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Terminación
ESTABLECIMIENTO DE METAS
Establecer metas
El Capítulo 2 recogía una visión general de las metas que son relevantes
para prácticamente todas las relaciones terapéuticas. En este apartado vamos
a centrar nuestra atención en algunas metas terapéuticas más especificas.
Muchos clientes llegan a la terapia con problemas concretos que desean supe
rar, y estos problemas a menudo sugieren metas inmediatas. Solucionar los
problemas inmediatos de un cliente o ayudarle a superar síntomas concretos
es, por supuesto, algo importante que no debe ser desdeñado. Claro que,
como señalo Cari Rogers (1961; 1977), los terapeutas habitualmente intentar
264 ESTABLECIMIENTO DE METAS Y TERMINACIÓN
TERMINACIÓN
Metas de la terminación
Aprender a transferir
El objetivo de transferir el aprendizaje es afirmar que los clientes pueden
aplicar lo que han aprendido durante la terapia a su vida exterior. Esto se
consigue haciendo que terapeuta y cliente discutan los planes que éste últi
mo tiene para afrontar en el futuro nuevos desafíos. A menudo, ios terapeu
tas deciden ir espaciando gradualmente las sesiones de terapia, dando por
hecho que los clientes pueden volver a sesiones de seguimiento o sesiones
de “estímulo”* en caso necesario. La terminación debe coincidir con una
sensación de que el cliente tiene suficiente confianza y seguridad personal
en sus habilidades para mantener los logros terapéuticos después de que la
terapia termine.
jetiva. Freud (1937) sugiere que la terapia puede terminarse cuando se han
cumplido los siguientes criterios.
1. El cliente ya no sufre de los síntomas iniciales.
2. El cliente ha alcanzado un “insight” suficiente y desarrollado estrate
gias de afrontamiento para evitar que los síntomas vuelvan a aparecer.
3. Es poco probable que el cliente continúe haciendo avances significati
vos si continua en la terapia.
Maholick y Turner (1979) enumeraron una lista más extensa de criterios
para evaluar cuándo resulta apropiado terminar la terapia.
1. Examinar hasta qué punto se han reducido o eliminado los problemas
o síntomas iniciales.
2. Determinar si el estrés que motivó al cliente a solicitar la terapia se ha
disipado.
3. Evaluar el incremento en la capacidad de afrontamiento.
4. Evaluar un incremento en el conocimiento y valoración del yo y de los
otros.
5. Determinar niveles mejorados de relaciones con los otros y de querer
y ser querido.
6. Examinar el incremento en las capacidades para planificar y trabajar
productivamente.
7. Evaluar el incremento en la capacidad para jugar y disfrutar de la vida.
Kramer (1990) propone la resolución de la transferencia como un criterio
adicional en la terminación de la terapia. Weigert (1952) consideraba que esta
resolución tenía lugar cuando el cliente era capaz de ser cándido y esponta
neo. Un terapeuta entrevistado por Kramer (1990) para su investigación sobre
la terminación, ofreció la siguiente descripción de un buen final en la relación
cliente terapeuta: “Los clientes reconocen abiertamente la relación que han
establecido conmigo, expresan sus sentimientos hacia mí, especialmente lo
que yo significo para ellos. Me ven como una persona que continúa interesa
da en ellos mas allá de mi rol profesional” (pag. 49).
Levenson (1976) sugiere que el cliente debe ser capaz de contemplar al
terapeuta: “como una persona real, que no simplemente le ataca o le perdona
como un padre fracasado sino que suscita un esfuerzo amoroso y constructivo
para comprometerse con él y cambiarle” (pag. 340).
Kramer (1990) también recoge la sugerencia de Freud en el sentido de que
existe un momento en el que hay que dar por terminada la terapia. Este autor
sugiere que terapeuta y cliente realicen un análisis de coste-eficacia con el fin
de determinar si ulteriores beneficios de la terapia podrían ser suficientes
para compensar el consiguiente gasto económico y de energía emocional.
PRINCIPIOS COMUNES EN PSICOTERAPIA 269
Inicio de la terminación
Terminación prematura
antelación. Los terapeutas deben planificar con tiempo suficiente una termi
nación cómoda. Los sentimientos que genera el terminar la terapia antes de lo
deseable han de ser compartidos abiertamente entre terapeuta y cliente con el
fin de minimizar los sentimientos del cliente de ser abandonado (Dewald,
1965; Glenn, 1971). Aunque pueda ser doloroso, la terminación prematura
puede ser una experiencia de aprendizaje valiosa si se maneja de una manera
apropiada.
Una situación común en la que la terminación prematura no puede ser evi
tada se produce en los centros de “counseling” en los que los internos o resi
dentes tienen un periodo limitado de permanencia. No hace falta decir que los
terapeutas que saben que su tiempo con un cliente es limitado abordarán esta
cuestión al comienzo de la terapia de manera que el número de sesiones se
convierta en parte de su contrato terapéutico. Es evidente que cuando la tera
pia va a constar de un número limitado de sesiones será preciso formular
metas que puedan ser alcanzadas durante ese periodo. Cuando se acerca el
momento de terminar la terapia, terapeuta y cliente podrán evaluar hasta
dónde han llegado y decidir si el cliente desea continuar el trabajo con otro
terapeuta. En caso afirmativo, el terapeuta puede ayudar al cliente facilitando
el cambio. Esto incluye remitir al cliente al profesional y ayudarle a manejar
las ansiedades y dudas que pueda tener respecto a tener que volver a empezar
con otra persona. Los terapeutas deben tener cuidado de no ser demasiado
cercanos emocionalmente a un cliente cuando anticipan que este será transfe
rido en breve a otro terapeuta.
Ante una terminación prematura iniciada por el terapeuta, los clientes pue
den tener una serie de posibles reacciones (Penn, 1990). Pueden sentirse
enfadados con el terapeuta porque les abandona. También pueden sentir
ansiedad por ser dejados. Otra reacción común en los clientes es la autoculpa-
bilización. El cliente puede creer que el terapeuta le deja porque no le gusta,
es inadecuado, o indeseable como cliente. Los terapeutas habrán de anticipar
este tipo de sentimientos cuando tengan que terminar una terapia antes de lo
deseado.
Los terapeutas también anticipan la terminación prematura con emociones
encontradas (Penn, 1990). Ellos también pueden sentirse ansiosos y experi
mentar una sensación de perdida por tener que decir adiós a un cliente antes
de lo que quisieran. Es probable que el terapeuta experimente cierta sensa
ción de culpa por “abandonar” al cliente. Además de sus propios sentimientos
por la terminación prematura, el terapeuta debe manejar también los senti
mientos del cliente. Rabia, dolor o depresión dirigidos por el cliente hacia el
terapeuta no deben ser tomados como algo personal sino comprendidos como
algo predecible y una respuesta comprensible que habrá de ser tratada tera
péuticamente. Los terapeuta se ven en el desafío de manejar sus reacciones
personales ante las expresiones de falta de satisfacción de los clientes de una
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cia profesional, convirtiéndose en una persona más “real”, siendo más expre
sivo emocionalmente y deseando compartir más información personal.
La negación se caracteriza por contemplar al cliente como alguien que no
tiene problemas para acabar la terapia, y que se siente completamente positi
vo y reconciliado con el terapeuta.
La depresión se caracteriza por experimentar la terapia como algo menos
gratificante, tener dificultad para concentrarse en las tareas terapéuticas y el
deseo de retraerse emocional mente.
La ansiedad se caracteriza por sentirse perturbado y emocionalmente
implicado y preocupado por el bienestar del cliente.
La satisfacción por la tarea se caracteriza por una mayor satisfacción
hacia el trabajo terapéutico, confianza de que el cliente ha mejorado y senti
mientos de confianza personal por la propia competencia como terapeuta.
Goodyear (1981) y Martin y Schurtman (1985) describieron cuatro pro
blemas que podían experimentar los terapeutas cuando la terpia se terminaba.
Culpa
Los terapeutas pueden experimentar sentimientos de culpa por el abando
no al cliente. Esta culpa es exacerbada en terapeutas que no han resuelto sus
propios sentimientos de independencia e individualidad.
Ansiedad
Los terapeutas pueden experimentar ansiedad generada por la perdida de
su rol profesional. Durante la terminación, los terapeutas deben abandonar su
rol de expertos valorados por sus clientes como figuras de autoridad. Otra
fuente de ansiedad es la preocupación por el cliente. Los terapeutas pueden
estar preocupados por el bienestar de los clientes y por su satisfacción con la
terapia. Dado que la terminación es una experiencia potencialmente traumáti
ca para los clientes, los terapeutas pueden sentirse preocupados por su capaci
dad para dar por terminada la terapia de una manera apropiada.
Dudas personales
Los terapeutas pueden experimentar sentimientos de falta de seguridad y
depreciación personal además de depresión. Se pueden preguntar si han
ayudado verdaderamente a su cliente, cuestionando su competencia. Estos
sentimientos pueden llevar al terapeuta a aferrarse al cliente en busca de
garantías que le tranquilizan, o a intentar ofrecerle “algo de valor” en
forma de consejo.
Pérdida
Los terapeutas pueden experimentar sentimientos de duelo por la pérdida
de la importante y significativa relación que han desarrollado con el cliente.
274 ESTABLECIMIENTO DE METAS Y TERMINACIÓN
resulte más fácil afrontar los desafíos con los que pueda encontrarse una vez
que la terapia haya concluido? El terapeuta y el cliente puede utilizar la ima
ginación o el rol playing para preparar a éste último para responder a futuros
problemas. Ambos pueden revisar el estilo poco adaptativo que tenía inicial
mente el cliente para responder a desafíos y compararlo con las competencias
que actualmente posee para resolver dificultades parecidas.
También se recuerda al cliente que en la próxima sesión, ambos se dirán
adiós. No es infrecuente que en este punto el cliente o bien intente negociar
una o dos sesiones adicionales o que sugiera que no es preciso tener una últi
ma sesión. Este miedo es comprensible, y el terapeuta debe ser empático pero
firme. Es el momento de concluir la terapia, pero la sesión final no debe ser
evitada.
La sesión final
La tarea de la sesión final es decirse adiós. Esta sesión puede resultar
extraña porque habitualmente no hay una agenda formal. Ahora bien, debi
do a que el terapeuta y el cliente han tenido varias semanas para pensar en
ello y prepararse, normalmente podrán convertirlo en una experiencia
constructiva. El terapeuta y el cliente comparten apreciaciones y reconoci
miento de su unión a medida que recorren el proceso de despedirse. Algu
nos terapeutas pueden programar una sesión de seguimiento, pero esto
debe hacerse con cautela dado que puede parecer una extensión del proce
so de terminación. Tal vez sea preferible dejar la puerta abierta a que el
cliente pueda volver a llamar si desea volver a concertar sesiones de tera
pia en el futuro.
Además de comunicar a los clientes sus progresos, los terapeutas han de ser
sensibles a aquellas claves que indican que los clientes pueden estar preparados
para concluir la terapia. Cuando se presentan este tipo de indicaciones, es impor
tante que el terapeuta plantee abiertamente al cliente cuándo podría ser apropia
do terminar la terapia. A continuación se describen algunas de las claves más
comunes para terminar la terapia (Kottler, 1991; Kramer, 1986; 1990).
El cliente no tiene tantas cosas sobre las que hablar Las cuestiones que
el cliente suscita son menos sustantivas. Las sesiones de la terapia son menos
intensas. El terapeuta debe determinar si se ha llegado a una meseta y si hay
algo más que se deba trabajar o si la terpia ha comenzado a resolverse.
Los clientes comienzan a relacionarse con el terapeuta de una manera
mas igualitaria. Los clientes ya no necesitan idealizar o despreciar al tera
peuta. Se da una sensación de que ambos se han convertido en compañeros.
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so, y compartan más información sobre sí mismos. Esta es una reacción natu
ral a la mayor sensación de bienestar que el cliente experimenta respecto al
terapeuta como “persona real”. Ahora bien, conviene tener en cuenta el valor
de mantener la relación cliente/terapeuta a un nivel profesional. Al fin y al
cabo, el mayor compromiso del terapeuta es hacia el crecimiento personal
del cliente. El trabajo terapéutico que cliente y terapeuta han luchado por rea
lizar juntos se vería comprometido si el terapeuta dejase de considerar el
aspecto sagrado de la relación terapéutica y comenzase a actuar como amigo
del cliente.
SUMARIO
al cliente, (4) determinar si las metas son realistas, (5) identificar las ventajas
y desventajas de las metas y (6) establecer un compromiso. Los pasos para
definir las metas incluyen: (1) definir comportamientos manifiestos y encu
biertos asociados con la meta, (2) definir las condiciones o contexto de la
meta, (3) definir el nivel de cambio deseado, (4) identificar submetas, (5)
identificar obstáculos, (6) identificar recursos y (7) revisar el progreso.
Cari Rogers señala que los terapeutas suelen intentar ayudar a sus clientes
a embarcarse en un proceso de crecimiento que les permita llegar a ser perso
nas con un funcionamiento más completo. Las metas esenciales identificadas
por Irving Yalom incluyen resolver los desafíos de la muerte, libertad, aisla
miento y falta de significado. Albert Ellis y Windy Dryden identificaron los
siguientes criterios de salud psicológica como metas posibles para terapeutas
y clientes: (1) auto-interés, (2) interés social, (3) autodirección, (4) alta tole
rancia a la frustración, (5) flexibilidad, (6) aceptar la incertidumbre, (7) com
promiso de logros creativos, (8) pensamiento científico, (9) autoaceptación,
(10) asunción de riesgos, (11) hedonismo a largo plazo, (12) no utopía y (13)
autoresponsabilidad.
La terminación proporciona a los terapeutas y a los clientes una oportuni
dad de decirse adiós de una manera mutuamente satisfactoria. Esto es una
experiencia nueva e importante para muchos clientes y debe ser evitada. La
terminación comienza al principio de la primera sesión de terapia. Se debe
dejar bien claro al comienzo de la terapia que, en algún momento, el terapeu
ta y el cliente darán por terminada su relación. Muchos terapeutas recomien
dan establecer una fecha de terminación hacia la que poder trabajar junto con
el cliente. La mejor situación es aquella en la que tanto el terapeuta como el
cliente acuerdan cuándo es un momento oportuno para concluir la terapia.
Ahora bien, si el cliente decide terminar la terapia, los terapeutas deben apo
yarles por haber tomado la responsabilidad de su vida y ayudarles a ganar
una visión general de lo que han aprendido en la terapia y qué podrían lograr
potencialmente en el futuro de una terapia.
La situación ideal, es aquélla en la que la terminación tienen lugar una vez
que los clientes han sido capaces de encontrar soluciones a sus síntomas o
problemas y han aprendido suficientes estrategias de afrontamiento como
para mantener sus logros y resolver problemas similares en el futuro. En el
mejor de los casos, terapeuta y cliente han alcanzado un nivel cómodo de
autorevelación en su relación. Ahora bien, en muchas ocasiones, la termina
ción de la terapia no llega en el momento ideal y es responsabilidad del tera
peuta conseguir que el cliente vuelva en la medida de lo posible a una sesión
de terminación. La terminación puede ser una experiencia de pérdida tanto
para los terapeutas como para los clientes, los terapeutas deben estar abiertos
a discutir un amplio abanico de sentimientos que pueden ser suscitados por el
proceso de terminación. Se sugieren las siguientes directrices para una termi