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DERECHO PUBLICO, PROVINCIAL Y MUNICIPAL. UNIDAD 5.

1. Poder judicial provincial


El artículo 5 de la Constitución Nacional establece como imperativo de las provincias el dictado de sus contenidos bajo el
sistema representativo republicano, lo que implica la inclusión dentro de la estructura de poderes, la del poder judicial.
Cada una de las provincias de Argentina, basándose en la autonomía reconocida por la Constitución nacional en su
artículo 5, establece la administración y organización de la justicia ordinaria dentro de su territorio. Es por ello que en
Argentina hay una organización judicial distinta en cada una de las provincias. Dicha organización es creada de acuerdo a
cada una de las constituciones provinciales.

Supremas cortes de Justicia o Tribunales superiores


Las constituciones provinciales, en Gral., inician el tratamiento de las secciones correspondientes al Poder Judicial
estableciendo que será ejercido por una Corte Suprema de Justicia o Superior tribunal de Justicia, cámaras de
apelaciones, jueces, y demás tribunales que la ley establezca.

Composición: Las cartas locales en lo que su composición se refiere han adoptado distintos sistemas que permiten
efectuar algunas diferenciaciones, partiendo de la denominación de sus más altos tribunales. Así las constituciones de Bs
As, Catamarca, Mendoza, Salta y tucuman denominan Corte Suprema de Justicia o Corte Suprema; mientras que las de
Córdoba, Corrientes, Chubut, Misiones y demás prov.: Superior Tribunal o Tribunal Superior de Justicia.
Otro rasgo diferencial esta dado en cuanto a su número de integrantes .
 En primer lugar encontramos a la cual la cantidad de miembros están establecidos en el texto constitucional, tal
caso es el de Córdoba.
 En segundo lugar, conformado por las cartas que dejan liberado el número a la ley, tal caso es el de Chaco.
 Y por último, conformado por un sistema mixto, que dispone de un número mínimo pero que pueden ser
aumentados por ley, como ser el caso de Catamarca.
Otro aspecto importante que cabe destacar es que algunas provincias establecen que los altos cuerpos judiciales
provinciales pueden dividirse en salas para su funcionamiento.

Competencias: El relevamiento de los textos constitucionales provinciales da cuenta de que las competencias
asignadas a los altos cuerpos , en términos grales, guardan semejanzas, asignando una “originaria” en tanto como
órganos jurisdiccionales, deben entender en ciertas categorías cuestiones que, son dirimidas en forma exclusiva,
excluyente y en única instancia. Las de “alzada o grado” implican la facultad revisora de las sentencias dictadas por los
tribunales inferiores y que llegan a dicha sede por medios de recursos constitucionales. Pueden sintetizarse en el
siguiente esquema:
1) Originarias:
a) En las acciones de inconstitucionalidad
b) En las cuestiones de competencias entre los poderes públicos
c) En las causas contencioso administrativas
d) En las cuestiones o conflictos que susciten entre las autoridades de la provincia y una municipalidad
e) En la recusación de sus miembros
f) En los recursos de queja por denegación o retardada justicia
g) En las acciones de responsabilidad civil iniciadas en contra de magistrados y funcionarios
2) De grado o alzada:
a) En los recursos de inconstitucionalidad.
b) De los recursos extraordinarios que las leyes de procedimientos acuerden contra las sentencias definitivas de los
tribunales inferiores.

La organización del poder judicial: Algunas provincias siguen líneas de organización más cercanas a la jurisdicción
federal, otras siguen líneas que suelen calificarse de "más progresistas" como ser: proceso penal bilateral,
investigación a cargo de la Fiscalía, jurados mixtos y populares -según la gravedad del delito-. Mayor inmediación y
simplificación de las formas para hacer una justicia más accesible al público. Es aleatorio si el procedimiento es oral o
escrito, en todo caso, siempre los valores a los cuales arribar son la simplicidad para el justiciable y la accesibilidad.
División en salas: La mayoría de las justicias provinciales están divididas en Juzgados de Paz, Juzgados de Primera
Instancia, Cámaras de Apelaciones y un máximo tribunal provincial, cuyo nombre varía según la jurisdicción.

2. INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL


 El Poder Judicial, es el tercer órgano de poder que integra el orden jurídico orgánico de nuestro país, luego del Legislativo
y del ejecutivo, y tiene por función entre otras la de juzgar los casos concretos que ante él le sean sometidos por los
particulares, como también los conflictos de estos para con el Estado y la de controlar a los otros dos poderes en relación
a los actos de gobierno que desempeñen, los cuales, como es obvio deben ser realizados dentro de los parámetros que la
Constitución Nacional establece.
Dada nuestra forma de Estado federal, coexisten en él un Estado nacional –soberano como entidad política- con los
estados provinciales que gozan de la autonomía, es decir, de la capacidad de organizarse y gobernarse pero dentro del
orden supremo que establece la Constitución Nacional (…). Al existir consecuentemente dos órdenes de gobierno, el
federal y los provinciales (…) existen también la coexistencia de dos órdenes jurisdiccionales: uno nacional, sobre todo el
territorio de la Nación; y otro provincial, dentro del territorio de cada provincia.
Para desempeñar tan importante tarea, este poder debe tener la garantía de una absoluta independencia de los demás
poderes y de la sociedad misma. Por tales motivos, la Constitución Nacional como las Constituciones Provinciales
establecen una serie de institutos tendientes a garantizar dicha independencia, como la inamovilidad de los jueces en sus
cargos mientras dure su buena conductay hasta que a través de un proceso particularmente establecido para los mismos,
como lo es el “Jure de Enjuiciamiento” a través del Concejo de la Magistraturay el “Juicio Político”, puedan ser removidos
por las causales expresa y taxativamente establecidas constitucionalmente.
Asimismo se refuerza la garantía, asegurando a los Magistrados y Funcionarios, que su salario permanecerá incólume
hasta el cese en sus funciones, expresándolo el art. 110 de la CN del siguiente modo: “…y recibirán por sus servicios una
compensación que determinara la ley, y que no podrá ser disminuida en manera alguna, mientras permaneciesen en sus
funciones”
Las razones de tales prerrogativas constitucionales anidan, según nos hace saber Lino Palacios en que “solamente en los
jueces reside la potestad que imprime a dichos órganos un sentido específico dentro de nuestro régimen institucional de
división de poderes, potestad que consiste en juzgar determinada clase de conflictos, sea originariamente o mediante
revisión de lo resuelto por funcionarios u organismos administrativos. De esa circunstancia derivan, fundamentalmente,
las previsiones constitucionales y legales tendientes a asegurar la independencia de los jueces con respecto a los
restantes poderes del Estado”
  Podemos definir a la independencia del poder judicial, como la garantía instituida en favor de los ciudadanos , para
que quienes tienen a su cargo la tarea diaria de impartir justicia en los hechos posteriores a su designación y sometidos a
su examen, lo hagan impávidamente, razonablemente, racionalmente y sobre todo, libres de influjos externos,
significando un límite concreto a los demás poderes del Estado, frenando una intromisión indebida, y por cualquier
medio, de estos en las decisiones jurisdiccionales y soberanas de los magistrados.

 IMPLICANCIAS: Es preciso efectuar un desarrollo acerca de lo que implica tan importante requisito para el correcto
funcionamiento de los órganos que imparten justicia.

 INAMOVILIDAD: La inamovilidad es tan literal como la palabra, y ella tiene sus efectos hasta que el magistrado se jubile o
bien hasta que eventualmente se produzca la renuncia del mismo. Significa además que no podrá ser mudado del cargo,
por ningún motivo si no es bajo su expresa y libre voluntad.
Ello implica que no podrá ser cambiado de fuero, y menos cambiado del lugar del asiento de sus funciones, salvo como se
dijo que exista una nueva designación, sea para un cargo de igual o superior jerarquía, con el consentimiento del
interesado, y exista además el acuerdo correspondiente.
“Todo lo concerniente a la inamovilidad de los jueces es inherente a la naturaleza del Poder Judicial y configura uno de
los principios estructurales del sistema político establecido por los constituyentes de 1853, al punto que es uno de los dos
contenidos sobre los que se asienta la independencia de dicho departamento y que ha sido calificada por la Corte
Suprema como una garantía en favor de la totalidad de los habitantes”. 
“La garantía de inamovilidad vitalicia que para los jueces federales consagra el art. 110 de la Constitución Nacional, es un
principio de organización del poder, que hace a la forma republicana de gobierno, a la separación de los clásicos tres
departamentos del Estado y a la independencia del Poder Judicial”
Sólo podrán ser removidos de sus cargos, por supuesto, si antes no se acogió al beneficio jubilatorio o renuncio, mediante
el procedimiento constitucional expresamente previsto conforme a la jerarquía, asegurando que el derecho de defensa,
sea completamente ejercido como en cualquier otro proceso posibilitándole al afectado ejercer su descargo.   

 INTANGIBILIDAD: Por el tiempo que los jueces permanezcan en el ejercicio de la magistratura, el salario no podrá ser
alterado por el gobierno de turno, es decir no podrá ser reducido.
La garantía tiende a evitar la parcialidad en las decisiones de los magistrados, ante el temor de que su salario sea alterado
intempestivamente, por amenazas circunstanciales ante las decisiones adversas al gobierno de turno o hacia un miembro
del gobierno.
Su comienzo se da a partir de la asunción del juez en el cargo y lo acompaña hasta el cese en el mismo, de modo tal que
nadie ni nada puede alterar la relación salario poder adquisitivo. Esta última variable, determinará la medida del salario
de los magistrados del poder judicial, sea nacional o provincial, debiendo ser periódicamente actualizado en relación a la
inflación real existente en determinado tiempo y lugar, de lo contario “en períodos de alta inflación, si se pretende
menoscabar la intangibilidad de la remuneración de los jueces, con limitarse a no concederles aumentos de salarios, la
marcha de la inflación sola va mermando sus emolumentos, produciendo de hecho y por vía indirecta lo que la
Constitución expresamente veda”
Es importante destacar, que la intangibilidad del salario tiene como implicancia que el pago del sueldo sea abonado en el
día previamente estipulado mensualmente, no pudiendo retrasarse, en tanto un día que el juez no cuente con su dinero
implica afección a la garantía. Cualquier embestida o arrebato financiero debe estar cubierto.
Es por ello que la jurisprudencia que entiende que la afección debe ser de carácter significativo para que produzca el
envilecimiento de los haberes mensuales, en mi humilde criterio no puede ser sostenida, en tanto con correcciones
pequeñas del valor de la moneda, y en forma esporádica, a la larga tendrá el mismo efecto que si se lo haría de una sola
vez y en forma abrupta, encubriendo de tal modo la violación a la protección constitucional.
En razón de ello, debe apuntarse que por mínima que sea la fluctuación del poder adquisitivo del juez, no puede
prescindirse de ella en ningún caso, a los efectos de actualizar el mensual, que por cierto, si no es restaurado en cada
período de pago, al realizarse el reajuste tendrá que serlo en forma retroactiva al momento del comienzo de su
depreciación o de su última revisión.

 INCOMPATIBILIDADES E INHABILIDADES
Es incompatible la magistratura judicial con toda actividad política, con el ejercicio del comercio, con la realización de
cualquier actividad profesional, salvo cuando se trate de la defensa de los intereses personales, del cónyuge, de los
padres y de los hijos, y con el desempeño de empleos públicos o privados, excepto la comisión de estudios de carácter
honorario. No estará permitido el desempeño de los cargos de rector de la universidad, decano de facultad o secretario
de las mismas. Los magistrados de la Justicia Nacional podrán ejercer, exclusivamente, la docencia universitaria o de
enseñanza superior equivalente, con la autorización previa y expresa, en cada caso, de la autoridad judicial que ejerza la
superintendencia. A los jueces de la Nación les está prohibido practicar juegos de azar, concurrir habitualmente a lugares
destinados a ellos o ejecutar actos que comprometan la dignidad del cargo

3. CONSEJO DE LA MAGISTRATURA
El Consejo de la Magistratura de la República Argentina es un órgano constitucional multisectorial integrado, encargado
de confeccionar las ternas de candidatos al Poder judicial a jueces nacionales y federales, para que luego sean designados
por el Presidente de la Nación en acuerdo con el Senado. El Consejo de la Magistratura tiene a su cargo también la
administración del poder judicial, el control de la actividad de los jueces y la imposición de sanciones. En caso de causas
graves es el organismo que abre el juicio político para resolver sobre la destitución de los jueces ante el  Jurado de
Enjuiciamiento, ante el cual el Consejo de la Magistratura actúa como acusador.
El Ministerio Público de Argentina es un órgano constitucional, regulado en sus pautas básicas por el artículo 114 de
la Constitución Nacional:
Sección Tercera - Del Poder Judicial. Capítulo Primero. De su Naturaleza y Duración.
Artículo 114.- El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la
totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los magistrados y la administración del Poder
Judicial.
El Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la representación de los órganos
políticos resultante de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal.
Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico, en el número y la forma que indique la
ley.
Serán sus atribuciones:
1. Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores.
2. Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el nombramiento de los magistrados de los tribunales inferiores.
3. Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia.
4. Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
5. Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso ordenar la suspensión, y formular la
acusación correspondiente.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean necesarios para asegurar la
independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios de justicia.

FUNCIONES:
El Consejo de la Magistratura desempeña importantes funciones en la designación, supervisión y remoción de los jueces
nacionales y federales. Además, es el organismo encargado de administrar el Poder Judicial.
Designación de los jueces
En la designación de los jueces el Consejo desarrolla dos tareas:
 Concursos públicos: organiza los concursos públicos para seleccionar a los candidatos a jueces;
 Ternas de jueces: a partir de los candidatos seleccionados en los concursos públicos, elabora ternas de
candidatos, de las cuales el Poder Ejecutivo y el Senado de común acuerdo, deberán designar al nuevo juez.
Supervisión de los jueces
Supervisa la tarea de los jueces, y eventualmente les impone sanciones. Todos los miembros del Consejo están bajo el
poder de los jueces
Remoción de los jueces
En caso de que existan causas graves que pudieran justificar la remoción de un juez, el Consejo es el organismo encargado
de dar inicio al juicio político, disponiendo la apertura del mismo y convocando al Jurado de Enjuiciamiento que decidirá
la situación del juez. En el juicio político, el Consejo actúa como parte acusadora.
Administración del Poder Judicial
Como organismo encargado de la administración del Poder Judicial, el Consejo debe ejecutar el presupuesto anual.

JUICIO POLITICO
El juicio político (también llamado acusación constitucional o acusación en juicio político) es un proceso de orden
constitucional, cuya finalidad es hacer efectivo el principio de responsabilidad de los servidores o funcionarios públicos,
particularmente de los más altos cargos o autoridades, tales como Jefes de Estado, Jefes de
Gobierno, ministros, magistrados de los tribunales superiores de justicia, generales o almirantes de las Fuerzas Armadas,
que se realiza ant
e el Parlamento o Congreso. La condena o declaración de culpabilidad del acusado puede ocasionar su destitución e
incluso su inhabilitación para funciones similares, autorizar que sea juzgado por los tribunales ordinarios de justicia, o
tener efectos meramente políticos. En cualquier caso, la sanción o sus efectos depende de la constitución del país.
La Constitución Argentina establece en su artículo 53 la potestad a la cámara de diputados de acusar ante el senado "...al
presidente, vicepresidente, jefe de gabinete de ministros, ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas
de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones; o por
crímenes comunes...". En el caso de que el senado decida por la mayoría de dos tercios de votos sobre todos los cargos, o
sobre alguno de ellos, se declarará al acusado incurso en la destitución de su empleo, conforme al artículo 60 de la
Constitución.
JURADO DE ENJUCIAMIENTO
Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la Nación (Argentina), es el órgano constitucional a cargo del juzgamiento
de los jueces nacionales de los tribunales inferiores. En sus orígenes se encontraba conformado por nueve miembros: un
ministro de la Corte Suprema, dos jueces de cámara, tres legisladores y tres abogados de la matrícula federal.
El juzgamiento de los jueces de los tribunales inferiores de la Nación estará a cargo del Jurado de Enjuiciamiento de los
Magistrados según lo prescripto por el artículo 115 de la Constitución Nacional. El mandato de los miembros es por seis
meses. El desempeño de las funciones será considerado una carga pública. Ninguna persona podrá integrar el Jurado de
Enjuiciamiento de los magistrados en más de una oportunidad. Los jueces de cámara y los legisladores no podrán ser
nuevamente miembros de este cuerpo, hasta tanto lo hayan integrado el resto de sus pares.

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