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Caray, mi compay:

DECIMAS A
TUTIPLÉN.‫٭‬

de Leoncio Yanes
* Del latin: a tutus plenus, por cantidad

AUTOR: José Teófilo Gorrin Castellanos

1
DEDICATORIA

--Al profesor Rigoberto, el nieto de Leon-


cio, quien arriesgó igual por esta publi-
cación.
--A mis más queridos familiares: Maritza,
Gabriel y Yareli, mi esposa e hijos, que
velan siempre.

2
ENTRANTE NECESARIO

Es un libro para desempolvar recuerdos el decimario de Leon-


cio Yanes; y, porque escribir una espinela era lo máximo y lo
consigue.
Cuando se releen colecciones de Yanes como la inédita De
Guane1 a Baracoa, donde no se encuentra otro color que el ver-
de en las más de 140 décimas, incluso, de algún matiz: ¿pobre-
za..? No lo creemos, si tenemos sobre aviso que, de temprano,
su vida la echó en la vega de tabaco… ¡un mar verde sin tonali-
dades! El recuerdo lo persiguió siempre. Y asalta la pregunta:
¿por qué, en Cuba, la décima como esquema poético floreció en
las zonas de población y de producción de canarios, como nor-
ma..? No fue el único espacio, ni la única vía, pero sí la más
concurrida…
Varios temas más no abren igualmente espacio… tal el entorno
crítico que desde el punto de vista artístico-social le toco convi-
vir, mientras su obra escrita o actuada se procuraba plaza. Por
ello nada mejor que indagar en la mayor cantidad posible elo-
gios, criticas, desencuentros…, emitidos directamente o apareci-
dos en publicaciones u otros medios difusores. De destacados
conocedores, de versados conocedores de la décima, así como

1
Guane, población de la provincia de Pinar del Río al occidente del país; y,
Baracoa, la más al oriente… Los dos extremos.

3
de sus cultivadores… Y en los finales, procuraremos que el de-
cimario escogido incluya lo más representativo de su obra de por
vida y, direccionado, por las tendencias que lo contextualizaron.
Supone algún inconveniente para la lectura del trabajo la inclu-
sión de los diferentes espacios de la geografía nacional, mu-
chos de ellos no muy conocidos, donde se desenvuelve o deam-
bula el decimista. Se han tomado las medidas que buscan res-
tarle valor a ello para que no afecten la lectura y el disfrute poé-
tico; por lo que, en las más de las ocasiones se transformaran en
meras locaciones simbólicas.
La legendaria figura de estos lares monteses en su argot, Sa-
muel Feijóo; quien abrumó con su ideovisión campestre una por-
ción importante de la cultura nacional en gran parte del pasado
siglo XX; apostó, desde sus inicios de editorialista, por este sin-
gular, de siempre decimista popular y montes: Leoncio Yanes
Pérez. ¿Qué le aportaba?... Es que sus décimas las encontra-
mos, en repetidas ocasiones, dentro de las recopilaciones litera-
rias que llenaban páginas en medios divulgativos como las re-
vistas Islas y Signos a las que Feijóo había dado vida y a segui-
das dirigía; resaltando las de Yanes junto a las de destacadas
luminarias del bregar literario nacional… A eso dedicaremos
igualmente espacio. Y como nunca dejó de dedicar décima al
tabaco en sus decimarios, aquí les va:

El canto del veguero


Por el florido venero

4
que baña el Cubanacán
en su caballo alazán
iba un rústico veguero.
Llevaba un viejo sombrero
y remendados calzones
en muy malas condiciones,
y de su rota camisa
abanicaba la brisa
los harapientos girones.

Era una tarde serena;


pero el mísero veguero,
marchaba por el sendero
sumido en profunda pena.
El alma llevaba llena
de amargas tribulación,
pues toda su producción
tabacalera tenía
sin vender y no podía
cumplir con su obligación.

En esa vega, cifrado


estaba todo su anhelo,
y le causaba desvelo
el no haberla liquidado.
El mercader avisado

5
en el arte de comprar
jamás le quiso pagar
precios de convencimiento,
y en tan crítico momento
se casaba de esperar.

Su mente se detenía
meditando en el futuro,
sin un apoyo seguro
y sin ninguna garantía.
Ya de nada le valía
trabajar con honradez,
y observaba que, tal vez,
otros con menos derechos,
prosperaban satisfechos
sin miseria ni escasez.

Y pensado en ese afán,


dejando atrás el Capiro,
el desdichado guajiro
en su caballo alazán
siguió del Cubanacán
el florecido venero,
y su canto lastimero
retumbando en la espesura,

6
dijo que eran de amargura
las décimas del veguero.2

Había nacido Leoncio Yanes Pérez en la finca El Mamey, ba-


rrio La Sabana, en el poblado de Camajuaní de la provincia de
Las Villas. Espacio de presencia canaria, o isleña como también
se dice, al parejo que la otra región de la cercana comarca de
Cabaiguán a donde a seguidas fue a vivir su padre, el veguero
Anastasio y su madre Casimira; con una familia de trece hijos,
de la que Leoncio era el mayor. La nueva vivienda era parte de
una finca --y zona--, dedicada, al igual, al cultivo del tabaco, de
amplio ancestro canario. Y muy temprano el adolescente se es-
trenaba en el arte muy popular de escribir en la barroca espinela,
pero con una estructura literaria sencilla, sin artificios… Real-
mente no fue casual cómo el antropólogo Argeliers León, des-
cribiera la décima criolla en su documentado libro, Del Canto y el
Tiempo: ―…esta población rural arrastró consigo la décima de
fácil construcción y hasta improvisación‖.3
Cuando en una entrevista, Yanes se refería al valor de la déci-
ma, y de ésta unida al teatro en la cultura popular, lo expresaba
así:

2
Poema tomado del libro-colección, editado por Samuel Feijóo: Los Trovado-
res del Pueblo, tomo I. Búsqueda selección y prólogo de Samuel Feijóo. Uni-
versidad Central de Las Villas. Cuba. 1960, pp.471-472. Vale destacar que
este poema había sido publicado antes, en la Revista de circulación nacional
Zigzag, en plena dictadura, el día 29 de noviembre de 1958.
3
Del libro del Doctor Argeliers León: ―Del Canto y el Tiempo‖, p.29

7
Para las zonas campesinas más aisladas creo que
existen dos formas de comunicación excelentes: una ar-
tística, el teatro, y una literaria, la décima, ambas debe-
mos consolidarlas y enriquecerlas. Vea como modelo al
grupo Teatro Escambray. Ellos incluyen décimas en al-
gunas obras, mas fue el contacto directo con el campo lo
perfecto para demostrar la efectividad de un espectáculo
con décimas y viceversa.4

Y es fácil de entender. Y otros varios asertos que pueden rela-


cionarse y que enriquecen el comentario vinculado a los prime-
ros pasos de la décima en Cuba; Y dejaba claro el libro ―Lo que
sí dijo Villaverde del Curro en Cecilia Valdés‖5 que, el primer tea-
tro de la Habana fue el popular Circo de Martes en Jesús María,
barrio de los Curros habaneros donde se creaba mucha décima;
y que Malanga, el curro de Villaverde en su insigne novela, vivía
puerta con puerta a dicho primigenio teatro 6

En fin, que vale hacer correcciones a entuertos historiográfi-


cos, como cuando La Carta VIII, fechada el 18 de junio de 1840,
del libro Viaje a La Habana7 de la poetisa y escritora cubana en
Paris, doña María Mercedes Santa Cruz y Montalvo, Condesa
de Merlín;8 en el que relata del decimista Ño Pepe presente en

4
En entrevista que le hiciera Evangelina Chío
5
Gorrin Castellanos, José Teófilo, (2018): Lo que sí dijo Villaverde en Cecilia
Valdés, Bogotá. Editorial Autores Editores
6
Gorrin Castellanos, 2018.
7
No está claro, en los dos documentos que muestran el relato de Ño Pepe,
quien es el real autor. Cabe incluso sea un tercero…
8
Viaje a la Habana, de la Condesa de Merlín. Edición cubana dela Editorial
Arte y Literatura, 1974.

8
una llamada fiesta de Velorio del Mondongo; cuando escribiera
un indudable repress de uno publicado antes, en diciembre de
1838, por el cronista costumbrista José Victoriano Betancourt. Y
así lo cuenta la Merlín, aunque poniendo todo entre-comillado,
tal cual una cita:

«A eso de las nueve de la noche se presentó un nuevo perso-


naje.
¡Hola, dijo una guajirita, ya oigo la voz de Ño Pepe el Mocho‖.
«La guajirita apenas tendría doce años, o como se dice poéti-
camente en el país, no había visto brotar dos veces el cocote-
ro plantado por su padre el día de su nacimiento. En efecto,
era Pepe el poeta.
«Buenas noches, caballero --dijo al entrar--. Vuestro mon-
dongo despide un olor famoso.
«--Buenas noches, buenas noches –le respondieron veinte
voces a la vez--. ¿Y tú tiple y guitarra?
«Aquí los traigo; no vengo desprevenido. (157).
….
«…Pepe el Mocho, guajiro […] trovador inagotable, recoge
su cosecha de maíz […] y se pasa lo demás del tiempo reco-
rriendo el país con su instrumento en la mano, la guitarra, pa-
ra cantar sus décimas, que desea oír todo el mundo; compone
décimas para los celos, décimas para el amor dichoso, déci-
mas para la venganza y la pasión y se las canta y se las en-
seña a las muchachas […] Hombre extremadamente útil […]

9
camisa por encima de su pantalón, unos anteojos y su guita-
rra colgada al hombro».(1974:159)

Por su parte, en un relato similar, con el título de un Velorio del


Mondongo, aparecido en la revista ―La Cartera Cubana‖ de La
Habana, diciembre 18389, escrito por el cronista costumbristas
José Victoriano Betancourt, nos cuenta, casi idéntica, la historia
de Ño Pepe; y, como que era del propio Betancourt. No la publi-
ca entre-comillada… La que relata Betancourt dice:

--Por su turno van llegando algunos, rezagados y a lo lejos


se oye una voz que desentonadamente canta una décima.
--Ahí viene Ño Pepe, el mocho, --dice una guajirita que no
ha visto parir más que en seis ocasiones el coco que su pa-
dre sembró el día de su nacimiento.
--Güeñas noches, caballeros --dice éste llegado--, y que
bien jíe el mondongo.
--Muy güeñas noches, ño Pepe –responden veinte voces a
la vez--: ¿y el güiro? --le preguntan.
--Aquí lo traigo, yo nunca ando desprevenío. (Bueno,
2016:291-292)

Y transcribimos textual, además de lo que agrega al relato Be-


tancourt, que cuenta:

9
Sección tercera: Costumbres: pp. 363-368

10
Es de advertir que este Ño Pepe es un guajiro con más
cuartos que la casa de Correos, con más levas que el buey
limón. Campesino trovador, que arrea maloja dos o tres días
al año, y a lo restante de él se anda de estancia en estancia
cantando y tocando el güiro; sin embargo, todos le quieren y
le buscan porque sabe décimas que dan celos, para despre-
ciar, para enamorar…; y está comisionado, además, para
comprar las que necesiten los de aquellos partidos, lo que
efectúa ocurriendo (palabra ésta, que el diccionario de la RAE
como: acudir, concurrir), a un pardo anciano que vende li-
bros viejos, poesías, cantos eróticos en la esquina del
Campo de Martes, y por más señas, gasta espejuelos de hie-
rro, camisón de ruan y un hidrocele de dos quintales. (SIC)
(La nota y los destaques son nuestros) (292)

Es que José Victoriano le atribuye la paternidad de las décimas


que canta Ño Pepe a –repito--: ―un pardo anciano que vende
libros viejos, poesías, cantos eróticos en la esquina del
Campo de Martes. (Agrego: ʻadjunto al Teatro de Jesús Maríaʼ.)
Y Ño Pepe, el gran trovador, es, a su manera: un cantor criollo,
de los lares campestres; que le compra las décimas a un curro
original. Y Betancourt, describe al viejecito a todas luces curro

11
sevillanos,10 que aún se estacionaba en una esquina de la Plaza
de Marte, parte del barrio Jesús María: sevillano, con cultura… Y
el erotismo criticón de ʻbuen Costumbristaʼ, que le añade Betan-
court, del que no queda fuera el viejo pardo, al desprestigiar
cualquiera que le sepa a curro; a quien describe: ―…con su bien
destacado ―hidrocele de dos quintales‖ (El subrayado es nues-
tro), y a lo que le agregamos explicación: tremenda hinchazón
en un testículo por la abundancia de infecciones de amante…
será…
En ambos relatos sucede del canto de Ño Pepe, el Mocho;
acompañado por el tiple del ―mal formado‖ Silvestre; sin embar-
go, el relato de la Condesa no cuenta la parte de Ño Pepe que si
hace el gran Costumbrista José Victoriano, donde las décimas
que cantaba el tal Ño, las debía comprar en la barriada negra, a
un pardo, donde la Plaza de Marte.
Este viejo que se sentaba en dicho singular espacio suburbial
capitalino, para vender lo que pudiera; así décimas, que luego le
compraba, entre otros, Ño Pepe, ¡…porque el pardo las sabía
escribir…!
Y nada de extrañar si atendemos a lo que señalaba el extraor-
dinario poeta y estudioso Jesús Orta Ruíz quien decía en artícu-
lo aparecido en la Revista Signos: ―...y hay constancia de que los
negros curros, nacidos o criados en Andalucía, ya traían a la
América rasgos de la cultura española y no pocos de ellos fue-
10
Estos negros curros llegados de Sevilla en el Siglo XVIII para trabajar, lue-
go de la toma de La Habana por los ingleses, en el Real Astillero. (Vea libro
del autor Gorrin: Ruta Afrocaribeña de la Décima‖, 2017)

12
ron decimistas‖11.cuando hay investigadores que consideran
que, en sus orígenes, la improvisación era resultado de no co-
nocer de leer y escribir. Así, el sapientoso decimista –al decir de
Feijóo--; de nuestro interés: Leoncio Yanes, igualmente afirma-
ba: ―La improvisación de la décima, el llamado repentismo, tuvo
uno de sus orígenes en el hecho de que la mayoría de sus culti-
vadores eran analfabetos. En el ejercicio constante de la memo-
rización y, por otra parte, la necesidad de armarla mentalmente,
dio lugar a la improvisación‖.12
Muy oportuno lo que nos señala Yanes, que cierra el episodio
de Ño Pepe y nos abre otros, a seguidas; y de lo que añadimos
reflexiones. A Cuba llegaron prontamente los poemas en versos
en métrica de décima. ¿De Canarias? Un investigador español
actual del tema, tomaba partido y expresaba: 13

No ha tenido ni tiene, sin embargo, la décima en Canarias


esa misma importancia que en Cuba, y mucho menos como
estrofa usada en la escritura y por los poetas «cultos», pero sí
mucho más que la que tiene o haya tenido nunca en ninguna
otra región española, sobre todo en la modalidad de «poesía
popular». En este sentido (como en otros varios), Canarias es
región que está a medio camino entre la Península y el Conti-

11
En Revista Signos º 41, julio-diciembre 1995, pág. 12
12
Tomado de un material inédito: ―Para ser decimista‖, en el archivo familiar.
(Mayo de 2019)
13
Maximiano Trapero, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en
las Conclusiones al Simposio sobre la Décima celebrado17 al 22 de diciem-
bre de 1992.

13
nente Americano, y aun me atrevería a decir que es más his-
panoamericana que simplemente española.

Del evento internacional realizando, por años, sobre la décima;


su organizador el propio Doctor Trapero, en una de sus interven-
ciones en el desarrollado en 2015, destacaba como un repentis-
ta cubano invitado, Jesusito Rodríguez, refería de su origen, con
una décima: Málaga, mano de miel,/ nueve meses esperó/ y en
una estrella le abrió/ las pupilas a Espinel./ La décima puso en
él/ su cauce de amor profundo/ y hoy en la copa del mundo/ para
que bebiendo siga/ nuestro «Habana Club» se liga,/ con su «Fe-
lipe Segundo». Y hay otro aspecto también, que para introducir
su discusión nos servimos de los criterios de Dr. Trapero quizás
la autoridad crítica, mejor documentada de la décima como mé-
trica popularizada, incluso, como fenómeno social, cuando dice:

―…no todas las décimas que andan en la tradición oral


de Canarias y de Cuba son modelo de poesía, como
tampoco lo son las que se improvisan en una canturía o
por cualquier circunstancia, pero ¿es que acaso los son
todos los poemas que salen de la pluma de autor ha-
biendo tenido éste el tiempo detenido a su disposición
para corregirlos, enmendarlos o incluso desecharlos?
Pues éstos, en todo caso, no tienen otra representativi-
dad que la meramente individual de su autor, pero las
décimas que viven en la tradición son sentimiento y ex-
presión de una colectividad, de un pueblo entero, y las
14
décimas que nacieron improvisadas en la canturía lo fue-
ron para cumplir la función de una comunicación inme-
diata con el público oyente, y muy posiblemente lograron
el efecto de una emoción, motivo suficiente para la poe-
sía, para la verdadera poesía‖. (El subrayado es nuestro)

El comento del palmero Trapero nos parece único e insoslaya-


ble; para ello, se ha valido de los ejemplares eventos que ha ve-
nido realizando la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria,
bajo su auspicio y orientación, como hemos antes señalado, con
participación de especialistas latinoamericanos, y particularmen-
te de Cuba …los de primera línea. Menciono la doctora María
Teresa Linares, ya historia en el tiempo; quien, aún sus valores y
conocimientos, también cargaba los que había acumulado su
esposo, el antropólogo y folklorista doctor Argeliers León. De eso
y mucho más, se ha arropado el doctor Trapero; que le permite
afirmar, categórico; repito: ―la décima, de canturías y repentismo;
…lograron el efecto de una emoción, motivo suficiente para una
poesía; para la verdadera poesía…‖ Y, dentro de ese parámetro
debemos entender la poesía en décimas del campero Leoncio
Yanes Pérez. Y concluía Trapero: ―Hablo aquí de la décima co-
mo estrofa de la improvisación poética, la décima como punto
cubano… la décima que se ha impuesto en la práctica repentista
de Cuba…‖ 14

14
Tomado del trabajo introductorio al: Documento de los autores. Digitaliza-
ción realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2008

15
Capítulo I:

Lo que dijeron de Yanes sus coterráneos.

1.A la manera del poliversado Samuel Feijóo: En, Crítica Lí-


rica:15 ―Para Leoncio Yanes, decimista popular cubano en sus
décimas «Poesía y amor»‖. (1984:74)

Poesía es una loma


que se eleva al horizonte:
la está recitando el monte
en la voz de la paloma.

Esa poesía
La dicen los matorrales
que crecen en las llanuras
y las espigas maduras
de los verdes arrozales.

La comunica el aroma
de las brisas mañaneras,
la repiten las palmeras
en su continuo rumor,
la nombran con su verdor
las vegas tabacaleras.

También:

está latente en el trino


del sinsonte mañanero;
está diciendo el lucero
en el cielo vespertino.

Pero no solo la bella naturaleza es la poesía, sino que:

15
Samuel Feijóo (1984): Crítica Lírica. La Habana. Ed. Letras Cubanas. Tomo
II, pp. 74-75

16
está viva en la energía
que en el trabajo se luce;
en lo que nada produce
no puede haber poesía.

El decimista popular finaliza, pronunciándose por una gran li-


bertad expresiva:

Poesía es un vergel
sin jardineros, sin rejas,
donde llegan las abejas
a libar la rica miel.

Vale el aclaratorio que añadimos: todas las negritas, antes,


son de Feijóo…

Lo que dijo René Batista. Y, una selección de dé-


cimas de Yanes.

―…era un poeta nacido en lo recóndito del campo cu-


bano. Un descendiente de isleños que luego de usufruc-
tuar las artes, desventajas y lechones asados colindan-
tes con el repentismo, a través de un fecundo quehacer
autodidacto como única vía posible —y sin apartarse
mucho de la estrofa de los diez versos octosílabos— hi-
zo crecer su pensamiento y creación hasta situarse, co-
mo figura visible, en un sitio de real significación en la
poesía de estos territorios. Hoy, además de suscribir
aquellas comparaciones suyas de hace treinta y tres

17
años, no vacilo en afirmar que Leoncio Yanes (1908-
1987), cuyo centenario, obviamente, celebramos en
2008, fue también un hombre salomónico e indulgente,
un creador y maestro que les aportó a sus coterráneos
contemporáneos una visión distinta sobre la espinela, al
extremo de convertirnos a muchos en cultores de la
misma…

Y nos arrima una selección del decimario de Yanes


del que tomamos algunas estrofas para conformar el
criterio de Batista Moreno:

1.Mi juventud la pasé


por las calles de Cupido,
treinta novias he tenido
y otras tantas que olvidé.
El amor siempre llevé
latiendo en mi lado izquierdo
y ahora cuando me pierdo
en nostálgica ilusión
perfuman mi corazón
las flores de mi recuerdo.

2.Dalia, una rubia bonita,


simpática y atractiva,
a veces algo impulsiva,

18
fue mi primer noviecita.
La desprecié por Rosita,
una chinita que estaba
como me la recetaba
el médico de mi hogar,
la tuve que abandonar
porque el padre… ―no tragaba‖.

3. Después fui novio de Hortensia,


de Adelfa, de Margarita,
de Gardenia, una gordita
que era toda una eminencia.
Así llevó a mi experiencia
toda esa gama secreta
y me peleé con Violeta
que estaba requetebuena,
porque era mucha escultura
para tan poco poeta.

4.Y viviendo a plenitud


entre flores y mujeres,
aprendí de los placeres,
supe de la ingratitud;
mi entusiasta juventud
se fue transformando en ruinas,
y hoy que voy por las esquinas

19
del amor como un demente,
de mi jardín floreciente
solo me quedan espina

5.Una campiña de flores


de palmas y de yagrumas.
Un dagame arrullador
que derecho se levanta
primoroso el guayacán
que florece en la maleza
Y no hay delicia mayor
que sobre la verde alfombra
del campo, gozar la sombra
de un cedro susurrador .

La primera redondilla de la segunda décima expresa:

7.Ninguna fruta extranjera


es mejor que la cubana,
incluyendo la manzana,
la zarzamora y la pera.
¿Quién comerse no quisiera/
un dorado marañón?/
¿Quién no se come un melón/
de Castilla o de Sandía?/
¿Quién no salta de alegría/

20
con la pulpa del anón?

La última décima concluye:

8.Es de suprema ambrosía,


es de suma sabrosura;
reto desde mi llanura
las riquezas verdaderas
de las frutas extranjeras
con una piña madura.

Sueño
1.¿Quién afirmó que soñar
es tiempo mal advertido?
poeta que no ha tenido
un sueño, no supo andar.
Sueña el viajero encontrar
el sendero ambicionado,
lanza el marino confiado
su velamen sobre el mar
y sin dejar de soñar
llega al sueño que ha soñado.

2.Sueña el músico, se empeña


en buscar la melodía
y logra la sinfonía

21
hermosa, con la que sueña.
En manantial se despeña
desde el alto lomerío,
avanza por el bajío
en constante rumorar,
y sueña con encontrar
nueva vigencia en el río.

3.Sueña el pájaro emigrante


con el clima de otro suelo,
y corta el caudal del suelo
hacia otro suelo distante.
Piensa el peregrino errante
hallar la senda añorando,
siente su fuerza cansada
sufriendo un tan largo empeño,
y siempre le sobra sueño
para seguir la jornada.

4.Sueña si soñando vas


hacia un fin determinado,
ande tu pie precisado
sin marcar un paso atrás.
Si es delirio, nada más,
el sueño que te apresura,
detén el paso. Procura

22
desvanecer tu ignorancia:
hay una corta distancia
entre el sueño y la locura.

El beso del amor.


1.Bésame, pero tu boca
debe aprender a besar
como las olas del mar
sobre la desnuda roca.
El beso que leve toca
la piel, sin ningún calor,
nunca es un beso de amor
que nos pueda impresionar:
es un reflejo lunar
en la boca de una flor.

2.Bésame, pero te ruego


un beso fuerte, sentido,
arrebatado, encendido,
como una llama de fuego.
Ese beso, ese despego
de boca que apenas arde
es un beso muy cobarde
que no hiere, que no abrasa:
es un celaje que pasa
por el cielo de una tarde.

23
3.Bésame, pero procura
que tu verso intenso vibre
como el relámpago libre
que rasga la noche oscura.
Ese beso sin frescura
que se da sin ardimiento,
que no sabe a ser violento
no es un beso, es una gota
de agua débil que se agota
al leve soplo del viento.

4.Bésame, pero que sea


tu beso deslumbrador
como el solar esplendor
que en los montes centellea.
Bésame como desea
el afán del alma mía,
si te falta la energía
para darme un beso entero,
no me interesa, no quiero

un beso de cortesía.

Yo vengo de todas partes16

16
Nota del autor: Esas dos últimas décimas son tomadas de glosas del libro
de Yanes, ―A las sombras de un ala‖. La Habana, 1975.

24
1.Yo salí de tas entrañas

del valle donde la brisa

se embriaga con la sonrisa

esmeralda de las cañas.

Yo vengo de las montañas

seguras como baluartes,

yo traigo los estandartes

de los sueños campesinos,

llego de largos caminos;

yo vengo de todas partes.

Con los pobres de la tierra

Rústicos predios labré,

ingratos por ser ajenos

y sus fértiles terrenos

de sangre y sudor bañé.

De los abusos que sé,

la remembranza me aterra,

yo sé la virtud que encierra

la moral del campesino,


yo compartí mi camino

25
con los pobres de la tierra.

Leoncio por Mariana Pérez


«Óyeme con los ojos»

Un árbol por Leoncio Yanes 17

... Leoncio Yanes Pérez, el Cantor del Capiro, vivió amando a


la Naturaleza; toda su poesía está impregnada de flores, frutas,
árboles, cosechas… Pero también brota de ella la modestia, la
sencillez…

Yo no ganaré la gloria
de Plácido y Milanés,
ni sembrarán un ciprés
en honor de mi memoria.
No me guardará la historia
en sus codiciadas planas;
pero desde las serranas
maravillas del Capiro
gozo brindando al guajiro
nobles décimas cubanas.

17
Publicado el 18 septiembre, 2008 por Verbiclara.

26
Y siguió plantando
la décima, al igual
que plantaba árboles
en los campos. «La
décima es un árbol
que siempre está en
producción» —dijo—,
y tenía fundamentos
para ello. Para perpe-
tuar su memoria, yo
quisiera sembrar un
ciprés; mas no en
cualquier lugar, qui-
siera plantarlo en esa
colina que él dibujó
en su canto como una
Portada de la antología hecha por Mariana Pérez.

montaña colosal y maravillosa. ¿Cuántos versos le dedicó? So-


lamente en el libro ―Donde canta el tocoloro‖ (sic) conté cuatro
décimas y 26 referencias. […] Sería un trabajo enorme contabili-
zar los versos en que Leoncio Yanes menciona, por ejemplo, la
palma o los palmares, la yagruma, la ceiba, el framboyán, la güi-
ra, el dagame, el jagüey y otros árboles del monte. Algunos
ejemplos bastan para medir su amor por las plantas:

Una campiña de flores


de palmas y de yagrumas

27
[…]
Un dagame arrullador
que derecho se levanta (Poeta guajiro)
primoroso el guayacán
que florece en la maleza. (Vegas de Cabaiguán);
Y no hay delicia mayor
que sobre la verde alfombra
del campo, gozar la sombra
de un cedro susurrador (Salidas).

Perteneció a una generación de campesinos que fueron per-


feccionándose como poetas gracias a su tenaz autodidactismo, y
llegaron a obtener reconocimientos importantes dentro de la lite-
ratura cubana, pero sin alejarse de la tradición y casi nunca de la
espinela. Su décima —como una gran parte de la producida por
la tradición oral— es deudora del criollismo y del siboneyismo,
movimientos del siglo XIX que contaron entre sus iniciadores y
líderes a Francisco Pobeda (1796-1881) —este, aunque viajó
mucho, residió casi toda su vida en Sagua la Grande—, José
Fornaris (1827-1890) y Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (Cuca-
lambé) (1829-1862?), el más popular e importante gestor de este
movimiento. Leoncio Yanes siempre reconoció su admiración
por él y le dedicó infinidad de composiciones, aunque —dijo—
no lo imitaba porque el Cucalambé «es inimitable».
También conserva Yanes Pérez reminiscencias evidentes de la
«Oda a la piña», de Manuel de Zequeira y Arango (1764-1846),
y más de la «Silva cubana» (conocida igualmente por «Las fru-
tas de Cuba»), escrita por Manuel Justo de Rubalcava (1769-

28
1805). Y precisamente bajo el título «Las frutas de Cuba», en
una serie de diez décimas enumerativas, nombra Leoncio 30
elementos frutales, aunque, en su celo por nombrarlos todos,
incluye al aguacate —Rubalcava también lo hace—, que no se
considera una fruta propiamente dicha.
La primera redondilla de la segunda décima expresa: Ninguna
fruta extranjera/ es mejor que la cubana,/ incluyendo la manza-
na,/ la zarzamora y la pera. A partir de aquí, y empleando como
recursos la anáfora y la interrogación, comienza la cadena enu-
merativa: ¿Quién comerse no quisiera/ un dorado marañón?/
¿Quién no se come un melón/ de Castilla o de Sandía?/ ¿Quién
no salta de alegría/ con la pulpa del anón? La última décima
concluye: Es de suprema ambrosía,/ es de suma sabrosura;/
reto desde mi llanura/ las riquezas verdaderas/ de las frutas ex-
tranjeras/ con una piña madura […] Leoncio Yanes, que en su
juventud fue repentista, conserva en la escritura ese apego a la
vida natural, la descripción de su belleza y de sus bondades, e,
incluso, hace llamados a la conciencia de quienes se desentien-
den de ella o niegan los valores del campo

Por Verbiclara, una selección.

El sinsonte de la sierra.18

Sinsonte

18
26 agosto, 2008 por Verbiclara. «Centenario del poeta y repentista Leoncio
Yanes Pérez. Guajira enamorada» Blogs confeccionado por Amparo Ballester
López, filóloga y correctora del periódico Vanguardia, Santa Clara.

29
El sinsonte de la Sierra
abre su pico y desgrana
un saludo a la mañana
que brilla sobre la tierra.
No quiere un canto de
guerra,
prefiere un trino de amor,
pero si un cuervo impostor
daña la luz de la aurora,
cierra su pico y perfora
las entrañas del traidor.

Guajira enamorada. 19

Mírate, hermosa sitiera,


en el espejo del río;
ven a beberte el rocío
de la rosa tempranera.
Verás el agua ligera
del rumoroso caudal
tan limpio como el cristal,
que constantemente llega
al torrente, salta y juega
con las flores del juncal.

19
26 agosto, 2008 por verbiclara

30
Un poema de Leoncio Yanes 20

Hace unos días recibí este alentador mensaje:

Amparo:
Ante todo quiero felicitarla por su excelente Blog, el cual descu-
brí por casualidad. Resulta que cuando mi abuelo materno mu-
rió, hace ya 25 años, yo era apenas un niño, me puse a registrar
entre sus cosas personales y descubrí un libro de poesías de
Leoncio Yanes dedicado personalmente por él a mi abuelo. Da-
do el gran respeto y admiración que sentía por mi abuelo y al
encontrar ese libro entre sus pertenencias más importante, lo
tomé con igual cuidado y lo he conservado durante todos estos
años. Hasta ahora creía que la obra de Leoncio Yanes solo me
gustaba a mí y en su Blog descubrí lo contrario.
Le deseo mucha salud y éxitos:
Juan Carlos López

Por lo que enseguida le respondí para pedirle humildemente


que me enviara algún poema de aquel libro:
Amparo:
El primer poema de este libro dice:

Yo he soñado que salgo de este mundo pequeño


que me voy por encima de la tierra y el mar

20
22 marzo, 2010 por verbiclara

31
ya lo dijo el poeta que la vida es un sueño
infelices los seres que no saben soñar.

Es muy reconfortante sentir que por esta vía podemos encon-


trar sorpresas como esta. Espero que Juan Carlos me siga en-
viando poemas de ese libro tan querido primero por su abuelo y
ahora por él.

Yanes por Riverón en el centenario (2007)


Los poetas de entonces ya no somos los mismos21

[…] El inicio de los trabajos


gráficos para publicar, en la
imprenta que administraba
Andrónico Cruz Luna, la anto-
logía Poetas de Camajuaní
quedaba, como tantas cosas
del «mundillo» de la literatura, para el consumo de los entendi-
dos… […] En ese evento conocí a Leoncio Yanes Pérez —que
pronunció tres discursos— […] En aquellos sábados del libro
camajuanenses vi presentar entre otros, recién salidos de la im-
prenta municipal: […] Canto del pueblo (1978), de Leoncio Ya-
nes Pérez…

21
Publicado en Blogs con el título: Al Cantío de un gallo. Ricardo Riverón
Rojas. 18 de junio de 2007

32
Recuerdo la calle de frente a la biblioteca […] y disertantes lú-
cidos, uno de ellos el maestro Díaz Abreu, quien con su habitual
tono docto y parsimonioso aseveraba sobre Leoncio Yanes: «es
la suya una poesía ocupada y preocupada por el destino de los
recuerdos». […] Fue aquel Camajuaní de los setenta uno de los
sitios donde Feijoo se refugió, como solía hacer en sus fugas
creativas, para saciarse de paisajes e ingenuidades. Allí encon-
tró un grupo que había sabido darle vida a una casa editora
(modesta, pero eficaz), a una revista no mimeografiada (Hoga-
ño), a un concurso…‖ (Santa Clara, 3 de abril de 2006)

Otro, de Riverón: Un señor algo viejo, con una humildad


22
enorme

A Leoncio Yanes lo re-


cuerdo impecable en su
atuendo y proyección, como
la nube blanca que desmien-
te al aguacero. Y me com-
place incorporarle —en la
galante magnitud evocati-
va— cierta figura de ángel
bonachón en cuyas alas
poéticas viajábamos, ingrá-
vida y deleitosamente, hacia el inefable reino de la ingenuidad
22
Artículo de Ricardo Riverón Rojas para R. Signos Nº 41, jul-dic 1995.

33
metafórica. Tal vez las anteriores fueran mis únicas palabras
para referirme a este poeta injustamente olvidado si para evocar-
lo me apoyara solo en la primera impresión que me dejó cuando
en 1975 —la humeante pipa como continuidad del alma— im-
provisó (¿acaso recitó?) el discurso de clausura de un encuentro
regional de escritores con sede en Camajuaní. […] Ese escrito
no tendrá rima ni medida, pero sí tiene lógica y concordancia;
por lo tanto es poesía. Leoncio reía para adentro, y asentía con
la cabeza, porque todo, según él, era verdad: «De la extraña
manera en que una verdad se puede construir con algunos pe-
dazos de lo obvio y muchos más de lo invisible…» Así dijo en su
discurso de clausura.
Y André Breton le hubiera agradecido la sentencia, enunciada,
por demás, sin pretensiones programáticas ni poses de magister
dixit. No pasemos por alto que quien así se expresaba era un
poeta nacido en lo recóndito del campo cubano.

El viejo gordo
distrae una espiroqueta
detenida y sangrante
sobre un tabaco
de color consagrado.
El fémur de una rosa
grita, golpea
en marejada de yodo
mientras el tabaco

34
sobre el cuello
de la botella
recita un poema de Eliot.23

Yanes por Evangelina Chió.


24
La voluntad de hacer y crear.

Hace poco conocí al poeta repentista Leoncio Yanes, un an-


ciano de estatura mediana, delgado, tez cetrina, rostro pensativo
por donde corren sus setenta y dos años, ojos achinados y mor-
tecinos resguardados tras los espejuelos. Habla lento y algo ba-
jo, con voz un poco quebrada, mientras junta las manos cuyos
dedos se buscan y aprietan entre sí constantemente.
Leoncio, campesino cuyo desarrollo cultural alcanzó de manera
autodidacta, en libros y en las escaramuzas de la vida […] Naci-
do en Camajuaní, en 1908, anduvo, sin embargo, todos los sen-
deros de su provincia en busca de una justicia por la cual tendría
que luchar largos años. Su poesía es parte y reflejo de su vida:
triste, combativa, decidida, lírica, recta, optimista, cubana. Ese
andar por la pequeña tierra lo dice de mil maneras poéticas.

Yo vengo de aquellos lares

23
Aparece en las páginas 11 y 12 del citado libro
24
Partes de un trabajo originalmente publicado en: Revolución y Cultura, no.
93, mayo, 1980. Pág. 10-13

35
donde salta el arroyuelo,
donde es más azul el cielo
y más verdes los palmares.
Con mis sencillos cantares
siempre digo lo que soy,
nadie piense que yo estoy
con dudas, sin decidirme,
yo vengo del monte firme
y hacia todas partes voy.

Muestro curiosidad por saber cuándo comenzó a escribir


poesía.
—Fue en 1922, cuando apenas tenía catorce años, que publi-
qué mis primeras poesías en el semanario satírico La Política
Cómica, cuyas caricaturas estaban tan bien hechas que eran
comprendidas hasta por los campesinos analfabetos. Aunque,
tiempo después, aprecié la falta de un ideal verdadero y defini-
damente progresista en ese semanario, su contenido, con algu-
na veta antiimperialista, era utilizado por el director para obtener
ventajas personales. Pero, sin dudas, contribuyó a aclararnos
muchas cosas. El semanario fue clausurado por Machado, heri-
do, profundamente por la aparición de una caricatura suya bas-
tante cáustica.
[…]

Le pregunto cómo pudo hacerse de una instrucción y de


una cultura tan vasta.

36
—No fue fácil. Imagine usted que soy el mayor de doce herma-
nos en una familia pobre. Piense en los tiempos difíciles y en
que yo debía contribuir al sustento familiar casi desde niño. Pero
siempre, desde temprano, sentí una poderosa atracción por la
lectura […] me recomendaron El Quijote y lo compré, pero des-
pués de leer los refranes y algunos fragmentos, dejé el libro.
Más tarde, al conocer a otros autores y madurar más, me perca-
té de mi error y retomé la obra donde están muy bien caracteri-
zadas las cualidades del ser humano.

Debo saber a qué se dedicaba antes de entregarse a la


poesía y me responde:
—Creo haber sido siempre un poeta; pero ocurre que, en lucha
por el pan, fui cosechero de tabaco hasta 1934 y después tra-
bajé en las escogidas en Guayos y Cabaiguán…

Rústicos predios labré,


ingratos por ser ajenos
y sus fértiles terrenos
de sangre y sudor bañé.
De los abusos que sé,
la remembranza me aterra,
yo sé la virtud que encierra
la moral del campesino,
yo compartí mi camino
con los pobres de la tierra.
….

37
Por mi parte comprendí que debía ofrecer mi aporte en la esfe-
ra cultural y mis experiencias anteriores las llevé a la décima.

Yo se de los nombres extraños…


Yo sé de la edad pasada,
del error y de la merma
de la República enferma,
cobarde y mediatizada.
Yo advertí la mascarada
de los señores huraños,
supe los burdos amaños
de los tratantes mezquinos,
y de los rubios vecinos
yo sé los nombres extraños. 25
….
Todavía cultivo la décima. Está vigente porque nuestra poesía
es dinámica, popular, cubana, aunque algunos se duelan que los
llamen decimistas. Prueba de esa validez es su utilización, por
poetas de la estatura de Guillén, Navarro Luna y Martínez Ville-
na, para ser comprendidos por el pueblo.

Yanes en la revista Islas de Feijóo.


Es cierto, que en la época publicista de Samuel Feijóo en la Uni-

25
Todos los versos que se utilizan en la cita son parte del libro premiado: A la
sombra de un ala (1975)

38
versidad Central de
Las Villas, en los
mismos finales de
la década del 50 en
el pasado siglo XX,
Leoncio Yanes, en
sus propias pala-
bras: ―--ya había
eliminado muchos
abrojos…‖, en su
camino como deci-
mista. El propio
Yanes refiere de su
primera publicación
en 1923, en página
del semanario hu-
morístico nacional,
la Política Cómica.
Pero Feijóo le abre las puertas a este arte eminentemente popu-
lar, cuando la Universidad Central ponía bajo su dirección el re-
curso publicitario. Pasaron décadas y Feijóo facilitaba sus publi-
caciones. De las páginas de una revista Signos en la década de
1980 son estas referencias al decimario de Yanes, que acompa-
ña el folklorista con algunas acotaciones. Veámoslas: Existe otro
decimista popular modesto, el villareño Leoncio Yanes. En sus
décimas «No acepto laureles dirigidas al ―Cantor Invisible‖, se

39
niega a recibir fama, aplausos, laureles –-rara avis— por sus
versos:26

Gracias, Cantor invisible,


por tu anhelo reverente
de colocar en mi frente
un laurel inmarcesible.
Yo considero imposible
la realidad de tu sueño,
desacertado el empeño
de donarle una corona
a la rústica persona
de este bardo villareño.

Además, aspiraciones
no tengo para un cartel,
por fama, ni por laurel
como premio a mis canciones.
Yo lanzo mis producciones
desde el intenso verdor
de mis campos de labor
a las sombras de los montes,
como cantan los sinsontes
desflorando el cundiamor.

26
Samuel Feijóo: en Revista Signos, septiembre-diciembre, 1980. Biblioteca
Martí, Santa Clara, Cuba. pp.96-97.

40
En otro de sus poemas ―Inspiración Montuna‖, Leoncio Yanes,
ratifica su modestia –rara avis—poética:

Busquen otra nombradía,


fama, renombre y oropel,
el fausto y la fantasía.
Que yo con la melodía
de un conjunto yayabero
cantar mis décimas quiero
con feliz inspiración
o con la suave expresión
de un punto vueltabajero.

Desde muy temprano, en la publicación de la Revista Islas que


editara el poliglota Feijóo, en la Universidad Central Marta
Abreu, apareció con sus colaboraciones poéticas Leoncio Ya-
nes. Feijóo, fungía como jefe del departamento de Publicacio-
nes, luego departamento de Investigaciones Folklóricas, había
iniciado la Revista, incluso, como órgano de la Universidad.
En el Número 1, volumen X, de enero-marzo de 1968 de la
Revista Islas, aparecía otra de sus colaboraciones, en este caso
de dos relatos cortos de tema campesino, que en la mayoría de
las veces en colaboraciones que solicitaba el propio Feijóo, (pp,
201-202), El primero que título: ―El bebedor precavido‖ y el se-
gundo: ―En Nochebuena el guajiro‖ En la Revista Islas enero-

41
abril de 1971 (Año 2, No. 1; de director el etnólogo Samuel Fei-
jóo, entre los trabajos que enriquecían sus páginas, Feijóo, vol-
vía a incluir décimas de Leoncio Yanes…
En la página 188, dentro del trabajo que tituló ―Breve décima
culta‖, y en el acápite que nombró ―Insectos‖ que incluía estos
―fabulosos, raros seres‖, a la manera de una imagen poética; y
así lo especificaba antes, en su trabajo: ―La imagen es de veras
gran astro en los territorios de la poesía. Sol, estrella, cometa.
En su cielo interior no puede faltar. Se oscurecerían algunas le-
tras‖.(181)
Traía algunos decimistas de diferentes procedencias. Iniciaba
con el reconocido poeta del siglo anterior, el XIX, Plácido con su
décima a un mosquito: ―La Marquesa de Arcos se aleló tanto en
una función de teatro que por la boca abierta se le introdujo un
dardoso‖… Y a renglón seguido: ―El decimista «popular», Leon-
cio Yanes, ruega al puyoso musicante (sus alas se baten 300
veces por segundo cargando la orquesta del insomnio):

Pero no me mortifiques
con modos tan irritantes:
pícame sin que me cantes,
o cántame y no me piques.
Es injusto que me apliques
tu picada y tu concierto.
Es horrible, pero es cierto
que evitarte no he podido.

42
Unos me pican dormido
y otros me pican despierto.

Y terminaba el comentario el articulista Feijóo: ―El verso final es


socarrón: se refiere en Cuba al pedigüeño de profesión, «pica-
dor» incesante y tan molesto como evitado‖. Y traía a su lista, a
renglón seguido otras figuras del patio tan célebres decimista
como Juan Nápoles Fajardo, ―El Cucalambé‖, o al ―decimador
sin fatiga…‖ Juan Orta, entre otros. Así era el nivel de reconoci-
miento que Feijóo tenía de Leoncio Yanes. Y mencionaba el
tema de las imágenes en la décima con lo que representa el ár-
bol emblema nacional de la palma real: ―Leoncio Yanes, poeta
campesino, nombra a la palma diosa. Despierta diosa, en agres-
te desvelo:

Ya duerme naturaleza
y las palmas elevadas
como diosas desveladas
imperan en la naturaleza.

Poesías en Signos
Presentamos al lector una selección que preparó la redacción
de la Revista Signos, para sus páginas: 27

27
Revista Signos. Fundada por Samuel Feijoo en 1969. Número 56 Enero-
diciembre de 2008

43
Las frutas de Cuba

En las arboledas mías,


haciendo honor a la zona
el aguacate sazona
sus doscientas calorías.
Yo como todos los días
esta fruta verdadera

y la codicia cualquiera
para hacer una ensalada,
sin que la supere en nada
ninguna fruta extranjera.

¿Quién no acaricia la piel

de un lindo mango de seda


y no corre la arboleda
en busca de un canistel?
¿A quién no agrada la miel
de una guanábana pura?
¿Y qué mortal no se apura
por comerse una cereza

o morder en la corteza
de una guayaba madura?

44
¿Quién no bebe con agrado

el agua fresca de un coco


y quién no se vuelve loco
por un mamey colorado?
¿Dónde está el desventurado
que no coma el caimitillo?
¿Quién no coge por el trillo

y se interna en la maleza,
procurando con presteza
la mata de mamoncillo?

¿Quién no lucha y no camina


para comer un caimito,

un níspero, un platanito
o una naranja de China?
¿Quién por una mandarina
no registra tierra y cielo?
¿Y quién no siente desvelo
o por la pulpa sabrosa
del mango de bizcochuelo?

Las suaves frutas cubanas


besadas del sol ardiente

45
maduran perfectamente,

sabrosísimas y sanas.
Por los montes y sabanas,
por los valles y los ríos,
por barrancos y bajíos,
por las más remotas rutas,
se tropieza con las frutas

de mis verdes vegueríos.

Hay variedad de limones


en mis campiñas amadas,
y frutas muy bien logradas
en todas las estaciones.

En los lejanos rincones


de las regiones rurales
con las lluvias tropicales
que fecundan mis terrenos,
se dan silvestres y buenos
muchos árboles frutales.

Donde quiera hay una rosa


despierta en la guardarraya
y levanta la papaya

46
su figura primorosa.

La ciruela deliciosa,
la manga sabrosa y sana,
la chirimoya lozana,
el zapote fresco y lindo
y el pequeño tamarindo
de nuestra tierra cubana.

Y en Cuba, la patria mía,


aparte de la grosella,
me queda una fruta bella
sin mencionar todavía.
Es de suprema ambrosía,

es de suma sabrosura;
reto desde mi llanura
las riquezas verdaderas
de las frutas extranjeras
con una piña madura.

Cultivo una rosa blanca. (Glosa)


Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
JOSÉ MARTÍ

47
Yo que siembro con amor,
no cultivo en mi vergel
las dalias del oropel
ni las tunas del rencor.

Yo soy el floricultor
que los abrojos arranca,
jardinero que no manca
en su siembra de cariño;
soy martiano desde niño:
cultivo una rosa blanca.

Siembro con hábiles manos


hermosos lirios fragantes
en los surcos más distantes
y en los surcos más cercanos.
Los espinos inhumanos
no brotan en mi cantero,

tengo limpio mi sendero


de malezas venenosas;
yo planto lirios y rosas
en julio como en enero.

48
Yo siempre tengo una flor

limpia, fragante, sublime,


para la novia que gime
por una duda de amor.
Tengo el gladiolo mejor
para un triste jardinero,
o para aquel compañero

que sangra con una pena;


siempre guardo una azucena
para el amigo sincero.

Guardo, reservo una rosa


en mi corazón sensible,

una rosa inmarcesible,


nítida, entera, sedosa.
Su fragancia bondadosa
no se agota ni se estanca,
pero esa rosa muy blanca
que guardo desde temprano,
la tengo para el hermano

que me da su mano franca.

Flor eterna. A mi madre

49
Madre, yo llevo una flor,
que aunque la vida me abrume,
no perderá su perfume,
no perderá su color.
La cuido con el amor
que de tu amor aprendí;
cuando me falte de ti
la sonrisa dulce y franca
para el mundo será blanca;
siempre roja para mí.

Copla popular. (Glosa)


Un jardinero de amor
siembra una flor y se va,
otro viene y la cultiva
de cuál de los dos será.

Sembrar una flor querida


es como amar una prenda,

es como abrir una senda,


es como elevar la vida.
Jardinero que no cuida
la fragancia de su flor,
sin saberlo, es un traidor
de su propio pensamiento;

no puede ser desatento

50
un jardinero de amor.

Sembré con rápida mano


un rosal en tu cantero,
al vislumbre del lucero
de mi sueño más temprano.
Mi fe, mi cariño ufano

y todo mi amor tendrá;


ese rosal me dará la rosa
que adora el alma,
yo no soy el que sin calma
siembra una flor y se va.
Desdichado, el sembrador

que sin celo, sin aliento,


siembra una flor en el viento
y la siembra sin amor.
Pero, no importa, esa flor
seguirá sembrada y viva,
por razón imperativa
de la ley de la existencia,

sintiendo mayor conciencia


otro viene y la cultiva.

51
Cuando se logra la flor

sin derecho la discute,


para su propio disfrute
el jardinero traidor.
Pero, yo, floricultor
que atento a la flor está,
te diré, lo sabes ya,

consulta a tu corazón
y te dirá la razón
de cuál de los dos será.

Aprendan, flores, de mí (Glosa)


Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui
y sombra de mía aún no soy.
GÓNGORA

Hay que buscar el sentido


del camino y de la suerte,
para romper de la muerte

el silencio y el olvido.
Yo confiado y decidido
la senda recta escogí;
conociendo el frenesí
de mis ansias amorosas,

52
yo sé decirle a las rosas:

aprendan, flores, de mí.

Hay que domar el destino


con firmeza y decisión,
hay que olvidar la ilusión
del ensueño peregrino.

La experiencia del camino


me dice por dónde voy;
comparando lo que soy
y lo que fui en el pasado,
comprendo regocijado:
lo que va de ayer a hoy.

El que no sepa entender


la ley de la evolución,
siente aguda decepción
cuando empieza a envejecer.
Nadie puede oscurecer
las estrellas que encendí;

sólo un pobre baladí


que su tiempo ha malgastado,
dirá triste y angustiado:

53
ayer maravilla fui.

Jamás perdemos la vida


en el andar de la historia,
si dejamos la memoria
como una luz encendida.
No doy por desvanecida

la fe que sembrando voy;


no vacilo, ni me doy
a la pena de morir;
yo nunca sabré decir:
hoy sombra de mí, no soy.

Caña de azúcar.
Desde «Las Afortunadas»
te trajo el Descubridor
para darle más valor
a las Indias estrenadas.
Conquistaste las miradas

de aquella ambiciosa grey,


te prendiste del batey
verde, firme, poderosa

54
y endulzó tu sacarosa

la azucarera del rey.

Luego, vino otra contienda


y los magnates del Norte,
fueron dueños de tu corte,
controlaron tu molienda.

Por ti prosperó la tienda


cicatera del central,
y el machetero habitual
ensangrentó tu esmeralda,
cuando le cruzó la espalda
la fusta del mayoral.

Con una punta de acero


fustigando a su boyada,
perturbó a la madrugada
el grito del carretero.
Riqueza, filón primero
que explotó el americano,

amasó con torpe mano


tu dulzor la fortuna
y fuiste, sin duda alguna,

55
amarga para el cubano.

Pero en la culminación
de un año nuevo esperado,
el pueblo sacrificado
logró su liberación.
Sin ninguna humillación

surgió la nación cubana


y desde aquella mañana eres
con mayor calibre caña
libre en Cuba Libre,
nuestra, dulce y soberana.

Los árboles
Me gusta el campo.
Yo adoro el monte fresco y sombrío,
en este gusto tan mío
me parezco al tocororo.
El aire suave y sonoro

en los gajos tembladores,


me habla de íntimos amores
y me alegro cuando voy por la vereda.

56
Yo soy un amigo de las flores.

Árboles.

Fuente vital de amor y de gratitud;


no hay belleza ni salud
sin riqueza forestal.
Corre limpio el manantial

saltando en los pedregales,


y son puros los raudales
tus corrientes ofrecen
cuando los árboles crecen
en las frondas marginales.

El iris de los festones


que resalta en la enramada
me conforta la mirada,
me alimenta los pulmones.
Los zorzales retozones
alternan con los sinsontes;
a besar los horizontes

se alza la palma gigante.


Todo es verde y palpitante
en la vida de los montes.

57
Mi cuna fue de madera,
de madera es mi sofá,
y de madera será mi lecho,
cuando me muera.
Por eso, con alma entera
al bosque lo quiero tanto,

me da, para el adelanto


cultural que yo concibo:
este lápiz con que escribo,
la guitarra con que canto.

Canto al tabaco

Con ávido amor te fumo


y el fuego que te consume,
me arroba con el perfume
que despides con el humo.
Al tiempo que te consumo
en seguidas bocanadas,
tus volutas azuladas

van por el aire flotando,


como gaviotas volando
a regiones ignoradas.

58
Eres capcioso.

Traidor como la estancia del vino,


eres amable y dañino
como eres de seductor.
Pérfido como el amor
que finge la boca ingrata;
tu contacto me dilata,

finge llevarse mis penas,


pero me deja en las venas
el veneno que me mata.

Tu historia.

¡Cuántos renglones de dolor

hay en tu historia!
Nos saltan en la memoria
un mar de contradicciones.
Te aclamaron los bribones,
los piratas, los bandidos,
los reyes envanecidos,
los artistas, los obreros y discutieron

tus fueros vencedores y vencidos.

Por ti, en la pasada edad

59
hubo estanco y opresión

y fuiste, sin discusión,


emblema de libertad.
Hay mentira y hay verdad
en tu esencia nicotiana;
mientras la ignorancia humana
te busque con tanta prisa,

serás fuente de divisa


para la nación cubana.

Saturday, December 13, 2008


Poesía Campesina Cubana by Leoncio Yanes Pérez.
Blogs.

Cuando yo estaba soltero


paseaba y me divertía,
del campo me parecía
todo lo verde dinero.
Era alegre y parrandero,
bastante me divertí,
pero cuando conocí
esposa , hijos y suegra,
tengo la suerte más negra,
que las alas de un toti.

60
La palma cubana.
Décimas de Yanes en blogs 28

El óleo la tomaron los autores del pintor primitivo: Ruperto Jay Matamoros
(1912–2008).

La soberana palmera
jamás su belleza pierde;
rumorosa, siempre verde
se levanta en la pradera.
En la alegre Primavera,
en Otoño, en el Estío,
o en Invierno, junto al río
o en la llanura descuella,

28
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antiguas Entradas más recientes Por: MSc. Jorge Braulio Rodríguez. Taller:
En Clave de Haiku. Febrero 16, 2013:
https://jorgebraulio. wordpress.com/tag/verano/page/3/

61
como la nota más bella
del cubano veguerío.

Símbolo de amor guajiro


en la yagua y en el guano,
con que fabrica el cubano
el hogar de su retiro.
Y encantado en el suspiro
de su musical rumor,
en el intenso verdor
de su abundante palmiche,
vive, arrulla la rabiche
y hace su nido de amor.

Hasta las nómadas greyes,


oh, Palma, te veneraron,
con sus hojas adornaron
sus primitivos bateyes.
Tuyos fueron los caneyes
y tuyos son los bohíos;
son tuyos los vegueríos,
tuyo el escudo cubano,
tuyo el olor del Habano
y tuyos los versos míos.

Tuya es Cuba, linda palma,


bajo el azul horizonte

62
le das colorido al monte
en una mañana en calma.
Quien quiera mirar con alma
el cuadro más soberano,
trace una casa de guano
sobre una verde pradera,
que le pinte una palmera
y hará un paisaje cubano.

Ya fuera del Blogs, debemos añadir que Leoncio dedicó otras


décimas a la palma real, árbol propio del paisaje cubano. Repro-
ducimos algunas de estas:29

1.Parada sobre el paisaje,


esbelta, incólume, fuerte,
el que no sabe quererte
desconoce tu mensaje.
Orla de gala en el traje
esmeraldino del monte,
inspiración del sinsonte
que remeda en la baría
cuando los rayos del día
le dan luz al horizonte.

29
Fue tomado el poema, a un Decimario, inédito, donde acumuló algo más de
780 décimas-versos. Partes todas de poemas con más de dos décimas. El
poema la Palma Real, aparece en las páginas 137-138, dentro de un conjunto
que intituló CONTEMPLATIVAS. (Archivo familiar)

63
2.Te copia el cristal del río
en el temprano destello,
mientras le pones un sello
de esplendor al veguerío.
Tanto le has dado al bohío
y a sus nobles moradores,
que los improvisadores
campesinos se levantan,
te saludan y te cantan
con sus décimas mejores.

3.Siempre resistible, erecto,


Tu tronco agarrado y duro,
Sirvió de apoyo seguro
Al guerrillero insurrecto.
No pudo ser más perfecto
Le aporte que le diste
A Cuba cuando la viste
Gobernada por traidores,
Que por tan altos valores
En blasón te convertiste.

4.No siento —si te dijera


próximo a la eterna calma;
dormir a tu sombra palma

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―yo quiero cuando me muera‖.
Eres la expresión sincera
de la virtud ciudadana,
expresión del socialismo,
levanta su simbolismo
de patriota y de cubana.

Leoncio Yanes, un campesino poeta


Por: Almudena Santalla

Leyendo curiosidades me topé con una definición de la décima


que me impactó: ―la décima es un árbol que está siempre en
producción‖, de Leoncio Yanes. A partir de ahí, descubrirle ya
era fácil, y traerle me pareció más que oportuno, un poco empa-
pada del sentimiento cubano que Lily había compartido conmigo
y del amor por esta forma estrófica que demostró a lo largo de
su vida. Tenía que estar presente en la Casa de la Décima. Por
muchos motivos.
Es toda una presentación: Leoncio Yanes, de profesión cam-
pesino, de devoción poeta […] vinculado a la tierra que trabajaba
con sus manos y por un lazo de amor indescriptible […] que ara-
ba con sus versos ―inocentes, limpios, repetidos a veces, como
la melodía del sinsonte‖, habían dicho de él. Humildad y senci-
llez eran sus adornos, con esa voz profunda de la experiencia
que cala hasta los huesos. […] Toda una vida dedicada a la
poesía, a la décima primordialmente, lo que sorprende en una

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época devota del verso libre. Desde luego, autodidacta, una per-
sona que se fue forjando a sí mismo en la vida y en la poética
con la misma fuerza, que luchó por las Asociaciones Campesi-
nas de cosecheros de tabaco a la vez que fue colaborando con
distintas publicaciones […] Hay que resucitar sus páginas perdi-
das, sus palabras, abrirle los ojos de nuevo y que hable… el
poeta guajiro, la Patria, el verso cubano, la madre, la Historia de
Cuba, el paisaje campestre, las frutas de Cuba, el homenaje a
Martí, la industria tabacalera, la geografía cubana, sus pueblos,
barrios, topónimos, ríos y provincias, los símbolos de la patria,
con la flor nacional y el tocoloro, el amor del guajiro, atuendos
del vestir cubano, los aperos de labranza, la crítica a poetas ilus-
trados que niegan la vida del campesino y su cultura, la santa-
clareña loma del Capiro, con los tintes propios de la oralidad.
Otra faceta de la décima compuesta por este autor fue la humo-
rística, y no me sorprende, pues la gente del campo tiene un
humor sencillo, punzante y agudo. Junto a Chanito Isidrón, figura
en la antología 25 años de humor en Palante 11, donde se des-
taca que sus décimas humorísticas están cuidadosamente con-
cebidas, al tiempo que presenta las propias palabras del autor
acerca de que el humorismo debe ser ―fino, sano, refrescante y
sobre todo limpio de chabacanas groserías".

A su principal editor Samuel Feijóo Yánez dedicó décimas:


Búscame en el alto monte
de suave rumor sonoro,

66
donde canta el tocoloro;
donde remeda el sinsonte.
Búscame en el horizonte
claro, limpio y azulino;
búscame por el camino
que te lleva a la casita
encantadora y bonita
donde vive el campesino.

Búscame en el alto monte


de suave rumor sonoro,
donde canta el tocoloro,
donde remeda el sinsonte.
Búscame en el horizonte
claro. Limpio, azulino;
búscame por el camino
que te lleva a la casita
encantadora y bonita
donde vive el campesino.

Búscame en los cafetales


que crecen en la montaña,
en el verdor de la caña,
en los ricos tabacales.
Búscame en los arrozales
de las espigas maduras;

67
búscame en las espesuras
donde corren los monteros
y en la luz de los luceros
de las noches más oscuras.

Búscame siempre en lo sano,


en lo claro y en lo bueno,
en lo que canta de lleno
lo guajiro y lo cubano.
Búscame en el verde llano
que tanta riqueza encierra;
búscame rumbo a la sierra
sin abandonar la ruta,
que marca la fe impoluta
de los pobres de la tierra.

Me encontrarás en el río,
en la palma, en el dagame,
donde más fuerte te llame
la dulce voz del bohío.
Donde corona el rocío
las flores de la pradera,
me verás cantar temprano
con un sombrero de guano,
vestido de guayabera.

68
El fragmento ―El sembrador de flores‖, de Tierra y cielo… es un
poema de arte mayor, compuesto por cinco serventesios he-
xadecasílabos…

Siembra rosas y no temas,


que los fieros aquilones,
las destrocen o las maten
con su raudo vendaval
y no llores, si en la noche,
los intrusos o ladrones,
despreciando tus derechos,
te las llevan del rosal.

Leoncio Yanes, no aspiraba a más que cantar escondido en el


monte, como el tocoloro, esa ave endémica cubana símbolo pa-
trio porque nadie puede atrapar su perfecta libertad. Ponía en
partitura sus pensamientos, sus ideas, su amor por la tierra y por
la patria, para cantarse a sí mismo lo que ya sabía.
Este poema es parte de la colección ―A la sombra de una ala‖;
glosa sobre un verso de José Martí, a cuya colección dedicamos
espacio aparte:
DOS OJOS VI SIN ENOJOS. (Glosa)
Dos ojos vi sin enojos,
dos ojos de luz de estrella:
recuerdo una mano bella
y dos magníficos ojos.
José Martí

69
Tiempos alegres, tempranos,
de horas plácidas, serenas,
de fragantes azucenas
propicias para mis manos.
Cuando los sueños más sanos
se adueñaban de mis ojos,
cuando amorosos antojos
me llevaban al pensil,
en un semblante infantil
dos ojos vi sin enojos.

Sin los fieros aquilones


que destrozan los jardines,
vi florecer los jazmines
de mis caras ilusiones.
Abrigué las emociones
de la esperanza más bella;
ignoré la senda aquella
donde llora el peregrino:
me alumbraban el camino
dos ojos de luz de estrella.

¡Juventud! ¡Cómo te añoro


por risueña y por florida!
Tú fuiste para mi vida

70
el más amado tesoro.
Hoy a pesar que te lloro
cuando mi vejez descuella,
aumentando la querella
de mi ilusión desflorada,
siento una voz adorada,
recuerdo una mano bella.

Han pasado algunos años


cuya marcha turbulenta
ha triplicado la cuenta
de mis duros desengaños;
pero pese a tantos daños
que aminoran mis arrojos,
por sobre tantos despojos
aún siento dentro de mí
unos labios de rubí
y dos magníficos ojos.

Cómo lo cuenta ECURED30

Infancia y juventud

Nació en la finca La Sabana, Camajuaní, que pertenecía en-


tonces a la antigua provincia de Las Villas el 12 de septiem-

30
ECURED: Red nacional digital cubana, servidora de información general.

71
bre de 1908. Desde los doce años trabajó con sus padres en las
vegas de tabaco de Cabaiguán. (Las Villas).

Trayectoria literaria

Se inició en el cultivo del canto guajiro a los veinte años. Sus


primeras décimas publicadas aparecieron en La Política Cómi-
ca en 1922; así como en periódicos locales de Cabaiguán
y Guayos (Las Villas).
Después del triunfo de la Revolución sus creaciones literarias
fueron difundidas a través de ANAP, El Caimán Barbu-
do, Palante, Granma, Campesino, Verde Olivo, así como
en Islas, Vanguardia, Signos, Melaíto (en Santa Clara)
y Mambí (de Santiago de Cuba).
Presidió la Sección de Literatura de la filial de la UNEAC en Vi-
lla Clara y el taller de decimistas Carlos Manuel de Céspedes.
Asimismo, fue secretario del taller literario de Santa Clara y co-
laborador del CNC en Las Villas.
Figura en las recopilaciones Los trovadores del pue-
blo (1960), La décima popular (1961), Poesía en Comba-
te (1975) y Así es la décima (1987).
[…]
Premios y distinciones
Fue premiado en el Concurso Literario Alfredo Cinta
(1971 y 1972), en la Décima Mural (1972 y 1973) y en El Cuca-
lambé (1973). Después, obtuvo premios en los concursos 17 de
Mayo (1973) y 26 de Julio (1974, FAR) con Desde el conuco al

72
Turquino y con su libro de décimas A la sombra de un ala, glosa-
rio de los Versos Sencillos, respectivamente.

La Literatura en Cabaiguán31

Algunos no nacidos en el municipio han escrito y editado, para


beneplácito nuestro, en este lugar, por ejemplo, Leoncio Yanes
Pérez, Fayad Jamís, Senel Paz, Ramón Luis Herrera, Eric Gon-
zález Conde, Abel Hernández Muñoz, Ester Lidia Vázquez Sea-

ra, Raúl Herrera Pérez, Francisco de Asís Barroso Reyes, etc.

DICCIONARIO DE LA LITERATURA CUBANA

31
Marlene García Pérez y Mirta Estupiñan. Tomado del Diccionario de Litera-
tura cabaiguanense.10 julio, 2017 0 305

73
YANES, Leoncio (Finca La Sabana, Camajuaní, Las Villas,
12.9.1908). A los doce años comenzó a trabajar con sus padres
en las vegas de tabaco de Cabaiguán (Las Villas) y a los veinte
se inició en el cultivo del canto guajiro. En La Política Cómica y
en periódicos locales de Cabaiguán y Guayos (Las Villas) publi-
có sus primeras décimas. Ha colaborado en Islas, Signos, Van-
guardia, ANAP, Campesino. Fue premiado en el Concurso Lite-
rario Alfredo Cinta (1971 y 1972), en la Décima Mural (1972 y
1973), en el Concurso 17 de Mayo y en el Cucalambé (1973). En
1974 obtuvo el Premio de Décima del Concurso «26 de Julio»
con su libro A la sombra de un ala. Es presidente del taller de
decimistas, secretario del taller literario de Santa Clara y colabo-
rador del Consejo Nacional de Cultura en Las Villas. Figura en la
recopilación Los trovadores del pueblo (Santa Clara, Universidad
Central de Las Villas, 1960). NOTA: La Biblioteca Cervantes digi-
tal de Yanes repite lo que dice el Diccionario de la Literatura
Cubano.

74
Capítulo II
Me desayuno con décimas

De las colecciones, inéditas o no, por temas…

Muchos de estos de estos poemarios tuvieron tiradas limitadas;


y hoy, salvo algunos como éste, que resguarda la familia en sus
archivos.
Donde refiere de pueblos y territorios del país.
Tiene dos libros inéditos que abordan, como tema, lo que cuen-
tan, al visitarlas, distintas ciudades y poblaciones de Cuba. Son
libros cargados de ilusiones, que no llegó a publicar, como el
que títuló: ―Con la guitarra en la mano‖, y un subtítulo: De Gua-
ne a Baracoa. Y el otro, con igual tema, en que se repiten, y/o
modifican décimas; como en presentación y otros aspectos, va-
ria; lo nombró: ―Cuba y sus poblaciones‖
Al primero le sirvió de guía temática la tournée, con fines, a to-
das luces, recreativo, que emprendiera por el país, desde el más
extremo occidental Guane, hasta lo más oriental de Baracoa. En
el segundo trabajo, antes mencionado, un álbum menos profuso
pero más elaborado se iniciaba en ―La gran Habana‖, aunque
incluyera poblaciones de la más occidental Pinar del Río. Tenía
otros presupuestos estéticos y de elaboración, pero se sucedía,
a partir de ahí muy similar que en el anterior

75
El orden que sigue para referir las poblaciones, a partir de ahí,
es muy semejante; y le dedica una décima igual a cada poema,
manteniendo, como título, el de la población. En el primero de
los libros procuraba, en cada uno de los poemas-décima, ofrecer
detalles geográficos, económicos, de acontecimientos históricos
y otros datos de las localidades que los destacaran; sin embar-
go, para el segundo libro introduce recuerdos de sucesos ínti-
mos, aunque, en esencia, repite circunstancias físicas, o ambas
como el caso de la décima a Jaruco. Vea la décima dedicada a
―Bauta‖:

Por dos partes gocé


de tu sin igual fortuna
tu encantadora laguna´
tu playa de Santa Fe.
Pero San Pedro ya se
el motivo de tu lloro
y junto a ti, yo deploro
las lágrimas que te veo
por la muerte de Maceo
y Francisco Gómez Toro.32

32
En ese lugar perdieron la vida ambos héroes de la guerra por la Indepen-
dencia,

76
No aparece la fecha en que se escribe el manuscrito. Fue muy
característico suyo no fechar; pero, de la lectura se concluye se
corresponde en tiempo con la antigua división político-
administrativa del país de seis provincias; y se mantenía la no-
menclatura de Isla de Pinos para la actual Isla de la Juventud. La
dedicatoria la encabeza Leoncio a la memoria de su padre Nica-
sio, y de sus hermanos, de primero, Evangelina y Santiago
Alberto. Ha seguido, especifica, por su nombre, al resto de sus
once hermanos. Por lo que puede no estuviera casado aún.
En total escribe una décima relativo a ciento treinta lugares;
distribuidas en una para cada provincia, y una igualmente para
las cabeceras de estos seis territorios; y, las demás para las ca-
beceras de los municipios importantes que visitó. Hay diez casos
en que dedicó dos décimas al mismo lugar: Guane, San Antonio
de los Baños, Quivicán, Santa Clara, Esperanza, Cienfuegos,
Cabaiguán, Morón, Bayamo y Baracoa. Y no se aprecia razones
aparentes para estas posibles preferencias.
Destaca Leoncio en su pequeño prólogo, que este recorrido
nacional lo hacía a título personal; pretendió, siguiendo los datos
que le aportaba el Censo de Población y Vivienda de 1963,
ofrecer del lugar a que dedicaba la décima una información de
su apreciación. Hay que señalar defectos en éstas colecciones:
--Limitado el colorismo, aunque se pretende ofrecer el paisaje
campestre cubano. No se mencionó en las más de 140 décimas
otro color que el verde, incluso sin algún tono o gama.

77
--Pobreza en el lenguaje…? En las imágenes descriptivas que
pudieran crearse, así como en lo limitado del discurso literario…
En definitiva, la norma no limitó que pudieran despuntar señala-
bles excepciones, en este temprano trabajo.

Poemas íntimos. Mamá. (1985)

En el poemario, no publicado como tal, predominan otras métri-


cas. Versos libres, sonetos, romances, quintillas, sextina. Las
décimas, las incluye en un poema final, que tituló con el nombre
de su madre: Casimira, con 36 décimas; unidas por el mismo
tema. El motivo fue el deceso de doña Casimira ocurrido unos
meses antes, el 6 de agosto de 1984. De ellas seleccionamos
varias que se enumeran según la colección:33

VII. No es poeta el peregrino


que no espera recompensa,
y anda errante, porque piensa
que tiene fin el camino.
Lucho y amo. Me imagino
que toco imágenes bellas,
que voy encendiendo estrellas

33
Los versos que aquí reproducimos del poema ―Casimira‖, fueron seleccio-
nados del libro mecanografiado por su autor y que conserva el Archivo Fami-
liar; fechado por su propia letra, 1985. Existe otra versión, en muy poco pare-
cida, publicada en 2003 por Rene Batista en su libro ―Editos e inéditos‖, que
reproduce en su antología Mariana Pérez: Búscame en el Horizonte, Santa
Clara, 2008.

78
con el andar de mis pies
y los que vienen después
siguen detrás de mis huellas.

IX. ¿Para qué llorar ahora


en tan triste atardecer,
si mañana ha de volver
la brillantez de la aurora?
Si el corazón rememora
la cepa que me engendró,
no debo quedarme, no,
en inútil desencanto,
no debo manchar con llanto
la herencia que me dejó

XXIV.Se fue quedando vencida


mustia, inerte, silenciosa,
como se muere una rosa
de la rama desprendida.
Nunca tuvo tanta vida
la brevedad de un instante,
mudo, pero desafiante
fijé la mirada en ella,
como un mensaje de estrella
reflejaba su semblante.

79
XXXIV. No sé si estaba dormido,
no sé si estaba despierto,
pero si doy como cierto
que vi su rostro querido.
Con paso suave y medido
se detuvo frente a mi,
me pareció que la oí
preguntar con suave acento,
si yo me hallaba contento
y yo le dije que sí.

Las jaranas del compay. (Décimas de humor)

Relata el propio Yanes, en un introductorio que le da título de:


―Dos palabras en serio, compay‖ explica, que una inmensa ma-
yoría de esta colección la integran colaboraciones que realizó
para el semanario humorístico nacional Palante, entre los años
1977, 1978 y 1979. Señala la norma que había seguido al escri-
bir las décimas: que fueran de un humor sano, didáctico, edifi-
cante… Y dice algo más: ―…obra esencialmente recreativa…, --
con concepción de algún valor estético‖.(6) Además nos adelan-
ta que el poemario lo divide en tres secciones: una primera, muy
corta, que llama: Fabuletas; una segunda: Humor recreativo, y
una tercera: Transformaciones en el campo, con un grupo más
de trece décimas que dio el título de: Sátiras.

80
Obviando conceptos de estilo, o valores esteticistas, escoge-
remos algunos de los poemas que integran la sección, por su
tema. Teniendo en cuenta, además, que se integran, por conjun-
tos de cuatro o cinco décimas.

De las Fabuletas: «El Burro y el Colibrí»:


Aleteaba un colibrí34
una mañana esplendente,
libando afanosamente
las flores de un ponasí.35
Un burro que estaba allí
pastando en un yerbazal,
con rudo lenguaje asnal
y con cierto mal humor
le dirigió al zumbador

una crítica brutal.

--Solo un simple soñador


lejos de la realidad,
tiene la futilidad
de vivir de flor en flor,

34
Según el Dicc. de la RAE (Madrid,1955): ―Avecilla americana del género de
los pájaros mosca, muy pequeña y de pico muy arqueado. Hay varias espe-
cies‖
35
(IDEM) Arbusto cubano silvestre, de hojas elípticas y puntiagudas y flores
de color rojo oscuro. Es venenoso pero se usa en medicina…preparado.

81
tanto vuelo temblador

lo juzgo bastante vano,


aunque yo no soy liviano,
siempre pago lo que como,
pero tú no tienes lomo
ni para cargar una grano.

El pequeño colibrí
plegó sus alas ligeras,
sobre las ramas cimeras
del frondoso ponasí,
miró al burro y dijo así:
--Soy muy débil, sí, señor,

no le niego su valor
y le aclaro sin reserva:
vive usted de yerba en yerba,
yo vivo de flor en flor.

Pero, los dos, en esencia,


tenemos valor realista,

de un artesano a un artista
no hay ninguna diferencia.
Con respecto a la evidencia

82
de su vida y de la mía

tengo mi filosofía,
usted rebuzna, yo zumbo,
y cada cual por su rumbo,
de base a la poesía.

“El gato joven y el gato viejo‖


Un alegre gato mozo
al pie de la madre gata,
con una pequeña lata
jugaba con alborozo.
Dejó un momento el retozo
Y dijo a un gato barcino
muy anciano: --Don Minino,
ya usted no caza ratón,
parece que su misión
es dormir como un cochino.

--Mire, joven avispado,


cuando yo era como usted,
trepaba por la pared
y andaba por el tejado;
hoy estoy medio cansado
y pienso de otra manera,
me paso la noche entera

83
dormido por los rincones,
y el que no quiera ratones
que compre una ratonera.

“El perro de Baldomero”

Tiene un perro Baldomero

y dice Juan Baltazar,


que para poder ladrar
se recuesta del testero.
Los maltratos del sitiero
le han causado tres cojeras
y las pulgas majaderas,

le han hecho –dándole clavo—


de las orejas al rabo
un millón de carreteras.

Pero dice Baldomero


con bastante buen humor

que no es perro engordador,


porque es perro perdiguero.
Casi corre más ligero,
nada le impide que corra,
el perro no se amodorra,

84
porque lo sabe cuidar…

Si el perro pudiera hablar


lo mandaba ―pa‖ la porra.

No es que viva Baldomero


con mucha necesidad,
tiene, con seguridad,

comida de enero a enero.


Tiene completo el chiquero
y la vianda no está escasa,
lo que trata es que la grasa
no lo engorde ni un momento
opina que perro hambriento

vigila mejor la casa.

Por su vida tan ingrata


el perro vive amargado,
tan triste tan lastimado
que no levanta la pata.
El perro se deshidrata

Y dice Tomás Valero


Un viejo muy jaranero:
--Cada día más enclenque

85
En vez de perro es arenque

El perro de Baldomero.

Todos los poemas de la primera sección del libro, giran alre-


dedor de animales, generalmente dos, domésticos. Menciona-
remos algunos más: ―El perro y el gato‖; ―La mariposa y la abe-
ja‖; ―El caracol y la hormiga‖… pero, el que hemos seleccionado
final, es de un animal: El perro de Baldomero. Y de la segunda
sección del decimario: «Humor recreativo», escogemos varios
poema, en su mayoría integrados por cuatro décimas:

“El cocimiento del brujo”

--Pues, sí, compadre, mi esposa


cuando mi niña enfermó,
enseguida consultó
al brujo de la Tojosa.
De manera misteriosa
vino el brujo a mi morada
y con voz desmejorada
pronunció no sé qué frases
y le dio unos cuantos pases
que no me gustaron nada.

Le recetó una tisana

86
que me dejó turulato:
le mandó caca de gato
con hojas de mejorana.
Semillas de Doña Juana,
cáscaras de tibisí,
resinas guaguasí
y flores del callejón,
con baba de camaleón
y orina de colibrí.

Que completara la liga


con un erizo de mar,
sin dejar de agregar
el hígado de una hormiga.
Una ramita de ortiga
y una cáscara de guao,
el bigote de una macao,
la barba de una caguama,
mucho zumo de retama
y jugo de ají guaguao.

--Compadre: ¡Qué cocimiento!


Si me receta, compadre,
yo lo mando, por mi madre,
a otro lado con su cuento.
Pero dígame al momento:

87
¿La niña se mejoró?
--Compadre, sí, como nó!
La llevé al doctor Morgado
el médico del poblado,
y la niña se curó.

Oh, los latosos

Hay personas habladoras,


sumamente parlucheras,
que diciendo ―guanajeras‖
no miran pasar las horas.

Otras son criticadoras


de manera pertinaz,
yo a fuerza de ser veraz
haré algunas alusiones
con respecto a los plantones
que nos perturban la paz.

Comenzaré con Juliana


que sin que nada lo explique,
molesta, dando palique
lo mismo que una campana.
En mi hogar, una mañana,

88
apenas rayaba el día,

hablando una bobería


con aparatoso alarde,
dieron las dos de la tarde
sin terminar todavía.

Así, en otro amanecer,

vino a verme Cuco Porra,


y me plantó una cotorra
que usted no quiera saber.
No me pude deshacer
de aquella lata encendida,
en un hablar sin medida,

fastidioso, inoportuno,
se disparó el desayuno,
el almuerzo y la comida.

Vino a casa Berta Anglada


la consorte de Servando,
y le dieron, conversando

las tres de la madrugada.


Con la paciencia gastada
opté por decirle: --Berta,

89
el sueño me desconcierta,

cuando termine su cuento,


mire, apague el aposento
y al salir tire la puerta.

“Bronca Moderna”

Se efectuaba una bachata


en la finca ʹLos Quemadosʹ
donde dos enamorados
le improvisaban a Tata.
Una chiquita algo sata
hija del compay Ventura,
que aparte de su figura
era de cara preciosa,
de boca suave y pulposa
como guayaba madura.

―--Si la noche te atropella


espera que venga el día,
mira que la prenda es mía
y tengo esperanza en ella‖.
Así dijo en su querella
un rendido pretendiente.
el otro se puso al frente
y con voz de mayoral,

90
le contestó a su rival
con la décima siguiente.

Si eres hombre y tienes brío


y quieres saber mi ley,
ven conmigo hasta el jagüey
que está a la orilla del río.
Allí yo te desafío
con el poder de mis brazos,
nos daremos mil piñazos,
pero juro por mi estrella,
que yo me caso con ella
aunque me hagas diez pedazos.

Salieron rumbo al palmar


los dos cantores valientes
rogándoles a los presentes
que los dejaran pelear.
Al poco rato al notar
un silencio muy profundo,
allá se fue todo el mundo;
pero los dos sin maraña,
estaban comiendo caña
en la colonia de Cundo.

91
“Cuquillo”36
Fue Manuel Jiménez Triana
conocido por ―Cuquillo‖
un decimista sencillo,
estilista en la jarana.
Allá en mi etapa temprana
me dijo con sus arrullos:
―—Tus décimas son cocuyos
vagando en la noche umbría,
más vale una cana mía
que todos los versos tuyos‖.

Cierta ocasión parrandeaba


en festiva correría,
y un quitasol que traía
dondequiera lo dejaba.
Cuando a buscarlo viraba
recitó esta redondilla:
―El hijo de la Cuquilla
está que no acierta ya,
adondequiera que va
se le queda la sombrilla‖

Otra vez se fue a pelar

36
El poema ―Cuquillo‖ lo dedica al decimista villareño, Manuel Jiménez Tria-
na, ―Cuquillo‖. Incluye algunos versos suyos, que los entrecomilla.

92
el dinámico poeta,
sin tener una peseta
y se detuvo a pensar.
Dijo al barbero al llegar:
--Cortapelos, te prevengo,
mírame bien cómo vengo,
a pesar de ser Cuquillo,
sin un quilo en el bolsillo
con una pasada tengo.

En una fiesta serrana


versándole a una trigueña,
muy bonita y muy risueña
de mirada campechana.
Dijo en forma de jarana:
―—Para calmar mis antojos
quisiera tus labios rojos,
pero, ay, guajira preciosa,
si yo fuera una tiñosa
te sacara los dos ojos‖

“El mal de Rosa María”


La vieja Rosa María
que es un poquito nerviosa
me contó muy angustiosa
los males que padecía.

93
Que una muela le dolía,
la garganta y el oído,
que le faltaba el sentido
y hasta la respiración;
cálculo en el riñón
y el colon algo caído.

Que tomando medicina


pasaba la noche entera
tosiendo, como si fuera
un gato con tosferina,
Que tomar tanta aspirina
le causaba desazón,
que estaba su corazón
muy débilmente latiendo
y que se estaba sintiendo
un poco de picazón.

Que un costado le dolía


un tobillo, una muñeca,
que era tanta la jaqueca
que de noche no dormía.
Que siempre cuando comía,
quedaba muy indigesta,
que fatigada y molesta
caminaba con enojo,

94
con una nube en el ojo
y una pierna descompuesta.

No le dejé continuar
la relación que me hacía:
--Basta ya, Rosa María,
porque me voy a enfermar,
póngase usted a trabajar
y deje ese barrenillo.
El asunto es muy sencillo,
lo que sucede mi abuela,
que le falta la arandela
y la tuerca del tornillo.

La naturaleza. El sinsonte de la sierra

Tomado de la selección feijosiana: ―Los trovadores del pueblo‖,


tomo I.

Paisaje cubano
La pintada mariposa
comienza a lucir sus galas
abanicando sus alas
sobre la flor primorosa.
Y la palma rumorosa
en el amplio veguerío
95
bañada por el rocío
se mece con galanura,
retratando su figura.

Y el melodioso sinsonte
usa su mejor acento
para cantarle un momento
a la luz del horizonte.
También en el verde monte
se escucha el eco sonoro
de otros pájaros que a coro
trinan bajo el follaje
mientras luce su plumaje
el brillante tocoloro.

Y al deshacer la mañana
los copos de la neblina
del campo, ya se ilumina
de entusiasmo la sabana.
Dulce décima cubana
de melancólico trino,
sobre el albor matutino
se levanta placentera;
¡es que canta una sitiera
su puro amor campesino!

96
Álbumes de imprenta.

Del libro “A la sombra de un ala”37

De él dice el crítico villaclareño Riverón:


Compuesto en su totalidad con glosas a los Versos de Mar-
tí. Si bien es cierto que la impronta popular se mantiene visi-
ble, cabe señalar que en este volumen el nivel de referencias
del poeta se diversifica, mientras su arsenal tropológico, sin
apartarse mucho de las figuras tradicionales, gana en isotopía
y se aleja con ello del tremendismo y la alusión evidente. 38
Es su mejor poemario. No caben dudas, que el tema escogido,
que pudo haberse visto limitado en las glosas regidas por un
verso del poeta José Martí; el escritor mejor dotado nacional y
Latinoamericano. Pero, le fue mejor; le fue tal acicate… cómo
que le obligaba a versear profundo… y lo hizo. Del libro, premia-
do titulado: ―Quiero a la sombra de un ala...‖ y de algunas de
sus décimas, glosadas, le tomamos un surtido…

Amo los patios sombríos


Amo los patrios sombríos
Con escaleras bordadas,
Amo las naves calladas

37
Premio 26 de Julio, 1974. (La Habana) Quiero a la sombra… [También titu-
lado: Rompe en la roca una flor] (1975)
38
Tomado de Ricardo Riverón Rojas, en Cubaliteraria, domingo, 20 de enero
de 2008

97
y los conventos vacíos.
José Martí

Hay un mundo fantasioso


de ferias y de bazares,
mundo de falsos altares
y de infecundo reposo.
Hay otro mundo afanoso
de verdades sin desvíos
y frente a los desvaríos
del credo y el falso altar,
para ponerme a pensar
amo los patios sombríos.

El dicho simple repudio


del filósofo profano,
deshecho el concepto vano
y me dedico al estudio.
Me reconforta el preludio
de las serenas baladas,
quiero las sillas usadas
de mis íntimas mansiones.
de silenciosos salones
con escaleras bordadas.

Mis concepciones refundo

98
en la luz de la verdad,
desprecio la falsedad
del artificio del mundo.
Atento y meditabundo
rechazo las mascaradas
y las tramoyas usadas
contra el humano progreso,
precisamente, por eso,
amo las naves calladas.

Hay un mundo de impresiones


del sentido oscurantista,
mundo necio, fatalista,
de vacuas supersticiones.
Orbe de alucinaciones
y funestos extravíos;
por tanto, en los sueños míos,
para matar esas penas,
quiero las escuelas llenas
y los conventos vacío.

En una casa de amores.


En una casa de amores
Está enfermo un alelí,
Luisa, te mandó estas flores
Para que rueguen por ti.
José Martí.

99
Vive el músico al tocar
en el alma de las notas,
vuelan las blancas gaviotas
sobre las olas del mar.
Suena la brisa al besar
a las plantas y las flores,
entonan los ruiseñores
sus cantos en la enramada
y llora una niña aislada
en una casa de amores.

Rompe el espacio sombrío


la aurora que se levanta
y en las flores abrillanta
las lágrimas del rocío.
Se ilumina el veguerío
de esmeralda y carmesí.
vuela y zumba el colibrí
por la florida vereda,
y en un búcaro de seda
está enfermo el alelí.

Alza la noche su velo


por ver las luces tempranas,
y las montañas lejanas

100
se confunden con el cielo.
Corre y suena el arroyuelo
entre juncos tembladores,
viste sus galas mejores
la hermosa naturaleza,
y yo que sé tú tristeza,
Luisa, te mandó estas flores.

Luisa, olvida tu pesar:


las penas se marchan solas,
se rompen como las olas
contra las rocas del mar.
todo amoroso penar
es fugaz y baladí,
yo para no verte así
sin una fresca sonrisa,
te mando estos versos, Luisa,
para que rueguen por ti.

Y cuando el sol se ponía


Y cuando el sol se ponía
Detrás de un monte dorado,
Un sombrerito callado
Por las arenas venía
José Martí
Con ella con modos gentiles
propios de la juventud,
brillaba en la plenitud

101
de sus dieciséis abriles.
Con donaires infantiles
a la playa concurría,
jugaba y se divertía
con las olas y con la arena,
cuando la tarde era buena
y cuando el sol se ponía.

Una tarde que la vi


muy cerca le declaré
la pasión; pero noté
que recelaba de mí.
La llamé, la perseguí
hondamente impresionado,
pero se fue de mi lado
sin dejarme una sonrisa,
para ocultarse de prisa
detrás de un monte dorado.

Impulsadas por la pena


se me fueron las miradas
por las huellas señaladas
de sus pasos por la arena.
Volvió mi mente a la escena
de aquel final impensado,
y recordé impresionado

102
sobre la playa espaciosa
unos zapatos de rosa
y un sombrerito callado.

Y otra tarde, dominado


del amor que me abrasaba,
vi la niña que adoraba
detrás del bosque dorado.
El mar sonoro, agitado,
sobre otra playa batía,
pero ella feliz seguía
jugueteando con las olas,
y buscando caracolas
por las arenas venía,

Yo vengo de todas partes


Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Artes soy entre las artes;
En el monte, monte soy.
José Martí

Yo salí de las entrañas


del valle donde la brisa
se embriaga con la sonrisa
esmeraldas de las cañas.
Yo vengo de las montañas
seguras como baluartes,

103
yo traigo los estandartes
de los sueños campesinos,
llego de largos caminos;
yo vengo de todas partes.

Yo vengo de aquellos lares


donde salta el arroyuelo,
donde es más azul el cielo,
y más verde los palmares.
Con mis sencillos cantares
siempre digo lo que soy,
nadie piense que yo estoy
con dudas, sin decidirme;
yo vengo del monte firme
y hacia todas partes voy.

Vengo donde el café


cuaja el grano y se madura
perfumando la espesura
que cantó el Cucalambé.
Yo estoy aquí, no me iré
por más que de aquí me apartes,
soy ajeno a los descartes
del juego de la existencia:
ciencia soy entre las ciencia,
arte soy entre las artes.

104
Yo laboro, sueño y canto
entre arroyos y sabanas,
donde vibran más lozanas
las décimas que amo tanto.
Yo despierto y me levanto
con Cuba, con ella estoy,
y con el vigor que hoy
crecen los pinos martianos,
llano soy entre los llanos,
en los montes, monte soy.

Se ha servido para el poemario de ciento diez y nueve partes


de poemas martianos, o versos específicos; escogidos para dar
una unidad de ideas a su colección: ―A la sombra de una ala‖.
Yanes, luego del intento inicial, premiado en el concurso anual,
―26 de Julio‖, del año 1974; repite el modelo, y envía libros simi-
lares, aprovechando la temática martiana y los versos martianos
como pie temático, en otras varias nuevas ocasiones de concur-
sar. Así que, disponemos, del archivo familiar consultado, un
ejemplar manuscrito, elaborado y enviado al concurso del año de
1981, que tituló: Rompe en la roca una flor.

Fragmento del poemario “Tragedia del amor”, 1939

Aunque pobre campesino

105
sin herencia ni fortuna
esperaba una oportuna
venturanza en el camino.
Esperaba que el destino
le diera la dicha un día
de colmarlo de alegría,
de poder y bienestar,
para poder educar
a su pequeña Sofía.

Era su afán trabajar


en su adorada campiña
y darle un beso a su niña
de regreso en el hogar.
Era su gloria gozar
Del hogareño reposo,
estimándose el esposo
más dichoso de este mundo,
lleno de u placer profundo
ni envidiado ni envidioso.

Fragmentos de libro: “Donde canta el tocoloro”


(1963)
1.Me pregunta un jovenzuelo
con extremado interés
si el tocororo, al fin, es
106
nativo de nuestro suelo.
Por ese motivo, anhelo
sin sentir orgullo vano
con el lenguaje más sano
en fina correspondencia
darle alguna referencia
de este pájaro cubano.

2.Muy diferente al sinsonte


que al pie de nuestras moradas,
saluda las alboradas
con aclarar el horizonte.
El tocororo en el monte
busca el lugar más sombrío,
y allí con sumo albedrío,
sin relieves de cantor,
lanza el extraño tenor
de su canto denso y frio.

3.Entre ramajes y flores


internado en el boscaje,
luce su hermoso plumaje
pintado de seis colores.
En sus partes superiores
resalta un verde brillante,
pico de rojo radiante

107
vientre rojo bermellón,
le brindan la distinción
de una belleza importante.

4.Es, sin discusión, nativo


de nuestro cubano suelo,
y me aseguró mi abuelo
que nunca vivió cautivo.
Siempre renuentes y esquivo
de poblados y bateyes,
y por incógnitas leyes
de aquel lejano pasado,
era el pájaro sagrado
de las tribus siboneyes.

Poesías: TIERRA Y CIELO. (1959) 39

Aparece con un exergo en la propia portada del libro folleto, lo


que sigue:
Yo he soñado que salgo de este mundo pequeño,
que me voy por enciman de la tierra y el mar,
Ya lo dijo el Poeta: Que la vida es un sueño,
¡Infelices los seres que no saben soñar!

39
Tierra y Cielo, (1959), fue publicado como folleto por su autor, Yanes, en
Santa Clara , en la Imprenta: La Nueva.

108
El poemario de 33 poesías de diferente métrica, al final, incluía
diez décima, algunas muy conocidas del autor, incluidas en
otros poemarios; material alguno que hemos consultado meca-
nografiado en el archivo familiar.
De las incluidas entre las diez indicadas; ya aparecían en un
poemario titulado: Bandurria Sentimental: ―A una calavera‖; ―El
jardinero y los abrojos‖; ―La virtud de la belleza‖ y ―La princesa
enamorada‖, una especie de cuento de amor en décimas

Divagaciones metafísicas
«Ante los Panteones» ¿…de surrealista?40
Antecedido por un extenso Proemio, que carga de relatos de
sucesos familiares y relacionados con el camposanto; tan exten-
so en páginas, como el espacio que le ocupan las décimas del
propio poema, un total de 55… Al tema natural de la muerte, del
espacio físico donde se depositan los cuerpos ya sin vida; a la
falta de respuestas que todo ello supone, dedica una especial
atención en muchas de sus colecciones, de por vida, que escri-
be en esa métrica espineliana, que sin muchos revuelos poéti-
cos, le es tan familiar… Pretende exponer sus concepciones filo-
sóficas sin que estas se arrimen, dice, a una u otra tendencia
sea ―materialista o espiritista‖. (sic) Y añade porque estas son:
―…los fundamentos y principio de nuestra labor literaria‖. Ni lo
creemos fuera así, ni se mantuvieron muchos de esos criterios

40
Libro inédito.

109
incólumes en el tiempo posterior. A seguido aclara lo que real-
mente le motivaba a hacer determinadas manifestaciones. Que
no tenían apego a unas honrras y pompas fúnebres: ―…nuestra
dialéctica lírica, caustica… va contra esas viejas tradiciones…‖
―Esa es la primordial fuerza de nuestro canto‖.41 Haciendo preci-
siones, y aquí va todo, dice: ―…no creemos existe un misterio
insondable entre la vida y la muerte, para nosotros la vida y la
muerte es una misma cosa…‖ En resumen, que la una es con-
secuencia de la otra. Con ello pretende dar sentido al poema. Y
aunque el tiempo y las circunstancias diluyan mucho estas
ideas, hay futuros poemas que reviven aspectos.
Según Yanes en el Proemio, todo tiene su inicio en la impre-
sión que le causó, conocer lo que le significó el portentoso ce-
menterio Colón, de La Habana. Lo recorrió, dice: Mausoleo por
Mausoleo; Panteón por Panteón… Y le hizo pensar aquellas
tumbas olvidadas… comunes…
Esta colección aparece fechada en 1962. De ellas, las prime-
ras décimas, y algunas otras:
1
Hay quienes escogen el lugar´
a donde irá cuando muera,
como si en nombre pudiera
a su modo descansar.
Me conmueve contemplar

41
Transcrito del Proemio de su libro inédito ―Antes los Panteones‖. Santa
Clara, 1962. Consultado en el archivo familiar en marzo 2019.

110
sobre las pálidas lozas
estas frases existentes:
―Familia de los Romeros‖
―Los González, Los Rivero,
Los Pérez y Los Quincozas‖.
2
Otras bellas inscripciones
con suma magnificencia,
indican la procedencia
de algunas instituciones,
de gremios, de Asociaciones,
de alguna más que otra Sociedad.
Es como la humanidad
pinta sus rangos sociales
Sobre los mismos umbrales
del mundo de la igualdad.
5
¿De qué vale este vislumbre
de soberbia ostentación,
sobre un mísero montón
de huesos y podredumbre?
¿De qué sirve esa costumbre
viciada de vanidad?
¿Es que frente a la verdad
de la muerte, se conforma
con darle distinta forma

111
a su fin, la humanidad?
15
Ciudad triste, inerte, muda,
dá dolor, saber que tanta
ostentación se levanta
por un resquicio de duda.
¿Por qué motivo se escuda
en el mármol funeral
el esqueleto mortal
del ser que dijera un día;
que como humano creía
tener un alma inmortal?
17
Es que acaso te divierte
en tu vanidad de hombre,
que la humanidad se asombre
ante el lujo de tu muerte?
O no pensabas que inerte,
desvanecido y pequeño
era inútil todo empeño
por conservarte inmortal;
¡No es distinto tu final,
ni es diferente tu sueño!
20
¿No será mucho mejor
ir de una vez al terreno

112
apretado, y en su seno
alimentar una flor.
Volver de nuevo al calor
de la existencia. Correr
con el Viento. Florecer
en las ramas del rosal.
Saltar en el manantial
o en los árboles crecer?
25
Cuando yace inanimado
nuestro cuerpo sin aliento,
parece en ese momento
que la vida ha terminado.
Es incierto, es otro estado
volveremos a vivir,
es la verdad, que morir
es iniciar otra etapa
de la vida, en otro mapa
volvemos a subsistir.
48
La muerte le dio color
la muerte le dio elegancia,
la muerte le dio fragancia,
la muerte le dio vigor.
La muerte le dio verdor,
le dio sabia, le dio vida,

113
y cuando la flor nacida
por el aire, perfumaba
la voz del muerto cantaba
en su rama florecida.
55
Adiós, No. Diré hasta luego,
se que volveré algún día,
a ocupar la tumba mía,
de la parca al golpe ciego.
Cuando acabe el andariego
deambular de mi destino,
me detendré en el camino
en un eterno remanso:
la muerte será el descanso
de un bardo peregrino.

Es el conjunto una historia que va, a su paso, relatando y vin-


culando a los factores que inciden en la realidad última del hom-
bre en vida. No hay muchas referencias a comparar en la litera-
tura nacional a llamar Divagaciones metafísicas… Sobre esta
temática, realmente representativa en su larga obra, hay comen-
tarios de alguna crítica, evidentemente someros. Sin establecer
un ordenamiento, vale ir rebuscando muestras en décimas que
ilustren. Vea esta:

114
A una Calavera

(El poema tiene ocho décimas y está dentro del libro ―Tierra y
Cielo‖; (1959)42 muy concurrida por los críticos de su obra .
1
Calavera carcomida
y escoriada por el lodo,
quizás, patentizas todo
el secreto de la vida.
Antes estabas vestida
de cabellera abundante,
y tu cerebro vibrante,
tal vez, tuvo facultad
para dar notoriedad
y altivez a tu semblante.
2
Y sobre un cuerpo movible
te levantas airosa,
creyéndote poderosa
luchando con lo imposible.
Te soñabas invencible
en tu falso poderío
hoy en el triste sombrío
aislamiento de un rincón,
42
―Tierra y Cielo‖, aparece como libro de poesías. Santa Clara. Imprenta La
Nueva.

115
sin ninguna vibración
rueda tu cráneo vacío.

Escribe, ha seguido, tres décimas que inicia con adverbio:


Ayer…
5
Ayer ¡Cuántas ilusiones
abrigaste en tu frente,
sintiendo constantemente
el afán de tus pasiones!
¡Cuántas locas ambiciones
impulsaron tus empeños!
Y donde ayer tantos sueños
alojaste, Calavera,
hoy tienen madriguera
los insectos más pequeños.
….
Y dos décimas las encabeza con frases interrogantes:
7
¿Si tú pudieras decir
la verdad que has comprobado,
de cuanto error consagrado
nos pudieras advertir?
Para nuestro porvenir
de la vida del presente,
tu consejo consecuente

116
de mucho nos serviría
y nuestra norma sería
distinta completamente.
8
Pero inanimada y muda,
nada nos puedes decir
que logre el porvenir
desvanecer nuestra duda.
Y así, quebrada, desnuda,
olvidada y carcomida,
sobre la tierra tendida;
taciturno te contemplo;
como patético ejemplo
del final de nuestra vida.

Aparece, en el poemario, otra «Divagaciones» como así mismo


subtitula. En otro caso: ―Mi Lámpara Maravillosa‖.
Hay otros poemas que con el mismo tema le publicó Feijóo en
el tomo I, de ―Los trovadores del pueblo‖.(1960):

Cantares a la muerte
Muerte, voraz y temida,
te ruego que no adelantes
tu visita. Déjame antes
organizar mi partida;
que a lo largo de mi vida

117
seguí tan loca carrera,
que no he podido siquiera
acordarme que el destino
ya me aproxima el camino
donde la tumba me espera.

Y de este modo, agitado


por los humanos embates
en inútiles combates
todo mi tiempo ha pasado.
Sin dirección, descuidado,
se mi nombre y de mi historia
recorrí la trayectoria
de mi existencia mundana
sin dejar para el mañana
un laurel en mi memoria.

Sin darme cuenta, viví


Como un soñador iluso
En un ambiente confuso
Que yo nunca comprendí.
Falsos fantasmas seguí
En la senda de la vida;
Pero ya desvanecida
Tan quimérica ilusión,
Me veo en la conclusión

118
Con la esperanza perdida.

Ya sin tiempo disponible


para enmendar los errores,
te suplico que demores
en darme el golpe temible.
Todo puede ser posible
si tú, por benevolencia,
permites que mi existencia
dure el tiempo suficiente
para aclarar plenamente
los cargos de mi conciencia.

Concédeme esa ilusión


de mi acariciado anhelo,
que servirá de consuelo
a mi pobre corazón.
Porque a la terminación
de mi larga senectud,
yo quiero en el ataúd
darme a tu sueño profundo
después que le pague al mundo
mis deudas de gratitud.

119
Otros sortilegios poéticos

Hay una de sus partituras poéticas que nombra Divagaciones,


del que extraemos décimas y reflexionamos en algunas conside-
raciones. Tomo, como punto de partida, lo que le sirve de pie
para glosar; en el primer poema, una décima del repentista Adol-
fo Martí:

«A alguno, acaso lo ciegue


la luz de tus estrellas,
desprecie tus dulces aguas,
tu sonante geometría.
Yo sigo con tus misterios,
guardándome las raíces,
yo sigo, busco la sombra
de tu obelisco montuno…
¿Quién te escuchó y no te quiso
con un cocuyo en la mano?»
10
Canto abierto de la Sierra
de la llanura, del mar,
hecho poema y cantar
con el color de la tierra.
Voz de combate en la guerra
que alentó el sueño temprano
verso sentido y humano
120
cuando tú cantar quisiste,
las penas del indio triste
―con un cocuyo en la mano‖.

Otros decimarios de Yanes


1
Sinsonte de verde pluma,
verde como verde palma,
verde que tiene en el alma
verde de verde yagruma.
Arroyo de blanca espuma
para que tu pico juegue,
descuidado quien te niegue
vuelo de mayor motivo:
cristal de brillo exclusivo
―a alguno, acaso, lo ciegue‖.
2
Suspiro la tierra herida
vibró en la bandurria triste,
cuando en el monte estuviste
sola, pero no perdida.
Enamorada y prendida
de todas las ramas bellas,
desde las horas aquellas
del escarnio y el reproche,
rompió el velo de tu noche

121
―la luz de tus diez estrellas‖
3
Quién sabe, en alguna parte
algún ruiseñor dormido
no tenga mejor sentido
ni vista para encontrarte.
No se decide a buscarte
entre arroyos y majaguas,
sueña escalar aconcaguas
buscando mayor altura
y sin saber tu frescura
―desprecio tus dulces aguas‖
4
Los que sentimos de veras
La luz de la guardarraya,
Donde nunca se desmaya
El danzón de las palmeras.
Los que amamos las primeras
Palpitaciones del día,
Que vivimos la porfía
Del mar batiendo en la roca,
Qué bien adentro nos toca
―tu sonante geometría‖.
5
En el aire en el laúd
--abeja, zunzún, tojosa—

122
tu música contagiosa
jamás pierde su virtud.
Hay eterna juventud
en tu cerrado hemisferio,
expansión, no cautiverio,
camino de ancha salida:
si es un misterio tu vida,
―yo sigo con tu misterio‖.
6
Contigo canté mis penas,
contigo mis glorias canto,
después que luchando tanto
alcancé las horas buenas.
Sangre que corre en mis venas
y sana mis cicatrices;
es amor lo que me dices
en tus rimados detalles,
contigo estoy en los valle
―guardándome las raíces‖.
7
Hay quién absorto, lejano
de la expresión del paisaje,
te aprecia como un celaje,
como una sombra en el llano.
Alguien te ve con desgano
y con desgano te nombra,

123
al mismo tiempo, se asombra
que tengas tantos amantes,
yo soy de esos caminantes,
―yo sigo, busco tu sombra‖.
8
Cuando los bardos errantes
lloraban tu decadencia,
arrullaste la inocencia
de mis auroras brillantes.
Me diste tus consonantes
cuando de saber ayuno,
solté al viento uno por uno
mis íntimos pensamientos,
abrazado a los cimientos
―de tu obelisco montuno‖.
9
Compañera y fiel amiga
de las cumbres de las alas,
con tal surco te regalas,
te perfumas con las espigas.
Tu ritmo es puro, no liga
con ningún tono indeciso,
tu acento jamás remiso
es música en el paisaje,
no comprendió tu mensaje
―quien te escucho y no te quiso‖.

124
Del poemario Bandurria Sentimental43

El manuscrito que revisamos, del archivo familiar, fue examina-


do posteriormente por su autor, y en los respaldos de las pági-
nas correspondientes, en muchos casos, reescribió en su totali-
dad, las décimas. Tomamos al azar, varias:

A mi laúd
244
Cuerdas viejas, empolvadas,
flojas, rotas, herrumbrosas,
fueron ayer armoniosas
al compás de mis tonadas.
Aquellas horas pasadas
con recuerdo emotivo;
cuando quedo pensativo
en delirante desvelo,
vienes a ser un consuelo
a las penas en que vivo.
3
Las consecuencias mundanas
con un constante reclamo

43
Es uno de los poemarios que le quedó sin publicar. Fecha aproximada de
realización:1962.
44
La enumeración de la décima es del propio Yanes.

125
a ti te llenó de tamo
a mí me cubrió de canas.
Aquellas horas tempranas
De amor y de poesía;
cuando cantaba y reía
a tu armonioso compás,
son sombras hoy nada más
de tu vida y de la mía.

El jardinero y los abrojos


1
Una vez un jardinero
llevado de sus antojos,
sembró una mata de abrojos
en su abonado cantero.
Con mucho gusto y esmero
los abrojos cultivó
y su engaño comprobó
algunos meses después,
cuando le hirieron los pies
los abrojos que sembró.

Otras del decimario Bandurria Sentimental:


1.Pidió una mujer hermosa
A cambio de sus amores,
que sus simpatizadores

126
le dieran alguna cosa.
Y la dama pretenciosa
de modo espectacular,
su demanda irregular
a toda costa mantuvo,
y tantos regalos tuvo,
que no se pueden citar.

2.Un comerciante le dio


una balanza de acero
y un experto carpintero
un berbiquí le llevó.
Un sastre le regaló
una tijera gigante,
un extraño caminante
una piedra del camino,
y un usurero ladino
alguna plata sonante.

3.Le dio un platero un anillo,


un barbero una peluca,
un labrador una yuca,
un albañil un ladrillo.
Un mecánico un tornillo,
un cocinero un mantel,
un constructor un nivel,

127
un herrero una cadena,
y el dueño de una colmena
unos panales de miel.

4.Una cuchara de lata,


el regalo de un latero
y un famoso joyero
un monedero de plata.
Un socarrón una gata,
una copa u bebedor…
y un imberbe soñador
sin tener una peseta
se acordó que era poeta
y le dio un verso de amor.

5.La dama que recibió


aquellos ricos presentes
a lugares diferentes
los regalos destinó.
A todos agradeció
los obsequios de valía
y entre tanta regalía
de amigos de plata y fama,
suspiró de amor la dama
leyendo la poesía.

128
Más de la Bandurria Sentimental:

Cita fracasada
1.Anoche me vio la luna
en la esquina del dolor,
llorar mi pena de amor
sin esperanza ninguna.
Me vio vagar sin fortuna
por una senda de abrojos,
sin besar tus labios rojos
y estrechar tus manos finas,
¡Cómo duelen las esquinas
sin el calor de tus ojos!

2.Me vio quemar una pena


en la punta del cigarro,
me vio llorar en el barro
de tu imponente condena.
Me vio arrastrar la cadena
de la espera prolongada,
vio mi vista desolada
en la acera de la calle,
sin la gracia de tu talle,
sin la luz de tu mirada.

3.Me vio con cierto temor

129
herir la brisa ligera,
con un bostezo de espera,
con un suspiro de amor.
Me vio palpar mi dolor
sobre la calle desierta,
como un centinela alerta
me vio sentir en la lucha
el sonido que se escucha
con el cierre de una puerta.

4.Me vio medir paso a paso


el tamaño de la esquina,
me vio sangrar por la espina
del dolor de mi fracaso.
Me vio llegar al ocaso
del momento convenido…
me vio marchar abatido
y llevar meditabundo
toda la pena del mundo
por un instante perdido.

5.Me vio volver la cabeza


una y otra vez atrás
y sentir otra vez más
el peso de mi tristeza.
Me vio sin la ligereza

130
que presentó mi llegada…
me vio bajar la mirada
por el pasar de la cuita,
cuando fracasa una cita
que triste es la retirada.
,
Canción de los besos
1.El beso es dulce conjuro
Que florece en nuestros labios,
Para borrar los agravios
De nuestro sentir impuro.
El pecho más cruel y duro
Lo rinde el beso. El dolor
Lo desvanece el calor
De una boca cuando besa
Dejando en el beso, impresa
Una página de amor.

2.Besa el agua cristalina


de los rumorosos ríos
entre lomas y bajíos
la ribera campesina.
Y la rosa purpurina
que yace despetalada,
fue la tierna enamorada
de la mañana brillante,

131
que recibió rozagante
el beso de la alborada.

3.Las aguas del mar no cesan


de moverse inquietas, locas
se estrellan contra las rocas
y al estrellarse, se besan.
Besos sublimes expresan
los aires del remolino
del alto bosque vecino
las hojas que se desprenden
se besan y se comprenden
con el polvo del camino.

4.Balanceándose las naves


besan el mar misterioso,
ante el asombro curioso
de las acuáticas aves.
Besan los céfiros suaves
las ramas de las palmeras,
y en las regiones pamperas
la noche tiene sonidos
de los besos repetidos
y salvajes de las fieras.

5.Se besan dulces, tranquilas,

132
las almas que se enamoran,
y los ojos que se adoran
se besan con las pupilas.
Y las alineadas pilas
de huesos, se besan tanto
bajo el misterioso manto
del cieno en que se consumen,
besos que son el resumen
que presenta el camposanto.

La décima en campaña: poesía política

Una parte de su creación poética la puso en función política;


así obtuvo varios premios al participar con décimas alusivas a
hechos históricos o de repercusión social a diferentes niveles y
promotores. Un organismo social, a fin, como la Asociación Na-
cional de Agricultores Pequeños, fue receptivo a muchos de sus
trabajos. De la misma manera que eventos como la conocida
Jornada Cucalambeana. Veamos el poema que le dio el Primer
Lugar:

El sueño del sitiero


Anoche, mientras dormía
en mi colchón elegante,
un sueño mortificante
pasó por la mente mía.

133
Soñaba que me veía
enredado en el batey,
que araba en un babiney,
que la renta me apuraba
y a cada rato gritaba:
¡Mal rayo te parta, buey!

Que no estaba muy contento


porque mi yegüita flaca
amarrada de una estaca
dictaba su testamento.
Que ladraba el perro hambriento
en la yerba de guinea,
que lloraba Dorotea,
que no alumbraba el candil,
que estaba roto el barril
y sin fondo la batea.

Eran momentos complejos,


me apretaba más la tuerca,
el curandero bien cerca;
pero el médico muy lejos.
En vez de darme consejos
el compadre Juan Ramón,
me hablaba de padrejón,
de mal de ojo, de bilongo

134
y de la visión del congo
de la mata de piñón.

Después de tanta rutina,


cargaba sin discusión:
la leña para el fogón,
el agua para la tina.
Abrumado por la ruina
no descansaba un instante,
al llegar el comerciante
a cobrarme, desperté:
¡Qué contento respiré
en mi colchón elegante!

Décimas al menudeo…

Con este acápite final se publica una selección de décimas en-


tresacadas de sus estructuras poemáticas; con lo que se procura
establecer que muchas de las composiciones de diez versos
podían alcanzar independencia del poema del que eran parte,
dadas sus características…

¿Quieres un verso? Converso


con mi corazón a solas;
batallo contra las olas

135
del mar del tiempo perverso.
El anverso y el reverso
somos del libro mundano.
Te busco, pero es vano;
mi búsqueda es un alarde
porque tú naciste tarde,
porque yo nací temprano.45

De: Mulata Cubana

1.Mulata de piel lavada,


de ojos negros, expresivos,
hermosos, inquisitivos
y de brillante mirada.
Cintura privilegiada
con un ritmo de armonía,
no adivino todavía
si en tu femenil derroche
está cerrando la noche
o está amaneciendo el día.

2.Cabeza muy bien formada


con una eclosión profunda
de rizos, una Medusa

45
Del libro: Canto del pueblo.1978

136
de serpientes coronada.
Carne maciza, apretada,
imán de la tentación…
cuando vas con emoción
caminando por la calle,
te está bailando en el talle
el suave ritmo del son.

4. Bello y sublime crisol


que funde en un cuerpo humano
todo el calor africano
y el sentimiento español.
Piel tostada por el sol
caliente del Mediodía,
donde viera en porfía
lo mejor de cada raza…
clave sonora, que enlaza
el canto y la poesía.

5.Mulata de rima loca


y de caminar vibrante,
de mirada penetrante
que fuerte pasión provoca.
Quisiera de una roca
para no sentir la espuela
del amor, que me desvela
137
por ardoroso sensual…
a ti, te hicieron de sal,
de pimienta y de canela.

138
BIBLIOGRAFIA

Feijóo, Samuel, (1960): Los trovadores del pueblo. (Tomo I-IV). Bús-
queda, selección y prólogo de Samuel Feijóo. Santa Clara, Cuba. Uni-
versidad Central de Las Villas.
______________, (1984): Crítica Lírica. La Habana. Ed. Letras Cuba-
nas. Tomo II, pp. 74-75
León, Argeliers, (1981): Del Canto y el tiempo. La Habana. Editorial
Letras Cubanas.
Gorrin Castellanos, José Teófilo, (2017): La Ruta afrocaribeña de la
décima. Beau Bassin. Editorial Academice Española
________________________; (2018): Lo que sí dijo Villaverde en Ce-
cilia Valdés, Bogotá. Editorial Autores Editores
León, Argeliers, (1981) Del Canto y el tiempo. La Habana. Editorial
Pueblo y Educación.
Linares, María Teresa, Ponencia evento al Encuentro Iberoamericano
de la décima. Las Palmas de Gran Canarias. Digitalización realizada
por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2008, Maximiano Trapero Univer-
sidad de Las Palmas de Gran Canaria

Obras de Leoncio Yanes Pérez


Total 6 obras en 31 publicaciones en 2 idiomas y 109 fo n-
dos literarios. Clasificación: PQ739OY3, 861

1-Donde canta el tocoloro; [Versos] por Leoncio Yanes (Libro).


19 ediciones publicadas entre 1900 y 1963 en 3 idiomas y en
poder de 75 bibliotecas miembros de WorldCat en todo el mun-
do.
2-A la sombra de un ala de Leoncio Yanes (Libro). 6 ediciones
publicadas en 1975 en español y en poder de 20 bibliotecas
miembros de World Cat.
3-No voy a cantar pesares por Leoncio Yanes (Libro). 2 edicio-
nes publicadas en 1983 en español y en poder de 6 bibliotecas
en todo el mundo.

139
4-Con un cocuyo en la mano de Leoncio Yanes (Libro)
1 edición publicada en 1984 en español y en manos de 4 biblio-
tecas miembros de World Cat.
5-Búscame en el horizonte: (décimas y otros poe-
mas) por Leoncio Yanes (Libro). 1 edición publicada
en 2008 en español y realizada por 2 bibliotecas miembros de
World Cat en todo el mundo.
6-Canto del pueblo en décimas por Leoncio Yanes (Libro)
2 ediciones publicadas en 1975 en español y en poder de 2 bi-
bliotecas miembros de World Cat en todo el mundo.

EN LOS ARCHIVOS DEL AUTOR

1- Las jaranas del compay: decimario de humor. Fabuletas.


2-Campiña Sonora, (1948): contentivo de dos capítulos: Sueños
de Amor y Caprichos del Destino. Imprenta “Wifredo”, Guayos,
Las Villas.

140
GLOSARIO DEL DECIMISTA.

Por: Leoncio Yanes

Nos servimos, principalmente, para confeccionar este apéndice


necesario al lector, de los términos significantes que el propio
Yanes incluyó en un material, manuscrito, elaborado para uso de
los Talleres de Décima que patrocinaba. En cada uno de los ca-
sos el autor ilustraba con ejemplos tomados de las poesías en
décimas más conocidas suyas, que no publicamos por breve-
dad.

1.Armonía: La armonía en el verso se logra con la mejor coloca-


ción artística de los vocablos, de manera que produzcan sonidos
agradables y fácil pronunciación.
2.Armonía imitativa: Está basada en emitir con la expresión de
la palabra el objeto que deseamos destacar.
3.Asonancia interior: La asonancia interior tiene lugar cuando
usamos en el centro de los versos palabras que son consonan-
tes con la frase final.
4.Acróstico: Muy usado por los decimistas. Se logra tomando
una palabra de diez letras, en que cada una ellas presidirá, en
orden, cada uno de los diez versos.
5.Adjetivos: Evitar el uso excesivo de este elemento de la ora-
ción.

141
6.Consonancia de versos agudos: Se da, en caso de versos
con palabras con final agudo. Se tiene en cuenta la vocal y las
consonantes finales.
7.Consonancia de versos esdrújulos: cuyo acento gramatical
cae en la antepenúltima vocal; ejemplos: matemática, fenómeno,
genésico, etc. La consonancia se lograría en las palabras que
poseen idénticas vocales, aunque tengan diferentes consonan-
tes. Aunque hay que destacar que los decimistas populares en
Cuba, acostumbran a buscar la consonancia con palabras de
idéntico sonido.
8.Consonancia imperfecta o asonancia: La asonancia, en este
caso, se produce en vocales iguales al final de los versos y las
letras consonantes distintas. La consonancia se usa en el Ro-
mance…
9.Consonancia descendida, o aislada: La que se origina al
comienzo de la décima y al final de la misma. Somos de la opi-
nión --decía Yanes--, que cuando la asonancia no molesta al
oído y está en función de un buen concepto no debe sacrificarse
por obedecer a una cuestión retórica.
10.Consonancia falsa o por apariencia: Se produce en los fi-
nales del verso con vocales similares y consonantes diferentes.
Muy usado en el Romance.
11.Cacofonía: Tiene lugar en el encuentro entre sílabas pareci-
das.

142
12.Cabalgamiento o hipermetría: Es un modo poético que no
debe usarse excepto en casos precisos. Consiste en completar
el sentido de un verso en el verso que le sigue.
13.Cabo roto: Consiste en dejar de escribir la última sílaba del
verso.
14.Canturía: Es el evento ocasional o previamente preparado
para que un grupo de poetas hagan gala de sus dotes de impro-
visadores.
15.Controversia: no es más que el debate de dos improvisado-
res, que en fraternal competencia, cada cual por su parte, ser
esfuerzan por hacer destacar sus cualidades poéticas. Se pro-
duce espontáneamente, pero a veces no. Cada repentista tiene
su estilo y su tonada y un grupo de simpatizantes que le siguen,
lo admiran y lo estimulan. Son los que se encargan de organizar
el encuentro de los poetas. Por lo regular tiene lugar entre dos
improvisadores. El público es quien dicta los temas, los pies for-
zados, etc. Y, en muchas ocasiones, el motivo de la inspiración
es el rostro de una joven, una vieja o de un niño.
La idea, el tema el motivo se presenta inesperadamente.
Está obligado a meditar toda respuesta conscientemente. Debe
descartar toda frase, todo verso ofensivo y de mal gusto. No
debe desconcentrase por una réplica cáustica, humorística… de
su rival. Debe ser tolerante, comprensivo y frente a todo lenguaje
hiriente oponer la ecuanimidad y la nobleza.

143
En ocasiones dos poetas se han pasado un largo tiempo impro-
visando, y ninguno se ha dado por vencido; por lo que aplazan el
debate para un posterior encuentro.
16.Décima: Es una composición poética de diez versos que
pueden ser octosílabos o no, con rima o sin ella, debido a que
tiene diez versos.
17.División de la poesía: Se divide en poesía lírica y poesía
elegíaca
19.Décima cantada: Ha sido la más usada entre los poetas
campesinos o populares. Se exteriorizó en el campo de labor
agrícola, en la soledad de los caminos, guateques, canturías,
parrandas. Ha disminuido bastantes esta costumbre
20.Décima improvisada, o el repentismo: Es una modalidad
típica muy usada en Cuba a través de siglos. Para algunos, dio
lugar porque los poetas eran analfabetos y no la podían escribir.
La necesidad de armarlas mentalmente, dio lugar al repentismo.
21.Espinela: Estrofa poética octosilábica o no, compuesta por
diez versos; que puede ser con rima alterna, sin rima y hasta con
versos quebrados, toda vez que la integran diez versos. El nom-
bre le viene por el malagueño Vicente Espinel, (1550-1624) que
le dio divulgación aunque no fuera quizás su inicial cultivador, sin
obviar el que hiciera Lope de Vega. A ello agrega además Ya-
nes:46 ―Es una estrofa de consonancia cerrada, inflexible, tal vez;
por ese motivo su autor le llamó redondilla. Es de muy difícil
46
Entre sus manuscritos, existe uno que tituló: ―Para ser decimista. Estudio
práctico y técnico e la décima escrita y cantada‖. No le puso fecha, como a
muchos de sus manuscritos le faltaba.

144
construcción, es posible que por su musicalidad y rigor nuestro
pueblo alegre la haya adaptado como suya propio‖. ABBAAC-
CDDC.
22.Estrofa: Es la división regular de una obra poética, por ejem-
plo: si una composición (poema) está integrada por diez déci-
mas, tiene diez estrofas.
23.Extensión del poema: Debe extenderse solo según respaldo
argumentativo del poeta. Antiguamente –señala Yanes--, los de-
cimistas creían que un poema se componía de cuatro décimas,
que llamaban cuarteta. Poetas posteriores como José Fornaris,
Juan N. Fajardo, José J. Milanés y otros, hicieron composicio-
nes con siete, ocho y más décimas
24.Estilo: Manera de escribir o hablar peculiar y privativa de un
autor
25.Glosa: (o decimas glosadas, muy usado…) Composición
poética al fin de la cual, o al de cada una de sus estrofas se con-
cluye con uno a más versos antes propuestos
26.Guateque: Es una fiesta que creo el aislamiento de la vida
rural en tiempos pasados. Se bailaba y en ocasiones se canta-
ban décimas.
27.Gerundios: Debe evitarse la consonancia o rima con ellos.
28.Hiato: Se opone a la armonía. Es el choque de sílabas o vo-
cablos iguales, lo que produce sonidos pobres.
29.Hipérbaton: Consiste en alterar el orden directo del vocablo.
30.Imágen: L. Timoféisev, la define en estos términos: ―Imagen
es un cuadro concreto y a la vez generalizado de la vida; creado

145
mediante una ficción que posea significado estético‖. A lo que se
agrega, que imagen es una sucesión de metáforas que verifican
la traslación del sentido de las frases.
31.Lugares comunes: En sentido literario, son aquellos versos
o frases muy usados, también conocidos por caminos trillados,
versos con callos, etc.
32.Lenguaje directo: Llamado igualmente conversacional… que
no debe usarse normalmente en la obra poética. En la literatura
el lenguaje debe ser más selecto, sin llegar a un rebuscamiento
exagerado…
33.Metrificación: La métrica determina la medida de los versos,
que se apoya el número de sílabas, en los acentos y las pausas.
34.Metáfora: Figura retórica muy usada. Españoles que la utili-
zar pródigamente, Luis de Góngora…y consiste en transportar el
sentido de una palabra a otra por medio de una comparación
mental.
35.Musicalidad del verso octosílabo: Tiene que mucho que
ver con la fijación del acento prosódico u ortográfico. No todos
los versos tienen la misma musicalidad. Especialmente el que
está acentuado en la sexta sílaba…También se logra una musi-
calidad determinada en la composición a base de la unión de
versos de cuatro sílabas…Pero somos de la opinión –resuelve
Yanes--, que poemas realizados con versos de la misma sonori-
dad puede producir un efecto monorrítmico en vez de musicali-
dad.

146
36.Falsa consonancia o por aproximación: Son consonancia
falsas: Polvo y estorbo; alma y alarma; incierto y esbelto; palmar
y manigual; sol y calor, etc.
37.Metaplasmo: Licencia que faculta al poeta el modo de acor-
tar o alargar las palabras por conveniencia de medida o conso-
nancia.
38.Monotonía: Se produce en la reproducción de sonidos simila-
res.
39.Poesía: Es la cabal expresión de lo bello por conducto de la
palabra. Saber decir de un modo artístico, alto y profundo nues-
tros sentimientos. Es saber sentir e interpretar la vida, lo más
noble de los seres y las cosas que nos rodean. La poesía no
depende únicamente del modo ni del lenguaje, depende de la
honda sensibilidad humana. El poeta no puede alegrarse o en-
tristecerse u omitir el mundo objetivo, debe saber ennoblecerlo,
aclara sus complejidades.
40.Poesía lírica: En ella el poeta canta a su mundo interior:
amor, esperanzas, tristezas, alegrías.
41.Poesía épica: En la épica el poeta canta al mundo exterior,
los hechos históricos, etc., los héroes, los mártires, etc.
42.Poesía elegíaca: Con la poesía elegíaca manifestamos nues-
tras tristezas, dolores, etc.
43.Poesía bucólica: Cuenta la vida y costumbre del hombre de
campo.
44.Pleonasmo: Se basa en repetir palabras de un mismo signifi-
cado.

147
45.Punto yayabero o espirituano: Propio de la población cen-
tral de Sancti Spíritus. El poeta tiene que cantar ajustado a los
acordes del punto.
46.Punto trinitario Oriundo de la población de Trinidad y es
una variante del punto espirituano o yayabero.
47.Punto camagüeyano: Es una variante del punto espirituano,
original de Camagüey.
48.Punto cruzado: El punto cruzado no deja de ser una variante
del punto espirituano, pero se distingue por la frase que casi
siempre es un verso de cuatro sí-labas que se emplea indepen-
diente de la décima al comenzar a cantar. Ejemplos: Caballeros,
Patria Linda, Cuba mía, bueno, bueno, etc.
49.Parranda: Es una fiesta que se diferencia del guateque, en
que éste se concreta en un lugar determinado; y la parranda es
una especie de gira, casi siempre en horas de la noche.
50.Pie forzado: El improvisador para demostrar su repentismo
admite que el público formule universo que tiene que insertar al
final de su décima. Parece ser una prueba muy rigurosa, pero no
es así, ya que todo repentista construye su décima por un pie
forzado que él se aplica mentalmente.
51.Retruécano: Es un juego de palabras que embellece el ver-
so. Resulta de la inversión de los términos de una proposición en
una siguiente que resulte en una antítesis con la primera.
52.Rima o consonancia: La consonancia o rima perfecta se
basa en la igualdad de las letras vocales y las letras consonan-

148
tes a final de los versos, a partir de la penúltima vocal acentua-
da.
53.Ripio o relleno: Es un recurso que no debe usarse, acusa
pobreza del lenguaje. Son frases o palabras que se emplean
para darle medida al verso.
54.Recursos y licencias poéticas: Muy usados en la poesía
tradicional, hoy descartados aunque se mantengan algunos a los
que nos referiremos por separado; ejemplos: hipérbaton, meta-
plasmo, etc.
55.Ronda de poeta: Es cuando se reúnen varios poetas y to-
dos dispuestos a cantar. Entonces establecen un orden para
hacerlo y uno tras otro van improvisando según le corresponda.
En la ronda es donde más se desarrolla un tema, que puede ser
el amor, la patria, la familia, etc. Y otro verseador desarrolla su
décima por el patrón señalado. En la ronda el poeta tiene más
descanso y cuenta con bastante para preparar su composición.
Son agradables las rondas de improvisadores por lo variada de
estilos y tonadas.
56.Símil: Es una figura que estriba en la comparación de una
cosa con otra.
57.Silaba poética: Es diferente a la sílaba corriente. En la medi-
da de los versos hay que tener en cuenta si termina en palabra
llana, aguda o esdrújula. Si termina en llana se debe medir cada
una de las sílabas exactas. Si termina en palabra aguda, debe
tener una menos, o sea siete sílabas. Y si termina en esdrújula,
requiere de una más, o sea nueve. Así, la pronunciación de la

149
palabra aguda al final del verso aumenta automáticamente una
sílaba; y, para la pronunciación de la palabra esdrújula disminu-
ye automáticamente una sílaba.
58.Sinalefa: Se produce en la unión de las vocales seguidas, en
las palabras. Cuando una palabra termina en vocal y la que si-
gue comienza igual en vocal, estas sílabas se unen para formar
la sinalefa.
También tenemos que tener en cuenta el sonido de las vocales
débiles y fuertes (fuertes: a, e, o; débiles: i, u). Sabemos que los
poetas populares miden los versos al golpe del oído, pero no
sucede así en los que no están acostumbrados a cantar la déci-
ma. Desde luego, creemos, --argumentaba Yanes--, que para
ser decimista hay que aprender a medir la décima prácticamen-
te. Esto se logra leyendo constantemente las décimas o, cantán-
dolas en voz baja de una tonada escogida al efecto.
Queremos advertir, que en los casos en que coincidan dos voca-
les fuertes no se produce la sinalefa.
59.Tonadas. Son los marcos musicales inventados por los pro-
pios poetas campesinos para cantar la décima. Tienen variado
estilo que van desde lo lento a lo rápido; desde lo alegre a lo
triste. Esta variedad evita el cansancio.
60.Tonada vueltabajera o libre. El punto vueltabajero o tonada
libre, son las que más usan los improvisadores. Son aquellas en
que el laúd, guitarra o tres siguen al cantador.
61.Tonada de seguidilla. Tal como su nombre lo indica, es una
tonada que por su forma rítmica permite que el poeta cante una

150
o más décimas sin descansar. La suelen usar los decimistas que
hacen gala de ser buenos improvisadores.
62.Tonada de estribillos. Se basa en los estribillos que, por su
estructura melódica dan oportunidad al cantador para agregarle
versos o frases adicionales, que no tienen nada que ver con el
texto de la décima. Los estribillos suelen ser: Era, era, era boni-
ta y lo es‖; ―Oh, sí, guajira, como no guajira y mi querendona‖,
etc.
63.Tonada de enganche. Cuando dos improvisadores confor-
man la décima entre los dos.
64.Tonada de repetición. Son aquellas tonadas que le dan po-
sibilidad al cantador para repetir determinados versos de la dé-
cima al principio, a la medio o al terminar la estrofa.
65.Tonada de punto Carvajal. Es una tonada que conserva un
marcado acento español, que los cantadores utilizan para cantar
décima de asuntos tristes o sentimentales.
66.Tonada de recursos. Son aquellas tonadas de ritmo suave y
lento, que usan los cantores de voces débiles, o cuando tienen
afectadas las cuerdas vocálicas.
67.Verso y estrofa. La estrofa es el conjunto de versos que for-
man una décima. Un poema que abarca diez décimas tiene diez
estrofas.

151
INDICE
ENTRANTE NECESARIO………………..………...................2
Capítulo I: Otros cuentan su historia.
Lo que dijeron sus Coterráneos
a. Samuel Feijóo………………….………………………...16
b. René Batista Moreno……………………………………17
c. Mariana Pérez en Verbiclara…………………………...26
d. Riverón en el centenario (2007)……………………….32
…Y otros también se expresaron…
a. Yanes por Evangelina Chió…………………..………...35
b. Yanes en las Islas y Signos de Feijóo………………...38
c. La palma cubana. Décimas de Yanes en Blogs……..60
d. Un campesino poeta………………………..…………..65
e. Cómo lo cuenta ECURED……………………………...71
f. La Literatura en Cabaiguán…………………………….72
g. En el Diccionario de la Literatura cubana…………….73
Capitulo II: Me desayuno con décimas.
1.De las colecciones inéditas, y no; por temas.
--Donde refiere de pueblos y territorios del país.………..75
--Poemas íntimos. Mamá. (1985)…………………………78
--Las jaranas del compay. (Décimas de Humor)………..80
--La naturaleza. El sinsonte de la sierra………………....95
2. Álbumes de imprenta.
--Quiero a la sombra de un ala……………………….…..96
--Fragmento del poemario ―Tragedia del amor‖, 1939..105
--Del libro: Donde canta el tocoloro47. (1963)…………..106
--Con un cocuyo en la mano.(1984)…………………….107
--Tierra y cielo. (1959)……………………………………108
3.Divagaciones metafísicas.
--Ante los Panteones……………………………………..109
--A una calavera…………………………………………..115
4.Otros sortilegios poéticos………………………………….120
5.La décima en campaña: poesía política………………....133
6.Menudeo en décimas……………………………………...135
IV. BIBLIOGRAFÍA............................................................139
V. GLOSARIO DEL DECIMISTA, por Yanes………….....141

47
Así se publicó con el nombre tocoloro diferente al aceptado de tocoloro.

152

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