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EDITOftIAll DE CftOlilOS
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L. C.
BERNARDO,
..4.rzahi8pll de Bogotá.
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"Charlas de
luis Donoso"
Cien charlas por un pe~on
~-
-
UGlor $ 1.00
LA FISONOMíA PECULIAR DE LA ANTIGUA
SANT AFÉ
Ln antigua Oalle del ÁJ'co.
liEl fisonomÎlil peeulililtt de IEl antigua Santafé.
,
días de Tisquesusa; Serrezuela que los españoles con-
- 48
SANTA CLARA
lia fundlleión del Convento de S&otll Cl&tr&.
Bebida deliciosa
cuando en su hervor el molinillo e8puma,
y en pozuelo de Zoza
en el coco o totuma,
eZ hombre bebe 11 un oigarro fuma.
- 86-
cnllocía. del todo cuáles eran las leyes con flue se go·
lnerna la Iglesia ....
rales debieron ser las reflexiones que en Il\ mañana
del 20 de jllnio de 1852, embargaron el espíritu de
dOll Manuel ,José Mosqtlcra, mientras contemplaba ea·
millO (le Puente Aranda, la ciultad <le Santafé que
ahandonaba para siempre.
EL ESCONDRIJO DE UN SECRETARIO
DE ESTADO EN 1861
El eaeondflijo de un seel'etaJ:lio de Estado
en 1861
Esa tu her1nOSUt'a
ele tu candor,
el alma me roba
me roba el amor.
por la. Iglesia para expresar el dolor <le 108 que aquí
quedamos y los temores de los que se van, se oyó esa
mañana en Pcíïa.snegras.
Los sacerdotes entonan las lecciones de Joh, dete-
niéndose extenuados en las últimas notas de una so-
noridad extmlla que armoniza con el ruido de las aguas.
«Mi alma. está aburrida, de la. vida; daré suelta It
mi q\lej~t, y hablaré con amarguI'fi (le mi alma».
¡Qué bien siente este canto don Al varo, arl'IHlilla·
do alla en uu rincón vecino a la sacristía en el sitio
mismo donde la madre solía orar: jY cuán a las cIa·
ras entiende hoy las quejas del Patriarca Idumeo!
En verda.d puede decir con el rey Ezequiel:
«La generación de los míos me ha sido ya quitada,
y parece ya ella como envuelta en sí misma y enro-
llada cual tiend~ de pastor cua-uclo llega el in yierno ... ~
El cortejo SitIe de la iglesia, y se detiene a trechos
en varios lugares, y otras tantas veces el canto lento,
desolador y gemebun(lo se hace oír; ora con ecos fu-
gaces de esperanza; or¡¡, mezclatIo con las súplicas de
quien desea la paz tIel alma; om, finalmente, abundo·
so en temores y angustias por el presagio de la futu·
l'a y eterna calamidad de que habla la Escritura.
Toùo aquello acabó antes del mediodía ...
y por fin, Alvaro vino a sentir la soledad en sus
aposentos. Y llegó la ora de rezar las vísperas, y bu·
bo ùe recor(lar entonces el pobre párroco, que, cuan-
do el sol volviera a nacer, «el Rey de los los reyes
vendría del Paùre como esposo que viene regocijado
del tálamo nupcial~.
En verdll,d, dijo don Â.lvaro para sí, que esta noche
será Nochebuena!
Varias veces se le cayó el hreviario de entre las
manos, y casi sin poder pronunciar la8 palabms, Lu-
bo de decir con san León en las lecciones del segundo
nocturno: «No es lícito que haya hoy lugar alguno pa·
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FIN
biEL/Onc/' UL ! 'I:
INDICE
P'ginall.