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• Crear discrepancia.- Es generar y potenciar, en la mente del paciente, una divergencia entre la
conducta actual y unos objetivos más amplios. En exposición original de la entrevista motivacional,
Miller (1983) describió esto como la creación de una disonancia cognitiva.
Este principio se basa en:
- Tomar conciencia de las consecuencias es importante
- Una discrepancia entre la conducta actual y los objetivos más importantes que se quieren
conseguir
motivará el cambio. - El paciente debe presentar sus propias razones para cambiar
• Evitar la discusión.- El terapeuta debe evitar discutir y las confrontaciones cara a cara. La entrevista motivacional
no es confrontativa, su objetivo es aumentar la toma de conciencia de los problemas y la necesidad de hacer algo
con ellos. Este principio se basa en:
- Las discusiones son contraproducentes
- Defender un argumento provoca estar a la defensiva
- La resistencia es una señal que indica que se deben
cambiar las estrategias que se han estado utilizando.
- No es necesario usar etiquetas
• Darle un giro a la resistencia.- Las razones que da un paciente se pueden girar o cambiar levemente a fin de crear
un nuevo momento para el cambio. Por lo tanto, el terapeuta también puede generar preguntas o problemas al
paciente. El trabajo del terapeuta no es el de proporcionar soluciones para todo. Darle giro a la resistencia, incluye
involucrar al paciente de forma activa en el proceso de resolución de sus problemas.
Este principio se basa en:
- Aprovechar el momento actual con el fin de obtener el mayor beneficio posible.
- Las percepciones se pueden cambiar
- Los nuevos puntos de vista se sugieren, no se imponen
- El paciente es una fuente valiosa a la hora de encontrar soluciones a los problemas.
• Fomentar la autoeficacia.- Se refiere a la creencia que tiene una persona sobre su habilidad para llevar a cabo con
éxito una tarea específica. La autoeficacia es un elemento clave en la motivación para el cambio. Se enfatiza en la
responsabilidad personal. La persona no sólo puede sino que debe realizar el cambio, porque nadie más lo hará por
ella. Este principio se basa en:
- La creencia en la posibilidad de cambiar es un factor motivacional importante.
- El paciente es responsable de escoger y efectuar un cambio personal.
- Existe cierto grado de esperanza en la amplia variedad de diferentes tratamientos de lo que se
dispone.
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3.3.3.2. Estrategias de la entrevista motivacional.- Según Miller y Rollnick (1999) cuatro de las cinco estrategias
de la entrevista motivacional se derivan de la terapia centrada en el cliente y la quinta es más conductista.
Asimismo, señalan que éstas se utilizan con el objetivo particular de ayudar a los pacientes a analizar su
ambivalencia y expresar las razones que tienen para cambiar. Éstas son:
• Preguntas abiertas.- Significa que el paciente debe ser quien hable más en esta etapa, con el terapeuta quien estará
escuchando cuidadosamente y alentando la
expresividad.
• Escucha reflexiva.- Es realizar una deducción razonable sobre cual podía haber sido el mensaje original y
convertirla en una frase.
• Afirmar.- Se realiza en forma de comentarios positivos y frases de aprecio y comprensión.
• Resumir.- Realizar resúmenes de forma periódica refuerza lo que ya se ha dicho, confirma que usted ha estado
escuchando con atención, y prepara al paciente para seguir progresando.
• Provocar afirmaciones automotivadoras.- Este enfoque es lo opuesto a un planteamiento confrontativo, que es
contraproducente porque el paciente defiende su posición. La entrevista motivacional tiene como objetivo que el
paciente hable sobre comentarios exactamente opuestos a la defensa de su argumento. Entonces, el paciente expresa
sus razones para cambiar a través de autoafirmaciones motivadoras que pueden darse en las siguientes categorías:
reconocimiento del problema, expresión de preocupación, una intención de cambiar y optimismo sobre el cambio.
TERAPIA COGNITIVA
La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al paciente
a considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias de un modo idiosincrásico. El primer
componente de la tríada se centra en la visión negativa del paciente acerca de sí mismo. El
paciente se ve desgraciado, torpe, enfermo, con poca valía. Tiende a atribuir sus experiencias
desagradables a un defecto suyo, de tipo psíquico, moral, o físico. Debido a este modo de ver las
cosas, el paciente cree que, a causa de estos defectos, es un inútil, carece de valor. Tiende a
subestimarse a criticarse a sí mismo en base a sus defectos. Por último, piensa que carece de los
atributos que considera esenciales para lograr la alegría y felicidad.
Puedo esquematizar las principales teorías clínicas de la RET de varias formas diferentes
concretamente (1) La teoría ABC de como las personas crean y destruyen sus propias
perturbaciones. (2) Detectando las creencias irracionales. (3) Debatiendo, distinguiendo y
discutiendo las creencias irracionales y (4) Consiguiendo un nuevo efecto o filosofía. Permítaseme
en este capítulo inicial, desarrollar el esquema de la teoría clínica de la RE siguiendo el orden de
estos apartados principales.
Tenemos una tendencia más fuerte, innata, biológica por ejemplo a caminar por el suelo
(como lo hacen los monos) a columpiarse por los arboles. Pero aprendemos por las provechosas
enseñanzas de los demás y nuestra propia experiencia la forma de caminar mejor mas
rápidamente, mas erguidamente a mayor distancia. De una forma innata tendemos a mamar de los
pechos de nuestras madres y más tarde tomar alimentos no líquidos. Pero también aprendemos a
mamar más fuerte y mejor y aprendemos a comer una enorme variedad de alimentos que
raramente tomaríamos en nuestros primeros años de vida. Así la herencia biológica y las
tendencias a aprender por nosotros mismos y por los demás se combina para hacernos seres
humanos y para proporcionarnos nuestros fines y satisfacciones principales, tales como nuestras
necesidades básicas de permanecer vivos y haciendo que estemos felices y satisfechos de
muchas maneras mientras vivimos.
casa la mayor parte del tiempo y evitas salir a buscar otro empleo equivalente o quizá incluso
mejor.
Observando ahora que la consecuencia emocional y conductual sigue casi inmediata y
directamente después de tener lugar la experiencia activador(A) tu (y otros) erróneamente tienden
a pensar que A causa C. Y tu (y ellos) equivocadamente concluyes así "Yo perdí este empleo tan
bueno y eso, mi perdida me ha deprimido y me hizo evitar buscar otro nuevo".
La teoría RET, por tanto afirma claramente, que las Experiencias Activadoras en A, como
la pérdida de un empleo, no hacen que tengas Consecuencias emocionales en C, tales como los
sentimientos de depresión, desesperación y pánico, y no te llevan a las consecuencias
conductuales tales como la inercia y la evasión. Más bien, tú eres el factor principal que produce
tus propias Consecuencias, en C, al creer firmemente ciertas cosas en B tu Sistema de Creencias
innatamente predispuesto y aprendido o adquirido.
¿Y qué decir de las otras clases de ideas irracionales más específicas que he clasificado
en varios de mis artículos y libros diez apartados principales? ¿Cómo cuadran con las tres
nociones básicas? Bien, creo que podemos dividirlas de la forma siguiente:
a) Debo encontrar sincero amor y aprobación casi siempre por parte de todas las personas
que encuentro importantes.
c) Mi miseria emocional proviene casi plenamente de mis presiones externas, de las que
tengo poca habilidad para cambiar o controlar a menos que esas presiones cambien, no puedo
hacer que me sienta con ansiedad, deprimido, abatido u hostil.
f) Debo tener un alto grado de orden y certeza en el mundo que me rodea para ser capaz
de sentirme cómodo y actuar adecuadamente.
h) Debo comprender la naturaleza o secreto del mundo para vivir felizmente en él.
i) Puedo y debería otorgarme una valoración global como ser humano, y solamente puedo
considerarme bueno o respetable si lo hago bien, realizo acciones que merecen la pena, y tengo
personas que normalmente me aceptan.
a) Los demás deben tratar a cada uno de una manera amable y justa; y si actúan con
rudeza o con falta de ética se convierten en personas inútiles, merecen dura condena y castigo y el
mundo casi con seguridad verá que ellos reciben esta clase de retribución.
c) Si las personas tienen la habilidad de actuar bien pero en realidad eligen esquivar y
eludir las responsabilidades que deberían aceptar y llevarlas a cabo, ellos se convierten en inútiles
y deberían sentirse plenamente avergonzados de sí mismos. Las personas deben alcanzar todo su
potencial para llevar una vida feliz y que merezca la pena, de otra forma tienen poco o ningún valor
como seres humanos.
3. Ideología de "necesidad perturbadora". Las condiciones en las que vivo deben estar bien
dispuestas para que consiga prácticamente todo lo que quiero, cómoda, rápida y fácilmente y no
me ocurra casi nada de lo que no quiero.
a) Las cosas deben ir de la forma que me gustaría que fueran, porque necesito lo que
quiero; y la vida es hermosa, terrible y horrenda, cuando no consigo lo que quiero.
c) Encuentro más fácil evitar enfrentarme a las muchas dificultades de la vida y a las
responsabilidades personales que comprometerme a formas más compensatorias de
autodisciplina. Necesito un bienestar inmediato, y no puedo pasar por un dolor presente para
alcanzar otro futuro.
c) Puesto que existen desventajas en mi vida, o bien por mis tendencias hereditarias o bien
por las influencias de mi entorno pasado o presente, yo no puedo hacer prácticamente casi nada
para cambiarlas; debo continuar sufriendo constantemente a causa de estas desventajas. Por tanto
casi no vale la pena vivir
J) Puesto que he logrado nacer y seguir vivo ahora, mi vida tiene que continuar
indefinidamente, o al menos hasta que quiera seguir viviendo. Considero que es muy feo y horrible
pensar en la posibilidad de morir y no tener ya una existencia.
k) En tanto en cuanto permanezca vivo, mi vida tiene que tener un sentido o finalidad
insólita o especial; si no puedo crear este sentido o finalidad por mí mismo, el mundo o alguna
fuerza sobrenatural en el universo debe otorgarme.
ll)) Cuando las cosas realmente me han ido mal durante un periodo bastante largo de
tiempo y no existe ninguna garantía de que cambie y ninguno se haga cargo de mi vida y haga
mejor las cosas para mí, sencillamente no puedo soportar el pensamiento de vivir más y debo
considerar seriamente en suicidarme.
I.- Justificación.
II.- Objetivos:
Objetivos generales.
Objetivos específicos.
III.- Metodología.
IV.- Desarrollo del Programa de Intervención.
V.- Alta.
VI.- Seguimiento.
METODOLOGÍA:
Numero de Sesiones
Duración de cada sesión
Frecuencia de las sesiones
Técnicas
Tratamiento
1. Psicoeducación
2. Entrenamiento en relajación
3. Exposición
4. Asignación de un tiempo para preocuparse
5. Reestructuración cognitiva
6. Solución de problemas
7. Programa de actividades
8. Manejo del tiempo
9. Entrenamiento en habilidades sociales
10. Entrenamiento para la mejora del sueño
Técnicas
El paciente como científico o detective
Consultar con expertos
Calcular la probabilidad del daño
Conducir una encuesta
Gráfico en pastel
Metáforas e historias
Tomar la perspectiva de otra persona
Utilizar los registros de pensamientos para evaluar las interpretaciones
Solución de problemas
MODELO EXISTENCIAL
Los problemas no son impedimentos, toda situación estresante potencial
puede ser vista como un reto.
Esta terapia es especialmente útil en circunstancias de crisis.
Metas de la terapia:
• Ser consciente de la situación, de tus valores y creencias.
• Negociar de manera exitosa con crisis pasadas, presentes y futuras.
TERAPIA HUMANISTA
Petzold, en 1983 (Citado por Auer, 1997) señala los siguientes principios comunes
a todas las formas de terapia humanista:
Su creador, Carl Rogers, nació en 1902 en Oak- Park, Chicago. Era el cuarto de
seis hijos, de una familia religiosa y unida de clase media.
De niño fue bastante solitario y lector incesante. Ya desde los doce años, cuando
sus padres compraron una granja con la finalidad de alejarlo de las incitaciones de
la vida citadina, Rogers se convirtió en un estudioso de la agricultura científica,
aprendió a planificar experimentos y adquirió la idea básica de ciencia.
Durante dos años estudio en Ciencias Agrarias, inclinándose luego por la teología,
permaneciendo allí dos años, pues como el narra: “Me parecía horrible tener que
profesar una serie de creencias para permanecer en una profesión”.
Rogers ha sido uno de los psicólogos más influyentes del siglo; aunque la mayor
parte de su actividad se desarrolló en el ámbito de la psicología clínica, sus teorías
se extendieron a los demás ámbitos de aplicación de la psicología. Falleció en
febrero de 1987.
1. El término PI es usado aquí para indicar que las personas así designadas (por
ellos mismos, por los miembros de la familia, o por los profesionales) están siendo
visitadas por los terapeutas con un sistema de referencia médico. Desde un punto
de vista sistémico un diagnóstico no es un descubrimiento de una realidad, sino un
acuerdo sobre una etiqueta, término profesional coloquial usado por comodidades
de comunicación.
En resumen, la tarea del terapeuta es mostrar a las parejas que hay diferentes
caminos para elegir, más que señalarles cual es el camino específico que deben
seguir. El terapeuta actuará como un catalizador más que como un ingeniero
social, por tanto la meta no es “educar” a la pareja o enseñarle cómo hacer las
cosas mejor, sino legitimizarle a aplicar sus propias soluciones.
1. Primeras sesiones
La vinculación es un requisito indispensable que está siempre en la mente del
terapeuta, y es un elemento de vital importancia en las primeras sesiones. Sin
sensación de confianza, claridad y límites seguros, los clientes no pueden
empezar a sincerarse con un extraño como es el terapeuta. Así, desde el principio,
los mensajes del terapeuta, como la comunicación abierta, el lenguaje corporal y
no verbal, la posición equitativa e imparcial, las muestras de interés en escuchar
ambos puntos de vista y su neutralidad hacia las diferentes perspectivas que le
presentan, dan muestra de que éste es alguien con quien comparten un espacio
en el que pueden explorar los problemas del PI y de su pareja.
Al principio, el terapeuta explora las definiciones del problema de la pareja y las
opiniones que trasmiten de sus familiares y de las personas significativas que
tienen en su entorno, así se obtiene un dibujo de la red
de las relaciones significativas en la que se sitúa el problema. Es útil ayudarse con
un genograma. Explorando la definición del problema se obtienen elementos
comportamentales y elementos con significado propio; el terapeuta buscará
información sobre cómo se ha manifestado el problema a lo largo del tiempo, sus
efectos en el entorno, y la forma de responder del mismo, así como los
significados que les dan la gente implicada en la red social de la pareja. Los
patrones actuales están unidos a los patrones generacionales del pasado, la
pareja y el terapeuta tratarán de entender qué sucesos y creencias contribuyen a
paralizarles en el presente. Esto deberá generarles el deseo de
experimentar con nuevos comportamientos en su búsqueda de nuevas soluciones
para la situación familiar. Las sesiones en esta fase serán muy frecuentes, una
cada semana o cada dos. Mientras se mantiene la atención en la secuencia de los
comportamientos y las interacciones problemáticas, también se prestará atención
a cualquier éxito en la solución del problema en el presente o en el pasado.
Entender cómo algunas veces la pareja afronta de manera positiva
los contratiempos introduce esperanza en la discusión y ayuda a los terapeutas a
comprender mejor el estilo y recursos de la pareja . También es útil saber qué
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2. Sesiones intermedias
En esta etapa de la terapia la exploración parecerá estar menos centrada en el
problema y se concentrará más en ampliar los patrones que mantienen y son
mantenidos por el problema. Esta alteración del énfasis puede representar un
intento de ampliar el foco de la terapia para desplazar un problema todavía
intratable, un estímulo para el cambio en la
relación entre los miembros de la pareja (y con los demás), para prevenir la
repetición del problema o para empezar a enfocar cuestiones relacionadas con la
calidad de vida.
En esta etapa los clientes tienden a disponer de más tiempo. En las observaciones
sobre su vida cotidiana relatan tanto las interacciones problemáticas como las que
funcionan bien. Toman decisiones sobre el tiempo óptimo a transcurrir entre
sesiones, que probablemente aumentará. Y además, entre otras, toman
decisiones sobre el diseño de las tareas
para estos intervalos. Mientras el margen de tiempo de la terapia esté moviéndose
hacia atrás y hacia delante, los problemas del presente estarán relacionados con
el pasado de la pareja y también con el bagaje de sus familias de origen sobre el
temido o deseado futuro. Es probable que esta etapa de la terapia esté enfocada
en el presente y en el minucioso
trabajo de alterar los patrones habituales de comportamiento y de creencias que
pueden, por ahora, haber sido identificados como reforzadores y mantenedores de
los estados de ánimo y de situaciones indeseadas,
incluyendo la depresión del PI. Este puede ser un momento oportuno para tener
algunos encuentros con el PI y su pareja por separado o para invitar a otros
miembros de la familia a asistir a sesiones. Gracias a la consolidación de una
alianza de trabajo entre terapeuta y clientes en esta fase el terapeuta puede
sentirse más confiado sobre el uso de técnicas que pueden desencadenar una
mayor inseguridad y cambio para los clientes, tales como preguntas de futuro,
desafíos, representaciones, redefiniciones y reestructuraciones, uso de historias y
metáforas ampliadas, tareas y técnicas no verbales, etc., Es probable que haya un
foco para reforzar permanentemente los recursos del cliente en la amplificación de
cualquier cambio por pequeño que sea. De la capacidad del terapeuta dependerá
el cambio constante.
3. Sesiones finales
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Hay varias razones para hacer de la hipotetización una parte manifiesta del
protocolo del proceso terapéutico. Primero, se reconocen abiertamente las
atribuciones, suposiciones, prejuicios y valores del terapeuta. Segundo, las
hipótesis permiten al terapeuta mantener una línea de pensamiento constante y
una organización útil de sus ideas, que pueden
ser contempladas y modificadas en función de su relación con la pareja y de la
retroalimentación que ésta le dé. De esta manera, la continua formulación (y
rechazo) de hipótesis mantiene activos a los terapeutas sobre su función en el
modelado de la realidad terapéutica. Para los terapeutas las entrevistas y las otras
acciones son una forma de obtener la información
que aporta la pareja (Jones, 1993). Cuando la terapia sistémica se convierte cada
vez más en co-constructivista y transparente en estilo, es más útil que el terapeuta
considere, observando cuidadosamente el tiempo y el lenguaje, la posibilidad de
compartir las hipótesis con los clientes, para que los participantes en el encuentro
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Las hipótesis sirven principalmente para organizar el trabajo del terapeuta; así se
pueden considerar dos o tres hipótesis simultáneamente para evitar la tentación
de asumir una sola hipótesis como si fuera una declaración de principios. De este
modo, el interés y la curiosidad del terapeuta deberán mantenerse activos,
evitando de esta manera la posibilidad de una excesiva seguridad y evitando el
riesgo de verse inmerso en un trabajo rutinario y estereotipado
1 a: El significado de la depresión
Se supone que la depresión puede ser considerada significativa en
cuanto a:
– la comunicación (p.e.: un mensaje para la pareja: “debería estar
más implicado/a”);
– la metáfora sobre los acontecimientos familiares (p.e.: mantener
viva la memoria de un familiar difunto);
– el sistema de mantenimiento de una situación (p.e.: para prevenir
que la pareja o los hijos abandonen la casa);
– la posición en el sistema (p.e.: la relación con la pareja entorno a la
depresión mantendrá y confirmará los patrones previos de relación).
2. Unión y compromiso
La unión (o vinculación) es el proceso de acomodación entre el terapeuta y la
pareja, la búsqueda de una acomodación suficientemente buena para permitir la
introducción de diferencias por parte del terapeuta
para explorar el problema en un entorno percibido como seguro. A continuación
se mencionan algunos aspectos concretos.
sugerencia terapéutica de que puede ser que haya más de un punto de vista
válido. Esta postura de imparcialidad, y la sensación de “estar en sintonía”, se
comunicará a través de la palabra (p.e.: reflejando el lenguaje usado por la
pareja), la postura consciente (p.e.: técnica del espejo), el tono, etc.
3. Entrevista circular
La teoría en la que se basa la entrevista circular es la de la circularidad causal: se
considera que el comportamiento humano se puede comprender mejor desde un
punto de vista que contemple las acciones como respuesta
a otras acciones y como desencadenantes de posteriores acciones. Si bien es
posible describir el comportamiento estableciendo una conexión lineal entre la
causa y el efecto (p.e.: “ella está deprimida porque su pareja ha perdido el interés
en ella”), es menos probable que una construcción circular conduzca a ideas de
culpabilidad y más probable que
capacite a la pareja para cambiar sus interacciones y sistemas de creencias (p.e.:
no prestando atención a quien fue el “primero” en deprimirse o en perder el interés
–incluso si fuera posible determinarlo– a ambos se les puede decir que están
implicados en un espiral circular donde la depresión de uno desencadena la
pérdida de interés en el otro, y/o viceversa).
de la sesión y como el que hace las preguntas, y sensibilizante porque hay una
retroalimentación y una apertura hacia lo que la pareja nos ofrece; así, el
terapeuta y la pareja juntos construyen una nueva manera de entender la
situación. La entrevista circular implica un interés particular en preguntas sobre las
diferencias, es a través de la percepción de las diferencias que construyen una
nueva información. Ésta la hacen posible las diferentes percepciones que van
emergiendo de sí mismos y de los demás.
Una subcategoría especial de este estilo de entrevista son las preguntas
hipotéticas. Éstas son particularmente útiles cuando los individuos o las parejas se
cierran en una postura rígida de culpabilización sobre quién es “el que falla” o el
“enfermo” y quién no lo es, o cuándo los efectos de los síntomas como la
depresión han hecho “congelar el tiempo”, de forma que a los clientes les resulta
difícil encontrarle sentido a un futuro viable (Boscolo & Bertrando, 1993). En una
confrontación con una pauta de interacción tan bloqueada, el terapeuta puede
adoptar una posición “como si”, en la que se hace posible considerar el cambio en
la fantasía, incluso si –todavía– no parece posible en la realidad. Las preguntas de
futuro (Penn, 1985) son una forma particular de las preguntas hipotéticas, donde
las parejas son invitadas a proyectar sus pautas y problemas actuales en la
relación en el futuro y a considerar los efectos de la ausencia de cambio para el
futuro de sus vidas. Esto puede ayudar a resolver tales pautas o a encarar las
temidas consecuencias del cambio que forma
parte del bloqueo del sistema de la pareja. El efecto de las preguntas circulares
es:
4. Representación
Para entender los patrones transaccionales usuales de una pareja, el terapeuta
puede pedirles que representen una situación habitual durante la sesión
(Minuchin,1974). Se puede tratar de una discusión de la pareja, la escenificación
de una discusión familiar, una conversación o discusión para tomar una decisión,
consolarse el uno al otro u otras situaciones.
Los propósitos de estas representaciones son:
– Permitir al terapeuta ver en vivo cómo la pareja interacciona en lugar de
escucharles una descripción sobre cómo se sienten cuando ocurre.
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– Impulsar las transacciones más allá de los límites usuales para probar la
flexibilidad del sistema.
– Permitir a los participantes ensayar diferentes tipos de transacciones en un
contexto seguro.
Inicialmente el terapeuta busca secuencias de repetición espontáneas.
Luego se centra en una asunto específico de las siguientes maneras posibles:
4e: Una forma de representación que puede ser útil en la terapia de pareja
consiste en que el terapeuta interrumpa una interacción habitual en escalada
simétrica entre los cónyuges estableciendo un diálogo con uno de
ellos, por ejemplo, un hombre empieza un interrogatorio celotípico potencialmente
intimidatorio sobre una conversación telefónica de su pareja (para un ejemplo
clínico, ver el capítulo tres), o una mujer censura a su pareja
por un error en el cuidado de los niños. Así, hablando y poniéndose en el lugar de
la pareja, el terapeuta es capaz de desafiar los patrones habituales de interacción
dados por los diferentes roles que ocupan en el sistema
y ayudar a conducir la interacción de una manera diferente y tal vez más positiva.
Esto significa que el cónyuge con el que se establece la discusión tiene la
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oportunidad de hacer la misma ruta con un diferente punto final. (p.e.: sin violencia
o renuncia) y el cónyuge “no implicado” tiene la oportunidad de hacer una
observación reflexiva y un modelado del rol.
5b: Identificar en sus interacciones los elementos positivos del pasado (p.e.:
explorando cómo se soportaron con éxito durante otras crisis del pasado;
explorando qué fue lo que les atrajo del otro al principio)
(“Si en una escala de 1 a 10, siendo 10 la manera en que usted se siente cuando
las cosas van realmente mal, tuviera que decir cómo se siente cuando las cosas
van un poco mejor... ¿Dónde se situaría a usted
o a su pareja? ¿Cuándo fue la última vez que esto sucedió? ¿Qué hizo para hacer
que sucediera? ¿Cuándo y cómo podría volver a hacerlo?”).
6. Solución de problemas
En momentos específicos de la terapia, puede estar indicado el abordaje mediante
la técnica de Solución de Problemas (Haley, 1976) (ver también Sección C10 más
abajo). Para obtener una definición precisa del problema, el terapeuta tiene que
seguir la pista de cómo ocurren los acontecimientos conflictivos. Se anima a la
pareja a describir una secuencia
de acontecimientos que acaben en conflicto o en depresión. El terapeuta trata
entonces de enmarcar los sucesos que preceden la situación descrita para
encontrar el primer paso de la secuencia. Se pide a la pareja
que identifique qué punto podía haber sido usado como escapatoria y se les pide
que consideren de qué manera podrían “re-actuar” en una situación similar futura.
Se puede usar el siguiente modelo:
– Buscar un acuerdo sobre cuál es exactamente la secuencia del problema.
– Especificar los objetivos deseados.
– Listar las soluciones intentadas y falladas.
– Seguir la pista de secuencias de acontecimientos previos a la aparición
del problema.
– Identificar las acciones resolutivas preventivas.
– Realizar un “brainstorming” (tormenta de ideas) sobre otras posibles
soluciones, analizando las ventajas e inconvenientes de cada solución
propuesta.
– Escoger una solución específica.
– Formular un plan detallado para implementar esta solución.
– Especular sobre las consecuencias de implementar un plan específico
y discutir cómo revisar sus consecuencias.
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7. Desafiar
Individuos, parejas y familias desarrollan a lo largo del tiempo su propia manera de
ver las cosas o de construir sus propios “guiones”. Tales sistemas de creencias y
comportamientos pueden ser cuestionados por el terapeuta para facilitar la
aparición de nuevas interacciones o puntos de vista. Generalmente el terapeuta
comentará las secuencias de interacción
observadas y después de atender la reacción de la pareja procederá a usar
diferentes técnicas de desafío.
7c: Probar los límites (Minuchin & Fishman, 1981) es una manera de desafiar la
percepción de cada individuo y de la pareja de la escasez o abundancia de
espacio privado, su manera de permitir que emerjan las diferencias, su habilidad
para estar juntos, su mutua sensibilidad emocional, su manera de tomar
decisiones y de usar sus jerarquías.
(“¿Cómo es que permites que su madre te diga cómo llevar tu matrimonio?,¿Está
él casado con su madre o contigo?”).
7d: Desbaratar. Si un PI se especializa en monólogos o episodios prolongados
de desahogos depresivos, el terapeuta puede cambiarlo invitando a la pareja a
interpelarle.
(“¿Cómo respondes a esto?”, “¿Cuál es tu punto de vista sobreesto?”).
7e: Inquietar (Jones, 1993; Maturana & Varela, 1988; Tomm, 1987). Las
entrevistas circulares actúan como un generador de información sobre el
funcionamiento de la pareja, pero también actúan alterando la organización del
sistema permitiendo hacer nuevas conexiones y yuxtaposiciones por parte del
cliente. Introduce el elemento tiempo, incluyendo
futuros imaginarios, e invita a los participantes a adoptar una postura de
observador en relación a sus propias parejas. Este desbaratamiento desafía
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9. Reencuadre
Las tareas crean una situación en la que la pareja es requerida para comportarse,
señalando o dramatizando determinadas interacciones. A las parejas con un
miembro que está deprimido se les puede prescribir, por
ejemplo, las siguientes tareas:
– Una discusión controlada sobre la agenda, una vez a la semana, a una hora
determinada y durante un tiempo determinado.
– Mantener diariamente (por separado o conjuntamente) determinadas
observaciones, como “los peores modales y respuestas de la gente”, o “adivinar
cuando el paciente se está sintiendo bien y notar
y observar en qué circunstancias”.
– Realizar salidas no programadas.
– Prescripción de estrategias de “intimidad una vez a la semana” o “días raros y
días corrientes” (el último incluye animar a la pareja a experimentar con nuevas
conductas en los “días raros” de la semana y volver a las viejas prácticas en los
“días corrientes”).
– Prescripción de más autonomía para el paciente respecto a temas específicos (ir
de compras, visitar a familiares políticos).
– Técnicas de fingimiento: Estas técnicas intentan alentar a las parejas
a experimentar la mutua observación y percepción de conductas diferentes en el
otro. Estas técnicas no son confabulaciones secretas para enfrentar un miembro
de la pareja contra el otro, sino
que pretenden estimular la curiosidad de uno hacia el otro. Por ejemplo, se le
puede pedir al PI que pase por alto determinados éxitos, que deje
deliberadamente por hacer determinadas tareas, que le manifieste de forma ritual
a su pareja su ansiedad en momentos específicos. El cónyuge puede ser invitado
a fingir, en ciertos momentos, que el PI no está deprimido y a responder al PI en
función de ello. Paralelamente se les puede haber dado la indicación
de anotar lo que pasa cuando esto sucede y las consecuencias que tiene. Estas
técnicas están diseñadas para desbaratar los automatismos que mantienen los
patrones de interacción alrededor de los
síntomas depresivos.
– Enfocar o (encuadrar) lo positivo. A las parejas en una relación
predominantemente conflictiva se les puede pedir que hagan una lista (por
separado) de lo que no quieren cambiar de su pareja.
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LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA
superiores y, todo ello, a través de una serie de técnica que adoptan el nombre de “test
mentales”.
Desarrollos
Con base en el objetivo de concisión que nos hemos propuesto, vamos a plantear los
desarrollos de la Evaluación psicológica acontecidos desde 1910 a 1970, en forma de
listado cronológico. Los criterios que nos han guiado en la elección de los hitos históricos
reseñados son dos: conceptuales y tecnológicos. Es decir, vamos a referirnos a aquellas
fechas, autores y obras que produjeron bien un desarrollo conceptual (en el sentido de
introducir nuevas vías de análisis de las cuestiones evaluativas) bien a nuevos desarrollos
tecnológicos (en el sentido de innovadores procedimientos de evaluación y medida). Por
otra parte, interrumpimos nuestra breve historia en los años setenta con el fin de dejar un
lapso, de al menos veinte años, hasta nuestro momento presente.
1910 Kent y Rosanoff establecen una incipiente validación del “Test de asociación de
palabras” de Jung.
1912 Rossolimo publica el método de perfiles a través del cual cuantificar los aspectos
diferenciales entre componentes innatos y adquiridos.
1914 Woodworth construye el primer test colectivo de medida del ajuste personal, el
Personal Data Sheet, que se aplicará a miles de soldados con fines de selección durante
la Primera Guerra Mundial.
1915 Aparece el “Test de laberintos” de Porteus, con el que se pretende la evaluación de
las capacidades mentales libre de influencias culturales.
1916 Primera adaptación norteamericana de las escalas de Binet que adopta el nombre
de “Escala de Stanford-Binet para la medición de la inteligencia”.
1918 Se emprende la evaluación de la inteligencia de miles de soldados aliados en la
Primera Guerra Mundial mediante los tests Army Alpha y Army Beta.
1919 Gesell edita la primera “Escala de desarrollo” para la evaluación de las primeras
edades de la vida.
1921 Rorschach publica su Psychodiagnostik, en el que se presenta su técnica de
evaluación de la personalidad mediante la interpretación de manchas de tinga.
1926 Hartshorne y May realizan la primera crítica de los rasgos y tests de personalidad a
través de sus estudios sobre la honestidad.
1926 Goodenough edita el “Test de dibujo de la figura humana”, el cual supone el primer
antecedente de las técnicas de dibujo en la Evaluación psicológica.
1934 Jacob L. Moreno publica su obra Who Shall Survive, en la que sienta las bases de
los tests sociométricos y situaciones.
1935 Von Lennep publica la primera técnica temática proyectiva, su “Test de cuatro
cuadros”.
1935 Vygotsky formula el concepto de “zona de desarrollo próximo”, antecedente de la
importancia de la evaluación de estrategias cognitivas frente a productos intelectuales.
1936 Se publica la primera escala de medida del desarrollo social, la Vineland Social
Madurity Scale de Doll.
1938 Murray presenta, junto a su teoría de la personalidad (elaborada con Morgan), la
técnica proyectiva “Test de Apercepción Temática” (TAT). La importancia de este hecho
reside no sólo en la elaboración de una nueva técnica proyectivo de relato sino, también
en que mediante esta técnica se propone la evaluación de las interacciones ambiente-
conducta.
1939 David Wechsler publicar la primera edición de su “Medida de la Inteligencia del
Adulto”.
1942 Hathaway y McKinley presentan el primer inventario clínico de evaluación de
entidades nosológicas psiquiátricas, el Minnesota Multiphasic Personality Inventory.
1947 Halstead con su Brain and Intelligence y Luria con su Restauración de la función tras
una lesión cerebral sientan las bases de la evaluación neuro-sicológica.
36
METODOS DE EVALUACIÓN
¿Cómo Obtiene el clínico la información necesaria para tomar decisiones inteligentes? El
psicólogo clínico recurre a uno o a una combinación de varios métodos de evaluación
entre los cuales figuran las entrevistas, las pruebas estructuradas por escrito, las pruebas
no estructuradas y las evaluaciones de la conducta. En seguida hay una exposición
detallada de la entrevista y una breve descripción de los otros métodos de evaluación. En
capítulos posteriores se analizan con más detalle estos últimos métodos.
La entrevista
Diversos profesionales recurren a la entrevista como método de evaluación. Si bien la
entrevista es a veces el único método empleado por el clínico, con más frecuencia se
aplica junto con varios de los otros métodos. Las metas de las entrevistas varían de
acuerdo con el contexto. Por ejemplo, al cliente se le puede entrevistar para una
evaluación anterior a la terapia, para evaluar sus aptitudes vocacionales, para determinar
jurídicamente su cordura o para tomar decisiones respecto a su salida de una institución
de salud mental. Un punto importante; puesto que muchas de las otras pruebas y
observaciones se efectúan en el curso de una entrevista, se puede decir que esta última
constituye el contexto básico de casi todas las evaluaciones. Sullivan (1954) describe la
entrevista como:
Una situación de comunicación fundamentalmente verbal en un grupo de dos personas,
integrado más o menos voluntariamente, que se desarrolla progresivamente entre el
experto y el cliente, a fin de dilucidar los patrones de vida característicos del sujeto,
40
Sullivan (1954), por ejemplo, sugiere que el entrevistador trate algunas veces de obtener
información que provoque ansiedad en el cliente. Este estilo “centrado en la ansiedad” no
pretende romper las defensas de cliente, sino más bien mantenerlo al borde de la
ansiedad: la línea divisoria crítica entre la ansiedad que indica aspectos de la vida
cruciales para el cliente y la ansiedad potencialmente debilitadora. Con cautela, las
respuestas dadas por el cliente durante un periodo de la entrevista que evoca ansiedad
pueden ser exploradas más tranquilamente en entrevistas posteriores. Otros psicólogos
no tratan de suprimir ni de inducir la ansiedad. Simplemente mantienen los ojos y los
oídos abiertos para detectar indicios de ansiedad y usar las señales de tensión para
mejorar sus impresiones de diagnóstico. Por ejemplo, las preguntas sobre sexualidad
pueden poner nervioso al cliente. El entrevistador no debe eludir ni insistir en esas
preguntas que causan tensión, pero si reconocer que despiertan ansiedad. Es importante
tener presente que el resultado que se busca en una entrevista clínica es obtener tanta
información útil como sea posible, respetando al mismo tiempo los derechos y
sentimientos del cliente. El objetivo se alcanza mostrándose flexible pero orientado hacia
la tarea y anotando con cuidado la información que el cliente proporciona.
La entrevista y el registro de la información. Al concluir una entrevista de 50 o 60
minutos, el clínico habrá obtenido gran cantidad de información. ¿Cómo se registran y se
presentan esos datos?. En casi todos los casos, los datos se anotan o se graban (audio o
videocinta).
Los informes por escrito se pueden hacer a medida que se obtiene la información durante
la entrevista, o bien, confiando en la memoria, cuando aquélla ha terminado. Sin
embargo, el resumir una entrevista posteriormente da al entrevistador muchas
oportunidades de olvidar, distorsionar u omitir ciertos puntos. Muchas veces se
recomienda que se graben los datos necesarios durante la entrevista, ya que por lo
general esto no molesta al cliente. Con la práctica, el entrevistador aprende un patrón
tranquilo de pregunta y registró que a los clientes les parece perfectamente natural.
Cuando es preciso ver con más detenimiento ciertos detalles de la entrevista (por
ejemplo, el tono de voz, las vacilaciones, los signos no verbales), como puede suceder
cuando se enseña a los alumnos a entrevistar, la audiocinta sirve bien a este propósito.
Ya que los sujetos deben dar su consentimiento para que una entrevista sea grabada, no
es correcto usar micrófonos o cámaras ocultos. Casi no hay necesidad de hacerlo,
porque la presencia de un micrófono intimida a muy pocas personas.
El registro es un problema mucho menor con entrevistas estructuradas e incluso con las
semiestructuradas, en que las respuestas específica se pueden marcar con facilidad en
una hoja preparada. En general, conviene tener un formato de registro que el
entrevistador puede llevar consigo y usar para consignar la información.
La entrevista y el cuidado científico. Los problemas científicos y metodológicos
relacionados con la entrevista se centran en la desventaja que implica depender del
informe del propio cliente como prueba del comportamiento real (Kanfer y Phillips, 1970).
Durante la entrevista, el cliente describe acontecimientos, experiencias y estados
emocionales anteriores; pero esas descripciones no son independientes del
comportamiento del entrevistador, del historial de la persona entrevistada, de los
prejuicios del cliente o de su deseo de parecer socialmente aceptable, ni de lo que tiene
lugar en el transcurso de la entrevista. Se ha demostrado repetidas veces que las
variaciones del comportamiento verbal del entrevistador producen efecto en las
características de la exposición del entrevistado. Por ejemplo, Kanfer, Phillips, Matarazzo
y Saslow (1960) examinaron los efectos de diferentes estilos de expresión del
entrevistador; neutral o interpretativo. En una parte de las entrevistas con estudiantes de
enfermería, el entrevistador conservaba un estilo neutral, sin juicios, abierto y no directivo.
En la otra parte de la entrevista (contrapesada con fines de control), el entrevistador hacia
comentarios interpretativos. Los resultados indicaron una disminución significativa de la
duración medida de la exposición del entrevistador en este último caso. Lo anterior
sugiere que las interpretaciones hechas en el curso de una entrevista reducen la amplitud
44
grupo. Las verdaderas interacciones del cliente pueden ser observadas y evaluadas, en
cuanto a su grado de seguridad en esa situación de grupo. ¿Expresa el cliente sus
opiniones y sentimientos? ¿Tiembla o se sonroja? Esas preguntas se pueden contestar
en la evaluación conductual. Una característica determinante de muchas evaluaciones
conductuales es la observación del comportamiento en el medio natural en el cual ocurre
(“observación naturalista”). Típicamente, se fija un número limitado de comportamientos
significativos para evaluarlos. Esos comportamientos se definen luego esclarecidamente,
se enseña a un observador a registrar la incidencia de los mismos y, por último, el
observador se incorpora al ambiente real observa el comportamiento de interés. Si bien la
evaluación proporciona al clínico una muestra del comportamiento real, no todos los
problemas de los clientes se evalúan con facilidad en forma tan directa (por ejemplo los
sentimientos de insuficiencia o las creencias irracionales).
PROCESO DE EVALUACIÓN
El punto de vista que se tenga del mundo determina cuáles son las variables humanas
importantes.
Esa diversidad de recursos constituye una gran parte del reto de la evaluación clínica:
nunca podemos conocer todo.
“La Amplitud y Fidelidad (f) con las Metas”
Las estrategias del clínico también se ven influidas por sus preferencias personales y
experiencias específicas de entrenamiento.
PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
Las preguntas que la orientan están en relación con los tipos de inferencias que se
harán, la manera como la formulan los clínicos, la precisión que tienen y como se
puede minimizar el error.
Implica cierto grado de Inferencia: de los datos conocidos y de aquellos que supone
con base en esos datos.
Históricos
Debe ser claro, pertinente con el objetivo de la evaluación, y útil para quien se le
dirige.
“La idea acerca de que los clínicos tienen o pueden desarrollar algunos tipos
especiales de antenas con las que pueden detectar estímulos interpersonales
subliminales o leer a partir de éstos la condición intrapsiquica de la otra persona es
un mito que debería ser destruido (Peterson, 1968)
Desde esta perspectiva es una tarea de cierta dificultad: por su diversidad a la hora de
formular hipótesis y procedimientos para cada objeto de estudio, ello hace
relativamente imposible considerarlas como un marco de referencia teórico
suficientemente definido.
1. Fase Previa
4. Fase de Sistematización
d) Supervisión clínica del caso por un juez independiente: control del sesgo.
e) Formulación del juicio diagnóstico clínico, pronóstico e indicaciones. Este juicio debe
ser: descriptivo, indicar factores etiológicos, condiciones físicas y biológicas,
funcionamiento adaptativo e influencias situacionales; todo en relación con la
personalidad del examinado.
Informe psicológico debe ser entendido como una etapa en la que clínico y evaluado
perfilan las líneas directrices de la intervención posterior. Comprende la preparación
de la devolución o informe; formulación del informe escrito; entrevista específica de
devolución; encuadre terapéutico.
a) Problema actual
b) Situación actual de su vida
c) Historia de desarrollo
d) Experiencias traumáticas
e) Historia psiquiátrica
f) Estado Mental
g) Objetivos del examinado para la terapia.
h) Preguntas y preocupaciones del examinado.
Muchos estudiosos de este enfoque concluyen que el esquema que debe guiar la
evaluación cognitivo conductual es el siguiente:
a) Datos de Filiación
b) Observación del paciente durante la entrevista: Apariencia, conducta verbal y no
verbal.
c) Motivo de consulta: determinación de síntomas principales y secundarios, desarrollo
cronológico de los síntomas, tratamientos psicológicos y/o psiquiátricos recibidos
anteriormente, opinión del paciente sobre su problema actual.
d) Historia Personal: desarrollo inicial, desarrollo psicomotor, conductas inadecuadas de
la infancia, actitudes de la familia frente al niño, educación, historia del trabajo,
información sobre el sexo, historia sexual, educación y actitudes religiosas, relaciones
interpersonales desde la infancia hasta la actualidad, amistades y relaciones con el
sexo opuesto, historia marital, datos de cónyuges, hijos, enfermedades y accidentes.
e) Historia Familiar: Padres, hermanos, antecedentes psiquiátricos de la familia, otras
personas integradas al grupo familiar
f) Evaluaciones realizadas: cuestionarios, escalas, etc.
g) Análisis Funcional de Conductas:
h) Programa de tratamiento:
El Clínico debe poseer experiencia y habilidad suficiente para integrar sus datos de
manera tal que el resultado sea una visión completa y comprehensiva del sujeto
estudiado, y no un reporte abstracto compuesto por puntajes de test interpretados
estereotipadamente.
Registros fisiológicos.
LA ENTREVISTA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA
Es una técnica: Es una conversación que tiene un propósito o meta; hace énfasis en el
aquí y ahora.
Son flexibles, de bajo costo, fáciles de manejar y pueden dar muestras simultáneas de
la conducta verbal y no verbal: allí radica su utilidad.
Etapas de la Entrevista
1° Principio de la entrevista
Los clínicos hábiles logran establecer el rapport para las siguientes etapas y los
subsiguientes contactos.
La transición a ella debe ser lo más suave y fácil que sea posible. El conseguir dicho
objetivo y él como se maneje esta segunda etapa va a estar en función de
determinadas tácticas:
3° Cierre de la Entrevista
Calidad de la entrevista
Puede depender del clínico, examinado y las circunstancias en las que se lleva a cabo
la misma. Aún se desconoce la manera exacta como estos factores afectan la validez
y confiabilidad, de tal forma que solo se puede proporcionar una idea general acerca
del valor de la entrevista como fuente de datos.
55
b) Es planificada sistemáticamente.
Ventajas
Limitaciones
Ocurrencia espontánea de sucesos: no permite la precisión necesaria.
Validez
Confiabilidad
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Las observaciones son estables siempre que se den las mismas condiciones de
producción de los fenómenos.
Constancia de todos los determinantes que de una u otra manera pueden influir en la
conducta: Grado de control de otros factores.
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Aún cuando esté desacreditado, ayuda al clínico a organizar sus ideas y acciones y
comunicarlas en un lenguaje común.
Un modelo nos permite decidir que aspectos son relevantes o no, hacia donde
orientarnos.
En términos científicos los mejores modelos clínicos son aquellos cuyas implicancias
e hipótesis pueden ser investigadas rigurosamente en una amplia variedad de
situaciones.
Un buen modelo debe incluir una explicación completa, eficiente y verificable del
desarrollo, mantenimiento y modificación tanto de los aspectos problemáticos y no
problemáticos de la conducta humana.
Zubin (1969): ”Solamente los modelos que no se pueden probar nunca perecen. Ni
siquiera se desvanecen, desafortunadamente”.
Comprender que ninguno de los modelos es una entidad completa; y que no es dueña
absoluta de la verdad.
La conducta no tiene que aparecer en una forma determinada para que sea tratada
por un modelo particular.
EL MODELO PSICODINAMICO
Las raíces se encuentran en las obras Freud e incluye las ideas de sus seguidores.
PREMISAS PRINCIPALES
Psicoanálisis Freudiano
Estructura de la Personalidad
A. Concepción Topográfica:
a) Sistema Consciente
b) Sistema Preconsciente
c) Sistema Inconsciente
B. Concepción Estructural:
El Id: instintos primitivos inconscientes; motiva la conducta. Busca la gratificación de
los deseos: pasiones. “Principio del Placer”.
El Ego: Parcialmente consciente e inconsciente. Se adapta a las exigencias externas:
Razón y Reflexión. “Principio de la Realidad”
Superego: Lllamado “conciencia”. Enseñanzas familiares y culturales de la ética,
moral y valores. Represora.
a) Primario
b) Secundario
Unidad de Análisis
Aspecto Metodológico
Las técnicas que utiliza son la hipnosis, la libre asociación, el análisis de los sueños,
el análisis de “lapsus linguae”, el análisis de los olvidos, el análisis de la transferencia,
técnicas proyectivas.
RESUMEN
SUMMARY
The aim of this paper is to try to clarify and discuss, from a theorical and
clinical point of view, the main definitory features, indications and
contraindications as well as basic technical details of the different types of
short term psychodynamic psychotherapy. This form of therapy has its own
70
Introducción
71
2. Definición del trastorno o del conflicto objeto de la consulta como una crisis,
debiéndose incluir en tal delimitación, siempre que sea posible, a todos los
miembros del grupo familiar, para evitar que la responsabilidad se sitúe en un
único sujeto, defensa que habitualmente se pone en marcha para desviar
responsabilidades y culpas.
Las reglas técnicas básicas del psicoanálisis (asociación libre, atención flotante,
neutralidad y abstinencia) son respetadas, pero el proceso terapéutico se trata
74
de acelerar por medio del trabajo en los focos conflictivos más centrales,
confrontándose en todo caso las resistencias (defensas) y en concreto los
fenómenos transferenciales de manera muy activa, lo que en ocasiones toma
el aire de un proceso de naturaleza conductual, incluyendo unas contingencias
de control que empujan al sujeto hacia la búsqueda de la salud mental.
Davanloo (19, 20, 21), por su parte, incluye el trabajo simultáneo de múltiples
focos (Broad-Focus Short-Term Dynamic Psychotherapy o BFSTDP), aceptando
a pacientes con muy variada y grave sintomatología (fobias y depresiones
crónicas, neurosis obsesivas, diversas caracteropatías, variadas enfermedades
psicosomáticas, etc.), habiendo realizado interesantes aportaciones técnicas
para ello (22, 23, 24, 25, 26,27,28,29,30,31).
Evaluaciones de la eficacia
En lo referente a las psicoterapias dinámicas, Sifneos (14, 15, 35, 36, 37)
incluyó evaluaciones continuas, investigando el estado de los sujetos al
comienzo y al final del tratamiento, constituyéndose los grupos de control por
sujetos que entraban en lista de espera y que posteriormente fueron tratados
con STAPP. Partiendo de una serie de criterios dinámicos previamente
establecidos, dos evaluadores independientes estudiaban la evolución de los
sujetos, que habían sido asignados al azar al grupo de tratamiento o al grupo
de control. Al finalizar la psicoterapia, generalmente a los cuatro o cinco meses
de iniciada, todos los pacientes fueron reevaluados, en cuyo instante los
pertenecientes al grupo de control entraban en terapia. Pues bien, los cambios
favorables fueron muy evidentes y significativos en las personas tratadas (en
tomo al 80%), aunque Sifneos verificó que el 20% de los sujetos en lista de
espera también habían presentando mejoría de sus síntomas. Sin embargo,
cuando éstos fueron entrevistados, resaltaron que en su entorno se habían
dado carubios importantes que habían afectado a sus vidas. En cuanto a los
sujetos tratados (inicialmente o tras estar un tiempo previo en lista de espera),
todos admitieron que la psicoterapia había sido la mejor y más útil experiencia
en la resolución de sus conflictos. Un año después seguían mostrando
capacidad para solucionar adecuadamente nuevos problemas, incluso aquellos
pacientes que no habían tenido modificaciones caracteriales profundas. Las
investigaciones de Malan (38) han aportado datos similares a los de Sifneos.
Malan (17, 18, 35) ha hecho sus propias especificaciones en cuanto a los
criterios de selección de pacientes:
Como hemos visto, tanto Sifneos como Malan resaltan la importancia de las
respuestas' del sujeto a las interpretaciones que se efectúan durante la
evaluación inicial (test o prueba de la interpretación), cosa que también
subrayó Barten (10), el cual manifestó que ello era el indicador más
significativo cara ante el pronóstico de la psicoterapia breve. Este autor insistió
también en que:
En cuanto a la STAPP, Sifneos (15, 16) agrupa sus aspectos técnicos en los
siguientes puntos: las sesiones soncara a cara, semanales, de unos 45
minutos de duración, con previa especificación de día y hora (que se procurará
no modificar), aclarando desde un principio que se trata de una terapia breve,
pero sin concretar el número total de sesiones (por lo común la duracióón es
de 6 a 15 sesiones). En la sesión evaluatoria (que no realiza el mismo
profesional que se hace cargo de la terapia), se concreta si el candidato supera
los criterios de selección y se define un foco dinámico, lo que se repite en la
primera sesión propiamente terapéutica, recordándole al paciente que debe
tratar de concentrarse en el foco conflictivo. Las diversas intervenciones
técnicas persiguen los objetivos siguientes (16):
En relación con la intervención propuesta por Malan (18), hay que resaltar, en
primer lugar, la necesidad de que en los encuentros terapéuticos impere un
clima de aceptación incondicional por parte del profesional, dentro de cuya
atmósfera podrá establecerse una interrelación que permita la conscienciación
y expresión por parte del paciente de las ideas y sentimientos más ocultos y
rechazados. Frente a ellos, el psicoterapeuta debe estar sumamente atento a
sus reacciones contratransferenciales, que debidamente controladas, y con
ayuda del oportuno saber teórico, será el más importante baluarte en que
apoyar las oportunas interpretaciones.
Por otra parte, Malan (18) concreta que la misión del terapeuta dinámico es
trabajar sobre la base de dos triángulos, el triángulo del conflicto y el triángulo
de las personas. El triángulo del conflicto es algo cercano a lo que Menninger
(40) llamó triángulo del insight, implicando enfrentarse sucesivamente a:
1. Los métodos adoptados por los pacientes (defensas) para controlar el dolor
psíquico o la angustia que taponan los sentimientos/impulsos ocultos o
inaceptables.
81
Los resultados terapéuticos son tanto más eficaces cuanto más honda y
frecuentemente capta el paciente las interpretaciones que ligan los conflictos
expresados en T, C y P, dejándose notar los efectos positivos entre la sexta y
octava sesión, lo que se traduce en una mejoría de la adaptación a las
circunstancias del presente, en cambios favorables en el carácter y en la
mejoría de la relación clínica. Cuando los síntomas empiezan a decaer y el
comportamiento se toma progresivamente más ajustado, debe plantearse la
cuestión de la terminación. Ello es bastante fácil en los sujetos con foco
edípico, pudiendo necesitar de unas cuantas sesiones extras (de 3 a 5) los
casos restantes. En las patologías complejas, que exigen de una mayor
prolongación de la psicoterapia para disolver la angustia de separación, el foco
terapéutico debe ser tal sentimiento, lo que suele exigir de un duro trabajo
terapéutico que enfoque los más enraizados conflictos del pasado.
Hemos de indicar, por último, que en cualquiera de los tipos de terapia breve,
no hay contraindicación respecto a la utilización paralela, al menos durante un
cierto tiempo, de ansiolíticos, antidepresivos u otros psicotropos, tratamiento
que suele abandonarse a mediados del proceso, bien de forma espontánea por
parte del paciente, bien por indicación del terapeuta.
Creemos que en esta tercera fuente donde cabe ubicar a la evaluación conductual-
cognitiva propiamente dicha. En nuestra opinión la actual preponderancia del modelo se
debe a que las variables cognitivas suponen un punto de preocupación común a otros
modelos. Resulta evidente que la capacidad del ser humano de generar pensamientos y
autoverbalizaciones capaces de cambiar el rumbo de su conducta, se constituye en una
variable importante que no puede obviarse por el hecho de que no existan métodos
suficientemente rigurosos para evaluarla científicamente. Además, a nivel teórico no hay
que olvidar que, a partir de los años cincuenta, se recupera el interés por los procesos
cognitivos (memoria, inteligencia, percepción, etc...) y que los psicólogos asistieron a un
debate abierto protagonizado por eminentes investigadores como Skinner, Piaget y
Chomsky entre otros quienes centraron su polémica acerca de la existencia de factores
situacionales, interaccionales estructurales o bien innatos en la explicación de la
conducta. Este debate teórico, evidentemente, ha tenido su influencia en el ámbito
aplicado de la evaluación. Bresson (1980), en un coloquio sobre la explicación en
psicología, señala que en los orígenes del cambio cognitivista debemos considerar las
aportaciones de Chomsky, quien puso de relieve tres importantes temas que obligaron a
profundas reflexiones acerca de: a) el tratamiento formal riguroso para la gramática, b) el
determinismo en la existencia de un generador del lenguaje y c) la existencia de una
competencia innata para la adquisición del lenguaje. Piaget, por su parte, desde los años
veinte, no dejó de insistir sobre los efectos interaccionales (constructivistas) entre el sujeto
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Por su parte, Beck, y otros (1983) resumen en siete puntos los presupuestos de los
modelos cognitivos de evaluación terapia:
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aspiraciones, etc. Según el autor, su terapia también se distingue de otras que pretenden
este mismo propósito, por su énfasis en la investigación empírica de los pensamientos.
“Nosotros formulamos las ideas y creencias desviadas del paciente acerca de sí mismo,
de sus experiencias y de su futuro en términos de hipótesis , cuya validez intentamos
comprobar de modo sistemático. Así, casi todas las experiencias pueden darnos la
oportunidad de realizar un experimento relevante a los puntos de vista o creencias
negativas del paciente (Beck y otros 1983, pág. 16). Uno de los aspectos más conocidos
de su obra hace referencia al análisis del tipo de procesamiento de la información que
suelen efectuar los sujetos depresivos, Beck y otros (1983) presentan un modelo cognitivo
de la depresión basado en tres ejes referenciales: 1) la tríada cognitiva 2) los esquemas y
3) los errores cognitivos. Vamos a referirnos someramente a cada uno de ellos.
El primer eje es el denominado tríada cognitiva que consiste en tres patrones de
pensamiento que llevan al sujeto depresivo a considerarse a sí mismo, a sus experiencias
y su futuro de forma negativa; se subestima y se critica, cree que el mundo le hace
demandas exageradas y está convencido de que nada va a mejorar en el futuro. El
segundo eje del modelo cognitivo de la depresión se refiere a los esquemas. Los sujetos
depresivos codifican en forma de esquemas, que contienen informaciones
proposicionales, los acontecimientos previamente experienciados como negativos y los
activan cuando viven acontecimientos similares. Atienden selectivamente a estímulos
específicos negativos y conceptualizan la situación de forma errónea y sesgada. Esto
explica el hecho de que, ante determinados acontecimientos, y con esto entramos en el
tercer eje explicativo, el pensamiento depresivo desencadene una serie de errores
lógicos, como pueden ser las inferencias arbitrarias, la sobregeneralización de
acontecimientos, las abstracciones selectivas, la personalización, magnificación o
minimización de datos, etc... El tratamiento cognitivo-conductual consiste en concienciar
al sujeto de tales errores, ayudándole a desafiarlos y a corregir el “re-etiquetaje” adecuado
de los acontecimientos.
Principales errores cognitivos según Beck
INFERENCIA ARBITRARIA: Se anticipa una determinada conclusión sin una evidencia
que la apoye o incluso con una evidencia contraria.
ABSTRACCIÓN SELECTIVA: Consiste en centrarse en un detalle extraído fuera de su
contexto y basar toda la experiencia en este fragmento.
GENERALIZACIÓN EXCESIVA: A partir de uno o varios hechos aislados, se llega a una
conclusión que se aplicará tanto a situaciones relacionadas como inconexas.
MAXIMIZACIÓN-MINIMIZACIÓN: Va referido al error en calibrar la magnitud de un
suceso.
PERSONALIZACIÓN: Tendencia a atribuirse a uno mismo fenómenos externos sin base
real.
RESPONSABILIDAD EXCESIVA: Consiste en atribuirse la causalidad absoluta y personal
de todo lo malo que ocurre en su mundo.
malentendidos que afectan las relaciones duales. A menudo, se dan entre las parejas
errores de interpretación de mensajes que, a la larga, derivan en serios problemas de
comunicación interpersonal y, por ende, conducen a frustraciones que acaban
marchitando el amor. Para Beck es clave la idea de que las acciones de las personas
sólo representan hechos que interpretamos. Nuestra reacción es la consecuencia de
nuestra interpretación, más que del acto en sí mismo. La terapia cognitiva de pareja
tendrá como objetivo ayudar a cada uno de sus miembros a clarificar su propio
pensamiento y a perfeccionar su capacidad comunicativa-interpretativa. En el siguiente
esquema queda reflejado el proceso cognitivo que sigue un sujeto y las emociones
implícitas al mismo:
PENSAMIENTO PENSAMIENTO
SITUACIÓN AUTOMATICO AUTOMÁTICO
ENOJOSA SECUNDARIO OBVIO PRIMARIO SUTIL
(Ej: ENOJO) (Ej: TEMOR)
A1 B1 C1 A2 B2 C2
alguna influencia sobre su propio comportamiento. De aquí que Bandura piense que un
acto incluya entre sus determinantes influencias autoproducidas. La importancia
concedida a las variables cognitivas no presupone el olvido de los factores ambientales;
pero se reconoce que las cogniciones mediatizan (con valor transformacional) los efectos
del ambiente en la conducta (ambiente percibido). Es decir, la atribución de significados a
los acontecimientos, transforma el impacto que éstos tienen sobre nuestra conducta en
función de la atribución realizada. Desde este modelo conductual-cognitivo, estas
variables de organismo (cognición, afecto...) se diferencian de las contempladas por el
modelo de atributos en que “son tratadas como factores integrales y dinámicos en los
procesos causales más que como dimensiones estáticas de rasgos”. Los cuatro puntos
siguientes recogen los elementos más característicos de este modelo:
1)Todas las terapias se basan en el presupuesto de que los procesos cognitivos-
operacionalizados como auto-lenguaje (self-talk) juegan un papel crítico en el
mantenimiento de la conducta anormal;
2)Estas verbalizaciones incluyen interpretaciones distorsionadas, irracionales o
inadecuadas de los acontecimientos externos actuales;
3)Se puede concienciar al sujeto de la asociación entre sus problemas y sus
verbalizaciones o expresiones no adecuadas;
4)Si aprende a examinar estas expresiones y a ponerlas en duda cuando convenga, irá
tomando cuerpo la validez y racionalidad de los acontecimientos externos. En
consecuencia, pensamientos más adecuados irán sustituyendo a los no adecuados,
lográndose una conducta más adaptativa, precisa y racional.
En resumen, quisiéramos destacar que, en último término, las unidades de análisis
específicas del enfoque evaluativo conductual-cognitivo se central en las producciones
verbales de los sujetos, que son interpretadas como representativas de su mundo
cognitivo.
3. Aspectos metodológicos
El método fundamental de investigación inherente al modelo es el hipotético-deductivo en
su vertiente experimental, tal como ha sido defendido desde sus inicios por el paradigma
behaviorista. La observación directa de la conducta en su medio natural sigue siendo la
técnica metodológica por excelencia, al igual que ocurrió con los modelos radicales del
conductismo (Barrios y Hartmann, 1986; McReynolds, 1986; Fernández-Ballesteros, 1981,
1983; Barret, Johnston y Pennypacker, 1986; Mayor, 1980). A nivel tecnológico esta
vertiente conductual-cognitiva ha desarrollado sus propias técnicas evaluativas para poder
analizar los nuevos núcleos de interés relativos a las construcciones internas. En este
sentido se recupera la técnica de la introspección como medio de análisis de los
contenidos no observables directamente (Caparros, 1980), operativizada mediante
autoinformes y técnicas de autorregistro. Esta vuelta a una técnica tradicionalmente
vinculadas a otros enfoques de análisis de la conducta no supone un regreso al
introspeccionismo, puntualiza Mayor (1980) “al ser controlada objetivamente con métodos
adecuados (...). En este sentido se le atribuye una clara vocación objetivista (...); los datos
de base (...) son tanto la situación estimular como el patrón de respuestas. No obstante
este deseo de objetividad, son evidentes las dificultades metodológicas inherentes a este
modelo, especialmente la objetivación de los procesos cognitivos que ocurren “ab,
intrínseco” y, por ello, accesibles solamente “a través de inferencias a partir de los datos
conductuales” (Mayor, 1980, pág. 254). Es decir, se da cierto enfrentamiento entre las
exigencias científicas de objetividad y la presión del objeto (conductas subjetivas). Este
problema, como se recordará, fue resuelto por los modelos radicales del conductismo
mediante la adaptación del objeto al método (Pelechano, 1988). Tal vez debido a esta
complejidad que entraña analizar las cogniciones, el proceso de evaluación conductual-
cognitiva ha derivado hacia una mezcolanza metodológica y tecnológica, como lamentan
Barrett, Johnston y Pennypacker (1986). Así, se usan técnicas propias del enfoque
conductual (entrevistas estructuradas, registros psicofisiológicos, registros conductuales,
etc.), aplicadas a la evaluación de conductas cognitivas (técnicas de pensamiento en voz
95
alta, escalas de apreciación, etc...). También se utilizan técnicas que otrora fueran
consideradas propias de la evaluación tradicional-psicométrica (inventarios de
personalidad y tests psicométricos tradicionales [Cone y Hawkins, 1977; Goldfried, 1977;
Nelson, 1980]). El núcleo de la cuestión no estriba en la disparidad de técnicas, sino,
como afirma Fernández-Ballesteros (1981), en cómo son usadas y, especialmente, qué
interpretaciones se hacen a partir de ellas. En este sentido, cabe resaltar la
reinterpretación de técnicas tradicionales por parte de la evaluación conductual y las
interesantes argumentaciones que nos brindan autores como Staats y Fernández-
Ballesteros (1987), entre otros, en pro de su aceptación, siempre que su interpretación se
mueva a unos niveles de inferencia bajos. Clark (1988) distingue cuatro grupos de
técnicas básicas:
1. Técnicas de registro con posterior análisis de contenido de las
verbalizaciones del sujeto realizadas durante y después de la ejecución de
la tarea (“pensamientos en voz alta”).
2. Técnicas de producción en las que el sujeto, usualmente de forma escrita,
anota sus pensamientos.
3. Técnicas de muestreo cognitivo, en las que los sujetos explican sus
pensamientos cuando reciben una señal para ello.
4. Técnicas de ratificación (endorsement approach), que evalúan las
cogniciones a través de la respuesta acerca de la existencia o no de
determinados pensamientos a unas determinadas cuestiones
(cuestionarios estructurados).
Vamos a referirnos a alguna de estas técnicas más utilizadas, concretamente a las que
adoptan el formato de cuestionarios y a las técnicas de registro. Los cuestionarios, o
técnicas de ratificación, ideados desde esta perspectiva teórica tienen la peculiaridad de
que, normalmente, no intentan abarcar el estudio de toda la personalidad, como sucede
con los ideados desde el modelo de atributos, sino parámetros más concretos del
comportamiento humano, por ejemplo, depresión, pensamientos irracionales, ansiedad;
pero a su vez, como observará el lector, estas variables de análisis son más amplias que
las que prima el conductismo radical: onicofagia, insomnio, adicciones...
Uno de los cuestionarios que gozan de mayor popularidad y amplia utilización es el
inventario de Depresión de Beck (1961). El B.D.I. consistente en 21 bloques de preguntas
con varias alternativas de respuesta cada uno de ellos, (normalmente 4 o 5) relativas al
estado anímico del sujeto. Este debe elegir la alternativa que más refleja este estado. Por
ejemplo, uno de los bloques temáticos, el N° 1 comprende estas 5 proposiciones: “Esta
tristeza me produce verdaderos sufrimientos”; “No me encuentro triste”; “Me siento alto
triste y deprimido”; “Ya no puedo soportar esta pena”; “Tengo siempre una pena encima
que no me la puedo quitar”. Cada alternativa tiene adscrita una valoración y al final el
examinador deberá contabilizar los puntos que suma el sujeto evaluado. El punto de
corte es 19 y los criterios de diagnóstico del estado depresivo son los que siguen: notas
del 1 al 19 = ausencia de depresión; de 10 a 15 = depresión suave; de 16 a 23 =
depresión moderada y de 24 a 63 = depresión severa. Otro cuestionario ideado por Beck
y colaboradores es el conocido como Escala de pensamiento suicidas, que puede
considerarse complementario del anterior. El cuestionario se estructura en cinco
secciones que sucintamente son: 1) actitudes ante la vida/muerte; 29 características de
los pensamientos/deseos de suicido; 3) características del intento de suicidio; 4)
actualización del intento; 5) factores de fondo.
Otro cuestionario muy representativo de esta postura teórica es el elaborado por Ellis y
conocido como Relación de Pensamientos Irracionales (ROI). Consta de 100 ítems a los
que el sujeto debe contestar “verdadero” o “falso”. Algún ejemplo de su contenido es el
ítem 56 “pienso en el futuro siempre sin ansiedad”; el ítem 65: “Ningún suceso es
perturbador en sí mismo, sino debido al modo como lo enfocamos”, o el 95; “Cada uno
construye su propio infierno interior”. Las respuestas se clasifican en 10 grandes áreas
cada una de las cuales supone un determinado pensamiento irracional. Por ejemplo el
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nuestra ignorancia es tan evidente. Tenemos motivos para el optimismo, pero difícilmente
para la jubilación”.
4. Ámbitos de aplicación
El ámbito de máxima aplicabilidad del modelo conductual-cognitivo es el clínico y su
objetivo fundamental el cambio de determinadas conductas a partir del cambio de
pensamiento. Mediante la reestructuración de los modos de pensar de los pacientes se
pretende que obtengan una visión del mundo más justa y ecuánime y, por ende, una
conducta más adaptada a las circunstancias. El modelo se ha revelado fecundo tanto en
terapias individuales como grupales. Entre estas últimas destacan las terapias de pareja,
cuya meta es lograr que cada uno de sus miembros se dé cuenta de sus peculiares
errores cognitivos y prejuicios con respecto a la conducta del otro. La función del
evaluador-terapeuta consistirá en ayudarles a analizar de forma menos sesgada su
realidad dual, a partir del análisis de los pensamientos que genera cada uno de ellos.
También dentro del ámbito clínico este modo de operar se ha utilizado para lograr
deshabituaciones de drogas, como el tabaco, el alcohol, u otro tipo de sustancias que
crean dependencia. El campo escolar puede beneficiarse de este modo de operar:
algunos alumnos suelen presentar delante de ciertos problemas escolares una actitud
negativista. La creencia de que no van a poder resolver aquel problema, o la de que son
negados para una determinada materia les lleva a autodirigirse verbalizaciones de cariz
peyorativo. Mediante el cambio de estas autoverbalizaciones habituales, que se ha
comprobado que pueden incidir negativamente en su rendimiento, pueden lograrse
aprendizajes más rápidos y mejores.
MODELO SISTEMICO
Desarrollo Histórico:
Se relaciona a la evolución de la terapia familiar.
Terapeutas formados bajo una orientación psicoanalítica comenzaron a incluir a la
familia como ente de tratamiento
Ackerman, hizo estudio de los mineros y su familia.
Karen Horney, Erich Sullivan, ponían énfasis en el origen psicosocial de los
conflictos psíquicos.
Foster y Gurman (1988), consideran cuatro aspectos importantes del
funcionamiento familiar:
La estructura, se refiere al grado de claridad de los limites familiares (aquellos
que pueden acceder a discutir o tomar una decisión), asimismo el los roles y
funciones de cada miembro familiar, manteniendo al mismo tiempo la “unión
familiar”.
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Si una familia está estancada en un patrón rígido, el terapeuta debe hacer algo para
romper este patrón. Hay una serie de posibilidades-otras conductas, otras
oportunidades, otras personas con las que los miembros de la familia se pueden
relacionar de manera diferente (Jackson, 2009).
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MODELO HUMANISTA-EXISTENCIAL
• La conducta Humana está determinada por la percepción del mundo en base a
las sensaciones y emociones.
• La concepción del hombre y su experiencia - vivencias constituyen el nucleo de su
existencia.
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PREMISAS PRINCIPALES
• Se centra en el individuo y sus vivencias.
• Se trabaja en el tiempo presente en el aquí y ahora.
Se basa en la concepción humanista del hombre. Concepción:
-El hombre vive subjetivamente. -El hombre esta
impulsado a la autorrealización. -El hombre es más sabio que su
intelecto. -El hombre tiene capacidad de libertad y elección.
-El hombre es capaz de crear.
MODELO EXISTENCIAL
MODELO EXISTENCIAL
Los problemas no son impedimentos, toda situación estresante potencial puede
ser vista como un reto.
Esta terapia es especialmente útil en circunstancias de crisis.
Metas de la terapia:
• Ser consciente de la situación, de tus valores y creencias.
• Negociar de manera exitosa con crisis pasadas, presentes y futuras.
Terapia existencial
• Ser consciente de las paradojas, conflictos y dilemas de la existencia diaria.
• El terapeuta tiene que tener experiencia de vida, debe tener una apertura a la
experiencia, madurez, actitud curiosa y un deseo de entender lo que significa ser
humano, tener conocimiento teórico y entrenamiento.
El modelo de Strasser y Strasser (1997) ofrece entre 12 y 15 sesiones, con dos sesiones
de seguimiento.
Aspecto Metodológico
• Las técnicas no están sistematizadas rígidamente, se adapta a las circunstancias
terapéuticas.
• El terapeuta es un acompañante existencial del cliente.
• El tiempo terapéutico se decide en el proceso mismo.
No se efectúa diagnósticos nosográficos.
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El estrés es una respuesta general del organismo ante demandas internas o externas que en
principio resultan amenazantes, consistiendo, básicamente, en una movilización de recursos
fisiológicos y psicológicos para afrontar tales demandas.
El estrés, por tanto, es una respuesta adaptativa que puede resultar beneficiosa para
mantener e incrementar la salud. Por ejemplo, la preocupación por estar engordando puede
propiciar que se siga una dieta alimentaria más apropiada y que se lleve a cabo un plan de
ejercicio saludable, mejorando, de esta forma, la salud de la persona que padecía estrés por la
preocupación de engordar; o el temor a tener un accidente de coche puede favorecer que no se
consuma alcohol antes de conducir, que se lleve el cinturón de seguridad abrochado, que se
modere la velocidad y que se eviten los adelantamientos peligrosos, previniendo en gran medida
un accidente mortal.
En casos como estos, el padecimiento de estrés puede movilizar a las personan en busca de
soluciones útiles que contribuyan a su salud y a su bienestar, resultando, por lo tanto, positivo.
Así las tres principales causas de muerte hoy en día en la mayoría de las sociedades más
avanzadas son: las enfermedades del corazón, el cáncer y los accidentes cerebrovasculares (e.g
Harris, 1981 National Center for Health Statistics 1992); y el estrés es uno de los factores de riesgo
de estos tres tipos de alteraciones, contribuyendo además, indirectamente, al fovorecer, en muchos
casos, la presencia de otros factores de riesgo relevantes (e,g. La hipertensión, la conducta de
fumar, la obesidad).
Puede afirmarse, por tanto, que el estrés incontrolado, cuando sobrepasa el límite de
tolerancia del organismo, aumenta la vulnerabilidad del mismo a enfermarse que, como las
señaladas, puede resultar mortales. Asimismo, el estrés se relaciona con las alteraciones de la
salud y otros comportamientos habituales que suelen ser mortales (aunque algunos de ellos
pueden ser factores de riesgo), pero que deterioran notablemente el funcionamiento normal, el
bienestar y la calidad de vida de las personas que los padecen (e,g. El Asma, el dolor crónico, las
alteraciones gastrointestinales, el insomnio, beber alcohol en exceso), lo que justifica, todavía más,
el control de esta variable.
Por último, en otros casos en los que no llega a provocar enfermedades, el estrés deteriora el
funcionamiento normal del organismo y ocasiona a las personas experiencias negativas o poco
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gratificantes (e.g. disminuye el rendimiento laboral; las personas se encuentran con menos
energía; empeora el estado de ánimo; apenas se disfruta de las experiencias cotidianas; aumenta
la tensión muscular; etc.), deteriorándose, en definitiva, su bienestar y su calidad de vida. Sin duda,
otra razón de peso para la utilización de un tipo de intervención que ayude a controlar el estrés y
sus efectos perjudiciales.
Los mecanismos por los que el estrés parece perjudicar la salud de las personas han sido
comentadas ampliamente en otros escritos (e.g. Labrador, Cruzado y Vallejo, 1987; Sandín, 1995;
y capítulo 3 de este libro). En líneas generales, se produce un sobrefuncionamiento de diversos
sistemas del organismo (e.g. rama simpática del sistema nervioso autónomo, sistema somático) y
un debilitamiento del sistema inmunitario, aumentando la probabilidad de que se presenten
trastornos como las que hemos mencionado.
Resulta obvia, por tanto, la importancia de controlar el estrés para incrementar la salud:
previniendo su aparición en exceso, eliminándolo o aliviándolo cuando se encuentre presente y
previniendo nuevas apariciones perjudiciales cuando haya sido neutralizado.
Más adelante, en este capítulo, nos referiremos a los grandes objetivos de la intervención
comportamental para el control del estrés, pero antes hemos dedicado los dos próximos apartados
a las variables, situacionales y personales, que pueden determinar las respuestas de estrés y que
pueden, por esta vía, afectar la salud de las personas.
Múltiples situaciones externas a las personas y demandas internas de éstas pueden tener el
potencial suficiente como parar provocar estrés, y en este volumen se hace referencia a ellas en
los distintos capítulos (en el capítulo 3 de forma más general y en relación al estudio de caso que
se plantea, en los capítulos 4 al 9 de manera más específica en determinados contextos, y en los
capítulos 10 al 14 dentro del marco de diferentes trastornos).
En general son potencialmente estresantes las situaciones que implican cambios relevantes
en la vida cotidiana de las personas, que tienen una trascendencia para ellas, sobre todo si son
novedosas, inciertas, ambiguas, conflictivas, difíciles o insolubles, o que resultan dolorosas,
desagradables, molestas incómodas poco gratificantes. Estas situaciones provocan dificultades
como las siguientes.
(g) Conllevan la exposición a algo desagradable, doloroso, molesto o incómodo (e.g. estar
en un hospital; someterse a reconocimientos médicos dolorosos; “dar la cara” ante los
clientes para disculparse, “perseguir” a los clientes morosos; decirle a alguien a quien se
aprecia lo que no les gusta oír);
(h) Suponen la restricción de la actividad normal (e.g. tener un accidente que exige limitar la
actividad cotidiana durante un periodo largo; tener que hacer algo que impide dedicarse a
la actividad normal) y/o la dependencia excesiva de los demás (tener que esperar la
decisión de otras personas sin poder hacer nada ; depender de un familiar para
trasladarse de un lugar a otro):
(i) Conllevan la realización de tareas monótonas, aburridas o poco interesantes o
gratificantes ( e.g. un trabajo rutinario sin incentivos de ningún tipo);
(j) Propician la aparición de sentimientos de inutilidad o fracaso (e.g. la jubilación; no
conseguir los objetivos laborales previstos);
(k) Consisten en la agresión de otras personas, tanto la agresión física como la agresión
verbal o a través de acciones de distinto tipo.
Las mismas manifestaciones de estrés (e.g. los síntomas de ansiedad, tener menos energía y
sus efectos perjudiciales (e.g. rendir peor, tener crisis asmáticas) son potencialmente estresantes,
pudiendo provocar más estrés tanto su presencia real como las cogniciones que anticipen la
posibilidad de que aparezcan (en línea del conocido miedo al miedo o miedo a los síntomas).
Otras veces se trata de sucesos que también son importantes pero que necesitan una
exposición más prolongada, o coincidir en el tiempo con otros sucesos estresantes, para provocar
una reacción de estrés que sea perjudicial (e.g. la posibilidad de quedarse sin trabajo, la
enfermedad de un familiar). Y en otras ocasiones, son múltiples sucesos menores los que
sumando su impacto estresante, pueden favorecer la presencia de estrés prolongado
suficientemente severo como para propiciar déficits de salud (e.g. pequeños pero continuos
problemas laborales e interpersonales junto a dificultades menores pero frecuentes en la
convivencia familiar).
Por último, contrarrestando algunas creencias erróneas, se debe tener en cuenta (a) que no
sólo son potencialmente estresantes las situaciones negativas (e.g. perder a un ser querido,
divorciarse, tener dificultades laborales, etc.), sino también pueden serlo situaciones
aparentemente positivas (e.g. ascender a un puesto de dirección en la empresa es una situación
positiva, pero puede suponer una mayor responsabiliza, más horas de trabajo, más situaciones de
conflicto interpersonal, la obligación de exponerse a situaciones de evaluación social, etc. ); y (b)
que las situaciones que pueden provocar estrés no incluyen únicamente la presencia de excesos
(e.g. muchas horas de trabajo, mucha responsabilidad, algo muy traumático, una elevada evolución
social, etc.), sino también déficits que pueden resultar muy impactantes (e.g. monotonía,
aburrimiento, falta de interés, mínima actividad, sentirse infrautilizado en el entorno laboral, escaso
desarrollo personal, etc.).
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Esta posición interaccionista, se basa en el modelo propuesto por Lazarus y Folkman (1984),
tan ampliamente aceptado por los especialistas en este campo. Según estos autores, el impacto
del estrés depende de la valoración que las personas hacen, en primer lugar sobre la experiencia
estresante y, posteriormente, sobre los propios recursos para hacerle frente, dependiendo de esta
interacción el que la situación sea percibida como una amenaza o un reto, y también la duración e
intensidad de su posible impacto sobre el organismo.
El tipo de valoraciones más habituales podrían depender de patrones de conducta y estilos
de afrontamiento relativamente estables; de valores, creencias y actitudes que pueden afectar a la
atención selectiva, al procesamiento de la información y al juicio sobre los propios recursos; y de la
existencia real de recursos y habilidades eficaces y apropiados apoyos sociales.
En la tabla 1.2, distribuidas de estos tres apartados para su mejor comprensión, hemos
resumido las variables personales que parecen aumentar el valor amenazante de las situaciones
potencialmente estresantes. No se trata, sin embargo, de apartados independientes; al contrario,
en muchos casos existe una notable interrelación entre ellos que conviene tener presente. Por
ejemplo, patrones de conducta y estilos de afrontamiento relativamente estables pueden depender,
en parte, de la rigidez de determinados valores, creencias y actitudes; las creencias respecto a los
propios recursos y los estilos de afrontamiento pueden depender de la presencia o ausencia de
recursos de afrontamiento real, etc.
Tabla 1.2: Variables personales que pueden afectar negativamente la valoración subjetiva de las
situaciones estresantes y de los propios recursos para hacerles frente, incrementando
la probabilidad del estrés y de sus efectos perjudiciales sobre la salud.
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