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3.

LA MAGISTRATURA
CONSTITUCIONAL

3.1. Concepto de Tribunal Constitucional.


“Se trata de un órgano dotado de Jurisdicción creado para
conocer especial y exclusivamente en materia de controversias
(contencioso) constitucional, situada fuera del aparato
jurisdiccional ordinario e independiente de cualquier poder
público.”
Estamos netamente en la idea Kelseniana del
Control Constitucional. Se trata de una
definición que contempla a los Tribunales
Constitucionales de una forma muy rígida y
que se refiere netamente al sistema de Control
“concentrado o rígido”.
Sin embargo, ante la evolución y el paso del tiempo la
concepción de los Tribunales Constitucionales ha cambiado, y
de manera más amplia con toda certeza que en la actualidad
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ES TODO AQUEL
ORGANISMO JUDICIAL, PERTENECIENTE O NO AL
PODER JUDICIAL Y CON INDEPENDENCIA DE SU
DENOMINACIÓN, ESPECIALIZADO EN SOLUCIONAR
CONFLICTOS SURGIDOS DE LA INTERPRETACIÓN Y
LA APLICACIÓN DIRECTA DE LAS NORMAS
CONSTITUCIONALES.
De la anterior definición y por ende enfoque distinto, vemos que se
realiza una abstracción del requisito de que el Tribunal Constitucional
no pertenezca al engranaje ordinario de la impartición de Justicia;
esto implica -o significa- que una Suprema Corte de Justicia o un
Tribunal Supremo, pese a encabezar el Poder Judicial pueden
considerarse Tribunales Constitucionales si sus funciones esenciales
consisten en salvaguardar, en última instancia, el contenido de la
Constitución y, en su caso, declarar la nulidad de leyes con efectos
generales (para todos). Es el caso de México y la Suprema Corte de
Justicia de la Nación que se trata del intérprete supremo de la
Constitución Federal.
3.2. Naturaleza del
Tribunal Constitucional..
Contar con tribunales fuertes y sólidos
propicia que los ciudadanos se sientan
amparaos por los jueces. Esta sensación
aumenta y se potencia por medio de las
resoluciones del más alto tribunal.
El Tribunal Constitucional es el órgano jurisdiccional
supremo, tanto por su función como por su situación
institucional con respecto a los demás poderes del
Estado.
Desde el examen de su función objetiva, se destaca
que su misión es la de defender y garantizar la
primacía de la Constitución, que en nuestro sistema
jurídico es la primera Ley que ha de ser cumplida por
todos los sujetos del Derecho.
El Tribunal Constitucional ocupa la posición más alta, tanto en el
organigrama jurisdiccional como en el de los demás poderes del
Estado. Ostenta la potestad jurisdiccional, autonomía presupuestaría,
potestad reglamentaria y funciones de autogobierno.
Esa posición de supremacía del Tribunal Constitucional no se limita
exclusivamente al ámbito de nuestro ordenamiento interno, sino que
también se proyecta con respecto a órganos jurisdiccionales
supranacionales, instaurados como consecuencia de la suscripción por
el Estado en determinados tratados internacionales.
3.3. Funciones (atribuciones)
del Tribunal Constitucional
Su función exclusiva radica en conocer de la posible inconformidad de
una ley respecto al contenido de la Constitución. Este control de
constitucionalidad puede ser de dos tipos: a priori, cuando se ejecuta
antes de la promulgación de la ley, o a posteriori, cuando ocurre una
vez que la ley haya entrado en vigor. El primer tipo de control se
observa en Francia, cuyo Consejo Constitucional examina la
constitucionalidad de las leyes previamente a su promulgación y el
segundo es el modelo más utilizado en el mundo.
Otra función que sugieren algunos autores respecto a los
Tribunales Constitucionales es la conocida como “Función
Legislativa”; Kelsen decía que los Tribunales Constitucionales son
legisladores negativos, pues, pese a su organización, no ejercen
una verdadera función jurisdiccional, en la inteligencia de que
anular una ley implica establecer una norma general. Luego, la
anulación tiene el mismo carácter de generalidad de la formación
de la ley, lo que produce una creación legislativa de “signo
negativo”.
Las facultades legislativas negativas generan dos consecuencias: en primer
lugar, que su “legislación” carezca de la creación inherente a la actividad
legislativa, pues anular una ley no es sino aplicar las normas
constitucionales y, en segundo, que los Tribunales Constitucionales no
puedan actuar oficiosamente por carecer de iniciativa legislativa, sino sólo a
instancia de parte, siempre que, antes, esas normas sean impugnadas por
los órganos legitimados para ello, o por los Tribunales Superiores,
competentes para plantear ante el Tribunal Constitucional la
inconstitucionalidad de una norma que deban aplicar a un caso concreto.
Los Tribunales Constitucionales sólo resuelven, en abstracto, sobre la
compatibilidad o incompatibilidad lógica de dos normas también abstractas:
la Constitución y la ley. Esto tiene una doble implicación respecto de las
declaraciones de inconstitucionalidad: primeramente, estas han de tener
valor constitutivo, no declarativo, por lo que producen sus efectos para el
futuro, porque toda ley, mientras no sea declarada inconstitucional, es
válida, de ahí que no pueda ser inaplicada por los Jueces quienes sólo
deberán inaplicarla cuando se haya producido la declaración
correspondiente, el vicio de inconstitucionalidad es de anulabilidad: la ley
NO es nula si el Tribunal Constitucional no la declara así expresamente. En
segundo término, las declaraciones de inconstitucionalidad tienen siempre,
como la legislación, efectos generales y fuerza de ley.
3.4. Los controles del Tribunal
Constitucional
La Constitución como norma suprema y
fundante deberá también contemplar y
estipular las funciones/los controles que
detentará el Tribunal Constitucional.

Las facultades habitualmente son:


A) Controlar la constitucionalidad de las normas generales, sin importar el poder que
las expida; el Tribunal examina si las normas generales son compatibles con la
Constitución, y si el tribunal considera que no lo son, anula dicha norma general
con efectos generales. El Tribunal no juzga un caso individual, sino que realiza una
función lógica-abstracta cuyo resultado puede ser la anulación de la norma
examinada.
B) Controlar la constitucionalidad de los tratados internacionales que pasan a ser
parte del orden jurídico interno.
C) Controlar la constitucionalidad de los actos administrativos y ejecutivos.
D) Controlar la constitucionalidad de sentencias definitivas.
E) Interpretar la Constitución estableciendo sus propios parámetros interpretativos
con lo cual señala el marco jurídico y político de la propia actuación de las
autoridades, construyendo juicios de valor que sin duda alguna, implican
decisiones políticas, lo cual queda claro especialmente en la protección de los
derechos humanos.

F) Resolver conflictos constitucionales y políticos entre los órganos o poderes


secundarios.

G) Adoptar definiciones políticas y sociales que impactan en la sociedad en temas


tales como el aborto, la eutanasia y el principio de la no- discriminación.
 
H) Declarar la inconstitucionalidad de los partidos políticos.

I) La vigilancia de las elecciones y el conocimiento de los recursos sobre esta materia.

J) La valoración sobre la admisibilidad de las solicitudes de referendo.

K) El análisis constitucional de los proyectos de leyes y tratados internacionales; es decir,


constituye un control previo o preventivo.

L) La intervención en el proceso del juicio político, emitiendo una opinión, instruyendo la


acusación, garantizando la correcta aplicación del procedimiento, e incluso, como órgano
juzgador.
M) La verificación de la existencia de causas de impedimento
temporal o definitivo del jefe del Estado.

N) En algunos casos, incluso, se le faculta para emitir opiniones en


relación con las medidas de emergencia, la constatación de la muerte
o la incapacidad de los candidatos a la presidencia de la República, la
comprobación de las circunstancias de la disolución presidencial del
parlamento, el pronunciamiento sobre las candidaturas al cargo de
presidente y la decisión sobre la extradición de ciudadanos
extranjeros.
3.5. Consideraciones sobre el
magistrado constitucional
Magistrado del Tribunal Constitucional, el intérprete constitucional.
La interpretación constitucional, función propia de los tribunales
constitucionales, demanda que el intérprete posea ciertas cualidades y
que tome en cuenta los aspectos desprendidos no sólo de la naturaleza
de las normas constitucionales, sino también del contexto económico,
político, social y cultural donde estas se hallan insertas. Es decir que los
magistrados, jueces, etc. que integran el Tribunal Constitucional tenga
amplio criterio y que sea capaz de estar atento de la realidad que se vive
en el momento.
Por ejemplo, en los Estados Unidos de Norteamérica en el auge y
expansión de los tribunales constitucionales, y del control difuso se
decía que los jueces federales (integran el Tribunal Constitucional), no
sólo deben ser buenos ciudadanos, hombres probos e instruidos -
cualidades necesarias a todos los magistrados-, sino también hombres
de Estado; es preciso que sepan discernir el espíritu de su tiempo,
afrontarlos obstáculos que puedan venirse y apartarse de la corriente
cuando el ímpetu de esta amenaza llevarse, junto con ellos, la
soberanía de la Unión y la obediencia debida a sus leyes.
Héctor Fix-Zamudio, prominente constitucionalista
mexicano, consecuente con las definiciones
anteriores, ha señalado que el intérprete
constitucional debe estar dotado de “particularidad
sensibilidad”, y que debe conocer y tomar en
cuenta las condiciones sociales, económicas y
políticas presentes al inquirir sobre el sentido de
los preceptos constitucionales.
De igual forma señala que a estos aspectos se suman
los principios de la interpretación constitucional, que
confirman sus características peculiares como una
rama de la interpretación jurídica en general, pero no
como la simple aplicación de las pautas de
interpretación comunes en el campo de las normas
constitucionales.
Y sobre todo Fix-Zamudio hace énfasis QUE HAY
QUE DISTINGUIRSE LA VERDADERA
INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL DE LOS
ACTOS CAPRICHOSOS DE INTENTAR OBTENER
DEL TEXTO CONSTITUCIONAL AQUELLO QUE
EVIDENTEMENTE NO CONTIENE.

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