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El nervio óptico es el II de los pares craneales.

Un tracto de fibras con


aproximadamente 1,2 millones de axones, rodeado por vainas meníngeas,
que transporta las sensaciones visuales al sistema nervioso central. Está
formado por los axones de las células ganglionares y por glía.
Se desprende del globo ocular 3 mm medialmente y 1 mm inferiormente al
polo posterior del mismo. Se dirige posteromedialmente, atraviesa la cavidad
craneal y termina en el ángulo anterolateral correspondiente del quiasma
óptico. Su longitud total es de unos 5 cm.
El nervio óptico es el II de los pares craneales. Un tracto de fibras con
aproximadamente 1,2 millones de axones, rodeado por vainas meníngeas,
que transporta las sensaciones visuales al sistema nervioso central. Está
formado por los axones de las células ganglionares y por glía.
Se desprende del globo ocular 3 mm medialmente y 1 mm inferiormente al
polo posterior del mismo. Se dirige posteromedialmente, atraviesa la cavidad
craneal y termina en el ángulo anterolateral correspondiente del quiasma
óptico. Su longitud total es de unos 5 cm.
Tramos del nervio óptico
Primer segmento: intraocular/ intraescleral (1 mm)
• Papila: entrada organizada de axones, zona desprovista de percepción.
• Región prelaminar: haces de axones no mielinizados, rodeados de tabiques
de glía que doblan en ángulo recto.
• Lámina cribosa: área perforada de la esclera por donde salen haces
nerviosos, las fibras se mielinizan (oligodendrocitos).
• Región postlaminar
Segundo segmento: intraorbitario
• 30 mm.
• Fibras mielinizadas rodeadas de vainas meníngeas (leptomeninges,
duramadre y espacio subaracnoideo).
• El nervio queda comprendido en un cono formado por los músculos rectos
del ojo y se sumerge en la grasa retroocular. En el vértice de la órbita
rodeado por el anillo fibroso que presta inserción a los músculos rectos
(anillo de Zinn).
• En este segmento el nervio se relaciona con la arteria oftálmica (sale de la
carótida interna primero inferolateral al nervio óptico y luego pasa por
encima del nervio hasta medial), las venas oftálmicas superior e inferior, los
nervios nasociliar, oculomotor y abducens, ganglio ciliar, vasos y nervios
ciliares.
Tercer segmento: intracanalicular: el nervio atraviesa el foramen óptico
acompañado por la arteria oftálmica (cara inferior). Son frecuentes las
lesiones del nervio por fracturas que comprometan la base del cráneo y el
vértice de la órbita.
Cuarto segmento: intracraneal: (1 cm) está comprendido entre el foramen
óptico y el quiasma óptico. Se relaciona inferiormente con la tienda de la
hipófisis y el canal óptico del esfenoides; superiormente con la arteria
cerebral anterior y la estría olfatoria medial y lateralmente con la carótida
interna.
Distribución retinotópica de las fibras del nervio óptico
El haz papilomacular en forma de huso, entra en el sector temporal de la
papila y los axones de otras regiones siguen curso arqueado alrededor del
haz papilomacular. Las fibras de la retina periférica en la periferia del nervio
óptico. Esta distribución determina los patrones específicos de daño
(glaucoma, tumores, neuritis, etc.).

Vascularización del nervio óptico


Superficie papilar: capilares de la arteria central de la retina (A.C.R.).
Prelaminar y laminar: coroides y ciliares posteriores cortas (anillo de Zinnn
Haller).
Retrolaminares: ramas meníngeas piales y ramas A.C.R.
Segmento intraorbitario: vasos periféricos proceden de los de la piamadre y
derivan de los vasos sanguíneos vecinos y vasos axiales proceden de la arteria
central de la retina. El sistema vascular axial nutre las fibras retinianas
centrales.
Segmento intracanalicular e intracraneal del nervio óptico son nutridas por la
malla fibrovascular pial de las ramas de la carótida interna.
Vena central de la retina acompaña a la arteria en su trayecto y drena en el
seno cavernoso directamente.
Autorregulación de vasculatura
Los vasos del nervio óptico comparten con los de la retina las propiedades
fisiológicas de la autorregulación. Cuando la arteria central de la retina pasa a
través de la lámina cribosa el grosor de la pared disminuye y se pierde la
lámina elástica interna y la capa muscular media se hace incompleta. Las
ramas de la arteria retiniana en el ojo son, por tanto, grandes arteriolas.
Debido a la autorregulación, el índice de flujo sanguíneo en el nervio óptico
no se ve muy afectado por la PIO, mientras que el flujo sanguíneo de la
coroides disminuye cuando aumenta la PIO.

Las arteriolas retinianas autorregulan su flujo sanguíneo y reaccionan con


una vasoconstricción generalizada ante un aumento de la presión arterial que
no es un arco reflejo, ya que las arteriolas retinianas carecen de inervación
simpática. Se debe a una respuesta automática y propia de las células
musculares lisas de la pared arteriolar. Esta vasoconstricción permite
mantener la presión de perfusión sanguínea dentro de los límites normales
frente a un estímulo hipertensivo, para hacer frente a elevaciones
tensionales sanguíneas transitorias y discretas, y evitar el daño de la pared
vascular y del tejido retiniano circundante.
Flujo axoplásmico de las células ganglionares

El flujo axoplásmico es una corriente metabólica activa, con circulación


intraaxónica de líquido y partículas para transporte y reciclaje de energía y
crecimiento. Es bidireccional y presenta entre sus funciones la de intervenir
en la producción de ATP, indispensable en la fisiología neuronal. Asimismo,
puede ser utilizado para el transporte de agentes patógenos, como virus y
neurotoxinas, hasta las neuronas. La dirección normal es, sobre todo,
anterógrada desde el cuerpo celular hasta las sinapsis y, en menor medida,
retrógrado. Cuando se bloquea se producen localmente acúmulos de la
sustancia transportada y posteriormente la muerte de la neurona
(apoptosis).
El nervio óptico es una parte fundamental del sistema visual, con más de un
millón de fibras nerviosas capaces de transportar mensajes visuales. Conecta
la parte posterior con el cerebro, por lo que un daño en éste, puede
ocasionar la pérdida de visión, total o parcial, dependiendo donde se
encuentre el daño. Si el resto de partes que componen el ojo se encuentran
en perfecto estado, pero se ocasiona un daño en el nervio óptico, éste dejará
de transmitir información al cerebro y, por lo tanto, seremos incapaces de
percibir imágenes.

¿Qué es el nervio óptico?


Se trata de un nervio compuesto de fibras y parte de papila que se encuentra
en la retina. Recibe las imágenes que vemos del exterior para enviar
información al cerebro a través de una serie de fenómenos químicos y
eléctricos por los que las imágenes se transforman en impulsos nerviosos.

¿Cuál es su función?
El nervio óptico conecta cada uno de los globos oculares con la parte del
cerebro encargada de la visión, por lo tanto, la función del nervio óptico es
transportar las imágenes que recibe por el sistema visual, transformarlas en
impulsos nerviosos hasta el cerebro, donde serán procesadas.

¿Por qué se daña el nervio óptico?


Es muy importante evitar el daño en el nervio óptico ya que será irreversible.
Puede estar dañado por diferentes factores como:
Glaucoma: es una enfermedad que se ocasiona cuando la presión del líquido
que rellena el ojo sube y daña el nervio óptico, siendo un daño irreversible.
Neuropatías (neuritis ópticas): se origina cuando hay una inflamación del
nervio óptico por falta de riego en el flujo sanguíneo.
Drusas: es un depósito que crece debajo de la retina y puede ocasionar
pérdida de visión central o periférica
El nervio óptico también puede ser dañado por un traumatismo, por toxinas,
radiación o un shock.

Síntomas
Normalmente, el deterioro del nervio óptico no suele presentar síntomas en
sus primeras fases, por eso, será vital asistir a revisiones periódicas con su
oftalmólogo y así, en caso de haber un daño en el nervio óptico, detectarlo
de forma precoz ya que, un tratamiento a tiempo, puede evitar daños
irreversibles. Uno de los principales síntomas es la disminución del campo
visual. A medida que va aumentando el deterioro del nervio, el paciente irá
perdiendo campo visual de forma progresiva. Sin embargo, debemos de
tener en cuenta otros posibles síntomas de posibles patologías que afectan al
nervio óptico:
Visión borrosa.
Visión oscurecida (el paciente percibe la imagen como si hubiera menos
iluminación o como si tuviera menos brillo).
Visión alterada de los colores.
Aparición de flashes o destellos luminosos.
Pérdida de visión total o parcial
Dolor ocular a los movimientos
Pérdida de visión periférica
Daño de un nervio óptico: puede ser en uno de los ojos o en el quiasma
óptico (donde están los dos nervios).
Pruebas diagnósticas
Dado que el daño en el nervio óptico en sus inicios es asintomático, será muy
importante realizar revisiones periódicas:
OCT (Tomografía de coherencia óptica): Es una prueba de imagen no invasiva
que permite visualizar la retina, concretamente la mácula y el nervio óptico.
Agudeza visual
Campimetría: nos permite diagnosticar enfermedades como el glaucoma o
daños en las fibras nerviosas del nervio óptico

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