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Unidad 1
1) ESTUDIOS SOBRE LA HISTERIA (en Sobre la psicoterapia de la histeria) - FREUD
HISTERIA DE DEFENSA: la histeria se genera a partir de la defensa, mediante represión de
una representación inconciliable. Sucede una conversión del afecto arrancado de la
representación hacia una inervación somática (conversión de la excitación), mientras que la
huella mnémica queda débil. Esta es una histeria de defensa, base de los otros tipos de
histeria (de retención e hipnoide)
¿Como puede ser que haya tanto escondido detrás de la resistencia? Porque opera
un “estrechamiento de la conciencia”: a la conciencia solo accede un recuerdo y el enfermo
no puede ver todo lo que hay detrás. Si el enfermo no se relaja, se obstruye más el paso
hacia lo inconsciente. El pasaje de lo inconsciente a la conciencia sólo se hace de manera
fragmentaria, y es el trabajo del analista recomponer esa organización. Para esto no sirve
avanzar en forma directa hasta el núcleo de la organización patógena, sino que al principio
hay que mantenerse en la periferia de la estratificación de la resistencia haciendo que el
enfermo cuente y recuerde, luego él mismo se empeñará en colaborar y será bueno dejarlos
reproducir sin ejercer ningún influjo sobre él.
VÍNCULO CON EL MÉDICO: puede pasar que donde uno investigue no haya nada o que se
tropiece con una resistencia todavía insuperable, pero también puede fallar si el vinculo con
el médico se ve perturbado, lo que es el obstáculo más difícil con el que uno se puede
topar. Este vinculo se puede perturbar por 3 motivos: - por una enajenación personal, que la
paciente se sienta relegada o que haya escuchado cosas desfavorables del
médico/tratamiento. Es lo menos grave.
- Cuando el paciente tiene miedo a perder su autonomía o a acostumbrarse mucho al
médico. Aquí se juega más el aspecto inconsciente, pudiendo aparecer a veces síntomas
histéricos en respuesta a esto.
- Cuando el enfermo transfiere sobre la persona del médico ciertas representaciones
penosas que afloran del análisis mismo. Acontece una transferencia que opera por enlace
falso. Este caso debe tomarse como un síntoma más del complejo patógeno, haciendo ver
en primer lugar al enfermo que este es un obstáculo para la cura. El trabajo del paciente
aquí es el mismo y muchas veces pueden ver que en estas transferencias con el médico
hay compulsión y espejismos.
Unidad 2
1) LAS ENTREVISTAS PRELIMINARES Y LOS MOVIMIENTOS DE APERTURA (en El
aprendiz de historiador y el maestro brujo) - P. AULAGNIER
Unidad 3
1) SOBRE LA DINÁMICA DE LA TRANSFERENCIA - FREUD
Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los
influjos que recibe de su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio
de su vida amorosa. Esto da por resultado un clisé que se repite de manera regular en la
trayectoria de la vida. A través de la experiencia se ha averiguado que sólo un sector de
esas mociones determinantes de la vida amorosa ha recorrido el pleno desarrollo psíquico.
Parte de las mociones amorosas se volcarán hacia la realidad objetiva, y otra parte se
desplegará en la fantasía, en el inconsciente. Cuando la persona intente satisfacer su amor,
van a participar ambas corrientes de las mociones para el acomodamiento con un objeto
(persona).
Si la necesidad de amor de alguien no está satisfecha de manera exhaustiva por la
realidad, él se verá precisado a volcarse con unas re-expectativas libidinosas hacia cada
nueva persona. Es entonces normal e inteligible que la investidura libidinal aprontada en la
expectativa de alguien en que está parcialmente insatisfecha, se vuelva hacia el médico.
Esa investidura se atendrá a modelos, se anudará a unos de los clichés preexistentes: el
paciente insertará al médico en una de las series psíquicas que ha formado hasta ese
momento. Esta transferencia de amor consciente/inconsciente se produce no sólo en
personas neuróticas bajo tratamiento, sino que se dan también en personas no analizadas,
por lo cual no es culpa del psicoanálisis que esta aflore.
Las resistencias acompañan todos los pasos del tratamiento. Cada ocurrencia
singular, cada acto del paciente tiene que tomar en cuenta la resistencia, se constituye
como un compromiso entre las fuerzas cuya meta es la salud y aquellas que las contrarían.
Si se persigue un complejo patógeno desde su subrogación en lo conciente (síntoma) hasta
su raíz en lo inconsciente, enseguida se entrará en una región donde la resistencia se hace
valer con nitidez. En este punto sobreviene la transferencia. Si algo del material del
complejo es apropiado para ser transferido sobre la persona del médico, esta transferencia
se produce y da por resultado la ocurrencia inmediata y se anuncia mediante los indicios de
una resistencia (ejemplo: detención de las ocurrencias).
De esta experiencia inferimos que la idea transferencial ha irrumpido hasta la
conciencia a expensas de todas las posibilidades de ocurrencia, porque presta acatamiento
también a la resistencia. Siempre que uno se aproxima a un complejo patógeno,
primero se adelanta hasta la conciencia la parte del complejo susceptible de ser
transferida y es definida con la máxima tenacidad. Vencida aquella parte, los otros
ingredientes del complejo ofrecen ya pocas dificultades. Estas constelaciones se van
encaminando hacia una situación en que todos los conflictos tienen que liberarse en
definitiva en el terreno de la transferencia
Así, la transferencia se nos aparece siempre en un primer momento sólo como el
arma más poderosa de resistencia, y tenemos derecho a concluir que la intensidad y
tenacidad de aquella son un efecto y una expresión de ésta. El mecanismo de la
transferencia se averigua, sin duda, reconduciéndolo al apronte de la libido que ha
permanecido en posesión de imagos infantiles. Es la única manera del analista de captar los
elementos del conflicto infantil, ya que se repite la neurosis infantil en la transferencia. Se
repite lo reprimido del pasado y se actualiza el conflicto.
No se puede comprender el empleo de la transferencia como resistencia mientras
piense en una transferencia “a secas”. Para entender por qué la transferencia es también
resistencia, Freud separa la transferencia positiva de la negativa. La positiva tiene 2 partes:
- sentimientos amistosos y tiernos (concientes); parte erótica (inconsciente). Estas dos
partes están enlazadas y la tierna se genera a expensas de un debilitamiento de la erótica.
Esta parte positiva erótica, junto con la transferencia negativa, son las que forman la
resistencia en el análisis. La parte tierna de la transferencia positiva es la que lleva al éxito
de la cura.
La transferencia sobre el médico, entonces, sólo resulta apropiada como resistencia
dentro de la cura cuando es una transferencia negativa o una positiva de mociones eróticas
reprimidas. La transferencia erótica y la transferencia hostil son neurosis de transferencia
que es la neurosis infantil que el paciente trae y pone al analista como centro de sus
síntomas. La repetición cae sobre el analista y hay que despegar lo erótico y hostil de la
figura del analista y ligarlo al recuerdo. Cuando nosotros “cancelamos” la transferencia
haciéndola conciente, sólo hacemos desasirse de la persona del médico esos dos
componentes del acto de sentimiento, en cuanto al otro componente susceptible de
conciencia y no chocante, subsiste y es en el psicoanálisis el portador del éxito (favorece la
asociación libre, la parte tierna de la transferencia positiva).
En la pesquisa de la libido extraviada de lo conciente, uno ha penetrado en el ámbito de lo
inconciente. Y las reacciones que uno obtiene hacen salir a la luz muchos caracteres de los
procesos inconscientes, tal como de ellos tenemos noticia por el estudio de los sueños. Las
mociones inconscientes no quieren ser recordadas sino que aspiran a reproducirse en
consonancia con la atemporalidad y la capacidad de alucinación de lo inconciente. Al igual
que en el sueño, el enfermo atribuye condición presente y realidad objetiva a los resultados
del despertar de sus mociones inconcientes, quiere actuar sus pasiones sin atender a la
situación objetiva. El médico quiere constreñirlo a insertar esas mociones de sentimiento en
la trama del tratamiento y en la de su biografía, subordinarlas al abordaje cognitivo y
discernirlas por su valor psíquico. Esta lucha entre intelecto y vida pulsional, entre discernir
y querer actuar, se desenvuelve casi exclusivamente en torno a los fenómenos
transferenciales.
Diferencia del concepto repetición (1914 recordar, repetir…-1920 Más allá del
principio del placer)
La Repetición en 1914, se basa en el texto Repetir, Recordar, Reelaborar. Aquello
que no se puede recordar, se repite en acto; el analista tiene que apuntar su intervención
para que el paciente recuerde, elabore y así tramite lo displacentero. Es decir, el quantum
de afecto que se liga a una representación proviene de otra representación que está
reprimida y está produciendo efectos. Siempre lo que se reprime es una representación,
pero no el afecto ligada a ella, por ende, mediante desplazamiento y condensación se liga a
otra representación pre-conciente para poder devenir conciente. Lo pre-conciente a
diferencia de lo inconciente puede devenir conciente porque no es intenso, es débil. Freud
en esta época todavía no tiene conceptualizada la 2º tópica del aparato, por ende, tampoco
conceptualizó aún la dualidad pulsional Eros y Thánatos.
El dualismo pulsional vigente es el del narcisismo: Pulsiones Yoicas y Pulsiones
Objetales.
En 1919, en el texto Lo Ominoso ya va introduciendo el nuevo dualismo Pulsional y va
dándole forma a la 2º tópica. Allí relata su cambio de posición en relación a los dos tiempos
del trauma que proponía en el caso Emma.
En este texto de 1919 comienza estableciendo que lo traumático irrumpe con una "otra
escena" que se produce como un estallido. En 1921, en Más allá… relaciona ésto con la
Compulsión a la Repetición, aquella carga que no puede ser tramitada y se repite mediante
sueños traumáticos, como en las neurosis de guerra, es energía libre que no logra ligarse a
una representación. Conceptualiza la Comp. a la repetición como la expresión de la Pulsión
de muerte. A raíz de las situaciones traumáticas que enumera en ese texto se pregunta
¿Cómo pude ser que se repita una situación que es displacentera para el aparato? Es ahí
que comienza a postular que hay algo que va más allá del principio del placer, por lo cual
este principio del placer pierde la hegemonía que le daba hasta entonces.
En 1914 todavía este principio rige al Aparato Psíquico, cuya función es mantener el
equilibrio (homeostasis) del Aparato, es decir, ante un aumento de tensión el aparato
(displacer) tiende a disminuirla produciendo una descarga energética (placer),
produciéndose así el principio de constancia.
Repetición 1914 Repetición 1920
Resistencia del yo. Al servicio del principio Resistencia del ello. Repetir vivencias
de placer. Puede ahorrar el displacer, displacenteras. Ni siquiera los produjeron
conseguir la ambición de tal displacer sentimientos pulsionales reprimidos. Lo
llamando al principio de realidad. no tramitado. Inundación del aparato,
Narcisismo, Edipo, castración, represión, perturbación de la economía psíquica.
síntoma. Llego a proceso secundario. Queda abolido el principio de placer.
Síntomas, rasgos de carácter. Hay una Falta de angustia. Sueños traumáticos
satisfacción pulsional ahí. intentando recuperar el dominio. Es una
labor preliminiar; dominar la excitación
independientemente del principio de
placer, ni siquiera lo tiene en cuenta.
Eterno retorno de lo igual. EJ: Descargas
corporales en los pacientes border:
Retorno de lo escindido. No llego a
proceso secundario. Del lado del goce y
de la pulsión de muerte.
Motivos éticos se suman a los técnicos para que el médico se abstenga de consentir
el amor de la enferma. Debe tener en vista su meta: que esta mujer, estorbada en su
capacidad de amar por unas fijaciones infantiles, alcance la libre disposición sobre esa
función de importancia inestimable para ella, pero no la dilapide en la cura, sino que la
tenga aprontada para la vida real cuando después del tratamiento esta se lo demande. Para
el analista queda excluido el ceder; por alto que él tase el amor, tiene que valorar más su
oportunidad de elevar a la paciente sobre un estadio decisivo de su vida. Ella tiene que
aprender de él a vencer el principio de placer, a renunciar a una satisfacción inmediata.
El psicoterapeuta debe así librar una lucha triple: en su interior, contra los poderes que
querrían hacerlo bajar del nivel analítico; fuera del análisis, contra los oponentes que le
impugnan la significatividad de las fuerzas pulsionales sexuales y le prohíben servirse de
ellas en su técnica científica; y en el análisis, contra sus pacientes que luego dejan conocer
la sobrestimación de la vida sexual que los domina, y quieren aprisionar al médico con su
apasionamiento no domeñado socialmente.
El ENCUADRE para Korman varía con cada analizante y con cada etapa del
análisis. Lo mismo va para el analista, cada uno tendrá un estilo propio. El dispositivo
analítico debe adecuarse a ambos. En cuanto a la INTERPRETACIÓN Y LAS VERDADES
SUBJETIVAS, afirma que hay situaciones donde se produce un “shock” frente a lo dicho
que hace que el analizante ya no sea el mismo. En determinado momento del análisis surge
en el campo transferencial un deseo de cambiar la forma de vivir. No es algo consciente que
se pueda buscar sino que aparece repentinamente quizás propiciado por la situación
analítica, fortaleciendo el poder de las interpretaciones.
Se llega a un momento tal de padecimiento psíquico que nace una fuerza que se
opone a la fuerza que encadena repeticiones. Primero hay que sacar al dolor del circuito
masoquista. No se busca el padecer, sino que a partir de ese hecho se despierta ese deseo
de cambiar de vida y el analista debe dirigir la cura de tal manera que el analizado pueda
tomar las decisiones de qué hacer con esa fuerza que surge. A veces son más útiles las
interpretaciones que haga el analizado que las del analista, porque la vida psíquica no está
infantilmente determinada en su totalidad.
En FREUD: Entre los factores que influyen sobre la perspectiva de la cura analítica y la
dificultan tal como lo hacen las resistencias, se encuentran también las peculiaridades del
analista. La contratransferencia sería la influencia del paciente sobre los sentimientos
inconscientes del analista. Hay tres formas posibles de trabajar la contratransferencia:
· Disminuir lo máximo posible las manifestaciones contratransferenciales
mediante el análisis personal del analista
· Utilizar las manifestaciones contratransferenciales pero controladamente (el
inconsciente de uno posee un instrumento para entender el inconsciente de los demás)
· Guiarse para la interpretación por las manifestaciones contratransferenciales
Unidad 4
1) INHIBICION, SINTOMA Y ANGUSTIA - FREUD
A) Modificación de opiniones anteriores
La represión no se consuma en un solo acto, sino que requiere un gasto constante
de energía por la naturaleza continuada de la pulsión. Esa fuerza constante por mantener la
represión es la resistencia, que presupone una contrainvestidura. Esta contrainvestidura se
ve por ejemplo en el neurótico obsesivo como rasgos de carácter, y en la histeria a los
modos de relacionarse. La moción pulsional reprimida puede reactivarse, desde adentro por
un refuerzo de la pulsión, o desde afuera por la percepción del objeto de la pulsión.
La resistencia que se verifica en la cura parte del Yo, que reafirma las
contrainvestiduras contra aquello inconciliable. Como se relaciona con lo reprimido, es
inconsciente esta resistencia, y se busca en el análisis hacerla conciente para que se
abandone, por un método menos nocivo. Este proceso se llama reelaboración, es la fase de
resignación de las resistencias. Una vez superada esta resistencia, queda la compulsión de
repetición. Esta resistencia parte del Ello.
Resistencias:
-Del Yo: 1. Resistencia de represión.; 2. Resistencia de transferencia: repetición en
acto de lo reprimido a través de la transferencia con el analista; 3. La ganancia de la
enfermedad. Integración del síntoma en el Yo
- Del Ello: 1. Compulsión a la repetición.
- Del Súper-YO: 1. Conciencia de culpa o necesidad de castigo.
En 1920 Freud escribe “Más Allá..” en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, en el cual
la mayoría de los pensadores de la época se preguntaban por qué el hombre se destruye a
sí mismo. Freud introduce el concepto de PULSIÓN DE MUERTE, que alude a lo NO
LIGADO (e imposible de ligar), a algo que va más allá del P de P. Si bien cae la hegemonía
de este principio, este no desaparece ni se sustituye, sólo se incorpora algo que va más allá
de él.
Freud utiliza 2 referentes clínicos para ejemplificar el más allá del P de P:
A) Sueños traumáticos en las N. Traumáticas: Freud distingue dos condiciones de la
neurosis traumática:
- El centro de gravedad para causación parece situarse en el factor sorpresa que genera
afecto de TERROR.
- Un simultáneo daño físico contrarresta la producción de neurosis (la herida física
simultánea ligaría el exceso de excitación al reclamar una sobreinvestidura narcisista del
órgano dañado)
En este punto Freud hace una distinción entre terror, miedo y angustia. El TERROR se
caracteriza por el factor sorpresa (estado en que se cae cuando se corre un peligro sin estar
preparado); el MIEDO, está ligado a un objeto determinado e implica cierta expectativa de lo
que podría ocurrir. En la ANGUSTIA hay un estado de expectativa constante, pero a
diferencia del miedo el objeto es desconocido. La angustia es una forma de protegerse
contra el terror. El terror tiene por condición la falta de apronte angustiado. Esto último
conlleva la contrainvestidura de los sistemas que reciben último el estímulo; el apronte
angustiado constituye la última trinchera de la protección antiestímulo. En ISA Freud
redefine estos conceptos como “angustia señal” (corresponde al apronte angustiado, implica
la puesta en marcha de la defensa) y “angustia automática” (corresponde al terror, aparece
como una neoproducción automática e involuntaria de la angustia).
Freud pone especial énfasis a los sueños de la neurosis traumática. Estos reconducen al
enfermo una y otra vez a la situación de su trauma, de la cual se despierta con renovado
terror, el enfermo está fijado psíquicamente al trauma. Freud se pregunta cómo concilia ésto
con el P de P, se pregunta acerca de “enigmáticas tendencias masoquistas del yo”. Los
sueños de las neurosis traumáticas llevan a Freud a repensar su teoría de los sueños: él
había planteado que la fuerza impulsora del sueño era un deseo por cumplir. Si en la
neurosis traumática los sueños reconducen tan regularmente al enfermo a la situación en la
que sufrió el accidente, es palmario que no están al servicio del cumplimiento de deseo. La
fijación inconciente al trauma impide la función del sueño: el dormir vuelve activa la pulsión
aflorante de la fijación traumática. Estos sueños buscan recuperar el dominio sobre el
estímulo por medio de un desarrollo de angustia cuya omisión causó el trauma. Esta
función del aparato psíquico es independiente del P de P y parece más originaria que
el propósito de ganar placer y evitar displacer.
Los sueños de la Ns. Traumática entonces ya no pueden verse como cumplimiento de
deseo, sino que obedecen a la compulsión de repetición que se desarrolla en interés de la
ligazón psíquica de impresiones traumáticas.
B) JUEGO INFANTIL: Freud describe un juego que el niño realiza cuando la madre se
ausenta: Fort- Da (se fue, acá está). Distingue dos momentos de este juego: cuando el
juego es completo (fort-da) y cuando el juego es incompleto (fort) Cuando el juego es
completo está regulado por el P de P y el niño encuentra placer en él: el niño trueca la
pasividad del vivenciar por la actividad del jugar, juega a la partida de la madre porque era
la condición previa de la gozosa reaparición, la cual tendría el genuino propósito del juego.
El juego Fort-Da entonces escenifica la partida y el regresar de la madre.
En cuanto al juego incompleto (Fort, el niño juega sólo a que la madre se va pero no vuelve)
Freud se pregunta cómo puede ser que el niño repita las más de las veces algo que le
causa tanto displacer, como lo es la partida de su madre, se pregunta si puede el drang
pulsional exteriorizarse de una manera primaria e independiente del P de P. Este esfuerzo
que no consigna directamente con el P de P es que llevó al niño a repetir en el juego una
impresión desagradable. La repetición iba conectada de una ganancia de placer de otra
índole, pero directa. Freud llega a la conclusión de que este modo incompleto del juego
Fort-Da se relaciona con la constitución del sujeto, con el pasaje entre los momentos en que
el niño es objeto de una presencia (cuando la madre se ausenta el niño “deja de existir” ya
que no cuenta con una aparato psíquico que funcione en ausencia) y los momentos en que
el niño se reconoce como un yo que existe fuera de la madre y aún en ausencia de ella.
Momento fundante del aparato psíquico: inscripción del par significante presencia-
ausencia, principio elemental de la existencia de la representación (y por lo tanto del
lenguaje). Entonces, el niño escenifica esto displacentero para elaborarlo psíquicamente,
apara ligarlo. Hay que elaborar psíquicamente lo que impresiona. A este hecho real, de
alejamiento de la madre, necesita inscribirlo para luego poder operar con él. Necesita
hacerlo entrar en otro registro, de lo simbólico, para luego operar sobre él con las leyes del
proceso primario
A partir de esto FREUD DIFERENCIA LA REPETICIÓN EN ACTO DE LO REPRIMIDO, DE
LA COMPULSIÓN DE REPETICIÓN DE LO NO LIGADO E IMPOSIBLE DE LIGAR (en la
cual no se repite una representación).
El enfermo puede no recordar todo lo que hay en él reprimido, acaso justamente lo más
importante, lo esencial. Se ve forzado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez
de recordarlo en calidad de fragmento del pasado. Esta reproducción que emerge con
fidelidad no deseada, tiene siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil, y
por tanto, del Complejo de Edipo y sus ramificaciones; y regularmente se escenifica en el
terreno de la transferencia. Cuando en el tratamiento se ha llegado a este punto, puede
decirse que la neurosis anterior ha sido sustituida por una nueva, una neurosis de
transferencia. Para hallar más inteligible esta compulsión a la repetición de lo reprimido
Freud aclara que las resistencias no provienen de lo ICC, lo reprimido, lo ICC no ofrece
resistencia alguna a la cura, no aspira a otra cosa que a irrumpir hasta la CCIA. Aparece
aquí una primera aproximación a la segunda tópica: Freud no opone más lo CC y lo ICC,
sino el YO COHERENTE y lo REPRIMIDO, argumentando que también en el interior del yo
hay mucho de ICC. La resistencia del yo conciente y preconciente está al servicio del P de
P: quiere ahorrar el displacer que generaría la liberación de lo reprimido. Lo que la
compulsión de repetición devuelve en estos casos las más de las veces es displacentero,
sin embargo no contradice al P de P: es displacer para un sistema y placer para otro.
Sin embargo, muchas veces la compulsión de repetición devuelve también vivencias
pasadas que no contienen posibilidad alguna de placer, que tampoco en aquel momento
pudieron ser satisfactorias. Se trata de la acción de pulsiones que estaban destinadas a
conducir a la satisfacción, pero ya en aquel momento no la produjeron, sino que conllevaron
únicamente displacer. Se la repite, a pesar de todo, una compulsión esfuerza a ello. Esta
repetición equivale a convocar un fragmento de la vida real que no terminó de ligarse a una
representación.
Esta misma compulsión a la repetición se exterioriza en algunas personas a modo de un
“destino que los persigue”. Se conoce individuos en quienes toda relación humana lleva a
idéntico desenlace, muchas veces las personas parecen vivenciar pasivamente algo
sustraído a su poder por lo cual vivencian una y otra vez la repetición del mismo destino.
En vista de estas observaciones Freud supone que EN LA VIDA ANÍMICA EXISTE UNA
COMPULSIÓN DE REPETICIÓN QUE SE INSTAURA MÁS ALLÁ DEL P DE P, QUE ES
MÁS ORIGINARIA, MÁS ELEMENTAL Y MÁS PULSIONAL QUE ESTE, QUE SE
DESARROLLA EN INTERÉS DE LA LGAZÓN PSÍQUICA DE IMPRESIONES
TRAUMÁTICAS NO LIGADAS QUE SE ENCUENTRAN POR FUERA DEL CAMPO DE
LAS REPRESENTACIONES. Cuando Freud dice MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DE
PLACER, está diciendo más allá del proceso primario, más allá de las formaciones del
icc, más allá de la realización de deseos, más allá de lo simbólico. Lo Real.
Segunda tópica
En la primera tópica Freud piensa al aparato psíquico como un instrumento compuesto por
sistemas de representaciones: ICC-PRCC-CC. Esta primera tópica estaba destinada a
explicar la eficacia del tratamiento analítico en el abordaje de los síntomas neuróticos y su
relación con el deseo icc. Esta primera tópica le plantea a Freud dificultades, porque la
oposición cc-icc no alcanza para dar cuenta de las vicisitudes del conflicto psíquico
planteado a partir de la oposición pulsión de vida-pulsión de muerte.
En “El yo y el ello” Freud formula la segunda tópica, una nueva ordenación
metapsicológica que no supera ni invalida la primera, destinada a explicar y abordar los
obstáculos que evidencian el accionar de resistencias que no provienen de lo reprimido,
y están asociadas a una satisfacción pulsional que excede el marco del Principio de
Placer.
ELLO: es el reservorio de las pulsiones, la parte primitiva, desorganizada e innata del
aparato psíquico; cuyo único propósito es la satisfacción inmediata de las tensiones
generadas por las pulsiones primitivas, ya que está regulada por el P de P y desconoce las
demandas de la realidad. El ello se comporta como ICC, pero no es sinónimo de ICC,
también las otras dos instancias tienen amplios sectores no asequibles a la CCIA. El ello
contiene tanto lo ICC reprimido como lo ICC no reprimido, un “otro cuantitativo-cualitativo”
(energía no ligada a representaciones) al cual la función de síntesis del yo no alcanza a
ligar. Los contenidos no ligados del ello constituyen algo externo al campo de las
representaciones, dentro del aparato psíquico. Este otro cuantitativo-cualitativo puede
desplegar fuerzas pulsionantes sin que el yo note la compulsión; es el responsable de la
necesidad de reelaboración que es la fuerza que empuja a la compulsión de repetición de lo
imposible de ligar.
YO: fue definido en un primer momento como una masa homogénea de representaciones;
más tarde el yo del narcisismo fue definido como una imagen homogénea. En la segunda
tópica se trata de un yo alterado, agujereado, escindido por un elemento heterogéneo a la
masa de representaciones (ello). El yo es la parte del ello alterada por la influencia directa
del mundo exterior, con mediación de P-CC (que constituye su núcleo). Se empeña en
hacer valer sobre ello el influjo del mundo exterior, así como sus propósitos propios; se
afana por reemplazar el P de P (que rige en el ello), por el P de realidad. Para el yo la
percepción cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión. El yo es el
representante de la prudencia y la razón, el ello de las pasiones. Además del influjo del
sistema P, otro factor parece ejercer una acción eficaz en la génesis del yo y su separación
del ello. El cuerpo propio, y sobre todo su superficie es un sitio del que pueden partir
percepciones internas y externas. Es visto como un objeto otro, pero proporciona al tacto
dos clase de sensaciones, una de las cuales puede equivaler a una percepción interna. El
yo es sobre todo ESCENCIA CUERPO, no sólo es una esencia superficie, sino, él mismo la
proyección de una superficie.
SUPERYO: Puede ubicarse su antecedente en los diques psíquicos. El SY ubica su génesis
en la represión del complejo de Edipo. Como consecuencia de la resignación de las metas
sexuales de las aspiraciones libidinosas parentales se ve reforzada la identificación primaria
con el padre, que Freud ubica como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva
con otra persona. Esta identificación no se agota en la advertencia “Así como el padre
debes ser”, sino que también impone la prohibición “Así como el padre no te es lícito ser: no
pueden hacer todo lo que él hace, algunas cosas le están reservadas”. El SYO de esta
manera es heredero de las cargas libidinosas de las primeras elecciones del ello, y al
mismo tiempo constituye una enérgica formación reactiva frente a ellas. Del SYO brota la
necesidad de castigo, que se opone a todo éxito y por tanto, a la cura mediante análisis. El
SYO sabe de las mociones pulsionales presentes en el ello y culpa al yo, impulsándolo
muchas veces a la neurosis como castigo. El SYO es imposible de satisfacer:
paradójicamente con cada renuncia pulsional aumenta su intolerancia, el sadismo del SYO
es correlativo al masoquismo del yo (masoquismo moral). La desexualización de la meta
pulsional ocurrida en la génesis del SYO hace que éste apunte a la desmezcla, a la
fragmentación: es puro cultivo de pulsión de muerte. A menudo el SYO logra impulsar al yo
a la muerte, cuando el yo no consiguió defenderse mediante el vuelco a la manía.
Superyó:
Premisas que constituyen la base para la génesis del SYO:
ü Es el heredero del Complejo de Edipo y se constituye por una identificación con el
arquetipo paterno. Esta identificación tiene el carácter de una desexualización, y a raíz
de tal trasposición se produce también una desmezcla de pulsiones (de esta extrae el
sesgo duro y cruel del deber-ser). El SYO debe su particular posición dentro del yo a
estar constituido por una identificación inicial, que se comportará como una instancia
particular dentro del yo, cuando el yo era todavía endeble. Es de destacar que parte del
sentimiento de culpa tiene que ser icc, porque la génesis de la conciencia moral se
enlaza de manera íntima con el complejo de Edipo, que pertenece al inconciente.
Mediante su institución, el yo se apodera del C de Edipo y, simultáneamente se somete
él mismo al Ello.
ü Prolongada dependencia del ser humano y desvalimiento durante la infancia: El
SYO es el monumento recordatorio de la endeblez y dependencia en que el yo se
encontró en el pasado, y mantiene su imperio aun sobre el yo maduro. Así como el niño
estaba compelido a obedecer a sus progenitores, de la misma manera el yo se somete
al imperativo categórico de su SYO. Por lo tanto, el SYO conserva a lo largo de la vida
su carácter de origen: la facultad de contraponerse al yo y dominarlo
El Superyo no es simplemente un residuo de las primeras elecciones de objeto del Ello,
sino una enérgica formación reactiva contra ellas mismas. Por eso, el SYO mantiene
duradera afinidad con el ello, y puede subrogarlo frente al yo. Se sumerge profundamente
en el ello, en razón de lo cual está más distanciado de la conciencia que el yo.
La energía de carga del SYO es aportada de las fuentes del Ello (que es amoral, el Yo se
esfuerza por ser moral y el Superyó puede ser hipermoral).
Su relación con el Yo no se limita a la advertencia “así (como el padre) debes ser”, sino que
comprende también la prohibición: “así (como el padre) no debes ser, no debes hacer todo
lo que él hace, pues hay algo que le está exclusivamente reservado”.
Cuanto mayor fue la intensidad del Complejo de Edipo y la rapidez de su represión,
más severamente reinará después sobre el Yo como conciencia moral o como
Sentimiento Inconsciente de Culpa.
La angustia de la cc moral puede ser concebida como un procesamiento de la angustia de
castración, que es el núcleo en torno del cual se depositó la posterior angustia de la cc
moral. El superyó subroga la misma función protectora y salvadora que al comienzo recayó
sobre el padre, y después sobre la Providencia o el Destino. El yo no puede menos que
extraer la misma conclusión cuando se encuentra en un peligro objetivo desmedidamente
grande, que no cree poder vencer con sus propias fuerzas. Esta situación sigue siendo la
misma que estuvo en la base del primer gran estado la angustia infantil de añoranza: la
separación de la madre protectora, la pérdida del amor.
Masoquismo erógeno y primario: Base de las otras dos formas de masoquismo, con
componentes biológicos y constitucionales. La libido se encuentra con la pulsión de muerte
y su tarea es volver inocua esta pulsión. Lo que hace es desviarla hacia fuera, hacia objetos
del mundo exterior como pulsión de apoderamiento, esto lo hace con ayuda de la
musculatura. Una parte es puesta al servicio de la función sexual, es el sadismo
propiamente dicho. Otro sector no obedece al traslado hacia afuera, se queda en el interior
del cuerpo y es ligado libidinosamente. Eso es masoquismo erógeno. Hay mezcla de
pulsión de vida y muerte a una desmezcla de pulsiones puede corresponderle una
desmezcla. La pulsión de muerte actuante en el interior del organismo es masoquismo
erógeno.
Masoquismo Femenino: Freud lo encuentra en el varón, el masoquismo femenino pone a
estos hombres en un lugar ligado a la feminidad. Tiene formas clínicas diversas desde el
origen con fantasías como ser castrado, ser poseído sexualmente o parir. El contenido
manifiesto de las fantasías tiene que ver con ser maltratado, amordazado, atado, etc.
Masoquismo Moral: Parece haber aflojado sus nexos con lo sexual. Todo padecer
masoquista tiene por condición la de partir de la persona amada, en este, el padecer es lo
que importa, no interesa que lo inflija la persona amada o una indiferente.
La forma más extrema es la Reacción terapéutica negativa: Sentimiento inconciente de
culpa, esto lo modifica luego a necesidad de castigo por un poder parental. (Lo modifica
porque es incorrecta ya que no esta bien llamar inconciente a los sentimientos).
El súper-yo es producto de una desexualizacion de los padres que deviene identificación.
En el masoquismo moral, la moral es resexualizada, se resexualiza el complejo de Edipo,
porque el deseo de ser castigado por determinado poder parental desfigurado, es el deseo
de ser poseído por el padre.
En el masoquismo moral la conciencia moral nació por la superación del complejo de
Edipo.
La pulsión de muerte en el súper-yo provoca sadismo en el yo, en el yo produce
masoquismo. A un yo que quiere castigo le corresponde un súper-yo que quiere castigar.
La satisfacción esta en el padecer, mejor llamado goce mas que satisfacción. El
masoquismo del yo es mudo, no se sabe nada de eso. El masoquismo del yo es mas grave
que el sadismo del súper-yo.
Unidad 5
Neurosis
1) EL USO DE LA INTERPRETACION DE LOS SUEÑOS EN EL PSICOANALISIS -
FREUD
Unidad 6
1) ANALISIS TERMINABLE E INTERMINABLE - FREUD
La terapia psicoanalítica es un largo trabajo, por eso desde el comienzo se hicieron intentos
de abreviar la duración del análisis:
Otto Rank suponía que el acto de nacimiento era la genuina fuente de la neurosis y que
mediante el tratamiento analítico de ese trauma primordial eliminaría las neurosis
integralmente en pocos meses.
Freud hace algunas advertencias con respecto a la fijación de un plazo:
- Es eficaz sólo bajo la premisa de que se adopte en el momento justo
- No puede dar garantía de una tramitación completa de la tarea
- No se puede extender el plazo una vez que se lo fijó, de lo contrario el paciente no daría
crédito a la continuación
¿Cuándo se considera terminado un análisis?
A) El análisis se ha terminado cuando el analista y el paciente ya no se encuentran en la
sesión de análisis y esto ocurrirá cuando estén cumplidas dos condiciones:
1- Que el paciente ya no padezca a causa de sus síntomas y haya superado sus angustias
e inhibiciones
2- Que el analista haya hecho conciente lo reprimido, esclarecido lo incomprensible y
eliminado las resistencias
B) El otro significado que se le puede dar al “término” del análisis supone que la influencia
sobre el paciente haya sido tal que no sea esperable ninguna alteración ulterior,
alcanzándose un nivel de normalidad psíquica absoluta y contar con la capacidad de
mantenerse estable.
Para entender los alcances de este segundo significado, es necesario tener en cuenta que
la etiología de todas las perturbaciones es mixta: o se trata de mociones pulsionales
hiperintensas que el Yo no puede dominar, o del efecto de unos traumas tempranos. Sólo
en el caso con predominio traumático se puede hablar de un análisis terminado
definitivamente (se sustituye la decisión deficiente que viene de la edad temprana por una
tramitación correcta).
¿Cuáles son los factores decisivos para el éxito o fracaso del tratamiento psicoanalítico?
La prolongación de la duración del análisis hasta lo inconcluible se debe a:
1) Intensidad constitutiva de las pulsiones
2) Alteración perjudicial del Yo (adquirida en la lucha defensiva).
3) Influencia de los traumas (factor accidental): por el refuerzo del yo del paciente, se
logra sustituir por una solución correcta la inadecuada hecha en la primera época de la vida.
Se puede hablar de un análisis terminado.
El primer factor y el segundo son los factores perjudiciales para la eficacia de un análisis y
pueden hacer su duración interminable.
2) Alteración perjudicial del Yo: la situación analítica consiste en que nos aliamos con el
yo de la persona sometida al tratamiento, con el fin de dominar partes de su ello que se
hallan incontroladas (es decir, incluirlas en la síntesis del yo), para hacer tal pacto dicho yo
tiene que ser normal (excluye Psicosis). ¿Las modalidades y los grados de alteración del Yo
son originarios o adquiridos? Si se los ha adquirido fue en el curso de las primeras etapas
de la vida: Desde el comienzo el Yo debe cumplir con su tarea de mediar entre su Ello y el
mundo exterior al servicio del Principio de Placer, y proteger al Ello de los peligros del
mundo exterior. También el yo aprende a adoptar una actitud defensiva hacia su propio ello
y a tratar las demandas pulsionales como peligros externos (su satisf. llevaría a conflictos
con el mundo exterior). Durante esta lucha, el Yo se vale de distintos procedimientos para
realizar su tarea (evitar el peligro, angustia y displacer) que se denominan “Mecanismos de
Defensa”.
Los Mecanismos de Defensa sirven al propósito de apartar peligros. Durante el desarrollo el
Yo no puede renunciar completamente a ellos, pero también estos pueden convertirse en
peligros. Pueden suponer un gasto energético considerable para la economía psíquica y
restricciones al yo. Cada persona emplea cierta selección de ellos, pero estos se fijan en el
interior del Yo, devienen unos modos regulares de reacción de carácter, que durante toda
la vida se repiten tan pronto como retorna una situación parecida a la originaria. El yo del
adulto reacciona de igual manera que antaño, defendiéndose de peligros que ya no existen
en la realidad.
¿Cómo influyen estas alteraciones del yo sobre los empeños terapéuticos?
El analizado repite tales modos de reacción aún durante el trabajo analítico, solo por este
camino se los puede conocer. Los Mecanismos de Defensa, icc retornan en la cura
como Resistencias al reestablecimiento. Estas resistencias pertenecientes al yo son icc,
y se hallan aisladas dentro de él. La cura es tratada por el Yo como un peligro nuevo, en la
cura el yo se aferra a sus antiguas. Los Mecanismos de Defensa son Resistencias no sólo
contra el hacer conciente el contenido del Ello, sino también contra el análisis en general. Al
efecto producido en el Yo por las defensas se lo designa Alteración del Yo.
Durante el tratamiento el trabajo terapéutico oscila como un péndulo entre un
fragmento de análisis del ello y otro del análisis del yo; se necesita hacer consciente
algo del ello y también colegir algo del yo. Esto es necesario, porque durante el trabajo
sobre las resistencias, el yo abandona el acuerdo sobre el que se basa la situación
analítica, cesa de apoyar los esfuerzos para descubrir el ello, desobedece la regla
fundamental y no permite que emerja nada de lo reprimido. El resultado del tto depende de
la fuerza y de la profundidad de esas resistencias, que dan lugar a una alteración del yo (de
nuevo el factor cuantitativo), el análisis solo puede disponer de cantidades de energía
definidad y limitadas que hay de medirse con las fuerzas hostiles.
Agrega también que no se puede rechazar la existencia de alteraciones del yo que son
originarias, congénitas. Se han hallado Resistencias que parecen depender de
constelaciones fundamentales dentro del aparato psíquico.
-Personas que tienen una particular viscosidad/adhesividad de la libido, es decir, no pueden
desasirse de investiduras libidinales de un objeto y desplazarla a otro objeto nuevo
- Uno puede toparse también con el caso contrario. La libido aparece dotada de una
especial movilidad. Entra con rapidez en las investiduras nuevas, propuestas por el análisis,
y resigna a cambio las anteriores. Los resultados en este grupo son muy lábiles.
- Agotamiento de la plasticidad, de la capacidad para variar y para seguir desarrollándose.
- La Reacción Terapéutica Negativa (RTN), fenómenos del masoquismo y la Cc de
Culpa ponen en evidencia la presencia, en la vida anímica, de la pulsión de agresión, de
destrucción, de muerte, que es una parte constitucional del aparato anímico. En estos caso,
durante el trabajo analítico se tiene la impresión de una fuerza que se defiende por todos los
medios de la curación y se aferra a la enfermedad y al sufrimiento. Parte de esta fuerza es
reconocida como sentimiento de culpa y necesidad de castigo, localizada en la relación del
yo con el SYO.
Ferenzi consideraba que el análisis no es un proceso sin término, sino que puede ser
llevado a un cierre natural, si el analista tiene la paciencia y pericia debida. Sostenía que era
decisivo para el éxito, que el analista haya aprendido bastante de sus propios errores y
cobrado imperio sobre los puntos débiles de su personalidad.
Para Freud, no sólo la complejidad yoica, sino también las peculiaridades del analista
influyen sobre la cura analítica y la dificultan tal como lo hacen las Resistencias.
Para Freud, la terminación de un análisis es un asunto práctico: el análisis debe
crear las condiciones psíquicas más favorables para las funciones del Yo. Con ello
quedaría tramitada la tarea.
En todo análisis hay dos temas que se destacan y dan guerra al analista. Los dos
temas están ligados a la diferencia entre los sexos:
- La envidia del pene en la mujer
- La revuelta contra la actitud pasiva o femenina en el hombre (protesta masculina, es
decir Angustia de Castración)
En el varón, la masculinidad aparece desde el comienzo mismo y es acorde con el Yo; la
actitud pasiva, puesto que presupone la castración, es enérgicamente reprimida.
También en la mujer el querer alcanzar la masculinidad es acorde con el Yo en cierta
época, a saber, en la fase fálica (antes del desarrollo hacia la feminidad). Luego del
insaciable deseo del pene, devendrán el deseo del hijo varón, portador del pene.
Hallaremos que el deseo de masculinidad se ha conservado en lo Inconsciente y despliega
desde la represión sus efectos perturbadores.
Ferenzi planteaba que sólo un análisis era exitoso si se lograba dominar esos dos
complejos. Freud, en cambio, sostenía que es difícil decir si se ha logrado dominar estos
factores y cuando se lo ha logrado. El analista debe consolarse con la seguridad de haber
ofrecido al analizado toda la incitación posible para reexaminar y rever su actitud frente al
complejo. Deseo del pene y protesta masculina, llegada a la roca de base y término de
la actividad analítica.
2) CONSIDERACIONES SOBRE EL FINAL DE ANALISIS - KORMAN
La operación analítica produce la metamorfosis de la neurosis inicial que conduce a la
neurosis de salida: al “Temple Analítico”. Korman propone este nombre para caracterizar
a la neurosis de fin de análisis.
La expresión “Neurosis al Temple Analítico” propone nominar un estado peculiar de la
psiquis que surge como producto de una tarea psicoanalítica efectiva.
El fin de análisis sigue siendo una neurosis, aunque ahora analizada. Neuróticos no
dejamos ser nunca.
Korman elige una serie de ítems para dar cuenta de lo que acontece en el período
medio del análisis y que permite vislumbrar las transformaciones subjetivas que van
aconteciendo, y que hacen posible la neurosis de salida. Ellos son:
1) Síntomas: Suelen ser los determinantes iniciales de la demanda inicial y, aunque se
trabaje sobre ellos hasta en las últimas sesiones, en los períodos finales del análisis al
analizante se le impone la tarea de hacer algo con los síntomas que persisten. El humor y
la ironía suelen ser de ayuda para esto. No es poca cosa que el analizante se descubra
viviendo mejor al haber cambiado unos síntomas insufribles por otros más tolerables.
2) Fantasma: Lo que genera una modificación psíquica en el analizante no sólo es el
conocimiento del argumento básico del fantasma, a ello se debe agregar un cambio en la
posición subjetiva en el fantasma, un mayor libre juego en la escena fantasmática. Uno de
los efectos del análisis sería un relajamiento de la fijeza del fantasma. El analizante puede
dejar de estar capturado, sometido y obligado a actuar por el fantasma, siempre de la
misma manera.
3) El trabajo en torno a las identificaciones: Los efectos del análisis sobre la trama
identificatoria consiste en una reorganización de la misma como producto del
desprendimiento de los aspectos alienantes de algunas identificaciones y de haber logrado
establecer nuevas relaciones intrapsíquicas con los rasgos y detalles de los objetos hechos
propios.
No hay renacimiento del sujeto, sino una recomposición del mosaico identificatorio.
Korman se refiere a la clínica de las identificaciones sintetizando la tarea sobre la misma por
medio de un neologismo: “Siniestrar”. Siniestrar es hacer que lo propio comience a devenir
extraño.
Las identificaciones narcisísticas se caracterizan por la soldadura del Yo al objeto de
identificación. La operación analítica hace posible la separación de este objeto incorporado
con el que se sostenía ese vínculo narcisista. Esta labor suele tener efectos desalienantes,
se va creando un espacio para nuevas ópticas, se va armando otro andamiaje simbólico
que da al sujeto una consistencia distinta. Se elabora, se escribe una historia con
elementos que recién ahora empiezan a surgir.
4) El Ideal de Yo y el tener proyectos: Aproximándose al fin de análisis parte de la
energía robada por la neurosis de transferencia comienza a estar más disponible para
empresas y proyectos personales. Se está elaborando silenciosamente el duelo del fin de
análisis. Lo esencial de todo trabajo de duelo (el retiro de catexias para dedicarlas a otros
objetos) ya está en marcha.
5) Transformación de las instancias narcisistas en el registro de la castración: La
idealización es un proceso subjetivo que produce una sobrevaloración del objeto. Sostiene
a otro omnipotente, todopoderoso, no castrado. Reconocer al Otro sería aceptar la propia
castración, sería dejar de buscar culpables externos. No se trata de una abolición de los
ideales, sino de un pasaje de ellos por el registro de la castración. Estos movimientos
implican duelos importantes, ídolos caídos, incluido el analista.
Dos aspectos polares marcan el pasaje del narcisismo por la castración simbólica, son: el
humor (reírse de uno mismo y de los demás, dejar que los demás se rían de uno mismo) y
la muerte (el tener conciencia de la muerte nos aporta una nueva visión de la vida, la
modifica, la amplía).
6) Sublimación: En los períodos de terminación del tratamiento se produce un aumento de
la capacidad de sublimar.
7) Superyó: Las relaciones imaginarias del Superyó (esas figuras severas, persecutorias y
cargadas de autoridad) van adquiriendo rostros más benévolos, más permisivos. Se abre
la posibilidad de actuar sin tanta necesidad de aprobación ajena. La culpa cede y puede ser
reemplazada por la responsabilización de los actos.
8) Relación con el tiempo: El pasado resignificado se aligera y pierde su carácter de
pesada carga. Puede entonces pasar de la Represión al olvido. Simultáneamente la
dimensión del futuro queda abierta. Se percibe la diferencia entre luchas contra el tiempo y
dejarse llevar por él, acompañándolo. Se rompe en parte el querer dominarlo. Suele haber
una mejor relación del sujeto con la soledad.
Definición de Temple analítico: nombre que da a la neurosis de fin de análisis. Los efectos
del psicoanálisis en un sujeto puede expresarse sintéticamente como el movimiento que
transforma la neurosis inicial (con la que vino el analizante) en “Neurosis al Temple
Analítico”. Con esta expresión pretende nominar un estado peculiar de la psique, que surge
como producto de una tarea psicoanalítica efectiva, exitosa. Expresión que intenta reflejar la
configuración de la subjetividad y de la dinámica psíquica en los finales de análisis, que se
espera que pueda conservarse de manera duradera aunque contempla la idea de una
oscilación, de variación, de sufrir modulaciones (caracteres también válidos para las
adquisiciones del proceso analítico). Esta expresión tiene la ventaja de subrayar que el
producto del fin de análisis sigue siendo una neurosis, aunque sea una neurosis analizada.
Supone remarcar que de la escisión que nos hace sujetos no es posible curarnos, sino que
al contrario, después del análisis se la percibe más claramente.
La idea de Metamorfosis de la Neurosis implica que lo terapéutico, es decir la
modificación favorable de los sufrimientos ligados a los síntomas, es consecutiva a la
transformación global de la dinámica psíquica del analizante. Por el largo rodeo de la
conmoción del sujeto es que lo terapéutico se alcanza.
PSICOTERAPIAS PSICOANALISIS