Está en la página 1de 66

 UNIDAD

7 ALTERACIONES
MÁS FRECUENTES EN LA
FUNCIÓN DE ELIMINACIÓN
7.1. INCONTINENCIA URINARIA
 La incontinencia urinaria se define como la
pérdida involuntaria de orina, que es
objetivamente demostrable y que constituye un
problema social e higiénico. Su prevalencia
aumenta con la edad, afectando al 60% de los
ancianos hospitalizados y a casi el 50% de los
ingresados en instituciones geriátricas, a
diferencia de los que viven en la comunidad,
para los cuales se han reportado cifras de
prevalencia que oscilan entre el 10% y el 25%.
 Menos de la mitad de los pacientes afectados
por este problema busca ayuda médica,
habiéndose encontrado que la incontinencia
limita al 30% de los que la sufren para usar el
transporte público, al 45% para visitar a sus
amigos y al 40% para hacer la compra; por
tanto, es obvio que la incontinencia es un
problema que genera gran dependencia y
aislamiento social, a lo que se une un elevado
gasto sanitario derivado de la necesidad de
utilizar métodos paliativos (colectores,
pañales, etc.).
 Por su frecuencia, se distingue entre
incontinencia aguda o pasajera, cuya duración
oscila entre 3 y 4 semanas, e INCONTINENCIA
PERSISTENTE O CRÓNICA, CON UNA
DURACIÓN SUPERIOR A 4 SEMANAS.
 Sus causas son multifactoriales; por ejemplo
como infecciones genitourinarias, delirio u otros
estados confusionales, determinados
tratamientos farmacológicos, alteraciones
psicológicas, movilidad limitada o impactación
fecal pueden dar lugar a una incontinencia
transitoria,
 mientras que otros factores como lesiones
medulares, debilidad del suelo pélvico,
incompetencia del esfínter uretral,
hipertrofia prostática, deterioro cognitivo u
otras causas funcionales pueden generar una
incontinencia más o menos persistente. Las
consecuencias de ESTE SÍNDROME SON
MÚLTIPLES Y GRAVES: INFECCIONES
URINARIAS, ÚLCERAS CUTÁNEAS,
CAÍDAS, DEPRESIÓN Y PÉRDIDA DE
AUTOESTIMA, AISLAMIENTO SOCIAL,
DEPENDENCIA,
INSTITUCIONALIZACIÓN Y ELEVADO
CONSUMO DE RECURSOS SOCIO
SANITARIOS.
 El tratamiento incluye diversas opciones
terapéuticas: ejercicios para fortalecer la
musculatura del suelo pélvico (ejercicios de
Kegel), farmacoterapia o procedimientos
quirúrgicos, en función del origen o tipo de
incontinencia. Sin olvidar que algunos
pacientes no están en condiciones de
someterse a un tratamiento curativo, y
necesitan una continencia social que evite su
aislamiento y su rechazo por parte de la
sociedad; es en estos casos cuando el paciente
debe recibir tratamiento con métodos
paliativos (uso de pañal colector, etc.).
 La prevención de la incontinencia urinaria
debería iniciarse en edades anteriores a la
vejez. El primer paso en las actividades
preventivas es concienciar a los propios
profesionales de la salud y a los pacientes de
que la incontinencia no es una situación
normal, por lo que precisa diagnóstico y
tratamiento.
7.2. TRASTORNO DE LA DEFECACIÓN
 Al envejecer, el aparato digestivo, experimenta
modificaciones derivadas tanto del propio uso por el
paso del tiempo, como de las enfermedades y
mutilaciones quirúrgicas acumuladas durante la vida o
de los condicionantes ambientales y factores de riesgo a
que el individuo ha estado expuesto (ambiente).
 Como las pérdidas derivadas del proceso de envejecer
afectan en mayor o menor medida a todo el organismo,
las posibilidades de claudicación simultánea de otros
órganos o sistemas van a ser también más altas, por tal
razón el diagnóstico en un anciano con manifestaciones
digestivas requiere de una evaluación exhaustiva.
 Las personas de la tercera edad pueden presentar:
 Impactación fecal: Estreñimiento crónico o heces
compactadas en el recto que conducen a diarrea y
fuga de heces alrededor de las heces compactadas.
 Deterioro funcional: o Mental: demencia y/o cuadro
confusional. o Físico: debilidad y/o inmovilidad.
 Disminución del reservorio: reducción de la
capacidad del recto por radiación, tumor isquemia o
reserción quirúrgica.
 Deterioro de la sensibilidad rectal: alteración de
la sensibilidad del recto causada por diabetes.
 Daño del esfínter rectal
 Situaciones que impiden el mecanismo normal de
continencia: diarrea y problemas de accesibilidad
o hábitat.
 Cuidados de enfermería
 Valorar el tipo de incontinencia que tiene el
paciente.
 Medidas higiénico-dietéticas:
 Mantener la higiene de la zona perianal.
 Vigilar la piel de la región genital, sacro y
glúteos, para detectar irritaciones e
infecciones.
 Proporcionar al paciente ropa cómoda y
amplia, fácil de quitar.
 Eliminar el consumo de cafeína, leche y
derivados en las incontinencias por diarrea.
 En los casos de diarrea, consumir alimentos
hervidos, al vapor o a la plancha y bajos en fibra
soluble (arroz, manzana y cítricos sin piel,
legumbres sin piel, cebollas, alcachofas y tomate)
para disminuir el volumen de las heces.
 Para prevenir el estreñimiento y la formación de
fecalomas, aumentar el ejercicio, la ingesta de
líquidos (al menos dos litros diarios si no hay
contraindicación) y el contenido de fibra insoluble
en la dieta (harinas arroces y pastas integrales,
familia del repollo, guisantes y judías secas,
vegetales de raíz y verduras maduras etc.), si no
está contraindicado.
Cuando exista impactación fecal, proceder a la
rotura y extracción manual de las heces:
 Ponerse guantes no estériles.
 Lubricar uno o dos dedos con lubricante
hidrosoluble.
 Insertar uno o dos dedos en el recto.
 Romper la masa en fragmentos que puedan ser
expulsados.
 Revisar la medicación que tome el paciente.
Algunos fármacos pueden ocasionar la
incontinencia
 Incrementar la frecuencia de las deposiciones: sedantes e
hipnóticos, laxantes, narcóticos, relajantes musculares,
antibióticos, etc. Otros medicamentos pueden producir
estreñimiento y posteriormente impactación fecal como:
opiáceos y opioides, anticolinérgicos, diuréticos, etc.
 Realizar la higiene de manos después de la eliminación.
 Promover la deambulación temprana.
 Si la incontinencia aparece durante un determinado tiempo
en cama, la deambulación puede contribuir a su curación. o
Responder al deseo de defecar sin tardanza.
 .
 Iniciar una rutina consistente en intentar defecar a diario,
aunque no se sienta la necesidad, a una hora fija,
preferentemente de 15 a 60 minutos después del desayuno o
una comida abundante, y disponer del tiempo suficiente para
una defecación, permaneciendo en el inodoro al menos de 10-
20 minutos.
 Pañal: Existen diferentes tallas y capacidades de absorción
adaptables a las diversas circunstancias del paciente.
 El uso de este se debe valorar individualmente, teniendo en
cuenta las causas de la incontinencia y el nivel de reeducación
intestinal que posea.
 Eliminar barreras arquitectónicas que impidan la rápida
llegada al inodoro.
 Proporcionar el material adecuado para facilitar la
defecación (cuñas, elevadores de inodoro, asideros, etc.).
 Registro de los cuidados, el nº de deposiciones, el
dispositivo utilizado, el tipo de dieta, el tipo de ingesta
hídrica y la educación.
 Registrar en la hoja de observaciones de enfermería los
resultados obtenidos de las medidas y de los cuidados
adoptados, características de la eliminación, y cualquier
otra incidencia.
 Registrar en la gráfica de signos vitales el volumen de
eliminación, si se puede y está prescrito
7.3. DESEQUILIBRIO
HIDROELECTROLÍTICO Y ACIDO BASE

 Hablamos de una alteración de la regulación de los líquidos


corporales, caracterizado por la pérdida o exceso de agua
extra celular, así como descompensación de diferentes
electrolitos como son: sodio, potasio, cloro, fosforo, calcio y
magnesio.
Intervención de enfermería:
 Valoración de la piel y otras fuentes en búsqueda de
signos de alarma
 Toma de signos vitales
 Canalización de vena y administración de soluciones
 Control de niveles séricos Na y K.
 Peso diario
 Insistir a los familiares sobre la alimentación
 Administración de medicamentos
 La enfermera debe estar capacitada para detectar
trastornos en el equilibrio hidroelectrolítico.
 Balance hídrico, valoración bien efectuada
impiden un déficit o una excesiva oferta de agua.
Los líquidos de nuestro organismo están
compuestos por tres tipos de elemento: agua,
electrolitos, y otros sustancias. En todos los
procesos fisiológicos y vitales se mantiene un
equilibrio constante. Para ello nuestro organismo a
desarrollado una serie de mecanismos de control y
regulación que mantienen en equilibrio en
compartimentos.
 Para mantener esta homeostasia se debe aportar
líquido para las secreciones glandulares, como:
 . Solvente de las reacciones químicas inorgánicas del
cuerpo (el agua, sales minerales etc.)
 . Medio de transporte
 . Diluyente para la digestión y absorción de los
alimentos
 .. para Mantener la función renal
 . Mantener la concentración normal de electrolitos.
 Evaluación clínica exhaustiva:
 • Signos vitales
 estado neurológico
 posibles signos de infección y síntomas gastrointestinales.
 • Condiciones subyacentes como embarazo, diabetes
mellitus…
 • Fármacos: laxantes, diuréticos, metformina,…
 • Evaluar el trastorno ácido-base primario y su respuesta
compensadora. Evaluación de los componentes metabólicos
 Determinar la causa subyacente de los procesos
identificados: define el resultado clínico del paciente.
 • La frecuencia de estas anomalías es elevada,
especialmente en pacientes hospitalizados, y su aparición
tiene claras implicaciones pronosticas.
7.4. ALTERACIONES MÁS
FRECUENTES DEL SISTEMA
MUSCULO ESQUELÉTICO
 Las enfermedades discapacitantes crónicas tienen una mayor
frecuencia en los ancianos; siendo las enfermedades músculo-
esqueléticas en muchas ocasiones causa de esta discapacidad.
Entre el 60-80 % de los ancianos en algún momento
presentan algún tipo de dolor músculo-esquelético y pese a
esta gran prevalencia, la mayoría de los médicos subestima la
importancia de la evaluación y el manejo del dolor en los
pacientes de edad avanzada y lo consideran parte natural del
envejecimiento, sin recordar que el dolor puede influir en el
estado de ánimo
 El funcionamiento físico y las interacciones sociales, por lo
que su abordaje y manejo debe ser multidimensional y
multidisciplinario. La evaluación del dolor en el anciano, no
es diferente a la del adulto joven, se trata de identificar la
causa del dolor, realizando una historia completa que incluya
comorbilidad médica psicosocial y una exploración física
completa. El auto-informe de dolor se considera la fuente más
fiable para los ancianos con capacidad cognitiva intacta, pero
debe tenerse en cuenta las limitaciones que pueden tener;
alteraciones auditivas, visuales, cognitivas y sensoriales que
pueden interferir al momento de la evaluación
Por ello es de utilidad la entrevista con
miembros de la familia o cuidadores para poder
caracterizar mejor el síntoma y la repercusión en
el estado de ánimo, el afecto y la funcionalidad
física y social, en los ancianos con deterioro
cognitivo, la evaluación se centra en cambios del
comportamiento y señales no verbales,
vocalizaciones y expresiones faciales. Las causas
de dolor músculo-esquelético en el anciano son
multiples
 ya sea por una enfermedad crónica o por
problemas reumatológicos que son más frecuentes a
esta edad. Entre las patologías músculo-
esqueléticas a considerar en esta etapa de la vida se
encuentran la artritis/artrosis, la osteoporosis, la
fibromialgia, los problemas del pie, la inmovilidad,
inestabilidad y caídas, y las fracturas más
frecuentes. A continuación, abordaremos
brevemente cada una de ellas y su incidencia en los
ancianos
7.4.1. ARTRITIS/ARTROSIS

La artritis y la artrosis suelen confundirse porque tienen
una cosa en común: afectan a las articulaciones y
producen dolor. Pero, mientras la artrosis es una
enfermedad degenerativa y crónica que afecta a las
articulaciones, la artritis, que es inflamatoria y también
crónica, se caracteriza por la mayor producción de
líquido articular y porque puede atacar más de una
articulación, produciendo rigidez y dolor. Las
articulaciones son la unión entre dos huesos y las que
ayudan a producir el movimiento de los mismos. Claros
ejemplos son los codos, nudillos de las manos y rodillas.
 Mientras que envejecemos, nuestros tejidos
articulares se vuelven menos resistentes al
desgaste y comienzan a degenerar
manifestándose como inflamación, dolor, y
muchas veces, la pérdida de la movilidad de las
articulaciones. Los cambios ocurren en ambos
tejidos de las articulaciones blandos y los
huesos opuestos, una condición llamada
osteoartritis.
 Una forma más grave de la enfermedad se llama
artritis reumatoide. Esta última es una enfermedad
autoinmune en la que el cuerpo produce anticuerpos
contra tejidos de las articulaciones causando
inflamación crónica resultando en severo daño
articular, dolor e inmovilidad. Las personas mayores
tienen más riesgo de sufrir de artritis debido al
desgaste o deterioro del cartílago.
 Artrosis es una patología que suele aparecer
en personas mayores y, más frecuentemente,
en las mujeres. Se trata de una enfermedad
degenerativa del cartílago y del hueso
subcondral.
 Esta enfermedad supone reposo en cama y
no hacer esfuerzos. Sin embargo, el
sedentarismo puede empeorar los síntomas y
provocar en el mayor un grado de invalidez.
 No existe un tratamiento curativo para
combatir la artrosis, pero se puede actuar
sobre los síntomas aliviándolos y
atenuándolo. El principal objetivo es
controlar el dolor, evitar la rigidez y
mantener la capacidad funcional.
7.4.2. OSTEOPOROSIS
 La osteoporosis es una enfermedad especialmente frecuente
en las mujeres mayores de 50 años, que se caracteriza por la
pérdida de densidad ósea, de modo que los huesos se vuelven
frágiles y aumenta la posibilidad de que se fracturen.
 Sin embargo, esta patología ósea no es exclusiva de las
mujeres, sino que también los hombres de edad avanzada
pueden sufrirla, aunque con menor frecuencia. “El descenso
en la producción de estrógenos que se produce al superar el
climaterio y de la testosterona en el caso de los hombres es
una de las causas más importantes que llevan a la pérdida de
densidad ósea. A ella hay que añadir también otros factores
como:
 La genética.
 El sedentarismo.
 El tabaquismo.
 El consumo excesivo de alcohol.
 Una alimentación deficitaria en calcio y vitamina D.
 El bajo peso corporal.
 Enfermedades como la anorexia y la bulimia.
 Enfermedades de origen endocrino como el
hipertiroidismo.
 El tratamiento con determinados medicamentos.
 La permanencia prolongada en cama.
 Todos ellos son factores que pueden
agravar la desmineralización ósea y,
por tanto, aumentar el riesgo de
sufrir una fractura, sea como
consecuencia de una caída, de un
accidente o incluso de forma
espontánea cuando la osteoporosis
está muy avanzada.
 La osteoporosis no produce síntomas y muchas veces
se diagnóstica tras sufrir la primera fractura. Sin
embargo, el dolor en cualquier sitio de la columna
vertebral puede ser debido a lo que se denomina un
aplastamiento vertebral, que puede producir una
presión sobre la médula espinal y ocasionar
hormigueo, pérdida de sensibilidad y otros síntomas,
pudiendo provocar la curvatura de la columna
(escoliosis) y la pérdida de altura de la persona.

7.4.3. FIBROMIALGIA

 La fibromialgia es un trastorno caracterizado


por dolor musculo esquelético generalizado
acompañado por fatiga y problemas de
sueño, memoria y estado de ánimo. Los
investigadores creen que la fibromialgia
amplifica las sensaciones de dolor al afectar
el modo en que el cerebro procesa estas
señales.
 En ocasiones, los síntomas comienzan después de
traumatismos físicos, cirugías, infecciones o estrés
psicológico significativo. En otros casos, los síntomas
se acumulan gradualmente con el tiempo, sin que
exista un suceso desencadenante.
 Las mujeres son más propensas a padecer
fibromialgia que los hombres. Muchas personas con
fibromialgia también tienen dolores de cabeza
tensionales, trastornos de la articulación
temporomandibular, síndrome de intestino irritable,
ansiedad y depresión.
 Si bien no existe una cura para la fibromialgia,
hay varios medicamentos que pueden ayudar a
controlar los síntomas. El ejercicio, la
relajación y las medidas para reducir el estrés
también pueden ayudar.
 Algunos síntomas que se presentan son:
 Dolor generalizado. El dolor asociado con la
fibromialgia muchas veces se describe como un
dolor leve, molesto y constante, que dura al
menos tres meses. Para que se considere
generalizado, el dolor debe darse en ambos
lados del cuerpo, y arriba y abajo de la cintura.
Fatiga: Las personas que padecen fibromialgia con
frecuencia se despiertan cansadas, aunque informan
que duermen mucho. Con frecuencia, el sueño se
interrumpe por el dolor, y pueden presentar otros
trastornos del sueño, como síndrome de las piernas
inquietas y apnea del sueño.
 Dificultades cognitivas. Un síntoma comúnmente
llamado «fibroniebla» dificulta la capacidad de
enfoque, atención y concentración mental.
 Los médicos no conocen la causa de la fibromialgia,
pero es muy probable que esté relacionada con
varios factores que actúan en conjunto. Estos
pueden ser:
 Genética. Debido a que la fibromialgia suele ser
hereditaria, podría haber ciertas mutaciones
genéticas que probablemente te hagan más
vulnerable a padecer este trastorno.
 Infecciones. Algunas enfermedades parecen
ocasionar o agravar la fibromialgia.
 Trauma físico o emocional. A veces, la fibromialgia
se puede desencadenar a raíz de un traumatismo
físico, como un accidente automovilístico. El estrés
psicológico también puede desencadenar la afección.
 Los factores de riesgo comprenden:
 Sexo. La fibromialgia es más común en
las mujeres que en los hombres.
 Antecedentes familiares. Podrías tener
más probabilidades de padecer
fibromialgia si un familiar también tiene
la enfermedad.
 Otros trastornos. Si tienes artrosis,
artritis reumatoide o lupus, puedes ser
más propenso a presentar fibromialgia.
 El dolor y la falta de sueño asociados con la fibromialgia
pueden afectar la capacidad para el desenvolvimiento en el
hogar, y en el trabajo. La frustración de afrontar una
enfermedad que, con frecuencia, es incomprendida también
puede causar depresión y ansiedad relacionada con la salud
7.4.4. PROBLEMAS DEL PIE
 Con el paso del tiempo los pies sufren algunos
problemas; hasta 20% de la población geriátrica se
queja de dolor en los pies. No se conoce con
precisión la prevalencia de las afecciones
podiátricas, ya que no hay un acuerdo en la
definición y en ésta pueden incluirse desde la
incapacidad para cortarse las uñas como
consecuencia de deficiencias funcionales y la
imposibilidad de encontrar zapatos adecuados
hasta las úlceras extensas.
 Asimismo, pueden incluirse en las anomalías de
la piel las alteraciones de las estructuras
musculo esqueléticas, enfermedades vasculares,
neuropatías, heridas extensas, deformidades y
otros trastornos más. También influyen la
forma en que estos problemas afectan la salud
en geriatría y el tipo de población incluida dada
la gran diversidad en el envejecimiento. Hasta
la mitad de los pacientes ancianos refieren
callos, Hallux valgus, deformidades del dedo
pequeño o engrosamiento de las uñas.
 En el extenso estudio
multinacional Aquilles Foot Screening
Project, en el que se recopilaron datos de
casi 14 000 personas de edad avanzada, se
encontró que 78% de las personas mayores
de 65 años tiene problemas en los pies, los
más comunes de los cuales son
onicomicosis (48%), tiña podal (29%), pie
plano (28%), callosidades (26%) y dedo en
martillo (24%).
 Los ancianos muestran una notoria insatisfacción si
hay incomodidad o dolor en los pies; además, otros
problemas graves pueden ser efecto de las alteraciones
en los pies o empeorados por ellas. Las anomalías son
reflejo del paciente mismo, la carga del peso corporal
durante años, los problemas ortopédicos desde la
juventud, el uso de calzado inadecuado, la atención al
cuidado personal y los problemas acumulados a lo
largo de la vida, sobre todo en los ámbitos ortopédico,
neurológico y vascular.
 Los pies pueden ser el punto donde coinciden varias
alteraciones sufridas durante la vida y reflejan en
síntesis el uso, abuso y desuso de los hábitos
personales. Soportan directamente los aumentos de
peso, por ejemplo, en el embarazo; en este caso, el
cambio del centro de gravedad y el peso extraordinario
pueden alterar la estructura del pie; algunas veces se
presupone que los pies crecen, aunque sólo se estiran
tendones, músculos y fascias, por lo que se experimenta
un incremento de la longitud y ancho como
consecuencia de alteraciones de los espacios interóseos
por subluxaciones
 Algo parecido ocurre con la obesidad. De igual
modo, el calzado que impone la moda puede
ocasionar graves problemas al no dejar espacio
suficiente; por ejemplo, dedos en garra, callos,
acortamientos y otras deformidades. Menos atención
han merecido los micro traumatismos repetidos, las
deformidades constitucionales, los excesos, etc. Todas
estas anomalías pueden ser tan graves que afectan la
estabilidad.
7.4.5. INMOVILIDAD
 Existen pacientes que estando en condiciones
de movilidad total caen abruptamente en
inmovilidad, como es el caso de aquellos que
sufren accidentes vasculares encefálicos o
traumatismos incapacitantes. Otros muestran
un deterioro progresivo, ya sea desde una
situación de movilidad total o parcial por
alguna enfermedad crónica, como es el caso de
la osteoartrosis, las enfermedades neoplásicas,
la insuficiencia cardíaca y respiratoria o la
enfermedad de Parkinson.
 Algunos cursan con fenómenos episódicos que
ceden totalmente, como en las enfermedades
autoinmunes o neuropatías de origen
hidroelectrolítico, o episodios que van
disminuyendo progresivamente la capacidad
motriz, como las caídas a repetición o las
hospitalizaciones frecuentes.
 Las estadísticas muestran que hasta un 20% de
los adultos mayores de países en vías de
desarrollo tienen importantes dificultades en su
desplazamiento y la mitad de ellos se encuentran
en estado de postración.
 Las principales causas de inmovilidad en el
adulto mayor son:
 La falta de fuerza o debilidad
 La rigidez
 El dolor
 Alteraciones del equilibrio y problemas
psicológicos
 Además, con el paso de los años se producen una
serie de cambios fisiológicos que contribuyen a
disminuir la movilidad
 Enfermedades y condiciones que
contribuyen a la inmovilidad
 Musculoesqueléticas
 Neurológicas
 Cardiovasculares
 Pulmonares
 Factores psicológicos: como ansiedad severa,
depresión o catatonia pueden producir o
contribuir a la inmovilización. También es
destacable que la condición de postración
puede tener algunos aspectos gananciales para
ciertos pacientes, como es el hecho de ser más
atendidos y contar con apoyos económicos
extras.
 Causas ambientales
 Iatrogénicas
 Problemas sensoriales
 Problemas motores
 Consecuencias
 Son múltiples las limitaciones que causa la
inmovilidad.
 Sociales. la pérdida del empleo, de actividades
esparcimiento, de relaciones sociales.
 Psicológicas. Puede haber depresión, temor a las
caídas, pérdida del control e incapacidad
aprendida.
 Físicas. Puede conducir a caídas, incontinencia,
pérdida de fuerza y capacidad aeróbica, úlceras por
decúbito, contracturas y trombosis venosa
profunda y embolia pulmonar.
 Manejo de la inmovilidad
 Además del tratamiento de todos los factores
identificados como contribuyentes a la inmovilidad,
la consulta a un kinesiólogo debería siempre ser
considerada, pues él se encargará tanto del
entrenamiento y rehabilitación física del paciente,
como de ayudar a solucionar los problemas
ambientales (por ejemplo, instalar pasamanos, bajar
las camas, sillas de altura apropiada, etc.).
 El peligro del reposo prolongado en cama debe ser
reconocido y evitado, por lo que en los pacientes
hospitalizados se debe propiciar el manejo kinésico
continuo.
7.4.6. INESTABILIDAD Y CAIDAS

 La caída se define como la precipitación


repentina al suelo, que se produce de forma
involuntaria, y que puede acompañarse o no, de
pérdida de conciencia. Epidemiológicamente, los
accidentes son la sexta causa de mortalidad en
personas mayores de 75 años, y de éstos, las
caídas son la principal causa. El riesgo es mayor
en ancianos hospitalizados, sobre todo en la etapa
inmediatamente posterior a su ingreso, debido al
rechazo a una actitud sobreprotectora.
 El origen de este síndrome es también
multifactorial: enfermedad
osteoarticular, cardiovascular,
neuropsiquiátrica, causas extrínsecas
(obstáculos físicos, calzado, domicilio,
escaleras, etc.) y efectos secundarios de
ciertos fármacos (tabla II),
principalmente.
TABLA II MEDICAMENTOS QUE PUEDEN FAVORECER LAS CAÍDAS
EFECTOS
Medicamentos Retardan la Retardan el Alteran la Afectan el
conducción estado de perfusión control
central alerta cerebral postural

Narcóticos + - - -
Hipnóticos + + - -
Ansiolíticos - + - -
Vasodilatador - - + -
Antidepresivos - - + -
Diuréticos - - - +
Digital - - - +
 Los factores de riesgo más importantes para la
aparición de este síndrome incluyen: debilidad
muscular, alteraciones de la marcha y el
equilibrio, deterioro de las funciones mentales,
deterioro en las actividades de la vida diaria y
poli medicación.
 Consecuencias del síndrome de inestabilidad-
caídas
 Las consecuencias de este síndrome pueden
clasificarse en inmediatas y tardías. Las
primeras incluyen:
 Lesiones menores en partes blandas y fracturas, que
son más frecuentes en la cadera, el fémur, el húmero,
las muñecas y las costillas; también se debe
considerar la posibilidad de un hematoma subdural,
después de un deterioro cognitivo no explicable.
 * La dificultad para levantarse se produce en el 50%
de los casos, y el 10% permanece en el suelo más de
una hora, lo cual puede provocar deshidratación,
infecciones y trastornos psicológicos, y en algunos
puede producirse un cuadro de hipotermia, capaz de
generar la muerte en el 90% de los casos.
 Las consecuencias tardías
comprenden:
 * Limitación funcional que puede
llevar a la inmovilidad con todas sus
complicaciones.
 * Síndrome pos caída, caracterizado
por la falta de confianza del paciente
en sí mismo, por miedo a volver a
caerse y restricción de la
deambulación, ya sea por él mismo o
por sus cuidadores, llegando al
aislamiento y a la depresión.
 Respecto al tratamiento y prevención del
síndrome de inestabilidad-caídas, es preciso,
lógicamente, poner remedio a las
consecuencias agudas que derivan de la caída
y las enfermedades subyacentes; sin embargo,
lo más importante es prevenir las caídas sin
limitar la movilidad, la independencia y las
actividades de la vida diaria. En la tabla III se
recogen diferentes medidas de autocuidado
para prevenir las caídas.
TABLA III MEDIDAS DE AUTOCUIDADO PARA EVITAR LAS CAIDAS
Conocer que enfermedades y que medicamentos pueden provocar caídas
Revisar la visión y prestar atención al cuidado de los pies
Usar gafas si se necesitan, evitar lentes bifocales para caminar
Usar calzado adecuado, tacón bajo y amplia superficie
No utilizar ropas largas
Hacer ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada
Realizar actividades de la vida diaria tan pronto como sea posible después de una caída
Tomarse el tiempo necesario para levantarse de la cama o de la silla
Estar alerta
Si se produce una caída, aunque no haya daños, informar al médico, ya que dicha
caída puede ser secundaria a una enfermedad de base
7.4.7. FRACTURAS MÁS FRECUENTES
 Las fracturas en personas mayores más
frecuentes son de cadera, vértebras o pies y
tobillo y suceden por las caídas y la osteoporosis
 En las fracturas óseas en personas
mayores influyen dos aspectos: las caídas y la
osteoporosis. El riesgo de caída aumenta con la
edad, debido a que se pierde agilidad, fuerza,
visión y equilibrio. Si a ello le añadimos la
fragilidad ósea que supone la osteoporosis da
como resultado que el riesgo de fracturas en
personas mayores sea muy alto.
 Una de las más habituales es la fractura
de cadera en persona mayor. Si sufren
una caída y todo el peso recae sobre esa
zona, es muy probable que el hueso se
fracture. El tratamiento para la fractura
de cadera en persona
mayor es quirúrgico. Se deberá operar al
afectado para colocarle una prótesis y
mantener un tiempo de reposo antes de
empezar con la rehabilitación.
 Otra de las fracturas óseas en personas
mayores más frecuentes es la fractura de
vértebras. Son la manifestación más común
de la osteoporosis. El tratamiento va
encaminado a reducir el dolor, dar
estabilidad e inmovilizar la zona. A estas
típicas fracturas se une las fracturas en el
tercio inferior de la pierna. Tanto de la tibia
o peroné como de tobillo y pie. Este tipo
de fracturas óseas en personas mayores se da
principalmente en mujeres. Para tratarla
hay que inmovilizar la zona
 Para su prevención es necesario recurrir a
elementos de apoyo como bastones, trípodes
o andadores para manejar mejor la
inestabilidad. También es importante usar
un calzado antideslizante, con una correcta
sujeción del pie. Hay que acondicionar la
casa, evitando alfombras y muebles que
puedan molestar y colocando barras o asas
en el baño o la ducha, por ejemplo.
 Además, para prevenir la osteoporosis
hay que practicar regularmente alguna
actividad física para fortalecer huesos,
mantener la masa muscular y mejorar la
fuerza y la elasticidad. Y mantener una
buena alimentación rica en calcio y
vitamina D.

También podría gustarte