es irrenunciable e irrestringible.
d) Frustración de la finalidad.
La frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a la parte perjudicada a declarar su
resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las circunstancias
existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que
es afectada. La resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la
otra. Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el
cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.
Los presupuestos necesarios para que opere la resolución por frustración de la finalidad son:
1. La existencia de un contrato valido vigente al momento del planteo.
2. Que se trate de un contrato causado, cuya causa fin o motivo se encuentre objetivada en el
contrato.
3. Que se produzca hecho sobreviniente, inesperado, grave, ajeno a las partes, que impida la
concreción de esa finalidad de mod permanente y no meramente temporal y supere el riesgo
asumido por la parte afectada.
4. Ausencia de mora, culpa o dolo por quien invoca la causal, que además debe ser introducida por
la parte afectada.
e) Teoría de la imprevisión.
El caso de la imprevisión contractual refiere a los supuestos en que las prestaciones asumidas en un
contrato oneroso y bilateral de ejecución diferida o permanente se tornan excesivamente onerosas
para un o ambas partes por circunstancias ajenas a estas.
Para que pueda aplicarse la imprevisión se requiere:
1. Una alteración extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de la celebración;
2. Que esa alteración sea sobreviniente al nacimiento del vínculo contractual;
3. Que sea ajena a la parte afectada, quien no debe haberla provocada por su dolo o culpa ni debe,
en razón de su mora relevante, haber privado a la contraria de la oportunidad de adoptar
medidas de seguridad o de resguardo idóneas;
4. Que genere una excesiva onerosidad sobreviniente que afecte el cumplimiento de las
obligaciones a cargo de, al menos, una de las partes;
5. Que el hecho sea ajeno al riesgo asumido por la afectada.
La parte afectada tiene la opción de reclamar la readecuación de las prestaciones.
Nulidad absoluta y relativa: el interés protegido es el criterio que fundamenta la distinción entre
nulidades absolutas y relativas.
Art. 386. Criterio de distinción: Son de nulidad absoluta los actos que contravienen el orden
público, la moral o las buenas costumbres. Son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley
impone esta sanción sólo en protección del interés de ciertas personas.
Surge que la nulidad absoluta protege el interés colectivo sancionando aquellos actos que
contravienen el orden público, la moral y las buenas costumbres, mientras que la nulidad relativa
esta llamada a proteger un interés individual.
La nulidad de una disposición no afecta a las otras disposiciones válidas, si son separables. Si no
son separables porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total.
En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su
naturaleza y los intereses que razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.
d) Confirmación.
Esta es una especie de convalidación del acto jurídico, que opera frente a actos viciados de nulidad
relativa, es decir que han afectado intereses particulares de acuerdo al criterio de distinción que
hemos estudiado.
Art. 393. Requisitos: Hay confirmación cuando la parte que puede articular la nulidad relativa
manifiesta expresa o tácitamente su voluntad de tener al acto por válido, después de haber
desaparecido la causa de nulidad. El acto de confirmación no requiere la conformidad de la otra
parte.
a) Vicios de la voluntad.
Los vicios de los actos voluntarios, son defectos que inciden sobre la intención y la libertad.
Si bien el discernimiento es también un elemento interno del acto voluntario, la ausencia de
discernimiento no es considerada un vicio, si no que refiere a una circunstancia inherente al sujeto.
De este modo, podemos afirmar que el error y el dolo vician la intención, mientras que la violencia,
sea física o moral, vicia la libertad.
Error: se entiende por error el falso conocimiento de la realidad de las cosas. Este afecta la
intención del sujeto, como elemento interno del acto voluntario.
El error puede ser “de hecho” o “de derecho”. El error de hecho involucra un falso conocimiento o
una falta de conocimiento de la realidad. El error de derecho recae sobre la vigencia, la existencia o
los alcances de las normas jurídicas involucradas.
En lo que refiere al error de hecho, surgen los requisitos de configuración del vicio, porque no todo
error causa la nulidad del acto. Para que ello ocurra, es necesario que el error haya sido esencia,
determinante del acto y reconocible para el otro contratante.
La verificación o no de estos requisitos, nos permite distinguir entre el “error esencial” y el “error
accidental”.
El error es esencial cuando ha sido determinante del acto y recae sobre: a) la naturaleza del acto; b)
un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se pretendió designar, o una calidad,
extensión o suma diversa a la querida; c) la cualidad sustancial del bien que haya sido determinante
de la voluntad jurídica según la apreciación común o las circunstancias del caso; d) los motivos
personales relevantes que hayan sido incorporados expresa o tácitamente; e) la persona con la cual
se celebró o a la cual se refiere el acto si ella fue determinante para su celebración.
Dolo: este es un vicio de la voluntad que incide sobre la intención. Doctrinariamente, se lo vincula
al error, señalando que el dolo es el error provocado, que resulta del engaño llevado a cabo por otro.
La característica del dolo radica en el engaño que se emplea para lograr que otro celebre un acto
jurídico. El ardid, la astucia y la maquinación deben ser idóneos para configurar una maniobra ilícita
que determine la voluntad de otra persona, llevándola a realizar un acto jurídico que de otro modo
no hubiera celebrado.
La omisión dolosa implica guardar silencio cuando se advierte que la otra parte se encuentra
equivocada o incurre en error respecto de algún elemento esencial del contrato que es determinante
de su consentimiento.
No cualquier dolo apareja la nulidad del acto. Es necesario que la acción u omisión dolosa haya
provocado un dolo esencial.
El dolo es esencial y causa la nulidad del acto si es grave, es determinante de la voluntad, causa un
daño importante y no ha habido dolo por ambas partes.
Cuando no se verifican estas características, nos encontramos frente a un dolo incidental, que, al no
resultar determinante de la voluntad, no afecta la validez del acto. Sin embargo, tanto en el dolo
esencial como en el incidental, se podrá reclamar la reparación de los daños y perjuicios
ocasionados.
El autor del daño puede ser una de las partes o un tercero.
Violencia: la misma afecta al elemento libertad del acto voluntario. En este caso la libertad refiere a
la facultad de autodeterminarse, es decir, la de tomar decisiones en el mundo jurídico sin coacción
(violencia) externa.
Puede darse de dos modos: como fuerza irresistible (fuerza física) o como amenaza o intimidación.
La violencia física o fuerza irresistible como vicio son menos frecuentes, porque debe tratarse de un
constreñimiento (exigencia) corporal que la víctima no puede vencer.
La intimidación o la violencia moral implica un grave condicionamiento a la libertad del sujeto, que,
enfrentado a dos males, elige el menor.
La configuración de la intimidación esta sujeta a una serie de requisitos: las amenazas deben haberse
exteriorizado, expresa o tácitamente, deben ser concretas y además realizables. Deben provocar un
temor fundado de sufrir un mal grave o inminente que no puede ser contrarrestado por el sujeto.
Deben recaer sobre la persona o bienes de la victima o un tercero. Deben haber sido determinantes
del acto. Deben ser relevantes, considerando la situación del amenazado y las circunstancias del
caso.
Art. 276. Fuerza e intimidación: La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de sufrir
un mal grave e inminente que no se puedan contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o
de un tercero, causan la nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada teniendo
en cuenta la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso
Sujetos: El autor de la fuerza irresistible y de las amenazas puede ser una de las partes del acto o un
tercero. Asimismo, tanto quien efectivamente lleve adelante la fuerza o la intimidación, como el
contratante que resulte beneficiado de ello, responderán solidariamente por los daños ocasionados.
Lesión subjetiva: el defecto propio del acto jurídico, originada en el aprovechamiento por una de las
partes del estado de inferioridad de la otra, que le reporta una ventaja evidentemente
desproporcionada y sin justificación.
No hay aquí vicio de la voluntad, ya que el acto se realiza con discernimiento, intención y libertad.
Existe una anomalía en el negocio que se origina en la explotación de un estado de inferioridad en el
que se encuentra la víctima.
De este modo, el campo de obligación de este vicio esta referido a los contratos onerosos y
conmutativos.
Para que el vicio de lesión se configure, es necesario que se verifiquen dos elementos subjetivos y
un elemento objetivo.
Los elementos subjetivos refieren en un caso a la victima y en el otro en el autor de la lesión.
Así, es necesario que la victima se encuentre en un estado de inferioridad, que este dado por una
necesidad.
Al mismo tiempo, el/la lesionante debe explotar o aprovecharse de ese estado de inferioridad, para
obtener así un beneficio desproporcionado y sin justificación.
El elemento objetivo esta dado por la notable desproporción de las prestaciones.
En lo referido a la prueba de la lesión, se establece una presunción iuris tantum: en los casos en que
exista una notable desproporción de las prestaciones la explotación se presume. Ello implica la
inversión de la carga de la prueba, será el demandado quien deberá acreditar que el desequilibrio se
encontraba justificado. Es necesario que la desproporción exista tanto al momento de la celebración
del negocio jurídico, como al tiempo de promoverse la demanda.
A diferencia de lo que ocurre con la simulación, la victima de la lesión subjetiva puede optar entre
dos acciones: la de nulidad, o la de reajuste equitativo del convenio.
A su vez, el demandado por nulidad puede ofrecer la transformación de la acción en la de reajuste al
momento de contestar la demanda.
Esta solución es una aplicación del principio de conservación del acto, que rige en materia de
nulidades.
En el mismo sentido, solo el lesionado o sus herederos pueden ejercer las acciones por lesión. La
acción prescribe en el termino de dos años, a contar desde la fecha en que la obligación a cargo del
lesionado debía ser cumplida.
Art. 332. Lesión: Puede demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando una
de las partes explotando la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra, obtuviera por
medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación. Se
presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de notable desproporción
de las prestaciones. Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción
debe subsistir en el momento de la demanda. El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un
reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de
reajuste si éste es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus
herederos pueden ejercer la acción.
Simulación: este puede ser definido como el defecto de buena fe del acto jurídico consistente en la
discordancia consciente y acordada entre la voluntad real y la declarada por los otorgantes del acto,
efectuada con el animo de engañar.
Art. 333. Caracterización: La simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de un
acto bajo la apariencia de otro, o cuando el acto contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas que
no son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que
no son aquellas para quienes en realidad se constituyen o transmiten.
La doctrina ofrece dos clasificaciones de simulación: la que distingue entre simulación absoluta y
relativa, y la que lo hace entre simulación licita o ilícita.
La simulación absoluta se da cuando el acto ostensible no encubre uno real. Es pura apariencia, una
total ficción. Ej. cuando el deudor aparenta vender un inmueble a otra persona, para evitar la acción
de los acreedores.
La simulación relativa se produce cuando el acto ostensible oculta, o encubre otro acto verdadero.
Ej. cuando un padre simula una donación con la celebración de una compraventa, para beneficiar así
a uno de sus hijos.
La licitud o ilicitud de la simulación depende de la existencia de un perjuicio a terceros o de una
finalidad contraria al ordenamiento.
La acción de simulación puede ser intentada por una de las partes o por terceros que resulten
perjudicados por ella. La acción de simulación entre partes, tiene lugar cuando una de ellas pretende
hacerse fuerte en la apariencia creada. Ej. testaferro desconociera esa calidad y actuara como
verdadero propietario. En estos casos es necesario que la simulación se licita.
Cuando la simulación sea ilícita y haya perjudicado a terceros, las partes no tendrán acción para
demandarla una contra otra. Cuando la acción de simulación se da entre las partes del negocio
simulado, es imprescindible su prueba a través del contradocumento. (El contradocumento es un
escrito generalmente secreto, destinado a comprobar o reconocer la simulación total o parcial de un
acto aparente. Prueba principal del carácter ficticio del negocio simulado.)
Cuando la acción es ejercida por terceros cuyos derechos o intereses legítimos se hayan visto
afectados por el acto simulado, podrá acreditarse la simulación por cualquier medio de prueba. En
estos casos, cobran un lugar trascendente las presunciones, cuando estas revistan carácter de graves,
precisas y concordantes.
Puede presumirse la simulación:
a. Cuando las partes están ligadas por una relación de parentesco.
b. Cuando el negocio no fue ejecutado.
c. Si el adquiriente carece de capacidad económica o se ignora el origen de los fondos.
d. Si el enajenante se desprende de todos los bienes o de los que hacen su forma de vida o son
necesarios para su trabajo
e. Cuando la venta se realizó en forma apresurada.
f. En virtud de la conducta de las partes y el modo de conducirse en sus negocios. Es
fundamental también el modo en que se desempeñan en juicio, si aportan pruebas, si se
mantienen pasivos u obstruyen la etapa probatoria.
Probada la simulación, se declara la nulidad del negocio simulado volviendo las cosas al estado
anterior a su celebración.
Art. 337. Efectos frente a terceros: Deber de indemnizar La simulación no puede oponerse a los
acreedores del adquirente simulado que de buena fe hayan ejecutado los bienes comprendidos en
el acto. La acción del acreedor contra el subadquiriente de los derechos obtenidos por el acto
impugnado sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es cómplice en la simulación. El
subadquiriente de mala fe y quien contrató de mala fe con el deudor responden solidariamente por
los daños causados al acreedor que ejerció la acción, si los derechos se transmitieron a un
adquirente de buena fe y a título oneroso, o de otro modo se perdieron para el acreedor. El que
contrató de buena fe y a título gratuito con el deudor, responde en la medida de su
enriquecimiento.
La acción de simulación prescribe a los dos años desde que una de las partes se negó a dejar sin
efecto el acto simulado.
Fraude: el fraude a los acreedores se comete a través de actos o negocios jurídicos válidos,
unilaterales o bilaterales, destinados a enajenar derechos o facultades o abdicarlas, en perjuicio de
los acreedores teniendo conciencia de obstaculizar o impedir la prestación debida.
El CCCU no define al fraude, sino la acción de inoponibilidad a que da lugar, y que puede
solicitar cualquier acreedor respecto de los actos celebrados por su deudor en fraude de sus
derechos.
El negocio fraudulento es entonces un negocio valido y de contenido patrimonial.
Art. 338. Declaración de inoponibilidad: Todo acreedor puede solicitar la declaración de
inoponibilidad de los actos celebrados por su deudor en fraude de sus derechos, y de las renuncias
al ejercicio de derechos o facultades con los que hubiese podido mejorar o evitado empeorar su
estado de fortuna.
Los requisitos de procedencia de la acción de inoponibilidad son:
a. Fecha de crédito anterior al acto: es una consecuencia del principio de que el patrimonio
constituye la prenda común de los acreedores. Es necesario que la insolvencia se
sobreviniente a la celebración del acto para intentar la acción. Excepción: que el deudor,
deliberadamente, haya provocado en forma anticipada su insolvencia, para defraudar a
futuros acreedores, pero esta circunstancia deberá ser probada por estos últimos.
b. Que el acto haya causado o agravado la insolvencia.
c. Que quien contrato con el deudor a titulo oneroso haya conocido o debido conocer que el
acto provocaba o agravaba la insolvencia: si el acto fraudulento fuera a titulo gratuito, no es
necesario demostrar este recaudo. Si en cambio fuera a titulo oneroso, es necesario la
demostración de la complicidad del cocontratante, que se presume su conocía o debía
conocer que el acto provocaba o agravaba su insolvencia.
Es importante comprender que el fraude no da lugar a la declaración de nulidad del acto, sino a
su inoponibilidad, que se extiende solo a aquellos acreedores que promovieron y triunfaron en la
acción y hasta el importe de sus respectivos créditos.
Finalmente, en caso de que la inoponibilidad se vea frustrada por la transmisión del bien a un
sub- adquiriente de buena fe y a titulo oneroso, el deudor y quien contrato con el responderán
solidariamente por los daños y perjuicios ocasionados. Si el cocontratante es de buena fe y a
titulo gratuito solo responderá en la medida de su enriquecimiento.
Art. 2533. Carácter imperativo: Las normas relativas a la prescripción no pueden ser modificadas
por convención.
Este artículo es claro en su redacción al no permitir la modificación del régimen de prescripción por
vía de acuerdos, cualquiera sea la naturaleza jurídica de quien sea parte de ellos. Dado que el
artículo no efectúa distinción al respecto, corresponde considerar alcanzados todos los aspectos de
la regulación en la materia, y no solo los atinentes a la extensión o reducción de los plazos
legalmente establecidos. Todos los aspectos relacionados a los plazos, sus modos de cómputo,
causales de modificación y cuestiones procesales quedan sustraídos del ámbito negocial. En razón
de este enunciado, la materia relativa a la prescripción debe ser considerada indisponible para las
partes.
Art. 2568. Nulidad de la cláusula de caducidad: Es nula la cláusula que establece un plazo de
caducidad que hace excesivamente difícil a una de las partes el cumplimiento del acto requerido
para el mantenimiento del derecho o que implica un fraude a las disposiciones legales relativas a la
prescripción.
Art. 2571. Renuncia a la caducidad: Las partes no pueden renunciar ni alterar las disposiciones
legales sobre caducidad establecidas en materia sustraída a su disponibilidad. La renuncia a la
caducidad de derechos disponibles no obsta a la aplicación de las normas relativas a la prescripción.
Art. 2572. Facultades judiciales: La caducidad sólo debe ser declarada de oficio por el juez cuando
está establecida por la ley y es materia sustraída a la disponibilidad de las partes.
Carácter de la caducidad:
Es una carga que recae sobre el ejercicio de un derecho potestativo.
En la caducidad se produce una limitación temporal a una situación subjetiva activa.
Consiste en el constreñimiento del titular de ese derecho potestativo a ejercitarlo dentro de
cierto plazo.
El plazo de caducidad es perentorio e improrrogable y ataca al derecho mismo, pues el plazo
no se suspende ni interrumpe. Resulta claro que la caducidad excluye toda posibilidad de
disposición, modificación, reducción, ampliación, interrupción o suspensión, corre inexorable
e infaliblemente a partir del momento predispuesto en el factum normativo, a cuya
verificación el efecto jurídico consecuente e inmediato es la extinción completa, absoluta y
definitiva del derecho.
Cuando no se ejercita el derecho dentro del plazo, este se extingue.
a) Concepto de obligación.
La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho a exigir del
deudor una prestación destinada a satisfacer un interés ilícito y, ante el incumplimiento, a obtener
forzadamente la satisfacción de dicho interés.
b) Elementos.
I. Vinculo o relación jurídica: puede ser definida como el vinculo que uno, dos o mas personas
respecto de determinados bienes o intereses, estable y orgánicamente regulada por el derecho,
como cause para la realización de una función social.
Se distinguen dos tramos presentes.
Dichos tramos son: 1) el débito, es decir la deuda, caracterizado por el deber que pesa sobre
el deudor de cumplir con la prestación debida; 2) la responsabilidad, que acontece ante el
incumplimiento del deudor, y que permite al acreedor obtener forzadamente la satisfacción de
su interés a través de las herramientas que le proporciona el ordenamiento jurídico.
Se contempla la existencia de los determinados deberes morales o de coincidencia, aclarando
que lo entregado en cumplimiento de ellos es irrepetible.
También es irrepetible el pago espontaneo de una obligación prescripta y en lo referido a los
juegos y apuestas de puro azar, si dicho juego no esta prohibido en principio lo pagado
resulta irrepetible.
Finalmente, la duración temporal del vínculo dependerá del tipo de obligación, pudiendo ser
instantánea o diferida en el tiempo.
II. Sujetos: la obligación importa un relación entre, por lo menos, dos sujetos: un sujeto
activo/acreedor/titular y otro sujeto pasivo/deudor.
Tanto el acreedor como el deudor deben ser sujetos de derecho, pudiendo ser personas
humanas o jurídicas. Pero siempre deben ser personas diferentes entre si.
Ambos sujetos deben ser capaces, tanto de derecho como de ejercicio; caso contrario la
obligación es nula. En cuanto a su capacidad de ejercicio particularmente cuando resultan
afectados derechos de terceros, se adquiera al alcanzar la mayoría de edad. Idéntica
consideración cabe realizar respecto a las personas emancipadas o con capacidad restringida
o inhabilitadas, quienes podrán ser sujetos respecto de aquellas obligaciones que no le sean
expresamente prohibidas por el ordenamiento jurídico o bien porque así lo haya determinado
el juez en su sentencia.
Tanto uno como otro pueden estar determinados desde que la obligación se constituye, o bien
determinarse después (ej. las obligaciones instrumentadas en un titulo al portador, cheque,
pagare). También se permite que sea sujeto de una obligación una persona cuya existencia se
encuentra condicionada al hecho futuro e incierto de que llegue a existir (ej. las fundaciones
que pueden recibir bienes por testamento o donación.
Por otra parte, sea por actos entre vivos o motis causa, la calidad del acreedor o deudor es
transmisible a terceros, salvo que se trate de obligaciones intuitu personae (al constituirse se
ha tenido en cuenta la persona del deudor o el acreedor) o bien que la prohibición de su
transmisibilidad surja de una estipulación convencional (ej. que en un contrato de locación de
cosas se inserte una clausula en virtud de la cual se prohíbe al locatario sublocar el inmueble)
Tanto el sujeto activo como el pasivo, pueden estar constituidos por una o varias personas, es
decir, ser individuales o singulares, o bien plurales.
III. Objeto: la prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material y
jurídicamente posible, licita, determinada o determinable, susceptible de valoración
económica y debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.
el objeto de la obligación es la prestación, dado por el comportamiento o la conducta, ya sea
por acción u omisión, a la que el deudor debe dar cumplimiento.
Requisitos, ellos son:
a. Posibilidad material y jurídica: se exige que no sea materialmente imposible dar
cumplimiento a la prestación objeto de la obligación. A su vez, debe tratarse de una
imposibilidad absoluta para cualquier persona. No debe existir tampoco un
impedimento legal.
b. Licitud: se exige que la obligación no sea contraria al ordenamiento jurídico y el
deudor y acreedor deben obrar con cuidado, previsión y según las exigencias de la
buena fe.
De este modo, si la prestación debida consiste en la entrega de una cosa esta debe estar
en el comercio y su enajenación no encontrarse prohibida.
c. Determinación: para que exista una obligación valida, la prestación debe estar
determinada o ser determinable en especie y cantidad.
Será determinada cuando el objeto se encuentre identificado e individualizado con
precisión desde el mismo nacimiento de la obligación. Y será determinable cuando la
individualización del objeto solo sea factible con posterioridad, lo que se exige que al
momento en que nace la obligación se fijen pautas.
d. Patrimonialidad y representatividad de un interés serio para el acreedor: se exige que la
prestación sea susceptible de valoración económica, es decir, que posea un valor
económico.
Lo dicho hasta aquí exige distinguir la patrimonialidad de la prestación considerada en
si misma, con el interés del acreedor de obtenerla, el que puede estar dado por intereses
no patrimoniales, sino morales, afectivos u otros. En este sentido, será suficiente que
este interés sea licito y serio.
IV. Causa o fuente: es el origen, el antecedente que da lugar al nacimiento de la obligación.
Ha sido definida como aquellos hechos, actos o relaciones jurídicas que engendran y sirven
de fundamento de una obligación y aquellos hechos dotados por el ordenamiento jurídico de
virtualidad suficiente para establecer entre el acreedor y el deudor un vínculo que los ligue.
No hay obligación sin causa. De este modo, la obligación debe tener una causa fuente, es
decir, reconocer un hecho idóneo de producirla.
Por otro lado, si bien la obligación no se presume y la interpretación respecto de su existencia
y extensión es restrictiva, una vez que la obligación ha sido probada, se presume que esta
nace de una fuente legitima.
c) Fuentes de la obligación.
i. El contrato: el acto jurídico mediante el cual dos o mas partes manifiestan su consentimiento
para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.
Se trata de una de las clásicas fuentes de las obligaciones, sustentada en los siguientes
principios jurídicos: 1) la autonomía de la voluntad: se reconoce a las partes la libertad de
celebrar y configurar los contratos de buena fe y de acuerdo a los limites impuestos por la ley,
el orden publico, la moral y las buenas costumbres; 2) efecto relativo: lo convenido en el
contrato es vinculante entre las partes. Solo puede se modificado o extinguido por quienes lo
celebraron.
ii. La gestión de negocios: hay gestión de negocios cuando una persona asume oficiosamente la
gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una generosidad
y sin estar autorizada ni obligada.
Los requisitos que configuran este instituto son: 1) la realización de uno o varios actos
jurídicos o simples actos materiales lícitos útiles para otro; 2) que no se trate de una
liberalidad; 3) que se actúa ante la falta de autorización; 4) motivación razonable en el actuar;
5) que haya ausencia de la prohibición del dueño de realizar o continuar la gestión.
En estos casos el gestor de negocios que ha actuado diligentemente (empeñadamente) de
buena fe podrá luego reclamar el reembolso de los gastos necesarios y útiles, la liberación de
las obligaciones personales contraídas para realizar la gestión, la reparación de los daños que
haya sufrido y, además, si corresponde al ejercicio de su actividad profesional, una
remuneración. Ej. la alimentación de un animal ajeno.
iii. El empleo útil: quien, sin ser gestor de negocios ni mandatario, realiza un gasto, en interés
total o parcialmente ajeno, tiene derecho a que le sea reembolsado su valor.
Si bien presenta características similares a la gestión de negocios, a diferencia de ella no
requiere intención de realizar un negocio ajeno.
A su vez, refiere a gastos efectuados en dinero y exige que la actuación haya redundado en
una utilidad para aquel a quien luego podrá exigírsele el reembolso. Ej. gastos funerarios.
La cuantificación del monto que debe ser reembolsado, se efectúa conforme a las
circunstancias de personas, tiempo y lugar.
El C.C.C dispone que el acreedor puede reclamarlo a: 1) quien recibe la utilidad, es decir, el
beneficiario del empleo útil; 2) los herederos del difunto (gastos funerarios); 3) aquel tercero
adquiriente a titulo gratuito del bien que recibe la utilidad.
iv. El enriquecimiento sin causa: toda persona que sin una causa licita se enriquezca a expensas
de otro, esta obligada a resarcir el detrimento patrimonial del empobrecido.
En cuanto a los requisitos, cabe mencionar: 1) que el demandado se haya enriquecido; 2) que
quien inicia la acción se haya empobrecido; 3) la existencia de una relación causal adecuada
entre el enriquecimiento de uno y el empobrecimiento del otro; 4) la inexistencia de justa
causa; 5) la inexistencia de otra acción para obtener la reparación del empobrecimiento
sufrido.
La declaración unilateral de voluntad consiste en el poder de la sola voluntad del deudor para crearse
obligaciones a su cargo perfectamente válidas y exigibles, antes de la concurrencia de la voluntad del
acreedor; y cuyo apartamiento, lógicamente, le impondrá responsabilidad civil por los perjuicios
ocasionados.
De acuerdo a este instituto alguien puede quedar obligado por su sola voluntad y prescindir de la
voluntad de otro. Sin embargo, cabe aclarar que siempre es necesaria la existencia del acreedor. La
diferencia con el contrato radicaría en que este hace nacer la obligación en el momento de la
aceptación de la oferta, mientras que, en la declaración unilateral de la voluntad, la obligación surgiría
cuando se emite la declaración.
Supuestos:
La promesa publica de recompensa: el que mediante anuncios públicos promete
recompensar, con una prestación monetaria, a quien ejecute determinado acto, queda
obligado por esa promesa desde el momento en que llega a conocimiento del publico.
Concurso público con premio: es una especie de la anterior, pero dirigida a quienes
reúnan determinadas condiciones.
El concurso configura una promesa dirigida a quienes se encuentren en determinada
situación, acrediten cierta experiencia o solvencia en alguna rama científica, reúnan
ciertas condiciones o desarrollen alguna actividad especial; quien convoca al concurso
promete a los participantes que al que resulte ganador en la competencia, se le
adjudicará un determinado premio, previa apreciación de méritos efectuado por un
jurado designado al efecto.
El artículo establece que el destinatario de los concursos puede ser cualquier persona
o bien solo personas determinadas que cumplan ciertas cualidades, las que deben estar
anunciadas en forma clara. Por supuesto que un concurso puede llegar a tener como
destinatario a un determinado grupo de personas (v. gr. profesionales dentro de un
rango de edad y un promedio), sin embargo, el llamado a participar en los concursos
no puede ser arbitrario y así evitar la participación de ciertas personas. En otras
palabras, los concursos no pueden ser discriminatorios en cuanto a raza, sexo,
religión, ideología o cualquier otro llamado que haga una diferencia arbitraria. Sin
embargo, está permitida la discriminación positiva, que consiste en la disposición de
acciones o la toma de medidas tendientes a remover desigualdades. (art. 1808)
Art. 1809. Decisión del jurado: el dictamen del jurado obliga a los interesados. Si el
jurado decide que todos o varios de los concursantes tienen el mismo mérito, el
premio es distribuido en partes iguales entre los designados. Si el premio es
indivisible, se adjudica por sorteo. El jurado puede declarar desierto cualquiera de los
premios llamados a concurso.
Garantías unilaterales: están dadas por las “garantías de cumplimiento a primera
demanda”, “a primer requerimiento” y todas aquellas en las que el emisor garantice el
cumplimiento de las obligaciones de un tercero. Constituyen garantías abstractas que
no están subordinadas a la obligación principal, y que obligan al garante a cumplir
ante el primer reclamo del acreedor, impidiéndole oponer aquellas defensas que
pudiera plantear el deudor.
vi. Los títulos valores: Los títulos valores incorporan una obligación incondicional e irrevocable
de una prestación y otorgan a cada titular un derecho autónomo, sujeto a lo previsto en el
artículo 1816. Cuando en este Código se hace mención a bienes o cosas muebles registrables,
no se comprenden los títulos valores. Son títulos valores el cheque, el pagare, la letra de
cambio.
III. De no hacer: Es aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar una
actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la destrucción física de lo
hecho, y los daños y perjuicios.
Se obliga al deudor a una abstención, a no realizar una determinada acción, constituyendo por
tanto una limitación a la libertad del deudor.
Se extingue por imposibilidad si el deudor estuviere obligado a ejecutarla. Por el contrario,
ante el incumplimiento de la obligación el deudor deberá indemnizar al acreedor por los
daños y perjuicios ocasionados.
III. Indivisibles impropias o irregulares: son aquellas en las que tanto los acreedores como los
deudores deben actuar conjuntamente. Estas obligaciones no admiten ser fraccionadas, y en
consecuencia cualquiera de los deudores esta obligado frente a cualquiera de los acreedores al
cumplimiento íntegro de la prestación debida.
III. Plurales disyuntivas: se expresan mediante la expresión “o” respecto al sujeto deudor o
acreedor. En ellas el sujeto esta indeterminado.
Características:
Pluralidad originaria de vínculos: los sujetos están en alternativa desde el nacimiento de
la obligación.
Sujetos indeterminados: los sujetos activos o pasivos se encuentran provisoriamente
indeterminados.
Unidad de objeto: los efectos se extienden a todos los sujetos intervinientes.
Efectos: el efecto principal del pago es la extinción del crédito y la liberación del deudor.
Forma y prueba: el pago no se presume y debe ser acreditado por el deudor en las obligaciones de
hacer y de dar, y por el acreedor si se invoca el incumplimiento de una obligación de no hacer.
Puede ser acreditado por cualquier medio de prueba, salvo que la ley o las partes determinen un
medio.
El deudor que cumple la obligación tiene derecho a que el acreedor le entregue el
correspondiente recibo que acredita su liberación.
b) Transacción.
Constituye un modo de extinción de obligaciones dudosas o litigiosas, cuando por un nuevo acuerdo
las partes deciden evitar un litigio haciéndose concesiones reciprocas.
Requisitos: a) acuerdo de voluntades; b) que las partes sean capaces, no pudiendo realizar
transacciones; c) realización de concesiones reciprocas; d) finalidad de extinguir obligaciones
litigiosas o dudosas.
Son transigibles todos los derechos en que no se comprometa el orden público. Puede ser judicial o
extrajudicial, debiendo realizarse por escrito, y en el primer supuesto, presentarse ante el juez de la
causa.
c) Compensación.
Se trata de un modo de extinción que supone la neutralización de dos obligaciones reciprocas. Como
finalidad, persigue evitar un desplazamiento innecesario de bienes.
Requisitos: a) dos obligaciones diferentes entre los idénticos sujetos; b) cada uno de ellos debe ser
deudor de una obligación y acreedor de la otra; c) las obligaciones se extinguen hasta la concurrencia
de ambas.
En principio, extingue con fuerza de pago las dos deudas, hasta el monto de la menor.
Se distinguen cuatro tipos:
Legal: es la establecida en la ley y solo opera cuando; ambas partes son deudoras de la obligación
de dar; existe homogeneidad de prestaciones, donde la prestación debida por uno sea fungible
con la debida por el otro; las deudas deben ser ciertas en cuanto a su existencia y determinadas o
determinables en su cantidad; ambas deudas deben ser exigibles; los créditos deben estar
expeditos y libres de toda traba legal, deben poder disponerse libremente; los créditos deben ser
embargables.
Convencional: las partes, en ejercicio de su autonomía de la voluntad, celebran un acto jurídico
bilateral por la cual extinguen dos obligaciones reciprocas de distintas causas.
Facultativas: se produce por voluntad unilateral de una de las partes que posee a su favor un
crédito que reúne todos los requisitos de la compensación legal, por la cual elimina el obstáculo
para la compensación que afecta a la otra parte.
Judicial: es la que decide el juez en una sentencia, declarando admisibles en forma total o parcial
la compensación del crédito.
d) Renuncia.
Constituye un acto jurídico por el cual el acreedor abdica de cualquier tipo de derechos. Como regla
general, toda persona puede renunciar a los derechos que le son conferidos por la ley cuando ello no
esté prohibido y solo se efectúen intereses particulares.
Puede hacerse a título oneroso o gratuito. Puede exteriorizarse mediante cualquier forma, pero no se
presume y en caso de deuda se entiende que no hubo renuncia. Puede ser total o parcial, según se
abdique a todo o a parte de la prestación.
A su vez, la renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada, sin perjuicio de los
derechos adquiridos por terceros.
e) Remisión de deuda.
Es un acto jurídico que consiste en el perdón del pago de la obligación creditoria o personal, sea en
forma total o parcial, efectuado por el acreedor a favor del deudor.
Se admite que sea realizada en forma expresa, es decir cuando el acreedor manifiesta su voluntad de
abdicar el derecho verbalmente; o bien tacita, cuando puede deducirse de ciertos actos efectuados por
el acreedor de los que no queden dudas sobre su voluntad.
Produce los efectos del pago y extingue la obligación con todos sus accesorios.
f) Novación.
Hay novación cuando una obligación se extingue por la creación de otra nueva, destinada a
reemplazarla.
La novación implica, entonces, un acto jurídico bilateral a través del cual el acreedor y el deudor
sustituyen una obligación por otra. La extinción de la obligación primitiva no solo es efecto de la
novación, sino también la causa de la nueva obligación que se gesta por el acuerdo.
La interdependencia causal de los sucesos conlleva a concluir que la extinción de la obligación
anterior y el nacimiento de la nueva se producen de forma simultánea. Al mismo tiempo que se
extingue una, se da vida a una nueva obligación, que difiere de la anterior en alguno de sus elementos
esenciales.
La voluntad de novar es requisito esencial de la novación. En caso de duda, se presume que la nueva
obligación contraída para cumplir la anterior no causa su extinción.
Se distinguen dos clases:
Subjetiva: en ella cambia alguno de los sujetos del vinculo obligacional.
Si quien cambia es el deudor, puede producirse; a) la delegación, en la que el deudor delegante
emite una orden para que otra persona se constituya delegado. Si bien la iniciativa es del
delegante, se exige que el delegatario acepte la transferencia; b) la expromision, por la cual el
acreedor asume la iniciativa de acordar con un tercero la sustitución del deudor originario sin
recibir una orden de este último.
Si quien cambia es el acreedor, hay novación cuando se produzca un negocio jurídico por el cual
el acreedor autorice a un tercero para que lo sustituya en su posición de acreedor de un crédito
existente contra un obligado.
Objetiva: en ella cambia alguno de los elementos objetivos esenciales del vínculo obligacional.
Se distinguen tres clases: a) por cambio de prestación u objeto: las partes modifican la prestación;
b) por cambio de causa fuente: cambia el hecho generador de la obligación; c) por cambios
sustanciales en el vínculo obligacional, exigiéndose que implique una diferencia de relevancia
entre las dos obligaciones.
En cuanto a sus efectos, la novación extingue la primera obligación y da nacimiento a una
segunda.
g) Confusión.
Hay confusión cuando las calidades de acreedor y deudor son reunidas en una misma persona por
derecho propio y en un mismo patrimonio.
Requisitos:
Existencia de una única relación obligatoria entre los mismos sujetos, quedando las calidades de
acreedor y deudor reunidas en una misma persona.
Que tal obligación recaiga a su vez sobre un patrimonio único.
Que los obligados actúen por derecho propio, y no por representación legal o convencional.
En cuanto a sus efectos cancelatorios, se extiende en forma total o parcial, en proporción a la parte de
la deuda en que produce la confusión.
h) Dación en pago.
La obligación se extingue cuando el acreedor voluntariamente acepta en pago una prestación distinta
a la adecuada. Se requiere su realización por una persona capaz.
En cuanto a sus efectos, produce la extinción de la obligación principal, con sus accesorios.
5. INCUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACION.
a) La mora.
Mora del deudor: consiste en el retardo en el cumplimiento material de la obligación. Sus
requisitos son:
Objetivo: el efectivo retardo en el cumplimiento que conlleva a la conducta antijuridica y el
daño que sufre el acreedor en su patrimonio. Se requiere que la obligación se exigible y que
el deudor no haya dado cumplimiento a la misma en tiempo oportuno.
Debe distinguirse si la obligación es a plazo indeterminado, debe estar vencido, si es a plazo
indeterminado, debe requerirse judicialmente su fijación y recién vencido el que se
establezca, el deudor estará en mora y finalmente si la obligación se encuentra sujeta a
condición suspensiva, el retardo re producirá a partir de que haya acaecido el hecho futuro e
incierto.
Subjetivo: que dicho retardo sea imputable al deudor y que exista una relación de causalidad
entre el daño y la inejecución. Una vez producido el retardo, se presume que se debe a una
causa imputable al deudor, y es responsable por los daños causados al acreedor.
Formal: el deudor debe a su vez estar en estado de mora.
En cuanto a sus efectos: 1) obliga al deudor a resarcir todos aquellos daños que haya causado al
acreedor en virtud de su cumplimiento tardío; 2) si la obligación es de dar sumas de dinero,
también comienza el curso de los intereses moratorios; 3) a partir de la mora el deudor asume los
“riesgos” propios del contrato; 4) impide que el deudor invoque los beneficios de la teoría de la
imprevisión; 5) faculta al acreedor a resolver el contrato; 6) impide a la parte que se encuentra en
mora demanda por cumplimiento a la otra.
Mora en las obligaciones reciprocas: en las relaciones jurídicas en las que existen obligaciones
reciprocas, como el caso de los contratos bilaterales, ninguno de los obligados incurre en mora si
el otro no cumple.
b) Clausula penal.
Es aquella por la cual una persona se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o no ejecutar una
obligación. Puede ser constituida por el propio deudor o un tercero, y establecerse en beneficio del
acreedor o de un tercero.
Su principal función es prefijar los daños y perjuicios, no recayendo sobre el acreedor la carga de
probar la existencia de un daño ni, en su caso, su cuantía.
Se distinguen dos tipos: 1) compensatoria: prevista para el caso de incumplimiento absoluto de la
obligación; 2) moratoria: se prevé para el supuesto de retardo en el cumplimiento de la obligación.
Caracteres: es accesoria de una obligación principal; es subsidiaria de una obligación principal; es
condicional; es inmutable, salvo acuerdo de las partes, que el deudor cumpa la obligación
parcialmente y el acreedor lo acepte y que la multa resulte abusiva; y por último de interpretación
restrictiva.
Función preventiva.
La prevención es un mecanismo fundamental para impedir que cualquier perjuicio se concrete.
Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado; b)
adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca
un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual
un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos en que incurrió,
conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa; c) no agravar el daño, si ya se produjo.
En lo que hace al deber de no agravar un daño ya ocasionado, el sujeto pasivo de la obligación que ha
nacido por su actuación, no solo debe hacerse frente al pago de la indemnización, sino que, debe
interferir en el curso causal iniciado para no seguir provocando más lesiones.
La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de
un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.
La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma
definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda; debe ponderar los
criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de
la finalidad.
La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la
reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código.
Si a raíz de la conducta realizada se evita o disminuye la producción de un daño que afectaría a un
tercero, la norma establece la acción de reembolso a favor de quien lo evito, aplicándose el principio del
enriquecimiento sin causa.
Punición excesiva.
Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o civiles respecto de un hecho
provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines de fijar
prudencialmente su monto. El juez puede dejar sin efecto, total o parcialmente, la medida.
Antijuridicidad: cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijuridica si no esta
justificada. Todo daño no justificado es antijuridico. Incluye toda conducta que vulnere la buena fe,
la moral, las buenas costumbres.
Relación de causalidad: la relación causal supone una relación física de causa – efecto. La
causalidad es el vinculo que une el acto con las consecuencias dañosas concretas. Debe ser
adecuada.
Se señala que la causalidad es un simple calculo de probabilidades ante la repetición de un acto que
exige identidad de resultados.
Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho
productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles.
Tipos de consecuencias: a) las consecuencias inmediatas son aquellas que surgen, directamente,
como consecuencia del acto mismo, sin que entre este y la consecuencia medie un hecho distinto. Es
cierto que la norma se refiere a las “que acostumbran suceder conforme el curso natural y ordinario
de las cosas”, pero esta última es una característica tanto de las consecuencias inmediatas como de
las mediatas, que guardan relación adecuada de causalidad con el hecho ilícito. Ej. Es el caso del
vidrio común de la ventana que se ro pe al tirar una piedra. Según el curso natural y ordinario de las
cosas el vidrio se romperá; b) las consecuencias mediatas, por su parte, son aquellas que resultan
solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto. Finalmente, las
consecuencias mediatas que no pueden preverse son llamadas “casuales”. A su respecto no hay
relación causal adecuada, pues entre el hecho originario y el daño se interponen otro u otros hechos
que no son previsibles de acuerdo al curso normal de los acontecimientos. Ej. Se dará si sumamos
otro parámetro al ejemplo del vidrio de la ventana y planteamos que detrás de ese vidrio común
contra el que tiramos una piedra hay una vereda por donde pasan constantemente peatones. La
consecuencia mediata previsible es la lesión a la integridad física de quien por allí transite al
momento de disparar la piedra.
Esa relación de causalidad, nos lleva a adjudicar las consecuencias dañosas del acto a su autor o a
quien por la calidad que tiene, la ley lo identifica como legitimado pasivo.
Previsibilidad contractual: en los contratos se responde por las consecuencias que las partes
previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando existe dolo del deudor,
la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias también al momento del
incumplimiento.
Factor objetivo: el factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa
ajena, excepto disposición legal en contrario.
Factores subjetivos: son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en la
omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las
personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o
profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta
indiferencia por los intereses ajenos.
Dentro de los subjetivos, se mantienen el dolo y la culpa, funcionando estos por defectos, es decir,
ante la ausencia de determinación legal se tendrá que el factor es subjetivo.
Los subjetivos funcionan de modo residual ante falta de previsión.
Mientras la subjetiva, aunque se presuma la culpa, requiere la demostración de la falta de culpa, la
objetiva permite liberarse acreditando un curso causal ajeno que provoque la ruptura de nexo causal.
Dañosidad: el daño se define como la lesión a un derecho o a un interés que no sea contrario al
ordenamiento. En esencia es un perjuicio.
Se afecta un interés individual y éste recae sobre la persona o sus derechos personales, hablamos de
daño no patrimonial.
Cuando se afecta su patrimonio se denomina daño patrimonial. Si impacta sobre intereses difusos
hablamos de daños de incidencia colectiva.
La indemnización es la consecuencia del perjuicio. Si no hay daño no hay indemnización.
Daño resarcible: para que le daño sea resarcible se necesitan ciertos requisitos. El perjuicio debe ser
directo e indirecto, actual o futuro, cierta y subsistente. La pérdida de chance es indemnizable en la
medida en que su contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el
hecho generador.
Prueba del daño: El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que la ley lo impute o
presuma, o que surja notorio de los propios hechos. Cabe recordar que el daño es el elemento
esencial constitutivo de la acción, por lo cual corresponde al accionante su demostración.
Damnificados: es el lesionado. Ese sujeto está habilitado para reclamar la indemnización. Puede ser
directo o indirecto.
Se prevé la afectación de derechos que tengan por objeto no solo la persona y el patrimonio, sino los
de incidencia colectiva donde quienes lo padecen constituyen un conjunto de personas.
En cuanto a los daños no patrimoniales se amplia la posibilidad de reclamar la indemnización al
damnificado indirecto, acogiendo la visión constitucional del acceso a la reparación y la protección
de la familia.