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AUTORES:
PROFESOR:
TRUJILLO – PERÚ
2022
I. INTRODUCCIÓN
La edad y el sexo también inciden en su prevalencia, siendo mayor en las personas de la tercera
edad y en las mujeres. Además, el estreñimiento altera la calidad de vida de quien lo padece
reflejada en la disminución de la capacidad laboral y ausentismo, entre otros.
La escala de Bristol es una gráfica que permite caracterizar la consistencia de las heces
facilitando el diagnostico (ver ilustración 1). (Xin et al., 2014)
Figura N° 1
B. Estreñimiento Secundario
El estreñimiento tipo secundario, su origen se relaciona con el consumo de
determinados fármacos o con la presencia de enfermedades sistémicas de
naturaleza endocrino metabólica, neurógena o neuromuscular
Inmovilidad prolongada
3. FISIOPATOLOGÍA DEL ESTREÑIMIENTO
a. MECANISMOS FISIOLÓGICOS:
El colon es un órgano tubular cuyas funciones principales
son la absorción de agua y electrolitos, así como la
generación, almacenamiento y transporte de heces para
su posterior eliminación controlada. Estas funciones se
realizan de forma predominante según la región
anatómica, dadas las diferencias en cuanto a
vascularización e inervación que presenta el intestino
grueso. Así, el colon derecho (ascendente y transverso)
se encarga de la absorción, secreción y digestión bacteriana, mientras que el colon
izquierdo (descendente y sigma) se encarga del almacenamiento y transporte de las
heces. El recto y ano tienen una función muy concreta de almacenaje e impulsión
fecal, por lo que los trataremos de forma separada.
Desde el punto de vista anatómico, el colon presenta una pared muscular muy
peculiar. El músculo longitudinal presenta tres bandas gruesas denominadas tenias
que son las responsables de la formación de las haustras. Esta disposición hace que
la musculatura circular se contraiga con eficacia propiciando la mezcla y el
transporte fecal y favoreciendo el contacto con la pared colónica.
Para entender la fisiopatología del estreñimiento crónico es necesario conocer
cómo funciona en condiciones normales y saber en qué punto puede fallar el
proceso de transporte y expulsión de las heces.
La motilidad del colon incluye dos tipos de movimientos:
Movimientos de mezcla o segmentación.
Movimientos propulsivos.
Los movimientos de mezcla o segmentación son contracciones de baja amplitud
que tienen lugar en distintos segmentos y cuya finalidad es facilitar la digestión
bacteriana y la absorción de agua y electrolitos. Se caracterizan por contracciones y
relajaciones en segmentos contiguos en sentido tanto peristáltico como
antiperistáltico. No son movimientos de avance, sino que enlentecen el tránsito
para que puedan llevarse a cabo esas funciones con tiempo suficiente.
Los movimientos propulsivos tienen por objeto el avance de la materia fecal.
Incluyen las contracciones propagadas de alta amplitud o movimientos en masa.
Estos movimientos aparecen unas diez veces al día y suelen producirse al
despertarse y tras las comidas, así como inmediatamente antes de la defecación. Se
caracterizan por una contracción tanto de la musculatura circular como longitudinal
y una relajación en sentido distal, propiciando el avance. La distensión de las
paredes del colon ascendente desencadena el reflejo peristáltico y da lugar al inicio
del movimiento en masa.
Existen otros reflejos que desencadenan motilidad colónico, como el reflejo
gastrocólico, que se inicia con la distensión gástrica (mecanorreceptores) así como
la presencia de nutrientes en el intestino delgado (quimiorreceptores) y pudiera
estar mediado por la activación de receptores de la serotonina 5-HT
La propulsión colónica ocasiona el llenado de la ampolla rectal, que desencadena el
reflejo de la defecación. En situación de reposo, el canal anal está cerrado por la
contracción del esfínter anal interno y la contracción tónica del esfínter anal externo
y el músculo puborrectal. El llenado del recto implica una distensión de sus paredes,
lo que desencadena una serie de reflejos y percepciones que ponen en marcha la
defecación controlada y consciente. El reflejo recto-anal inhibitorio (RIA) relaja la
musculatura lisa del esfínter anal interno, exponiendo los receptores del canal anal
al contenido fecal. Este reflejo varía en intensidad y duración en función de la
presión que se alcance dentro de la ampolla rectal. Si las condiciones son las
adecuadas, tanto por el contenido expuesto como por el momento en que se
produce, se iniciará el proceso de la defecación relajando voluntariamente la
musculatura estriada, abriendo el
ángulo recto-anal y aumentando la
prensa abdominal. Sin embargo, este
reflejo acaba cediendo por la
acomodación rectal y habrá que
esperar a nuevas contracciones
propulsivas colónicas para volver a
reproducir el deseo defecatorio con
una ampolla previamente llena.
El EC debe considerarse como una enfermedad compleja y multifactorial. Es
importante recordar que el acto de la defecación es complejo, y que involucra
estructuras neuromusculares que deben coordinarse, además de que está
influenciado por el contenido de agua y el volumen de las heces, la ingesta calórica,
la microbiota intestinal y los trastornos psicológicos y conductuales. En la Figura 1
se ilustran los principales mecanismos fisiopatológicos asociados al EC.
b. DISFUNCIÓN MOTORA:
Se han descripto múltiples alteraciones en la motilidad y la capacidad contráctil
del colon, que condicionan un EC por “tránsito lento” que se caracteriza por un
retraso del movimiento del contenido intraluminal a través del colon
ascendente y transverso. En cuanto a la contractilidad colónica, se ha descripto
una disminución en el número de las contracciones colónicas propagadas de
alta amplitud, un aumento no coordinado de la actividad motora del colon
distal, y anomalías en los circuitos peristálticos debido a alteraciones del control
neural parasimpático extrínseco o entérico. Un estudio reciente por Zikos et al.
mostró que en pacientes que reportaban sobreposición de los síntomas de
dispepsia y estreñimiento, los diagnosticados con estreñimiento con transito
lento tenían significativamente más probabilidades de tener también retraso
en el vaciamiento gástrico, en comparación con aquellos con estreñimiento con
tránsito normal.
c. DISFUNCIÓN SENSITIVA:
La hiposensibilidad rectal (HR) se relaciona con una percepción atenuada o
disminuida de la distensión rectal, la cual puede explicarse porque algunos
pacientes no experimentan la sensación del deseo de defecar. Los estudios
observacionales han reportado HR hasta en el 60% de los pacientes con
estreñimiento. La etiología es incierta, pero se han propuesto varios
mecanismos. En algunos pacientes, en los que existe una alteración de la vía
aferente (por ejemplo debido al daño del nervio pélvico o una lesión de la
médula espinal), existe una clara relación causa-efecto con el desarrollo de HR.
Se ha reportado que hasta el 78% de los pacientes con lesión completa de la
médula espinal y disfunción del intestino grueso y el 43% de los individuos con
lesiones incompletas tienen disminución de la sensibilidad rectal.
d. TRASTORNOS DE LA EVACUACIÓN:
La evacuación de las heces requiere de la coordinación entre el esfuerzo y la
relajación de los músculos del piso pélvico y los esfínteres anales (Figura 2). Los
trastornos de la evacuación (TE) constituyen el segundo tipo más común de EC
y es un término utilizado para describir las características clínicas y/o de
laboratorio relacionadas con la incapacidad para expulsar las heces de manera
satisfactoria. Otros términos utilizados para describir estas alteraciones son
“anismo”, “disinergia defecatoria” u “obstrucción defecatoria funcional”. Los
pacientes con TE presentan incapacidad para coordinar los músculos de la
pared abdominal, rectoanal y piso pélvico durante la defecación debido a la
alteración de la fuerza de propulsión rectal (inadecuada propulsión) y/o
abdominal, la alteración en la relajación anal o el aumento de la resistencia de
salida anal debido a la contracción del esfínter anal externo o puborrectal
(defecación disinérgica). Clínicamente, la mayoría de los pacientes con EC se
quejan de síntomas sugestivos de TE, siendo el esfuerzo excesivo el síntoma
más reportado.
Los principales mecanismos fisiopatológicos responsables se consideran
fenómenos obstructivos estructurales, como por ejemplo la intususcepción
rectal de alto grado, el rectocele o el enterocele, que impiden la expulsión de
las heces. Estas alteraciones estructurales se pueden sobreponer con
alteraciones funcionales como la HR, que disminuye el deseo de evacuación, y
fomentan conductas como el pujo excesivo sobre un piso pélvico débil. Además,
se ha descripto que aproximadamente el 7% de los pacientes con TE tendrán
megarrecto relacionado a la disminución o ausencia de la sensación de llenado
rectal.
e. DISBIOSIS:
Al igual que en otros trastornos funcionales digestivos, en los últimos años se
ha observado que existe evidencia que sugiere que la disbiosis puede tener un
papel determinante en algunos pacientes con EC. En general, los estudios en
adultos informan menos diversidad y abundancia de bifidobacterias y
lactobacilos, aunque estos hallazgos no se demuestran de manera consistente
en pacientes pediátricos. También se ha descripto un aumento significativo a
nivel de los Clostridiales (específicamente de C. sporogenes, C. paraputrificum,
C. fallax, y C. Innocuum), así como de Enterobacteriaceae (como Escherichia coli
y Staphylococcus aureus). Además, se han descripto alteraciones en el
metaboloma, en especial, diferencias en los ácidos grasos de cadena corta
(AGCC). Al parecer, un tránisto colónico lento disminuye los AGCC en las heces,
ya que su absorción se incrementa. Una evidencia más es el hecho de que
algunos estudios han demostrado mediante la prueba del aliento un
incremento en la producción de metano en pacientes con EC con tránsito
colónico lento, aunque no se ha demostrado que exista una correlación entre
la producción de metano y la gravedad de los síntomas de estreñimiento.
La mayoría de estos estudios son de casos y controles, por lo que es difícil
establecer si estas diferencias son una causa o simplemente una consecuencia
del estreñimiento.
f. ALTERACIONES DEL TEJIDO CONECTIVO:
Recientemente la asociación entre EC y enfermedades del tejido conectivo ha
llamado mucho la atención, a partir del hecho de que hasta el 50% de los
pacientes con esclerosis sistémica (ES) o síndrome de Ehlers-Danlos (SED)
padecen de estreñimiento. Los síntomas de TE son muy comunes y hay una alta
prevalencia de HR, defecación disinérgica y anomalías morfológicas rectales.
g. OTROS MECANISMOS RELACIONADOS:
Desde la década de 1960 se ha reportado en la literatura que el EC
específicamente con tránsito lento podría producirse como resultado de una
neuropatía entérica, y esto podría ser determinado genéticamente. Esta
hipótesis se basa sobre todo en observaciones clínicas de sintomatología de
inicio temprano y antecedentes familiares positivos. Sin embargo, hoy no existe
evidencia de esta posible asociación.
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4. ESTRATEGIAS NUTRICIONALES ANTE EL ESTREÑIMIENTO Y LA DESHIDRATACIÓN.
a. Necesidades de agua:
De forma general, una persona sana en situación de equilibrio necesita 1 ml de
agua por cada kcal consumida (2.000-3.000 ml/24 h para un adulto). El cuerpo
humano tolera muy mal pequeñas pérdidas de agua que controla mediante
potentes mecanismos reguladores homonales que se activan ante variaciones
en el volumen plasmático (sistema renina-angiotensina-aldosterona) o de
concentración (ADH) y por la activación/ supresión de la sensación de sed en el
hipotálamo. Las pérdidas ordinarias de agua tienen lugar por la orina (1.500
ml/d), heces (200 ml/d) y pérdidas insensibles a través de la piel (600 ml/d) y
del pulmón (300 ml/d)6. La ruptura del equilibrio entre la ingesta de agua y las
pérdidas, que da lugar a un balance negativo de líquido corporal, ocasiona
deshidratación. La puesta en marcha de los mecanismos de termorregulación
mediante el sudor (hasta 4 l/h), así como la salida extraordinaria de líquidos
biológicos son causas frecuentes de deshidratación (tabla IV); aunque,
virtualmente en todos los casos, debe existir una alteración en la percepción de
la sed o en la capacidad de ingerir agua para que la deshidratación se produzca.
b. Deshidratación/Hipernatremia/ Hiperosmolalidad:
En la mayor parte de los casos, la pérdida de agua y de volumen plasmático se
asocia con el síndrome clínico de hipernatremia/hiperosmolalidad en el que las
pérdidas de agua superan a las de sodio. Esta situación es particularmente
frecuente en el paciente de edad avanzada ingresado en el hospital o la
residencia sociosanitaria que presenta disminución de la sed, dificultades para
beber o ambos. A diferencia de la hiponatremia, que puede no estar
acompañada de hipoosmolalidad, la hipernatremia siempre está asociada a un
aumento de la osmolalidad plasmática efectiva y, por tanto, con una
disminución del volumen intracelular. No obstante, el volumen extracelular
puede estar normal, aumentado o disminuido. Ante cualquier hipernatremia en
un paciente de edad avanzada,
hemos de considerar el déficit
de aporte hídrico como primera
probabilidad causal (tabla V).
En raras ocasiones, la
hipernatremia no se acompaña
de disminución de volumen,
sino que se debe a yatrogenia
(infusión intravenosa de salino
hipertónico o bicarbonato).
La alteración en el nivel de conciencia, la disfagia y las pérdidas intestinales
no compensadas son particularmente frecuentes en este grupo de edad. De
especial interés es la disminución en la sensación de sed, mecanismo final
de compensación de cualquier estado de hipernatremia. Si existe
disponibilidad para beber agua y la sensación de sed no está alterada, es
prácticamente imposible que se desarrolle una hipernatremia clínicamente
significativa. Para la evaluación de un paciente con hipernatremia es de
gran utilidad el uso del cálculo del aclaramiento de agua libre de
electrolitos, propuesto por Rosse. Se basa en que, desde el punto de vista
de la eliminación de agua, algunas moléculas, como la urea, que constituye
una parte importante de la osmolalidad urinaria, no son relevantes, al
tratarse de solutos de distribución general intra y extracelular, inadecuadas
para generar gradientes osmóticos (fig. 1).
La idea de que cuando el [Na+ ]+[K+ ] urinario es inferior al [Na+ ] plasmático
nuestra orina está eliminando agua libre y
cuando se elimina más [Na+ ]+[K+ ] en orina
que el [Na+ ] plasmático estamos ahorrando
agua es sencilla y de aplicación inmediata. El
uso de este concepto no necesita de un
entrenamiento especializado y no requiere
determinaciones inusuales, lo que facilita el
seguimiento del tratamiento y no añade
especial trabajo al laboratorio
c. Síntomas de deshidratación
Los primeros signos y síntomas de deshidratación leve en adultos aparecen
cuando el cuerpo ha perdido cerca del 2% de líquido total y pueden estar
ausentes o confundirse en la edad geriátrica como la sed, la anorexia, la
debilidad, el temblor o la piel seca. La presencia de orina concentrada, de
estreñimiento y de hipotensión ortostática con riesgo de caídas deben hacernos
sospechar la presencia de un cuadro inicial de deshidratación. Cuando el cuadro
progresa (> 5% de pérdida total de fluidos) aparece taquicardia, taquipnea,
oliguria, hipertermia, fatiga extrema, cefalea y náuseas y, si el organismo pierde
más del 10% de su líquido corporal total, nos encontramos ante una urgencia
médica por deshidratación severa con disnea, dolor abdominal, vómitos,
disminución del nivel de conciencia, convulsiones y coma. Aunque la
hiperosmolalidad se asocia globalmente a la deshidratación, cualquiera que sea
su origen, la causa más frecuente es la situación hiperosmolar hiperglucémica
no cetósica donde la diuresis osmótica mantenida junto con la disminución de
la sensación de sed en un paciente de edad avanzada tiene, con frecuencia, un
desenlace fatal10. En esta situación, hemos de prestar especialmente atención
al hecho de que la cifra de sodio puede estar falsamente normal o baja. En todos
nuestros
cálculos
utilizaremos
siempre la
cifra de Na+
corregido (fig. 2).
5. TRATAMIENTOS PARA EL ESTREÑIMIENTO
a. Dieta y estilo de vida:
Es necesario ingerir suficiente fibra en la dieta (por lo general de 15 a 20 gramos
diarios) para garantizar un volumen adecuado de las heces. Las verduras, las
frutas y el salvado son fuentes excelentes de fibra. Muchas personas consideran
beneficioso añadir dos o tres cucharaditas de salvado sin refinar en los cereales
con alto contenido de fibra, o comer fruta dos o tres veces al día. Para que esto
resulte eficaz, la fibra debe acompañarse de la ingestión de abundante líquido.
Es necesario introducir cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, se debe
intentar evacuar a la misma hora cada día, preferiblemente de 15 a 45 minutos
después del desayuno, porque ingerir alimentos estimula el tránsito en el colon.
Los supositorios de glicerina también pueden favorecer las evacuaciones
intestinales regulares y tranquilas.
b. Los formadores de masa: