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CAPÍTULO XII
TRABAJAR FIEL Y DEVOTAMENTE
El siguiente texto, en el cual se basa el autor es tomado del capítulo 5 de la Regla bulada, el
cual nos expone el tema del trabajo siguiendo dentro del sentido de la pobreza; sobre este
tema se encuentra su paralelo en el capítulo 7 de la Regla no bulada. Para un mejor análisis
el autor dispone dividir este capítulo en dos segmentos: A) Criterios fundamentales sobre el
trabajo y B) Criterios sobre la remuneración del trabajo.
El sujeto en una primera instancia podemos observar que los destinatarios no son todos los
hermanos sino tal solo una parte, que son aquellos que tienen la gracia de trabajar; aquí
podemos observar un sentido teológico que la Regla da al trabajo, concibiéndola como un
don que el Señor sólo da a algunos. 1 A pesar de esto la voluntad de Francisco es que todos
los hermanos trabajen, en este caso se refiere al trabajo manual; de la misma manera para el
Santo el verbo “trabajar” va acompañado de “servir” rescatando su carácter evangélico, que
tiene su mayor realce en los dos adverbios “fiel y devotamente” dándole así un sentido de
adhesión a la voluntad de Dios.
La finalidad del trabajo consistía en el concepto monástico del trabajo que combate la
ociosidad como enemiga del alma, permitiendo lo más importante que “no apaguen el
espíritu de la santa oración y devoción, al cual las demás cosas deben servir”; teniendo
claro que la oratio es el dialogo que el hermano establece con Dios y el devote indica la
consagración total al Señor; esto nos pone frente a las más importantes prioridades de
Francisco de Asís2. El espíritu de la oración es una actitud fundamental y permanente del
hermano que va más allá de los momentos dedicados a ella (en el trabajo) y que lo
mantiene vigilante para no apartar de la mente ni del corazón la presencia del Señor 3; de
la misma manera en la carta al hermano Antonio, donde el estudio se llega a concebir como
un trabajo, Francisco exhorta a no dejar perder el “espíritu de la santa oración y devoción.”
Francisco no se refiere a un sueldo, sino a una recompensa que vaya acorde al don de la
gracia, es la donación que recibe los hermanos “como corresponde a siervos de Dios”; 4 de
todas maneras el trabajo aparece como una fuente de subsistencia. Frente al salario que
reciben los hermanos en el trabajo, no es para ellos, sino para todos los hermanos, puesto
que éste debe realizarse dentro de un espíritu fraterno, es decir, quien trabaja lo hace en
nombre de los hermanos.
En la parte final de este segmento se retorna al sentido teológico, estos frente al concepto
de minoridad, como lo es el “servicio” frente a Dios, al hombre y al mundo, que indican
que los bienes de la creación, son regalo de Dios, y el hermano menor debe recibirlos con
agrado y sin sentido de pertenencia. En este segmento observamos dos elementos del
carisma de Francisco, el trabajo debe hacerse con espíritu de fraternidad (“para sí y sus
hermanos”) y en minoridad (“humildemente”) como conviene a los siervos de Dios.5
El trabajo es un valor natural del carisma, es imposible dejarlo a un lado y seguir siendo
hermanos menores, por esto el autor expone que valdría la pena recuperar el sentido de
gratuidad, y para esto pone el ejemplo del voluntariado. Para concluir es importante
recordar que cual sea el trabajo, se trabaja en nombre de la fraternidad, pues es ella la que
establece el tipo de trabajo que los hermanos realizan. 6
4
Ibíd., pág. 184.
5
Ibíd., pág. 187.
6
Ibíd., pág. 189.