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5.

-COMPETENCIA
Por función se debe entender la forma en la que se ejercen atribuciones, la
manera en que el Estado participa en las materias que tiene autorizadas.
En torno a su actuación tendremos la división de poderes que se mantiene
vigente. Mediante la realización de actos de derecho público emitidos por los
órganos legislativos, ejecutivo, y judicial. Estos órganos corresponden a la función
legislativa, administrativa y jurisdiccional.
5.1. FUNCIONES ESTATALES. FUNCION Y DIFERENCIACION.
El concepto de función del Estado se refiere a un modo de actuar soberano, en el
que se desarrollan fines propios. El poder se refiere al órgano u órganos que se
encargan de desempeñar las citadas atribuciones. Las funciones del Estado
derivan de la división de poderes. Tales funciones serán las legislativas, llevadas a
cabo por el Poder Legislativo, las ejecutivas (o también llamadas administrativas),
que son desarrolladas por el Poder Ejecutivo y la función jurisdiccional, cumplida
por el Poder Judicial.
En circunstancias excepcionales ocurre que el Poder Ejecutivo lleve a cabo
funciones legislativas y jurisdiccionales, que el Poder Legislativo desempeñe
funciones Ejecutivas y Jurisdiccionales y, finalmente, que el Poder Judicial cumpla
con funciones Ejecutivas y Legislativas.
Las funciones del Estado
Cómo se realizará la distribución de funciones, es algo que ha sido solucionado de
diferente manera en la Constitución de cada país; pero en general la mayoría ha
introducido el principio de la separación de los poderes tratando de seguir en lo
más importante la triple premisa a que dio lugar la teoría de Montesquieu: Que el
que hace las leyes no sea el encargado de aplicarlas ni ejecutarlas; que el que las
ejecute no pueda hacerlas ni juzgar de su aplicación; que el que juzgue no las
haga ni las ejecute. Surge así el germen de los conceptos de legislación,
administración y justicia, o función legislativa, función administrativa y función
jurisdiccional; precisando el lenguaje, se habla más de “separación de funciones”
que, de separación de poderes, ya que el poder es uno solo; con todo, por
tradición, se sigue llamando “poderes” a los órganos básicos del Estado: “Poder
Legislativo,” “Poder Ejecutivo” y “Poder Judicial.”
Caracteres de las funciones del Estado (Diferenciación)
Todo sería sencillo si las funciones legislativa, administrativa y jurisdiccional
estuvieran respectiva y exclusivamente a cargo de los órganos legislativos
(Congreso), administrativos (órganos dependientes) y judiciales. (Órganos
independientes.) Pero las dificultades surgen de que ello no es así; de que cada
órgano no se limita siempre únicamente a la función que esencialmente le
corresponde, y que por lo tanto la separación de las funciones en cuanto
atribución de las mismas a órganos diferenciados se realiza imperfectamente. De
allí también la dificultad de hallar una noción que identifique plenamente a cada
una de las funciones estatales.
En lo que aquí sigue se indicará una caracterización general de las distintas
funciones, atendiendo a sus principales características:
1º) La función jurisdiccional es privativa del Poder Judicial (esto es, órganos
imparciales e independientes): Aquí habría una completa coherencia entre el
órgano y la función;
2º) la función legislativa es privativa del Poder Legislativo (aquí existiría igual
coherencia);
3º) la función administrativa corresponde principalmente al Poder Ejecutivo y los
demás órganos administrativos, pero puede también ser realizada por los otros
poderes estatales. (Aquí no habría dicha coherencia.)

COMPETENCIA EN SENTIDO LATO Y EN SENTIDO ESTRICTO.


COMPETENCIA OBJETIVA Y SUBJETIVA.
Cuando se hace mención a la competencia, observamos que existen diversos
conceptos y razonamientos formulados. La competencia es la medida del poder o
facultad otorgada a un órgano jurisdiccional para entender de un determinado
asunto. La competencia resulta indispensable para delimitar la actuación valida de
una autoridad, el juez, al intervenir en una situación concreta, lo hará porque la ley
le ha concedido la competencia necesaria.
Ahora bien, al hacer mención de lo que es la competencia en sentido lato o
amplia, es importante precisar que se trata del atributo que tiene el órgano del
estado para llevar a cobo un modo de actuar valido en una esfera determinada.
En sentido escrito, la competencia se refiere al órgano jurisdiccional al que se dota
de este atributo para que conozca y resuelva, en su caso, de una controversia
determinada puesta a su consideración.
La competencia jurisdiccional puede manifestarse de dos formas. La competencia
objetiva y la subjetiva.
La primera se refiere al órgano jurisdiccional en sí mismo, independientemente de
la persona física que sea el titular, es decir, la competencia objetiva se refiere a la
función del juzgador, que no se relaciona con el sujeto o persona que ostente de
dicho cargo.
La competencia subjetiva: esta competencia se refiere al titular del órgano
jurisdiccional es decir, a la persona física que ostente el cargo de juzgador, quien
deberá ser imparcial y objetivo en sus determinaciones. Esta competencia puede
verse limitada por ciertas circunstancias. La amistad, enemistad, el parentesco con
alguna de las partes entre otros factores. Estas posibilidades se denominan
“impedimentos” y son contemplados en la gran mayoría de los códigos
procedimentales.

5.3 CONFLICTOS DE ATRIBUCIONES, NOCIÓN Y SISTEMAS PARA


RESOLVERLOS
El conflicto de atribuciones se trata de un choque entre dos autoridades soberanas
que fungen como dos órganos de autoridad. Esta contienda surge como
consecuencia de las funciones o atribuciones de los citados órganos. Tales
conflictos pueden ser positivos y negativos.
Tipos de conflictos:
1) Los que derivan de los poderes federales entre sí, o bien, de poderes de las
entidades locales entre sí.
2) Los conflictos entre un poder federal y uno local.
3) Los conflictos entre un poder de alguna entidad y otra.
Sistemas para resolver los conflictos de atribuciones
Sistema Administrativo: En este sistema, será el Poder Ejecutivo (presidente,
ministro ó monarca) el encargado de resolver el conflicto. Estas atribuciones son
características de los regímenes totalitarios y alejados de la democracia.
Sistema Legislativo: En este sistema, los órganos legislativos (cámaras o
parlamentos) son los que dirimen los conflictos, es decir, el órgano legislativo y el
Poder Ejecutivo tienen estrecha vinculación, pero será el órgano legislativo el que
decida, en última instancia, todo asunto de trascendencia política, social,
económica o jurídica, y el Ejecutivo únicamente será el encargado de Ejecutar las
decisiones tomadas por el parlamento.
Sistema Judicial: En este caso, será el Poder Judicial el encargado de resolver la
controversia entre órganos de distintos poderes.
Sistema mixto: Como su nombre lo indica, este sistema incluye a los tres poderes:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los tres conforman un organismo distinto a ellos y
éste será el que les represente y dicte, a su vez, la resolución de conflictos entre
ellos mismos. Nuestro régimen admite al sistema judicial para solucionar los
conflictos de atribuciones, de acuerdo con lo reglamentado en la Constitución en
su artículo 105, fracciones I y II y 106.
5.4 FORMAS DE PLANTEAR LA INCOMPETENCIA DE UN ÓRGANO
JURISDICCIONAL

Tradicionalmente tanto en la teoría como en la practica se han contemplado dos


formas de plantear las cuestiones de incompetencia de un órgano judicial.

1.- La Declinatoria

2.- La Inhibitoria

Dichas cuestiones de incompetencia podrán promoverse por Declinatoria y por


Inhibición.

La Declinatoria deberá promoverse ante el Juez que haya empezado a conocer


pidiéndole que se separe del conocimiento del negocio y que remita los autos al
tenido por competente.

La Inhibitoria se intentará ante el Juez que la parte considere competente,


pidiéndole que dirija oficio al que estime no serlo, para que se inhiba y remita los
autos.

La Declinatoria es considerada como una excepción dilatoria de previo y especial


pronunciamiento. Una vez que se ha hecho valer la Declinatoria se suspende el
proceso, y el Juez debe remitir los autos al superior para que éste decida si es o
no competente.

En cambio la Inhibitoria se promueve por el demandado ante el Juez que cree


competente, pero que no está conociendo del asunto.

La Declinatoria se tramita contestando la demanda ad cautelam, es decir


expresándole al Juez que aunque no se le reconoce competencia para conocer
del asunto, de cualquier forma se contesta la demanda, pero haciendo valer al
mismo tiempo, la excepción Declinatoria de Jurisdicción.

Por último cabe señalar que todo lo actuado ante un Juez incompetente es nulo.

CONFLICTOS DE ATRIBUCIONES

El conflicto de atribuciones no es, pues, sino una modalidad de conflicto


jurisdiccional, caracterizado por la circunstancia de que los dos órganos en
conflicto son administrativos. Esta unidad sustancial es la que hace que en
algunos supuestos las normas sobre regulación de otro tipo de conflictos (las
cuestiones de competencia) se apliquen con carácter supletorio a los conflictos de
atribuciones.
De las distintas clasificaciones de los conflictos interesa únicamente, a efectos de
estudiar su régimen jurídico, la que se basa en la naturaleza del conflicto. Según
este criterio de clasificación, cabe distinguir entre:
a) Conflictos positivos: cuando los dos órganos pretenden tener competencia para
conocer del asunto.
b) Conflictos negativos: cuando los dos órganos pretenden no tener competencia
para conocer del asunto.

6.2 SISTEMAS PARA RESOLVER LOS CONFLICTOS DE ATRIBUCIONES.


Los conflictos de jurisdicción son los problemas que surgen por el conocimiento de
un asunto que pueden llegar a presentarse no sólo entre tribunales de una misma
jurisdicción, sino también entre órganos jurisdiccionales de distintas jurisdicciones
y entre los órganos de la administración y los tribunales.
Los conflictos de atribuciones que surgen entre la administración y los tribunales o
entre estos últimos de diferente jurisdicción, por el cual se denominan cuestiones
de competencia, cuando se plantean por la administración y recurso de queja
cuando se plantean por los tribunales. Estos conflictos de atribuciones entre
órganos de la naturaleza jurisdiccional, son las controversias que se presentan
entre autoridades o tribunales de diferente jurisdicción por el conocimiento o no de
un asunto.
El conflicto de atribuciones no sólo se produce entre órganos jurisdiccionales,
también entre los distintos poderes, como aquellos que suscitan entre una
autoridad administrativa y una legislativa o podría ser entre una legislativa y una
jurisdiccional.
De acuerdo a la competencia, los sistemas para resolver un conflicto de
atribuciones son los siguientes:
 Sistema ejecutivo. En este sistema es el poder ejecutivo quien los resuelve,
es decir, como lo es un presidente o un primer ministro.
 Sistema legislativo. Aquí en este sistema, los órganos legislativos lo son las
cámaras de diputados o el parlamento, pues son aquellos que dirigen los
conflictos.
 Sistema judicial. En este sistema los órganos del poder judicial son los que
dirimen los conflictos entre órganos de diversos poderes. Este es el mejor
sistema para la solución de conflictos, pues está reglamentado en nuestra
constitución.
 Sistema mixto. En este sistema, los tres poderes que son el ejecutivo,
legislativo y judicial, crean un organismo distinto, pues está integrado por
representantes de los tres poderes.
6.3 Formas de plantear la incompetencia jurisdiccionalmente
Se puede definir la incompetencia judicial como la ausencia de competencia,
apreciable de oficio o a instancia de parte, de un determinado órgano judicial para
conocer de un concreto asunto ante él planteado, de conformidad con lo previsto
en las reglas generales establecidas en las leyes procesales para determinar los
criterios de conocimiento de los procesos entre la totalidad de los órganos
judiciales del Estado.
La incompetencia judicial es un concepto que debe entenderse como la
delimitación negativa de la competencia judicial. Dado que en la organización
judicial española existen diferentes Juzgados y Tribunales que ejercen jurisdicción,
es preciso fijar los criterios para delimitar los asuntos de los ha de conocer cada
uno de ellos en concreto. Para ello hay que acudir a las normas de competencia,
existiendo diversas clases de competencia en virtud de los cuales se atribuye el
conocimiento de un asunto a un determinado órgano jurisdiccional con exclusión
de todos los demás.
Hay que destacar que la incompetencia, al igual que la propia competencia
judicial, no es un concepto general en su aplicación, sino que la misma debe de
ponerse en relación con el concreto procedimiento que sea objeto de conocimiento
por un determinado órgano judicial, lo que supone un examen individualizado de
las exigencias de competencia, en su triple categoría, en todos los procesos que
se presentan ante los órganos judiciales españoles.
 La incompetencia objetiva determina que el órgano jurisdiccional ante el
que se presentó el proceso no puede conocer de dicho asunto teniendo en
cuenta la cuantía o materia sobre la que versa el proceso.
 Un juzgado o tribunal será incompetente territorialmente si no tiene
atribuida dicha competencia en función de los diferentes fueros territoriales
fijados en las leyes procesales.
 La competencia funcional delimita la competencia de un órgano judicial. En
virtud del mismo se concreta el órgano judicial que va a conocer de los
incidentes, recursos y de la ejecución de la sentencia.
 Son dos las formas en las que es posible apreciar la incompetencia de un
órgano judicial, de oficio o a instancia de parte.

1. De oficio
De oficio: el órgano judicial, inicialmente a través del control del Secretario Judicial
y posterior del juez en los casos en los que proceda la inadmisión de la demanda
por incompetencia del tribunal
La declaración de incompetencia de un órgano judicial se llevará a cabo por medio
de un auto que dictará el tribunal al que debe de haber dado cuenta el Secretario
judicial en el control por el mismo previo a la admisión a la demanda y después de
haber acordado dicho Secretario una previa audiencia de las partes y del
Ministerio Fiscal

2. A instancia de parte

Junto con la posible apreciación de oficio de la falta de competencia del órgano


judicial, las leyes procesales permiten igualmente a las partes denunciar la
incompetencia del tribunal a través del planteamiento de las correspondientes
cuestiones de competencia. La Ley de Enjuiciamiento Civil, con su extensión al
resto de los órdenes jurisdiccionales, ha reducido dicha posibilidad al
planteamiento de la declinatoria, suprimiendo la tradicional inhibitoria que
únicamente subsiste en el orden jurisdiccional penal.

A pesar de los mecanismos señalados anteriormente, resulta evidente que es


posible que un determinado asunto sea conocido por un órgano judicial que es
incompetente de acuerdo con las leyes procesales. No obstante hay que partir de
un hecho indiscutible como es que las normas de competencia tienen carácter de
orden público y por ello no es posible que ni las partes ni los propios órganos
judiciales puedan modificar las mismas (con la excepción de la competencia
territorial no imperativa en los procesos civiles).

Por ello el efecto lógico derivado de este indebido conocimiento es la nulidad de


pleno derecho de las actuaciones practicadas con falta de competencia en
cualquiera de sus modalidades. En tal sentido lo proclaman el artículo 238.1 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial y el artículo 225.1º de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, al señalar, con idéntica redacción que "Los actos procesales serán nulos de
pleno derecho en los casos siguientes: 1º. Cuando se producen por o ante tribunal
con falta de jurisdicción o de competencia objetiva o funcional".
Del examen de estos artículos se desprende la nulidad de todo lo actuado, si bien
queda la duda de qué ocurre en aquellos casos en los que la falta de competencia
es territorial y no objetiva o funcional.

Sin embargo en la incompetencia territorial, el tribunal que está conociendo


indebidamente del asunto tiene competencia objetiva y funcional, por lo que la
exclusión de conocimiento viene determinada por un elemento de menor
intensidad como es el fuero territorial. Por tanto en este caso, limitado en el orden
jurisdiccional civil únicamente a los fueros territoriales imperativos del artículo 51
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, no es posible acudir a una norma general, sino
que el efecto vendrá determinado en función de los efectos que el proceso ha
tenido para las partes.

En estos supuestos, sin duda estaríamos en presencia de una infracción de


normas esenciales del procedimiento y por ello la nulidad se podría amparar en el
artículo 238.3 de la Ley Orgánica del Poder Judicial o en el artículo 225.3º de la
Ley de Enjuiciamiento Civil, en cuyo caso sólo podría declararse si tal falta de
competencia territorial hubiese generado una efectiva indefensión, de ahí la
necesidad del análisis casuístico en estos casos y la imposibilidad de declarar un
efecto general a diferencia de los supuestos de incompetencia objetiva o funcional.

En los casos en los que la incompetencia se declara de oficio, el efecto común es


el cese del conocimiento del asunto por el órgano judicial incompetente, si bien la
Ley de Enjuiciamiento Civil determina un régimen diverso, pues si se declara la
incompetencia objetiva el auto acordará el archivo de las actuaciones previa
indicación a las partes de qué órgano judicial o jurisdicción es competente (artículo
48.4 LEC); si se declara la falta de competencia territorial, en el mismo auto se
acordará remisión de las actuaciones al tribunal territorialmente competente
(artículo 58 LEC) y en el caso de incompetencia funcional, se amplía el plazo para
interponer o anunciar el recurso ante el órgano con competencia judicial (artículo
62.2 LEC).

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