MADRID, DÍA Í6 DE
N Q V B R E DE 1951,
NUMERO SUELTO
•70 CENTS.
NICOLÁS ANTONIO
ICOLÁS Antonio>es, todo esto: ca-
N ballero dé Santiago, agente general;
del Rey en;Roma, canónigo dé Se-i
villa, consejero del Rey, fiscal, en el Conse-i
jo de la Santa Cruzada. Todos tenemos un-
ras'go saliente- en lívida; el íssgo saliente
de' Nicolás Antonio lo constituyen unas.
. declaraciones' íntimas, expuestas en uñé'
carta particular; está, fechada lia' carta a
2 de septiembre de i 1663. Posiblemente, a'-
Un amigo de Nicolás Antonio se le va a
conferir un cargo: ni Nicolás Antonio
quiere que se. lo ^confieran .'no en las In-.
días, sino,en Castilla. Lss Indias "no son
sino para hombres que quieran; ir, ;a sepul-
tarse en un olvido de todo lo4virtuoso >
precioso de Europa". No duda.Nicolás An-
tonio q.ue éste será también elj parecer ds
BU amigp; le conoce bien. "Pues conozco
. —dice—^que vive con lo que; a aquellos mí-
seros desterrados del otro mundo, les fal-
ta, que es la* comunicación -..con los li-
teratos y él manejo de las obras del enten-
;. dimientOj de que; tan fecundo: es, mayor-
mente noy,, el suelo de esta parte del mun-
do antiguo, en donde Dios le :dió natura-
leza no para que:vaya a tratar; con los in-
dios, . sino sólo para averiguar de las In-
dias cuanto/' haya1 de aplicarse a cosas, de
ellas." E l caso es raro; en 1590, Cervantes
solicita un empleo en América y se le nie-
ga. Ahora Nicolás Antonio: no quiere que
un amigo suyo desempeñe un cargo en
América. A América sé contrapone no Es.
paña, sino Europa. Nos intriga la actitud
de: Nicolás. Antonio; 'querríamos explicar
sus palabras, justificarlas. En primer lugar,.
Nicolás Antonio escribe desdé Roma; en
ei ! siglo XVII, como en los anteriores,
Soma es una ciudad—"la ciudad eterna"—
. de Intensa, única espiritualidad; No podrá
un hombre espiritual estar, más en su cen-
tro que. estando en Roma. No. puede dejar
.Nicolás Antonio Roma por las,Indias. Ni-
colás Antonio es bibliófilo; "la bibliofilia
ce sustenta,, principalmente, dé libros anti :
t jraos; en Roma los habría de todas clases.
Un bibliónla es. un hombre entregado a lo
. pretérito ; vive, intelectualmente en la an-
tigüedad. El ambienté de Roma, .henchido
de fe y poesía, es' un ambiente de lo pasa-
do; lo es asimismo del presente y de lo ve-
nidero. Al trasladarse a América, tendría
Nicolás Antonio que efectuar'un cambio
• trascendental.: cambiaría el pasado por el
presente. Dejaría el.arte para encontrarse
con la Naturaleza: la Naturaleza en sus for-,
rrias más ostentosas,. en montañas, mares,
• ríos, selvas. '.••"•' * :
Leopárdi nos: habla de un islandés, un
natural de Islandia, que,; cansado de íos
hombres, desengañado, se marcha á las so-
ledades del África; se topa'allí con la Na-
• turaleza, mujer gigantea, indiferente., al
hombre, impasible, con quien dialoga des-
paciosamente. Cada cual tiene un concep-
to de la Naturaleza; unos la consideran,
amiga; y otros.,, enemiga. Fray Luiside
León nos dice que la Naturaleza "es en.jo-
das-las cosas, generalmente, y 'en cada una
por sí, esquiva, y huye el daño, y sigue y
apetece el provecho, o qué, para decir.ver-
dad, es ella, eso mismo que a cada una de
las cosas conviene". Juan Luis Vives, por*
su parte, asevera que "la Naturaleza, como
verdadera maestra de templanza, enseña'
las cosas necesarias, que son pocas y jfá-
s tattismo y reguianza su función.
ciles de haber". Dice esto en un librito tra-
ducido del latín al castellano,pon un hom-
ABC (Madrid) - 16/11/1951, Página 3
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DIARIO ILUS
TRA D O ,-t) E- I N -
bre—Francisco Cervantes dé Salazar— que
. no tuvo inconveniente, en el siglo XVI, en
ir a América,. donde hizo grandes cosas y
donde murió. En. 1838, un escritor deseo-,
nocido—-don José Sanano, bisabuelo del
autor—nos previene contra v.n cierto, sen-
tido filosófico, pánteísta, de la Naturale-.
za. Su refutación es notable. "¿Quién ha
dado existencia—escribe—a los-scres que
comporten el Universo? La Naturaleza, di-
cen. ¿Qué cosa es la Naturaleza?'El con-
junto de todos los seres que componen el
Universo y el complejo de las leyes físi-
cas bajo las cuales: existen; se cons-ervsn,
se destruyen y se reproducen estos seres.
¡Qué círculo tan vicioso! ¡La Naturaleza
hace los seres y el conjunta de los seres
hace a la Naturaleza! "'Para completar el
cpnjunto,hay que leer todo el sutil pasa-
je en "Él GontestEdor". • • \- '••;.:..'.
Nicolás Antonio temería también los pe-
ligros • del viaje a América. Én. el si-
glo XVII, el Atlántico se extendía más
anchuroso que al presente; cada día, con-
ia aviación, vamos achicando más-y.más
ei Atlántico. No era tan peligroso ya, en,
1663, la ruta de América.; En el siglo. XVII,
nuestro personaje hubiera encontrado en
América con qué satisfacer—hasta el-har-
tazgo, hasta la atafea—su apetito de libros.
Existían en Méjico, por ejemplo, desde h.al
cía tiempo, imprentas, libros, librerías, en-
cuadernadores. En un paisaje ..nuCíVO, en
contacto con pueblos nuevos, la .curiosi-
dad de Nicolás Antonio hubiera tenido
ancho campo en que satisfacerse; hubiera
ido del libro al nombre y tornado al libro
desde el hombre. Las imprentas Is propor-
cionarían volúmenes en folio, en cuarto,
en octavo; • Alfonso Reyes nos dice en
"Letras de la Nueva. España" que estos
volúmenes, estampados en el siglo XVI,
estaban encuadernados "a la alemana en
pergamino flexible". No cabe mayor gozo
/para uh bibliófilo. ,Lo más curioso de esta
aventura es que Nicolás Antonio escribe a
un miembro -del Consejo de Indias, Juan
Lucas Cortés, para disuadirle de que vaya
a- América. AZORIN
«EL DEFENSOR»
P EDRO Salinas es una 'de las mejo-
', res posesiones ultramarinas de Es-
paña—de lasN que ningún 98 "puede
perder,, de las que resisten todos los Aya-
cuchos—. No:es difícil dé localizar en el
mapa: hay que llegar hasta las^costas de
.Nueva. Inglaterra, entrarse por el Estado'
de Msssachussets y allí buscar una casa
de ladrillo rojo junto a los reflejos azules
de un río manso, de amistoso nombre.:: el
río Carlos, Charles. Siempre que leo la oda
Ülil
ESTREÑIMIENTO
Este se debe principalmente a |á falta
de residuos en el intestino; que) a" ¡¿.ec'-"'
' der su tonicidad, hace que su función
seo>más perezosa. NÓRMACOL, pro-.
duelo vegetal.e inofensivo, ablanda el
contenido intestinal, estimula el'-peris-
F di M A CI ,ON
G EN E R A L %
de fray Luis al otro Salinas, al ciego Fran-
cisco, me acuerdo del nuestro, porque iam-
bién se serena el aire y se viste "ds hermo-
.suray luz no usada" cuando suena la ex-
tremada música que la sabia mano del poe-
ta gobierna; lo .que Ocurre es que como
Salmas nació a fines del siglo pasado, ha
tenido que 'se? pudoroso é irónico.; y. la
música de sus versos es tenue-, como' la-de
aquel reloj de mil setecientos en que sue-
na Rossini, allá en Ja Casa del Labrador,
entre los oros ós Aranjuez; a veces, sólo
un tintineo de cristal, copa de Bohemia p
araña estremecida y estremecedora.
Hace ya tres años que Salinas publicó
en prensas colombianas un libro que en
España no se. ha leído, Se llama "El defen-
.•scr".: Y, ¿qué defiende? Menudas cosas,
..que parecen nonada,; y ''que siente en
peligro: las cartas, la lectura, la minoría
.'literaria,'el lengusje. El libra, no hay que
decirlo, es;dalicioso, divertido, casi alegre;
y, sin embargo, es un diagnóstico y-de una
grave enfermedad de nuestro tiérppo. Sa-
linas, con su bata blanca y su sonrisa puea-
, la, _le toma el püiso a este mundo en qué
viyimcs, le mira la lengua, obligándole a
hacer una mueca, le pone el 'termómetro,
le baja un párpado para mirar el rojo de
•la conjuntiva y le da .una cordial palma-*'
. tía en el hombro. Ni radiografías, ni aná-
lisis, ni ...recuentos globulares. Nada cien-
. tífico." Casi sólo ver "qué cara tiene"; y lo •
malo' es -que la. cosa es1 difícil y agrave,: a la
vista está., v • . •
¿Qué-tienen de 'común esos menudos
hechos en que Salinas se fija? Nada, como,
no lo tienen el latido de. la sangre en la
muñeca y J a orla escarlata de la pupila.'
Son sólo sintonías de lo que le pasa a nues-
tro cuerpo o a, esa Otra corporeidad más
sutil que llamamos sociedad. Y le pasa...
Se podría decir crisis. de la vida privada.
Utilitarismo económico; pero más aún po-
liticismo,, creencia de que la política es lo
primero, lo .qye de'verdad interesa, ¡lo que
decide. ('Europa se va curando de ése po-
liticismo, que tan Caro le ha co-stado, a
fuerza ds desilusión y saludable aburri-
miento; temo que América esté entrando
en. él, sin escarmentar en cabeza ajena,
descubriendo,, uno tras otro, los "hallaz-
gos" ds que s¿. tendrá que curar,-quiera
Dios que sin cirugía.) También se podría
llamar«a la dolencia de nuestra época, sim-
. plemente, falta de. ocio. En-rigor, lo qué
nos. pasa es que no tenemos tiempo. Por
eso no se escriben cartas, por eso se lee
atropelladamente, por eso se habla mal y
se '^aprenden unos horrores llamadcs "in-
glés básico",.".español básico", que serían
auténticos, justificadísimos "casus belli" si
no fuese por la dscadenciade las naciona-
- lidádes, . •; - . . -
. Pero, ¿por qué RO hay tiempo? ¿Por
qué noskfalta él ocio:? ¿Es que se trabaja
más que nunca ? En España; quizá sí; pero
el fenómeno es general; más-aún, en otros
países,es más agudo; y, tomadas ías cosas
en toda su extensión, rio es cierto que hoy
se trabaje más.. La, jomada de labor se ha
reducido en todas par-tés. De. k-s once ho-
,ras de hace poco,más dé, un'.siglp se pasó.
a las diez; luego fue.'la Jornada de ocho
horas—un giran rnitp de nuestro siglo—,
.que^nbs llegó, a parecer, algo fijado por las
estrellas;; pero luego fue menguando, en
horas y en días dé la semana; siete, a ve-
ces se¿s horas; y el sábaül»—el sábado en-
tero-^íiende ,á desaparecer; o el lunes.
Pronto se llegará a la fórmula de la famo-
; .. ,;,.' , /. :(Pas.a a la página 5.)