Está en la página 1de 48

DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

BLOQUE X

NOMBRE
INTRODUCCION A LA ORGANIZACIÓN
COMPLETO DEL
CONSTITUCIONAL DEL ESTADO

CURSO
DESARROLLO MODULO II (PARTE 3)

UNIDAD X: NOMBRE COMPLETO DE LA UNIDAD


El Poder Judicial y el Ministerio Público
(Actualización Consejo de la Magistratura)

1
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

INTRODUCCIÓN A LA ORGANIZACIÓN CONSTITUCIONAL DEL ESTADO

MODULO II (PARTE 3)

El Poder Judicial. Organización de la Justicia Federal

Características
El Poder Judicial se compone de una serie de órganos que forman parte del
gobierno federal y que ejercen una función de poder del Estado, denominada
“administración de justicia”, “jurisdicción” o “función jurisdiccional”. Se integra con
jueces, juezas y tribunales de múltiples instancias, más el Consejo de la
Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento. Los jueces y juezas integran una
estructura vertical, cuya cabeza es su órgano máximo y supremo: la Corte Suprema
de Justicia de la Nación. Asimismo, como bien expresa Quiroga Lavié, el Poder
Judicial, a diferencia de los demás, se encuentra integrado por múltiples órganos
que, en conjunto, lo conforman en número, composición y distribución variables.

Si bien a estos órganos, que componen el Estado y tienen a su cargo una función
del poder que debe ser independiente, se los considera “no políticos”, para
diferenciarlos con el carácter que reúnen el Ejecutivo y el Congreso, no existen
dudas de que el Poder Judicial, que integra el gobierno federal, también es un

2
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

“poder político” ya que ejerce una función del Estado que interactúa en forma
constante con el resto de los poderes y estructuras de poder.

En razón de la forma federal del Estado Argentino, el Poder Judicial federal, junto al
de las provincias, ejerce la función de jurisdicción o de juzgar (remitimos al estudio
de las facultades del Poder Ejecutivo y recordemos que éste ejerce jurisdicción
administrativa). La función de “juzgar” implica la complejidad de una acción de
conocimiento y de decisión y a decir de Quiroga Lavié: se conocen hechos a través
de las normas jurídicas, se elige (acto de decisión) una de las varias posibilidades
que el marco normativo ofrece y se toma una decisión, es decir que se integra por
dos actos de diferente significado. Por un lado, el juez aplica el derecho válido -de
ese modo reafirma su vigencia-, pero también crea nuevo derecho, individualizando
una norma concreta dentro del género normativo superior.

Los órganos del Poder Judicial que comúnmente llamamos “tribunales de justicia'’,
son los jueces y juezas naturales procurados a los habitantes por el art. 18 de la
Constitución (principio del juez natural). Si bien desde la parte orgánica se
materializa a la administración de justicia en cuanto a su función del poder y
estructura; desde la parte dogmática descubrimos que el derecho de los habitantes a
acudir en demanda de esa administración de justicia configura el derecho a la
jurisdicción, o derecho a la justicia. Las personas y entes colectivos que acuden a
esa instancia o que son sujetos de ella, genéricamente se denominan “justiciables”.

En nuestro armado constitucional, como poder del Estado, el Poder Judicial modera
el accionar político del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, procurando impedir
que éstos excedan el ámbito de competencia que la Constitución y las normas les
asignan. Por ello, el Poder Judicial federal al ejercer su función jurisdiccional se
constituye en el principal ámbito del control estatal, pues está encargado de aplicar,
antes que cualquier otra norma, la Constitución Nacional. En ese contexto, los
jueces y juezas locales de las provincias, los jueces y juezas federales y
particularmente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ponen en funcionamiento
3
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

el sistema de control constitucional a fin de asegurar la supremacía federal. La


función de control que ejerce la judicatura, fundamentalmente se manifiesta en
resoluciones que buscan impedir vulneraciones del sistema. Sin embargo, en forma
indirecta, también realiza actos de gobierno con el establecimiento de “nuevo
derecho” que puede surgir de la aplicación del acto judicial. No debe dejar de
resaltarse que el Poder Judicial debe auto limitarse o excusarse cuando se pretenda
analizar o juzgar el mérito, oportunidad o conveniencia dispuestos por los poderes
políticos.

El Poder Judicial federal debe ser un poder independiente de los restantes órganos
políticos y se distingue notoriamente de ellos por carecer de legitimación
democrática inmediata. Podría significar una excepción a este principio, la
instauración de los jurados populares que como sabemos, constituye uno de los
mandatos constitucionales aún incumplido y sin materializarse en forma operativa.

Como vimos al referirnos a la inter-funcionalidad de los poderes del Estado, esa


independencia es relativa y no absoluta. Si bien el Poder Ejecutivo no puede ejercer
funciones judiciales arrogándose el conocimiento de causas pendientes ni
restableciendo las fenecidas (art. 109, CN), la ejecución de las sentencias judiciales
depende del apoyo de la fuerza pública que depende del ejecutivo. De igual manera
el Congreso está sujeto al contralor del Poder Judicial y no puede modificar –en
principio- la jurisdicción de los tribunales federales, pero reglamenta el ejercicio
procesal de la función judicial y su organización en fueros, así como el número de
los integrantes de la Corte Suprema y de los demás tribunales.

Entre los principios y mecanismos de organización que buscan afirmar la


independencia del Poder Judicial, sustrayéndolo de posibles limitaciones de otros
poderes y procurando mantenerlo por fuera de la acción política, podemos
mencionar, que la Constitución –como ya vimos- estructura y ordena a los órganos
judiciales en forma permanente mediante el establecimiento de los tribunales de
justicia, no permitiendo la instauración de tribunales de excepción, especiales o ad-
4
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

hoc y como manifestáramos, a esos tribunales ordenados en forma estructural y


permanente se los denomina “jueces naturales”.

Por otra parte, el Estado reserva para sí en forma privativa y excluyente la función
de administrar justicia. No está permitida la justicia privada, porque hay interés
público y legítimo en que las personas resuelvan sus conflictos y pretensiones
dentro de la esfera del poder estatal. Por justicia “privada" hay que entender la
justicia por mano propia que cada persona puede procurarse a sí misma en sus
conflictos con otras, pero no se debe confundir con las soluciones alternativas de
conflictos al proceso judicial que, de no estar comprometido el orden público, son
válidas cuando las partes en conflicto resuelven, de común acuerdo y con pleno
consentimiento, pactar en pie de igualdad un mecanismo sustitutivo del proceso
judicial, como puede ser el sometimiento al arbitraje (o mediación previa al proceso
judicial), siempre y cuando sea susceptible de revisión o intervención judicial que
homologue los acuerdos –en caso de ser necesario- e intervenga en casos de
conflicto posterior.

También destacamos que la función de administrar justicia en forma privativa, que


se asigna a los órganos judiciales, excluye también totalmente su arrogación y
ejercicio por el órgano ejecutivo y por el órgano legislativo (lo que no implica la
prohibición de la jurisdicción administrativa –como ya explicamos-).

Asimismo, el juez o jueza -tanto de jurisdicción federal como local- tienen estabilidad
en su cargo; ello quiere decir que son inamovibles -si no siempre vitaliciamente, sí
durante el período para el cual han sido designados-. De este modo, la destitución
sólo procede a título de excepción y de acuerdo a un procedimiento también
especial.

También se busca garantizar la independencia del Poder Judicial, mediante la


imposición de incompatibilidades casi totales con el ejercicio de toda otra actividad y
garantizando la intangibilidad de las remuneraciones de los jueces y juezas.
5
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

Nuestra Constitución se ocupa especialmente del Poder Judicial de la Nación en la


Sección Tercera (arts. 108/119) del Título Primero de la Segunda Parte. Allí, siempre
a partir de pautas generales, se regula su organización, garantías de independencia
y luego determina su competencia. Respecto a los mecanismos de designación y
remoción su regulación se encuentra dispersa en otras cláusulas de la parte
orgánica; algunas de las cuales ya analizamos al abordar las competencias de los
otros poderes del Estado.

En cuanto a las normas de la Constitución sobre el poder judicial, siguiendo la


enumeración que detalla Bidart Campos, mencionamos las siguientes:

 Establecimiento directo e inmediato de: a) una Corte Suprema; b) tribunales


inferiores; lo demás, queda derivado a la ley, que puede dividir las instancias;
c) un Consejo de la Magistratura y un jurado de enjuiciamiento (arts. 108, 75
inc. 20, 114, 115 y 116).
 Establecimiento de los tribunales creados por la Constitución —o por la ley
conforme a ella— con calidad de jueces naturales, y abolición de tribunales
especiales, comisiones de la misma índole, etc. (art. 18). También abolición
de los fueros personales (o sea, del privilegio de ser juzgado según el status
personal —eclesiástico, militar, universitario— por jueces especiales) (art. 16).
 Prohibición de que el Presidente de la República ejerza funciones judiciales,
se arrogue el conocimiento de causas pendientes o restablezca las fenecidas
(art. 109). La prohibición rige también durante el estado de sitio (art. 23).
 Fijación por la propia Constitución de las condiciones para ser miembro de la
Corte Suprema de Justicia (art. 111), y previsión de su presidencia (arts. 59 y
112).
 Previsión del sistema de designación de los jueces de la Corte por el Poder
Ejecutivo con acuerdo del Senado, y de los demás jueces inferiores por el
Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado en base a una terna propuesta por
el Consejo de la Magistratura (art. 99 inc. 4º).
6
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

 Incompatibilidad: Los jueces de las cortes federales no pueden serlo al mismo


tiempo de los tribunales de provincia (art. 34).
 Juramento de los miembros de la Corte Suprema (art. 112).
 Competencia del Poder Judicial de la Nación (art. 116), con reserva de las
jurisdicciones locales (art. 75 inc. 12).
 Competencia originaria y exclusiva de la Corte Suprema (art. 117).
 Competencia de la Corte Suprema para dictar su reglamento interior y
nombrar todos sus empleados subalternos (art. 113).
 Inamovilidad de los jueces mientras dura su buena conducta (art. 110), y
remoción de los de la Corte por juicio político (arts. 53, 59 y 60), y de los
demás por un jurado de enjuiciamiento (art. 115).
 Remuneración de los jueces, determinada por ley, que no puede disminuirse
en forma alguna mientras permanecen en sus funciones (art. 110).
 Establecimiento por ley del juicio por jurados (arts. 24 y 75 inc. 12) y
conclusión (después de establecida la institución) de todos los juicios
criminales ordinarios por jurados (art. 118).
 Administración de recursos y ejecución del presupuesto por el Consejo de la
Magistratura (art. 114).
 Previsión de la existencia de un Poder Judicial local en la ciudad de Buenos
Aires (art. 129).

La Corte Suprema de Justicia de la Nación

La Constitución ha establecido como cabeza del Poder Judicial a la Corte Suprema


de Justicia, cuya composición no fija directamente, dejándola sujeta a la ley; pero si
se encarga de fijar las condiciones para ser miembro de ella: “ser abogado de la
Nación con ocho años de ejercicio y tener las calidades requeridas para ser
Senador”.

Los ocho años de ejercicio no deben interpretarse como el desarrollo de la profesión


liberal o matriculada correspondiente al abogado/a; puede bastar el ejercicio en
7
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

cualquier cargo, función o actividad —públicos o privados— que exigen la calidad de


abogado/a. Incluso, casi es opinión unánime que sería suficiente la antigüedad
constitucional, reunida desde la obtención del título habilitante, aunque no existiera
ejercicio de la profesión o de cargos derivados de ella.

Como dijimos al principio, la Constitución no hace mención alguna a la cantidad de


miembros que deben integrar el máximo Tribunal de la Nación, quedando sujeta esa
atribución al dictado de la ley orgánica respectiva. En 1862, la Ley Orgánica de la
Justicia Federal –Ley 27- determinó que la Corte estaría integrada por cinco
miembros y un procurador general. En 1960, por ley del Congreso de la Nación, se
llevó a siete el número de jueces, hasta que en 1966 se volvió a la composición
anterior de cinco jueces y un procurador general, integración que se mantuvo hasta
1990, cuando se elevó nuevamente el número a nueve (ley 23.774). En la
actualidad, la ley 26.183, aprobada en ambas Cámaras y promulgada el 15 de
diciembre de 2006, dispone la reducción del número de jueces de la Corte Suprema
a cinco.

En cuanto a la forma de selección, el artículo 99 inc. 4 de la Constitución Nacional,


entre las atribuciones del Poder Ejecutivo establece la de nombrar a los magistrados
de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros
presentes, en sesión pública y convocada a tal efecto.

En un notorio avance en la transparencia y participación ciudadana en el


procedimiento de designación de los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, el Poder Ejecutivo reglamentó en el año 2003, su propia facultad de
nombrar a los/as Jueces/as de la Corte, mediante el dictado del Decreto 222/03, que
establece ciertos criterios para la selección de el/la candidata/a que se proponga.

Entre ellos, dispone atender a las circunstancias relativas a la composición general


de la Corte en cuanto a diversidades de género, especialidades profesionales e
integración regional y federal, así como también a los requisitos atinentes a la
8
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

integridad moral e idoneidad técnica y el compromiso con la democracia y la defensa


de los derechos humanos que deben reunir los/as postulantes.

El decreto establece que deben publicase el nombre y los antecedentes de quien se


considere con idoneidad para la cobertura de la vacante en un plazo máximo de 30
días de producida en el Boletín Oficial y en por lo menos dos diarios de circulación
nacional durante tres días, así como en la página oficial del Ministerio de Justicia.
El/la postulante debe presentar una declaración jurada de sus bienes en los
términos indicados en la ley de Ética de la Función Pública (ley 25.188). Pondrá
también de manifiesto ciertos aspectos de su desempeño profesional, del
cumplimiento de sus obligaciones impositivas, todo con las limitaciones que imponen
las normas de ética vigentes.

De igual manera, el acto de nombramiento de tales Magistrados/as, deja de ser -en


cierta forma- un acto sólo reservado a la participación del Poder Ejecutivo y del
Senado, ya que el decreto establece que toda la ciudadanía se encuentra facultada
para presentar observaciones respecto de los candidatos y candidatas, así como las
organizaciones no gubernamentales, las asociaciones profesionales, entidades
académicas y de derechos humanos, quienes pueden hacer conocer en forma
oportuna sus razones, puntos de vista y objeciones que pudieran tener respecto del
nombramiento a producir. Tales objeciones u observaciones, se hacen llegar al
Ministerio de Justicia y pueden ser abordadas en la audiencia pública que se lleva a
cabo en el Senado luego de la propuesta formulada por el Poder Ejecutivo.

El artículo 110 de la Constitución Nacional consigna que los jueces de la Corte


conservan su empleo mientras dure su buena conducta. El sistema constitucional
argentino consagra, como garantías de la independencia del Poder Judicial –y por
consiguiente, de la seguridad jurídica del pueblo de la República- la inamovilidad de
los jueces y juezas y la irreductibilidad de sus remuneraciones. La reforma
constitucional de 1994 introdujo una modificación al art. 99 inc.4, por la cual será
necesario un nuevo acuerdo para los magistrados –ya sean de la Corte Suprema o
9
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

de tribunales inferiores- una vez que cumplan la edad de setenta y cinco años. Dicho
nombramiento se hará por cinco años y podrá ser repetido indefinidamente.

En relación al juramento de sus miembros, la Constitución establece en su art. 112


que en la primera instalación de la Corte, sus miembros debían prestar juramento en
manos del Presidente de la República, de desempeñar sus obligaciones bien y
legalmente, y en conformidad a lo que prescribe la Constitución. En lo sucesivo,
prosigue el art. 112, lo prestarán ante el presidente de la misma Corte. Lo cierto es
que en la mayoría de los casos en que se ha renovado íntegramente la composición
de la Corte, el juramento se prestó ante el Presidente de la República.

La Corte es el órgano supremo y máximo del Poder Judicial. Es quien ejerce la


titularidad de ese poder, como el/la Presidente/a de la Nación lo es del ejecutivo, y
el Congreso del legislativo. A diferencia del ejecutivo que es unipersonal o
monocrático, y el Congreso que es un órgano complejo y compuesto por dos
Cámaras legislativas; la Corte es un órgano colegiado, que si bien ejerce la
titularidad, no se agota en ella el poder judicial, porque existen otros tribunales
inferiores que juntamente con la Corte lo integran en instancias distintas, además de
órganos que no administran justicia pero forman parte del poder judicial, como el
Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento.

Decimos que la Corte cogobierna desde el punto de vista que integra la estructura
de unos de los poderes del Estado y su función de gobierno es la administrar
justicia. Como poder del Estado ejerce una función política, que debe
complementarse armónicamente con las de los poderes ejecutivo y legislativo. Su
carácter de titular de un órgano político jurisdiccional, no debe interpretarse como la
posibilidad de tomar parte del debate de ideas y posturas políticas circunstanciales,
su rol debe procurar el equilibrio, respetando las esferas privativas de los demás
poderes, pero sin resignar su deber de contralor de la constitucionalidad de los actos
emanados de éstos. Constantemente se ha definido desde una concepción filosófica
que gobernar es desplegar política sobre el poder; pero la Corte debe estar al
10
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

margen de los poderes cuyos miembros llegan al ejercicio de su función bajo la


oferta y discusión de posturas y doctrinas políticas, a las cuales debe ser inmune y
permanecer por fuera. Si la Corte participa en política con esa visión, contamina el
normal desarrollo de su función y ciertamente la incumple. Su actuación como poder
político, debe orientarse hacia el correcto ejercicio del control de constitucionalidad y
legalidad estatal y sus actos sólo deben materializarse a través de sus sentencias.

La importancia institucional y política de la Corte Suprema, se enmarca en que a


través del cumplimiento de sus atribuciones, y como órgano custodio del sistema de
derechos, puede desarrollar doctrina jurídica constitucional en diversas áreas, en
tanto y en cuanto interpreta y aplica determinados principios a las normas de la
Constitución. Además ejerce la última instancia del control judicial de
constitucionalidad, incluso cuando el derecho provincial discrepa con la Constitución
Nacional. Asimismo, al tutelar que los tratados internacionales no se vulneren,
resguarda la responsabilidad internacional del estado que ha decidido incorporarlos
al derecho interno. Tampoco puede dejar de resaltarse, que su función procura
concertar equilibradamente las competencias federales y de las provinciales para
evitar conflictos que puedan trascender la esfera jurídica. Finalmente, en sus
sentencias puede subsanar los vacíos normativos de todo el sistema legal,
confiriendo –en cierta forma- desarrollo y contenidos a las normas que, por su
generalidad, apertura o imprecisión requieren ser interpretadas.

En cuanto a su organización interna, la Constitución le adjudica en el art. 113 la


facultad de dictar su reglamento interno y la de nombrar a sus empleados
subalternos.

La Jurisdicción y la Competencia de los Tribunales Federales

Se define a la jurisdicción federal como la facultad conferida al Poder Judicial de la


Nación, por ende al Estado federal, para administrar justicia en los casos, sobre las
11
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

personas y en los lugares especialmente determinados por la Constitución. Esta


función judicial federal es ejercida por órganos denominados tribunales de justicia
cuyo conjunto integra el Poder Judicial federal o de la Nación. Además de la Corte
Suprema como “cabeza” del Poder Judicial, existen por creación legal tribunales
federales de primera instancia (juzgados) y de segunda instancia (cámaras de
apelaciones). A diferencia de los otros dos poderes del Estado, el Poder Judicial
federal no circunscribe el asentamiento geográfico de la totalidad de sus tribunales a
la Capital Federal; ya que, si bien su cabeza –la Corte Suprema- si lo hace, el resto
de los tribunales federales no sólo se constituyen en la ciudad de Buenos Aires, sino
que también los hay en territorio de provincias, para ejercer jurisdicción en los casos
que, por razón de materia, personas o lugar, son de su competencia federal.

La jurisdicción federal está atribuida a los órganos del Poder Judicial del Estado
federal por los art. 116 y 117 de la Constitución, y regulada en diversas leyes y como
dijimos, la justicia federal divide su competencia por razón de materia, de personas
(o “partes”), y de lugar.

Algunas de sus características salientes son que es limitada y de excepción, lo que


quiere decir que sólo se ejerce en los casos que la Constitución y las leyes
reglamentarias señalan. Además es privativa y excluyente, lo que significa que, en
principio, no pueden los tribunales provinciales conocer sobre las causas que
pertenecen a la jurisdicción federal.

En términos generales, se puede afirmar que la jurisdicción federal admite que el


Congreso regule los casos de su competencia, sin que se oponga a ello la
delimitación que contienen los términos del art.116, atento que el art. 75 inc. 20
presupone que la organización de los tribunales federales es competencia del
Congreso mediante el dictado de las leyes pertinentes y ello incluye la facultad de
atribuirles jurisdicción y competencia.

12
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

Otra de las aristas salientes de la jurisdicción federal es su carácter de improrrogable


si surge por razón de materia o de lugar, mientras que puede ser prorrogable cuando
sólo surge por razón de las personas, salvo los casos de competencia originaria y
exclusiva de la Corte, que se reputan absolutamente improrrogables.

Vale aquí aclarar que la “prórroga de jurisdicción” –definida a grandes rasgos y en


este contexto- se da cuando se lleva un proceso ante una jurisdicción o tribunal que
normalmente no debería conocer de él desde el punto de vista de la competencia de
atribución o de la competencia territorial, o en virtud de cualquier otra causa
expresamente autorizada por la ley.

Dice el art 116 CN que a la Corte y a los tribunales inferiores les corresponde “el
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la
Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc. 12 del
Artículo 75: y por los tratados con las naciones extranjeras: de las causas
concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros: de las
causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: de los asuntos en que la Nación sea
parte: de las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia
y los vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una
provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero”.

El art. 116 utiliza los vocablos “causa” y “asunto”, que en el lenguaje constitucional y
procesal, han sido asimilados también a proceso, caso, juicio, pleito, cuestión, etc.,
lo que significa que el Poder Judicial no podría abocarse por sí mismo a estudiar o
interpretar en teoría, una ley o una cláusula constitucional, sin la existencia de un
caso judicial o petición que provoque su aplicación estricta. No pueden, pues, los
jueces de la Corte y demás juzgados inferiores, formular expresiones generales ni
contestar a consultas sobre el sentido o validez de las leyes sin haber un
requerimiento; su facultad para explicarlas o interpretarlas se ejerce sólo
aplicándolas a las cuestiones que se plantean ante dicho poder. El/la juez/a no actúa
fuera de un proceso, ni ejerce jurisdicción si la misma no es provocada por una
13
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

petición concreta, ni dicta sentencia sin ambos requisitos. No obstante ello, no


siempre es necesaria la existencia de una causa “contenciosa” (controversia o
conflicto entre partes) para que la justicia federal, intervengan en determinadas
cuestiones, como ser las acciones declarativas de certeza, que cuando involucran
asuntos de derecho público o cuestiones constitucionales trascedentes, permiten la
participación jurisdiccional sin necesidad de “existencia de caso concreto”.

En conclusión, en virtud de la existencia de ese doble estatus judicial (justicia federal


y justicia local de las provincias), la Constitución se encarga de fijar los casos en que
debe intervenir el Poder Judicial de la Nación por oposición a la regla general de que
las provincias conservan todo el poder no delegado (art. 121). De esta forma, la
competencia federal tiene carácter excepcional, pues se encuentra limitada por los
artículos 116/117; 75, inciso 12, parte I, e inciso 30 CN, Es también limitado, ya que
sólo puede intervenir en los asuntos contemplados en las citadas normas
constitucionales. Es privativo, pues excluye a los órganos judiciales provinciales, y,
en principio, improrrogable salvo el caso de distinta nacionalidad o vecindad de los
litigantes. Delimitada la esfera federal de la local, del juego armónico de los artículos
116/117 CN, se diferencia la competencia federal de los tribunales inferiores, por un
lado, y por otro, la de la Corte Suprema.

La Constitución alude a la Corte Suprema y a los demás tribunales inferiores cuya


creación es competencia del Congreso, pero no divide ni multiplica instancias. La
única adjudicación directa de competencia que efectúa es la originaria y exclusiva de
la Corte en el art. 117, que expresa que: “En estos casos (por el art.116) la Corte
Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las reglas y excepciones que
prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a embajadores,
ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la
ejercerá originaria y exclusivamente”. Apreciamos entonces que de esa
coordinación de los arts. 116 y 117 de la Constitución, se establecen dos clases de
causas: las que desde el art. 116 pueden llegar a la jurisdicción por apelación a la
Corte “según las reglas y excepciones que prescriba el Congreso” (a tenor de la
14
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

fórmula que usa el art. 117): y las de jurisdicción originaria y exclusiva de la Corte,
taxativamente señaladas en el art. 117.

Competencia de los tribunales inferiores.

Como vimos, los jueces y juezas de los tribunales inferiores de la justicia federal
poseen sus competencias de acuerdo al tradicional criterio de asignación, esto es,
en razón del lugar, de la materia y de las personas. A excepción del primer
supuesto, los otros dos surgen del artículo 116 CN. En razón de la materia, se
refiere a las atribuciones del gobierno federal en las causas relativas a la
Constitución Nacional, tratados internacionales, leyes federales o concernientes al
almirantazgo y jurisdicción marítima. En cambio, la competencia en virtud de las
personas, procura asegurar la imparcialidad de la decisión y las buenas relaciones
con los Estados extranjeros.

La regulación de las competencias de la Corte federal y de los tribunales inferiores


federales se estableció en el año 1863 con la sanción de la Ley 48, que con
sucesivas modificaciones se mantiene vigente.

Competencia en razón del lugar


Independientemente de la materia involucrada en el litigio y de las personas que
intervengan en el mismo, la justicia federal ejerce su competencia en todas las
causas producidas en los lugares sujetos a jurisdicción federal. Es decir, en los
territorios nacionales (art. 75, inc. 15, CN), en la Capital Federal (salvo en las
competencias y fueros transferidos en virtud de la autonomía de la ciudad de
Buenos Aires) y en los establecimientos de utilidad nacional ubicados en las
provincias en lo relativo al fin específico de ellos (art. 75, inc. 30, CN).

15
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

Competencia en razón de la materia:

Causas constitucionales: En relación a este tipo de competencias, nos encontramos


en primer término, con las causas especialmente regidas por la Constitución
Nacional. Se debe tratar de casos específicos, directos e inmediatos, no es
suficiente la simple invocación de que el derecho cuestionado se encuentre
garantizado en la Constitución, ya que por la verticalidad de nuestro sistema jurídico,
todos los derechos tienen garantía originaria en la Constitución. Tampoco procede,
cuando la invocación constitucional la efectúa el demandado como defensa, frente a
la pretensión del actor que inicia la demanda, ya que el objeto del proceso sobre el
cual versa la causa está representado por la pretensión del actor y no por la
oposición del demandado.

Causas de Leyes Federales: Otro de los supuestos es el relacionado a las causas


especialmente regidas por leyes federales, es decir, aquellas leyes sancionadas en
ejercicio de los poderes que le asigna el artículo 75 CN al Congreso, con la salvedad
del inciso 12 del mismo, es decir los códigos de fondo (Civil y Comercial, Penal,
Minería, etc.,) en cuyas causas interviene la justicia ordinaria o local.

Causas de Tratados Internacionales: También ubicamos dentro de las causas en


razón de la materia a las regidas especialmente por los tratados con las naciones
extranjeras, ya que como explicáramos oportunamente, los tratados son un típico
acto complejo federal. No obstante ello, en forma previa a la reforma del 94, la Corte
consideraba que no siempre la aplicación de un tratado internacional implicaba
necesariamente la jurisdicción federal, ya que entendía que si el tratado contenía
normas de derecho común no era competente la justicia federal sino la local, lo que
implicaba examinar previamente el contenido del tratado, para poder determinar si
era o no una cuestión federal. Sin embargo, en 1995, en el caso “Méndez Valles” (F.
318:2639) la nueva mayoría de la Corte abandona esta postura de distinguir según
la materia del tratado, estableciendo que la naturaleza federal del tratado alcanza
también a su contenido, independientemente de que la materia del tratado sea de
16
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

derecho común. Con esta última doctrina judicial, todas las clases de tratados, en
razón de su supremacía, habilitan la competencia de la justicia federal. De igual
manera que en el supuesto de las causas constitucionales, debe tratarse de
conflictos que impliquen una aplicación o interpretación directa e inmediata y no de
una mera invocación secundaria o marginal, en cuyo caso en razón de la materia –si
fuera el caso- la competencia será de los tribunales locales.

Causas de actos administrativos federales: También hay competencia federal


cuando se trata de causas originadas en actos administrativos del gobierno nacional,
si bien este supuesto no se menciona en forma expresa en el artículo 116 CN; por
tratarse de actos federales interviene la justicia federal cuando el pleito es entre
particulares (Ley 48, art. 2.4), y también si la Nación fuera parte, aunque aquí la
competencia federal está determinada también en razón de las personas.

Causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: Estas causas están expresamente


mencionadas en artículo 116 CN, y se consideran materias federales por su íntima
conexión con la navegación, delegada por las provincias al gobierno federal (arts.
16, 75, incs. 10 y 13). La expresión “jurisdicción marítima" impide cualquier
interpretación restrictiva del vocablo “almirantazgo”, comprendiendo todo pleito de
carácter público o privado atinente a la navegación en general, marítima en todos los
casos y fluvial en la medida en que sea inter-jurisdiccional. La jurisprudencia,
además, ha indicado que la navegación debe ser por medio de buques o naves de
gran tamaño y no a través de embarcaciones menores, salvo que esté en juego la
aplicación de un contrato de fletamento. También la jurisprudencia ha extendido la
jurisdicción federal a los procesos por accidentes de trabajo producidos en la carga o
descarga de buques; a los que versan sobre seguros marítimos y a los relacionados
a procesos que involucren a la navegación o al comercio marítimo.

Causas regidas por el derecho aeronáutico: A este tipo de causas se las asimila
mayormente a las relacionadas a la navegación marítima, pero además, la Corte
Suprema ha explicado que los supuestos que versan sobre navegación aérea o
17
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

comercio aéreo en general, y sobre los delitos que puedan afectar dicho tráfico, caen
bajo la jurisdicción federal por razón de la materia, interpretando que el Código
Aeronáutico no ha sido incluido entre la legislación común que corresponde dictar al
Congreso (caso “Pérez de Neglia” -1976-, F. 294:236). Este criterio también se ha
aplicado en materia civil (casos “La Agrícola Cía. de Seguros” -1984-, F. 306:1805 y
1861) y para las diversas cuestiones jurídicas que se originan en el fenómeno
técnico de la navegación aérea (caso “Landázuri” 1997, F. 320:652).

Competencia en razón de las personas

Causas en que la Nación sea parte: se extiende a sus entidades descentralizadas o


autárquicas, ya sea como actora o como demandada, cualquiera sea la naturaleza
del litigio.

Causas en que sean parte vecinos de distintas provincias: Este supuesto se


encuentra contemplado en la Ley 48, art. 2.2 y se relaciona sólo a las causas civiles
y no administrativas o penales (en cuyo caso conocen los jueces locales). Sólo
procede el fuero federal por distinta vecindad cuando ambos litigantes son
argentinos. Para ser considerado vecino se requieren dos años de residencia
continua en la provincia, o tener propiedad inmobiliaria o estar establecido con el
ánimo de permanecer en el lugar (Ley 48, art. 11). Asimismo, por el art. 9 de la Ley
48, las sociedades anónimas son consideradas como vecinos de las provincias en
que se hubieren establecido, cualquiera sea la nacionalidad de los socios; en
cambio, en el caso de las sociedades colectivas, la vecindad que determina la
jurisdicción federal depende de la que le corresponde a cada socio, demandante o
demandado (Ley 48, art. 10). La competencia federal por razón de vecindad es
prorrogable por las partes.

Causas en que sean parte un ciudadano argentino y un extranjero: Esta causal se


encuentra contemplada en la Ley 48, art. 2.2 y como lo ha sostenido la Corte, el
sentido de la norma es evitar que la responsabilidad de la Nación sea comprometida
18
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

por los jueces provinciales (F. 190:517). La jurisdicción federal desaparece en caso
de pleitos entre dos extranjeros (F. 190:517) y no puede ser invocada por el
ciudadano argentino demandado por el extranjero ante los jueces provinciales,
cuando ha existido prórroga de jurisdicción válida (F. 134:370). Las sociedades
constituidas fuera del país, pero con permanencia reconocida en él, no pierden su
condición de extranjeras (F. 165:14 y 166:281).

Causas en que sea parte un Estado extranjero: si quien litiga con un particular
argentino es un Estado extranjero, también corresponde la jurisdicción federal (F.
123:58). Aquí se plantea la problemática de la inmunidad del Estado extranjero que
impide que un Estado extranjero pueda ser llevado sin su consentimiento a los
tribunales de otro país invocando su inmunidad y en cierta forma, obligando a
recurrir ante los órganos judiciales de aquel país, con todas las dificultades prácticas
que ello acarrea. Sobre el particular –y sólo a modo de ilustración- la ley 24.488
sobre Inmunidad Jurisdiccional de los Estados Extranjeros ante los Tribunales
Argentinos, contempla que los Estados extranjeros no podrán invocar inmunidad de
jurisdicción en los siguientes casos:
 Cuando consientan expresamente a través de un tratado internacional, de un contrato escrito
o de una declaración en un caso determinado, que los tribunales argentinos ejerzan
jurisdicción sobre ellos;
 Cuando fuere objeto de una reconvención directamente ligada a la demanda principal que el
Estado extranjero hubiere iniciado;
 Cuando la demanda versare sobre una actividad comercial o industrial llevada a cabo por el
Estado extranjero y la jurisdicción de los tribunales argentinos surgiere del contrato invocado
o del derecho internacional;
 Cuando fueren demandados por cuestiones laborales, por nacionales argentinos o residentes
en el país, derivadas de contratos celebrados en la República Argentina o en el exterior y que
causaren efectos en el territorio nacional;
 Cuando fueren demandados por daños y perjuicios derivados de delitos o cuasidelitos
cometidos en el territorio;
 Cuando se tratare de acciones sobre bienes inmuebles que se encuentren en territorio
nacional;

19
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

 Cuando se tratare de acciones basadas en la calidad del Estado extranjero como heredero o
legatario de bienes que se encuentren en el territorio nacional;
 Cuando, habiendo acordado por escrito someter a arbitraje todo litigio relacionado con una
transacción mercantil, pretendiere invocar la inmunidad de jurisdicción de los tribunales
argentinos en un procedimiento relativo a la validez o la interpretación del convenio arbitral,
del procedimiento arbitral o referido a la anulación del laudo, a menos que el convenio arbitral
disponga lo contrario.

Causas que versen sobre negocios particulares de un cónsul y de todos los


negocios de los vicecónsules: En este caso que contempla la ley 48, art. 2.3, se
debe aclarar que no se consideran las cuestiones relacionadas a la función de tales
diplomáticos, que corresponden a la competencia originaria de la Corte, sino a los
asuntos que tienen que ver con sus negocios particulares vinculados al derecho
privado, como ser cumplimiento de contratos, daños y perjuicios, divorcio, cobro de
impuestos, delitos ajenos al ejercicio de sus funciones, etc. Como estos funcionarios
no gozan de exención de jurisdicción - a diferencia de los embajadores-, no precisan
de la autorización de sus gobiernos para ser sometidos a los tribunales del país.

Competencias de la Corte Suprema.

Como vimos previamente, la jurisdicción federal estipulada en el art. 116 de la


Constitución, determina en forma genérica y amplia cuales son las causas y los
asuntos que son de jurisdicción de los tribunales federales, sin precisar instancias ni
competencias. Luego en el art. 117, especifica los casos en que esa competencia es
originaria y exclusiva de la Corte Suprema de Justicia, aclarando que salvo “estos
casos”, en todos los demás el Congreso puede establecer las “reglas y excepciones”
que regirán la jurisdicción “apelada” de la Corte.

De ello surge entonces, que se prevén dos clases de instancias para la Corte una
originaria y exclusiva, en la que conoce como tribunal de instancia única y otra
“apelada”, por la que interviene en las causas que le llegan de un tribunal inferior,
donde han sido juzgadas, que pudieron haber atravesado por más de una instancia,

20
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

e inclusive por tribunales provinciales, o por tribunales ajenos al poder judicial, como
los militares y los administrativos.

En instancia de apelación, la Corte puede ejercer su competencia por vía ordinaria o


por vía extraordinaria, en este último caso cuando debe intervenir por la
presentación de un recurso extraordinario (cuando se vea en juego la validez o
inteligencia de un acto o norma federal).

En relación a los casos que pueden llegar por apelación, la ley ha regulado los
diversos supuestos de acceso a la Corte que son ajenos a su jurisdicción originaria,
entre los que se puede citar:

 las causas en que el estado es parte (de acuerdo al monto);


 las causas de extradición de criminales;
 las causas de jurisdicción marítima;
 las causas de supuestos de revisión, aclaratoria, y queja por retardo de
justicia;
 los supuestos de apelación denegada;
 las cuestiones de competencia y los conflictos que en juicio se planteen entre
jueces y tribunales del país que no tengan un órgano superior jerárquico
común que deba resolverlos;
 los casos en que debe decidir sobre el juez competente cuando su
intervención sea indispensable para evitar una efectiva privación de justicia;
 la vía extraordinaria de apelación consistente en el clásico recurso
extraordinario del art. 14 de la ley 48, que se llama también “remedio federal”.

En relación a la competencia exclusiva y originaria de la Corte, como pudimos


observar, el art. 116 de la Constitución, después de enunciar las causas y los
asuntos que globalmente corresponden a la jurisdicción federal, dice en el art.117:
“En estos casos, la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las

21
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos


concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna
provincia fuese parte la ejercerá originaria y exclusivamente”. De esa redacción
surge entonces que esta competencia se ejerce en razón de las personas
determinadas (nunca en razón de la materia). Si bien esta competencia no es
susceptible de ser ampliada, restringida ni prorrogada, se encuentra reglamentada
por el artículo 24.1, del decreto-ley 1285/58.

Un supuesto especial es el del artículo 127 de la Constitución, de cuya aplicación


también se contempla el acceso de una cuestión a la Corte en forma directa, en
primera y única instancia y que contiene lo que en doctrina se denomina jurisdicción
“dirimente” por oposición a la propiamente “judicial”, al establecer que: “Ninguna
provincia puede declarar, ni hacer la guerra a otra provincia. Sus quejas deben ser
sometidas a la Corte Suprema de Justicia y dirimidas por ella. Sus hostilidades de
hecho son actos de guerra civil, calificados de sedición o asonada, que el Gobierno
federal debe sofocar y reprimir conforme a la ley”.

Volviendo a los supuestos generales, el decreto ley 1285/58 en su art. 24 inc.1,


establece que la Corte interviene: “originaria y exclusivamente, en todos los asuntos
que versen entre dos o más provincias y los civiles entre una provincia y algún
vecino o vecinos de otra o ciudadanos o súbditos extranjeros; de aquellos que
versen entre una provincia y un Estado extranjero; de las causas concernientes a
embajadores u otros ministros diplomáticos extranjeros, a las personas que
compongan la legación y a los individuos de su familia, del modo que una corte de
justicia puede proceder con arreglo al derecho de gentes; y de las causas que
versen sobre privilegios y exenciones de los cónsules extranjeros en su carácter
público. No se dará curso a la demanda contra un Estado extranjero; sin requerir
previamente de su representante diplomático, por intermedio del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto, la conformidad de aquel país para ser sometido a
juicio…”.

22
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

A las determinaciones de la ley debemos agregar para la evaluación de la


pertinencia de la competencia originaria y exclusiva, algunas cuestiones que han
aclarado diversos fallos de la Corte, sentando jurisprudencia con criterios de
aceptación o denegación.

Quiroga Lavié efectúa un pormenorizado análisis de algunos supuestos. Por


ejemplo en los asuntos entre dos o más provincias, no procede esta competencia si
quien está en juicio no es directamente una provincia sino una entidad autárquica
provincial (F. 252:110; 261:415), o si el juicio se hace simultáneamente contra una
provincia y otras partes ajenas a la competencia originaria (F. 246:218 y 252:179).
En cambio es procedente en las causas suscitadas entre una provincia y la Nación o
alguna de sus reparticiones autárquicas (F. 260:135 y 267:139).

Tampoco son competencia originaria de la Corte los juicios de expropiación


seguidos por una provincia contra vecinos de otra aun cuando se limite a cuestionar
el monto de la indemnización porque la expropiación es una institución de derecho
público y no “causa civil” (caso “Celulosa Puerto Piray” de 1994, F. 317:221). En
cambio la Corte entendió que sí correspondía la instancia originaria cuando
excepcionalmente se cuestiona la declaración de utilidad pública por arbitrariedad
extrema (F. 140:207; 297:213; 303:1228 y 304:259), criterio abandonado en el citado
caso “Celulosa Puerto Piray”.

También procede en las causas suscitadas entre una provincia y sus propios
vecinos, cuando sea de aplicación el derecho federal: aquí el factor que determina la
competencia originaria es la materia federal en juego, ya que, en principio, los litigios
entre una provincia y sus vecinos se ventilan ante la justicia local.

En las causas suscitadas entre una provincia y un Estado extranjero: basta para que
proceda la competencia originaria que esté en juicio efectivamente una provincia y
no un particular con un Estado extranjero (F. 250:85). Pero no se dará curso a una
demanda contra aquel Estado sin requerir previamente de su representante
23
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

diplomático, por intermedio del ministro de Relaciones Exteriores, la conformidad


para ser sometido a juicio, como dice el decreto-ley 1285/58, art. 24.1, apart. 2.

En las causas concernientes a embajadores u otros ministros diplomáticos


extranjeros, como vimos en el decreto ley, están comprendidas en la competencia
originaria las causas que afecten directamente a dichos funcionarios, o a las
personas de su familia o al personal de la embajada o legación que tenga carácter
diplomático. Sobre este punto, dice Quiroga Lavié, cabe determinar el alcance
personal de estos casos y lo atinente a la denominada inmunidad diplomática:
respecto a lo primero, ha dicho la Corte que la competencia originaria procede sólo
cuando los embajadores y ministros diplomáticos extranjeros son parte, como
actores o demandados, como procesados o querellantes (F. 249:681; 250:774;
251:337; 255:134). También se ha aceptado dicha competencia en casos de
procesos penales, donde aquéllos resultaren damnificados en sus privilegios e
inmunidades por la comisión de un delito (F. 107:395 y 169:323). En cambio, esta
competencia no alcanza al personal doméstico o de servicio de una embajada o
legación (F. 241:43; 242:20, y 264:31), ni a los familiares del personal que no posea
carácter diplomático (F. 244:124). Respecto a la inmunidad diplomática de que
gozan los embajadores extranjeros frente al Estado receptor, no es una exigencia
constitucional expresa pero surge del derecho público internacional (Convención de
Viena sobre Relaciones Diplomáticas) e implica que para que proceda la
competencia argentina en instancia originaria en estos casos se debe requerir
previamente la conformidad del gobierno extranjero correspondiente (decreto-ley
1285/58, art. 24, apartado 5). La intervención originaria de la Corte está
condicionada a la aceptación expresa del gobierno respectivo, ya que el silencio al
pedido de conformidad se interpreta como una negativa a someterse a la jurisdicción
del país (F. 146:25).

Por último, en las causas relativas a cónsules extranjeros, la competencia originaria


de la Corte sólo corresponde si el proceso versa sobre privilegios o exenciones de
carácter público y no sobre los negocios particulares de los cónsules.
24
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

Consejo de la Magistratura y Jurado de Enjuiciamiento

En la reforma del 94 y con el objetivo de afianzar y asegurar la independencia del


Poder Judicial, se incorporó un nuevo sistema de designación y remoción de
magistrados/as, buscando limitar en tales procesos, la intervención de los órganos
políticos que responden a la elección popular (Poder Ejecutivo y Legislativo)
agregando otros actores a esos procesos que -al menos en forma directa- no tienen
influencia o vocación política.

En efecto en el art. 114 se establece que: “El Consejo de la Magistratura regulado


por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la totalidad de los
miembros de cada Cámara tendrá a su cargo la selección de los magistrados y la
administración del Poder Judicial”. En cuanto a su conformación, expresa que “el
Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la
representación de los órganos políticos resultantes de la elección popular, de los
jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será
integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico, en el
número y la forma que indique la ley”. En cuanto a sus atribuciones establece que el
Consejo tendrá las facultades de:

1) Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas


inferiores.
2) Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el nombramiento de los
magistrados de los tribunales inferiores.
3) Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la
administración de justicia.
4) Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
5) Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso
ordenar la suspensión, y formular la acusación correspondiente.

25
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

6) Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos


aquéllos que sean necesarios para asegurar la independencia de los jueces y
la eficaz prestación de los servicios de justicia.

En relación al Jurado de Enjuiciamiento, el art. 115 dispone que: “Los jueces de los
tribunales inferiores de la Nación serán removidos por las causales expresadas en el
artículo 53 (mal desempeño, delito en el ejercicio de sus funciones o crímenes
comunes), por un jurado de enjuiciamiento integrado por legisladores, magistrados y
abogados de la matrícula federal. Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más
efecto que destituir al acusado. Pero la parte condenada quedará no obstante sujeta
a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales ordinarios.
Corresponderá archivar las actuaciones y, en su caso, reponer al juez suspendido, si
transcurrieren ciento ochenta días contados desde la decisión de abrir el
procedimiento de remoción, sin que haya sido dictado el fallo. En la ley especial a
que se refiere el artículo 114, se determinará la integración y procedimiento de este
jurado.”

En cuanto a la ubicación orgánica y funcional, y la naturaleza de ambos órganos, no


caben dudas de que a pesar de la complejidad de su conformación, pertenecen al
Poder Judicial, no sólo por su localización normativa que se radica dentro de la
sección que la Constitución dedica al Poder Judicial, sino además porque se trata de
órganos que no administran justicia, pero que tienen asignadas competencias que si
bien no son judiciales en sentido estricto, son propias de las incumbencias de dicho
poder.

Las competencias del Consejo de la Magistratura son diversas, de las seis que
taxativamente dispone el art. 114, tres de ellas se refieren directamente a la
formación de los cuadros judiciales; una al poder disciplinario; otra al poder
reglamentario; y otra a la administración de los recursos económicos.

26
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

El sistema de nombramiento de los jueces ha variado fundamentalmente respecto


del anterior a la reforma. Ahora, con carácter previo a la designación por el Poder
Ejecutivo con acuerdo del Senado, se ha insertado la intervención del Consejo en
una importante relación inter-órganos. Esta intervención queda dividida en dos
etapas: a) el concurso público para las postulaciones y b) la terna que el Consejo
debe confeccionar para que el Poder Ejecutivo, con acuerdo del Senado, realice el
nombramiento; dicha terna es vinculante, lo que implica que no puede designarse a
una persona no incluida entre los/as tres candidatos/as. En lo que hace al poder
disciplinario, el Consejo tiene su ejercicio sobre los magistrados, exceptuando a los
miembros de la Corte Suprema que siguen sujetos al anterior mecanismo de
designación y remoción.

En lo que hace al Jurado de Enjuiciamiento, y al proceso en sí, este procedimiento


se desdobla, en una primera etapa, el Consejo de la Magistratura acusa al decidir la
apertura del procedimiento —y puede suspender al juez—; en la segunda etapa,
interviene el Jurado de Enjuiciamiento, que puede remover, o no. Se trata de una
relación entre dos órganos —Consejo y Jurado— que forman parte del Poder
Judicial, por lo que cabe calificar a esa relación como intra-órgano.

Las funciones y atribuciones constitucionales del Consejo son reglamentadas por la


Ley 24.937 -con su modificatorias 24.939- y con su reforma parcial mediante Ley
26.080. En esa reglamentación se establecieron numerosas funciones como ser las
de:

 Organizar el funcionamiento de la Escuela Judicial, dictar su reglamento,


aprobar sus programas de estudio y establecer el valor de los cursos
realizados, como antecedentes para los concursos convocados y planificar los
cursos de capacitación para magistrados, funcionarios y empleados del Poder
Judicial para la eficaz prestación del servicio de justicia.

27
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

 Elaborar el anteproyecto de presupuesto anual del Poder Judicial, de


conformidad con lo dispuesto en la Ley de Autarquía Judicial y la Ley de
Administración Financiera y disponer su ejecución.
 Dictar los reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le
atribuye la Constitución Nacional y la ley a fin de garantizar una eficaz
prestación de la administración de justicia.
 Designar entre sus miembros a su presidente y a su vicepresidente.
 Designar los integrantes de cada comisión por mayoría absoluta de los
miembros presentes.
 Designar al administrador general del Poder Judicial de la Nación, al
secretario general del Consejo y al secretario del cuerpo de Auditores del
Poder Judicial, a propuesta de su presidente, así como a los titulares de los
organismos auxiliares que se crearen, y disponer su remoción por mayoría
absoluta de sus miembros.
 Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados —previo
dictamen de la Comisión de Disciplina y Acusación—, formular la acusación
correspondiente ante el Jurado de Enjuiciamiento, y ordenar después, en su
caso, la suspensión del magistrado, siempre que la misma se ejerza en forma
posterior a la acusación del imputado.
 Reglamentar el procedimiento de los concursos públicos de antecedentes y
oposición en los términos de la presente ley.
 Aprobar los concursos y remitir al Poder Ejecutivo las ternas vinculantes de
candidatos a magistrados.
 Aplicar las sanciones a los magistrados a propuesta de la Comisión de
Disciplina y Acusación.
 Reponer en sus cargos a los magistrados suspendidos que, sometidos al
Jurado de Enjuiciamiento, no hubieran resultado removidos por decisión del
Tribunal o por falta de resolución dentro del plazo constitucional.

28
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

En cuanto la integración de los representantes de los sectores que menciona la


Constitución, la ley 26.080 contempla su conformación con trece miembros, en lugar
de los diecinueve y luego veinte que conservaba en la ley original y sus
modificatoria. En el esquema de la ley 26.080, el Consejo se integraba de la
siguiente manera:

 Tres jueces del Poder Judicial de la Nación, elegidos por el sistema D`Hont,
debiéndose garantizar la representación igualitaria de los jueces de cámara y
de primera instancia y la presencia de magistrados, con competencia federal
del interior de la República.
 Seis legisladores. A tal efecto las presidencias de la Cámara de Senadores y
de la Cámara de Diputados, a propuesta de los bloques parlamentarios de los
partidos políticos, designan tres legisladores por cada una de ellas,
correspondiendo dos a la mayoría y uno a la primera minoría.
 Dos representantes de los abogados de la matrícula federal, designados por
el voto directo de los profesionales que posean esa matrícula. Uno de los
representantes deberá tener domicilio real en cualquier punto del interior del
país.
 Un representante del Poder Ejecutivo.
 Un representante del ámbito académico y científico que deberá ser profesor
regular de cátedra universitaria de facultades de derecho nacionales y contar
con una reconocida trayectoria y prestigio, el cual será elegido por el Consejo
Interuniversitario Nacional con mayoría absoluta de sus integrantes.

De igual manera, la mencionada ley dispone el funcionamiento del Consejo de la


Magistratura dividido en cuatro comisiones, integradas de la siguiente manera:

1. De Selección de Magistrados y Escuela Judicial: tres jueces/as, tres diputados/as,


el/la representante del Poder Ejecutivo y el/la representante del ámbito académico y
científico.

29
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

2. De Disciplina y Acusación: un representante de los abogados/as de la matrícula


federal, dos senadores/as, dos diputados/as, dos jueces/as, el/la representante del
ámbito académico y científico y el/la representante del Poder Ejecutivo.
3. De Administración y Financiera: dos diputados/as, un/a senador/a, dos jueces/as,
un/a representante de los abogados/as de la matrícula federal y el/la representante
del Poder Ejecutivo.
4. De Reglamentación: dos jueces/as, un diputado/a, un/a senador/a, un/a
abogado/a y el/la representante del ámbito académico y científico.

En cuanto a la modalidad de funcionamiento, de acuerdo al artículo 6° de la ley


24.937, el Consejo de la Magistratura actúa en sesiones plenarias, por la actividad
de sus comisiones y por medio de una Secretaría del Consejo, de una Oficina de
Administración Financiera y de los organismos auxiliares cuya creación disponga.

Las sesiones tanto de las comisiones como las plenarias son públicas, al igual que
los expedientes que tramiten en el Consejo, especialmente los que se refieran a
denuncias efectuadas contra magistrados/as.

(Nota: Ver actualización por fallo judicial Colegio de Abogados de la Ciudad de


Buenos Aires y otro c/ EN - ley 26.080 - dto. 816/99 y otros s/ proceso de
conocimiento” aclarada en este trabajo al finalizar el tema del Consejo de la
Magistratura)

En relación a la duración de los mandatos de los/as Consejeros/as, la ley establece


que durarán cuatro años en sus cargos, pudiendo ser reelectos/as con intervalo de
un período. Los miembros del Consejo elegidos por su calidad institucional de
jueces/as en actividad o legisladores/as, cesarán en sus cargos si se alterasen las
calidades en función de las cuales fueron seleccionados/as, debiendo ser
reemplazados/as por sus suplentes o por los/as nuevos/as representantes que
designen los cuerpos que los/as eligieron para completar el mandato respectivo. A

30
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

tal fin, este reemplazo no se contará como período a los efectos de la reelección,
según el art. 2º de la ley 26.080.

En cuanto a la elección de los magistrados/as, los/as postulantes serán


seleccionados/as mediante concurso público de oposición y antecedentes. Al
producirse una vacante, la comisión de selección, debe convocar a concurso dando
a publicidad las fechas de los exámenes y la integración del jurado que evaluará y
calificará las pruebas de oposición de los/as aspirantes, poniendo en conocimiento
de los/as interesados/as que dicho concurso estará destinado a cubrir todas las
vacancias que se produzcan durante la sustanciación del concurso y hasta la
decisión del plenario del Consejo, siempre y cuando se trate de la misma
competencia territorial, de materia y grado.

Previamente se deben determinar los criterios y mecanismos de calificación de los


exámenes y de evaluación de los antecedentes, debiendo garantizar igualdad de
trato y no discriminación entre quienes acrediten antecedentes relevantes en el
ejercicio de la profesión o la actividad académica o científica y aquellos que
provengan del ámbito judicial. Las bases de la prueba de oposición serán las
mismas para todos los/as postulantes, debiendo versar -la prueba de oposición
escrita - sobre temas directamente vinculados a la función que se pretenda cubrir,
debiéndose evaluar –además- tanto la formación teórica como la práctica.

En cuanto al procedimiento en sí, el Consejo —a propuesta de la comisión de


selección— elaborará periódicamente listas de jurados para cada especialidad, las
que deberán estar integradas por profesores/as de cada especialidad y de áreas
generales de la formación jurídica designados por concurso en universidades
nacionales públicas.

El jurado quedará conformado en cada caso por los cuatro (4) miembros de dichas
listas de especialistas que resulten sorteados por la comisión. El sorteo deberá

31
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

efectuarse públicamente por mecanismos que garanticen la transparencia del acto.


Los miembros, funcionarios/as y empleados/as del Consejo no podrán ser jurados.

El jurado tomará el examen y calificará las pruebas de oposición de los postulantes,


elevando las notas a la comisión, la que calificará los antecedentes obrantes en la
sede del Consejo. De todo ello, se correrá vista a las personas postulantes, quienes
podrán formular impugnaciones dentro de los cinco (5) días, debiendo la comisión
expedirse en un plazo de veinte (20) días hábiles. En base a los elementos reunidos
y a la entrevista con los/as postulantes, la comisión determinará la terna y el orden
de prelación que será elevado al plenario junto con la nómina de los/as postulantes
que participarán de la entrevista personal. La entrevista con el plenario será pública
y tendrá por objeto evaluar la idoneidad, aptitud funcional y vocación democrática de
la persona concursante.

El rechazo por el Senado del pliego de el/la candidata/a propuesto por el Poder
Ejecutivo importará la convocatoria automática a un nuevo concurso para cubrir la
vacante de que se trate.

En cuanto al Jurado de Enjuiciamiento, la ley establece que estará integrado por


siete miembros de acuerdo a la siguiente composición:

 Dos jueces que serán: de cámara, debiendo uno pertenecer al fuero federal
del interior de la República y otro a la Capital Federal. A tal efecto, se
confeccionarán dos listas, una con todos los camaristas federales del interior
del país y otra con los de la Capital Federal.
 Cuatro legisladores, dos por la Cámara de Senadores y dos por la Cámara de
Diputados de la Nación, debiendo efectuarse dos listas por Cámara, una con
los representantes de la mayoría y la otra con los de la primera minoría.
 Un abogado de la matrícula federal, debiendo confeccionarse una lista con
todos los abogados matriculados en el Colegio Público de Abogados de la
Capital Federal y en las Cámaras Federales del interior del país que reúnan
32
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

los requisitos para ser elegidos jueces de la Corte Suprema de Justicia de la


Nación.

Todos los miembros serán elegidos por sorteo semestral público a realizarse en los
meses de diciembre y julio de cada año, entre las listas de representantes de cada
estamento. Por cada miembro titular se elegirá un suplente, por igual procedimiento,
para reemplazarlo en caso de renuncia, impedimento, ausencia, remoción o
fallecimiento.

El Jurado de Enjuiciamiento de los Magistrados entrará en funciones ante la


convocatoria del plenario del Consejo de la Magistratura y designará entre sus
miembros a su presidente/a. La calidad de miembro del jurado no será incompatible
con el ejercicio del cargo o profesión en virtud del cual fue nombrado.

Durarán en sus cargos mientras se encuentren en trámite los juzgamientos de los


magistrados que les hayan sido encomendados y sólo con relación a éstos. Los
miembros elegidos por su calidad institucional de jueces/as, legisladores/as o por su
condición de abogados/as inscriptos/as en la matrícula federal, y al igual que los
miembros del Consejo, cesarán en sus cargos si se alterasen las calidades en
función de las cuales fueron seleccionados/as, debiendo ser reemplazados/as por
sus suplentes o por los/as nuevos/as representantes que designen los cuerpos que
los eligieron para completar el mandato respectivo.

En relación al procedimiento ante el Jurado de Enjuiciamiento, la ley establece que


debe ser oral y público, debiendo asegurar el derecho de defensa del acusado o
acusada. El fallo que decida la destitución deberá emitirse con mayoría de dos
tercios de sus miembros.

Se considerarán causales de remoción de los jueces y juezas de los tribunales


inferiores de la Nación, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 53 de la
Constitución Nacional, el mal desempeño, la comisión de delito en el ejercicio de sus
33
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

funciones y los crímenes comunes. Entre otras, se considerarán causales de mal


desempeño las siguientes:

 El desconocimiento inexcusable del derecho.


 El incumplimiento reiterado de la Constitución Nacional, normas legales o
reglamentarias.
 La negligencia grave en el ejercicio del cargo.
 La realización de actos de manifiesta arbitrariedad en el ejercicio de sus
funciones.
 Los graves desórdenes de conducta personales.
 El abandono de sus funciones.
 La aplicación reiterada de sanciones disciplinarias.
 La incapacidad física o psíquica sobreviniente para ejercer el cargo. En este
caso, no se producirá la pérdida de beneficios previsionales.

En relación a como se sustanciará el procedimiento para la acusación y para el juicio


se establece que:

 Los miembros del Jurado de Enjuiciamiento deberán excusarse y podrán ser


recusados por las causales previstas en el Código Procesal Penal de la
Nación. La recusación será resuelta por el Jurado de Enjuiciamiento, por el
voto de la mayoría de sus miembros y será irrecurrible.
 El procedimiento se iniciará con la presentación de la acusación formulada
por el plenario del Consejo de la Magistratura, previo dictamen de la Comisión
de Disciplina y Acusación, de la que se le correrá traslado al magistrado
acusado por el término de diez días.
 Contestado el traslado se abrirá la causa a prueba por el término de treinta
días, plazo que podrá ser prorrogado por un plazo no superior a quince días,
por disposición de la mayoría del jurado, ante petición expresa y fundada.

34
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

 Ambas partes podrán ofrecer todos los medios de prueba que contempla el
Código Procesal Penal de la Nación, bajo las condiciones y límites allí
establecidos, pudiendo ser desestimadas -por resoluciones fundadas-
aquellas que se consideren inconducentes o meramente dilatorias.
 Todas las audiencias serán orales y públicas y sólo podrán ser interrumpidas
o suspendidas cuando circunstancias extraordinarias o imprevisibles lo
hicieran necesario.
 Concluida la producción de la prueba o vencido el plazo respectivo, el
representante del Consejo de la Magistratura y el magistrado acusado o su
representante, producirán en forma oral el informe final en el plazo que al
efecto se les fije, el que no podrá exceder de treinta días. En primer lugar lo
hará el representante del Consejo de la Magistratura e inmediatamente
después lo hará el acusado o su representante.
 Producidos ambos informes finales, el Jurado de Enjuiciamiento se reunirá
para deliberar debiendo resolver en un plazo no superior a veinte días.
 Se aplicarán supletoriamente las disposiciones del Código Procesal Penal de
la Nación, en tanto no contradigan las disposiciones de la presente o los
reglamentos que se dicten.
 Contra el fallo sólo procederá el pedido de aclaratoria, el que deberá
interponerse ante el jurado dentro de los tres (3) días de notificado.

ACLARACION IMPORTANTE: Sin embargo y como punto relevante, debemos


mencionar que, a la fecha de actualización de este trabajo bibliográfico, la ley 26.080
ha sido declarada inconstitucional y dejada sin efecto en un controvertido fallo de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso conocido como: “Colegio de
Abogados de la Ciudad de Buenos Aires y otro c/ EN - ley 26.080 - dto. 816/99 y
otros s/ proceso de conocimiento “.

En el fallo mencionado, la CSJN resolvió declarar la inconstitucionalidad de la Ley


26.080 en lo atinente a la integración del Consejo de la Magistratura de la Nación

35
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

por contrariar lo previsto por el art. 114 CN respecto del "equilibrio" que debe
verificarse entre los distintos estamentos que lo componen. Recordemos que
originalmente con la sanción de las Leyes 24.937 y 24.939 fueron 19 y luego 20 los
integrantes del Consejo y con la sanción de la actual Ley 26.080, pasaron a ser 13
los miembros que lo componen.

Para la Corte, el esquema de la Ley 26.080 en relación con la integración, quorum y


mayorías, es contrario al equilibrio que requiere la Constitución Nacional ya que el
estamento político cuenta con el número de integrantes suficientes para realizar
acciones de imposición o de predominio hegemónico sobre los otros tres estamentos
que componen el Consejo (jueces, académicos y abogados de la matrícula). En ese
razonamiento, la sentencia fundamenta que, el “estamento político” al contar con un
total de siete representantes -seis legisladores y un representante del Poder
Ejecutivo- tiene quorum propio y la mayoría absoluta del cuerpo, lo que le permite
ejecutar acciones y ejercer facultades del Consejo, por sí solo y sin la concurrencia
de ningún representante de otro estamento, sobre todo para los casos que no
requieren de mayoría agravada o calificada.

También se dispone a exhortar al Congreso de la Nación para que en un plazo


razonable dicte una ley que organice el Consejo de la Magistratura de la Nación,
conforme a los lineamientos del fallo.

Por otra parte, se ordena al Consejo de la Magistratura que, dentro del plazo de 120
días corridos disponga lo necesario para su integración en los términos de los arts.
2° y 10 de la ley 24937 (s/Ley 24939), salvo que en el ínterin el Congreso hubiera
dictado la nueva ley.

Por último, se dispone la vigencia de la Ley 26.080 por 120 días (a pesar de ser
inconstitucional para la Corte) y la nulidad de todos los actos dictados por el Consejo
si vencido el plazo de 120 días éste no se hubiera integrado según su conformación

36
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

anterior de 20 miembros, según la Ley 24.937 (s/Ley 24.939) o sin que se hubiera
dictado la nueva legislación.

Si bien excede el objeto de este trabajo analizar el fallo en cuestión, no podemos


dejar de mencionar, en lo que hace al estudio de las facultades del Poder Legislativo
como tema central de esta Diplomatura, que ciertas cuestiones del fallo parecen
avanzar por sobre facultades exclusivas del Congreso, contraviniendo el sistema de
frenos y contrapesos que constituye el principio rector de la teoría de división de
poderes sobre la que se afirma el sistema republicano de gobierno, lo que además
ha sido advertido -en parte- en la disidencia parcial de uno de los jueces expresada
en la sentencia.

Efectivamente, se expresa que la sentencia debe ser revocada en cuanto restituye la


vigencia de la ley 24.937, ya que la parte actora no pidió la restitución de la vigencia
de la ley anterior, lo que constituye, un exceso en el ejercicio de jurisdicción. Por otra
parte, el Fiscal de Cámara cuestionó la decisión de restituir una ley derogada,
violando la división de poderes y las facultades del Congreso.

En efecto, la ley 26.080 al disponer que “sustituye” el art. 2° de la ley 24.937, ha


dispuesto su derogación. Como expresa la disidencia del fallo “una ley derogada no
puede ser restituida en su vigencia y es lo que se enseña en los primeros cursos de
las Facultades de Derecho, con cita de Kelsen: ―Una norma cuya vigencia ya fue
cancelada por otra norma derogatoria, sólo puede ser vuelta a su vigencia por medio
de una norma que tiene el mismo contenido que la derogada”. En el mismo sentido,
se afirma que “ese criterio se basa en el respeto al principio del paralelismo de las
competencias ya que debe ser el autor de una norma o de un acto –en el caso, en
ejercicio de la competencia constitucionalmente asignada- quien, de estimarlo
pertinente, restablezca la vigencia de la norma que derogó (en sentido concordante,
Bidart Campos, ―Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino‖, Tomo I,
Ediar, Buenos Aires, 1995, pág. 95). El Código Civil Español, por otra parte, recoge

37
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

expresamente este principio (art. 2) ―Por la simple derogación de una ley no


recobran vigencia las que ésta hubiere derogado”.

Resulta contundente el fallo disidente cuando expresa que “ningún tribunal ni la


propia Corte Suprema puede legítimamente declarar inaplicable una ley que ha sido
derogada hace dieciséis años sin afectar seriamente la seguridad jurídica. Por otra
parte, la restitución de la ley anterior hasta que el Congreso dicte una nueva, podría
generar caos institucional, porque de 13 miembros pasa a 20 y luego puede pasar a
17 o 16 -según prosperen algunas iniciativas legislativas o el proyecto de ley que
tiene media sanción a la fecha-.
Se critica además, que la cámara en segunda instancia “restituye la ley anterior en
su totalidad, incluyendo lo que no fue materia de agravio, lo que excede su
competencia, ya que los jueces no son legisladores. La restitución de la ley anterior
en aspectos que no han sido materia de agravio implica arrogarse funciones
legislativas, algo absolutamente incompatible con la función judicial. La Corte ha
dicho que “no incumbe a los tribunales el examen de la conveniencia o el acierto del
criterio adoptado por el legislador en el ámbito propio de sus atribuciones, ya que
aquéllos deben limitarse al examen de la compatibilidad que las normas impugnadas
observen con las disposiciones de la Ley Fundamental (Fallos: 312:435)”, “Monges”
(Fallos: 319:3148). En otros casos esta Corte declaró la inconstitucionalidad de
ciertas normas, pero no decidió poner en vigencia la ley anterior derogada, y no se
referían a temas institucionales (Fallos: 323:2256 y 333:935). Desde antiguo se
sostiene que la declaración de inconstitucionalidad no deroga la norma. Bielsa aclara
"Por lo demás, la ley declarada inconstitucional por el Poder Judicial no es por eso
solo extinguida; ella subsiste con todo vigor, y aun en el mismo poder judicial
teóricamente, porque un juez inferior puede declarar que una ley es constitucional,
aunque la Corte haya declarado que no lo es…" (Bielsa, Rafael, La protección
constitucional y el recurso extraordinario. Jurisdicción de la Corte Suprema‖; 2da.
ed., Depalma, 1958).”

38
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

De esta forma, la sentencia, al declarar la inconstitucionalidad, pretende derogar una


ley y revivir una derogada, lo que es claramente contrario al ordenamiento jurídico y
como se afirma en la disidencia antes referida, “no hay precedentes en el derecho
argentino ni antecedentes en el procedimiento de declaración de inconstitucionalidad
de Estados Unidos, sobre cuyo modelo se construyó nuestro sistema en el siglo XIX
a partir del caso “Marbury vs Madison”. En ningún caso se pone en vigencia una ley
derogada hace dieciséis años. Es así porque en el sistema argentino, como en el de
Estados Unidos, la declaración de inconstitucionalidad no tiene efectos de nulidad.
Lo enseña Díez CAF 29053/2006/CA1-CS1 Colegio de Abogados de la Ciudad de
Buenos Aires y otro c/ EN - ley 26.080 - dto. 816/99 y otros s/ proceso de
conocimiento. Corte Suprema de Justicia de la Nación - Picazo, Luis (“La derogación
de las leyes”, Civitas, pág. 250) tampoco parece que en el sistema norteamericano
de jurisdicción constitucional difusa quepa la reviviscencia, ya que allí la declaración
de inconstitucionalidad no tiene formalmente eficacia anulatoria, sino de mera
inaplicación”

Por lo expuesto y a efectos de este trabajo, debemos reflexionar, sin entrar en el


análisis medular del fallo en concreto, sobre si es procedente -o no- que una
sentencia que declara la invalidez de una ley, puede exhortar al Congreso para que
sancione una nueva ley conforme al fallo, mediando plazo y bajo la “pena” de si el
Congreso omite cumplir con la exhortación de normar o lo hace de manera distinta a
la sentencia, se puede disponer bajo un ejercicio irregular de la función de legislar la
“revivificación” de una ley derogada por el Congreso y disponiendo en el interregno
“prorrogar una inconstitucionalidad” por 120 días más. Incluso no debe perderse de
vista que la Ley 26.080 que lleva dieciséis años de vigencia ha sido declarada
constitucional por la Corte en la causa “Monner Sans” que, si bien se refería a otros
aspectos, no ha sido revisada y ha generado expectativas sobre su continuidad,
siendo llamativo que su inconstitucionalidad no derive de su sanción o su génesis
legal sino de un “análisis” de los dieciséis años de ejercicio concreto de la ley.

39
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

Por lo manifestado y ante esta situación, la conformación actual es de veinte


miembros y se integra de la siguiente manera:

 El/la presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (quien además


preside el Consejo).
 Cuatro jueces/zas del Poder Judicial de la Nación.
 Ocho legisladores/as nacionales. Cuatro en representación del Honorable
Senado de la Nación y cuatro de la Honorable Cámara de Diputados de la
Nación.
 Cuatro representantes de los/as abogados/as de la matrícula federal.
 Un/a representante del Poder Ejecutivo Nacional.
 Dos representantes del ámbito científico y académico.

Asimismo, el fallo ha repercutido en la conformación de las Comisiones, que vuelven


a ser cinco y se inegran de la siguiente manera:

a) de Selección de Magistrados y Escuela Judicial, (3 jueces/zas; 4 abogados/as;


2 Diputados/as; 2 Académicos/as y 1 representante del Poder Ejecutivo),

b) de Disciplina, (4 jueces/zas; 1 abogado/a; 4 Senadores/as; y 1 Académico/a),

c) de Acusación, (2 abogados/as; 4 Diputados/as y 1 Senador/a)

d) de Administración y Financiera, (4 jueces/zas; 1 abogado/a; 2 Diputados/as; 3


Senadores/as; 1 Académico/a y 1 representante del Poder Ejecutivo)

e) de Reglamentación (2 jueces/zas; 2 abogados/as; 1 Diputado/a; 1 Senador/a; 2


Académicos/as y 1 representante del Poder Ejecutivo)

40
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

Ministerio Público

El artículo 120 de la Constitución Nacional establece que el Ministerio Público es un


órgano independiente con autonomía funcional y autarquía financiera, que tiene por
función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los
intereses generales de la sociedad, en coordinación con las demás autoridades de la
República. Está integrado por un Procurador General de la Nación y un Defensor
General de la Nación y los demás miembros que la ley establezca. Sus miembros
gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad de remuneraciones.

Con esta incorporación de la reforma del 94, se puso punto final a uno de los
grandes vacíos normativos de nuestra Carta Magna, ya que la previsión de los dos
fiscales que se incluían dentro de la Corte Suprema en el diseño de la Constitución
histórica de 1853 –como vimos en el desarrollo del módulo anterior-, fue eliminada
en la reforma de 1860, omisión que se superó con el actual art.120, al ubicar al
Ministerio Público en la sección siguiente a la del Poder Judicial de la Nación (la
Cuarta y última), que si bien se reduce a una sola norma, pone en un pie de igualdad
formal -desde la estructura normativa- al Ministerio Público con la tríada clásica de
poderes de la Segunda parte - Título Primero de la Constitución.

En efecto, el Ministerio Público es el único órgano que, fuera del Poder Legislativo,
del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial, no aparece “dentro” del sector normativo
dedicado en la Constitución a cada uno de esos tres poderes clásicos y posee una
sección normativa especial no compartida. No sucede lo mismo con el Consejo de la
Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento, que están en la órbita del Poder Judicial
o la Auditoría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo, que se ubican dentro
del Poder Legislativo. De ahí que haya doctrina que, después de la reforma de 1994,
hable de un "cuarto poder”, que se agregaría a los otros tres sin insertarse en
ninguno de ellos.

41
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

En esa opinión se enrola Quiroga Lavié quien opina que por expreso mandato
constitucional el Ministerio Público “es un órgano independiente”, quedando zanjada
la discusión previa a la reforma del 94, acerca de si este órgano dependía (o debía
hacerlo) del ejecutivo o del judicial, lo cual era importante, tanto desde el punto de
vista estructural (quién y cómo lo nombra y remueve) como por la índole de sus
funciones, que imponen la necesidad de su actuación no sujeta a directivas ni
órdenes de ningún poder.

En cambio, Bidart Campos opina que el Ministerio Público, si bien no forma parte del
Poder Judicial, es un órgano auxiliar que se le adosa como órgano extra-poder, de
modo que después de la reforma de 1994, con sección y norma propias, mantiene
su naturaleza anterior, siendo que la innovación es solamente normativa: ahora hay
en la Constitución una norma expresa que regula al Ministerio Público, y es el art.
120; pero no ha cambiado su fisonomía ontológica, ni en sentido orgánico, ni en
sentido funcional: es un órgano extra-poder al lado del poder judicial.

Sin entrar en esa discusión, al menos desde el diseño en la estructura de la


organización del poder constitucional, el nuevo artículo 120, parece reafirmar el
carácter independiente de este órgano, al establecer que goza de “autonomía
funcional y autarquía financiera”, lo que significa que ningún órgano o poder puede
intervenir en su gestión y, desde el punto de vista económico-financiero, puede
administrar los recursos que se le asignen en su presupuesto. Asimismo, sus
miembros gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad en sus
remuneraciones, lo que implica que gozan de las mismas inmunidades que los
legisladores (arts. 68 y 69, CN). El reconocimiento de la “intangibilidad de
remuneraciones” implica colocar a sus integrantes en la misma posición de
protección que los jueces de la Nación (art. 110, CN), ya que al desarrollar sus
funciones en el ámbito del Poder Judicial y por la independencia orgánica se los
busca equiparar.

42
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

El art. 120, menciona a dos de los funcionarios del Ministerio Público: el Procurador
General de la Nación y el Defensor General de la Nación, el resto de los cargos
internos queda reservado a su determinación en la ley. Para Bidart Campos, esta
doble mención no implica que se trate de un órgano bicéfalo, sino que su titular es el
Procurador General de la Nación. En cambio Quiroga Lavié, opina que el Ministerio
Público, ha sido reorganizado en la reforma del 94, bajo nuevas bases al subsumir
las tres clásicas ramas (Ministerio Público Fiscal, Ministerio Pupilar y Defensores
Oficiales) en sólo dos cuando menciona sus autoridades máximas (Procurador
General de la Nación y Defensor General de la Nación) por lo que para el autor no
hay dudas de que se trata de un órgano bicéfalo al distinguir una rama fiscal
(Ministerio Público Fiscal) y otra de la defensa (Ministerio Público de la Defensa).

Las leyes orgánicas de cada uno de estos ministerios, establecen que el Procurador
General de la Nación y el Defensor General de la Nación deben ser designados por
el Poder Ejecutivo Nacional con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes. En cuanto a su composición se establece que el Ministerio
Público se compone por el Ministerio Público Fiscal y el Ministerio Público de la
Defensa. A su vez, cada uno de estos órganos mantiene una estructura integrada
por funcionarios a los que la ley menciona como “magistrados”.

El Ministerio Público Fiscal se integra por los siguientes magistrados:

 Procurador General de la Nación.


 Procuradores Fiscales ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación y
Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas.
 Fiscales Generales ante los tribunales colegiados, de casación, de segunda
instancia, de instancia única, los de la Procuración General de la Nación y los
de Investigaciones Administrativas.
 Fiscales Generales Adjuntos ante los tribunales y de los organismos
enunciados en el punto anterior.

43
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

 Fiscales ante los jueces de primera instancia: los Fiscales de la Procuración


General de la Nación y los Fiscales de Investigaciones Administrativas.
 Fiscales Auxiliares de las fiscalías de primera instancia y de la Procuración
General de la Nación.

El Ministerio Público de la Defensa se integra por los siguientes magistrados:

 Defensor General de la Nación.


 Defensores Oficiales ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
 Defensores Públicos de Menores e Incapaces ante los Tribunales de
Segunda Instancia, de Casación y ante los Tribunales Orales en lo Criminal y
sus Adjuntos; y Defensores Públicos Oficiales ante la Cámara de Casación
Penal, Adjuntos ante la Cámara de Casación Penal, ante los Tribunales
Orales en lo Criminal, Adjuntos ante los Tribunales Orales en lo Criminal, de
Primera y Segunda Instancia del Interior del País, ante los Tribunales
Federales de la Capital Federal y los de la Defensoría General de la Nación.
 Defensores Públicos de Menores e Incapaces Adjuntos de Segunda
Instancia, y Defensores Públicos Oficiales Adjuntos de la Defensoría General
de la Nación.
 Defensores Públicos de Menores e Incapaces de Primera Instancia y
Defensores Públicos Oficiales ante los Jueces y Cámaras de Apelaciones.
 Defensores Auxiliares de la Defensoría General de la Nación.
 Integran el Ministerio Público de la Defensa en calidad de funcionarios los
Tutores y Curadores Públicos

Las funciones del Ministerio Público que le asigna la Constitución, esto es,
“promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad de los intereses
generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la
República”, han sido detalladas en profundidad en la ley orgánica, en una amplia
nómina de atribuciones; entre ellas, mencionamos:

44
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

 Promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad y de los


intereses generales de la sociedad.
 Representar y defender el interés público en todas las causas y asuntos que
conforme a la ley se requiera.
 Promover y ejercer la acción pública en las causas criminales y
correccionales, salvo cuando para intentarla o proseguirla fuere necesario
instancia o requerimiento de parte conforme las leyes penales.
 Promover la acción civil en los casos previstos por la ley.
 Intervenir en los procesos de nulidad de matrimonio y divorcio, de filiación y
en todos los relativos al estado civil y nombre de las personas, venias
supletorias, declaraciones de pobreza.
 Intervenir en los casos que se alegue privación de justicia.
 Velar por la observancia de la Constitución Nacional y las leyes de la
República.
 Velar por el efectivo cumplimiento del debido proceso legal.
 Promover o intervenir en cualquier causa o asunto y requerir todas las
medidas conducentes a la protección de la persona y bienes de los menores,
incapaces e inhabilitados, de conformidad con las leyes respectivas, cuando
carecieren de asistencia o representación legal; fuere necesario suplir la
inacción de sus asistentes y representantes legales, parientes o personas que
los tuvieren a su cargo; o hubiere que controlar la gestión de estos últimos.
 Defender la jurisdicción y competencia de los tribunales.
 Ejercer la defensa de la persona y los derechos de los justiciables toda vez
que sea requerida en las causas penales, y en otros fueros cuando aquellos
fueren pobres o estuvieren ausentes.
 Velar por la defensa de los derechos humanos en los establecimientos
carcelarios, judiciales, de policía y de internación psiquiátrica, a fin de que los
reclusos e internados sean tratados con el respeto debido a su persona, no
sean sometidos a torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes y tengan

45
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

oportuna asistencia jurídica, médica, hospitalaria y las demás que resulten


necesarias para el cumplimiento de dicho objeto, promoviendo las acciones
correspondientes cuando se verifique violación.
 Intervenir en todos los procesos judiciales en que se solicite la ciudadanía
argentina.

Finalmente, debemos aclarar que por la Ley 27.149, se desarticularon de la Ley del
Ministerio Público, las normas relacionadas al Ministerio Público de la Defensa,
pasando a legislarse su organicidad en forma autónoma, derogando de la ley 24.946
y sus modificatorias, casi todo lo que hacía referencia al Ministerio Público de la
Defensa y a las disposiciones referentes a sus integrantes.

En lo que hace al Ministerio Público Fiscal, sus funciones han sido incluidas en la
Ley 27.148 Orgánica del Ministerio Público Fiscal, en la cual también se incluyen
normas relativas al Procurador General de la Nación y al Ministerio Público.

Dr. Adrián Pagán – Director de Capacitación Parlamentaria – H. Senado de la Nación

46
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

BIBLOGRAFIA CONSULTADA

 Bidart Campos, Germán, Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, Ediar,


1992, actualizado con la reforma de 1994.
 Linares Quintana, Primer y Segundo tomo, Derecho Constitucional e Instituciones Políticas,
Plus Ultra, 1981.
 Humberto Quiroga Lavié, Miguel Angel Benedetti, María de las Nieves Ceni cacelaya,
Derecho Constitucional Argentino, Tomo I y II, segunda edición actualizada por Humberto
Quiroga Lavié, editorial Rubinzal - Culzoni Editores, año 2009.
 Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, María Angélica Gelli, Editorial
La Ley, año 2004.
 Derecho Constitucional, Carlos E. Colautti, segunda edición actualizada y aumentada,
Editorial Universidad, año 1998.
 CAF 29053/2006 /CA1CS1 Colegio de Aboga dos de la Ciudad de Buenos Aires y otro c/ EN -
ley 26.080 - y otros s/ proceso de conocimiento.

47
DIPLOMATURA EN GESTIÓN LEGISLATIVA

48

También podría gustarte